INTRODUCCIÓN

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INTRODUCCIÓN
El judaísmo es una de las principales religiones del mundo. Una parte importante de su historia es compartida
con el cristianismo. Ambas religiones comparten un tronco común, comparten una misma historia, unos
mismos libros y unas mismas fiestas; pero, a partir de Jesús, han seguido caminos diferentes y se han alejado;
hoy día, muchos fieles de ambas religiones se desconocen mutuamente.
Origen y fundador
Es difícil precisar exactamente el origen y el fundador del judaísmo, pues es el resultado de un largo proceso.
Desde sus inicios, el pueblo de Israel une historia y religión. Cree que Dios le ha hablado y ha actuado en su
historia pasada y sigue hablando y actuando en su historia presente. Por tanto, su historia es la explicación de
la intervención de Dios en la vida de las personas.
Así, en los inicios de su historia, destacan unos personajes y unos hechos que señalan su nacimiento como
pueblo y, al mismo tiempo, el convencimiento de que son el pueblo escogido por Dios, llamado a tener una
relación especial con Él y llevar a cabo una misión salvadora hacia las demás personas.
Evolución histórica
Desde Abraham y Moisés hasta los primeros tiempos del cristianismo, una serie de acontecimientos
influyeron profundamente en la evolución del judaísmo.
En este período de tiempo surgieron unos hombres providenciales, escogidos por Dios, que guiaban y
orientaban al pueblo de Israel en su reflexión religiosa. Predicaban la conversión de corazón y, en las
adversidades, ayudaban al pueblo a mantener el espíritu religioso. Eran los profetas que preparaban la venida
del Mesías, el Hijo de Dios.
Esta etapa de la historia del pueblo de Israel se conoce como Historia de la Salvación y es compartida por el
cristianismo.
Personaje
Abraham
Hechos históricos
En torno al siglo XX a. C., el sur
de Mesopotamia estaba poblado
Dios elige a este patriarca y le hace por tribus seminómadas que
una promesa: hacer de él un gran tenían una estructura patriarcal, de
pueblo.
clan; eran grupos familiares
autosuficientes en los que el padre
tenía toda la autoridad.
Cómo lo cuenta la Biblia
El Señor dijo a Abraham:
− Sal de tu tierra nativa/ y de la
casa de tu padre,/ a la tierra que te
mostraré./ Haré de ti un gran
pueblo,/ te bendeciré, haré famoso
tu nombre,/ y servirá de bendición./
Bendeciré a los que te bendigan,/
maldeciré a los que te maldigan./
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Con tu nombre se bendecirán/
todas las familias del mundo.
[...]El Señor llamó a Moisés desde
el monte y le dijo:
En el siglo XII a. C., el pueblo de
− Habla así a la casa de Jacob, diles
Israel, huyó de la esclavitud de
Moisés
a los hijos de Israel: vosotros
Egipto hacia Canaán, la tierra
habéis visto lo que hice a los
prometida.
Dios, mediante Moisés, salva a su
egipcios, os llevé en alas de águila
pueblo de la esclavitud de Egipto y
y os traje a mí; por tanto, si queréis
En el monte Sinaí se estableció
hace una Alianza con su pueblo.
obedecerme y guardar mi alianza,
una Alianza entre Dios y su
entre todos los pueblos seréis mi
pueblo.
propiedad, porque es mía toda la
tierra. Seréis un pueblo sagrado,
regido por sacerdotes.
En el año 70 de nuestra era, los romanos, que dominaban Israel, destruyeron su Templo y los judíos, sin tierra,
sin patria y sin Templo, se dispersaron por todo el mundo conocido.
En ese momento adquiere una gran importancia el judaísmo rabínico, centrado en la figura del rabino, maestro
de la Ley y responsable de la sinagoga, su centro aglutinador.
El judaísmo y el cristianismo se separaron definitivamente a los pocos años del nacimiento del cristianismo.
En los siglos X y XI, los judíos colaboraron en el desarrollo cultural tanto del mundo musulmán como del
cristiano. Nuestra cultura da testimonio de ello. Pero la intolerancia, las expulsiones de judíos de muchos
países y, ya en el siglo XX, el exterminio de seis millones de judíos durante la Segunda Guerra Mundial han
marcado profundamente su historia.
Actualmente, el pueblo judío intenta reagruparse en el actual Estado de Israel, aunque ello lleva consigo
fuertes tensiones con el mundo árabe.
Corrientes del judaísmo
Podemos distinguir cuatro grandes corrientes en el judaísmo actual:
Reformistas
Ortodoxos
Conservadores
Hasidim
Es un esfuerzo de adaptación del judaísmo a la sociedad en que viven. Creen que
Dios se sigue manifestando hoy y procuran adecuar las leyes y los ritos a los
tiempos actuales.
Es una réplica a la corriente reformista. Propugnan el cumplimiento escrupuloso de
la Ley, que interpretan y siguen al pie de la letra.
Intentan reconciliar la fe judía con la cultura y la razón, pero insistiendo en la
importancia de la tradición judía y el cumplimiento de la Ley.
Son ortodoxos radicales, cumplidores estrictos de la Ley y de la tradición. Viven
apartados de los gentiles, los no judíos, y se caracterizan por su forma de vestir:
traje y sombrero negros, y por llevar largas patillas.
Actualmente hay 13450000 judíos en el mundo, que representan un 0.2% sobre la población mundial.
CREENCIAS O DOCTRINAS
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Los orígenes de los judíos son antiquísimos y algo brumosos, indefinidos. La Biblia registra el arranque en la
Alianza de Dios con el caldeo Abraham posiblemente 1700 a J.C. en Mesopotamia, alrededor de Ur. Ur era
una de las ciudades caldeas de mayor civilización y donde existía una religión altamente desarrollada mezcla
de creencias sumerias y babilónicas. Abraham aceptó la mayoría de creencias, rituales y mitos de sus
antepasados, pero no aceptó la creencia en el politeísmo ni las imágenes idolátricas que veneraban.
La reacción de Abraham fue una clara rebelión contra la idolatría y como consecuencia eso le condujo a la
idea de que no podía haber muchos dioses, sino exclusivamente UNO −creador y gobernante de todo lo que
existe en el cielo y en la tierra−. Lo que no sabremos nunca es el por qué Abraham se rebeló contra la
idolatría, sus razones. Simplemente constatamos en hecho.
Dios hizo un pacto con Abraham: "Dijo Yahvé a Abraham: Sal de tu tierra, deja tu parentela y la casa de tu
padre y ve hacia la tierra que yo te indicaré. Haré de ti un gran pueblo".
Dios le prometió a los descendientes de Abraham "toda la tierra de Canaán en eterna posesión; y yo seré su
Dios". Este pacto se suscribió con el antiguo rito de la circuncisión, que ha sido cumplido por los
descendientes de Abraham hasta nuestros días actuales.
Los adeptos al judaísmo todavía se identifican a sí mismos como "los hijos del pacto" (en hebreo: B'nai B'rith)
y en sus oraciones se refieren a Abraham como "Padre Abraham" reconociéndolo como el primer hombre que
abrazó la existencia de Un Dios.
Según las creencias judías, Dios creó el mundo hace unos seis mil años y lo pobló de personas que a lo largo
de la historia se han multiplicado hasta habitar todos los confines de la tierra.
Con el tiempo muchos de los descendientes de Adán se apartaron de Dios y en numerosas ocasiones éste tuvo
que enviar a profetas para advertir a su pueblo que volvieran a sus enseñanzas. Y cuando los profetas no eran
escuchados, Dios enviaba serafines, querubines y otros tipos de ángeles para ejecutar los castigos a los que los
idólatras y herejes se hacían acreedores.
Durante siglos sólo unos pocos de los descendientes de Adán fueron fieles a Dios y éste hizo un pacto con
ellos, entregarles una tierra en la que vivirían por siempre libres de toda opresión e injusticia.
La promesa se hizo realidad con Moisés que sacó a los judíos de Egipto, donde eran esclavos, y los llevó a las
mismas puertas de Canaán para que la habitaran para siempre.
Los judíos se enfrentaron en diversas luchas con los pueblos vecinos que deseaban su tierra pero con la ayuda
de Dios consiguieron mantener su reino libre de la tiranía de otras naciones.
Sin embargo el pueblo judío era sumamente díscolo en ocasiones y caía de vez en cuando en la idolatría, es
por eso que Dios tenía que castigarlos, a veces muy duramente, para que volvieran a sus creencias originales.
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En varias ocasiones Judea fue arrasada, conquistada y sus habitantes esclavizados y deportados como castigo
por su infidelidad, y aunque Dios siempre volvía a llevarles de regreso a su tierra, nunca volvieron a gozar de
la libertad que sólo disfrutaron apenas un siglo en tiempos de David y Salomón.
El castigo definitivo acaeció en el año 70dC cuando los romanos destruyeron por completo el reino de Judea.
Durante casi dos milenios los judíos fueron proscritos, extranjeros allá donde viviesen, siempre perseguidos y
odiados por los cristianos quienes les acusaban de la muerte de Jesucristo.
Tras siglos de persecuciones, éstas llegaron a su máximo exponente en tiempos de Hitler (en la foto), quien
los persiguió hasta el punto de exterminar a millones de ellos en un holocausto que removió las conciencias de
toda la humanidad.
Al terminar la guerra muchos judíos comenzaron a regresar a Palestina, entonces bajo el gobierno del imperio
británico. Presionado por la opinión pública de muchos países y la influencia económica que muchos judíos
millonarios ejercían en numerosos países, especialmente en USA, Inglaterra aceptó la creación de un estado
independiente llamado Israel donde los judíos pudieran volver a vivir en paz.
Cientos de miles de judíos de todo el mundo volvieron a la tierra prometida pero la paz no fue duradera.
Mientras los judíos habían estado fuera de Palestina aquellas tierras no habían estado abandonadas, sino que
habían sido habitadas y trabajadas por muchas generaciones de palestinos, unos descendientes de los mismos
judíos de dos mil años atrás, otros llegados en los siglos posteriores. Tanto unos como otros creían tener el
mismo derecho a la posesión de la tierra de sus antepasados, pero la llegada masiva de judíos al comenzar el
nuevo éxodo provocó una serie de conflictos que convirtieron el oriente próximo en un polvorín dispuesto a
estallar. Desde entonces se han producido numerosas guerras, muertes y sufrimientos y no parece que el fin de
esta conflictiva situación esté cerca.
El judío es un erudito, desde pequeño se le ha enseñado a estudiar la Toráh, está mucho más acostumbrado
que los miembros de otras culturas al estudio, la oratoria, la argumentación, y aventaja a muchos de ellos en el
ejercicio de profesiones de carácter científico.
Los judíos no creen en la predestinación, Dios ha creado al hombre libre de elegir su propio destino. Así, el
hombre es la única criatura del universo que goza del libre albedrío, ya que puede elegir sin ningún tipo de
coacción seguir el camino de Dios y la vida o del pecado y la muerte.
La base del judaísmo es una creencia, un artículo de fe, sobre la cual descansa toda la edificación ética y
doctrinal de Israel. Es la Shemah (el Nombre): "Oye Israel, Yahvé es nuestro Dios, ¡Yahvé es uno!"
Las características de Yahvé son las siguientes:
−Es un Dios incorpóreo. Difiere del abstracto hinduísta del "alma cósmica" en la que el hombre tratará de
fundirse una vez se haya liberado de las engañosas ilusiones del mundo y del fatigoso "ciclo de la vida".
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−Es un Dios creador: Toda a vida depende de él. Es un Dios voluntariamente interesado por el hombre y por
la vida. Que tomará la iniciativa para que el hombre "sea hombre" y "viva con dignidad"
−Es un Dios de esperanza. Un Dios bueno y optimista de él depende todo el bien. Su plan es compartir la
felicidad con el hombre. Por eso lo crea "a su imagen y semejanza" y le otorga la libertad y el acabado de la
creación(nombra al hombre su ayudante, confía plenamente en él). La vida y el hombre no son una vana
ilusión, ni el fruto de un determinado ciclo cósmico que se repite sin fin.
−Es el Dios de la justicia y de la Santidad. Es considerada la justicia uno de los atributos que mejor definen a
Dios. Por eso en el judaísmo el hombre justo es el hombre santo porque se asemeja al principal atributo de
Dios. Los profetas inciden en este aspecto de Dios exigiendo un comportamiento idéntico al hombre.
−Es el Dios de la solidaridad o caridad. Desde el comienzo de la Biblia se recuerda: "Abre tu mano
ampliamente a tu hermano, al necesitado y al pobre". Es una de las grandes virtudes de Dios que liberó al
pueblo de sus carencias y por ello hay que practicarla en este mundo entre los hombres.
LAS NORMAS
La observancia y el estudio de la ley son elementos esenciales del judaísmo. La Ley para los judíos, no es una
obligación impuesta por Dios a su pueblo, es un estilo de vida que Dios propone y que ellos aceptan como
respuesta al amor de Dios. La aceptación de la Ley se concreta en: Obedecer la voluntad de Dios expresada en
los preceptos de la Ley, Estudiarla con diligencia y esforzarse en su estricto cumplimiento..
Torá (en hebreo torah, `ley' o `doctrina'), en el judaísmo, el Pentateuco, en particular cuando se presenta en
forma de rollo de pergamino y se lee en la sinagoga. La Torá escrita, que consta de los cinco libros de Moisés
(Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio) es la piedra fundamental de la religión y de la ley
judías.
De acuerdo con la tradición oral o Mishná, Dios hizo entrega de la Torá a Moisés en el monte Sinaí. A su vez,
Moisés la cedió a Josué, quien, a través de los profetas, la entregó a la Gran Asamblea.
Según la tradición judía, parte fundamental del culto en la sinagoga lo constituye la lectura de la Torá. Pero
ésta no significa un acto del intelecto, sino que es el medio de comunicación con el Creador. Esta
comunicación discurre por el estudio minucioso de los Libros de la Ley, porque todo su contenido, cada uno
de sus caracteres, encierra algún sentido. El estudio es también el único camino para que el individuo sea
capaz de leer la Torá, ya que carece de señales indicativas de la entonación y puntuación correctas.
La lectura de la Torá es un ejercicio permanente, que el creyente debe realizar como mínimo cuatro veces por
semana: dos veces el sábado (al amanecer y al atardecer) y por las mañanas de los lunes y jueves. Otras fechas
señaladas son el Yom Kipur, los días de ayuno y las festividades de Januká y Purim.
El término Torá también puede incluir las compilaciones y comentarios a la ley oral contenidos en el Talmud
y en la Mishná, y en ocasiones se amplía para hacer referencia al Midras y a otros comentarios de la ley.
Por último, las leyes relacionadas con la alimentación de los judíos están también vinculadas al culto del
Templo. Hacen una analogía entre la mesa de la casa de cada persona y la mesa del Señor. Los judíos no
comen la carne de ciertos animales considerados impuros. Dentro de esta categoría están los cerdos y los
peces que no tienen aletas o escamas. Los animales comestibles, aquellos con pezuñas hendidas y rumiantes,
deben ser sacrificados de forma apropiada (limpio o puro), y se les debe sacar toda la sangre antes de ser
ingeridos. No se puede tomar simultáneamente carne y leche.
El Decálogo
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El Decálogo para la religión judía constituye una referencia ineludible para llevar a cabo de una manera digna
y ejemplar su acción de vida. Existe un paralelismo entre la Biblia para los cristianos y el Decálogo para los
judíos.
El texto del Decálogo comienza invariablemente con el recuerdo de la acción liberadora y salvadora de Dios
con ocasión de la salida de Egipto.
Una correcta comprensión de los mandamientos deberá alimentarse de la experiencia del Dios que salva
continuamente. La autorrevelación de Dios es el fundamento de todos y cada uno de los mandamientos. Sólo
en su relación con el recuerdo del Éxodo cobra el Decálogo todo su sentido; y sólo a partir de esta relación se
hace manifiesto que los mandamientos no son leyes coactivas o mandatos de un Dios despótico y dominante,
sino normas de vida. Si se omite el prólogo, se descabeza literalmente el Decálogo o, si se prefiere, se le priva
de sus cimientos.
El prólogo ha sido ignorado durante siglos por la pedagogía moral, hasta el punto de que se propició una
moral legal que se limitaba exclusivamente a señalar las exigencias de Dios con respecto a los hombres.
Después de tantos siglos de deformación del Decálogo, parecía imposible recuperar de nuevo sus valores
fundamentales.
Con los años ha ido produciéndose un cambio de perspectiva, en virtud del cual se ha vuelto a descubrir y
recalcar la relación entre ethos y fe. Sólo acentuando esta relación se puede superar la concepción legalista del
Decálogo, tan errónea como profundamente enraizada en las gentes. La pedagogía moral que aquí
presentamos intenta apoyar la orientación de ese cambio y devolver al Decálogo la importancia que le
corresponde dentro de la Sagrada Escritura.
El Decálogo en su conjunto
Para expresar adecuadamente la importancia de este texto hemos de decir que el Decálogo es una invitación al
perfeccionamiento de la libertad donada por Dios. Los hombres liberados por Yahvé deben convertirse, en
nombre de Dios y por el poder del don recibido, en sujetos de su propio destino, hasta lo más hondo de su
propia configuración personal.
En el campo de la educación ética no debemos, pues negarnos a priori a hablar de los mandamientos. La
cuestión está en cómo hacerlo. Cuando las exigencias éticas se expresan como consecuencias de la donación
de la libertad por parte de Yahvé y cuando, al mismo tiempo, se ve en ellas el carácter estable de la original
iniciativa de Dios, entonces los mandamientos pueden ayudar eficazmente, frente a la debilidad del hombre y
su inclinación al pecado, a realizar el bien.
El comportamiento que se espera del pueblo de Israel es una consecuencia de la verificación del Éxodo, de
que la liberación se ha hecho realidad y, por eso mismo, es también expresión de agradecimiento por la acción
de Yahvé. El pueblo debe comportarse en correspondencia a la gesta realizada por Yahvé, es decir, debe
decidirse siempre a favor de la vida y de la libertad.
El tema principal de los diez mandamientos puede expresarse como sigue: invitación al creyente a colaborar
en la acción salvadora que el propio Dios ha iniciado, a fin de que todos los hombres, como imágenes
perfectas de Dios que son, conserven sus derechos y puedan vivir como hombres libres. «Cada mandamiento
del Decálogo recorre, paso a paso y de modo ejemplar, aquellos campos en los que la intención liberadora de
Dios se ve especialmente amenazada, en los que el hombre, de diversos modos, está más expuesto a retornar a
la esclavitud». Es cierto que no constituyen un sistema completo de enseñanza moral, pero sí que marcan
puntos significativos en los que la libertad donada por Dios es especialmente vulnerable.
La relación llena de confianza con el Dios salvador y liberador hace que el creyente se vuelva hacia su
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prójimo del mismo generoso modo en que previamente lo hizo Yahvé hacia su pueblo esclavizado. Los
creyentes no sólo tienen que respetar los derechos, la libertad y el desarrollo de los demás, sino que también
han de ayudar activamente a que se hagan realidad. Los mandamientos poseen esencialmente un sentido: el de
apoyar la afirmación de la vida que brota de Dios y «proteger zonas concretas de la vida con respecto a los
abusos y arbitrariedades humanas».
En palabras más sencillas, el Decálogo podría definirse como «un conjunto de normas de uso» para establecer
una relación adecuada con el mundo, consigo mismo, con el prójimo y con Dios.
Acentos perjudiciales en la interpretación del Decálogo
En la interpretación actual del Decálogo hay que tener en cuenta el uso que de él ha hecho la tradición. Al
desligarle de ciertos acentos pasados podrá verse con más claridad la fecundidad de los nuevos
planteamientos.
La utilización pedagógico−religiosa del Decálogo se remonta muy atrás en la tradición. Mientras que el
Nuevo Testamento alude con frecuencia al Decálogo, en los primeros siglos de la Iglesia pasó evidentemente
a un segundo plano, seguramente por la necesidad que sentían los primeros cristianos de marcar sus
diferencias con los judíos. Desde San Agustín, el Decálogo ocupa un lugar importante en la instrucción
cristiana. En la Edad Media, en la época de la Reforma y hasta nuestros días, desempeña por lo general un
papel importante a la hora de concretar el mandamiento principal. El Decálogo también desempeñó una
importante función en las guías para la confesión.
La actualización del decálogo significa, al mismo tiempo, un perfeccionamiento cada vez más intenso. Y es de
resaltar cómo los términos de «nueva alianza» y «nueva ley», que los cristianos consideramos nuestros y
solemos usar en contraposición a la «antigua alianza» y a la «antigua ley», es decir, en contraposición al
Decálogo, se entienden como una unidad escatológica. Para la dinámica de la fe cristiana sería muy
importante ver juntas ambas escatologías, la presente y la futura: la época actual es sólo el comienzo, pero está
abierta al perfeccionamiento escatológico. En este punto podría darse una importante concordancia entre la fe
de los judíos y la de los cristianos.
El ensanchamiento del horizonte
Sigue afirmándose hoy que la fe judía acentúa exclusivamente el hecho de la elección de su pueblo. Sin
embargo, en la tradición judía el Decálogo es visto como algo referido a todos los pueblos. En el profeta
Amós viene a decirse: ¿acaso creéis que sois el único pueblo? También a los filisteos los creé yo (cfr. Am 9,
7). E Isaías (19, 19−25) profetiza la conversión a Yahvé de Egipto y de Asur, es decir, de los enemigos más
acérrimos de Israel.
Invirtiendo la situación del Éxodo, Yahvé se convierte en liberador de los egipcios oprimidos (v. 20), llegando
incluso a llamarlos «mi pueblo» (v. 25). Aquel día se reconciliarán −bajo la bendición de Yahvé− los
enemigos ancestrales de Israel: egipcios y asirios. «El Señor los bendecirá diciendo: 'Bendito sea mi pueblo,
Egipto, la obra de mis manos, Asur, y mi heredad, Israel'».
Egipto es tratado pues, con un apelativo que propiamente correspondería sólo a Israel: «mi pueblo». Se
produce aquí una «inversión de valores» que únicamente los judíos, que a lo largo de su historia no han dejado
de padecer las vejaciones de sus enemigos, pueden entender en toda su importancia. Y precisamente hoy
adquiere esta perspectiva una actualidad dramática: piénsese en las relaciones de Israel con Egipto y los
demás países árabes.
Existe una problemática contraposición entre el particularismo (del A. T.) y el universalismo (del N. T.). Ya
desde el principio se expresa en el Antiguo Testamento la orientación universal, como puede verse, por
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ejemplo, en la promesa hecha a Abrahán: «En ti serán benditas todas las naciones de la tierra» (Gn 22, 18). Y
en un momento clave de la liberación, al llegar al Sinaí (Ex 19, 5), se dice: «vosotros seréis mi propiedad
personal entre todos los pueblos, porque mía es toda la tierra».
Aquí puede ser especialmente útil recordar que lo que la Biblia nos presenta es el testimonio de unas
experiencias vividas. Israel experimentó su liberación de tal forma que no tuvo más remedio que pensar que
Dios se había puesto en contra de los poderosos y del lado de los pobres, los avasallados y los condenados a
muerte. Sólo con el paso del tiempo llegó a comprender Israel que a ese Dios también le preocupa la
liberación de los demás de sus respectivas formas de esclavitud. Con ello, sin embargo, no se menoscaba la
idea original, que en la actual situación se expresaría diciendo que Dios siempre será parcial y siempre tomará
partido por los pobres y los débiles.
Esta orientación universal de la salvación ofrecida a los hombres la hace suya, con relación al Decálogo, un
antiguo «midrash» judío que, en forma de leyenda dice: «En los setenta idiomas de los pueblos se promulgó el
Decálogo, y las distintas naciones fueron invitadas a aceptar la ley de Dios», pero la rechazaron, en cada caso
por diferentes motivos. Las tribus guerreras negaron el quinto mandamiento, que insiste en el respeto a la
vida; las tribus dedicadas a la rapiña negaron el séptimo mandamiento, que se preocupa de defender la
propiedad; las tribus licenciosas negaron el sexto mandamiento, porque significa una limitación de la
sexualidad. «Sólo Israel aceptó la voluntad de Dios». Partiendo de este texto, explica Ben−Chorin: El
Decálogo fue promulgado en el monte Sinaí, un lugar geográfico que −con independencia del problema
histórico− es de una gran importancia teológica. La Biblia, pues, también contiene una «teología de la
geografía». Dado que el monte Sinaí no se encuentra en la tierra sagrada, sino en la tierra de nadie del
desierto, esta referencia geográfica tiene el carácter de un dato teológico por el que se indica que esas normas
están destinadas a todos los pueblos.
En la imaginería artística −tanto en los cuadros de Marc Chagall como en los púlpitos barrocos y en las
vidrieras− suelen representarse los mandamientos divididos en dos tablas, de forma que −según la numeración
católico/luterana− los tres primeros mandamientos aparecen en la primera de ellas, y todos los demás en la
segunda. Pero tampoco hay en la Biblia indicación alguna a este respecto.
Los mandamientos no fueron numerados en ninguno de los textos del Antiguo Testamento. Efectivamente, en
otros pasajes (por ejemplo Ex 24, 12; 32, 15; 34, 1) se habla de dos tablas; y en otros distintos (por ejemplo
Ex 34, 28; Dt 4, 13; 10, 4) se habla de las «diez palabras». Pero en ninguna parte se dice cómo hay que dividir
esas diez palabras en ambas tablas.
Como razón de tal división suele aducirse que los tres primeros mandamientos hacen referencia a la relación
del hombre con Dios, mientras que los demás se refieren a las relaciones de los hombres entre sí. De hecho, la
existencia de las dos tablas puede interpretarse en este sentido:
1. Yahvé te ha liberado de la esclavitud de los falsos dioses; por eso, en lo sucesivo no tendrás más dioses
falsos, ya que te llevarían de nuevo a la esclavitud. Así pues, ¡procura estar sobre aviso! (mandamientos 1 al
3).
2. Yahvé ha creado para ti un Derecho, a fin de que puedas vivir en libertad. Por eso también tú debes crear un
Derecho para los demás y darles la posibilidad de vivir en libertad y no dañar sus posibilidades de vida y de
libertad (mandamientos 4 al 10).
Hay que advertir, sin embargo, del peligro que supone una radical separación entre ambas tablas. Porque es
característico del Decálogo el que la actitud ante el prójimo esté tan relacionada con la actitud ante Dios que
habría que hablar de un auténtico entrelazamiento intrínseco.
Refiriéndose especialmente a las llamadas «Tablas de la Ley», explica E. Zenger: «El servicio a Yahvé y el
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servicio a los hombres están tan íntimamente ligados que no puede darse el uno sin el otro. La seriedad y la
vitalidad del amor a Dios se manifiestan en el comportamiento con el prójimo. Y el amor al prójimo tiene su
fundamento y su más ilimitada medida en el amor a Dios. Esto es lo verdaderamente nuevo de los Diez
mandamientos, frente a las innumerables prescripciones particulares que en otro tiempo se le habían dictado al
Israel veterotestamentario. En el texto de los Diez mandamientos no sólo quedan paradigmáticamente
asumidas todas esas infinitas prescripciones, sino que se vinculan de modo inseparable la actitud ante Dios y
la actitud ante el prójimo. Podría incluso afirmarse que los derechos humanos se convierten así en derechos
divinos».
CULTO
Entre las prácticas ceremoniales hebreas se encuentran los rituales pintorescos que se desarrollan en las casas
y en las sinagogas.
El principal día de la semana judía es el Sabbath −Sábado−, que podemos comparar con el domingo para los
cristianos.
• Sabbath o Shabbath: El séptimo día de la semana judía (desde la caída del sol el viernes hasta la caída
del sol el sábado) se ve como un día que santifica la semana, y la observación especial de este día es
parte esencial de la adoración. Asisten a la sinagoga para la lectura de la Torá y oraciones.
Algunas costumbres judías
• Circuncisión: para los niños judíos es una ceremonia importante que tiene lugar cuando el bebé
cumple ocho días de nacido. Suele llamársele el Pacto de Abraham, puesto que la circuncisión fue la
señal del pacto de Dios con él. Los varones que se convierten al judaísmo también tienen que
someterse a la circuncisión.
• Bar Mitzvah: otro rito judío esencial, que literalmente significa hijo del mandamiento, un término que
denota que se alcanza la madurez religiosa y jurídica y marca la ocasión en que asumen formalmente
esta condición los jóvenes a la edad de trece años más un día.
• Mezuzah: por lo general el hogar judío se distingue fácilmente de los demás por la mezazah, o caja
que contiene un rollo. En la práctica la mezazah es un pergamino pequeño en que están inscritas las
palabras citadas de Deuteronomio 6,4−9 y 11,13−21. El pergamino está enrollado dentro de una
cajita. La caja entonces se fija a cada puerta de toda habitación ocupada.
• Yarmulke: para los judíos ortodoxos el cubrirse la cabeza, tanto fuera de la sinagoga como dentro de
ella, es señal de lealtad a la tradición judía. El Tanakh no menciona en ningún momento que sea
necesario cubrirse la cabeza durante la adoración, y por eso el Talmud dice que es un asunto opcional
de costumbre.
FIESTAS
Dentro del año judío existen cinco grandes fiestas(Pésaj, Shavuot, Sukot, Rosh−Ha−Shaná y Yom Kipur) y
dos de menor importancia (Jánuca y Purim)
JÁNUCA
Fecha de celebración
La festividad de las luminarias se festeja durante 8 días desde el 25 de Kislev hasta el 3 de Tevet.
Nombres de la fiesta
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Se le conoce especialmente como "Jánuka" también como : fiestas de las luces, fiesta de las luminarias, fiesta
de la dedicación.
Practica bíblica
El vocablo hebreo "Jánuca" significa "inauguración" ó dedicación y tiene la misma raíz hebrea que "Jinuj"
(educación). Esta festividad no se basa en la Toráh, sino que forma parte de distintos hechos históricos que
dieron a los sabios del Talmud las bases para ser instaurados como festividades
Vigencia de la fiesta
Esta fiesta por no aparecer en la Torá, no se marca el término o vigencia de esta.
La Historia de Janucá
Jánuca conmemora el triunfo de los Macabeos sobre el rey sirio Antíoco IV Epífanos en el 165 a. C. Y la
consiguiente construcción del segundo Templo.
Al año siguiente −166 a.C.− se proclamó oficialmente la festividad de Janucá como una celebración a
extenderse durante ocho días, como evocación perpetua de esta victoria contra la persecución religiosa.
PÉSAJ
Fecha de celebración
Pésaj comienza en la víspera del 15 de Nisán y dura ocho días (7 en Israel). Los primeros dos y los últimos
dos, son días festivos; los cuatro del medio son hábiles dentro de la fiesta (JOL HAMOED). El último día de
Pésaj se dice Izkor.
Nombres de la fiesta
La fiesta de la Primavera, también considerada Pascua, tiene su origen en la agricultura y se relaciona
directamente con las estaciones del año en Israel. Marca el inicio de la cosecha de la cebada.
Practica bíblica
La fiesta de Pésaj − en general, y la noche del Séder − en particular, tienen una importancia especial en el
ciclo del año judío, no sólo por la cantidad de símbolos que en ellos encontramos o por ser una de las tres
fiestas mencionadas en nuestra Sagrada Torá, sino por ser la fiesta en la cual se recuerda y festeja la salida del
pueblo judío de la tierra de Egipto − un acontecimiento tan importante que lo recordamos dos veces cada día
al recitar el Shemá Israel. Pésaj es una de las tres fiestas de Peregrinaje, ordenadas en la Torá El mensaje
principal de Pésaj es ZMAN JERUTEINU, la valoración de la liberación y sobre todo, la educación hacia la
Libertad
La Historia de Pésaj
La salida de Egipto representa el comienzo del pueblo judío por un lado y por otro, revela al mundo la
existencia de D'os como Creador y Rector de todo el universo, Quien posee el poder de realizar toda clase de
milagros en los cielos y en la tierra.
En realidad, la historia de Pésaj comienza por lo menos 400 años antes de la salida de Egipto, como leemos en
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la Hagadá. La "Hagadá" es el libro en el cual se relata la salida de Egipto del Pueblo Hebreo. A través de los
tiempos, se le han agregado alabanzas, relatos y canciones alusivas y comentarios adicionales
ROSH− HA− SHANÁ
Fecha de celebración
Constituye el inicio de los diez días que preceden a la fiesta del Sukot. Se celebra el día de Año Nuevo de los
judíos. Junto con el Yom Kipur constituye una unidad, llamada YAMIM NORAIM (FIESTAS AUSTERAS).
Son días de arrepentimiento e introspección, de balance de los actos y acciones realizadas, de plegaria y
sensibilidad especiales. Dura dos días, Tanto en Israel como en los países de la diáspora.
Mes de Elul− Selijot
En realidad, esta secuencia comienza en el judaísmo con la luna nueva de ELUL, último mes del calendario,
que precede a Rosh Hasaná. Durante todo el mes se escuchan temprano, en la madrugada, los sonidos del
SHOFAR, CUERNO DE CARNERO, que llama al judío al arrepentimiento y le recuerda la proximidad de las
YAMIM NORAIM. Entre los judíos sefaraditas se dicen SELIJOT (plegarias especiales) durante todo Elul,
mientras que los judíos ashkenasitas las recitan durante la última semana de Elul.
Nombres de la fiesta
El nombre de "ROSH HASHANÁ" aparece así en FUENTES TALMÚDICAS, no bíblicas. En la Torá
aparecen los nombres de "Día del Juicio" (IOM HADIN), "Día de recuerdo" (ZIJRÓN TRUA) y "Día del
tañido del shofar". En el TALMUD aparece ya como "ROSH HASHANÁ".
Practica bíblica
En el TERCER LIBRO DE LA TORÁ (LEVÍTICO CAP. XXIII− 25−26) se lee que "en el mes séptimo, al
primero del mes, tendréis descanso, conmemoración al son de trompetas convocación santa..." y que en esa
ocasión "... ningún trabajo servil habréis de hacer...". En el libro BEMIDBAR (números XXIX), aparece
nuevamente esta festividad ("Os será día de TOCAR EL SHOFAR"). Además de la Torá, existe una
interesante fuente bíblica para esto. El Libro de Nejemías VII nos revela algo importante: cómo fueron
REEMPLAZADOS LOS SACRIFICIOS de animales por PLEGARIAS. En el ritual judío también es
fundamental esta fuente bíblica como origen a la lectura de los rollos de la Torá en la tradición Judía.
Vigencia de la fiesta
Esta festividad permanece fuertemente arraigada en la tradición judía: además de lo mencionado, existe un
orden especial de PLEGARIAS, que se encuentran en el MAJZOR. Destacamos una UNETANÉ TOKEF, de
significado especial. Como queda dicho, esta fecha tiene un carácter SOLEMNE. En el hogar se destacan las
comidas dulces como MANZANA Y MIEL, para que el año que comienza sea dulce. Se come PESCADO,
para que el pueblo se MULTIPLIQUE COMO LOS PECES y especialmente una cabeza de pescado, para que
el judío está en LA VANGUARDIA de los hechos positivos y no al final. Se envían salutaciones
especialmente preparadas a los amigos y familiares, deseando un año felíz.
Es costumbre estrenar y preparar ropas nuevas para esta magna ocasión. Muchos se acercan a algún río o
fuente de agua, se vacían los bolsillos de migas y se pide ingresar al nuevo año libre de pecados y
transgresiones. Esta costumbre se llama "TASHLIJ" (TIRAR) . Es costumbre amigarse con las personas con
las cuales se estaba enojado y pedir perdón. Se leen pasajes bíblicos especiales como el nacimiento de los
patriarcas, Samuel, etcétera
Shofar
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El símbolo de esta festividad es el cuerno pascual, que se toca en los servicios religiosos en el templo, con
toda la congregación de pie. Hay muchos motivos por los cuales se toca el SHOFAR. Uno es recordar al
sacrificio de ABRAHAM: Cuando Dios le habló y le dijo que no sacrificara a su hijo YITZHAK −todo había
sido sólo una prueba que Abraham había aprobado−, entonces alzó Abraham los ojos y vio un CARNERO,
que fue sacrificado (GËNESIS XXII).
Además, el tañido del SHOFAR tiene la misión de DESPERTAR al hombre para que reflexione sobre sus
actos, pida y mejore sus acciones.
Se tocaba el Shofar en tiemo de REYES cuando coronaban un NUEVO REY. Esto simboliza para el judío la
aceptación de DIOS COMO REY y creador, al recordar, justamente, la creación del mundo y del hombre y la
SOBERANÍA de Dios.
SHAVUOT
Fecha de celebración
Semanas o Pentecostés. Marca el término de la temporada de cosecha en Israel, cincuenta días más tarde que
el Pésaj. Se desarrolla los días 6 y 7 del mes de Shivan.
Nombres de la fiesta
La fiesta de Shavout, la fiesta de las primicias, la fiesta de la cosecha, Atzeret, y la fiesta de la entrega de la
Torá.
Practica bíblica
En el tanaj se nos ordena Contar siete semanas a partir del sacrificio del omer que es un día despues del
sacrificio del Pésaj 16 de Nisan como ya hemos visto, una vez cumplido este tiempo pasa un dia y a esto
llamamos Shavuot.
Vigencia de la fiesta
En esta fiesta, en la Torah, no se marca su término o vigencia.
Origen de la fiesta
La Festividad de Shavuot, constituye la segunda de las tres Festividades de Peregrinación, junto con Pesaj y
Sucot. De acuerdo a la Torá, cada judío debía presentarse en el Bet Hamikdash −El Gran Templo de
Jerusalén−.
Shavuot es la fiesta de la recepción de la Torah. No se trata de una simple conmemoración de la Revelación
Divina en el Monte Sinaí, la promulgación de los diez Mandamientos y la transmisión de la Ley escrita por
medio de nuestro Maestro Moisés. Shavuot es el momento mismo de la transmisión de la Torah (Zemán
Matan Toratenu).
Shavuot es también la fiesta de las primicias, pues en ese día se aportaba al Templo una ofrenda de dos panes
hechos de las primicias de trigo de la nueva cosecha.
PURIM
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Fecha de celebración
Se conmemoran los días 14 y 15 del mes de Adar (en Primavera), un mes antes de Pascua. Es, quizás, el día
más alegre del año judío. En él se representan obras de teatro, se convocan bailes de máscaras y demás
actividades lúdicas.
Vigencia de la fiesta
La celebración, en la actualidad, consiste en un banquete, la ofrenda de limosnas, el envío de comida a
vecinos y amigos y la lectura en la sinagoga del texto de Éster.
Origen de la fiesta
Rememora la historia de la salvación de los judíos persas por Ester y por Mardoqueo.
SUKOT
Fecha de celebración
Comienza el décimo día del mes de Tishrei, el día del perdón, por la noche, y viene precedida por diez días de
purificación de la comunidad. Durante él se celebra la cosecha del otoño.
Practica bíblica
Este día se le considera como Gran Shabbath o bien Shabbaton, siendo un día, que se guarda descanso con las
misma reglamentación de un sábado semanal, según la Biblia debe ser un día de aflicción del alma, que
servirá para estar a cuentas con Hashem, desde la tarde del día anterior se debe ayunar, observandolo de tarde
a tarde. Cuando estaba erigido el Bet Hamikdash, se hacían los holocaustos y ofrendas correspondientes.
Vigencia de la fiesta
Por lo cual es costumbre el reunirse en las noches de la fiesta de "Sukot", y llevar a cabo en la "Suka", un
convivio y agasajo. Se suele cantar los quince "Shir Hamaalot" (salmos 120−134), los cuales simbolizan los
quince escalones en la ciudadela del templo, sobre los cuales los Levitas se posaban al tocar y cantar en esta
Simja. Hay quienes acostumbran al igual traer diferentes instrumentos musicales.
Origen de la fiesta
El origen de ésta importante conmemoración se encuentra en la Biblia, por mandato expreso de Hashem.
Rememora el largo período que estuvo el pueblo de Israel en su camino a la Tierra Prometida
YOM KIPUR
Fecha de celebración
Es el décimo día del mes de Tishrei, séptimo mes del calendario religioso judío y primero del año civil, que
suele celebrarse en septiembre o en la primera mitad de octubre. Es el día más sagrado dentro del calendario
judío.
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Vigencia de la fiesta
En la actualidad, los judíos observan este día con un riguroso ayuno y plegarias ininterrumpidas.
Origen de la fiesta
En la época del Templo de Jerusalén, el sumo sacerdote ofrendaba sacrificios para la expiación de los
pecados. Durante el ritual, el sacerdote colocaba sus manos sobre un carnero mientras confesaba los pecados
del pueblo. A renglón seguido, el carnero era llevado al campo y lanzado desde un precipicio. Este acto era un
símbolo de la expiación y del perdón de Dios. El concepto de chivo expiatorio tiene su raíz en esta ceremonia.
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El año litúrgico termina con cuatro días de ayuno en memoria del asedio y la posterior destrucción de los dos
templos, en los años 586 a. C. Y 70 d. C. De éstos, el más importante es el de Tishá, día en el que los dos
templos fueron destruidos.
LOS LIBROS SAGRADOS
El principal libro que tiene el judaísmo es la Torá, compuesta por los cinco primeros libros de la Biblia, los
libros de los profetas, los Escritos Sapienciales, la Mishná y el Talmud, que es una interpretación de la Ley
por rabinos y escribas antiguos.
Para el judaísmo, el estudio de la Torá, que es la voluntad revelada de Dios, es considerado como un acto de
adoración. Todos los días durante los servicios religiosos de las mañanas, se recitan pasajes de las Escrituras,
la Mishná y el Talmud. Los lunes y los jueves por la mañana, se saca de un arca, que está en la parte frontal de
la sinagoga, un rollo que contiene la Torá, escrito a mano. Luego se procede a su lectura cantada frente a la
congregación de los fieles. La lectura litúrgica de la Torá más importante es la que se realiza durante el shabat
y en las mañanas de otras festividades. A lo largo del año, durante los sábados, se terminará leyendo toda la
Torá. El ciclo anual comienza nuevamente cada otoño, con una celebración llamada Simjat Torá (`regocijaos
con la ley'), que concluye al final de la fiesta del Sukot. La lectura que se realiza de la Torá durante las fiestas
versa sobre distintos temas y observancias, dependiendo del día que se realice. La lectura de la Torá durante
los sábados y las fiestas es acompañada de la lectura de escritos de los profetas relacionados con los mismos
temas (Haftará, que significa conclusión). Por eso, la lectura en público de las Escrituras es una parte
fundamental del culto religioso en la sinagoga. De hecho, en un principio, ésta parece haber sido la función
más importante de la sinagoga como institución religiosa.
Talmud(en hebreo posbíblico, `instrucción'), cuerpo de ley civil y religiosa del judaísmo, que incluye
comentarios sobre la Torá o Pentateuco. El Talmud consta de un código de leyes, denominado Mishná, y de
un comentario sobre éste, llamado Guemará. El material del Talmud relativo a las decisiones de los sabios
acerca de las cuestiones legales en disputa se conoce como Halajá; las leyendas, anécdotas y refranes del
Talmud, que se utilizan para ilustrar la ley tradicional, reciben el nombre de Hagadá.
Existen dos compilaciones del Talmud: el Talmud palestinense (a veces llamado Talmud de Jerusalén) y el
Talmud babilónico. Ambas contienen la misma Mishná, pero cada una tiene su propia Guemará. El Talmud
babilónico se convirtió en el predominante porque las academias rabínicas de Babilonia sobrevivieron a las de
Palestina durante varios siglos.
El propio Talmud, las obras de la erudición talmúdica y los comentarios referidos a él, constituyen las
mayores aportaciones a la literatura rabínica en la historia del judaísmo. Una de las obras más importantes es
el Mishné Torá (Repetición de la Ley, 1170−1180), escrito por el rabino, filósofo y médico hispanojudío
Maimónides; se trata de un resumen de toda la literatura legal rabínica existente. Los comentarios más
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conocidos son los realizados sobre el Talmud babilónico por el rabino francés Rashi, y por una serie de
estudiosos conocidos como tosafistas entre los que se contaban algunos de los nietos de Rashi.
Mishná, primera parte del Talmud, una codificación de la ley oral del Antiguo Testamento y de las leyes
políticas y civiles de los judíos. Fue compilada y editada por el rabí Yehudá (c. 135−220), conocido como
ha−Kadosh (en hebreo, `el Santo') o ha−Nasí (`el Príncipe' o `el Patriarca'), aunque por lo general los judíos
devotos lo denominan Rabí. Fue patriarca de los judíos palestinos y nieto de Gamaliel de Yavné. En su
versión final, la Mishná representa varios siglos de evolución. Entre las diversas compilaciones precedentes,
la más antigua fue la de los discípulos de Shammai y de Hil.lel, un antepasado de Rabí Yehudá. La Mishná
está escrita en hebreo, aunque contiene gran número de palabras en arameo y en griego. Se divide en seis
órdenes, cada una de ellas subdividida en tratados y capítulos.
La Mishná presenta sólo una codificación de las leyes; va seguida de la Guemará, la segunda parte del
Talmud, que incluye un elaborado comentario de la Mishná.
Guemará (arameo, `finalización', `perfeccionamiento'), en el judaísmo, cualquiera de los comentarios
contenidos en las dos versiones del Talmud, el babilónico y el palestinense. La Guemará correspondiente al
Talmud babilónico está escrita en arameo oriental, y la del Talmud palestinense en arameo occidental. La
Guemará incluye discusiones, explicaciones y ampliaciones de la Mishná, la doctrina tradicional del judaísmo
desarrollada a partir de los dictámenes rabínicos durante los primeros siglos de la era cristiana. De los dos
comentarios, la Guemará del Talmud babilónico del siglo III al VI es la más amplia y elaborada.
El Halajá (en hebreo, `camino' o `estilo'), en el judaísmo, el cuerpo de la ley tradicional, basado en la
interpretación y suplementos rabínicos de la ley escrita contenida en el Pentateuco, la Ley de Moisés.
Transmitidas de forma oral por las más altas autoridades rabínicas, estas leyes complementarias fueron
compuestas por primera vez en el Talmud, durante los primeros cinco siglos de la era cristiana, y en el Midras
o exégesis de las escrituras. La Halajá es, en sentido estricto, el contenido legal de estas obras, los ejemplos y
ampliaciones de los principios éticos, políticos y religiosos implicados en las leyes establecidas en la Hagadá:
tras completarse el Talmud, la Halajá siguió desarrollándose, ya que las autoridades rabínicas se veían
obligadas a aplicarla a nuevas situaciones. También continuó evolucionando en forma de compilaciones,
comentarios y literatura mística y moral.
Hagadá (en hebreo, haggadah, de higgidh, `relatar'), en el judaísmo, el cuerpo de la erudición rabínica no
jurídica, que incluye leyendas, anécdotas y parábolas que sirven para ilustrar los principios religiosos y éticos
de la ley tradicional compilados en el Talmud y el Midras durante los primeros siglos de la era cristiana. La
Hagadá es un complemento de la Halajá, o secciones legales de la literatura rabínica. Aunque el Talmud
contiene numerosos pasajes hagádicos, el grueso de la Hagadá se conformó en compilaciones separadas
conocidas como Midrashim, es decir, interpretaciones homiléticas del Antiguo Testamento. En su mayor
parte, los antiguos Midrashim reflejan más la Halajá que la Hagadá. El mayor de los Midrashim hagádicos es
el Midras Rabbá, o Gran Midras, una interpretación versículo a versículo de todo el Pentateuco y también lo
que en la Biblia hebrea se denominan meguilot (`rollos'), es decir, los libros de Ester, Rut, Lamentaciones,
Eclesiastés y Cantar de los Cantares que se leen en las diversas festividades judías.
La Hagadá es la principal fuente de conocimiento del antiguo judaísmo rabínico. El término Hagadá sirve
también para designar el libro de oraciones que se utiliza en el Séder (o cena ritual de la Pascua judía). Este
libro, además de numerosos salmos, reproduce extractos de la Hagadá tradicional elegidos por su especial
relevancia para celebrar dicho festejo.
TEMPLOS
La historia del judaísmo ha tenido como signo de identidad su templo, el templo de Jerusalén. El
primer Templo de Jerusalén fue construido en el año 833 a. C., y destruido en el 423 a. C. Bajo un
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gobierno persa en la tierra de Israel se construyó el segundo Templo, en el año 353 a. C. El rey Antioco
IV lanzó un decreto en contra de los judíos y realizó una profanación del Templo. Este templo, el de
Herodes, el segundo, fue demolido en el año 68 d. C., año en el que comenzó el exilio del pueblo judío,
obligado por los romanos. Actualmente sólo permanece el muro de las Lamentaciones.
El tercer templo
En Ezequiel, antiguo testamento, aparece el diseño de un Templo que será erigido a perpetuidad en la
Era mesiánica. El diseño del Templo profetizado por Iejezkel/Ezequiel comienza en el capítulo 40 y
continúa incluso hasta que leemos:
"Entonces el Espíritu me levantó y me introdujo al atrio interior. Y he aquí que la gloria del Eterno
llenó el templo.
Entonces oí a alguien que me hablaba desde el templo, mientras un hombre estaba de pie junto a mí.
Y me dijo: ''Oh persona, éste es el lugar de Mi trono, el lugar de las plantas de Mis pies, en el cual
habitaré en medio de los Hijos de Israel para siempre..."
Ezequiel dice que ese será el lugar para encontrarse con el Eterno en medio de los judíos para siempre.
Sabemos que el segundo Templo fue destruido por Roma en el 70 EC, entonces resulta que ese Templo no fue
"para siempre".
Por lo tanto, aún estamos esperando a que el Templo de la visión de Iejezkel se erija en Ierushalaim, y
permanezca a perpetuidad como lazo físico entre dios e Israel.
La Sinagoga
La Sinagoga es el lugar de encuentro donde los judíos practican sus expresiones de fe, en el que se reúnen
para orar y oír la doctrina de Moisés.
Los orígenes de las sinagogas son oscuros. La más antigua la podemos observar en una inscripción egipcia del
siglo III a.C
La arquitectura de la sinagoga nunca ha reflejado un único modelo, pero los siguientes elementos nunca
suelen faltar:
• El arca que acoge los rollos de la escritura de la Torá orientados hacia Jerusalén.
• La luz que emana del arca
• La gran mesa en una plataforma elevada
• Un pequeño atril de lectura desde donde reza el rabino
• Asientos para la congregación
Por tradición hombres y mujeres se colocan en secciones separadas.
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