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¿Importan las importaciones?
El análisis de Andrés Asiain*
El aumento de las importaciones se debe, principalmente, al fuerte incremento de la actividad
económica que estamos viviendo. La economía argentina se ha caracterizado siempre por una
elevada elasticidad de ingreso de las importaciones, lo que significa que cuando aumenta la
producción, se acelera la demanda de productos del exterior. De manera que era esperable que un
crecimiento económico que se estima del orden del 7-9% en el presente año, se reflejara en los
números de nuestras compras al exterior.
La histórica dependencia de insumos y equipos importados de nuestra producción local fue
acentuada por las políticas de los años noventa. La reducción de los aranceles a la importación
combinada con la apreciación cambiaria a lo largo de una década fue un combo eficaz para el
desmantelamiento de gran parte del entramado productivo local a manos de la competencia externa.
La política de tipo de cambio competitivo, si bien permitió un acelerado crecimiento de la
producción de las industrias existentes, no logró reconstruir plenamente el tejido industrial. Es que
en el ámbito de la producción se cumple una regla que es conocida por cualquier albañil pero que se
les escapa a la mayor parte de los economistas: destruir es mucho más fácil que construir.
Respecto de las importaciones de consumo, éstas crecen porque se incrementa el consumo en
general –gracias al mayor nivel de ingresos de la población–, y parte de éste se realiza en bienes
importados. Pero la parte que se destina a importaciones puede haber aumentado también por la
pérdida de competitividad de nuestra economía especialmente frente a China, desde donde proviene
gran parte de las compras externas de bienes de consumo como ropa, juguetes, bicicletas, entre
otros. El ingreso de productos de ese origen puede haberse facilitado, a su vez, por la reducción de
las trabas administrativas a su ingreso que se pactó con el gobierno chino a cambio de reabrir
nuestras exportaciones de aceite de soja con ese destino.
Si bien el incremento de las importaciones es relevante en términos de producción y empleo,
especialmente en los sectores locales que sufren su competencia, no lo es por el momento respecto
del financiamiento externo. El aumento de las cantidades exportadas y los elevados precios
internacionales de nuestros productos primarios de exportación parecen alejar el fantasma de la
“restricción externa”, al menos para el próximo año y, muy probablemente, por algunos más. Y
como la falta de dólares constituye la restricción de nuestra economía, su alejamiento permite
avizorar un horizonte económico despejado.
*CEMOP-Madres de Plaza de Mayo