PLURALIDAD E INTERCULTURALIDAD ESQUEMA 1º. Principios 2º. Dificultades 3º. Ventajas 4º. Conclusiones teóricas y, sobre todo, operativas 5º. Cuestionario para que los junteros afectados por el tema expresen sus propias experiencias (sobre todo de carácter congregacional) INTRODUCCIÓN: Una primera aproximación a la temática sobre pluralismo e interculturalidad nos impone una pregunta previa: ¿desde dónde se plantea y hacia dónde tiende? ¿quién narra y desde donde se comunica? Inicio este aporte reconociendo que no soy un especialista en el tema, simplemente un comunicador de la experiencia vivida en Argentina desde diferentes espacios comunitarios y formativos. Reconozco que la comunicación experiencial narrada desde los hechos de vida queda inconclusa, abierta, y , condicionada por mi carnet de identidad1. En un primer momento de la exposición me limitaré a los conceptos pluralidad e interculturalidad como principios. En un segundo momento, una mirada a las dificultades y ventajas que tendrán como centro la experiencia vivida y como ésta afecta a la Congregación. Finalmente un tercer paso como conclusiones teórico-prácticas desde lo reflexionado. El esquema diseñado por la Secretaría General nos sirve como marco amplio y a la vez nos sujeta al mismo para no divagar o teorizar demasiado sobre el tema. 1 Soy un varón blanco, de cultura occidental, nacido en un pueblo del interior de la Isla de Mallorca. Acompaño en la formación en Argentina desde hace 9 años y en diferentes experiencias de vida religiosa: clásica, inserción urbana, y actualmente en la inserción desde un asentamiento situado en el Cono urbano Bonaerense-Partido de la Matanza. Estoy haciendo un proceso de inculturación latinoamericana y a la vez acompaño en el camino hacia la interculturalidad Congregacional con hermanos del Cameroun, Rwanda, Argentina, República Dominicana y España. 1 Las fuentes bibliográficas que nos ayudan al desarrollo de los principios son los siguientes: Sobre el Pluralismo seguimos al autor: RAIMUNDO PANIKKAR, Sobre el Diálogo Intercultural, Ed. San Esteban (Salamanca),1990. Sobre la Interculturalidad seguimos a la autora: DIANA DE VALLESCAR, Cultura, Multiculturalismo e Interculturalidad. Hacia una racionalidad intercultural, Ed.,Perpetuo Socorro, (Madrid), 2000. Ofrecemos unos subsidios o herramientas pedagógicas: Power Point y otros esquemas utilizados en los itinerarios formativos en Argentina. 1º. Principios: Pluralidad Una de las notas salientes de nuestro mundo contemporáneo es este vivir tensionados entre la identidad cultural particular y la supuesta identidad global. Tensión que desgarra en dos el sentido de pertenencia de las personas. El problema es cómo combinar la pertenencia a una sociedad, cada vez más global, con las identidades particulares de la comunidad. Allí reside, me parece, el desafío de las culturas actuales. Es el desafío de la modernización. Nadie puede refugiarse, temeroso, en los repliegues de la tradición comunitaria, en la identidad inmóvil del pasado. Nadie tampoco puede bajarse del planeta y decir como el niño del filme La guerra de los botones: “Si sabía, no venía” (o no vivía...) Hoy día la vida es un doble juego. Es la múltiple dimensión de las sociedades contemporáneas actuales, vivir en una sociedad cada vez más mundializada y, al mismo tiempo, no perder la identidad de la propia comunidad, ejercer el derecho a tener una mirada propia del mundo. Modernización entendida como globalización, participación creciente en el mundo, e identidad, entendida como pertenencia a una comunidad en que se ejercen lazos afectivos, son los dos polos de la cuestión cultural hoy. Ante esta coyuntura, surge la pregunta: ¿Cómo definimos nuestra identidad? ¿A partir de la diferenciación, por contraste u oposición2 respecto de otros, o como forma de pertenencia o de participación?. ¿Cómo encontrar la identidad cultural propia dentro de la común diversidad? ¿Hasta qué punto nos podemos sentir cómodos con un pluralismo cultural que está marcado por las diferencias y las des-igualdades? ¿Nos basta con un mero tolerarse y respetarse, aun sin entenderse, o necesitamos dar un paso más y 2 La pregunta en el primer caso es: ¿En qué me diferencio o difiero del/os otro/s? ¿En qué me opongo?. En el segundo caso: ¿A qué / quién pertenezco?, ¿Con qué / quién me identifico?, ¿De qué participo?. Definimos la identidad como: las promesas que ha inventado cada pueblo para vivir en común. Son los “vínculos” que unen a unos y otros, independientemente -incluso- de sus apellidos, de su color, de su riqueza. Son el imaginario que hace que la gente se entusiasme de vivir en sociedad, en esta sociedad. 2 entrar en un diálogo intercultural, o mejor, que nos lleve a convivir en la diversidad?3 No pretendo responder a éstas y otras preguntas acuciantes del momento. Sólo espero poder iluminar algunos aspectos que nos ayuden a todos a encontrar nuestras propias respuestas. Ahora bien, siguiendo en la propuesta de ir encontrando un marco de definición a la pluralidad, por una parte la podemos comprender como un “Sistema por el cual se acepta o reconoce la pluralidad de doctrinas o métodos en materia política, económica, etc. Es un fenómeno de la modernidad que empezó a desarrollarse a una mayor velocidad desde la ilustración. El significado del término tiene diversos matices y es usado de forma diversa en la ciencia filosófica, política, económica, social, y otras disciplinas” .4 Por otra, y con una mirada más crítica, constatamos que después del fracaso del racionalismo dominante en los últimos siglos -la modernidad-, que buscaba estructurar el mundo a partir de los esfuerzos de la razón, y de la convicción de que esta constitución de un mundo “razonable” traería la libertad y el bienestar para todos; que el saber operaría de por sí la justicia”, pareciera que estas expectativas no se han realizado, por lo que la tentación presente está en creer que se puede abdicar absolutamente de la razón, y huir hacia una visión radicalmente pluralista del mundo, o hacia alguna forma de fundamentalismo. Estas dos reacciones a las deficiencias, y diría casi al fracaso de la modernidad, son una forma de resignación. Una resignación frente a las posibilidades humanas, siempre amenazadas, de descubrir la verdad por la vía de la razón. El pluralismo (radical) disuelve la verdad única en una multitud de opiniones, o remite la decisión respecto de la adhesión a la verdad a un futuro indefinido. El fundamentalismo, por su parte, busca contrarrestar la debilidad de la razón por la apelación a-crítica a una adhesión incondicional, fundada en las formas de mediación de la verdad. Muy interesante el esquema que propone Raimundo Panikkar5 sobre la idea del Pluralismo como mito desde la vertiente diálogo-dialogal. El pluralismo cultural, la diversidad, se acepta con relativa facilidad. Pero no se aceptan tan fácilmente la diferencia, la hostilidad y el conflicto que inevitablemente crea la diversidad. Las desavenencias y los conflictos culturales surgen normalmente de disputas por el poder y el modo de ejercerlo, por los diferentes sentidos nuclearizadores de las culturas, por cuestiones económicas, que las culturas producen y administran de maneras diversas. Todos estos conflictos tienen un lado intercultural -conflictos entre diferentes culturas- y otro intracultural. Con frecuencia estos conflictos reflejan diversos saberes: el saber tradicional, de los ancianos con su 3 (Véase doc. Word sobre el identikit y documento Word, comentario identikit) Pedagógicamente el Identikit Cultural puede ayudar a visualizar donde la persona se encuentra en la temática propuesta. Puede parecer muy de base escolar, sin embargo hacer un chequeo con preguntas básicas u obvias nos puede facilitar un grado de comprensión más hondo. 4 JAYANTH, M. De la Pluralidad al pluralismo. Selecciones de Teología, Vol. 41, Nº 163, Julio-Setiembre de 2002, p.163 5 (Véase Presentación Power Point, El paradigma intercultural)) 3 experiencia de vida, que constituye una sabiduría, y el saber científico contemporáneo de los jóvenes pragmáticos, que dominan tecnologías complicadas sin ser necesariamente sabios. El equilibrio cultural entre herencia e innovación, entre saber contextual y saber universal exige en cada generación nuevas “negociaciones”. Más que nunca las sociedades están hoy formadas por gentes que cobran su identidad desde distintos bagajes culturales. En este contexto, para construir una ciudadanía madura, pacífica y enriquecedora, es imperativo aceptar una sociedad no sólo multicultural, basada en el respeto y la tolerancia del “otro”6, sino también intercultural, forjada en el diálogo entre las culturas, y no sólo nacida de un mosaico de ellas. Sólo así se construirá una sociedad en la que no existan excluidos, y en la que se pueda aprovechar la riqueza que significa la diversidad de culturas7. La diferencia de culturas no garantiza siempre el reconocimiento recíproco. Sin esta reciprocidad puede haber supervivencia o incluso coexistencia simbiótica con las diferencias, pero no convivencia democrática. Existen en las culturas valores, tradiciones, costumbres, modos de vivenciar lo religioso (diferencias) que merecen ser estimados y reconocidos, lo que no significa que quienes las diferencian y reconocen se olviden por ello del valor de la propia cultura. Ocurre con más frecuencia que se admiten los valores de la otra cultura, pero “desde la propia trinchera”, sin atreverse a poner a prueba las pretensiones de verdad de algunos de los elementos de la propia cultura en el encuentro con la/s otra/s. Es más sencillo, más cómodo, desentenderse del diálogo, o del encuentro inter-cultural. “Una vez que ha comenzado el diálogo interno, una vez emprendida la tarea de la búsqueda intrarreligiosa genuina, estamos en condiciones de afrontar lo que yo llamo el método imparativo, es decir, el esfuerzo de aprender de los otros, y permitir que nuestras convicciones sean fecundadas por las visiones de los otros... Sólo podemos imparare, esto es, aprender del otro abriéndonos desde nuestro punto de vista a un diálogo dialógico que no pretenda vencer o convencer, sino buscar juntos desde nuestras diferentes posiciones”8. El diálogo puede tener dos finalidades distintas: 1) La “comprensión”, Apunta a un consenso progresivo de contenidos. Busca “semejanzas”, “correspondencias” y “arquetipos”, para apostar por un proyecto de homogeneización y asimilación cultural. 2) El “respeto”, Mira no al contenido progresivamente semejante o igual, sino al respeto y al reconocimiento recíproco para las tradiciones auténticas y las orientaciones normativas de los Otros. 6 La excesiva tolerancia no es siempre buena, pues puede llevar a pensar que las convicciones son un asunto de gusto puramente personal. 7 ADELA CORTINA, Hacia un concepto de ciudadanía para el siglo XXI, Misión Joven, nº 314 (marzo 2003), p. 22. 8 RAIMUNDO PANIKKAR, Sobre el Diálogo Intercultural, Ed. San Esteban (Salamanca),1990, p. 136. 4 En un mundo como el nuestro, marcado por contactos inter-culturales, facilitados por las migraciones, los medios de comunicación, las interdependencias económicas, etc., el diálogo entre las culturas es una exigencia de la convivencia y de la sobrevivencia de diferentes proyectos de vida. Más allá de las diferencias culturales, debe haber algo que nos une como proyecto de humanidad, tal como la responsabilidad para con el planeta Tierra, la solidaridad para con los más débiles, la construcción de un mundo más habitable para todos, la preocupación por dejar un mundo mejor para las generaciones futuras, etc. Ninguna cultura, por perfecta que sea, tiene soluciones para todos estos problemas. La “cultura”, en cuanto tal, es un proyecto, una “propuesta de vida particular”. La solución, pues, no puede venir de una cultura, sino de un nuevo modo de relacionarse las culturas entre sí, incluso para fortalecerse frente al mundo globalizado. Este nuevo modo de interrelacionarse se articula en el “diálogo intercultural. El diálogo es también una necesidad en el interior de la cultura, donde pueden emerger conflictos entre tradición colectiva e innovación individual. Hay convicciones culturales que desbordan los límites nacionales e incluso estatales, de manera que lo nacional y lo cultural no se identifican. Una ciudadanía democrática exige una ética hermenéutica que no plantee los problemas únicamente en términos jurídico-políticos sino socio-culturales enraizados en la vida cotidiana de las personas. Los horizontes de cada cultura no son horizontes fijos, estables e inmutables. Por eso cuando se produce el diálogo entre culturas sucede lo que desde una ética hermenéutica describimos como “fusión de horizontes”9. 9 Cf. MARTÍN DOMINGO MORATALLA, Cambios en el concepto de ciudadanía, Misión Joven, 314, marzo (2003), p. 13. 5 PLURALISMO10 ____________________________Génesis______________________________ 1. No tiene significado [nuestro mundo es el mundo] - uniformidad -conciencia indiferenciada [el otro qua otro no existe] 2. Implica pluralidad [nuestro mundo es un mundo entre otros] - diferencia -reconocimiento de la pluralidad, la multiplicidad. 3. Significa pluriformidad [el individuo tiene una visión particular acerca de su propio grupo] - variedad -conciencia de la pluriformidad 4. Connota armonía inalcanzable [el ser humano es consciente de que existen diversidades] - diversidad -conciencia de la diversidad 5. Diálogo inter[intra] cultural - diversidad -conciencia de la diversidad. Todo MSSCC debe, pues, estar atento desde el comienzo de su formación a la pluralidad de experiencias humanas de las que manan las diversas culturas. En este sentido, “lo que se necesita es más pluralismo, no menos”. Delimitación de la interculturalidad11: A continuación, desarrollaremos algunos intentos de aproximación a la interculturalidad, pues es inherente a este término el rechazo a todo intento por plantear una definición especulativa y restrictiva; y también a la poderosa tendencia globalizadora y uniformadora que hoy se nos quiere implantar. Nuestra primera línea de demarcación es que la interculturalidad no se puede confundir con ninguna de estas nociones12: - interdisciplinariedad, - transdisiciplinariedad, - multiculturalismo, - una nueva filosofía de la cultura - una superfilosofía (transcultural) - transculturación,... aunque sí caben relacionarlas con ellas, ya que se refieren a una realidad en devenir. Su desarrollo temático gira en torno a la relación entre las culturas Cf . Raimundo Panikkar, o.c., pp. 25- 27; 42 – 45. (Véase Presentación Power Point, El problema del Pluralismo) 11 Cf. DIANA DE VALLESCAR, Cultura, Multiculturalismo e Interculturalidad. Hacia una racionalidad intercultural, Ed.,Perpetuo Socorro, (Madrid), 2000, p.335-368. 12 (Véase Presentación Power Point, Diversidad Cultural) 10 6 históricas, originarias y comunicables entre sí, además acredita el aprendizaje mutuo mediante el diálogo y mantiene el principio de la dignidad de todas ellas. Tampoco hemos de identificar la interculturalidad con una especie de equilibrio -espiritual- que supondría, de una parte, el problema del internacionalismo, la técnica, el comercio y las ciencias naturales, y de otra, las filosofías, religiones y culturas diversas. Más bien, lo que pretende es formular un punto de partida distinto, lejos de meras convenciones y con repercusiones locales, nacionales e internacionales que no puede ser impuesto desde arriba ni por una cultura dominante. Aproximación a la interculturalidad13: La interculturalidad, por tanto, sería el nombre de una actitud o enfoque -filosófico- que a pesar de reconocer sus centros, intenta ir más allá de todo centrismo. El adjetivo inter14 no es ningún apéndice o suplemento sino lo más relevante, ya que ese prefijo denota relación (semejanza diferencia), entre filosofías, culturas y religiones. Por eso, supone de fondo la convicción de evitar la absolutización de cualquiera de éstas. Esto es, no singularizar ninguna de ellas. En ese sentido, supera todo planteamiento comparativo, que implicaría un punto “fuera de” o neutral -que no existedesde donde compararlas con justicia. Además, la interculturalidad genera un posicionamiento particular por el que a nivel metodológico-filosófico no concede privilegios a priori a ningún sistema conceptual o tradición, más aún, carece de una lengua madre. Tampoco trata a las filosofías, culturas y religiones según distintos niveles teóricos sino que intenta tomar en serio la composición de cada una de ellas y su contexto. En el nivel de la comunicación, la interculturalidad se comprende como un camino de pensamiento y de vida regido por el doble movimiento: querer-entender y querer-ser-entendido que integra las dos caras de la hermenéutica intercultural. Esta última se caracteriza por su apertura, no reductividad y creatividad en la búsqueda del “cruce” o entrecruce que por varias razones existe entre las filosofías, culturas y religiones, que 13 Diana de Vallescar, o.c. En la palabra interculturalidad, el prefijo inter indica una relación, una consideración de las relaciones y acciones entre varios grupos, personas o identidades. Inter sugiere necesariamente también diferencias. Hablar de interculturalidad es asumir que esos grupos personas o identidades interactúan es decir se influencian mutuamente aunque de manera desigual en el caso de relaciones asimétricas por motivos económicos, políticos, sociales, de clase, de género, de edad, etc. El prefijo “inter” remite tanto a la manera de ver al otro, como a la manera de verse a sí mismo. En el lenguaje común se utiliza muchas veces el adjetivo intercultural en un sentido lato y débil y como sinónimo de multicultural. Así se queda en un nivel descriptivo y a veces determinista, el mismo que ve a la cultura como un conjunto de rasgos internos autónomos del contexto y de las relaciones con los otros; la cultura vista como orden, como sistema, como estructura homogénea. Por todo ello, interculturalidad se distingue de multi o pluriculturalidad, no se limita a reconocer las diferencias, a compararlas, a coleccionarlas, sino que las radicaliza, les da valor, las pone en juego y las ubica en perspectiva. 14 7 supondría la disposición para retomar continuamente, en actitud de diálogo, la propia visión y percepción del mundo. En el nivel de la relación que implica el ámbito psicosocio-cultural, individual o grupal, también podemos “calibrar” el comportamiento intercultural de nuestras sociedades y culturas, de acuerdo a una triple condición: - Si suponen como condición inicial que se da entre personas de distintas culturas. - Si facilitan relaciones de comunicación a través de comportamientos en los que ambas partes quedan co-implicadas personalmente. - Sí, precisamente, en los momentos críticos de esa relación, se provoca un cambio significativo en los juicios sobre la competencia social o personal de individuos, personas o culturas distintas. Algunos autores señalan que existe un “coeficiente de interculturalidad” distinto para cada sociedad. En esa línea, habría que observar las actitudes de aceptación y comprensión, pues son clave para este tipo de relaciones en tanto que despiertan y, con ello, favorecen un proceso que puede traducirse en el aumento de las capacidades de comunicación y del trabajo en común, la ampliación de capacidades cognitivas y perceptivas e inclusive el incremento en la capacidad para cambiar la propia imagen y adecuarse a la situación intercultural específica. Esto sugiere una adecuación del comportamiento a esa realidad y la construcción de un modelo capaz de reconocer las propias necesidades sobre la base del respeto de los otros. Sería ingenuo no admitir que el intercambio entre personas de distintas culturas depende también de la existencia de un plan político e internacional que lo permita. Hasta aquí podemos señalar que la interculturalidad revela su apuesta por el encuentro dialógico, el crecimiento mediante la interfecundación entre filosofías y/o culturas diversas, la comprensión de la cultura, el atrevimiento a aprender a pensar de nuevo a la luz de diversas tradiciones evitando caer en la tendencia -cultivada durante mucho tiempode convertir, conquistar y asimilar al otro a mi visión y auto-comprensión, lo que está vinculado con una comprensión plural de la realidad y la razón en su contexto. Vistas así las cosas, no se entiende por qué tipo de autoridad o derecho es lícito imponerse. Entre las funciones de la interculturalidad, podemos citar tres principalmente con una gama de repercusiones: * el desarme cultural (decostrucción desde lo considerado propio, mandatos, deberías, etc...) * la denuncia de la asimetría del poder consagrado en el contexto mundial dominante y a escala inferior al interior de nuestras comunidades... * el intento de explicitar un programa de diálogo intercultural como modelo alternativo que ha de partir de la contextualidad fáctica, y de la promoción de un debate entre las diversas racionalidades... 8 Descripciones de la interculturalidad15. A continuación ofrecemos algunas interculturalidad que nos dibujan sus contornos. “descripciones” de la A) La interculturalidad: un horizonte descentrado. La interculturalidad se va perfilando, hoy por hoy, como un movimiento general hacia una "mayor sensibilización" y un horizonte que nos "descentra". Es el resultado de un nuevo entorno internacional acompañado de: a) una conciencia de mayor interdependencia planetaria. b) una serie de conflictos y tensiones que les son inherentes. c) nuevos desafíos. d) sentimientos de perplejidad y limitación. e) el despertar de preguntas inéditas y reacciones muy variadas, que despliegan frente a nosotros caminos de los que apenas tenemos referencias o algún tipo de mapas. En ese sentido, pensamos que la interculturalidad sólo puede ir siendo narrada, más que definida, porque ni siquiera cuenta con un estatuto epistemológico. Apunta a un sentido utópico-crítico que integraría, de alguna manera, el diálogo entre la vasta experiencia de la diversidad y las sabidurías humanas presentes desde siempre y entretejidas entre sí. En el supuesto de que podemos crecer en la percepción, la comprensión y el sentido de las cosas y las palabras transmitidas por las distintas tradiciones -ya sea por el acceso directo a ellas, su estudio y el medio privilegiado del diálogo- es un camino de vuelta, que se revierte hacia nuestro propio conocimiento. B) La interculturalidad: una experiencia opción. La interculturalidad es una experiencia, previa a toda teoría. El proceso intercultural emerge cuando por alguna razón una persona cambia de contexto habitual de vida y se ve obligada a entrar en relación con otros grupos y culturas diferentes a los de su origen. Entonces, se produce una especie de rompimiento que podríamos denominar en función de su impacto, alcance y profundidad efectivo y afectivo. La recuperación de su equilibrio dependerá del grado de afectación, de su aceptación y del esfuerzo por procesar y trabajar tal experiencia. Esa experiencia nos ayuda a tomarnos el pulso de nuestras actitudes y reacciones, nuestra flexibilidad para reconfigurar nuestra vida y construcciones teóricas. Lo anterior también significa que el diálogo intercultural se enraíza no sólo en convicciones pensadas sino sentidas y, con frecuencia, está precedido, por algún choque o contraste cultural madurado en el tiempo. De lo contrario, se 15 Diana de Vallescar, o.c. 9 vuelve simplemente un viaje turístico, más o menos folklórico y exótico, un barniz, o si se quiere, una moda más con la que enganchan los profesionales de la novedad. C) La interculturalidad: una apuesta dialógica desafiante. La interculturalidad hace una clara apuesta por el diálogo, fundada en dos principios. Primero, el principio de la "existencia dialógica relacional- del ser humano, que se irradia hacia otros aspectos. Por eso, siempre nuestro percibir, pensar, sentir y actuar se realizan con respecto a algo o alguien y lo que no se puede es no comunicar. Esto significa asumir la centralidad del diálogo para acceder a una determinada relación -a escala "intra-inter-extra cultural"-, instaurando la inter-subjetividad como principio para animar, renovar y reconfigurar nuestro aparato epistemológico-conceptual en su amplio sentido, nuestra comprensión de la cultura y la vida y, por supuesto, de la filosofía. Segundo, el principio de la "originalidad de cada cultura" y, con ello, la pluralidad cultural. Esto implica que no tenemos por qué dominar, convertir o imponer nuestro modo de ser y pensar, a nadie. De hecho no tiene por qué existir un marco homogenizador que subsuma a todos integralmente, aunque esa haya sido una idea predominante durante mucho tiempo. Se trata más bien de intentar conocer y acceder a la auto-comprensión del otro mediante un clima adecuado de diálogo y no que el diálogo obligue a negar, camuflar o admitir todo cuanto el otro me propone. D) La interculturalidad: una dimensión conflictiva. Hemos de estar suficientemente conscientes de que cada cultura ha definido históricamente la construcción de lo normal y lo natural -incluso en su dimensión psiquiátrica-. Esto ha sido permitido por relaciones de poder y marcado por la desigualdad, estereotipos raciales y culturales. Hoy el descubrimiento o la emergencia de los otros en su “concreción” es, para muchos, una amenaza. Por eso surgen dinámicas destinadas a construir nuevos muros entre ellos los físicos, afectivos e ideológicos y se nos enseña a evitar o rehuir todo contacto; o bien, a encerrarnos en nuestro propio mundo, lo que denota la presencia de un conflicto abierto y oculto que genera el apartheid social, educativo y cultural, cuya correlación en el ámbito filosófico, se traduce en la estratificación o castas de ideas y se extiende a una visión que crea una mentalidad de rechazo. En realidad, es nuestro conocimiento semejado o estereotipado o nuestro desconocimiento de otros mundos, de maneras diferentes de entender la realidad y relacionarse con ella (a través de sus diferentes símbolos y códigos), el que nos impide establecer una comunicación auténtica. Sin negar la carga de conflicto que suponen las relaciones interculturales, la necesidad de una comunicación e información adecuada y la exigencia de trabajar esos encuentros, hay que abrirnos a considerar que pueden ser fuente de grandes lecciones para nuestra vida aunque también 10 pueden trastornar a algunas personas cuando se dan en condiciones desfavorables y extremosas como las que a veces sufre el que emigra. E) La interculturalidad: una alternativa liberadora. Para que un proyecto pueda ser calificado de intercultural tendríamos que fijarnos en que supone una deliberada interrelación entre las distintas culturas y se encuentra expresado en toda su dinámica y finalidad última, de donde se desprenden cinco posibles opciones: * * * * Mantener la cultura hegemónica de una sociedad determinada. Reconocer la existencia de una sociedad multicultural. Fomentar la solidaridad y reciprocidad entre las culturas. Denunciar la injusticia provocada por la asimetría cultural y la lucha contra ella. * Avanzar en la dirección de un proyecto propedéutico, interdisciplinar e intercultural, ha de incluir la opción intercultural y la lucha contra todas las formas de exclusión. Es posible afirmar que sólo los modelos orientados por las tres últimas finalidades pueden ser considerados "interculturales-liberadores" en formas o grados distintos. Hemos pues de comprender que la condición fundamental para poder calificar cualquier "proceso de intercultural" es su concepción como un proceso optado, permanente y siempre inacabado. 2º. Dificultades: ¿Cuáles son las dificultades que nos encontramos en las comunidades interculturales? A partir de la experiencia vamos a intentar explicitar algunos puntos desde una crítica constructiva sin devaluar sus correspondientes dificultades. * Algunas notas a pie de página explicitan mejor cuál es la dificultad. ¿Babel o Pentecostés? Es bien conocida la contraposición Babel Pentecostés, dos episodios bíblicos que simbolizan dos formas opuestas de enfocar el tema de una comunidad multicultural. Babel es la parábola de la incomunicabilidad: ningún individuo ni grupo entiende al otro, porque cada uno está encerrado en sí mismo, en la afirmación de los propios intereses. De ahí que el proyecto de construir algo juntos se haga irrealizable. Babel es el predominio de la raza, de la lengua o del grupo particular, que empuja a la rivalidad y a la discordia. La comunidad que entra en esta dinámica, de la dificultad inicial a entenderse pasará a no hablarse ni escucharse, a que cada uno trate de imponer su propia “lengua”, su propio punto de vista. Permanecerá entonces la prepotencia de los vencedores y el silencio resentido de los vencidos; o se vivirá juntos, haciendo cada uno su camino paralelo, llevando adelante las propias iniciativas, pero condenando al fracaso toda posibilidad de testimonio comunitario. 11 Pentecostés, por el contrario, es el milagro de la unidad y del entendimiento mutuo a pesar de hablar "cada uno en su propia lengua", es decir, aun conservando la propia identidad y las diferencias que ésta conlleva.. Pentecostés es la convicción de que, es mediante la integración de lo diverso como el Señor quiere crear la humanidad nueva. Sería superfluo preguntarnos cuál de los dos modelos -Babel o Pentecostés- queremos seguir en nuestras comunidades. Pero, no obstante que la opción teórica sea clara, en la vida de cada día hacemos contemporáneamente experiencia de uno y otro modelo. Advertimos la tensión entre los dos polos y debemos admitir que no siempre es Pentecostés el que triunfa. Y es que la vivencia de la interculturalidad como comunión total en el respeto y valorización de l as diferencias es, en realidad, un largo camino a recorrer, el viaje hacia una meta lejana. * Es importante conocer algunas de las principales actitudes que dificultan la vivencia de la interculturalidad. Una de ellas es la de superioridad, que puede tomar la forma a veces de desprecio, a veces de compasión. Para quien está afectado del complejo de superioridad cultural, las otras culturas serán más o menos buenas en la medida en que se asemejen a la suya o estén en proceso de asimilación a ella. No se excluye que conozca, incluso perfectamente, las culturas ajenas, pero será un conocimiento frío, sin empatía. La actitud de superioridad muchas veces es inconsciente. Se manifiesta en el “olvido” de las opiniones o exigencias del otro, en el no sentir la necesidad de cambiar o al menos cuestionar ninguno de los propios hábitos de vida o de las propias posiciones, incluso cuando se vive en la misma comunidad con alguien que es de una cultura profundamente diversa. * Otra actitud, opuesta a la primera, es la de inferioridad. También esta se manifiesta de maneras diversas. Puede tomar la forma de autodefensa, en la que uno reacciona siempre a la defensiva o con agresividad16, viendo ataques y conculcación de los propios derechos incluso allí donde no existen, y reafirmándose rígidamente en posiciones que cree dictadas por su identidad cultural a la que no pone en cuestión su desobediencia . O puede tomar la forma de dependencia. Quien la sufre tratará de abandonar o esconder todo lo que le identifica con su cultura de origen para “asimilarse” a la cultura que considera superior y copiar ciegamente sus formas.17 La sana posición, equidistante entre el complejo de superioridad y el de inferioridad, es la de una autoestima cultural realista y equilibrada18. Las “renuncias” exigidas por la vivencia de 16 Abiertamente violenta desde lo físico hasta lo emocional. En general es más adaptación camaleónica e instalación burguesa con un alto nivel de exigencia y no una aproximación al Evangelio. 18 En este punto creemos que es muy fuerte la baja autoestima que se manifiesta desde actitudes profundamente segregacionistas y que construye fronteras muy claras de quién pertenece a quién. Nos referimos a cultura, étnia, etc. 17 12 la interculturalidad no implican nunca una renuncia radical a la propia cultura. Al contrario, es indispensable asumirla y amarla como es, en su realidad positiva y negativa, sin orgullo ni vergüenza. La valoración objetiva y abierta de lo propio es el mejor requisito para valorar también lo ajeno sin exaltarlo o denigrarlo. * El conocimiento y valoración justa de lo ajeno tiene también su propia dinámica y sus propios desafíos. La primera dificultad a superar son los prejuicios . Hay clichés y estereotipos en torno a cada cultura y a cada pueblo en temas tan diversos como la lengua, la comida, el vestido, los modales, el color... A modo de ejemplo, ¿quién no ha oído comentar "con éstos no se puede vivir porque son esclavos del reloj" o "con aquéllos es imposible trabajar porque carecen del sentido del tiempo"? ¿Blancos y Negros? Los prejuicios son etiquetas y generalizaciones casi siempre injustas que atribuyen a todos y a cada miembro de un grupo lo que solo es atribuible a una parte. Los prejuicios no solo los recibimos del ambiente sino que todos nos sentimos inclinados a poner otros nuevos en circulación. Una experiencia negativa con una o dos personas concretas fácilmente da pie para extender, el juicio a todo el grupo al que pertenecen. Los prejuicios actúan como lentes deformantes que impiden un conocimiento real de las personas. Es necesario ser muy conscientes de los propios mecanismos, para mirar al Otro con objetividad. Rechazar prejuicios superficiales y gratuitos no significa ser ciego a las diferencias y peculiaridades culturales. Estas son muy reales y se hace indispensable conocerlas, entre otras razones para no vivir como problema personal lo que es atribuible a diferencias culturales y, viceversa, para no atribuir a la cultura lo que es un problema de personas. * Vivir en una comunidad intercultural requiere afrontar en la convivencia de cada día modos diversos de aproximarse a las realidades que constituyen el tejido de la vida comunitaria. Aspectos tan fundamentales como: * el sentido mismo de la comunidad (mis intereses o el bien común) * las relaciones con la autoridad (la ley o la persona) * los vínculos fraternos (simetría y confianza) * las amistades (ricos-pobres) * el proceso para la toma de decisiones * el significado de los votos * la relación con el dinero (privado-comunitario) * las relaciones con la familia * la hospitalidad (no hacer diferencias) * el espacio de intimidad o los derechos del individuo ante las exigencias del grupo * la sexualidad (desde que perspectiva) * el modo de comunicar, de relacionarse con intimidad *el estilo de trabajo, etc., 13 son vividos desde sensibilidades distintas y pueden ser objeto de graves malentendidos, si no se tiene en cuenta el horizonte cultural del otro. Es en este campo de las relaciones concretas y cotidianas donde se encuentra toda la belleza pero también toda la dificultad de la interculturalidad. Las comunidades interculturales deberán construir un modelo y un estilo de comunicación fraterna en el que se puedan decir las cosas “haciendo la verdad en la caridad” 19, en un ambiente de mutua estima y confianza. A veces no basta la buena voluntad y será recomendable, en casos de estancamiento o de conflicto aparentemente irresoluble, acudir a técnicas o a personas expertas que pueden orientar. * La manera de celebrar la liturgia o las fiestas de familia, de organizar el horario, la decoración de la casa, las comidas, etc. debería reflejar el carácter intercultural de la comunidad. Los hermanos presentes en ella tendrían que mostrar un verdadero interés por conocer y apreciar la cultura de los otros, así como la historia y las tradiciones de su país20. Puede ser útil la práctica de recordar en comunidad los acontecimientos más significativas de cada uno de ellos. * Una especial solicitud se exige ante el hecho de las mayorías y minorías. Los orígenes históricos y el desarrollo de todo instituto llevan consigo la inevitable hegemonía de la cultura del grupo original, que frecuentemente es también mayoritario. Esto crea una dinámica particular en el diálogo intercultural. Por una parte, el grupo mayoritario tiende a perpetuar tal hegemonía, juzgando –a veces por simple inercia- que los grupos minoritarios no han asimilado suficientemente el espíritu del carisma o no están todavía preparados para asumir responsabilidades. La consecuencia es la vigencia de un único modelo, que se perpetúa “democráticamente” por la fuerza de los números, pero sin la debida atención al sentir de las minorías, que quedan relegadas a un silencio más o menos resignado. Por otra parte, puede suceder que una minoría particularmente combativa, manipulando el concepto de víctima injustamente oprimida, imponga siempre su criterio. Se pasaría así de la dictadura de la mayoría a la dictadura de la minoría. La solución justa no es la lógica de los “vencedores” o “vencidos” ni tampoco el silencio “pro bono pacis” de una o de ambas partes, que no deja satisfecho a nadie y que genera un clima sordo de tensión y desconfianza mutua. La única vía es el diálogo abierto y generoso en el que cada grupo se esfuerza en ir al encuentro de la sensibilidad y aspiraciones del otro - en espíritu de comunión y respeto de la “verdad”. La particular dinámica que se crea en el diálogo intercultural ante la presencia de mayorías y minorías, a la que hemos aludido más arriba, tiene entre nosotros plena aplicación. Por una parte, la “mayoría hegemónica” podría pensar, de forma más o menos consciente, que “lo que 19 Se perciben muchas diferencias en comunidades donde las relaciones fraternas son simétricas o en comunidades donde la verticalidad en las relaciones produce frialdad, ir a escondidas, no saberse encontrar en la casa para conversar con serenidad. 20 Es muy curioso experimentar que las iniciativas al respecto son muy pobres, solamente se mira el aguijón de la misma cultura de procedencia. 14 siempre se ha hecho” tiene la garantía y el sello de lo que “es válido”, y que por tanto los recién incorporados deberán asimilarlo y continuarlo, igual que ellos aprendieron de los mayores. Ante la aparente dificultad de los jóvenes a entrar en el proceso, fácilmente se sentirán tentados de acusarles de incapacidad o impreparación, cuando no de falta de voluntad. Por parte de la “minoría” podría existir una cierta hipersensibilidad, una predisposición a no dejarse “absorber”, que les lleve a la afirmación de la propia identidad, aferrándose rígidamente a detalles que se convierten en bandera de las diferencias. Puede darse en caso de que quienes ahora son los compañeros de comunidad hayan sido en el pasado los “padres en la fe”, es decir, aquellos mismos que los han bautizado, acompañado vocacionalmente o formado. Este hecho no siempre facilita las relaciones; al contrario, puede agudizar el problema, al reforzar los motivos de dependencia y el consiguiente rechazo. Sólo un voto de confianza y una permanente voluntad de diálogo, además de la gracia del Señor, permitirán superar los mutuos prejuicios y el juego de reacciones no siempre conscientes. Por la naturaleza misma de las cosas, tocará a la “vieja mayoría” prestar una atención particular y, posiblemente, hacer las mayores renuncias, por eso de que la vida camina hacia el futuro. Sin embargo, también las nuevas generaciones deberán estar muy atentas a aceptar con espíritu abierto todo lo que les viene trasmitido con la palabra y con la vida. En esas formas transitorias y tantas veces discutibles –en vasijas de barroestá contenido el precioso carisma del Fundador, que ellos tendrán que “recrear” y “re-vivir” desde los valores de sus respectivas culturas. De todo lo dicho se deduce que construir unas relaciones interculturales positivas requiere un proceso permanente de conversión, kenosis – despojo. Se necesita el desarrollo de virtudes como la confianza en sí mismo y en el otro, el reconocimiento de los propios límites. * La experiencia concreta de la interculturalidad en nuestra Congregación no tiene lugar en un campo neutral donde personas provenientes de diferentes culturas se encuentran en igualdad de circunstancias para iniciar juntas una nueva aventura. Partimos de la existencia de un grupo21 originario y todavía mayoritario , el europeo, y en menos escala el latinoamericano, que han encarnado por muchos años el carisma y que han trasmitido, sea en la vida comunitaria sea en la metodología pastoral, un estilo y una impronta determinada. Los grupos 21 * En Europa, la Delegación de Mallorca: Europa 100 % * En Europa, la Delegación de la Península Ibérica: Europa 90,91 %; Latinoamérica 4,55 %; África 4,55 %. * En la Delegación del Caribe: Europa 36,67 %; Latinoamérica 56,67 %; África 6,67 %. * En la Delegación del Plata: Europa 40,00 %; Latinoamérica 13,33 %; África 46,67 %. * En la Delegación de Rwanda y Cameroun: Europa 15,38 % ; Latinoamérica: 0 %; África: 84,62 % * En total en la Congregación: Europa 57,72 %; Latinoamérica 16,26 %;África 26,02 %. 15 de los demás países se han ido añadiendo posteriormente y algunos de ellos sólo en época muy reciente. Esto no es ninguna “culpa original”, sino simplemente un hecho lógico, dada la forma como se desarrolló la historia de nuestras fundaciones, pero que plantea unos desafíos muy concretos a la hora de afrontar hoy la convivencia intercultural. En otro tiempo las posibles diferencias se reducían a la distancia generacional y al hecho de ser “nuevos” y tener que “callar y aprender” de los que poseían la experiencia, por lo que la inserción resultaba relativamente fácil. Ahora, cuando los que se incorporan a las comunidades provienen del continente Africano y/o Latinoamericano, a la diferencia generacional -ya de por sí más aguda que en el pasado- hay que añadir la mayor diversidad cultural; y, más aun, una diversidad cultural que debe ser afrontada en situación de minoría dentro del instituto y en el contexto de las relaciones político-sociales entre Norte y Sur. No es, pues, de extrañar que las dificultades de la inserción en las comunidades locales y en la tarea pastoral sean mayores, con casos frecuentes de confusión y criticismo de la formación recibida. La particular dinámica que se crea en el diálogo intercultural ante la presencia de mayorías y minorías, a la que hemos aludido más arriba, tiene entre nosotros plena aplicación. * La programación de la pastoral comunitaria es uno de los campos en el que estamos llamados a revisión de acentos dentro de una comprensión y un enriquecimiento mutuo. Unos -no sólo y necesariamente los jóvenes- necesitarán habituarse a una programación que ayude a establecer prioridades pastorales, evitando así el peligro de !a dispersión. Otros -no sólo y necesariamente los mayores- deberán dejarse impregnar de un sentido humano del tiempo y de las estructuras. * El uso del dinero22. Este campo, que a veces calificamos irónicamente de “delicado”, es con frecuencia objeto de susceptibilidades y malentendidos entre los diversos grupos culturales. No es necesario ni útil que nos detengamos en formular aquí explícitamente acusaciones y prejuicios mutuos que generalizan experiencias muy particulares. El dinero pertenece a la comunidad y es la comunidad la que lo administra, como es la comunidad la que hace la programación pastoral y la que marca el estilo comunitario de vivir una pobreza evangélica que sea signo del Reino. Es pues, en el ámbito del diálogo comunitario donde se deberá crecer en la virtud tanto de la austeridad como de la generosidad. El que esto parezca un ideal lejano de la realidad que se vive en algunas comunidades, no exime de la obligación de intentarlo. 22 Aprender a manejar dinero, tocarlo, conocer los ingresos de la comunidad, comprar en el comercio, planificar la economía de la casa sintiéndose parte de los bienes, es todo un camino a recorrer. De no hacerlo creamos muchos problemas comunitarios: falta de sensibilidad con el medio, diferencias entre quienes tienen posibilidad de conseguir y administrar dinero y quienes tienen que vivir en una eterna dependencia, etc. 16 * Las susceptibilidades a las, que se ha prestado siempre el tema de la lengua bien justificaría una consideración explícita. El idioma no es un simple medio de comunicación; la experiencia nos dice que es un instrumento muy complejo y con muchas connotaciones colaterales. De ahí la justa insistencia para que en nuestras comunidades se hable la lengua considerada oficial (o vehicular) en la nación donde están ubicadas. Sabemos, sin embargo, que esta norma resuelve el tema sólo en términos generales y no cubre muchas situaciones concretas donde es necesario, al menos temporalmente, buscar soluciones intermedias. Hay dos principios complementarios que es necesario tener presentes. El primero es el empeño por aprender bien la lengua común del lugar y usarla habitualmente en la de forma que todos lleguen a expresarse en ella con claridad y espontaneidad, ganará con ello no sólo la buena comunicación intracomunitaria, sino la calidad de nuestro servicio misionero. El segundo principio es el de la flexibilidad y el realismo en situaciones particulares, evitando hacer de la lengua un arma de reivindicación cultural24. 23 * La interculturalidad apuesta por un gobierno o servicio de animación más representativo a todos los niveles. Si bien casi todas las Delegaciones y los equipos de formación están siendo coordinados por los mismos del país 25, aún las instancias generales de animación congregacional están en manos de lo que hemos dado en llamar “mayoría hegemónica”. Esto no se resuelve simplemente con la incorporación de los mal llamados “nativos” puesto que estos pueden fácilmente adaptarse y repetir lo ya conocido antes que ofrecer su propia identidad y creatividad, sus valores culturales, religiosos, sociales, muchas veces ancestrales. 3º. Ventajas: *Intercomunicación e intercambio entre Delegaciones. *Creación de proyectos comunes desde las diferencias. *Conocimiento más profundo y más real de nuestra identidad Congregacional. *Enriquecimiento mutuo desde cosmovisiones, ideologías, antropologías y teologías diferentes. *Expresar nuestra catolicidad en clave de diálogo, reciprocidad, tolerancia, sabedores de que nuestro proceso nunca es acabado. *Mayor sentido de pertenencia. 23 Hacerse cargo de los problemas de la lengua. Cuando se vive donde no se tiene la capacidad de expresarse debidamente, se experimenta un control en las emociones. Se produce el shock de encontrarse en una sociedad y un ambiente distintos de aquellos en que encuentra su propio sentido de identidad y de expresión. Es imprescindible atender el proceso de aprendizaje y ser tolerantes, a la vez que estimulantes. 24 Hablar en otra lengua diferente a la del país creando malestar y sospecha o criticando personas y a culturas. Es notable en alguna cultura más que otra. 25 No por ello podemos dar por realizado un proceso serio de inculturación. 17 *Las comunidades interculturales están en consonancia con el fenómeno migratorio de nuestro mundo actual, a la vez que manifiestan que es posible una convivencia pacífica, armónica, fecunda y respetuosa de las diversas culturas y testimonian una nueva humanidad posible. *Crecemos en disponibilidad desde la misión “ad gentes”. *Desafíos a la inculturación. *Comunidades más inclusivas, plurales, heterogéneas, etc. y por ello, más atrayentes. *Al convivir en comunidades interculturales podemos más fácilmente asumir aquellos valores más característicos de las diversas culturas: África Centralidad comunitaria (tribu, clan, familia) Fecundidad Propiedad colectiva de la tierra y su producción Matrimonio como acontecimiento comunitario Sentimiento innato de la divinidad Acogida y hospitalidad Espíritu de comunión con la naturaleza Función simbólica (rito, danza, máscaras) La negritud como alma de la cultura africana Sentido de la amistad Respeto a los difuntos A. L. y Caribe Sentido de Igualdad Propiedad colectiva Centralidad del niño Resistencia ante la adversidad Sentido de fiesta Hospitalidad Confianza en el otro Simplicidad Solidaridad Esperanza Religiosidad en la vida cotidiana Europa Capacidad de lucha Confianza en el humano y el progreso Sentido de nación Equilibrio: fe-política Dignidad de la persona Democracia como modelo político Rol fundamental del saber científico Deseo de bienestar Tecnología como fuente de progreso 18 4º. Conclusiones teóricas y, sobre todo, operativas: A) Teóricas: En proceso de transformación... A modo de conclusiones teóricas la interculturalidad podría operar el inicio de la transformación de nuestro conocimiento -más colorido y plurivisional- apostando por el ritmo sinfónico de nuestro pensamiento, mediante un modelo de racionalidad intercultural. Entre sus rasgos destacaríamos que: - Es un invariante antropológica constitutiva y orgánicamente vinculada a la libertad humana, presente y desarrollada en todos los seres humanos y las cultura. - Es histórico-contextual, situada y conciencia de que opera bajo múltiples condicionamimentos. - Es dialógica porque considera la realidad y la existencia humana y el ejercicio del pensamiento como lugares de encuentro y relación. - Es vital, narrativa, sentiente . - Es hermenéutica capaz de mirar a través e interpretar, perforar la capa superficial de la existencia. - Es abierta e itinerante, se hace en el camino y al calor del acontecimiento. - Es creativa, prepositiva, interpelante y multifacética. - Es liberadora, comprometida e indisociable de la problemática sociopolítica de cada contexto. - Es discente, porque no se conforma con lo que hay, se atreve a diseñar e imaginar otros proyectos de vida más humanizantes. B) Prácticas: Espiritualidad... Comunidad, Animación, Formación, Economía, * La vida en la comunidad intercultural requiere una personalidad bien formada, integrada humana y espiritualmente; exige igualmente completa libertad y pérdida de nosotros mismos para aceptar al otro y para colaborar con el otro en el proyecto misionero. * Es esencial una profunda vida interior para poder vivir la interculturalidad con apertura a otros modos de pensar, de sentir y de plantearse los problemas de vida consagrada y de vida misionera. 19 * Para aceptar sinceramente al otro necesitamos un verdadero conocimiento de nosotros mismos y de nuestra cultura; cuando más profundas son nuestras raíces culturales más posibilidades tendremos de estar abiertos a los diversos valores culturales sin perder nuestra identidad. * Estar convencidos de que una comunidad intercultural bien integrada es una respuesta actual y válida a los desafíos de la evangelización, testimoniando que es posible vivir en unidad, aún en medio de la diversidad de culturas. La comunidad intercultural hace creíbles a sus miembros y es signo profético en la Iglesia y en el mundo de hoy. Lo cual implica asumir lo que hay de conflicto, de cruz, de muerte y resurrección. * Buscar siempre los valores culturales positivos de cada hermano y de las comunidades y ofrecerles una escucha activa, con simpatía. * Individuar las heridas causadas por factores históricos, raciales, sociales… incluso por eventuales experiencias negativas personales, para poder curar y establecer relaciones positivas. Mirar honestamente dentro de nosotros mismos y admitir que estamos llenos de prejuicios. Aprender a ser conscientes de ello y ser honestos respecto a los prejuicios y sentimientos, dándoles un nombre y tomando conciencia del mismo. Éste es el primer paso hacia la conversión y a la colaboración en la pastoral. No se puede silenciar si se quiere crecer. * Identificar los propios prejuicios culturales y el sentimiento de superioridad o inferioridad para no dejarnos influenciar por ellos. Aprender a suspender los juicios sobre las actuaciones de los demás mientras no se haya reflexionado e intentado comprender qué puede haberlos motivado. * Empeñarse en un diálogo-dialogal que ayude a conocerse mejor, a comprender y aceptar recíprocamente las diversas culturas y los métodos de evangelización. Estar abiertos a aceptar que los propios errores sean puestos en evidencia y los reconozcamos. Observar las reacciones de los hermanos y aprender de ellos. Cultivar la cualidad de la simpatía: cuáles son los sentimientos de los otros y cómo los manifiestan. * Saber relativizar la propia cultura y nuestros modos de actuar, siempre que se salven los valores esenciales del Evangelio. * Profundizar en la propia cultura y en la de los demás, y profundizar sobre aquellos temas que pueden ser más conflictivos. Procurar entender cuales son las concepciones de cualquier otra persona a partir de elementos como el rol de la familia, de la autoridad, la asunción de decisiones, el rol de los sexos, la religiosidad popular, etc. * Incluir en los tiempos de los encuentros comunitarios momentos para compartir y escuchar recíprocamente la vida y la cultura de cada uno. Asegurarse que se dé un verdadero compartir. 20 * Celebrar significativamente las fiestas del país donde está la comunidad. Igualmente, recordar las fiestas más importantes del País de procedencia de cada uno de los miembros de la comunidad. * Dar cabida en algunos momentos a las expresiones culturales de los hermanos que forman parte de la comunidad. * Para favorecer las relaciones fraternas, evitar, por un lado, imponer aquellos aspectos culturales que puedan molestar o hacer difícil la vida; por otra parte, ser flexibles y tolerantes. * El estilo de vida confortable de las delegaciones de España y Puerto Rico es extraordinariamente seductor. Se necesita una formación para saber valorar lo que cuestan las cosas, lo que supone adquirirlas. La pobreza, por ser entendida de muy diverso modos según las diferentes culturas, ha ser objeto de reflexión compartida frecuentemente. La inspiración y referencia al Evangelio y al carisma del Instituto, juegan un papel decisivo. * Mantener viva la conciencia de que la comunidad es esencialmente misionera, se debe al pueblo y trabaja para el pueblo donde se halla viviendo. * Es preciso mantener una formación permanente para el trabajar en equipo con miembros de diversas culturas. Compartir los análisis de realidad, fijar objetivos juntos, asumir responsabilidades en conjunto y desarrollo de todas las potencialidades. * Las cuestiones de las que el servicio de animación Congregacional habrá de ocuparse con mayor solicitud son, entre otras: - - - - A la unidad en el pluralismo. El servicio de unidad y de comunión se fomenta no por la centralización sino por la información, el diálogo, la participación y la corresponsabilidad. Al proyecto de vida global de la Congregación según el propio carisma. A la participación en la vida y misión de la Congregación, en todos los niveles: local, delegacional y general, a las personas que provienen de las nuevas culturas que se incorporan en ella. A la necesaria relectura de las Reglas para asumir valores y expresiones religiosas y culturales. Los Capítulos Generales están para promover la asimilación y revivir el carisma fundacional prestando atención a los nuevos núcleos de vida que emerge en los distintos contextos. A la necesidad de fomentar el dinamismo de las estructuras intermedias de dialogo y consenso. A promover la participación en las Conferencias de religiosos y la colaboración entre Institutos. 21 - - - - La solidaridad ha de ejercerse de forma ordenada y con transparencia, tanto en el que entrega como en que recibe. La solidaridad va unida a la subsidiariedad, pues nadie debe pedir a otro lo que puede alcanzar por el propio trabajo, el propio ingenio u otros medios. La solidaridad tiene que asumir el diferenciado estilo de vida, según las circunstancias de los distintos lugares. En un pueblo pobre no se puede vivir como ricos y en un pueblo rico se ha de vivir austeramente para compartir con quienes padecen necesidad. Por tanto, “dé cada uno según sus posibilidades y pida cada uno según sus necesidades”. La comunicación de bienes con los familiares de los miembros de la Congregación está regulada por el Directorio. Generalmente es la comunidad local la que atiende, pues es la que mejor conoce las necesidades. Esto permite transformar los vínculos de la carne y de la sangre en vínculos de fraternidad evangélica. La Congregación, antes que ser organización externa, es una comunidad fraterna y, por lo mismo, cuando hacemos referencia a los nacidos en otros países, no cabe hablar de extranjeros sino de hermanos. Vamos a tener que fomentar la espiritualidad de la reciprocidad, del diálogo y del intercambio, para superar todo tipo de barreras que pueden surgir por la diferencia de situaciones geográficas, condiciones sociales, lenguas, costumbres, historia de los pueblos a los que se pertenece. Prepararse para vivir en la interculturalidad: este es el reto que hay que asumir por parte de todos: hermanos de votos perpetuos, hermanos en formación y los superiores. Nos puede pasar que donde tienen vocaciones no hay formadores y donde no tienen vocaciones hay formadores. Y no es fácil hacer destinos para esas naciones porque o los formadores no están preparados para acompañar en otras culturas o no son aceptados por los jóvenes por no ser de la propia cultura26. Prepararse para vivir en la interculturalidad: este es el reto que hay que asumir por parte de todos: de los destinados, de los hermanos en formación y de los superiores. * La Comisión Teológica de la USG hace esta indicación: “La formación en un ambiente internacional se convierte en un instrumento de “búsqueda” laboratorium- que trata de armonizar la identificación con la propia cultura y la necesidad de conocer, cambiar y asimilar otras culturas. Es propio de los jóvenes estar abiertos al intercambio positivo y cultural. Son necesarias iniciativas unificantes (centros internacionales de primera formación o de formación permanente, experiencias de colaboración misionera etc.), pensadas como momento de mutua integración. Esto exige que todo sea puesto en circulación, para conseguir un enriquecimiento mutuo”27. Es obvio Es fácil escuchar: “Es que el formador no nos entiende…Como es de tal parte… Se olvida fácilmente que se da unidad de naturaleza y diversidad de culturas. No se puede invocar la pluralidad para no asumir las exigencias de la unidad”. 27 Ver algunos testimonios en UGEUX, B.: Comunidades interculurales y la globalización de la misión. Spiritus 38 (1997) 93-100. Una experiencia de comunidad internacional. 26 22 que los centros interdelegacionales de formación deben ser foros de encuentro en la interculturalidad y no un medio para fomentar la uniformidad, que, a estas alturas, ya ha debido ser transcendida. Hemos puesto de relieve tanto la necesidad de que cada individuo se sienta identificado con su propia cultura, como la de su gradual apertura a la interculturalidad. ¿En qué momento de la formación28 de nuestros candidatos se deberá insistir en lo uno o en lo otro? Nos parecen válidas las siguientes orientaciones: * El prenoviciado se considera como un tiempo adecuado para la identíficación con la propia cultura. Por eso es deseable que se haga en la Delegación de origen. La presencia de personal extranjero en el entorno o dentro del equipo formativo no va contra esta identificación; al contrario, la estimula, pues uno se hace más consciente de su cultura y de los valores que contiene ante un primer contacto con otras culturas. * El período del noviciado está prevalentemente centrado sobre la familiarización con lo que venimos llamando una “Cultura Congregacional”, es decir, la espiritualidad y la identificación con el carisma del Fundador. Sin embargo, el proceso de apertura y de contacto con otras culturas debe proseguir y profundizarse. * El tiempo “fuerte” de la convivencia intercultural en la formación inicial es el estudiantado. Durante este período, el profeso temporal viene expuesto a un doble desafío intercultural; uno en el ambiente donde el centro se encuentra ubicado, y el otro dentro de la comunidad. En ambos campos, deberá ser capaz de abrirse al aprecio y a la asimilación de los valores de los otros sin imponer sus propios puntos de vista, pero sin tampoco renunciar irreflexivamente a ellos. * El estudiantado es un período de profundización y aprendizaje y no se requiere la plena madurez, pero es posible que en algunos candidatos se manifieste de forma clara la incapacidad de conducir serenamente un diálogo intercultural, sea por su intolerancia hacia todo lo ajeno, sea porque se dejan influenciar por todo lo nuevo, sin mantener una línea de convicciones firmes personalmente asimiladas. Nuestro directorio afirma que el misionero adquiere gradualmente una actitud y apertura sin limitar el proceso a la formación inicial. Quiere decir que la educación a la interculturalidad continua durante toda la vida y deberá ser tenida en cuenta en los programas de formación permanente. 28 SANTIAGO GONZÁLES SILVA, Sin Fronteras, Vida consagrada y multiculturalidad, Ed. Publicaciones Claretianas, (Madrid,) 2005. * (Véase anéxo hacia un posible itinerario de formación intecultural) 23 5º. Cuestionario para que los junteros afectados por el tema expresen sus propias experiencias (sobre todo de carácter congregacional). Para trabajar en grupo: Comunidad-Formación inicial y permanente: ¿Se valora el hecho de la pluralidad e interculturalidad Congregacional y Comunitaria? ¿Qué aspectos? ¿Qué piensas sobre las casas interculturales de formación? ¿Estás conforme o todavía hay quejas de desplazamiento etc.? ¿Valió la pena? ¿Hay que seguir por esta vía o bien cortar y reiniciar de nuevo desde otro lado? ¿Es la vía de la interculturalidad una opción clara y pública en tu Delegación y/o comunidad? ¿Hay malestar? ¿Qué propones? ¿Qué supone la presencia de personas de otras culturas en la vida de tu comunidad y Delegación? ¿Existe un auténtico diálogo-dialogal? ¿Qué nos dice la experiencia sobre la constitución y funcionamiento de comunidades interculturales? ¿Podemos continuar funcionando por la vía de la asimilación, integración de otros miembros de culturas distintas? De seguir así:¿Qué dimensiones comunitarias deberían reorientarse o modificar en sus prácticas? ¿Se encuentra abierta la comunidad a la cultura del lugar en donde está inserta? ¿Con qué herramientas trabaja la espiritualidad, diferencia, conflictos etc? Comenten y ejemplifiquen la siguiente frase: “Cuando se trata de la cultura, todos somos etnocentristas”. ¿En qué medida “desde su propia tradición viva”, se han creado en sus respectivas Delegaciones “expresiones originales de vida, de celebración y de reflexión cristianas? ¿En qué sentido? ¿En qué medida los proyectos misioneros nuestros se vinculan con los pastorales de las iglesias locales y responden a otras confesiones religiosas? ¿Cómo impulsar la comunión, sin que deba pasar necesariamente por, o sea identificada con, el formato de la homogeneidad? ¿Qué proponen como mediación para llegar a una convivencia armónica en la diversidad? 24 ¿Se han aprovechado las experiencias interculturales, reflexiones, documentos, y voces de las distintas Delegaciones? ¿Dónde está lo vital, narrativo y sentiente de la experiencia? ¿Cuáles serían las formulas legítimas de inculturación-interculuralidad, según la fe y el carisma de nuestra Congregación que no traicionen el Evangelio y tampoco continúen “ciegos” a las diferencias? ¿Se ha iniciado al igual que la sociedad, un diálogo en red con las distintas experiencias interculturales? ¿Cómo preparar a los nuevos candidatos para la vida misionera en situación pluricultural? ¿Qué aspectos específicos de la formación estás direccionados hacia la interculturalidad? ¿Qué temática sería preciso abordar desde una perspectiva intercultural? ¿Estamos dispuestos a abrirnos a formas, expresiones nuevas de espiritualidad? ¿Qué instrumentos y directivas de formación se incorporan sobre el área de la interculturalidad? * ¿No llega la hora de crear alguna mesa común donde se revisen las experiencias en el Caribe y Argentina? * ¿Dónde está la formación de formadores desde la clave intercultural? ¿Hay algún proyecto previsto? Gobierno: ¿Desde dónde y quiénes participan hoy de la lectura y reinterpretación del carisma? ¿Se fomenta la visión de la diferencia como enriquecimiento, como función profética y como factor de renovación de la Congregación? ¿Se confía con la generación intermedia o más bien se la exige desde patrones homogéneos con la generación de los años 70? ¿Aparece la visión pluralista en los documentos, capítulos, asambleas, circulares etc.,que implica presentar las diversas tensiones o todavía reflejan una auto-comprensión unitaria sin cabida al disenso? ¿Nuestros textos carismáticos están pensados y redactados para acoger la experiencia pluricultural que se adviene? ¿Basta con realizar traducciones 25 literales y oficiales o sería preciso implementar una hermeneutica intercultural? ¿Qué capacidad de aprendizaje, sorpresa, formación, recepción gratuita, mantiene el Gobierno General con respecto a personas o grupos singulares y periféricos? ¿El Gobierno General es un orden jerarquizado o de circularidad? ¿Qué autonomía confiere a las Delegaciones? Dado que la cultura, en cuanto tal, es un “proyecto de vida particular”, y más allá de las legítimas diferencias culturales, ¿qué elementos considerarían indispensables, para construir un proyecto común de humanidad? Economía: ¿Se intenta evitar el abismo creciente entre países del primer, tercer y cuarto mundo? ¿Las vocaciones en zonas más pobres o del tercer mundo pueden sentirse miembros de derecho o ciudadanos de segunda en nuestra Congregación? ¿Dónde quedan los derechos y deberes de cada mundo? ¿Las exigencias al tercer mundo no son más fuertes en comparación con las del primer mundo? ¿Podrán seguirse manteniendo presencias misioneras de frontera con un alto grado de dependencia económica? ¿Hay países que no pueden autofinanciarse? ¿Hemos pensado que la interculturalidad es también una opción económica? ¿Qué disposiciones y actitudes del gobierno revelan que camina hacia una administración y gestión pluricéntrica? 26 No vull renunciar a la idea d'un món que sigui com una túnica de molts colors raonablement pacífica, on cada part desenvolupa la seva identitat específica i és tolerant envers les altres. -- Isaiah Berlin “La belleza del Arco Iris radica en sus diferentes colores”, reza un proverbio africano. Pasa lo mismo con las etnias, las lenguas y las culturas. "Nuestra raza nació de una raza muy vieja y de una tierra muy nueva. Sangre fue su agua de bautismo, y el salpicarse de rojo el damasquinado verde de la tierra, nació una amalgama de tierra y hombre, que fue nuestro parto original" Ricardo Güiraldes.- El gentil y los tres sabios: una espiritualidad intercultural abierta... Termino con el relato de Ramon Llull en su Libro del gentil y los tres sabios, escrito en el siglo XIII, todo un ejemplo de inter-espiritualidad entre las religiones monoteístas, que debería extenderse al conjunto de las religiones. Un gentil que no conocía a Dios, ni creía en la resurrección, ni que hubiera nada después de su muerte, vivía en un permanente estado de insatisfacción. A cada paso sus ojos se llenaban lágrimas y su corazón de tristeza. Salió de su tierra y fue a un bosque solitario en busca de la verdad. El gentil se encontró con tres sabios, un judío, un cristiano y un musulmán, quienes le fueron demostrando la existencia de Dios y su relación con las criaturas, y le expusieron lo peculiar y distintivo de cada religión. Llull describe las leyes de cada una de las religiones con gran erudición. Previamente se habían fijado las condiciones a tener en cuenta en el diálogo, compartidas por las tres religiones. Tras escuchar los argumentos de los tres interlocutores, el gentil pudo constatar que cada religión posee sus propias leyes, pero tenía que tomar una decisión sobre la religión a abrazar. El gentil dirigió una oración de adoración y de acción de gracias a Dios en actitud reverente. Cuando terminó de rezar se lavó las manos y la cara en una fuente que había allí y dijo a los tres sabios: “En este lugar donde tanta buenaventura, felicidad me ha sido dada, quiero, en presencia de vosotros, elegir aquella ley, ley que me es significada como verdadera, por la gracia de Dios y por las palabras que vosotros me habéis dicho. En esta ley, quiero estar, y por ella quiero trabajar todos los días de mi vida”. Los tres sabios bendijeron al gentil y éste a los tres sabios. Se abrazaron, besaron y lloraron de alegría juntos. Antes de que los tres sabios partieran de allí, el gentil se maravilló de que no le preguntaran qué ley elegiría. Los tres sabios respondieron que, cualquiera fuere la opinión de cada uno, no querían saber qué ley había abrazado. Si hubieran conocido la elección del gentil se habría dado por terminado el diálogo entre las tres religiones. La actitud del gentil abre el camino también al diálogo con los no creyentes, y no sólo al interreligioso. Antes de despedirse y de partir cada uno para su lugar de residencia, los tres sabios se pidieron perdón y acordaron seguir dialogando. 27