1 POLÍTICA Y RELIGIÓN EN LA DERECHA CRISTIANA DE LOS EE. UU. 1 J. Maldonado Departamento de Ciencia Política II Universidad Complutense. A modo de presentación Las estrechas vinculaciones históricas, culturales y de mentalidad en los Estado Unidos entre religión y política desde los primeros asentamientos coloniales, fueron cristalizando con el tiempo en un trenzado de valores republicanos y religiosos que con la ética calvinista de fondo y las referencias a los clásicos del republicanismo, alcanza una proyección imparable desde la Revolución en adelante. La expresión de este entrelazamiento es el “experimento” republicano - y la noción roussoniana de la “religión civil” como manifestación pública de esos valores -, por una parte; y, por la otra, la noción de “destino” asumida ideológicamente a partir del peso que la propia religión cristiana ha representado en ese país. La Teoría Política prestó durante un tiempo una importante atención a la religión civil, pero con la llegada de los neocons a los aledaños del poder a principio de los 80, esta atención de la Teoría Política, desapareció. ¿Qué ocurrió? ¿Qué discurso ideológico y desde qué raíces filosóficas se desplaza de la controversia académica a los valores cívicos del republicanismo?. Desde nuestro punto de vista el foco del desplazamiento se localiza en la labor de Leo Strauss y sus discípulos, aunque he de advertir que este aspecto simplemente se trata aquí para avalar mínimamente tal hipótesis y no se 1 El presente ensayo es un apretado resumen de un trabajo de investigación bastante mas amplio sobre el pensamiento conservador en los EE. UU. Aprovecho la ocasión para agradecer al Department of Religious Studies de la UCSB la entrañable acogida como profesor investigador de la que fui objeto durante mi estancia en la UCSB gracias a la beca de investigación de la Fundación “Jaime del Amo” de la UCM. Con un reconocimiento muy especial a los Profesores Dwight Reynolds, de la propia UCSB, y a Jacob Sefamí, de la UC Irvine. 2 desarrolla en profundidad, al ser materia que está en pleno proceso de investigación, como en su momento trataremos de exponer. Consecuencia directa de este desplazamiento , el ethos religioso ocupa el vacio como proyección política bajo rúbricas diferentes, que progresivamente van encauzando un discurso político-religioso de considerable homogeneidad que culmina en la Nueva Derecha Cristiana, emplazada a desarrollar para los tiempos presentes, la vertiente religiosa ínsita en la idea del destino americano. Armada de la ideología del reconstruccionismo , proyectará una auténtica revolución que afecta a la ciencia, a la política – con los brotes fascistas que se advierten - y a la propia religión. Y es aquí, en la vinculación de la política y la religión, en pleno dominio de la ideología neoconservadora y el consiguiente desplazamiento de los valores estrictamente republicanos, donde centramos el foco del presente ensayo. En suma, no es un trabajo descriptivo de las organizaciones de la Nueva Derecha Americana, sino una exposición de la radiación ideológica de fondo que constituye globalmente el cristianismo que se viene gestando desde los 80 y que adquiere una indudable superioridad y protagonismo frente a los valores tenidos como propios y diferenciados de la doctrina republicana. Experimento y destino Entre la diversidad de enfoques a que ha sido sometida la Revolución Americana, uno de los más atractivos por su coherencia interna y profundidad interpretativa, es aquel que la concibe esencialmente como la expresión política y militar de un movimiento religioso, que iniciado en la Europa del XVI y tras las peripecias sufridas en la Inglaterra anglicana y en otras partes de la Europa de aquél momento, se convirtió en el bagaje ideológico portado por los colonos que inician los asentamientos en la América del Norte en el primer tercio del XVII. Nos referimos al calvinismo en general, sin hacer distinción entre las diferentes sectas que del mismo se desgajan y que dan lugar a experiencias político-religiosas muy diferentes, pero todas ellas bajo el común denominador que Edmund Burke les asignara muy posteriormente en la Cámara de los Comunes, al referirse a ellas como los protestantes del protestantismo, los disidentes de la disensión o los 3 individualistas por excelencia. La potencialidad revolucionaria del calvinismo en general y de alguna de sus sectas en particular ha sido señalada abundantemente por meritorios estudios. Sirva de muestra la cita a continuación y que nos permite desarrollar argumentos posteriores y esenciales por medio de los cuales pueda tener sentido el presente ensayo. Puede leerse en las Instituciones de Calvino: “observemos que en el hombre el gobierno es doble: el uno espiritual, por el cual la conciencia se prepara a la piedad y al culto divino; por el otro es civil, por el cual el individuo es instruido en aquellos deberes que como hombres y ciudadanos estamos obligados todos a cumplir. A estas dos formas suelen darse los nombres no inapropiados de jurisdicción espiritual y jurisdicción temporal, dando a entender que la primera especie se refiere a la vida del alma, mientras que la última se relaciona con las cosas de la vida actual, no sólo el alimento y el vestido, sino la promulgación de las leyes que exigen que un hombre viva entre sus semejantes con pureza, honorabilidad y moderación. La primera tiene su sede en su alma, la segunda sólo regula la conducta externa. A la primera la llamamos el reino espiritual y a la otra el reino temporal”. 2 Como han señalado otros autores, la jurisdicción del alma es asunto relacionado con los deberes innatos del hombre para con Dios y los demás hombres, sustanciados en el Decálogo; la jurisdicción temporal se despliega bajo la forma de contrato o de pacto, tal y como la desarrolló Théodore de Bèze, y los tratadistas posteriores han definido como el pacto de unión, que da origen a la sociedad, y el pacto de sujeción por el que se constituye el gobierno de la misma. Cuando los peregrinos del Mayflower antes de bajar a tierra invocaban la presencia de Dios y acuerdan “pactar y conjugar por nosotros juntos un cuerpo político civil” estaban expresando por primera vez la génesis abstracta de lo que Lipset ha definido como el credo americano: el antiestatismo, individualismo, populismo e igualitarismo. 3 La teatralización divina y bíblica en la que Israel aparece en el escenario universal como pueblo elegido es deducible del contenido del pacto de unión y fue incorporada igualmente desde los primeros momentos de la colonización de las tierras norteamericanas por los líderes religiosos más prominentes de aquel momento, pero intentar saber si en la intensidad de propagación de tal designio 2 3 Instituciones Cristianas, III, XIX, 15 Martin Lipset, La división continental. Los valores y las instituciones de los Estados Unidos y Canadá. FCE, México, 1993, pág. 45. 4 divino sólo influye una renovación del pacto bíblico, o, por el contrario, tal deferencia divina estaba reforzada por la simple traslación del mito inglés acuñado hacia 1563 por John Foxe, no es fácil. 4 En cualquier caso, el reforzamiento de la predicación del Evangelio y las bases sociopolíticas ínsitas en las sectas más radicales, predibujaron desde los primeros momentos un escenario nuevo para las experiencias políticas que se iniciaban, muy especialmente con The Fundamental Orders of Conneticut, publicadas en 1639, o en la Carta constitucional de Rhode Island de 1663, donde puede leerse la más alta expresión de libertad para los disidentes por razones de conciencia, impulsada por Roger Williams: “ (…) ninguna persona en la colonia, en ningún momento de ahora en adelante, será de ningún modo molestada, castigada, inquietada, o puesta en duda, por cualquier diferencia de opinión en materia de religión, …5 Aludir a Roger Williams como el apóstol de la democracia americana o a Rhode Island como el epicentro de la libertad religiosa e inspiradora del “ muro” jeffersoniano que separa a la iglesia del estado, es una obviedad, que sin embargo, no ha de pasarse por alto, pues ha inspirado interpretaciones y páginas de exaltado entusiasmo, tanto en los tiempos revolucionarios como en tiempos posteriores, como cuando el fundamentalismo cristiano aparezca en escena en el primer tercio del siglo veinte. Valgan como síntesis interpretativa de todo lo anterior –el despliegue de la ética calvinista, la religiosidad como elemento estructural y determinante desde los primeros asentamientos, el igualitarismo democrático e incipiente en algunas colonias, la tolerancia religiosa, etc., etc, - las palabras del recientemente fallecido historiador americano Arthur M. Schlesinger, Jr,, al teorizar sobre el significado de América: “Dos corrientes, entrelazadas desde los tiempos en que los primeros hombres blancos de habla inglesa invadieron el continente occidental, representan temas argumentativos sobre el significado de América. Ambos temas tienen su origen en la ética calvinista. Ambos fueron posteriormente renovados por aportaciones seculares. Ambos han habitado en la 4 El libro más leído por los colonos después de la Biblia, fue The Book of Martyrs, publicado en 1563 por John Foxe, puritano inglés, donde se expone el mito de Inglaterra como nación elegida en base a los incuestionables méritos de haber sido cristianizada por José de Arimatea, la ascedencia inglesa del Emperador Constantino y a la ayuda prestada a éste por el ejercito británico en la cristianización del mundo. 5 Rhode Island and Providence Plantation´s Royal Charter 1663. Estará en vigor hasta la adopción de la Constitución en mayo de 1863. 5 mentalidad americana y lucharon por su mutuo control a través del curso de la historia americana. Esta contienda continuará, sin duda, por el resto de la vida de la nación”.6 Al desbrozar la naturaleza de ambas corrientes, Schlesinger adjudica la fuente de una de ellas a la concepción providencialista de la historia del propio Calvino, marcando el origen de la idea de destino que tan arraigada está en la mentalidad americana; y la otra, a la jurisdicción temporal calvinista, a la que define, siguiendo una larga tradición intelectual que desde los debates constitucionales se prolonga hasta hoy dia, como experimento. Desde la Teoría Política, el experimento ideológico americano, se acomoda en la teoría política del republicanismo, en el discurso republicano por excelencia, y las referencias al mismo en los discursos presidenciales, desde Washington a hoy, es casi total.7 No en vano, el bagaje ideológico aportado por los Padres Fundadores estaba mas cercano a Polibio, Plutarco, Cicerón, Salustio o Tácito que a los fundadores del cristianismo, sin que a la vez no constituyera tal cercanía un serio riesgo, pues no existían garantías de ningún éxito para semejante aventura de naturaleza republicana, a tenor de lo que enseñaba la historia hasta aquellos momentos . Y como dice el historiador americano, los Padres Fundadores vieron la república americana, “no como una divina consagración sino como un test contra la historia de una hipótesis” : la hipótesis de un fracaso inevitable, como les sucedió antes a Atenas, Roma o Ginebra. Si los clásicos nos han enseñado que las repúblicas decaen por razones de corrupción, había que buscar en los mismos la forma de escapar a semejante fatum, indagando en cómo burlar no sólo el destino de la Historia, sino la suma de inconvenientes añadidos por el refuerzo que la doctrina clásica suponía para el juicio calvinista de que la vida es un espantoso riesgo y que el tiempo por llegar se presenta como una opción a modo de prueba, antes de que éste, fatalmente, concluya en fracaso. ¿Cómo prevenir que algo semejante le ocurriera a la América de entonces con el antecedente histórico que la propia experiencia aportaba corroborando la sospecha que la mortalidad de las repúblicas es inevitable? ¿Cómo, en definitiva, hacer frente al dogma aceptado de que el 6 7 Arthur M. Schlesinger, Jr. The Cycles of American History, Mariner Books, Boston 1999, pág. 3. Véase Cynthia Toolin, American Civil Religion from 1789 to 1981: A Content Analysis of Presidential Inaugural Addresses; Review of Religious Research, vol. 25, 1983. 6 tiempo garantiza la decadencia? ¿Fomentando la virtud cívica como eje de la formación ciudadana o fortaleciendo un marco institucional que sirva de rompeolas a los embates de la corrupción?. El planteamiento que siglos más tarde se haga Pocok sobre el impulso maquiaveliano –la confrontación de una república con su propia mortalidad - estaba presente desde el mismo nacimiento de la república, y si ésta sigue en pié, aunque tambaleándose, como veremos más adelante, es porque la tesis maquiaveliana que sostiene que la virtud, amenazada por el tiempo, es sólo temporal, fue desmentida por la presunción madisoniana de que el tiempo es antes que nada redentor; que ante la futilidad del tiempo que el florentino predijo, evocar la fuerza de su fertilidad no sólo es una apuesta por el optimismo histórico, como hace singularmente Madison por las páginas de El Federalista , desbrozando política y pedagógicamente desde el paper número 37 al 63 el entramado institucional que el proyecto de Constitución ponía en juego; es, sobre todo, afirmar la confianza en el conjunto institucional y en la capacidad del mismo para hacer frente a los vicios y peligros que el propio sistema político genera. Experimento y destino, realismo y mesianismo, son, en resumidas cuentas, formas de aludir a las corrientes entrelazadas que acentúan el plano del republicanismo o el plano de la dimensión misional en la que se reconoce América. Ambas se han materializado con distinta intensidad desde los primeros momentos de la independencia; la primera, bajo la expresión de la religión civil, la segunda, bajo la rúbrica genérica de nación cristiana o nación elegida. La religión civil como expresión de los valores republicanos 7 El término de religión civil fue acuñado por Rousseau en El Contrato Social 8, y si bien no sería hasta 1967 cuando Robert Bellah lo pusiera de nuevo en circulación en un famoso ensayo en el que consideraba que existía “una elaborada y bien institucionalizada religión civil en América” que requería ser entendida como cualquier otra religión9, no es menos cierto que la aportación de los estudios de Durkheim en Las formas elementales de la vida religiosa es una parte esencial de la literatura sobre la religión civil, aún cuando él nunca haya utilizado tal expresión en su obra ni las expresiones por él utilizada tengan el mismo calado que las de Rousseau: en éste se expresa como ideología, en aquel como cultura. Marcela Cristi, en una de las mejores investigaciones sobre la materia, apunta que “Durkheim nunca concibió la religión civil como un proceso político instrumental para asegurar la lealtad a un orden social particular, ni estaba interesado en la utilidad política de la religión civil. Su aproximación a la religión civil implica una espontánea y no coercitiva fe cívica capaz de unir a todos los individuos en una y única comunidad moral. En un sentido durkheimiano, la religión civil es verdaderamente “civil”, en la medida en que pertenece a la sociedad civil, no al Estado o a las autoridades políticas”10. Es esencialmente un fenómeno espontáneo cuya natural función es proporcionar un conjunto de recursos morales comunes que fortalezcan la integración y lealtad del grupo. La perspectiva sociológica de Durkheim, no obstante, marcará la orientación desde Bellah en adelante, tratando de explicar la religión en todas sus manifestaciones desde una supuesta interpretación integrativa, “pero los conceptos y las características de la lógica teórica de la tradición 8 En el libro IV, cap.8, de El Contrato Social, puede leerse esta larga cita: “Hay, según esto, una profesión de fe meramente civil, cuyos artículos puede fijar el soberano, no precisamente como dogmas de religión, sino como sentimientos de sociabilidad, sin los cuales es imposible ser buen ciudadano ni fiel súbdito. Sin poder obligar a nadie a creerlos, puede desterrar del Estado a cualquiera que no los crea; puede desterrarla no como impío, sino como insociable, como incapaz de amar con sinceridad las leyes y la justicia, y de inmolar, en caso de necesidad, la vida al deber. … Y si alguno, después de haber reconocido públicamente estos mismos dogmas, obrara como si no los creyera, sea castigado con pena de muerte, porque ha cometido el mayor de los crímenes, que es mentir delante de las leyes. Los dogmas de la religión civil deben ser sencillos, pocos y enunciados con precisión, sin explicaciones ni comentarios. La existencia de una divinidad poderosa, inteligente, benéfica, previsora y próvida, la vida venidera, la dicha de los justos, el castigo de los malvados, la santidad del contrato social y de las leyes; he aquí los dogmas positivos. En cuanto a los negativos, los limito a uno solo, a saber, la intolerancia: pertenece éste a los cultos que hemos excluido” 9 Robert Bellah, Civil Religion in America, Daedalus, 1967. 10 Marcela Cristi, From Civil to Political Religion: The Intersection of Culture, Religion and Politics, Wilfrid Laurier University Press, Waterloo, Ont., 2001, pág. 16. 8 durkheimiana son de uso limitado cuando tratamos de entender cómo se comporta la religión civil ” 11. En cualquier caso, no se puede minimizar la influencia del ensayo de Robert Bellah, aunque el término que él actualice estuviera difuminado en publicaciones previas con otras expresiones, tales como religión pública, filosofía pública, teología pública, religión política, religión republicana, fe cívica, etc. Y si bien la expresión sea original de Rousseau, la mayor influencia entre los estudiosos americanos es de Durkheim, cuyo resultado presenta el inconveniente de que “ la literatura sociológica muestra una seria insuficiencia de comprensión en lo que incumbe a la totalidad de las implicaciones políticas del tipo de religión civil de Rousseau ” 12. Bellah analiza el discurso inaugural de J.F. Kennedy de 1961 con el propósito de revelar la dimensión religiosa de la realidad a partir de la existencia de ciertos elementos religiosos que son compartidos por la gran mayoría de los americanos y que juegan un papel esencial en el desarrollo de las instituciones americanas, incluida la esfera política. Destaca en este ámbito la referencia a la constitucionalización de la soberanía como principio político que descansa explícitamente en el pueblo, pero sin dejar de reconocer que unas veces implícita y otras explícitamente, la última instancia de soberanía se atribuya a Dios. Esto no supone que la idea de Dios, participada tanto por la religión civil como por las diversas organizaciones eclesiásticas, sea motivo de interferencia en la separación entre la iglesia y el estado, ni que tampoco interfiera o niegue posibilidades a la expresión religiosa de la realidad. Es esta realidad a la R. Bellah alude al escribir que “esta dimensión pública religiosa es expresada en un conjunto de creencias, símbolos y rituales a los que he llamado la religión civil americana” 13. Sin aludir a la misma directamente como expresión de los valores republicanos, tiene claro que la experiencia deducible de los textos de los fundadores de la República no iguala, ni tampoco sustituye al cristianismo, sino que establece una clara diferenciación de funciones entre ambas religiones, aunque la analogía entre hechos históricos y la fuerza simbólica que proyectan los mismos esté presente en la mentalidad americana -- la Revolución con el acto final del Éxodo, la 11 Ibídem, 5. 12 Ibíd. 7. 13 Robert Bellah, op. cit., pág. 3 9 Declaración de Independencia y la Constitución con las sagradas escrituras, Washington con Moisés, la vida y obra de Lincoln, incluido el discurso en Gettysburg con el Nuevo Testamento, etc. . Muy especialmente alude Bellah a la idea de la muerte como sacrificio en cuanto parte esencial de la religión civil, cuyo símbolo, el Arlington National Cemetery, aparece como el mayor monumento consagrado a la misma; o refiere el Memorial Day o el Thanksgiving Day como elementos de integración popular en el culto a la nación, en el que el sistema público escolar, con el juramento diario de la bandera y otros rituales, constituye la plataforma primaria de socialización de los elementos de la religión civil. Como decíamos más arriba, la actualización del concepto por el sociólogo americano está en la línea de Durkheim y no en la de Rousseau. La construcción de Rousseau es una construcción ideológica, hace de la religión civil una ideología al servicio del poder político. Como puede deducirse de la cita del Contrato Social, el soberano, en aras de la sociabilidad, crea una profesión de fe a base de unos dogmas de cuyo cumplimiento es garante el Estado, siendo el catálogo de estos dogmas, la existencia de una divinidad adornada de todas las virtudes por excelencia -- es una obviedad aclararlo, pero no tiene ninguna relación con los principios deístas --, el concepto inquietante de la vida venidera, la dicha de los justos y el castigo de los malvados, la santidad de los contratos y de las leyes, así como la tolerancia. Esa es la religión civil, dogmas al servicio del poder político. En este caso, dogmas que remiten, con mayor o menor claridad, a la doctrina del republicanismo. No hace falta insistir que una religión de cualquier naturaleza al servicio del poder político constituido se convierte , como en el caso de Rousseau, en un hilo conductor hacia el despotismo .14 Como decíamos al comienzo, la línea de investigación que seguimos persigue reflexionar sobre el tratamiento que la religión civil americana ha tenido tras la explosión de estudios académicos después de la publicación del ensayo de R. Bellah, por qué decae en pocos años su investigación, y por qué los elementos propios de las religiones de iglesias organizadas desplazan la religión civil y pasan a ocupar un primer plano en la escena política. Nuestro enfoque pretende situar 14 Un análisis exhaustivo desde perspectivas hermenéuticas sobre la religión civil en Rousseau puede encontrarse en Terence Ball: Reappraising Political Theory : Revisionist Studies in the History of Political Thought, Clarendon Press, 1995. Cap. 3º 10 el análisis del papel desempeñado por la religión civil en los Estados Unidos desde la forma ideológica en que está expresada por Rousseau 15, aprehendiendo los contenidos de la misma como contenidos ideológicos suceptibles de ser utilizados por el poder político. Así, la religión civil americana, entendida como función ideológica de la doctrina republicana, al sacralizar aspectos de la vida cívica por medio de rituales públicos y ceremonias colectivas de naturaleza casi religiosa, trasmite toda una cosmovisión anclada en el pasado y proyectada al futuro con el objetivo de ordenar la vida social colectiva y fijar la conducta ciudadana en los límites de la doctrina y de los valores republicanos. Pero al ser tan estrecha la relación entre ambas formas, la ideológica y la sociológica, aprehender la vertiente estrictamente ideológica de la religión civil americana no es fácil. No obstante, hay demostraciones en el pasado perfectamente útiles a este fin, bastaría con acercarnos al despliegue de formulaciones patrióticas como justificaciones de políticas imperialistas, desde Woodrow Wilson a los tiempos actuales, para comprobarlo. El impacto en las Ciencias Sociales del ensayo de Bellah ha sido estudiado, entre otros por, James A. Mathisen16, quien expone las tres dimensiones de la religión civil - como realidad histórica, como construcción social y como discusión académica -- a lo largo de cuatro fases. La primera, (1970-1974), demuestra que el concepto tiene dificultades de ser aprehendido por las ciencias sociales, y sólo en el campo de la sociología de la religión la tesis de Bellah tuvo total aceptación. La segunda fase (1974-77), es definida como la edad de oro de la religión civil, tanto por la inserción del concepto en las ciencias sociales como por el debate de concepciones teóricas de largo alcance que se origina, por el 15 En la línea de entender el concepto de Rousseau como ideología, están, entre otros autores, la propia Marcela Cristi y su obra ya citada, en la que advierte que la religión civil al manifestarse bajo ambas formas, cultural e ideológica, no son necesariamente formas opuestas sino partes de un continuum, “lo que significa que ellas son distinguibles conceptualmente pero no pueden ser separadas en la realidad”, pág. 4. Quizás quién mejor ha redondeado esta cuestión haya sido Hammond, al decir que la religión civil americana es un rio con una corriente identificable, pero con mas de una forma: Phillip E. Hammond: “The Sociology of American Civil Religion: a bibliographic essay”. Sociological Analysis, 1936. Igualmente, en la línea de Marcela Cristi, John F. Wilson, (1974), “A Historian's Approach to Civil Religion.” Págs. 115–38. American Civil Religion. Ed. by Russell E. Richey and Donald G. Jones. New York: Harper and Row. 16 Twenty Years After Bellah: Whatever Happened to American Civil Religion? Sociological Analysis. Volumen 50. 1989 11 nivel de publicaciones que se ocupan del tema y sobre todo, más significativo que el número, es la diversidad de tratamiento y el significado de los temas en cuestión, con alta relevancia de los estudios empíricos. La tercera fase es de estancamiento, (1978-1982), e inmediatamente de declinación gradual e imperceptible, con algunas publicaciones especiales, como las del propio Bellah y Hammond en ensayos de carácter comparativo sobre la religión civil en Japón, México e Italia. Tanto Mathisen como otros investigadores resaltan que en esta fase lo mas significativo fue la integración de la religión civil americana en modelos diversos y construcciones teóricas, tales como la teoría de la secularización, la modernización de los estados nacionales, las perspectivas de la erosión de las comunidades y la pérdida del valor del consenso, la propia relación de la religión civil con el catolicismo liberal, etc, etc. , apreciándose cómo “ una tendencia significativa en la literatura de la religión civil americana durante esta fase vino de la mirada de los politólogos sobre los temas iglesia-estado y las políticas públicas, aparte de los temas tratados en los primeros momentos por el Journal of Church and State” 17 . Temas como la sacralización de la constitución, la figura sacerdotal del presidente, la relación entre la política de “caza de brujas” y modelos de religión civil, o las estrictas relaciones iglesia-estado, son temas destacados18. Finalmente, la decadencia (1983-1988), durante la cual las tres publicaciones mas importantes en sociología de la religión - The Journal for the Scientific Study of Religión, The Review of Religious Research y Sociological Analysis - cesaron virtualmente de publicar artículos sobre la religión civil americana. En otros ámbitos académicos es al propio Bellah al que se desestima o no se mencionan sus contribuciones. ¿Qué estaba sucediendo? Lo que realmente estaba sucediendo es una sutil pero profunda desviación de un tema como la religión civil, suceptible en su entendimiento de ser aprehendida como expresión ideológica del nervio político republicano, para ser sustituido por discusiones académicas ampliamente 17 18 Op. citada Probablemente el mas destacado fuera el de R. Bellah: Religion and Legitimation in the American Republic. Society, 15 (4): 1980. Puso el acento en el contraste existente entre el énfasis sobre la perspectiva republicana de América y la perspectiva liberal constitucional. Como dijo, “quisimos mantener la retórica y el espíritu de una república en la estructura política de un estado liberal. De esta forma desenfocamos toda consideración política esencial al incluir el espacio de la religión en nuestra vida política”. 12 difundidas sobre el nacionalismo americano y la religión y sus variantes eclesiástica. La reflexión iniciada con el ensayo de Bellah es abandonada, los valores republicanos salen de la escena, y en su lugar aparece la Nación Cristiana. Es el tiempo de ascenso de la ideología neoconservadora. Nuestra tesis es que tal desplazamiento y la aparición en escena de la religión en su mas puro y estricto sentido, es debido al empuje de una corriente de fondo que se identifica con la filosofía de Leo Strauss y el ascenso de los neoconservadores. Dada la naturaleza de esta presentación voy a valerme en defensa de la afirmación anterior, de argumentos bien conocidos en el cuestionamiento de la obra de Strauss por quien probablemente es su mayor crítico, la profesora canadiense Shadia Drury.19 Y de entre toda la obra de ésta hay un texto demoledor por su concisión y la analogía establecida entre el profesor de Chicago y el personaje del Gran Inquisidor de la obra de Dostoievski, Los Hermanos Karamazov. Conocida es la posición del profesor alemán con respecto a la religión, a la que ve como una herramienta política hecha expresamente para las masas y no para las minorías superiores; es el opio necesario para el pueblo, al que cabe inventarle las nobles mentiras desde el poder para mantenerle inerme; sin importar que se aliente una elite de embusteros y estafadores que se autoexcluyen de las normas que aplican al resto de la sociedad. Si la religión es un piadoso fraude y la sociedad es gobernada por una piadosa minoría es porque para el ser humano es mejor ser víctima de la noble desilusión que conocer la sórdida verdad que le rodea. Tal escenario es recreado sarcásticamente por Shadia Drury al presentar a la “ elite gobernante como dioses paganos plenamente risueños. En lugar de estar sombríos y tristes como el Gran Inquisidor, están intoxicados, erotizados y joviales. Y no están, ciertamente, demasiados comprometidos con la felicidad de los simples mortales. Tienen poca 19 El grado que alcanza la crítica de S. Drury sobre la obra de Leo Strauss queda muy clara al decir que “estoy inclinada a dar a estos estudiantes – se refiere a Shulsky, William Kristol y Wolfowitz, discípulos directos de Strauss - el beneficio de la duda, asumiendo que no tenían ni idea de la siniestra profundidad a la que el pensamiento político de Strauss ha descendido. Y creo que al revelar aspectos oscuros de la filosofía de Strauss, puedo disuadir a algunos de ellos de seguir ciegamente a Strauss al abismo”. Este texto corresponde al ensayo citado en la nota a pié de página nº 20. 13 piedad o compasión por ellos. Al contrario, el dolor, el sufrimiento y la tragedia de los mortales les proporciona entretenimiento” .20 Una de las vertientes del pensamiento de Strauss menos reveladas es el rabioso nacionalismo y la admiración que le inspiraba una sociedad militarizada como la antigua Esparta. Pensaba que era la mejor esperanza y modelo para que una nación esté segura frente a sus enemigos, “así como para hacer frente a la amenaza de la decadencia, la pereza y el placer. Una política de guerra perpetua contra un enemigo amenazante es la mejor forma de protegerse de la decadencia política. Y si el enemigo no puede ser encontrado, entonces debe ser inventado”. El corolario añadido de la autora canadiense no necesita comentarios: “con los neoconservadores y la Derecha Cristiana en el poder, los americanos pueden olvidar la prosecución de la felicidad y esperar anhelante la guerra perpetua, la muerte y las catástrofes. Y en medio de toda masacre y calamidad humana que tales políticas traerán con toda seguridad, la olímpica sonrisa de los dioses straussianos será oída por aquellos que tengan oídos para oírla. En pocas palabras, la elite straussiana hace la mirada del Gran Inquisidor en comparación, clemente y humana”. La Nación Cristiana: el salto ideológico La Derecha Cristiana, la Nueva Derecha Cristiana, la Derecha Religiosa, o simplemente los fundamentalistas cristianos, es el movimiento ideológico más específico, coherente y mejor organizado de la política americana en el día de hoy. Se inició de una manera inconexa, tratando de aglutinar nombres de personalidades y organizaciones que despuntaban en las áreas del cristianismo evangélico en los 70 para articularse políticamente como un proyecto conservador a finales de la década. Las raíces remotas se extienden al siglo XIX, en las confrontaciones con el deísmo, los compromisos contradictorios con la esclavitud, la enemistad hacia el liberalismo y la modernidad, etc. etc., pero en el presente ensayo, excepto las referencias que podamos hacer a los orígenes del fundamentalismo cristiano por ineludibles, situaremos la exposición a partir de los años 70, cuando aún el movimiento conservador, todo el espectro ideológico 20 Shadia B. Drury, Leo Strauss and the Grand Inquisitor, Free Inquire, vol. 24, June-July 2004. 14 conservador, no tenía una profunda influencia en la vida americana, aunque, no obstante, muchas propuestas que en los años 50 eran tenidas como grotescas, eran ya plenamente aceptadas. Como señalan los estudiosos del pensamiento conservador, lo más alarmante de la cosmovisión conservadora en general, era la penuria intelectual de la que hacían gala, sin que desmerezca la pléyade de pensadores de orientación conservadora que aisladamente estaban apareciendo. Howard Phillips, analista político conservador, señaló en 1972 la urgente necesidad de dar un cambio radical de orientación a la perspectiva desde la que se enfocaban los asuntos importantes, pues si bien la derecha llevaba ganando las elecciones del 68, 70 y 72, la impresión de la falta de un profundo calado ideológico en la sociedad era perceptible, y si el objetivo no era otro que irrumpir en la misma y consolidar las expectativas, la derecha debía de reconocer “ que el centro de la ganancia ideológica no es adherir al conservadurismo clásico sino más bien hostilizar a la élite liberal de activistas amorales y mercaderes del cambio social…”. 21 La consigna se multiplicó de forma directa y concreta, aparecieron centros de estudio y divulgación en el entorno del pensamiento conservador y la movilización de un nuevo discurso ideológico comenzó a tomar forma. Así nacería el movimiento de la Nueva Derecha, consistente en un primer momento en una red de activistas, de organizaciones dispersas y de un electorado potencial a la espera de consignas actualizadas, pero ya baqueteado por entonces frente a la Enmienda por la Igualdad de Derechos, frente a los programas de acción afirmativa, los programas sociales federales, la crítica feroz al liberalismo y al humanismo secular, y a favor de las políticas de protección familiar, del rezo en las escuelas públicas y de la enseñanza de “creacionismo científico”. Jerome L Himmelstein,22 establece tres niveles en el análisis que hace sobre la Nueva Derecha a la altura de 1982, destacando un primer nivel en el coro de activistas y sus respectivas organizaciones, como Richard Viguerie, vinculado al senador Jesse Helmes y al Cogressional Club; Paul Weirych, al Committee for the Survival of a Free Congress; Howard Phillips al frente de The 21 Cita tomada de George H. Nash: La rebelión conservadora en los Estados Unidos. Grupo Editor Latinoamericano, 1987, pág. 436. El libro de Nash termina su investigación exactamente a finales del 72. 22 The New Christian Right: Mobilization and Legitimation, Editado por Robert C. Liebman and Robert Wuthnow, Aldini Publishing, 1983. Las referencias a Himmelstein corresponden a su colaboración en el capítulo “The New Right”. 15 Conservative Caucus, y John T. Dolan y el National Conservative Political Action Committee. Eran la base, pero no faltaban el antifeminista Phyllis Schlafly y el líder de la Moral Majority, Jerry Falwell . En un segundo nivel aparecen grupos con un perfil mas identificable, sea por su lucha en los temas de aborto o en las cuestiones vinculadas a las organizaciones eclesiásticas, entre las cuales destacaban los grupos religiosos como Moral Majority, The Christian Voice y Religious Roundtable23. Los temas de preocupación no son otros que la ruptura y decadencia moral de la sociedad. Este coro de activistas trató de relacionarse y de aglutinar a un montón de grupos, nutridos especialmente por cristianos evangélicos, y que suponen el tercer nivel que señala Himmelstein 24. 23 Muy brevemente: Moral Majority fue creada como una organización política conservadora por Jerry Falwell en 1979, después de una década como televangelista y tras haber fundado el Liberty Baptist College , hoy Liberty University. Su frase “espero vivir para ver el dia en que , como en los primeros de nuestra país, no tengamos ninguna escuela pública”, ha definido el núcleo duro de su pensamiento desde entonces. Fallwell disolvería la organización en 1989. Religious Roundtable fue organizada por Ed Mcateer, uno de los arquitectos de la derecha Religiosa, en 1979 como un comité de conservadores evangélicos en lucha contra el aborto, la pornografía y la homosexualidad, y a los cuales, en multitudinaria asamblea en Dallas, se dirigió Ronald Reagan diciéndoles que sabía que aquello no era una reunión política “ y por tanto, no podéis ayudarme, pero… quiero haceros saber que yo os apoyo en lo que estáis haciendo”. Dicen las crónicas que la multitud entusiasmada gritó ¡Amén! Y desde ese momento, el apoyo que un evangélico renacido como Jimmy Carter recibía, pasó a R. Reagan. Christian Voice, fundada en 1978 por Robert Grant, fue el primero de los grupos que mas tarde formarían la Derecha Cristiana, y está íntimamente vinculada con Heritage Foundation, una organización extremadamente conservadora. Como organización dependió fuertemente de los televangelistas, especialmente de Pat Robertson, quien acogió a Christian Voice en el “700 Club” y le proporcionó el acceso a las mas de 700 estaciones directamente vinculadas a su red. Para una información exhaustiva, entre otros, Edwin S. Gaustad and Mark A. Noll editors: A Documentary History of Religion in America, Wm. B. Eermands Publishing Co., 2003, Cambridge, U K. 24 Sin ánimo de abrumar, pero como dice Himmelnstein en nota nº1 a pie de página 14, la lista de grupos que pertenecen a la New Right, era interminable, como puede comprobarse con la transcripción que sigue: Accuracy in Media, Allied Educational Foundation, American Association of Christian Schools, American Legislative Exchange Council, American Christian Cause, American Security Council, Americans for Life, Americans United for Life, American Conservative Union, Black Silent Majority, Concerned Women for America, Council for a Competitive Economy, Christian Women's National Concerns, Council for National Policy, Christian Family Renewal, Conservatives Against Liberal Legislation, Christian Coalition for Legislative Action, Citizens for Constructive Education, Committee for Responsible Youth Politics, Coalitions for 16 La ideología remota en los primeros pasos de la Derecha Cristiana no constituye un cuerpo de principios y de conceptos suceptibles de aplicar con absoluta claridad. Algunos estudiosos han preferido obviar los recovecos de una realidad bastante compleja y aglutinan el discurso ideológico bajo la rúbrica única del nacionalismo cristiano25, mucho de cuyo original contenido radical tenía sus raíces en la John Birch Society. 26 Indistintamente aludiremos a ambas formas explicativas, nacionalismo cristiano o derecha cristiana, que lejos de llevar a la confusión logran complementarse. La Derecha Cristiana emerge a la vida política como heredera de los dispersos focos conservadores de posguerra, cuyo núcleo ideológico se centraba en la convicción de que los EE UU y Occidente estaban amenazados por enemigos identificados, tales como el estatismo derivado del New Deal, el colectivismo y el racionalismo, etc. y sobre cuyos temores se desarrolló un discurso de creencias libertarias, tradicionales y anticomunistas. Las creencias libertarias o, mejor dicho, libertarianas por no contaminar la expresión propia del anarquismo, se acomodaron en el espacio económico desde una defensa radical de la libertad económica y del radicalismo individualista, libre de interferencias de cualquier tipo. En cuanto al tradicionalismo social, el enemigo estaba localizado: son los liberales y el gobierno federal, que con sus políticas America, Center on National Labor Policy, Citizens for Educational Freedom, Citizens for the Republic, Coalition for Freedom, Coalition for Peace Through Strength, Council on Inter-American Security, Conservative Victory Foundation, Consumer Alert Foundation, Education Research Institute, Family, Life, America Under God, Family Life Seminars, Family Protection Lobby, Family America, Heritage Foundation, Intercollegiate Studies Institute, Intercessors for America, Leadership Action, Life Advocates, Leadership Institute, March for Life, National Association of Pro-America, National Christian Action Coalition, National Defeat Legal Services Committee, National Journalism Center, National Pro-family Coalition, National Rifle Association, National Tax Limitation Committee, National Taxpayers Union, Pacific Legal Foundation, Project Prayer, Public Service Research Council, Pro-family Forum, Pro-family United, Second Amendment Foundation, U.S. Coalition for Life, United Council on Welfare Fraud, United Families of America, Washington Legal Foundation, Young Americans for Freedom. 25 Entre los autores que centran su trabajo en el nacionalismo americano como expresión ideológica del movimiento de la Nueva Derecha o Nueva Derecha Cristiana, están: Michelle Golberg: Kingdom Coming. The Rise of Christian Nationalism, 2006, W. W. Norton & Company, N Y, Sara Diamond: Roads to Dominion: Right- Wing Movements and Political Power in the United States. New York: Guilford Press, 1995. Garry Wills: Under God: Religion and American Politics, New York: Simon and Schuster, 1990. 26 La John Birch Society es una organización ultraconservadora y anticomunista de los USA, fundada en 1958 por Robert Welch, y pasó por ser el grupo mas activo de la extrema derecha. 17 públicas liberales han socavado a la familia, la religión y la moralidad. La descomposición de la familia, de la comunidad, de la religión y de la moralidad tradicional, el aborto, la igualdad de derechos, la permisividad sexual, las drogas, la prohibición de las plegarias en las escuelas, la propagación de los valores laicos, materialista y humanistas que niegan la existencia de Dios, etc. contribuyen a la ruptura y decadencia moral y precipitan a la sociedad americana sobre el abismo. La militancia anticomunista redondea el cuadro ideológico de los primeros años de la Derecha Cristiana sobre proposiciones exclusivamente macartianas, cifradas en la identificación maniquea del comunismo como el mal absoluto, al que sólo puede frenarse por las armas si al frente de las decisiones no están los liberales, cuya carencia de voluntad de victoria es abiertamente pregonada desde los púlpitos conservadores. Lo que destaca Himmelstein es la paradoja que se produce en el conservadurismo americano, que siendo el libertarianismo puro y el tradicionalismo puro ideologías con muy poco peso en la cultura americana, sin embargo, combinadas le hayan proporcionado ese atractivo ideológico del que aún goza. Es lo que hacia los 70, Frank Meyer definió como “fusionismo”. La continuidad entre la Derecha Cristiana o Nueva Derecha de los primeros años de la década de los 80 y el conservadurismo americano de los 50 y 60, pone en duda la pretensión de ciertos autores de que la Nueva Derecha representa una prolongada fractura con la vieja derecha, o que el conservadurismo americano experimentó una profunda transformación en los años previos a la presidencia de Reagan. Para el profesor americano “ el punto de vista del conservadurismo americano tal y como está representado por la Nueva Derecha hoy -- se refiere a principios de los 80 – no ha cambiado en tres décadas y los conflictos organizacionales de otro tiempo entre la Nueva Derecha y los viejos grupos conservadores fueron en gran parte sobre asuntos tácticos y limitación del espacio, no de ideología ni de objetivos”27 . La presencia activa en la arena política de los evangélicos comienza con Carter, pero es con R. Reagan, en los 80, cuando la Nueva Derecha se despliega políticamente en apoyo del Partido Republicano, que le corresponde abandonando su apoyo inicial a la Enmienda sobre la Igualdad de Derechos, y pronunciándose a favor de la declaración ilegal del aborto, así como la 27 Op. Cit., pág. 21 18 recomendación de Reagan al Congreso en 1982, de introducir en la Primera Enmienda las cláusulas “nada en esta Constitución será interpretado como prohibición de la plegaria individual o de grupo, en la escuela pública”, junto a ésta otra de “a ninguna persona le será exigido por los Estados Unidos rezar”. Como es conocido, el Senado rechazó la incorporación de tales cláusulas. Después de algunos desencuentros - legislación protectora ante el sida, la promoción de Sandra Day O´Connor al Tribunal Supremo - los fundamentalistas se inclinaron por apoyar a los senadores ultraconservadores Jesse Helms y Orion Hatch para la defensa de los intereses de la Nueva Derecha. Sin embargo, los escándalos que aparecieron en el seno de la Mayoría Moral, se tradujeron en el descenso electoral y falta de apoyo por parte de la opinión pública a finales de los 80, cuestión que aprovechó Pat Robertson para disputar la nominación por el Partido Republicano a la Presidencia en 1988. Para tal fin fue creada la Coalición Cristiana de América, con Ralph Reed al frente, igualmente sin gran éxito electoral. Cuando la Derecha Cristiana empieza a declinar a finales de los 90, otras organizaciones en el seno del movimiento nacionalista se expandían, como Focus on the Family, dirigida por James Dobson. Quizá lo más característico en esos años es la nueva dinámica organizacional que se imprime a la Derecha Cristiana: antes de concentrar sus energías en un solo grupo, el movimiento nacionalista cristiano ha desarrollado múltiples centros de poder, cambiando constantemente su centro de gravedad mientras las coaliciones están permanentemente formándose y disolviéndose, sin que los liderazgos aparezcan como indispensables. Y la visión que para entonces se trasmite en algunos medios sobre el crecimiento de este movimiento es alarmante. Frederick Clarkson señala como una de sus principales características el acento del nacionalismo que emerge en las filas de la Derecha Cristiana: “aunque afirma defender la libertad religiosa, de hecho, el fanatismo religioso en la forma de nacionalismo cristiano, es una de sus principales características. Elementos importantes de la Derecha Cristiana defienden la teocracia que negaría iguales derechos a todos aquellos que fueran estimados bíblicamente incorrectos. El nacionalismo cristiano proviene de una combinación virulenta de conservadurismo, de la mayor parte del Cristianismo protestante y 19 del ala derecha del nacionalismo, que dan como resultado ideas sobre el destino nacional y religioso de la que fue y será en el futuro la Nación Cristiana”28. Las consideraciones sobre el pluralismo democrático en el seno de este movimiento se reflejan en las ideas de unos de sus más prominentes líderes, Gary North - suegro del fundador espiritual y material del sector mas radicalizado de la Derecha Cristiana, Rousas John Rushdoony - para quien una vez alcanzado el poder, la primera medida sería enmendar la Constitución para negar el derecho de voto a todo aquel con un punto de vista diferente, pues “aquellos que se aferran a puntos de vista ideológicos o religiosos que amenazaran los propios cimientos de la civilización cristiana” han de ser igualados con los infractores convictos29. Desde principios de los 60 comenzó a tomar forma un movimiento de ideología teonómica, el Reconstruccionismo Cristiano . Tiene su origen en el Westminster Seminary del Profesor Cornelius Van Til, quien sistemáticamente puso en cuestión todos los fundamentos intelectuales de la moderna sociedad laica. Mas tarde, Rousas John Rushdoony, el padre del movimiento, creyó que la Cristiandad tendría que hacer algo mas que desmantelar el secularismo, como por ejemplo, estructurarla de acuerdo a la ley mosaica. Es con esta intención con la que da comienzo, en 1965, la Chalcedon Foundation in Southern California - el auténtico “think tank” de la Derecha religiosa - que en 1973, al incorporar a Greg Bahnsen y Gary North a la dirección, formarán junto con Rushdoony, el triunvirato original de Reconstruccionistas. Los tres comparten el mismo trasfondo calvinista, y alcanzan su cénit a lo largo de los 80. Someramente, el Reconstruccionismo , en palabras de Michael Gabert “es un movimiento complejo de intelectuales y teólogos calvinistas evangélicos. Derivando juntamente la Historia y las Escrituras, los reconstruccionistas intentan combinar un dominio orientado, receptivo a la teonomía posmilennialista, con varios ejemplos históricos de estructuras iglesiaestado antierastianas. El objetivo del movimiento es integrar cada aspecto de la vida americana en una consistente visión del mundo basada sobre la permanente validez de la Ley Mosaica en todos sus exhaustivos detalles” . Es una definición algo farragosa, de ahí que Derek 28 Frederick Clarkson: “The Rise of Christian Nationalism in the U S: What Do We Do Now?”, Free Inquiry, vol. 16, Fall 1996, pág. 32. 29 El libro donde North despliega todo su pensamiento intolerante es Political Polytheism : The Myth of Pluralism; Institute for Christian Economics, 1989. 20 H. Davis, combinando a su vez las aportaciones de DeMar y Sandlin, proponga cinco claves para entender para entender las bases ideológicas de la Derecha Cristiana y que pasamos a resumir con brevedad: a) Calvinismo: es el fundamento de base, puesto que la regeneración que se persigue está siempre referida a cómo entiende tal evento el calvinismo. La teología calvinista no es un elemento negociable del regeneracionismo. b) La Ley Mosaica: es la que debe regir las conductas individuales, familiares, eclesiástica, económica y gubernamental. Se conoce como teonomía, es el gobierno de Dios directa y personalmente sobre la sociedad. c) Suposiciones apologéticas previas : el presuposicionismo es una idea que viene directamente de Van Til, quien argumentó que la fe religiosa no debería ser establecida o ridiculizada sobre la base de la investigación científica o histórica, ya que la misma presupone ciertas realidades que no necesitan pruebas. Así, la existencia de Dios, la verdad de la Biblia, etc. son incontestables, están cargadas de presuposiciones que vienen directamente de la fe en Cristo. La confianza en la imparcialidad y la neutralidad son un mito. Como dijo North, “la batalla del pensamiento es entre el movimiento reconstruccionista, el cual solo entre los grupos protestantes se toma en serio la ley de Dios, y todos los demás”. Bajo estas condiciones, las pretensiones de tolerancia o debate ideológico no tienen sentido. d) Orden social descentralizado: es un principio pragmático de la Derecha Cristiana, acorde con sus ideas de minimizar el Estado y dar el poder al individuo, a la familia, a la iglesia y a las estructuras locales. Ven la democracia como un engaño, algo irrealizable: una herejía, en palabras de North; no está legitimada en la Biblia. La solución pasa por el autogobierno bajo la ley bíblica. e) Posmilennialismo: es la creencia de que Cristo retornará después de un periodo de paz de mil años, como se describe en el libro de la Revelación, en el cual se establecerá el gobierno teonómico y el hombre será regenerado y tomará dominio sobre todas las cosas de la tierra. Son estas bondades venideras, sin duda, lo que provoca la motivación para la esperanza reconstruccionista.30 30 Derek H. Davis, Barry Hankins: New Religious Movements and religious Liberty in America. Baylor University Press, 2003; pág. 116. 21 Del Reconstruccionismo emerge, como un movimiento ideológico mas depurado y sutil el Dominionismo31, que hoy cuenta con seis cadenas nacionales de televisión, cada una con un alcance de diez millones de hogares, así como con más de dos mil estaciones de radio, con las que busca “redefinir conceptos y términos tradicionales democráticos y cristianos para adecuar una ideología que llame a la iglesia radical a tomar el poder político”32 . Identificado por Chris Hedges con los movimientos fascistas por la politización de la fe, por su creencia en la magia, la adoración por el liderazgo, y la estridente llamada por la supremacía física y moral de la raza de los cristianos americanos, este movimiento, como todo movimiento totalitario, “busca apropiarse no solamente de nuestro lenguaje religioso y patriótico, también de nuestra historia, (… ), llegar a ser, en su propia retórica, una sola manera de ser cristiano y solamente una forma de ser americano”33 . El Dominionismo propugna construir el reino de Dios aquí y ahora por la llamada de Cristo a los Cristianos de los Estados Unidos, los cuales devienen en agentes de la divinidad de la misma manera que sus enemigos son agentes de Satán. Bajo el dominio cristiano, América dejará de ser un país pecaminoso y los diez mandamientos formarán la base del sistema legal, así como el creacionismo y los valores cristianos darán auténtico sentido al sistema educativo. En orden a la consecución de tales fantasías totalitarias hay ciertas estructuras sociales que no permanecen inmóviles. Y la percepción de estar gestándose un profundo movimiento, no solamente en los aspectos ideológicos sino logísticos y organizacionales, aparece cuando se observa el tratamiento que en el seno del nacionalismo cristiano se da a sectores tan estratégicos como la formación educativa en las primeras edades y en la adolescencia, así como en la prolongación universitaria posterior. Nos estamos refiriendo al sistema educativo conocido como homeschooling. Este movimiento educativo fue uno de los grandes eventos de los años 90, aunque tiene su origen a mitad del siglo XX como un movimiento liberal cuya 31 El Dominionism toma su nombre del Génesis, 1:26-31, en el cual Dios da dominio al hombre sobre toda la creación. 32 Chris Hedges: American Fascists. The Christian Right and the War on America, Free Press, 2006, pág. 10. 33 Ibid. Pág. 11. 22 filosofía educativa sostiene que la mejor enseñanza es la que no tiene agenda curricular y en la que el estudiante persigue sus propios intereses con el apoyo de sus padres y otros adultos. Cuando en los 60 y 70 la escuela pública se impregnó del ambiente contracultural que reinaba se produjo una reacción en términos conservadores . En 1983 se fundó por Michael Farrys, The Home School Legal Defense Association y la práctica de homeschooling es legal desde entonces en todos los estados, en los que, gradualmente, sus legislaturas han ido acomodando sus normas al cambio que se ha ido produciendo. Hoy todos los estados de la Unión tienen regulada esta modalidad educativa, con amplias variaciones de un estado a otro. Los estudios de opinión proporcionan un perfil de las familias acogidas al homeschooling que pasa por ser altamente religiosa, conservadora, blanca, de clase media y con educación por encima de la media de la población, siendo la madre quien mayoritariamente carga con las responsabilidades educativas. En la actualidad, este movimiento de homeschooling representa la vanguardia del nacionalismo cristiano34. Recurriendo a las metáforas bíblicas a las que son tan dados en ciertos ámbitos religiosos, los propios dirigentes han bautizado como Generación Moisés a aquella generación constituida por los padres que sacaron a sus hijos de la escuela pública para convertirlos en homeschooled, y como Generación Josué, la generación de homeschooler que debe reconquistar América de las manos de su enemigo, que no es otro que la propia América de hoy, la América del presente. Michael Farrys, ideólogo del movimiento, cuyo buque insignia, el Patrick Henry College, desarrolla un ideario radicalmente conservador en la estela del Partido Republicano y con fuertes conexiones con la administración Bush, ha definido con precisión al enemigo: “La amenaza sobre América son gigantes que viven en el terreno de la ley, del gobierno, del periodismo y de la historia. Y vamos a mirar en profundidad en las elites de los colleges y universidades de nuestra nación. Los enemigos de la libertad y la verdad, dominan estas instituciones y por consiguiente dominan nuestra nación.” 35 34 Michelle Goldberg, op. cit., pág. 6. 35 Kevin Phillips, American Theocracy, Viking, 2006, pág, 243 23 El papel de la Generación Josué es doble; por una parte, proporciona a los jóvenes de 11 a 19 años formación cívica en el marco de la doctrina conservadora cristiana, explorando la sociedad civil desde perspectivas de los Padres Fundadores, a la vez que, por otra parte, se integran activamente en el seno de sus comunidades. La arena donde se curten estos cachorros no es otra que los campamentos y centros de orientación ideológica dispersados por todo el territorio nacional. No pueden sonar a extraño, por tanto, las ínfulas del director de la Generación Josué, Ned Ryun, cuando afirma que “los homeschoolers serán desproporcionadamente representados en el más alto nivel del liderazgo y del poder en la próxima generación” 36. La plataforma ideológica para alcanzar tal fin es la del creacionismo, es decir, la visión de un dios creador, de un dios involucrado constantemente sobre lo creado por su libre voluntad y enemiga de toda teoría evolucionista. Es, pues, puro teísmo. En la cosmovisión cristiana, y en la tradición de S. Agustin y de Orígenes hasta la Reforma Protestante, la Biblia tenía una interpretación alegórica y metafórica, pero con los reformadores y algunas de sus enseñanzas, la interpretación literal y acrítica entró en escena. Esta literalidad bíblica se extrema en los Estados Unidos después de la Guerra Civil, especialmente entre las sectas evangélicas del sur, conformando en este sentido sus propias concepciones culturales, muy diferenciadas de las del norte. Las ideas darwinianas y la alta crítica alemana sobre los aspectos históricos y geológicos relatados en la Biblia, no sólo pusieron en evidencia las supuestas verdades bíblicas y erosionaron profundamente la fe en la palabra de Dios, sino que provocaron una profunda división en el seno del protestantismo entre teólogos liberales, que se adaptaron a la modernidad intelectual, y los teólogos conservadores, que aferrados al dogma bíblicamente literal, incluso desarrollarían toda la fantástica interpretación milenarista de la Historia, dividiéndola en eras en las cuales la humanidad hizo y rompió sucesivamente pactos con Dios. Hasta estos momentos de hoy, penúltima etapa marcada por otra ruptura que presencia el ascenso y protagonismo de los ayudantes de Satán, entre ellos toda una espectacular gama de Anticristos dispuestos a que se 36 Michelle Golberg, op. Cit., pág. 4. 24 cumplan los designios bíblicos, como la Segunda Venida de Cristo, el dispensacionalismo a millones de americanos o el Gran Arrebato. 37 Consecuencia directa de la confrontación entre el dogmatismo teológico y los avances científicos apareció en escena la denominación del Fundamentalismo Cristiano, asociado directamente con la ideología creacionista desarrollada por los prebisterianos de Princeton tras formular la doctrina de la infalibilidad de la Biblia. Como señala Karen Armstrong38 , entre 1910 y 1915, los magnates del petróleo, Liman y Milton Stewart, fundadores del Instituto Bíblico de Los Ángeles, financiaron un proyecto destinado a educar a los creyentes sobre los dogmas establecidos y para lo cual publicaron una colección de doce libros titulada The Fundamentals, que se enviaron gratuitamente a todos los pastores, profesores y estudiantes de teología de los Estados Unidos. Después del “Scopes Monkey Trial” 39, el movimiento creacionista declinó rápidamente, aunque en la escuelas y en los textos escolares las teorías darwinistas, y en general las teorías científicas, apenas tuvieran la mínima resonancia. Hacia la mitad de los 50, cuando la evidencia de la superioridad cientíco-tecnológica de los soviéticos se hace presente, se produce un giro espectacular en la provisión de fondos para la investigación científica en los Estados Unidos, incluida la investigación biológica. Y como reacción, John C. Whitcomb, especialista en los textos bíblicos, y el ingeniero hidráulico Henry M. Morris, al alimón, desarrollarían lo que fue tomado como la nueva biblia de los creacionistas: Genesis Flood: The Biblical Record and its Scientific Implications (1961), en la cual se argumentaba que todos los pasos en la historia de la creación desarrollados en el Génesis, estaban avalados por los nuevos conocimientos científicos, originándose a consecuencia de ello una fuerte polémica sobre el 37 Una obra interesante para el seguimiento de estas cuestiones es la editada por Lawrence Kaplan, Fundamentalism in Comparative Perspective, University of Massachusetts, 1992. Especialmente el capítulo de Martin E. Marty: Fundamentals of Fundamentalism. 38 Karen Armstrong: Los orígenes del fundamentalismo en el judaísmo, el cristianismo y el Islam, Tusquets editores, Barcelona, 2004. Pág. 225. 39 La inmediata consecuencia del clima generado en la lucha entre evolucionistas y fundamentalistas fue el caso “Scopes Monkey Trial”. John Thomas Scopes fue perseguido y condenado por enseñar las teorías de la evolución en clase, desafiando las leyes del estado de Tenneessee que lo prohibían. 25 propio concepto de ciencia. A la vez, aparecía un floreciente Movimiento Científico de la Creación desafiando las tesis evolucionistas con trucos retóricos que encolerizaban a los adversarios mas comedidos , y como suele ser bastante corriente, las disputas intelectuales que rozan la libertad o la propiedad, terminan en los tribunales. Hacia finales de 1970, los creacionistas hicieron circular un anteproyecto de ley dirigido a las legislaturas del estado que permitiría la enseñanza del creacionismo en las escuelas públicas, admitiendo que de acuerdo con la Primera Enmienda constitucional – que impide una religión oficial del Estado - no era posible excluir la enseñanza del evolucionismo, con lo que la existencia de dos ciencias paralelas para explicar los mismos hechos parecía un tratamiento equilibrado. En 1971, este anteproyecto, finalmente, se había convertido en ley. De inmediato, la American Civil Liberties Union reaccionó con una acción judicial sobre la base de la inconstitucionalidad de la ley. Una serie de expertos, desde filósofos a genetistas, informaron que el creacionismo no tenía sentido en las clases de biología y los jueces sentenciaron que la creación no tiene carácter científico, que es materia religiosa y, por tanto no tiene lugar en las escuelas públicas. Uno de los temas del juicio fue menos teológico o científico que filosófico, al aparecer en escena el principio poperiano de falsabilidad, la exigencia de que algo es científico cuando admite su falsación, cuando pone en revisión la explicación sobre el mundo real. Hasta el mismo Popper expresó hacia 1974 sus dudas de si la teoría de la evolución era una teoría genuinamente falsable, inclinándose a pensar que no era tanto una descripción de la realidad como un conjunto de proposiciones heurísticas para fomentar la investigación y el estudio, a lo que llamó “programa de investigación metafísica”. Obviamente, los creacionistas hicieron suyos tales juicios y equipararon lo que para ellos eran dos ciencias en plano de igualdad. Sin embargo, el juez admitió al evolucionismo como falsable y sentenció que la llamada Ciencia de la Creación, al no admitir su falsabilidad , no era posible entenderla como una ciencia. La sentencia y sus argumentos movieron a un número amplio de filósofos prominentes, como el filósofo de la ciencia, Larry Laudan , a objetar la falsación como criterio de demarcación entre lo que es o no es ciencia, sin que esto suponga que Laudan sea creacionista. Pero estas posiciones inspiraron 26 nuevos esfuerzos por parte de los creacionistas, y la dimensión de la controversia ha ido creciendo, singularmente en la aportación de los argumentos filosóficos del profesor de Berkeley, Phillip Johnson, al introducir en el debate creación/evolución , la idea de que no se trata de un enfrentamiento entre ciencia y religión o buena y mala ciencia, sino mas bien un conflicto de posiciones filosóficas, en el sentido rudimentario de que una filosofía personal no deja de ser, metafóricamente, un veneno para otras personas, y que, por lo mismo, todo se reduce a cuestiones opinables. Y si todo es cuestión de filosofías nada hay en la Constitución de los Estados Unidos que impida la enseñanza del creacionismo en las escuelas.40 Phillip Johnson es el padre intelectual de lo que se tiene por hoy como heredero del creacionismo, el llamado diseño inteligente, que tiene en el Center for Science and Culture de Seattle, su cuartel general. Sobre la idea de bioquímicos y matemáticos que, supuestamente, han demostrado que las estructuras de las proteínas y de los aminoácidos de las células son demasiado complejas para haberse logrado por algo que no fuera una fuerza supernatural, se ha desatado un ataque pretendidamente académico cuyo foco no está ya en la aberración religiosa que pudiera representar la teoría de la evolución; simplemente la evolución es científicamente insostenible. El centro anteriormente citado de Seattle, lanzó en 1999 como propuesta el estudio titulado La Estrategia de la Cuña (The Wedge Strategy), en el cual, la literalidad del contenido sobre la creación descrita en la Biblia, señala su punto de partida para argumentar el declarado propósito de “desenmascarar la concepción tradicional de Dios y del hombre que pensadores tales como Charles Darwin, Karl Marx y Sigmund Freud representaron no como seres humanos morales y espirituales, sino como animales o máquinas que habitan un universo gobernado por fuerzas puramente impersonales cuya conducta y pensamientos fueron dictados por las inexorables fuerzas de la biología, la química y las condiciones medioambientales. Estas concepciones materialistas de la realidad infectó virtualmente todas las áreas de nuestra cultura, desde la política y la economía a la literatura y el arte” 41. Las propuestas finales de esta estrategia pasan por la incorporación en los currículas del diseño inteligente, así como proyectar internacionalmente el movimiento con 40 Uno de los expertos que informó ante el tribunal fue el filósofo Michael Ruse, que expone su punto de vista bajo el concepto Creationism en la Stanford Encyclopedia of Philosophy , 2003. 41 Citado en Michelle Goldberg : Kingdom Coming, pág. 84. 27 las mismas proposiciones ideológicas. Como escribe M. Goldberg , “el plan, entonces, es minar la concepción ilustrada del mundo físico como preludio para minar el legado social de la Ilustración. Lo que los autores de tal estrategia quieren no es el descrédito de Darwin, sino que la idea de la verdad no pueda ser determinada sin referencias a la divinidad”42 . Ante semejante panorama, algunos pensadores - Noam Chomsky , Gore Vidal, Kevin Phillips, entre otros - se pronuncian claramente sobre la amenaza que supone el surgimiento de algo tan parecido al fascismo y que guarda estrechas analogías con otras formas similares del pasado, aunque aquí, sin embargo, se presenta con características originales. No es el momento de desarrollar aquí esta cuestión, pero sí la de señalar muy brevemente que ciertas aspectos, como la fragmentación moral aterradora de la que habla Chris Hedge43, la estructura organizativa que la Derecha Cristiana está llevando a cabo entre sus instituciones, la educación en la intolerancia que practican instituciones como la Acelerated Christian Education Curriculum, una de las tres mayores editoras de textos escolares; o la Conservative Christian Schools, así como el turbador programa de requerimientos para desarrollar en la gente un gran carácter ideado por John Kenneth Blackwell, candidato a gobernador; las muestras de irracionalidad que se desprenden de los argumentos sobre el diseño inteligente y el acoso al legado de la Ilustración, etc., etc,. pueden terminar dando la razón al profesor de Yale, James Luther Adams cuando advirtió a sus estudiantes, ante la estupefacción de estos, que llegado el momento en que alcanzaran su edad, 80 años, estarían luchando contra los fascistas cristianos. Para que se cumpla tal advertencia aún faltan bastantes años, pero algunos ensayistas están seguros de que no ha de esperarse tanto tiempo. 42 43 Ibid. Pág. 86 American Fascist. The Christian Right and the War on America, Free Press, 2006, pag. 151. 28 . . 29