Vitoria invierte casi cinco millones al año en mantener sus parques

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AA.VV.GORBEIA AUZOKIDEAK - Asociacion Vecinal del barrio de Lakuabizkarra-Ibaiondo
Vitoria invierte casi cinco millones al año en mantener sus parques y jardines
urbanos
MEDIO AMBIENTE
Enviado por :
Publicado el : 6/7/2010 10:10:00
79 jardineros municipales se encargan de cuidar 130.000 árboles y más de 83.000 flores en
verano.
Salir de casa un día luminoso y toparse con un césped brillante atravesado por salvias rojas,
begonias blancas y alegrías de color malva no tiene precio. Tampoco sentarse bajo un fresno o un
ilisco y respirar rodeado de petunias y geranios. Y todo en pleno centro de la ciudad. Pero sí tiene
un precio mantener estos remansos que rompen el asfalto: Vitoria se gasta casi cinco millones de
euros al año (4,87) en el mantenimiento de sus parques y jardines urbanos.
La capital alavesa tiene en estos pulmones una de sus señas de identidad, quizás la principal. En
total, hablamos de 4,2 millones de metros cuadrados -sin contar el anillo verde- donde se incluyen
tanto los grandes parques como las pequeñas zonas ajardinadas, medianas y rotondas. En esta
superficie respiran 130.000 árboles -uno por cada dos habitantes-, de los que 45.000 están en las
calles y el resto en los parques. Ahora, en época estival, los parterres deslumbran con 83.000 flores
procedentes del vivero municipal.
Eso sí, todo esto hay que pagarlo. Este año, el Ayuntamiento destinará a ello casi cinco millones de
euros. La partida más abultada, 3,31 millones, va para la contrata que se encarga del
mantenimiento. Aquí se incluyen, entre otras labores, las siegas, las escardas (airear la tierra para
que no se compacte y quitar las malas hierbas) y el riego durante el verano. En buena parte de las
principales zonas verdes, como los parques de Molinuevo, San Martín, Prado, Lakuabizkarra
o Arana, el agua procede directamente de sondeos en el acuífero sobre el que flota Vitoria. Es
decir, se trata de agua no clorada y que no llega de la traída general, con lo que se pretende
evitar un gasto innecesario de un bien que en la mayor parte del planeta es escaso.
Cambio de temporada
Por su parte, el Ayuntamiento dispone de una plantilla de 79 jardineros (entre capataces, jefes de
equipo, oficiales y ayudantes) que se encargan de las labores más delicadas. Son ellos los
responsables de, por ejemplo, cambiar las especies cada temporada. Porque las flores dependen
del clima. Así que mayo y octubre son meses de reposiciones. Son ellos también quienes deciden
qué colores y qué diseños tendrán los parterres en según qué temporada. Las zonas complicadas,
los taludes donde es difícil pasar la segadora, se salvan con hiedras, más fáciles de mantener y
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adaptables a la orografía.
También es la plantilla municipal la encargada de la conservación de jardineras, que a menudo son
víctimas de los vándalos. El gasto en este apartado son 750.000 euros al año. También hay otros
315.000 que van para el convenio con el Instituto Foral de Bienestar Social para el mantenimiento
de jardines. Y otros 270.000 se destinan a las instalaciones de riego automático. El resto, hasta
llegar a los cinco millones, es una amalgama de gastos en maquinaria, instalaciones y adquisición
de semillas.
Ciudad ecológica
¿Merece la pena todo este gasto? Desde el equipo de gobierno no lo dudan. «Los vitorianos
tenemos que sentirnos muy orgullosos», presume la concejala de Vía Pública, Marian Gutiérrez. A
su juicio, los parques y jardines no sólo son elemento fundamental para tener una ciudad «mucho
más ecológica» con una calidad del aire envidiable, sino que hacen de la capital alavesa un núcleo
urbano «amable, para disfrutar». Se refiere a que el verde no está sólo para mirar, sino que se
acompaña de «zonas de juegos, de ejercicio, bancos... Por eso hay que hacer un esfuerzo para
mantenerlos, porque son un lugar de encuentro cotidiano para los vitorianos».
Durante algún tiempo estos espacios se vieron amenazados por especies colonizadoras foráneas.
Los más conocidos son los famosos plumeros de la Pampa, aunque también se vivió la amenaza de
las falsas acacias. Los técnicos del Ayuntamiento explican que esos riesgos ya han sido conjurados:
los ejemplares dañinos han sido exterminados.
No quiere esto decir que las zonas verdes vitorianas sólo estén ocupadas por especies locales. Eso
ofrecería un paisaje bastante monótono. Parques, medianas y rotondas también acogen ejemplares
de fuera capaces de convivir sin agresiones con la flora autóctona y de soportar el caprichoso clima
vitoriano.
EL CORREO
LUIS LÓPEZ
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