Nigeria: Ahora hace falta una investigación exhaustiva sobre la

Anuncio
ÍNDICE AI: AFR 44/38/98/s
8 DE JULIO DE 1998
Servicio de Noticias 132/98
Nigeria: Ahora hace falta una investigación exhaustiva sobre la muerte del
preso de conciencia Moshood Abiola
Tras la muerte ayer del preso de conciencia Moshood Abiola, Amnistía Internacional ha pedido hoy
la intervención de un patólogo independiente en la autopsia que vaya a realizarse y que sus opiniones se
reflejen en el informe final.
La organización ha declarado que, con independencia de las conclusiones de dicha autopsia, debe
abrirse una investigación judicial independiente para averiguar si la falta de atención médica y la dureza de las
condiciones de reclusión pudieran haber contribuido a su fallecimiento.
«Chief Abiola llevaba recluido cuatro años en régimen de aislamiento, en condiciones duras,
prácticamente incomunicado —ha afirmado hoy Amnistía Internacional—. Parece muy probable que las
condiciones de tensión física y psíquica a las que estaba sometido hayan contribuido a su inesperada muerte a
la edad de 60 años.»
«Es el tercer preso de conciencia que ha muerto en prisión en Nigeria en los últimos días. Su
fallecimiento se ha producido en circunstancias sospechosas que exigen una investigación exhaustiva e
independiente, algo que las autoridades nigerianas se han negado a realizar en los dos casos anteriores.»
Las autoridades nigerianas han afirmado que la muerte fue consecuencia aparentemente de una
parada cardiaca, pero que se realizaría una autopsia en presencia de su médico personal. Sin embargo, éste se
ha negado a participar; durante el tiempo que su paciente permaneció en prisión, se le negó prácticamente
todo acceso a él, y en abril de 1995 permaneció unos días detenido tras dar a conocer públicamente el
precario estado de salud de Moshood Abiola.
Moshood Abiola no podía recibir visitas de su familia desde 1995. En junio de 1996, su esposa
Kudirat, que había luchado en favor de su liberación pese al hostigamiento y a la detención, murió por
disparos realizados por unos pistoleros no identificados que se cree eran agentes gubernamentales.
Las sospechas sobre la causa de la muerte de Moshood Abiola han desembocado en disturbios en las
calles de Lagos, Abeokuta e Ibadan, su centro político, en el suroeste de Nigeria. Según informes, al menos
diez personas han muerto y decenas han resultado heridas en Lagos, cuando multitudes airadas atacaron a
conciudadanos del norte del país, a quienes consideraban simpatizantes de los gobiernos militares, integrados
predominantemente por nigerianos del norte, en el poder desde 1983. También se han recibido informes
según los cuales la policía ha matado a tiros a algunos manifestantes.
«Esto hace que sea aún más importante que la autopsia sea creíble y acalle las sospechas públicas», ha
declarado Amnistía Internacional.
La muerte de Moshood Abiola se produjo la víspera del día en que muchos de sus partidarios
esperaban su liberación. El nuevo jefe del Estado nigeriano, general Abdulsalam Abubakar, se había
comprometido la pasada semana ante el secretario general de la ONU Kofi Annan en liberar a Moshood
Abiola y a otros presos políticos. El anuncio iba a producirse hoy, un mes después de la muerte del anterior
jefe del Estado, general Sani Abacha. En las últimas semanas, el gobierno y los tribunales han excarcelado a
más de sesenta presos políticos, aunque quedan todavía decenas en prisión.
Amnistía Internacional ha pedido que la investigación judicial independiente se ocupe también de las
muertes en prisión de otros dos presos de conciencia: el general de división retirado Shehu Musa Yar’Adua, ex
vicejefe del Estado y destacado político del norte, y el sargento Patrick Usikekpo. Ambos habían sido
declarados culpables en relación con una falsa conspiración para dar un golpe de Estado, en juicios por
traición celebrados en secreto ante un tribunal militar en 1995, y murieron en sendas prisiones en diciembre
de 1997. No se efectuaron las autopsias necesarias para averiguar la causa de su fallecimiento, aparentemente
consecuencia de las duras condiciones de reclusión y de la falta de asistencia médica.
Descargar