T. R. MALTHUS: El crecimiento económico y las leyes de la población y la acumulación de capital JAVIER VILLANUEVA Introducción Entre fines del siglo XVIII y la primera mitad del siguiente varios países de Occidente experimentaron una serie de trascendentes fenómenos en el terreno económico, político y social. La Revolución Francesa, la "revolución industrial", los adelantos tecnológicos, son ejemplos de las transformaciones que, iniciadas en aquellos años, trazaron surcos que llegan hasta nuestros días. También en aquellos años se experimentaron repetidas situaciones de retracción cíclica que dieron orígenes a numerosas reflexiones acerca del sis-tema económico que se iba desenvolviendo. Es dentro de este contexto cambiante e inestable en que corresponde examinar las contribuciones de los economistas clásicos, en general, y del Reverendo Thomas Robert Malthus, en particular. Guiada por la voluntad de lograr el progreso económico de las naciones, esta escuela de autores procuró captar el sentido de las leyes de Natura que pudieran oponerse al avance del hombre, para delinear con el apoyo de la razón humana los caminos adecuados para soslayar los obstáculos encontrados. Así, los laberintos y las salidas imaginadas fueron varias, según el autor, pero la inspiración era semejante entre ellos. En este marco es que Malthus, entre 1798 y 1820, procuró efectuar dos aportes importantes al análisis económico y, a su entender, a la "solución práctica" de los problemas que estudia esta disciplina. Uno de estos aportes se relaciona con las leyes que regulan el crecimiento de la población. Otro, se refiere a los conflictos que pudieran emerger de la excesiva acumulación de capital. Además, en el mismo lapso, contribuyó a establecer los elementos principales de la teoría de la renta y tomó posiciones (contrarias a las de D. Ricardo) en un tema tan controvertido en la época como lo era el de las Leyes de Granos en Gran Bretaña. Una de sus primeras obras, la relacionada con los temas del crecimiento de la población, tuvo fuerte repercusión en su tiempo. Aún hoy este tópico es aquel que con más facilidad se tiende a unir el nombre de Malthus. El Essay on the Principies of Population fue publicado en 1798 cuando el autor tenía treinta y dos años. Este trabajo se inspiraba en las discusiones que mantenía el autor con su padre sobre estos temas y en el deseo del joven Malthus de rectificar la visión sobre la perfectibilidad del género humano que sustentaran autores como Condorcet y Godwin. No era el Ensayo una obra enteramente original sino que se apoyaba en ideas ya adelanta-das por otros autores de la época. En ediciones posteriores, Malthus fue afinando sus argumentos al par que procuró respaldarlos con trabajosas demostraciones de las experiencias históricas manifestadas en varios países y regiones del mundo. Con frecuencia el Ensayo debió enfrentar el rechazo de muchos que vieron en él una justificación de la miseria, haciendo que ésta fuera, en parte, un resultado de las presiones de la Naturaleza y, en parte, la consecuencia de la imprevisión humana. La organización institucional de la sociedad quedaba así relegada a un segundo plano, en el ideario malthusiano, como factor generador de la pobreza. La resistencia a las postulaciones de Malthus se puso de manifiesto en las múltiples críticas que despertó la aparición del trabajo a que hacemos referencia. Otra de las contribuciones del autor que comentamos se refiere a las "leyes" que rigen la acumulación del capital y a la relación de ésta con la demanda efectiva y el progreso económico de las naciones. Menos espectaculares que las ideas expuestas en el Ensayo, los aportes de Malthus incluidos en los Principies of Political Economy (Primera edición, 1820) perduraron y aún hoy persisten en el diseño de la estructura básica del análisis macroeconómico. En los Principios, libro que tampoco fuera bien recibido por muchos de sus contemporáneos, nuestro autor contribuyó al desarrollo de una llamada "tradición anti-Ricardiana". Aunque amigo personal de aquel autor, Malthus procura desde las primeras páginas de su obra el diferenciarse doblemente del mismo: tanto en sus apreciaciones sobre la economía, como en lo que se refiere a la búsqueda de un método más "realista", práctico y alejado de las abstracciones teóricas que caracterizaran a David Ricardo. Algunas de las ideas expuestas por Malthus en los Principios encontraron importantes continuadores. J. M. Keynes, por ejemplo, se refiere a él en forma laudatoria en la Teoría General. En la biografía del Reverendo Malthus que escribe Keynes éste dice: "Si sólo Malthus, en lugar de Ricardo, hubiera sido la rama central de la cual hubiera brotado la economía del siglo diecinueve, cuánto más sabio y rico sería hoy el mundo". Schumpeter, en la Historia del Análisis Económico, puntualiza su apoyo al autor que comen-tamos. Dice sobre el particular (pág. 83) que, Malthus, finalmente el triunfador en la controversia, "defendía el pleno sentido común... frente a las piruetas inútiles, pero astutas de Ricardo". Algunos autores de la escuela proteccionista de Pensilvania, en Estados Unidos, con frecuencia opuestos a Ricardo, tomaban también algunas de las ideas de Malthus, aunque rechazaban otras. Entre estos pensadores podrían incluirse a Raymond o a Carey. Darwin, por otra parte, continuó y extendió algunas de las ideas expuestas en el Ensayo. Malthus entendía que las "leyes" de la población (expuestas en el Ensayo) y las de la acumulación (expuestas en los Principios) se encontraban vinculadas entre sí. Decía, por ejemplo, sobre el particular: "(Las leyes que regulan los incrementos de capital y las que determinan los aumentos de la población) son ciertamente de la misma clase; y es igualmente vano el continuar convirtiendo ingreso en capital, cuando no existe una demanda adecuada para los bienes producidos por dicho capital, como el continuar estimulando los casamientos y el nacimiento de hijos 18 sin que exista demanda de trabajo y un aumento en los fondos disponibles para su mantenimiento"1 "Las leyes que regulan la tasa de beneficio y el progreso del capital, tienen un sorprendente y singular parecido con las leyes que regulan la tasa de salarios y el progreso de la población"2 No hay más que echar una mirada sobre la literatura económica contemporánea,3 para percatarse de que ambos tópicos continúan preocupando a los analistas. Como ha señalado Morton Paglin, en muchos temas Malthus sustentaba opiniones que se hallaban muy por delante de las de su época. Algunos datos biográficos Thomas Robert Malthus nació el 13 de febrero (algunos autores señalan que fue el 8 de febrero) de 1766 y murió en 1834. Educado privadamente en su hogar, ingresó en 1784 en el Jesus College de Cambridge. Se graduó (B. A.) en la misma institución en 1788 y tomó sus órdenes sacerdotales en el mismo año en la Iglesia de Inglaterra. En 1797 es designado Fellow de Jesus College y escribe allí The Crisis. En el año siguiente escribe el First Essay. Viaja años más tarde a Dinamarca, Suecia y Rusia. En 1800 escribe: An Investigation of the Cause of the Present High Price of Provision. Tres años más tarde publica la segunda edición del Essay. Se casa en 1804 con Harriet Eckerstall. En 1805 es designado Profesor de Historia Moderna y Economía Política en el Colegio que fundara y sostuviera la East India Company. En 1811 conoce y entabla amistad con David Ricardo. En 1820 publica la primera edición de los Principies of Political Economy: Considered with a View to Their Practical Applications. La Ley de la población Las leyes de la población presentadas por Malthus en el Ensayo, no eran enteramente originales de este autor. Robert Wallace (Various Prospects of Mankind; 1761) y Joseph Townsend (Dissertation on the Poor Laws; 1786) ya habían expresado ideas semejantes, casi iguales a las de Malthus, aunque sin haber logrado la difusión y el impacto que alcanzara éste. En el Ensayo, Malthus cubre esencialmente los siguientes temas: a) Las leyes del crecimiento de la población y las distintas experiencias históricas; b) Los problemas relacionados con la emi- gración y las "leyes de los pobres"; c) Los distintos sistemas económicos que pueden presentarse en la realidad: Puramente Agrícola; Industrialcomercial; y Agrícola-industrial combinados; d) Los estímulos a la exportación y las limitaciones a la importación. En los próximos párrafos iremos presentando, sintéticamente, cada uno de los temas mencionados. La ley de la población se basa en dos postulados: 1) La alimentación es necesaria para asegurar la existencia del hombre; 2) El instinto humano de procreación es necesario y persiste a través de los tiempos con igual potencia. Los recursos naturales destinados a la producción de alimentos son limitados y no aseguran posibilidades de crecimiento indefinido a la población humana. La subsistencia crece a una razón aritmética; la población cuando no está regulada, tiende a crecer en forma geométrica e independientemente de los medios de subsistencia que pudiera haber disponibles. El desencuentro frecuente entre estas tendencias básicas da como resultado el que los límites de la subsistencia terminen por imponer alguna barrera al crecimiento de la población. En el caso de las poblaciones animales y vegetales el ajuste frente a los instintos de procreación incontenibles y excesivos frente a los recursos disponibles se produce por la vía de la destrucción natural del excedente. En el caso del hombre, el desencuentro entre subsistencia y población, también se puede producir. La ley de Natura es implacable. Pero, el hombre tiene una alternativa: la prevención racional. Es decir, el hombre puede elegir entre la "regulación preventiva" ("moral restraint")4 y la "regulación positiva" (o destructiva). La regulación preventiva es voluntaria y resulta de la capacidad racional y de previsión del hombre. Se apoya específicamente en la castidad y en la demora de los casamientos (no supone la limitación artificial de la prole una vez concertado el casamiento). Pero, también dentro de la regulación preventiva pueden producirse desviaciones rechazables (los vicios del libertinaje, las pasiones contrarias a la naturaleza, etc.). Las "regulaciones positivas" son múltiples: baja nutrición, insalubridad, enfermedades, guerra, pestes, hambrunas, acumulación de gente en las grandes ciudades, etc. En fin, se trata de las múltiples ex-presiones de la miseria humana imaginadas por el autor. Desechando los vicios y descartando las regulaciones positivas, sólo queda al hombre el camino de la racionalidad previsora. Existía claro está la posibilidad de facilitar la emigración (no obligatoria) en los países más apremiados por las rigideces de la subsistencia, pero a la larga los límites de Natura terminan por imponerse al género humano en su totalidad, salvo, ya lo hemos dicho, la aplicación de medidas preventivas. Dentro de este sistema de ideas las "leyes de ayuda parroquial a los pobres" muy comunes en la época no eran aconsejables, entendía Malthus, ya que no contribuía a aumentar la prudencia y la precaución en los favorecidos con la ayuda. Esto conducía, por un lado, a que aumentara excesivamente la población y, por el otro, a que se descargaran sobre las naciones las penurias de la "regulación positiva" (o "destructiva") de la que ya hemos hablado. Fácil es entender que las ideas de Malthus sobre el particular generaron el rechazo de muchos y en ocasiones el desprestigio del autor. A ello cabe agregar, para captar la aureola de suspicacia política que rodeó por muchos años a Malthus, que él entendía que los sistemas igualitarios imaginados por Godwin o Condorcet no conducían ciertamente a la felicidad y al bienestar del género humano. Los problemas del hombre, decía nuestro autor, no hallaban solución por la vía de introducir mejoras en la organización social, sino por la posibilidad de superar las rígidas leyes de Natura a través de la prevención y la razón. Como él mismo lo señalara textualmente en el Ensayo, sólo el empleo de las "regulaciones preventivas" podía proporcionar "expectativas racionales acerca del futuro avance de la sociedad" (p. 308). Los sistemas agrícolas, industriales y mixtos A partir del Capítulo VII, Libro I I I del Ensayo, Malthus avanza en un territorio que lograra menos difusión que el que previamente examinamos, pero que aparentemente logró influir en muchos estrategas del desarrollo económico de la época. En esta sección de su ideario lo que procura es examinar las ventajas y desventajas de tres tipos de organización económica: a) el sistema de producción exclusivamente agrícola; b) el sistema exclusivamente industrial-comercial; c) el sistema combinado e interrelacionado, agrícola-industrialcomercial. En el sistema exclusivamente agrícola, se supone que se produce un excedente de alimentación, por sobre las propias necesidades. Este excedente, por fuerza debe exportarse para ser intercambiado internacionalmente por las manu- 19 facturas que fueran necesarias. En la medida en que el acceso a la tierra no se encuentra inhibido por obstáculos institucionales (feudalismo, por ejemplo), la existencia de una demanda sostenida interna-externa eleva la demanda de la mano de obra, los salarios, los beneficios y la acumulación de capital. Pero, esta situación expansiva va acompañada por el crecimiento de la población reduciéndose así las posibilidades de disponer de excedentes para la exportación. Aparte de estos problemas, el país que se encontrara en esta situación quedaría expuesto a los altibajos de la demanda externa y a las oscilaciones eventuales de los términos de intercambio. Como quiera que fuera, este sistema, entiende el autor, sólo es factible y aceptable por un cierto lapso. En el sistema exclusivamente industrialcomercial, los excedentes de la producción manufacturera deben intercambiarse por productos alimenticios provenientes del exterior. Como en el caso anterior este sistema también presenta problemas y es finalmente aceptable por un cierto período limitado. Por un lado, dice Malthus, las ventajas comparativas que pudieran existir, como resultado del capital físico o humano acumulado o de las innovaciones tecnológicas que se pudieran introducir, son siempre imitables, por otros países. Las ventajas, señala el autor comentado, son siempre temporarias y la competencia externa que siempre se genera tiende a reducir los precios y los beneficios, y por lo tanto la acumulación de capital. Por otra parte, a medida que los países proveedores de alimentos van ocupando sus recursos naturales disponibles, tienden también a desarrollar su propia manufactura local, incrementando la competencia y disminuyendo los excedentes exportables de alimentos. La solución más aceptable, entiende Malthus, es la que presenta el sistema agrícola-industrialcomercial combinado e interrelacionado. En esto sigue líneas de pensamiento similares a las de los fisiócratas y de William Spence y Lord Lauderdale, en el sentido de que el intercambio rural-urbano era más estimulante para lograr el progreso de las naciones. Dice textualmente el autor del Ensayo: "Parece, entonces, que es la unión de la agricultura y el sistema industrialcomercial, y no alguno de los dos formados separadamente el que puede producir la mayor prosperidad nacional. Un país con un territorio rico y extenso, cuyo cultivo sea estimulado por adelantos en la agricultura, la industria y el comercio exterior tiene tan variados y abundantes recursos que es extremadamente difícil decir cuando llega a sus 20 límites" (p. 441). Esta idea regresa con cierta recurrencia al conjunto de estrategias para el desarrollo económico que se han ido manifestando a través del tiempo. Los proteccionistas de la escuela de Pensilvania sustentaban ideas similares a éstas. (Véase por ejemplo, Henry C. Carey: The Harmony of Interests, Philadelphia, 1851.) Hoy mismo, la estrategia de algunos países de la Comunidad Europea y aun de Japón parece seguir líneas similares a las de Malthus en lo que se refiere al "ensamble" de los sectores agrícolaindustrial.5 Específicamente, las ventajas del sistema mixto serían: la posibilidad de lograr progreso económico en forma independiente de la tendencia económica en otros países, por lo menos hasta la ocupación total de la tierra fértil (salvo, naturalmente, las posibilidades de introducir innovaciones técnicas en la explotación agrícola, en las que Malthus depositaba siempre su confianza); el mercado interno no dependía de la riqueza en el resto del mundo; la competencia interna resultaba beneficiosa al caer los precios industriales se desplazaba capital a la agricultura favorecida por el avance en la demanda de alimentos que la misma caída de los precios traía con-sigo; la competencia externa en el terreno industrial no reducía el abastecimiento de alimentos. Así, la agricultura y la industria se brindarían mutuamente mercados. Obstáculos a la importación de alimentos Los temas previamente tratados se encuentran relacionados con las reflexiones del autor sobre la conveniencia, o no, de establecer mecanismos de regulación a la importación de bienes agrícolas (La Ley de Granos, en la Inglaterra de aquellos tiempos). Aunque como regla general, Malthus prefiere el libre-cambio, señala, sin embargo que existen situaciones especiales que justifican y aconsejan la contención de las importaciones alimenticias competitivas con la producción local. Dice en el Ensayo: "Para Europa en general lo más ventajoso es el libre comercio. Pero puede haber países en los que por condiciones particulares no conviene aplicar la regla general" (p. 506) . La idea del proteccionismo agrario en Malthus aparece frecuentemente unida a la de mantener el "necesario" equilibrio entre la agricultura y la industria (señala con énfasis: "La pregunta prác- tica más importante que puede darse en un sistema de política económica es la de si debe o no buscarse artificialmente el balance agro-industrial a través de regulaciones", Ensayo; p. 477). Conviene además proteger la agricultura para mantener un abastecimiento independiente; para evitar oscilaciones en los precios y en el abastecimiento; para evitar las variaciones estacionales y en fin para contrarrestar la temporalidad de las ventajas de la producción manufacturera que a la larga inhiben la exportación correspondiente, y por motivos de seguridad y defensa. Es necesario reconocer, que en buena medida el proteccionismo6 agrario de nuestros días aparece justificado por ideas muy similares a las que ha sostenido el Reverendo Malthus. Los límites de la acumulación de capital En las secciones previas nos hemos ocupado de las ideas que expresara Malthus en el Ensayo. En las siguientes, recorreremos las contribuciones de este autor tal como fueran expresadas en los Principios. El esquema básico de los Principios está construido alrededor de la existencia de una oferta y de una demanda efectiva agregadas y de la determinación de los precios que resultan de la interacción entre ambas.7 Especialmente en los bienes competitivos, los precios así definidos establecen las condiciones para la expansión o contracción de la tasa de beneficios y por lo tanto el crecimiento o la reducción en la acumulación de capital. A lo largo de las páginas de los principios, se pone de manifiesto un constante esfuerzo del autor para establecer, con cierto detalle, qué factores afectan y desplazan a la demanda o a la oferta y cuál es el resultado previsible de cada situación, en materia de "progreso material", teniendo en cuenta las repercusiones de cada instancia sobre la acumulación del capital: Precios altos, con costos no alterados, suponían una alta tasa de beneficios y por lo tanto una acumulación elevada. Tanto la oferta como la demanda indicadas se refieren exclusivamente a las de los bienes tangibles de la economía ("riqueza material") que se originan, o bien en el sector agrícola, o bien en el manufacturero. Estos bienes son de dos clases: bienes "necesarios" y bienes "de lujo". Pero, la economía no se agota en estos tipos de bienes, sino que el esquema incluye además la presencia de un importante sector servicios (que aunque no tangibles, indirectamente pueden contribuir a la riqueza material de un país). Repitámoslo, la oferta y demanda agregadas se refieren a la producción y consumo de bienes tangibles. Estos bienes son producidos por el trabajo productivo. Pero, además la economía dispone de servicios que resultan del esfuerzo del trabajo "no productivo". La agricultura produce su propia demanda. A medida que aumenta la producción de ésta, los precios descienden, mejoran los salarios reales y aumenta la población. A la larga, sin embargo, la presión sobre las tierras menos fértiles termina por imponer un límite a la expansión. En el caso de la industria, la misma no sólo no produce su propia demanda, sino que para incrementar su nivel de producción requiere más mano de obra (que atrae del sector servicios) y más acumulación de capital necesario para combinar con aquélla (Ensayo, p. 314). Así, paradójicamente, en el sector manufacturero para aumentar la oferta se establecen condiciones que necesaria-mente reducen la demanda. Por un lado se requiere un ahorro mayor (abstención de consumir) para facilitar la requerida acumulación. Por otra parte, se trasladan trabajadores de los servicios, sector desde el que demandan, pero no producen bienes tangibles, para sumarse a los trabajado-res del sector de bienes físicos aumentando así la oferta. Como el número total de trabajadores, sigue siendo el mismo, señala Malthus, lo que se ha hecho es aumentar la oferta de bienes tangibles, sin haber incrementado su demanda. Además, conviene recordar acá, que los bienes tangibles pueden ser "de lujo" o "necesarios". Los primeros los consumen los grupos de altos ingresos que son los que ahorran. Los segundos los consume el resto de la sociedad, pero tienden a saturar el mercado. Así, entonces, la "parsimonia" en el consumo afecta a los bienes "de lujo" y la saturación a los bienes "necesarios". La saturación puede superarse por la aparición de nuevos bienes que se vayan ajustando a los deseos y necesidades de los consumidores. Pero, la aparición de nuevos bienes, es lenta, estima Malthus. Por todo lo dicho, los aumentos en la oferta no van necesariamente seguidos de parejos incrementos en la demanda. Como si dijéramos, la expansión de la producción manufacturera puede llevar dentro de sí los gérmenes de la contracción económica. Como se ha dicho la mano de obra puede estar dedicada a la producción de servicios (sol21 dados, administración pública, servidumbre, etc.) o a la producción de bienes tangibles ya sea de la industria o de la agricultura. Los servicios requieren para su producción poco o ningún capital físico y abundante mano de obra, frecuentemente de alta calificación —es decir, capital humano acumulable como el físico—. Para la elaboración de bienes tangibles también se requiere mano de obra, pero acompañada de capital y de tierra, en el caso de la agricultura. Para proporcionar mayor ocupación en los sectores productores de bienes tangibles se requiere una cierta acumulación previa. Así, ahorrar, acumular capital implica el traslado de mano de obra del sector servicios al sector productor de bienes tangibles. Pero, una vez más, todo ello implica una expansión de la oferta y una contracción de la demanda.' Es decir, un deslizamiento descendente de los precios, de los beneficios, y finalmente de la acumulación de capital. Es en esta forma en que Malthus, a diferencia de Say, visualiza los peligros de la sobreproducción general ("general glut"). Como ya hemos señalado, el problema se hace más evidente en el sector manufacturero que no crea su propia demanda. En especial, si se trata de bienes competitivos no diferenciados (p. 318). Así pues, con un modelo macroeconómico de tres sectores y cuatro factores de producción (capital, tierra, trabajo productivo, trabajo en servicios) organiza Malthus su concepción de la economía al par que formula las opciones de política económica que le parecen más adecuadas para hacer que el "potencial" de una economía se acerque lo más posible a lo que se logra "realizar". Las condiciones del crecimiento económico Condiciones fundamentales para el desarrollo económico son las que se relacionan con la política y la moral (Ensayo, p. 309). Estas condiciones son esencialmente: a) el que no haya excesiva intervención del gobierno (p. 16); b) el que exista seguridad en la propiedad; c) el que existan hábitos de esfuerzo en el trabajo y de rectitud de carácter (p. 310). En relación específica al crecimiento económico, nuestro autor considera tres alternativas correspondientes al largo, al corto plazo y a los desplazamientos cíclicos. Más importante para Malthus es el corto plazo, en el que se debe procurar igualar el potencial productivo y lo concretado 22 efectivamente (p. 310). Los límites para el crecimiento en el corto plazo están dados por los que puede imponer la insuficiencia de la demanda efectiva, que tiende a deprimir los precios y la acumulación. Es interesante señalar que este autor propone la necesidad de encontrar cierto equilibrio entre los extremos: si no hay ahorro, no hay acumulación, no hay crecimiento; si hay excesivo ahorro, caen los precios y con ellos la acumulación. Más aún, lo que puede producirse es una emigración del capital existente. Algo que Malthus rechaza como indeseable. En el largo plazo, los límites al crecimiento económico están definidos por la disponibilidad de recursos naturales, especialmente la tierra. Aunque insiste el autor, la innovación tecnológica puede permitir superar en algún modo las restricciones impuestas por la escasez. Finalmente, entonces, la ley de rendimientos decrecientes es la que impone de todas maneras obstáculos al crecimiento indefinido. Malthus distingue la posibilidad de que se produzcan ciclos económicos según se encuentren las relaciones entre la oferta y la demanda. Si la primera es superior a la segunda, lo que puede esperarse es la contracción. Si la segunda es superior, se produce un nuevo ciclo. Los factores que afectan a la oferta y a la demanda efectiva Los factores que desplazan en sentido positivo la oferta contribuyendo así al crecimiento económico son (p. 74): a) La acumulación de capital que es la clave del crecimiento aunque el ahorro excesivo ya lo hemos visto destruye los incentivos para la producción. La acumulación de capital facilita la aplicación de maquinarias y la división del trabajo (p. 36); b) La fertilidad de la tierra (p. 331) y la abundancia de recursos natura-les, en general; c) La existencia de talentos productivos ("skills") en la población. Los talentos y el conocimiento, entiende Malthus, como Turgot, son acumulables; d) Las invenciones que ahorran mano de obra y disminuyen los costos. Pero, la aplicación de invenciones reclama la existencia de mercados amplios, internos o externos, para no caer en el desempleo (p. 357). Los factores que incrementan la demanda son (p. 372): a) Los aumentos en la población, aunque la saturación en la absorción de bienes "necesarios" y los límites de los recursos naturales con su efecto negativo sobre la población tienden a reducir los efectos de este factor expansivo de la demanda. Además, el crecimiento de la población es de efecto demasiado lento como para tomarlo en cuenta al considerar el corto plazo; b) La división de la propiedad de la tierra tendiendo a formar una clase media más "gastadora". Aunque, sin exagerar, creando con ello un minifundismo rechazable; c) El mantenimiento de un amplio sector servicios que amplía la de-manda de bienes físicos, sin crear oferta. Menciona, entre los servicios que se pueden expandir para evitar contracciones, el gasto público (p. e.: puentes, caminos, etc.). Desde el punto de vista de Malthus, le conviene a la sociedad un sector rentista "gastador" que, al mismo tiempo que da ocupación amplia a los servicios personales mantiene elevadas las demandas de "bienes de lujo"; d) El desaliento del ahorro puede constituir un estímulo para ampliar la demanda, a la vez que se evita la excesiva acumulación que finalmente puede expresarse en la emigración del capital; e) El comercio exterior, finalmente, puede constituirse en un factor importante de ampliación de la demanda. La salida de capitales al exterior, aunque en principio rechazado por el autor, constituía también una forma de desagotar los excesos del ahorro interno. Las características del comercio internacional Para Malthus, el comercio internacional es fundamentalmente un conducto importante para el desalojo de la oferta excedente ("Foreing vent for our commodities"; p. 357). Como en todos los autores clásicos, Malthus distingue entre los efectos directos, 9 cosmopolitas, y los efectos indirectos del comercio. Los primeros efectos se expresan en la posibilidad de aumentar la disponibilidad de bienes, a menor precio (p. 397) y de bienes a los que de otra manera no podría tenerse acceso. Los segundos se refieren al hecho de que las exportaciones permiten mantener (y aun elevar) los precios de los bienes exportados, impidiéndose así la caída de los beneficios y la interrupción de la acumulación y el crecimiento económico. El comercio internacional, además, al expandir el mercado permite una mayor división del trabajo, la introducción de maquinarias y de nuevos aportes de la invención (p. 356). Las ventajas que permiten participar en el comercio internacional son o bien naturales o bien artificiales (p. 105). Las prime- ras están ligadas con la disponibilidad de recursos naturales, las calidades del suelo, el clima y la situación geográfica. Las segundas se relacionan con la mayor disponibilidad de capital, la aplicación de maquinaria, la existencia de habilidades especiales, la introducción de innovaciones. Las ventajas naturales son más estables, pero las ventajas artificiales son efímeras ya que los demás países procuran copiar los inventos y avanzar en la acumulación de capital des-contando las diferencias que inicialmente hubieran podido existir. Por otra parte, las máquinas por avanzadas que fueran tienden a difundirse en el mercado internacional. Como se hiciera muchos años después (por autores como Heckscher-Ohlin), Malthus seña-la que hay países (que él llama "civilizados") que disponen de más capital que mano de obra y hay países más atrasados en donde predominan relativamente la mano de obra y los recursos naturales. Los bienes físicos exportables pueden, por otra parte, clasificarse según sean intensivos en el empleo de capital o de mano de obra (p. 89). La mayor disponibilidad de los factores correspondientes indicaría las líneas de especialización internacional de los países. Pero, sin dejar de recordar que las ventajas "artificiales" son siempre transitorias. Según Malthus, Gran Bretaña tenía ventajas en la exportación de bienes intensivos en el uso de capital (p. 356) y donde mejor se podrían aplicar las máquinas, las mejoras innovativas y los talentos productivos de la población. Como quiera que fuera, ex-portar era una definida necesidad para los países que no tenían minas propias de donde ex-traer el metálico utilizado como dinero (p. 101). Reflexiones finales Como hemos visto, Thomas R. Malthus procuraba establecer las características de dos leyes que según su entendimiento operan en la Naturaleza y afectan el bienestar y el crecimiento económico de las naciones. En ambos casos era convicción de Malthus el que el hombre, a través del conocimiento y de la aplicación de las medidas que la razón aconseja, podía sortear los obstáculos que la Naturaleza iba colocando en el camino de la abundancia. Por un lado, en el Ensayo, suponía la existencia de límites al crecimiento de la población impuestos por la escasez relativa de tierras fértiles. El hombre podría desaprensivamente 23 dejar a la "regulación positiva" de Natura el eliminar los desequilibrios que pudieran existir entre las necesidades de alimentación y las posibilidades de abastecimiento. O bien, podía, a través de la auto-restricción, el lograr un ajuste adecuado entre necesidades y disponibilidades, sin pasar por las penurias de la destrucción. Por otra parte, la misma naturaleza de las cosas imponía los límites de la demanda efectiva a la acumulación de capital y por lo tanto al crecimiento. También en este caso el hombre podía o bien entregarse a la "regulación positiva" de la depresión, o bien emplear los mecanismos de política económica más adecuados para mantener la demanda efectiva al nivel necesario para evitar el deslizamiento negativo de los precios. La introducción de innovaciones y de nuevos bienes diferenciados, la ampliación del gasto público, la contención del ahorro especialmente en quienes podían gastar más (los rentistas, por ejemplo); el desarrollo de una clase social "gastadora", eran, entre otros, los medios de que podía disponerse para agilizar la demanda efectiva. El mercado internacional también era un conductor apropiado para el desalojo de excedentes. Pero, el corazón de Malthus estaba en la expansión del mercado interno, especialmente a través de la "armonización" de intereses entre la producción rural y la urbana. Deteniéndose a examinar las tendencias presentes de la política y de las ideas económicas en muchos países del mundo, parecería que el fantasma del Reverendo Malthus no cesa de reaparecer. Tanto en su visión de los límites del crecimiento de la población como en lo que respecta a los obstáculos que pudieran restringir la acumulación de capital. NOTAS a Principies, edic. 1863, pág. 330. 2 Idem, pág. 327. 3 Es interesante recordar que en los últimos diez años las rigideces del abastecimiento de petróleo han dado lugar al desarrollo de las teorías de la "tasa de crecimiento cero" y de la "entropía" del sistema económico de Occidente. Esta última apela a la existencia de férreas leyes entrópicas de la Naturaleza que llevarían a nuestra sociedad a tener que efectuar profundos reajustes para ajustarse a la escasez de energía que se pronostica para el futuro y al creciente desorden que 24 acompañarían al desenlace del mundo de "alta entro-pía" que hemos creado. Ver, por ejemplo: J. Rifkin and T. Howard: Entropy: A New World View; N.Y.; 1980. 4 Malthus pone énfasis en "contención moral" ("moral restraint") a partir de la segunda edición del Ensayo. 5 Véase, sobre el particular: Masayoshi Honna and Yujiro Hayami: "Structure of agricultural protection in industrial countries"; Journal of International Economics; Feb., 1986. 6 Malthus sostenía también la necesidad de otorgar en algunas ocasiones, subsidios a la exportación de productos agrarios, para estabilizar los precios internos. El estudio de Honma y Hayami, previamente menciona-do, sugiere la presencia de argumentos muy similares, sino iguales, en la justificación del intervencionismo agrario en varios países industrializados. 7 Principal determinante de los precios es la convergencia de la oferta y la demanda (Ensayo, pág. 72). Pero, también los costos de producción pueden afectar a los precios por la vía de la oferta (pág. 74). Todo esto referido a los bienes no monopólicos, naturalmente (pág. 147). 8 "Ninguna nación puede hacer crecer su riqueza por una acumulación del capital que sea el resultado de una permanente disminución del consumo, porque tal acumulación estando más allá de lo necesario para contribuir a satisfacer la demanda efectiva de bienes, hace que una parte de la misma pierda pronto su uso y valor y cese de proveer el carácter de riqueza" (Principies; pág. 327). El ahorro en exceso destruye el motivo de producción (pág. 7). Así, entonces, conviene admitir y aún estimular la presencia de un sector rentista que gasta mucho en bienes "de lujo" y que ocupa a un amplio grupo de productores de servicios que demanda, pero no producen bienes tangibles. La agricultura y la manufactura así pueden estimularse mutuamente. 9 John Stuart Mill señala "...tal es la ventaja directa del comercio internacional (el abaratamiento del abastecimiento). Pero existen, además otras ventajas que deben ser tomadas en cuenta como beneficio de más alto orden (mayor mercado, más división del trabajo, más maquinarias, más invenciones). John Stuart Mill: Principies of Political Economy; London, 1921 (New Edition); pág. 581. Bibliografía Thomas R. 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