critica de la moral de Kant

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CRITICA DE LA MORAL DE KANT
EUSEBIO
CASTRO
l.-Kant
empieza diciendo: "indispensable condicion. para ser buenos -y
para ser felices es una buena eoluntad", Esto es admisible en el orden de la conducta práctica, concreta, de la actuación moral. La voluntad, la buena voluntad.
e una de las condiciones para que yo o Pedro, en este acto concreto, estemos por
el camino y la praxis de lo moral. Pero más adelante esta condición se convierte
en sujeto exclusivo del predicado: bU('11O; ya no será el sujeto: 'ROSOt1'OS, de buenos,
felices. Todo se reducirá a Sujeto-voluntad.
Predicado-buena. De ahí que Kant
atienda en adelante a obtener una voluntad pura y autónoma, pura no sólo de lo
empírico. sino también de un verdadero contenido y significado ínsito en el término: bueno.
2.-Kant
habla de una voluntad en sí y formal, autónoma, para. .. justificar
o fundar la otra voluntad, la no absolutamente buena; y esta segunda es la que
hace posible la moralidad. Kant manifiesta mucha preocupación porque la voluntad no se dé a sí misma tina ley, sino que la reciba de un objeto extraño. Pero
no obstante que Kant habla de esta auto-nomia constantemente, sin embargo, por
ningún lado aparece este surgir de leyes aunque sea esquemáticamente formuladas
qtle, a manera del filamento de la araña, aparezcan de su propio seno. Kant verifica Un continuo vaivén de la voluntad a la ley, a la racionalidad, a la humanidad,
a la universalidad.
Ese vaivén remata en la libertad, que, como postulado, nos
deja en el aire, y que sirve a las mil maravillas para ya no concretar el formalismo
y el. vacío de todos esos términos: ley. universalidad, racionalidad, humanidad.
Con todos estos a "priorismos", nos quedamos con la sola "forma del querer en
general", como autonomía. El imperativo sería también una estupenda formulación de un principio también formal. correspondiente a esa forma del querer en
g-eneral, que es la buena voluntad. "La libertad. dice Kant, es autonomía de la
voluntad, esto es, propiedad de la voluntad de ser una ley para sí misma". Aquí,
aparte de que la le)'. "como siempre. es vaga, podemos replicar que no por ser
autónoma la voluntad, ya por eso se da y se formula la ley y el contenido, no del
obrar intrínseco de la voluntad o de la determinación específica de su entidad, sino
la ley del actuar del hombre, de la persona concreta: "En realidad, dirá Kant,
(Pág. 531). la voluntad pertenece toda ella al mundo inteligible. "N o bastaría que
tuviera la dirección de la inteligencia" y ésta no necesariamente de índole moral.
Por- otro lado, no olvidemos que Kant afirma que esta voluntad en el hombre está
junto con ros apetitos, y precisamente por esto hay obligatoriedad.
La escisión del
hombre ... Kant hace a la voluntad parte del mundo inteligible o en él la resume.
Pero si Kant habla de una voluntad en sí y formal, autónoma, para después justificar la otra voluntad. la no absolutamente buena, y hacer posible.
esta última la moralidad, sin embargo, separa lo bueno, el bien, lo separa, y cuanffil
habla 'de Dios dice: "porque según su propia constitución subjetiva, puede verse
determinado a obrar tan sólo a- través del concepto de bien". Formula, además, el
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INTERAMERICANO
DE FILOSOFIA
concepto de bien: Bueno es aquello que estimamos y aprobamos, a lo que atribuimos valor objetivo. Pero después lo identifica con la voluntad pura. Esta voluntad divina sería, la "perfectamente
buena", diferente a la voluntad buena, sin condiciones, por encima también de la voluntad que resiente el influjo de lo empírico, de los apetitos.
'
3 .-V oluntad, libertad y ley. En los diferentes textos que da Kant, el contenido, formulación y alcance de la ley, es vago y cambiante.
Y no por referirla
a la libertad y al mundo inteligible, es más comprensible.
Desde luego, no es una
ley un elemento determinante, intrínseco a la misma libertad, insita al mismo mostrarse u "obrar" de la libertad; es ley para obrar de la voluntad y del hombre.
y Kant, por atender a la pureza de la voluntad, a la universalización de las máximas, principios de la voluntad, hace todo formal, genérico, vago, a priorista.
Si
la ética se resume en: una ciencia de la libertad, y en ésta la determinación de la
ley, la racionalidad, la universalización
de la máxima, y todo, descansa en un supuesto, que es la libertad, creemos que toda esa prolija reflexión dialéctica, purificadora, formalizan te, de l ant, queda evaporada y enrarecida.
Su soporte estaría
n.ejor en eso que Kant cita como de paso: la humanidad, su entelequia: "obra
como si la máxima de tu acción debiera tornarse por tu voluntad, ley universal
de la naturaleza".
¿ Por qué la ley moral obliga? se pregunta Kant . Y el círculo vicioso lo
resuelve con la división del mundo inteligible y del sensible; del fenómeno y de las
cosas en sí mismas, (el noumeno).
Aquí aparece su concepto del hombre y el
cercenamiento
del ser del hombre. Lo que en el hombre es pura actividad, Kant
lo encierra en el mundo intelectual, y esto es, libertad y razón; y la íntima secuencia de razón y obrar. Por esto último es posible la razón práctica, pero la
razón aparece como un lecho de procusto. Ahí está la alternativa:
o se aclrnite a
la libertad como un supuesto, o se le subsurne en razón. El vaivén continúa en la
libertad, la voluntad, la razón, la ley .. , De allí que muchos autores posteriores"
propongan
qne la ley moral se basa, con sus contenidos, con una jerarquía 'de
valores, se basa, decimos, o en una determinación
de la razón, claramente, o en
una determinación
proveniente de la emoción y del sentimiento.
4.-EI sentimiento Kant al hablar de r speto. lo menciona como sentimiento, pero aclarando que no es uno de los recibidos mediante un influjo, sino
como espontáneamente,
oriundo de un concepto de la razón. A esto nosotros le
llamaríamos acatamiento.
Pero puede darse el caso que origine la razón un sentimiento, algo así C01110 la emoción que experimentamos
cuando matemáticamente desarrollamos
un binomio. Sería un sentimiento ca si maternático , Pero
este sentimiento sería propio del filósofo idealista, del puro, del formalista' y a
priorista.
Filósofos posteriores
nos hablarán de otros sentimientos
no menos
profundos, elevados y puros, y también totalizadores, ontológicos, como el respeto,
el arrepentimiento,
la premonición, el goce estético, etc ... De algún ejemplo, dice
Kant, no se saca el imperativo moral; cierto, pero puede servir de ocasión para
descubrir, en los sentimientos concomitantes
de rechazo. de aceptacián, de vergüenza, de goce superior, de respeto, de aprecio, de 1 referencia, de acatamiento,
sentimientos individuales e interpersonales
de convivencia, la base para una forrnuración posterior,
para una estructuración,
orientación
y reglamentación
moral.
El mismo Kant parece no librarse completamente
de la influencia de los sentimientas:
"El sentimiento moral, sin embargo, está más cerca de la moralidad
y su dignidad porque tributa a la virtucl el honor de atribuirle jnmediat~nm~te
22 • 26 JULIO 1961 -
SAN JOSE· COSTA R¡CA
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la satisfacción y el aprecio y no le dice en la cara que no es su belleza, sino el
provecho, el que nos ata a ella". (Pág. 521-22). En fin, que hay una serie de
textos en donde Kant exalta el papel del sentimiento. En la página 506 contra
el que prefiere entregar su vida a la ociosidad, al regocijo y la reproducción,
dejando enmohecer sus talentos, arguye que el ser racional necesariamente quiere
que se desenvuelvan
todas las facultades en él, porque ellas le son dadas y le
sirven para toda suerte de propósitos. Trae Kant también a colación la necesidad
del amor y de la compasión en la convivencia y en una conducta que por no
hacer mal, ni acudir en ayuda de los demás, no podría hacerse universal. Todo,
sin embargo, es sacrificado por Kant en aras de la pureza, de la universalidad
de la ley, de la legislación del ser racional, de la voluntad autónoma, de la libertad
que es un supuesto.
5.-La
pureza y el imperativo. En realidad Kant encuentra a cada paso
elementos y contenidos que muestran a su imperativo categórico, no tan puro
como él lo quisiera, ni tan formal. Para el bien supremo, lo bueno, perfecto,
incondicionado, presupone a Dios. Si al apoyarse en la buena voluntad dijera
que es la conditio sine qua non del acto concreto moral, estaría bien, pero con
ello quiere fundamentar una ética. Así nos explicamos que al no encontrar satisfacción en esa voluntad, resbale a contenidos como: la voluntad divina, voluntad
santa; y a eso otros sentimientos que ya señalamos; y también a un "desarrollo
de todas las facultades".
Kant, buscando un fin objetivo, Con valor absoluto,
encuentra que la naturaleza racional existe como fin en sí mismo; el hombre, la
persona no son medios, sino fines. Esto ya es dejar el formalismo de 10 universal,
de 10 racional, y poner la piedra básica: el hombre y la persona. En lo mismo
que más adelante Kant pone la base para el reino de los fines. Más que lo universal, lo formal, Kant persigue 10 incondicionado, lo absoluto, el bien supremo.
Aunque en su continuo vaivén resbale nuevamente a 10 que es tan general y
abstracto como la "humanidad", tal como 10 hace al formular el imperativo práctico: obra de tal modo que uses a la humanidad.
Pero podríamos invertir los
términos: Kant dice: la moralidad es la condición bajo la cual un ser racional
puede ser fin en sí mismo. La inversa sería: el hecho de que la persona es fin
en sí misma, es la condición para la moralidad ... Pero el mismo Kant parece
introducir otro criterio, no puramente formal; y la moralidad aparece como la
realización de la voluntad de algo que tiene "por principio un valor interior",
como la benevolencia, objeto de un respeto inmediato...
La realización, por fa
voluntad, de alqo que en sí tiene un valor interior, y es razonable, sería el meollo
del acto moral de Kant. Pero Kant cae poco después en el hieratismo de la ley,
todo para asentar la autonomía como fundamento de la dignidad de la naturaleza
humana y de toda naturaleza racional, y también lleva al hieratismo del deber
por el deber, recurso admisible en el extremo en que una conducta no pertenezca
más al plano de la existencia sensible y concreta de la condición humana actual,
o que la presión de esta condición sea tal que el sujeto no tenga más recurso
que sobreponerse ascéticamente y dejando todo, y ahogando todo sentimiento y
atracción, contemple y siga la ley rígida y escueta. Casos extremos y descorporizados de la conducta humana.
6.-EI hombre. Lo que en el hombre hay de pura actividad, Kant 10 encierra en el mundo intelectual, esto es, libertad y razón. ¿ Por qué no también
sentimiento? "Igualmente, como en ese mundo es él, como mera inteligencia,el
propio yo, (mientras que como hombre no es más que el fenómeno de sí mismo" ... )
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.... He aquí la escision del hombre, conforme a la cual se atribuye el yo a la
inteligencia.
Si no se admite este punto de vista sobre el hombre, cae la construcción de la moralidad kantiana , .. y sucede lo mismo aunque subsuma el yo
~n la voluntad y luego ésta en la inteligencia.
La escisión del hombre nos lleva
al reducto kantiano del mundo inteligible, o conjunto de seres racionales como
cosas en sí mismas y por tanto inconoscibles . Y este mundo que sería el sostén
más firme, el campo de ejercicio de la voluntad y de la libertad, es un supuesto.
7.-(A manera de conclusión)
Kant fenomenólogo y crítico. Si por un
lado Kant es un buen fenomenólogo que describe elementos y momentos de la
moralidad,
por otro lado, como crítico, destruye los hallazgos fenornenológicos
en aras de asentimientos con carácter no sólo abstracto, racional, a priori, formalistas, sino con supuestos y dogmas. El fenomenólogo que separa lo moral de lo
empírico, que encuentra lo valioso en sí, internamente;
la importancia de la libertady de la autonomía;
la diferencia entre cosa y persona; el mérito del que
-en determinada
situación recurre al deber por el deber por encima de las solicitaciones de lo empírico, de lo pasional: la pureza de la conducta moral; no logra
una fundamentación
ética, por más que también la haya pretendido pura, que
.en el caso es formalista, vacía; pero no vacía de supuestos.
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