La cleptoplastia Jazmín Ortigosa* En la naturaleza existen muchos ejemplos de relaciones simbiontes entre organismos de diferentes especies: en algunas de estas interacciones las dos especies salen beneficiadas por lo que la ayuda es mutua (mutualismo), en el caso extremo, una de la especies no solamente se ve beneficiada, sino que daña a la otra especie involucrada, en algunas ocasiones causándole la muerte y en otras relaciones una especie puede salir beneficiada sin que la otra se vea afectada (comensalismo). Un ejemplo de esta última es la extraordinaria relación entre algunas especies del grupo de los Sacoglossa como los géneros Elysia, Costasiella, Placida y Oxynoe (Figura. 1) y los cloroplastos de las algas verdes como Avranviella longicauda, Caulerpa spp y Penicillum spp. Figura 1. Costasiella ocellifera (Simroth, 1895), sacogloso que puede mantener a los cloroplastos ingeridos funcionales en su interior. Perteneciente al grupo de los opistobranquios, estos moluscos presentan una serie de modificaciones relacionadas con el aparato digestivo. Una de estas modificaciones es la rádula u órgano raspador, presente tanto en algunos opistobranquios como también en otros grupos moluscos. La rádula consiste en una hilera de pequeñísimos dientes de un polisacárido llamado quitina, es muy variable y su forma depende del tipo de alimentación de cada familia, incluso puede haber diferencias estructurales a nivel de género o especie por lo que en ciertos casos sirve como carácter taxonómico, es decir que los géneros o especies de una familia pueden diferenciarse entre ellos por la combinación particular de diente raquídeo y de dientes marginales y laterales. La rádula está localizada dentro del bulbo bucal, en la parte anterior del cuerpo de los gasterópodos, y en el caso de los sacoglosos, está modificada en una sola hilera de dientes (Figura. 2) con los cuales perforan las paredes celulares de las algas de las cuales se alimentan y con su boca succionan el contenido. Otra modificación del aparato digestivo es la presencia de una especie de bolsa en donde se guardan los dientes que se descartan con el uso, de ahí la etimología del nombre del grupo ?saco? de bolsa o saco y ?glossa? de garganta. Se desconoce para qué guardan los dientes que ya no utilizan y hasta el momento es el único grupo en el que se ha reportado esta característica. Figura 2. Rádula de un sacogloso formada por una sola hilera de dientes modificados para punzar las células de las algas de las que se alimenta (SEM Cynthia Trowbridge en Behrens, 2005). Plantas, algas y algunas bacterias tienen cloroplastos. Los cloroplastos son los encargados de brindarle a la célula la energía que necesita para desarrollar las diversas funciones del organismo. Esta energía es generada a través de varias reacciones químicas usando al sol como principal motor. Muchos de los cloroplastos succionados por los sacoglosos son digeridos junto con el resto del alimento, pero una cantidad considerable es desplazada en el interior del organismo a través de movimientos internos y son depositados en la glándula digestiva, cerca de las delgadas paredes del manto modificado. Estas zonas son conocidas específicamente como los parapodios o ceratas,dependiendo de la especie. Allí, los cloroplastos siguen captando energía de la luz solar que atraviesa esta pared y con ello continúan realizando fotosíntesis. Lo asombroso de este fenómeno que ocurre en los sacoglosos, además de la modificación de la rádula en un eficiente ?puncionador?, es su capacidad para mantener vivos y funcionales en el interior de su cuerpo a los cloroplastos succionados por periodos de tiempo variables, dependiendo de la especie de la que se trate, desde menos de una semana hasta ocho meses para el caso de la especie Elysia chlorotica. De esta forma, los sacoglosos no solamente se pueden alimentar del contenido de las algas, sino que además se alimentan de los azúcares que fabrican los cloroplastos mantenidos en su interior. Esto les brinda a los sacoglosos un extra en su alimentación y en casos de escasez de alimentos, los cloroplastos proporcionan una fuente alterna de alimento que llega a ser suficiente no solamente para que el opistobranquio crezca, sino incluso para que éste se reproduzca. Se han observado varias especies de este grupo en la parte más expuesta de los arrecifes con los parapodios extendidos en lugares donde la incidencia de luz solar es alta, de tal forma que los cloroplastos contenidos dentro de su cuerpo puedan captar la energía solar. Esta condición se conoce como cleptoplastia y su origen hace alusión al robo por parte de los sacoglosos de los cloroplastos contenidos dentro de las algas de las cuales se alimentan. Los sacoglosos nunca dejan de alimentarse de algas, por lo que siempre cuentan con cloroplastos en su interior, algunos succionados más recientemente que otros. En esta simbiosis los sacoglosos son claramente los que se benefician. -----------------------------------------------------------------* Jazmín Ortigosa es colaboradora en diversos proyectos del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología, UNAM Contacto: [email protected] Referencias: Pierce, S. K., T. K. Maugel, M. E. Rumpho, J. J. Hanten y W. L. Mondy. 1999. Annual viral expressions in a sea slug population life cycle control and symbiotic chloroplast maintenance. Biol. Bull. 197: 1-6. Behrens, D. W., 2005. Nudibranchs behavior. New World Publications, Inc. Jacksonville, Florida. 176 p.