La Ley SAS remoza las sociedades comerciales (y crea, también, nuevos retos) Cuánto tiempo ha transcurrido a la espera de una verdadera reforma en el régimen societario colombiano. Desde 1971 las sociedades son reguladas con un esquema arcaico, rígido, inflexible, y en muchas ocasiones caótico e inaplicable. Con la Ley 222/95 algo se progresó, pero quedó un inmenso espacio por llenar con una legislación que fuera más elástica y más moderna. El profesor Francisco Reyes Villamizar tomó de su propia mano el proyecto de lo que hoy es la Ley 1258 de 2008 (“Ley SAS”), lo diseñó y moldeó en la horma de sus conocimientos, estudios y experiencia profesional, y presenta hoy lo que sin duda es la ley más importante en toda la historia jurídica colombiana en lo relacionado con la regulación de las sociedades, enviando las compañías tradicionales del Código de Comercio al archivo de las antigüedades. La ley rompe paradigmas tradicionales: el de las escrituras públicas para la constitución y reformas, el de la indispensable pluralidad de asociados, el de la precisa definición del objeto y la duración del contrato, entre los más destacables. Se adopta una forma societaria multipropósito, moldeable y adaptable a las necesidades que se tienen en todas las empresas no importa su tamaño y complejidad, y en los grupos cerrados y familiares para la organización de los patrimonios y sus iniciativas. La irrupción de la empresa unipersonal (más sociedad que empresa) abría una fisura indeleble a la rígida estructura impuesta en el decreto 410 de 1.971. La ley 1014 de 2006 en su artículo 22 (complementada con el decreto reglamentario 4463 del mismo año) da otros superficiales retoques a los cinco pilares sobre los que estaba construido el régimen societario (las compañías de tipo colectivo, limitada, comanditaria simple, comanditaria por acciones y anónima); pero de esta ley, su artículo 22 no fue discutido con la ampliación que el tema merece, y fue pasado calladamente por el Congreso Nacional, sin aviso y sin debate y sin polémica, sin alterar de fondo la normatividad existente. La sociedad por acciones simplificada, ésta sí, emerge como una forma societaria típica y diferente, cuya maleabilidad la hace adaptable y versátil para cualesquiera tipos de necesidades asociativas que se presenten. Vaciando a la ley sus reflexiones y conocimientos tomados del derecho continental europeo y del derecho societario anglosajón, el profesor Reyes soñó con que fuera posible una sociedad que evitara las rigideces del Código de Comercio, que priorizara la autonomía de la voluntad dentro del marco de los principios del derecho, y que abandonara ese traje arcaico e inflexible que se le había impuesto a las sociedades en el derecho privado. Y dejando constancia de su convicción de las bondades de la unificación del derecho privado que elimine la bivalencia entre el derecho comercial y el derecho civil. Son muchas las modificaciones que incorpora la ley con esta nueva forma societaria (“SAS”). Algunas de ellas pueden identificarse así: Sin abandonar la posible pluralidad de asociados, se permite la constitución de la compañía y su funcionamiento con un único accionista. Se enfatiza en el blindaje de los accionistas frente a eventuales obligaciones que pueda asumir la compañía de cualquier naturaleza, en especial las laborales y las fiscales. Se autocalifica la S.A.S como sociedad de capitales, esencialmente comercial. Se constituye y reforma por documento privado. La estructura societaria está profundamente arraigada en la autonomía de la voluntad, haciendo prevalecer las normas del contrato sobre las que eventualmente pudieren llegar a las SAS por remisión de otras sociedades. Su nombre social puede consistir en razón o denominación, haciendo o no referencia a los nombres y apellidos de uno o varios accionistas. Es de duración indefinida, salvo que en los estatutos se establezca un plazo determinado para el contrato. Es de capacidad ilimitada, a menos que los estatutos se establezca un objeto social específico. Su capital puede cancelarse de cualquier manera, sin exceder el término de dos años. Sin que existan relaciones obligatorias entre los montos del capital autorizado, el suscrito y el pagado. Se reconocen diferentes tipos de acciones además de las ordinarias, y de goce y de industria; tales como las privilegiadas, las de voto múltiple, las con dividendo fijo y las de pago. Se puede reconocer a una o varias acciones el derecho al voto múltiple en el seno de la asamblea de accionistas. Se permite prohibir la negociación de las acciones por el término de 10 años. Preve las consecuencias que se derivan del cambio de control al interior de una sociedad que sea accionista de la SAS. Se hace más ágil el funcionamiento de la asamblea de accionistas, la cual podrá sesionar fuera del domicilio social, permitiéndose para el quórum y la mayoría la presencia de un solo accionista. No se requiere la designación de junta directiva ni de revisor fiscal. Los acuerdos de accionistas pueden versar sobre cualquier tema relacionado con la organización y funcionamiento de la sociedad. El representante legal actúa libremente y sin restricciones, salvo que éstas se impongan en el acto o contrato constitutivo. Los administradores pueden negociar acciones de la sociedad, aprobar los estados financieros, y representar acciones en la Asamblea. Puede haber en la junta directiva (que no es obligatoria) mayorías conformadas por familiares. Y una persona puede integrar más de cinco Juntas Directivas. La impugnación de las decisiones puede intentarse ante Tribunales de Arbitramento. Para las sociedades que operan en el sector real de la economía, que asumen riesgos, independientemente de que organicen negocios de pequeña o de gran magnitud, esta flexibilidad produce beneficios que pueden identificarse así: 1 La SAS tiene los tres tipos de capitales de las Sociedades Anónimas convencionales (autorizado, suscrito y pagado). No obstante, las condiciones, proporciones y plazos de suscripción y pago obedecerán a la libertad de sus accionistas. En todo caso, el plazo de pago de las acciones no podrá superar los dos (2) años. Tratándose de disolución por pérdidas que reduzcan el patrimonio neto de la sociedad por debajo del 50% del capital suscrito, la Ley SAS otorga un plazo de 18 meses (en lugar de 6) para enervar dicha causal. La Asamblea de Accionistas podrá realizarse fuera del domicilio principal aunque no estén representados o presentes la totalidad de los accionistas. Por otro lado, salvo estipulación en contrario, el derecho de inspección será de cinco (5) días hábiles anteriores a la reunión. Además, los accionistas podrán renunciar al derecho a ser convocados a una reunión determinada antes, durante1 o después. Esto implica que los accionistas pueden subsanar la ineficacia originada en una indebida convocatoria. En operaciones de fusión y escisión, los accionistas de las sociedades absorbidas o escindidas podrán recibir dinero en efectivo, acciones, cuotas sociales, títulos de participación en cualquier sociedad o en cualquier otro activo como única contraprestación. La ley no estipula la prohibición consagrada para los titulares de empresas unipersonales respecto a la contratación de éstos con la compañía. En ese sentido, el accionista único de la Sociedad por Acciones Simplificada podrá contratar con ésta. Adicionalmente, establece que las prohibiciones de los Artículos 155, 185, 202, 404, 435 y 454 del Código de Comercio no serán aplicables a este tipo societario. Esto significa por ejemplo, que los empleados podrán representar a los accionistas en reuniones de asamblea y que los administradores podrán negociar acciones y votar los estados financieros de fin de ejercicio. La sociedad por acciones simplificada tiene como juez natural a la Superintendencia de Sociedades (juez especializado) para que ella sea la encargada de conocer los siguientes asuntos: (i) Lograr la ejecución de las obligaciones pactadas en los acuerdos de accionistas, (ii) Resolver las diferencias entre accionistas, entre estos y la sociedad o sus administradores en desarrollo del contrato social o acto unilateral, (iii) La impugnación de las determinaciones de la asamblea o de la junta directiva, (iv) La declaratoria de nulidad de la Sociedad por Acciones Simplificada cuando ésta haya tenido origen en actos defraudatorios La renuncia al derecho de ser convocados puede ser expresa, o tácita (cuando asistan a la asamblea accionistas que no hayan sido convocados, a menos que manifiesten su inconformidad con la falta de convocatoria antes que la reunión se lleve a cabo) Art. 21 (v) Resolver la nulidad absoluta de las determinaciones de la Asamblea de Accionistas cuando un accionista abuse de sus derechos; con la consecuencial indemnización de perjuicios. La estructura orgánica y demás normas que rigen su funcionamiento son las que determinen los estatutos; la sociedad deberá tener al menos un administrador (representante legal), pero no esta obligada a tener Junta Directiva. Las acciones pueden ser ordinarias, goce o industria, preferenciales, con dividendo fijo, de pago y privilegiadas. Pueden establecerse hechos y causales que permitan el retiro de los accionistas, con la forma de liquidación de sus acciones. La sociedad comercial tradicional de cualquier tipo puede transformase a S.A.S. por documento privado (eliminando gastos legales notariales y de impuesto de registro). Al transformarse conserva el mismo NIT y los mismos libros de contabilidad registrados. Y para las compañías familiares, cerradas, donde se facilita el salto generacional patrimonial, y se prioriza el control y liderazgo de los padres, se convierten en un modelo más propicio para su funcionamiento (arrebatando el liderazgo que en este campo tenían las comanditarias), pudiéndose enfatizar los beneficios siguientes: 2 A diferencia de la Sociedades en Comandita, donde los gestores son responsables solidariamente por las obligaciones que asuma la sociedad, los accionistas de la S.A.S. no son responsables de las obligaciones a cargo de la sociedad, incluyendo expresamente las obligaciones laborales, tributarias o de cualquier naturaleza. La Sociedad por Acciones Simplificada no está obligada a tener revisor fiscal por el simple hecho de su tipo societario; solo será obligatorio cuando la ley lo exija. La Ley 43 de 1990 determina las sociedades comerciales sometidas a la revisoría fiscal según unos topes de ingresos y de patrimonio.2 Cuando haya de repartirse utilidades los estados financieros deben ser elaborados de acuerdo con los principios de contabilidad generalmente aceptados y dictaminados por un contador público independiente. Se establece la posibilidad de fraccionar el voto cuando se trate de la elección de cuerpos colegiados, lo cual es un beneficio para el accionista mayoritario, quien podrá tomar el control de los órganos tales como la Junta Directiva o los demás que se creen vía estatutaria. Se puede renunciar al derecho de inspección y al de convocatoria. Esto permite tener un control por parte de unos accionistas (padres), pues se logra que los accionistas (hijos) renuncien a estos derechos, concentrando la administración y manejo de la compañía en aquellos. Las sociedades comerciales, de cualquier naturaleza, cuyos activos brutos al 31 de diciembre del año inmediatamente anterior sean o excedan el equivalente de cinco mil salarios mínimos y/o cuyos ingresos brutos durante el año inmediatamente anterior sean o excedan al equivalente a tres mil salarios mínimos (parágrafo 2, artículo 13, ley 43 de 1990). Es permitido que en los estatutos se indiquen porcentajes o montos mínimos o máximos del capital social que podrán ser controlados por uno o más accionistas en forma directa o indirecta. Es viable establecer restricciones a la negociación de acciones emitidas por la sociedad hasta por el término de diez (10) años. Así, se podrá prohibir que los accionistas (hijos) enajenen sus acciones. La negociación de acciones se podrá someter a la aprobación previa por parte de la asamblea. Así las cosas, se podrá consagrar en los estatutos de la compañía que la enajenación de acciones requerirá la aprobación previa de la asamblea, la cual será aceptada cuando así lo determinen el 90% de los votos de la sociedad (votos que estarán en cabeza del padre por medio de su acción con voto múltiple). Establece la posibilidad de excluir de la S.A.S. a las sociedades accionistas que no informen al representante legal el cambio de control sobre las mismas. Por lo tanto, no podrá burlarse el derecho de preferencia con la simple transferencia de la sociedad accionista de la S.A.S. Se permite la creación de acciones privilegiadas por medio de las cuales se podría determinar que el 99% de las utilidades, valorizaciones y remanentes en la liquidación correspondieran a un solo accionista. No requiere una denominación social que haga alusión al nombre o apellido de los accionistas. No se requiere pluralidad en las decisiones, por lo tanto las decisiones de administración, representación y que busquen una reforma de estatutos, podrán ser tomadas por un solo accionista. En la constitución de una S.A.S. no se requiere la comparecencia y firma de todos sus asociados, permitiendo vincular a la compañía accionistas (miembros de la familia) sin que los mismos tengan conocimiento de ello. En las Sociedades por Acciones Simplificadas los acuerdos de accionistas podrán versar sobre cualquier tema, podrán ser suscritos por accionistas que sean administradores, y serán vinculantes para la sociedad una vez hayan sido depositados. Así las cosas, los antiguos protocolos de familia que no eran oponibles a la sociedad por no regular los únicos temas expresamente señalados en la Ley 222 de 1995 (votar en igual o determinado sentido en las asambleas de accionistas, o la representación de todos en la reunión o reuniones de la asamblea) adquirirán este carácter de vinculante entre ellos y frente a la sociedad. Pueden establecerse circunstancias y causales que permitan a los accionistas ejercer el derecho de retiro (receso) con la forma de liquidación de sus acciones. Permiten el salto generacional patrimonial de padres e hijos (o a nietos) sin generar el impuesto de ganancia ocasional con tarifa marginal del 33%, y sin sacrificar control total de los padres en el manejo del patrimonio y en la toma de decisiones. La sociedad comercial tradicional de cualquier tipo puede transformarse a S.A.S. por documento privado (eliminando gastos legales notariales y de impuesto de registro). Al transformarse conserva el mismo NIT y los mismos libros registrados de contabilidad, de actas y de accionistas. Puede reconocerse y regularse la posibilidad de excluir alguno o algunos accionistas, y de establecer métodos y procedimientos para liquidar y cancelar sus acciones. Con esto se logra que el manejo de la sociedad, pueda ser liderado con autonomía por una sola persona (padre o madre), quien tendrá la mayoría para tomar decisiones, sin detentar el control del capital de la compañía. De esta forma se transfiere nominalmente el patrimonio, pero su administración, representación y control estarán en cabeza de un accionista que será titular un número mínimo de acciones, pero que al ser propietario de una acción con voto múltiple, tendrá la mayoría suficiente para tomar las decisiones de la sociedad. Muy seguramente aparecerán observaciones y comentarios sobre el articulado de la ley, que merezcan la atención en un decreto reglamentario que satisfaga todas las inquietudes provenientes de la academia, del ejercicio profesional, del trámite y las opiniones de las Cámaras de Comercio, y de la propia reflexión de los empresarios. Sin embargo, aún sin la promulgación de tal decreto reglamentario, ya se percibe en el medio en que operan las sociedades, un evidente liderazgo y preferencia por la sociedad por acciones simplificada por sobre las demás formas societarias. La versatilidad y flexibilidad de la legislación exigen, eso sí, de parte de los abogados y de quienes asuman la redacción de los estatutos sociales, un muchísimo mayor cuidado en la selección de las disposiciones aplicables y de las adicionales que no estén contempladas en la ley, con el fin de que la sociedad, sin contradicciones internas, satisfaga las necesidades específicas y puntuales de sus accionistas, usuarios y operadores. No se trata ya (como en el pasado) de transcribir regulaciones detalladas impuestas por las normas sustantivas, con muy poco campo de maniobra y de ajuste; la ley brinda un marco regulatorio básico por fuera del cual la autonomía contractual se reconoce, siempre y cuando se acojan las pocas normas imperativas impuestas en la Ley SAS, primando en todo caso el contrato o estatuto sobre las reglas de la sociedad anónima contempladas en el Código de Comercio y sobre la regulación societaria del título primero del régimen societario Tal primacía o prelación de las disposiciones estatutarias sobre las normas remitidas desde la sociedad anónima (aún de las imperativas) permite válidamente estipular reglas estatutarias impensables (como válidas) hasta la vigencia de Ley SAS, como podrían ser las siguientes: imponer responsabilidades a los accionistas por las obligaciones sociales, permitir la divisibilidad de las acciones, excluir a determinadas acciones del derecho a conformar el quórum y las mayorías, que ciertas acciones no tengan derecho a que se titular reciba dividendos o remanentes liquidatorios, revocar o modificar el reglamento de emisión de acciones antes de que sean suscritas, negociar acciones pignoradas sin autorización del acreedor garantizado con la prenda, eliminar la solidaridad entre enajenante y adquirente de acciones no pagadas en su totalidad, establecer requisitos formales para perfeccionar el traspaso de las acciones más allá del acuerdo y la inscripción, aprobar que las acciones puedan suscribirse por un precio inferior a su valor nominal, diseñar un trámite especial para ejercer el derecho de preferencia en la negociación si este se ha pactado, permitir que la sociedad adquiera sus propias acciones a pesar de que no existan utilidades o reservas para tal fin, fijar hora fecha y lugar para las sesiones por derecho propio diferentes al primer día hábil de abril a las diez de la mañana y a las oficinas de administración, exigir convocatorias por medio diferente del aviso en un diario de amplia circulación en el domicilio social, estipular que en las sesiones extraordinarias puedan discutirse y aprobarse temas diferentes a los consignados en la convocatoria, autorizar que en la convocatoria a sesiones extraordinarias no se mencione el tema que se someterá a decisión de la asamblea, poder suspender la asamblea por un término superior a tres días; autorizar que las actas sean firmadas por quienes no tengan la calidad de representante legal, secretario o revisor fiscal; eliminar la ineficacia como única sanción para las decisiones que no se adopten con acato a la ley y a los estatutos, eliminar los suplentes en la Junta Directiva (si este órgano colegiado de administración se impone en los estatutos) y disponer que la Junta tenga menos de tres miembros, otorgar la representación legal a un funcionario distinto del gerente, no exigir la distribución del 70% de las utilidades cuando las reservas sobrepasen el monto del capital suscrito, autorizar el pago de dividendos con la entrega de activos (especies diferentes del dinero) de la compañía, validar las restituciones o rembolsos de aportes sin restricciones, y autorizar la continuidad de las operaciones una vez se hayan presentado pérdidas que configuren causal de disolución. En fin, por su flexibilidad y estructura, por su adaptabilidad y maleabilidad, la S.A.S. hace que las sociedades reguladas y reconocidas por el Código de Comercio pasen a engrosar el universo de los objetos inútiles, al lado de los fósiles paleolíticos. Sea bienvenido en el medio jurídico y empresarial este nuevo esfuerzo del profesor Reyes Villamizar, que se une a sus libros y escritos anteriores que tanto han aportado a la normatividad positiva y al entendimiento de las compañías. Y que ha sido acogido y aprobado en horabuena por el Congreso nacional. Ignacio Sanín Bernal