Ficha 2 Bourdieu

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Escuela Universitaria de Bibliotecología y Ciencias Afines
Introducción a las Ciencias Sociales
Ficha 2
Especificidad del abordaje teórico – metodológico de Pierre
Bourdieu
Mag. José Enrique Fernández
Abril de 2006
Bourdieu busca un abordaje alternativo al objetivismo y al subjetivismo. No vamos a
discutir en profundidad la propuesta teórico - metodológica de Bourdieu, pues, tal cual
lo plantea, la misma debe cumplir con el pre - requisito de ajustarse a un contexto
teórico desarrollado con referentes empíricos específicos, por lo que el observatorio
ideal para esto son sus publicaciones. Entendemos si necesario puntualizar algunos
aspectos claves que contextualizan el abordaje:
La pertinencia de la utilización de conceptos abiertos, como campo, habitus,
estrategia, como forma de construcción de un objeto de estudio con consistencia
entre la teoría, la metodología, y la práctica.
En términos de Bourdieu: “... el uso de conceptos abiertos es una manera de romper
con el positivismo; pero esta es una frase prefabricada. Para ser más precisos, es un
modo permanente de recordar que los conceptos sólo pueden tener una definición
sistemática y son creados para emplearse en una forma sistemáticamente empírica.
Nociones como las de habitus, campo y capital pueden ser definidas, pero sólo dentro
del sistema teórico que ellas constituyen; jamás en forma aislada.” (Bourdieu, P.,
1995, p. 63)
La necesidad de tomar distancia epistemológica con el objeto, entendemos que
es pertinente en todos los casos, pero específicamente en nuestro objeto de estudio,
donde se relacionan agentes vinculados con el campo intelectual (Sociólogos,
Asistentes Sociales, Economistas, Psicólogos, Maestros) con agentes políticos y
sociales. La necesidad en este caso, por ejemplo, de objetivar al agente objetivador es
clara, para controlar por ejemplo el sesgo de generar “cosas” a partir de su
nominación.
Cuando por ejemplo decimos que las “Organizaciones Sociales” se burocratizan,
estamos nominando a una serie de fenómenos bajo el rótulo de organizaciones
sociales, corriendo en riesgo de transponer un modelo hacia la realidad en forma
irreflexiva. “Todas las veces que las proposiciones existenciales (Francia existe) se
enmascaran bajo enunciados predicativos (Francia es grande), estamos expuestos al
deslizamiento que hace pasar de la existencia del nombre a la existencia de la cosa
nombrada, deslizamiento tanto más probable y peligroso, cuando que, en la realidad
misma, los agentes sociales luchan por eso que llamo el poder simbólico, del cual ese
poder de nominación constituyente, que al nombrar hace existir, es una de las
manifestaciones más típicas.” (Bourdieu, P., 1993, p. 62).
De alguna forma al proponer una categoría, estamos ejerciendo una forma de
dominación simbólica, que por el papel que tiene el intelectual en este campo,
seguramente va a tener consecuencias prácticas concretas: “ ... no se puede no ver
que las formas de clasificación son formas de dominación, que la sociología del
conocimiento es inseparablemente una sociología del reconocimiento y del
desconocimiento, es decir de la dominación simbólica.” (Bourdieu, P., 1993, p. 35)
La necesidad de introducir al agente sin caer en el fenomenología, luego de
percibir las limitaciones del estructuralismo objetivista, básicamente con una noción
de aparato que limita sustancialmente al análisis institucional, reduciéndolo a
determinaciones y sobredeterminaciones mecanicistas, genera un modelo que “...
provee la única manera rigurosa de reintroducir a los agentes singulares y sus
acciones singulares sin caer en la anécdota sin pies ni cabeza de la historia de los
acontecimientos.” (Bourdieu, P., 1993, p. 55). Bourdieu conceptualiza al modelo como
estructuralismo genético: “... diría que trato de elaborar un estructuralismo genético:
el análisis de las estructuras objetivas - las de los diferentes campos - es inseparable
del análisis de la génesis en el seno de los individuos biológicos de las estructuras
mentales que son por una parte el producto de la incorporación de las estructuras
sociales y del análisis de la génesis de estas estructuras sociales mismas: el espacio
social, y los grupos que en él se distribuyen, son el producto de luchas históricas (en
las cuales los agentes se comprometen en función de su posición en el espacio social y
de las estructuras mentales a través de las cuales aprehenden ese espacio.”
(Bourdieu, P., 1993, p. 26).
De esta forma se sitúan con referencia a un contexto (histórico) la acción de agentes
biológicos que son portadores de estructuras producto de la relación entre una base
biológica y un contexto social. Esta propuesta da cuenta de una característica
específica de las Ciencias Sociales; el hecho de que la producción y reproducción de la
Sociedad es producto del quehacer activo de los agentes, y por otra parte, que las
diferentes formas que adopta a su interior este proceso de producción y reproducción,
no puede ser aprehendido por categorías situacionales, ya que se trata de estructuras
producto de relaciones sociales que implican luchas por intereses específicos: “Por
estructuralismo o estructuralista, quiero decir que existen en el mundo social mismo,
y no solamente en los sistemas simbólicos, lenguaje, mito, etc., estructuras objetivas,
independientes de la conciencia y de la voluntad de los agentes, que son capaces de
orientar o de coaccionar sus prácticas o sus representaciones. Por constructivismo,
quiero decir que hay una génesis social de una parte de los esquemas de percepción,
de pensamiento y de acción que son constitutivos de lo que llamo habitus, y por otra
parte estructuras, y en particular de lo que llamo campos y grupos, especialmente de
lo que se llama generalmente las clases sociales.” (Bourdieu, P., 1993, p. 127)
El paso del análisis situacional al análisis relacional, implica pasar del concepto
estático de estructura al concepto dinámico de campo: “Pensar en términos de campo
es pensar en términos de relaciones” (Bourdieu, P., 1995, p. 64). Bourdieu define al
concepto de campo en estos términos: “En términos analíticos, un campo puede
definirse como una red o configuración de relaciones objetivas entre posiciones. Estas
posiciones se definen objetivamente en su existencia y en las determinaciones que
imponen a sus ocupantes, ya sean agentes o instituciones, por su situación (situs)
actual y potencial en la estructura de la distribución de las diferentes especies de
poder (o de capital) - cuya posesión implica el acceso a las ganancias específicas que
están en juego dentro del campo - y, de paso, por sus relaciones objetivas con la
demás posiciones (dominación, subordinación, homología, etc.).” (Bourdieu, P., 1995,
p. 64).
El concepto de interés en este caso se refiere a bienes valorados, que difieren de
acuerdo al campo (dinero, honor, prestigio, fama, etc.). Esta concepción de la
pluralidad de intereses, corresponde a una concepción de Sociedad como pluralidad de
campos, y dado que a cada campo corresponde una lógica propia que lo estructura,
también estaríamos hablando de pluralidad de lógicas: “Y el trabajo que preparo sobre
la teoría de los campos - y que podría llamarse ´pluralidad de los mundos´- terminará
con una reflexión sobre la pluralidad de las lógicas que corresponden a los diferentes
mundos, es decir a los diferentes campos como lugares donde se construyen los
sentidos comunes, los lugares comunes, los sistemas de tópicos irreductibles los unos
a los otros.” (Bourdieu, P., 1993, p. 32). El concepto de campo está relacionado con el
concepto de habitus, y es aquí que se recupera al agente como sujeto portador de
estructuras: “El principio de la acción histórica, tanto la del artista, la del científico o la
del gobernante, como la del obrero o el burócrata, no es un objeto constituido en la
exterioridad. No reside en la conciencia ni en las cosas, sino en la relación entre dos
estados de lo social, es decir, entre la historia objetivada de las cosas en forma de
instituciones, y la historia encarnada en los cuerpos, en forma de esas disposiciones
duraderas que yo llamo habitus.” (Bourdieu, P., 1990, p. 69). De esta forma se
establece conceptualmente la construcción social de lo subjetivo, referidos a campos
concretos: “Hablar de habitus es plantear que lo individual, e incluso lo personal, lo
subjetivo, es social, a saber, colectivo. El habitus es una subjetividad socializada..”
(Bourdieu, P., 1995, p. 87).
Ligado al concepto de campo y habitus se introduce el concepto de estrategia,
superando el concepto de proyección de la acción a mediano y largo plazo de carácter
racional, al relacionarla con el concepto de juego (reglas del juego) en el contexto de
un campo históricamente definido, donde el habitus implica la capacidad de jugar el
juego de acuerdo a las reglas prevalecientes:
“La noción de estrategia es el
instrumento de una ruptura con el punto de vista objetivista y con la acción sin agente
que supone el estructuralismo (al recurrir por ejemplo a la noción de inconsciente).
Pero se puede rehusar ver en la estrategia el producto de un programa inconsciente
sin hacer de él el producto de un cálculo consciente y racional. Ella es el producto del
sentido práctico como sentido del juego, de un juego social particular, históricamente
definido, que se adquiere desde la infancia al participar en las actividades sociales.”
(Bourdieu, P., 1993, p. 70)
La superación del concepto de aparato, en relación a la diferencia entre “campo”
y “aparato” pasa por conceptualizar al campo como un espacio de juego, donde
existen reglas pero los agentes tienen discrecionalidad en la aceptación de las
mismas. El juego implica luchas, por lo tanto, implica historia: “Existe una diferencia
esencial: en un campo, hay luchas; por tanto, hay historia. Me opongo abiertamente a
la noción de aparato que es, para mí, el caballo de Troya del peor funcionalismo: un
aparato es una máquina infernal, programada para alcanzar ciertas metas ... El
sistema escolar, el Estado, la Iglesia, los Partidos Políticos y los Sindicatos no son
aparatos, sino campos. En un campo, los agentes y las instituciones luchan, con
apego a las regularidades y reglas constitutivas de este espacio de juego ... con
grados diversos de fuerza, y, de ahí, con diversas posibilidades de éxito, para
apropiarse de las ganancias específicas que están en juego en el juego.” (Bourdieu,
P., 1995, p. 68)
A partir de las categorías citadas, surge una nueva construcción del objeto
Estado, que permite construir a esta categoría desde una perspectiva que
entendemos proporciona una gran capacidad heurística para nuestro objeto de
estudio: “En realidad, lo que encontramos concretamente es un conjunto de campos
burocráticos o administrativos (los cuales a menudo adoptan la forma concreta de
comisiones), donde los agentes y grupos de agentes gubernamentales y no
gubernamentales luchan en persona o por procuración por esta forma particular de
poder que el poder de regir una esfera particular de prácticas, mediante leyes,
reglamentos, medidas administrativas (subsidios, autorizaciones, etc.), en fin, todo
aquello que corresponda a una política. Así el Estado, si se insiste en conservar esta
designación, sería un conjunto de campos de fuerzas en donde se llevan a cabo luchas
cuyo objetivo sería (corrigiendo la fórmula de Max Weber) el monopolio de la violencia
simbólica legítima: es decir; el poder de constituir e imponer como universal y
universalmente aplicable en el marco de una nación, esto es, dentro de los límites
fronterizos de un país, un conjunto común de normas coercitivas.” (Bourdieu, P.,
1995, p. 74).
En resumen, una propuesta de organización de la discusión, pasa por seguir
los pasos planteados por Bourdieu: “Un análisis en términos de campo implica tres
momentos necesarios e interrelacionados. Primero, hay que analizar la posición del
campo en relación al campo del poder .... Segundo, es menester establecer la
estructura objetiva de las relaciones entre las posiciones ocupadas por los agentes o
las instituciones que compiten dentro del campo en cuestión ... Tercero, se deben
analizar los habitus de los agentes, los diferentes sistemas de disposiciones que éstos
adquirieron mediante la interiorización de un tipo determinado de condiciones sociales
y económicas y que encuentran, en una trayectoria definida dentro del campo
considerado, una oportunidad más o menos favorables de actualizarse.” (Bourdieu, P.,
1995, p. 70)
Bibliografía
BOURDIEU, PIERRE, 1990: Sociología y Cultura. Grijalbo: México.
BOURDIEU, PIERRE, 1991: El sentido práctico. Taurus: Madrid.
BOURDIEU, PIERRE, 1993: Cosas dichas. Gedisa: Barcelona.
BOURDIEU, PIERRE, 1995: Por una antropología reflexiva. Grijalbo: México.
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