Apuntes para la definición de la modificación de conducta como un

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La psicología de la conducta ha tratado de explicar y predecir el
comportamiento, en especial, el comportamiento humano. Como hemos
visto en el breve análisis histórico, la modificación de conducta nace como
disciplina aplicada en contextos muy diferentes en América y Europa pero,
finalmente, se sintetiza, finalmente, en el análisis funcional del
comportamiento de una persona y unos procedimientos de cambio de
comportamiento basados, fundamentalmente, en el condicionamiento y
dirigidos a lo que las personas KDFHQ aunque también a lo que GLFHQ e
incluso van dirigidos, en ocasiones, al cambio de algunas repuestas
psicofisiológicas (ELRIHHGEDFN).
Durante algún tiempo, el término modificación de conducta se ha
utilizado para referirse a todas las aplicaciones de la psicología de la
conducta cuyo objetivo fuera cambiar el comportamiento1 de los sujetos e
incluía ámbitos tan dispares como el laboral, el escolar o el clínico. Como
ya hemos señalado, el contexto clínico es un campo de la modificación de
conducta restringido, al que se le ha concedido mucha importancia en la
medida que forma parte del campo interdisciplinar de la salud. En la
actualidad, los términos modificación y terapia de conducta se utilizan
indistintamente en el ámbito clínico y en ocasiones se restringen todavía
más ambos términos, refiriéndolos al campo de la clínica en sujetos adultos
con un desarrollo normal, es decir sin problemas de desarrollo, salvo que se
especifique lo contrario, como es el caso de títulos de manuales como
“0RGLILFDFLyQGHFRQGXFWDHQODLQIDQFLD\DGROHVFHQFLD” o “0RGLILFDFLyQ
GHFRQGXFWDDSOLFDGDDSUREOHPDVGHGHVDUUROOR”.
El término PRGLILFDFLyQGHFRQGXFWD hace referencia al estudio de los
cambios del comportamiento de un individuo, pero dado que todas las
ciencias estudian el cambio de un estado a otro en sus objetos de estudio, el
1
Hemos de recordar que aquí comportamiento no se entiende como propiedad del sujeto sino como una
clase funcional es decir una determinada relación entre estímulos y respuestas, una LQWHUDFFLyQ
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cambio de comportamiento correspondería, con más sentido, como objeto
de estudio de la psicología de la conducta. Así pues una definición de ese
estilo sería insuficiente. Se ha de partir de una psicología de la conducta que
explique el cambio de comportamiento para pasar a una disciplina aplicada
que realice propuestas de como modificar el comportamiento de una
persona bajo determinadas restricciones motivacionales y técnicas, para
alcanzar los objetivos de cambio deseados.
Ya hemos señalado en los primeros capítulos, que los cambios del
comportamiento, de acuerdo con el modelo descrito de psicología de la
conducta, son función de los estímulos del contexto y están mediadas por
variables disposicionales incorporadas a través de la historia del sujeto. Se
parte de un enfoque conductista de la psicología en el que se pretende
rescatar la psicología como una ciencia natural. Se considera que las
variables del sujeto: motivación, personalidad (estílos interactivos) y
aptitudes (competencias) se incorporan a la historia del sujeto a través de
los procesos de aprendizaje (cuyos límites biológicos, genéticos o
morfológicos, no siempre se conocen) y constituyen variables
disposicionales. Se asume que el comportamiento es un continuo controlado
por los estímulos del contexto, los cuales determinan la probabilidad de
determinados comportamientos en la misma medida que el comportamiento
del sujeto determina los estímulos del contexto, de acuerdo con las
relaciones de contingencia que median entre estímulos y respuestas,
considerados como eventos que covarían. De ahí el estudio de la
LQWHUDFFLyQ tal como propone Kantor.
Dado que la PRGLILFDFLyQ GH FRQGXFWD hace referencia a una
GLVFLSOLQD DSOLFDGD de la psicología cuyo objetivo es el cambio del
comportamiento humano tanto en la sesión clínica como en otros contextos,
se entiende que el psicólogo ha de ayudar a producir un FDPELR GH
FRQGXFWD. El psicólogo puede hacerlo: a) FDPELDQGRHOFRQWH[WR natural en
el que el sujeto se comporta (si eso es posible); o b), instigando a un cambio
a través de UHJODV (instrucciones) que se espera que produzcan un cambio
directo en la conducta, y después, a través de ésta, un cambio en el
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contexto2. En la clínica se pretende modificar el comportamiento del sujeto
en el sentido deseado por el cliente, fundamentalmente modificando las
contingencias del contexto clínico, de tal manera que éste constituya un
ejemplo para la solución de los problemas en situaciones naturales.
También se modifica la conducta directamente en ambientes naturales,
modificando artificialmente las contingencias para moldear la conducta,
hasta un punto tal que, posteriormente, se mantenga con las contingencias
naturales del contexto.
La modificación de conducta pretende producir un cambio en el
comportamiento. Esto exige definir previamente qué es comportamiento y
abandonar las discusiones respecto a cuán observable es, lo que por otra
parte no tiene sentido, si consideramos que es el modo en que interaccionan
sujeto y contexto. Lo que sin duda merece una atención más detallada es el
comportamiento verbal, OR TXH HO VXMHWR GLFH, diferenciando sus distintas
funciones. /R TXH HO VXMHWR GLFH en el ámbito clínico respecto a lo que
constituye su problema, piensa, quiere, recuerda y ORTXHHOVXMHWRKDFHy es
observado e interpretado por el psicólogo directamente mediante un análisis
de las contingencias, ha constituido una fuente de problemas desde el inicio
de la modificación de conducta. La información obtenida a través del
autoinforme del sujeto llegó a ser un elemento esencial para determinar
hasta que punto los procedimientos empleados en la clínica correspondían
al enfoque conductual o, en este mismo sentido, podían ser considerados
como propios de la modificación o terapia de conducta. En este texto, como
ya hemos señalado, consideramos FRPSRUWDPLHQWRPDQLILHVWR tanto lo que
el sujeto dice como lo que el sujeto hace. /RVSHQVDPLHQWRV considerados
como lo que HOVXMHWRVHGLFHDVtPLVPR pueden ser fruto de la experiencia
directa del sujeto con el ambiente, de lo que ha visto u de lo que le han
dicho otros y, aunque podamos deducirlos, la forma más común de
conocerlos es a través del informe verbal del sujeto (aunque pueda
mentirnos). Aquellos eventos que ocurren, que no pueden ser observables
nada más que para el sujeto que informa de ello VL OR KDFH, se las ha
llamado SULYDGRV Podríamos decir que lo que el sujeto dice es explicado
por lo que el sujeto piensa, pero se entiende que hoy por hoy es una
2
Todo ello en el caso de que el sujeto tenga esa conducta (interacción) en su repertorio, ya que de otro
modo se enseñaría en la clínica por condicionamiento o modelado.
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definición circular y la psicología de la conducta apuesta por reducir al
máximo este tipo se variables y su papel en la explicación del
comportamiento, a menos claro está que podamos describir con precisión la
IXQFLyQGHOSHQVDU.3
Así pues, en la modificación del comportamiento tanto en la
evaluación como en la intervención para el cambio, es fundamental la
distinción entre la llamada FRQGXFWDYHUEDO, las descripciones del sujeto o el
terapeuta, que tienen además de las habituales funciones operantes y
discriminativas, funciones referenciales (contar o referir a otro) y
sustitutivas de la conducta real (decir HVWR\FRPLHQGR y realmente FRPHU) y
las RWUDV FRQGXFWDV GHO VXMHWR que sólo están sujetas a las contingencias
ambientales directas (incluida la conducta de otros). Creemos que ésta es
una cuestión crítica que está impidiendo una definición clara de lo que es la
psicología de la conducta y por ende de la modificación de conducta (Ribes
y López, 1985).
Otra cuestión central ligada a ésta, se plantea en términos de si
existen comportamientos del sujeto relativamente independientes de las
contingencias del contexto, es decir, conductas que se mantienen sin que
medie ningún tipo de FRQWLQJHQFLDDPELHQWDO a corto o largo plazo; de alta o
baja probabilidad; sea ésta empírica o teórica; aprendida mediante
experiencia directa, por modelos o instrucciones. Si la contestación a la
pregunta es afirmativa, nos podríamos plantear otras hipótesis respecto a la
explicación del comportamiento de un sujeto en un momento dado; por
tanto no siempre sería de utilidad llevar a cabo un análisis funcional ni sería
la única alternativa intentar modificar el comportamiento modificando las
contingencias ambientales del contexto. Ésta no es sino una vieja cuestión
planteada ampliamente en la psicología que se refiere a conceptos como la
FRQVFLHQFLD de uno mismo, la LQWHQFLyQ como causa y explicación del
comportamiento, el comportamiento humano como SURSRVLWLYR más allá de
las consecuencias ambientales, que fija en estructuras internas, la causa o el
origen de la conducta. Estas ideas no son, a nuestro modo de ver, más que
intentos de representar un dato empírico que todos los sujetos pueden
constatar a saber OD JHQHUDFLyQ GH SURSRVLFLRQHV YHUEDOHV HQ WRUQR D OD
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Nos referimos a una función o algoritmo que relacione al menos dos variables.
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H[SHULHQFLD. De este modo, volviendo al tema inicial, cuando no hay
correspondencia entre las proposiciones verbales generadas y las relaciones
de contingencia establecidas en el medio, al observador le da la impresión
de que un sujeto no se comporta de acuerdo con las contingencias del
medio, al menos en algunas situaciones y momentos dados y, en
consecuencia, plantea la hipótesis de que algunas conductas son insensibles
a las contingencias. Para analizarlo con un ejemplo: Si una persona atiende
a la regla “ No andes por lugares oscuros y evitarás sorpresas
desagradables” , es posible que a pesar de no haber tenido sorpresas
desagradables en las últimas 20 ocasiones en lugares oscuros, siga
manifestando temor ante dicha situación. Es más, el comportamiento que
muestra un sujeto que, atendiendo a la anteriormente mencionada regla, se
desvía de su camino un largo trecho huyendo de la oscuridad o grita y pide
ayuda al quedarse a oscuras por un apagón, resulta raro anormal o
incomprensible en una persona inteligente.
Por tanto, no siempre podremos decir que somos capaces de
identificar con seguridad, desde fuera, cuales son los antecedentes o
consecuentes de una determinada conducta mediante los cuales podamos
explicar la frecuencia de la misma. Por otro lado, asumimos que no
podemos realizar análisis funcionales exhaustivos, dada la idiosincrasia del
sujeto en un momento determinado de su historia, teniendo en cuenta la
obligación de ser eficientes4 en la situación clínica, todo lo cual nos lleva a
pensar que la ERQGDGGHODQiOLVLVIXQFLRQDO también es función del arte y la
cualificación técnica del terapeuta.
Finalmente, consideramos que para que un sujeto inicie un
determinado comportamiento o aumente su frecuencia, habría que
moldearlo y reforzarlo continuamente. De hecho, cuando una conducta no
ocurre en un determinado contexto decimos que dicho contexto no lo
permite o no lo favorece, de manera que el tratamiento psicológico ha de
conseguir, artificialmente, una gran frecuencia de la conducta para que
finalmente se mantenga con las tasas habituales de reforzamiento del
contexto. Sin embargo, está ampliamente probado que bajo ciertas
condiciones, una orden, instrucción o regla enunciada por el terapeuta,
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Ser eficiente en psicología clínica exige ser eficaz, rápido y económicamente competitivo.
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inicia la conducta hasta un nivel tal que alcanza la frecuencia necesaria para
que el contexto la refuerce, lo cual, en el caso de que funcione, resulta muy
eficiente.
Las consideraciones planteadas en el anterior párrafo nos permiten
sopesar que tipo de psicología aplicada o intervención psicológica es la
modificación de conducta. Las dificultades para contestar la cuestión de
hasta que punto hay comportamientos independientes de las contingencias
vienen determinadas, desde nuestro punto de vista, por la dificultad de
obtener un análisis funcional exhaustivo o si desea, como complemento, por
la imposibilidad construir un modelo que integre siquiera pequeños
periodos de tiempo de la historia del sujeto de manera que dado unos
valores de entrada en el momento t0 determine los valores de las variables
en t1. Algunos autores plantean que fue el propio Skinner quien inicio la
fisura teórica en su obra &RQGXFWD YHUEDO al hablar de eventos privados,
autocontrol y seguimiento de reglas, mientras que otros consideran que
Skinner apuntó con valentía los posibles problemas del análisis funcional
aunque no los resolvió. Desde nuestro punto de vista contrasta la sencillez y
limitados conocimientos que exige un análisis de la conducta no verbal
mediante el esquema A-R-D y la complejidad que alcanza el análisis con la
incorporación de la conducta verbal y los demás conceptos mencionados.
Desde nuestro punto de vista OD PRGLILFDFLyQ GH FRQGXFWD HV XQD
IRUPDGHLQWHUYHQFLyQSVLFROyJLFDFX\RREMHWLYRHVHOFDPELRGHFXDOTXLHU
WLSR GH FRPSRUWDPLHQWR 3DUD FRQVHJXLU HVH REMHWLYR VH DSR\D HQ ORV
UHFXUVRV WpFQLFRV QHFHVDULRV SDUD OOHYDU D FDER XQ DQiOLVLV IXQFLRQDO
VXILFLHQWHFRPSOHWRDMXLFLRGHFOLHQWH\WHUDSHXWD\HQORVFRQRFLPLHQWRV
WpFQLFRV GHO DSUHQGL]DMH SUHDVRFLDWLYR SRU FRQGLFLRQDPLHQWR PRGHORV H
LQVWUXFFLRQHV 'H HVWD PDQHUD SDUWLHQGR GH OD H[SOLFDFLyQ GHO
FRPSRUWDPLHQWR GHO VXMHWR HQ XQ FRQWH[WR \ PRPHQWR GDGRV
SUHWUDWDPLHQWR GHVDUUROOD \ DSOLFD HVWUDWHJLDV GH WUDWDPLHQWR SDUD
DOFDQ]DU RWUR WLSR GH FRPSRUWDPLHQWR LQWHUDFFLyQ HQ XQ PRPHQWR
SRVWHULRU 'HVGH XQD SHUVSHFWLYD FOtQLFD ORV REMHWLYRV GH FDPELR VH
SODQWHDQGHDFXHUGRFRQHOFOLHQWH\VHOOHYDQDFDERWDQWRHQHOFRQWH[WR
FOtQLFRFRPRHQHOKDELWXDOGHOVXMHWR.
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Antes de asegurar que, en la clínica, el objetivo es el cambio de
comportamiento sea éste del tipo que fuere, nos tendríamos que preguntar si
hay otros objetivos en el ámbito clínico. Los sujetos van a pedir ayuda a la
clínica porque se sienten mal e incapaces de afrontar o resolver lo que se
denomina HOSUREOHPD Sin duda la modificación de conducta surge como
una forma de tratamiento terapéutico alternativa a otras formas de terapia
que nunca se plantearon el cambio del comportamiento como objetivo,
aunque en cualquiera de ellas se espera, que al aplicar el procedimiento de
tratamiento clínico, el sujeto deje de quejarse, diga que se siente bien y, en
su caso, crea saber como resolvería nuevos problemas si se encontrara en
situaciones similares en el futuro. Para responder a la pregunta de qué es
pertinente como objetivo de la modificación de conducta y por ende del
tratamiento psicológico habría que revisar los planteamientos de la
psicología clínica mencionados en el capítulo cuarto, pero en cualquier caso
queda claro que los objetivos habría que establecerlos a priori, al menos
para valorar el nivel de cumplimiento de los mismos.
Se ha considerado la PRGLILFDFLyQ GH FRQGXFWD en cuanto que una
disciplina aplicada, primeramente como un conjunto de procedimientos
terapéuticos derivados de la psicología del aprendizaje, posteriormente
como fruto de las aplicaciones de la psicología experimental y, finalmente,
como hemos visto al analizar el proceso histórico, como aplicación de los
conocimientos derivados de la psicología científica, lo cual no acota mucho
el término, dado que en la universidad, tal como ocurre en otras ciencias,
tecnologías o profesiones, no se estudian otras alternativas que las
científicas. Sin embargo, dado que durante este siglo se ha discutido mucho
respecto a las características de la psicología como disciplina científica y
como ciencia natural, tiene sentido acotar el término en razón del tipo de
psicología de partida.
La psicología, en su concepción moderna, es tan reciente que se han
discutido las características de la propia psicología como ciencia, las
distintas concepciones de la filosofía de la psicología y las numerosas
disciplinas que la componen, así como de las aplicaciones prácticas de la
psicología, es decir, la ingeniería psicológica. Todo ello ha llevado a que, en
un momento de gran demanda social de ayuda psicológica, compitieran
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distintas tecnologías terapéuticas correspondientes a distintas disciplinas
psicológicas con distintos supuestos de partida.
Así pues la modificación de conducta nace en los años 50 como una
disciplina aplicada de la psicología, considerada como ciencia natural, que
participa de la ideología conductista y aplica los conocimientos derivados
de los laboratorios de aprendizaje animal a los problemas de las personas.
En este momento histórico ya se está ofreciendo tratamiento desde otras
perspectivas psicológicas y médicas y resulta necesario distinguirse de esas
otras perspectivas de tratamiento. La modificación de conducta deriva de la
psicología de la conducta y, en los años cincuenta, en el momento en que
surge la rama aplicada, era muy diferente de las psicologías que competían
con ella en cuanto a objeto y método de estudio. En la actualidad, como ya
hemos señalado en capítulos anteriores, es posible que la definición de
psicología esté más acorde con la definición de la SVLFRORJtD GH OD
FRQGXFWD XQD UDPD GH OD FLHQFLD QDWXUDO FX\R REMHWR GH HVWXGLR HV HO
FRPSRUWDPLHQWRKXPDQRHQVXLQWHUDFFLyQFRQHOFRQWH[WR
Finalmente, cabe mencionar una cuestión en torno a dónde o en quién
se producen los cambios después de la intervención en modificación de
conducta. Ciertamente partíamos de un sujeto que quería cambiar su
comportamiento y en ocasiones le gustaría que cambiara su entorno. Así,
por ejemplo, los clientes desean que sus profesores sean más amables o sus
amigos más cariñosos. El terapeuta trata de enfocar el cambio del
comportamiento del cliente desde el propio cliente: pretende que el sujeto
sea más amable, simpático, generoso y considerado con las personas en
cuestión y que aprenda a modelarles el comportamiento. El terapeuta no
interviene directamente en las personas relevantes del contexto del cliente
ni les dice que tienen que hacer, salvo rarísimas excepciones, cuando el
propio comportamiento del cliente les causa molestias. El terapeuta entrena
un comportamiento en sesión que espera que se generalice fuera en el
ambiente natural; o da instrucciones y las refuerza si se cumplen y, espera
que, dado que está adaptando a un sujeto a su ambiente, el sujeto consiga
finalmente el máximo refuerzo del mismo. Así pues, no se cambian las
contingencias establecidas en el contexto natural, como podría ocurrir en la
casa o en la escuela o en otros ambientes controlables, sino que se espera un
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cambio de comportamiento que resulte adaptativo para el entorno del
sujeto. En definitiva, HOVXMHWRFDPELDQGRVXFRQGXFWDFDPELDHOPHGLRHQ
OR TXH D pO FRUUHVSRQGH. De la misma manera, los contextos sociales se
modifican con el cambio que cada uno en particular es capaz de aportar y
los cambios sociales, además, son analizables mediante otras metodologías
propias de las llamadas ciencias sociales y humanidades.
Una cuestión que también merece la pena revisar es si la
modificación de conducta es un conjunto de procedimientos de intervención
psicológica (terapéuticos) o un enfoque u orientación del tratamiento
psicológico. La cuestión se ha planteado al usar indistintamente “ enfoque
conductual” y “ modificación o terapia de conducta” . Consideramos más
adecuado de acuerdo con Maciá, Méndez y Olivares (1993) hablar de
HQIRTXH R PRGHOR FRQGXFWXDO cuando nos referimos al conjunto de
asunciones teóricas y metodológicas de la mayoría de los terapeutas de
conducta y al planteamiento específico al explicar, evaluar y tratar los
problemas psicológicos y los términos GH PRGLILFDFLyQ R WHUDSLD GH
FRQGXFWD como procedimientos o estrategias de intervención psicológica.
La posición de London (1972), por el contrario, es considerar a la
terapia de conducta exclusivamente como un conjunto de técnicas. El
concepto de enfoque es una síntesis difícil de una manera de entender la
psicología básica y psicología clínica. Sin embargo, la PHWRGRORJtD de la
terapia de conducta es el elemento más importante del enfoque conductual
que la diferencia de otros planteamientos terapéuticos. Existen en ella
diferentes estrategias, técnicas y conceptos teóricos, pero lo común a todos
los que se llaman a sí mismos “ terapeutas conductuales” es un compromiso
con la evaluación y la metodología científica (Franks, 1991; Onken y
Blaine, 1997). La modificación de conducta, de acuerdo con Borkovec
(1997) representaría la integración del campo básico y aplicado de la
psicología.
Con estas reflexiones sobre lo que entendemos que constituye la
modificación de conducta pasamos en el siguiente capítulo a analizar la
metodología propia de la modificación de conducta.
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