CONGRESO CELAM

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I Congreso Latinoamericano de Movimientos
CELAM, 9-12 marzo 2006
Movimiento Adsis
Método educativo de “discípulos y testigos del Señor”
Las Comunidades Adsis, en base al carisma recibido del Espíritu, procuran realizar una
“presencia evangélica y eclesial, especialmente entre los jóvenes y los pobres, haciendo de la
persona y del proyecto de Jesús el centro de su testimonio y de su oferta”.
Toda la acción pastoral está orientada a la evangelización, a la educación en la fe y a la
orientación vocacional de las personas, de modo que el seguimiento a Jesús y el compromiso
por el Evangelio sean el objetivo fundamental.
La actividad social y la acción pastoral están íntimamente vinculadas como aspectos de un
mismo proyecto y proceso educativo, y como tareas de un compromiso cristiano eclesial,
inserto en la sociedad y en sus ambientes.
Centramos nuestra relación en dos partes:
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La pastoral de juventud promovida por Adsis.
El proceso educativo vocacional al interno del Movimiento.
En ambas partes pondremos de relieve aquellas dimensiones que más afectan a la formación de
las personas como discípulos y testigos del Señor.
I. Formación de los jóvenes en el seguimiento a Jesús y en el testimonio
cristiano.
Por ser los jóvenes parte tan significativa de la sociedad nos urge su
evangelización. Desde la experiencia de alejamiento que existe entre
los jóvenes y la Iglesia, nos sentimos llamados con urgencia a trabajar
para hacerles significativa la presencia de Jesús en ella, viviendo y
construyendo una Iglesia más profética, comunitaria y comprometida.
(Ideario 4.2)
Las Comunidades Adsis tienen su específico Proyecto Adsis de Pastoral de jóvenes en el que
se desarrollan las opciones, criterios y dimensiones del proceso educativo de la fe.
1- Acentos teológicos y pastorales del Proyecto
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Acentos teológicos:
El seguimiento a Jesús como discípulos, aprendiendo a ser hijos, hermanos y siervos.
La centralidad del Reino como proyecto de Dios
El compromiso por la justicia del Reino viviendo la conversión y la misericordia
solidaria.
La secularidad como ámbito de encarnación, de testimonio y de compromiso.
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La fraternidad como vivencia de pertenencia y de referencia evangélicas y eclesiales,
y como sujeto y objetivo de la acción pastoral.
Vivir como fermento significativo y transformador del Reino en el mundo.
Opciones evangélicas de globalidad y de radicalidad de modo que el seguimiento a
Jesús sea una respuesta vocacional a su llamada.
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Acentos pastorales:
Apostar por un proceso educativo abierto a la interiorización y a la personalización de
la fe, desde la adolescencia hasta la entrada en la primera adultez.
Cuidar la personalización de la fe mediante la experiencia de encuentro y seguimiento
a Jesús.
Desarrollar una pedagogía existencial de la experiencia, vinculada a la vida de modo
que la fe informe los aspectos de la vida personal y social.
Fomentar la relación interpersonal favoreciendo espacios de encuentro que
promuevan la vinculación y la pertenencia.
La referencia a la comunidad como sujeto de la vivencia de la fe y de la acción
pastoral.
La experiencia de solidaridad con los pobres y desfavorecidos como parcela
preferente del Dios de Jesús, y como compromiso ineludible del proyecto del Reino.
La perspectiva vocacional al seguimiento de Jesús como opción globalizante de la
vida, y como razón de pasos sucesivos que comprometan cristianamente en las diversas
dimensiones de los proyectos personales y sociales.
El protagonismo de los jóvenes en sus procesos e iniciativas, haciéndolos
responsables hacia otros en el desarrollo del grupo y de la comunidad.
El acompañamiento personal y grupal y la interrelación entre los jóvenes de forma
que puedan ser referencia unos para otros.
2 – Contenidos del proceso educativo.
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Formación bíblico-teológica referidos a Jesús, al Reino, al Dios de Jesús, a la Iglesia,
al Espíritu, a la vida espiritual, a los sacramentos, al compromiso del amor cristiano,
etc., como elementos necesarios para conocer y vivir el seguimiento al Señor y su
testimonio.
Desarrollo personal que incluye los elementos para el conocimiento personal, el
crecimiento en la comunicación y en la relación, la educación de la afectividad y
sexualidad, la madurez personal, etc.
El mundo y su historia mediante el análisis de la realidad social, los
condicionamientos sociales, la realidad de los pobres y los compromisos de la acción
solidaria, las dimensiones políticas de la realidad social, etc.
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Contenidos básicos
Contenidos de síntesis
Interioridad: Incluye los contenidos, medios y actitudes necesarias para vivir como
persona interior, desde el Evangelio, en relación con Jesús: apertura a la Palabra,
oración, celebraciones sacramentales, períodos litúrgicos, etc.
Comunitariedad: Incluye los contenidos, medios y actitudes necesarias para crecer
como personas en relación, y desarrollar la dimensión comunitaria de la fe. Incluye
también los temas de afectividad desde la fe, el estado de vida, las relaciones fraternas,
el grupo y la comunidad.
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Compromiso: Incluye los contenidos, los medios y las actitudes necesarias para
orientar la vida en la entrega al servicio de los pobres, la búsqueda de la justicia y el
ejercicio de la solidaridad en los diversos ámbitos de la vida. Incluye temas como la
orientación y el ejercicio cristiano de la profesión, el compromiso de la familia, el
testimonio dentro y fuera de la Iglesia.
3 – Criterios metodológicos
Por criterios metodológicos nos referimos a todo aquello que consideramos tener en cuenta a la
hora de planificar el proceso educativo, abordando los contenidos y desarrollando actividades y
experiencias con los jóvenes. Teniendo en cuenta la realidad de nuestros jóvenes, los
contenidos a transmitir y los objetivos a perseguir, asumimos los siguientes criterios:
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Lo concreto. Valorar y acoger los pasos concretos, las acciones realizadas. Evitar los
grandes discursos. La utopía se verifica en los concreto de cada día.
Lo simbólico. Asumir la realidad, la existencia y la vida como parábola de realidades
más profundas. Educar a la transmisión de vivencias y experiencias que se descubren
dentro de la realidad experimentada. La realidad sacramental es fundamental en la
educación de la sensibilidad humana y de la fe.
Lo narrativo. Aprender del Evangelio a narrar la vida como acontecimiento que
interroga y estimula. Lo que hemos vivido y experimentado es lo que debemos narrar
como aventura a compartir.
Lo afectivo. El joven ha de percibir que es acogido y querido por sí mismo. Nos
importa su vida y lo que a él le preocupa e interesa. Ha de sentirse libre y, al mismo
tiempo, interlocutor de los afanes comunes.
La interiorización. Las experiencias y actividades deben pasar por el tamiz del
corazón de las personas. Es importante poner palabra a las vivencias y compartir con
otros para estimular la opción y el camino.
La experiencia. La experiencia de la propia vida es el principal recurso educativo. Es
el ámbito en el que consolidar y contrastar lo que se va intuyendo y descubriendo.
Desde la experiencia vivida, abierta a la comunicación, adquieren densidad vital la
palabra y la urgencia del compromiso. La experiencia requiere actividades varias de
encuentro, de solidaridad, de celebración y de fiesta. Especial relieve adquieren las
experiencias mayores en las que provocar una especial profundización y opciones
cualitativas en el proceso.
4 – Etapas del proceso.
La Comunidad pone especial acento en la tarea evangelizadora de
convocatoria e iniciación a una fe adulta. Para ello, ofrece cauces y
servicios de maduración de la fe, mediante un proceso formativo que
haga definitivo vocacionalmente el seguimiento a Jesús (Ideario 50.2)
Distinguimos principalmente tres etapas:
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Convocatoria evangelizadora,
Iniciación cristiana,
Inserción eclesial y orientación vocacional.
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4.1 – Convocatoria evangelizadora
Se trata de una etapa que se caracteriza por la necesidad de salir al encuentro de los jóvenes en
sus intereses, motivaciones, necesidades y ámbitos, para suscitar, a través del testimonio, el
encuentro y la relación educativa, la apertura a actividades y experiencias que susciten el
interés por el proyecto de Jesús en el Evangelio y el descubrimiento y la experiencia de los
valores del Reino.
Es una etapa necesaria para los adolescentes en su proceso de personalización, para los jóvenes
alejados de la fe, en la medida en que favorece un proceso de encuentro personal y grupal con
Jesús, a partir de las vivencias de su vida personal y social.
Es preciso trabajar aspectos fundamentales: el enganche con sus intereses, los interrogantes
profundos que suscitan los acontecimientos, sus deseos y necesidades, hasta tomar conciencia
de la necesidad de encontrar respuesta vital al sentido último de su vida, los signos y la
propuesta explícita de la fe, desde el testimonio y las ofertas progresivas de la comunidad.
En orden a todo ello, se programa un proyecto y un proceso adaptado a la situación, edad y
vivencias dominantes en los jóvenes. Es fundamental la presencia activa de la comunidad
testimonial y acogedora y la actividad de los acompañantes de los grupos y de las personas.
- Proyectos, programas y actividades abiertas a la Convocatoria evangelizadora.
- Entre adolescentes y jóvenes en situaciones de marginación.
Las Comunidades Adsis promueven Programas sociales de formación laboral,
Asistencia a privados de libertad, Hogares de acogida, Servicios de acogida a
inmigrantes, Centros de día de asistencia social, Misiones en zonas rurales desplazadas,
Programas de formación cultural, Proyectos de Cooperación al desarrollo,
Colaboración con Caritas diocesanas, Departamentos de formación pastoral... En todos
estos programas sociales, el testimonio de la presencia comunitaria y los valores que
proyecta son parte de un proceso evangelizador.
- Voluntariado Adsis
Adsis promueve el Voluntariado social entre jóvenes en orden al trabajo social en
proyectos y programas sociales propios y ajenos. Una metodología de acción,
formación y referencia comunitaria convoca a muchos jóvenes a insertarse en el
Movimiento como Voluntarios. La referencia y la vinculación con las comunidades
ofrece a estos jóvenes un acercamiento a la fe desde la experiencia de la acción
solidaria, la reflexión y la comunicación correspondientes.
- Actividades diversas compartidas.
Los Campos de trabajo, los Encuentros intergrupales, las Rutas solidarias, la
participación en los proyectos de Cooperación al desarrollo en terceros países, las
Pascuas de juventud, los Foros de estudio y comunicación, etc., son actividades que
dan la oportunidad a las Comunidades de ofrecer su testimonio y oferta de vida
cristiana y la transmisión de la misma, invitando a los jóvenes a incorporarse a
procesos y a grupos de apertura al proyecto creyente en vinculación con las
Comunidades.
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4.2 – Iniciación cristiana.
Se trata de la etapa en la que se profundiza en la fe, inicialmente asumida en la Convocatoria,
en orden a construir desde ella la persona creyente. La finalidad es llegar a optar por el
seguimiento a Jesús como Señor y centro globalizador de nuestra vida.
Hemos de seguir y actuar al ritmo de maduración de los jóvenes y no solo al ritmo de los
contenidos o experiencias.
Los objetivos fundamentales de la Iniciación cristiana son:
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La conversión progresiva y en el encuentro personal con Jesús y su Evangelio.
Asumir personalmente los valores y las actitudes del Reino.
Asumir y practicar los medios para continuar creciendo en la fe como experiencia vital
de libertad y de amor comprometidos.
La opción personal por el seguimiento a Jesús como Señor de la vida.
Tomar conciencia y voluntad de concretar vocacional y eclesialmente el seguimiento a
Jesús.
Supone diversas fases:
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Descubrimiento, conocimiento, acogida y profundización de la persona y del proyecto
de Jesús.
Seguimiento, vivencia y opciones por y desde el Reino
Opción fundamental por el Señor, vivencia de su acontecimiento de salvación y
testimonio entre los demás.
Medios principales a asumir:
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El acompañamiento personal.
La formación, la comunicación y el compromiso en grupo.
La interioridad como relación personal con Jesús: apertura a la palabra, oración,
sacramentos, asumir su mandamiento de amor cristiano como principio ético
fundamental en las diversas dimensiones de la vida personal y social.
El compromiso solidario y evangelizador mediante el testimonio y la acción.
La relación y la participación en la vida de la comunidad.
4.3 – Inserción eclesial y orientación vocacional.
Terminada la Iniciación cristiana, la Comunidad propone a los jóvenes una nueva etapa de
discernimiento y de opción que tiene como objetivo la inserción de los jóvenes en un ámbito
concreto y organizado de la Iglesia, con el fin de vivir comunitariamente la fe y sus
compromisos, abriéndose a una vivencia adulta del proyecto cristiano.
Es sumamente importante que la vivencia de la fe sea el elemento dinamizador de los aspectos
vitales que configuran el proyecto de vida adulta: la profesión, la vivencia de la afectividad y
sus relaciones, la familia, la integración en la comunión eclesial y las diversas dimensiones de
su inserción social y cultural.
Desde estos aspectos fundamentales, al Comunidad propone a los jóvenes un discernimiento
vocacional, es decir, cómo, con quíenes y para quiénes desea concretar la forma de seguir a
Jesús en el seno de la Iglesia (Parroquias, Movimientos, Comunidades...) abriéndose y
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preparándose a específicos ministerios, estados de vida y profesiones en función del servicio al
Reino de Dios (Estado laical matrimonial, vida religiosa, ministerio ordenado...).
A este respecto es importante asumir medios adecuados:
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Asumir un proyecto de vida cristiana rico en interioridad y compromiso.
Aprender a discernir las opciones de vida desde el seguimiento a Jesús.
Conocimiento de los diversos ministerios y carismas en la Iglesia.
Discernimiento de la propia persona y del contexto social en que vive.
Inserción en comunidades que ayuden a la praxis cristiana de la interioridad y del
compromiso cristiano.
Ejercicios Espirituales de discernimiento.
Acompañamiento personal
Experiencias mayores en vinculación a comunidades o grupos afines que pueden
ayudar en el discernimiento.
Fuentes
Proyecto de pastoral de jóvenes, Adsis 2005
JLPA, Adsis Dios me dio hermanos, CCS Madrid, 1993
AA.VV., Adsis, El reto de los jóvenes, Atenas, Madrid 1988
II. Formación a la Vocación Adsis dentro del Movimiento.
La formación de los nuevos hermanos tiene como finalidad y objetivo
permanente educar en la vocación Adsis como seguimiento personal a
Jesucristo, que vincula a los hermanos en comunidad y los lanza a estar
presentes entre los jóvenes y los pobres ( Directorio 34.1)
Para vivir como discípulos y testigos del Señor, desde la vocación y el Movimiento Adsis, las
Comunidades asumen un proceso educativo vocacional específico dividido en tres etapas a
tenor de los Estatutos Generales y de los Proyectos correspondientes.
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Convocatoria Adsis
Precatecumendado
Catecumenado
Estas etapas concluyen en la opción definitiva por la vocación y el Movimiento Adsis.
1. Convocatoria Adsis.
En la Convocatoria Adsis, los jóvenes asumen la Comunidad y el Movimiento como el ámbito
eclesial en el que crecen en el seguimiento a Jesús como discípulos y testigos del Señor,
ejerciendo el conocimiento y la valoración del carisma Adsis de presencia en el mundo de los
jóvenes y de los pobres.
Los objetivos específicos de su educación cristiana y vocacional son:
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Centrar las diversas realidades de la vida personal y social desde el seguimiento al
Señor: oración, afectividad, trabajo, adquiriendo progresiva autonomía respecto a la
familia, amistades, ambientes y organización de su vida y tiempo.
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Educarse en la madurez afectiva desde los valores del Reino y desde la experiencia
concreta de las opciones del amor cristiano comprometido.
Vinculación progresiva a la comunidad y participación en sus celebraciones y
proyectos para conocer y experimentar la peculiaridad del carisma de presencia Adsis.
Crecer en los ejercicios de la solidaridad con los pobres y en el testimonio cristiano
entre los jóvenes, en sus ambientes de vida y de trabajo.
Para ello, durante la Convocatoria Adsis, se asumen experiencias desde las que crecer en
vivencia y valoración de una vocación específica:
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Experiencia de crecimiento en el conocimiento de la Palabra en referencia a la vida
personal y social.
Experiencia de la oración personal y comunitaria en la que se fragua la decisión por la
conversión a Jesús, a la comunidad y al compromiso.
Experiencia de compartir en el grupo y en la comunidad mediante la comunicación, la
relación más profunda y la pertenencia de corazón en un mismo proceso vocacional.
Experiencia de las celebraciones sacramentales con la Comunidad, en los tiempos
litúrgicos, en las efemérides eclesiales y comunitarias.
Experiencia de compromiso en el servicio a los pobres y en el testimonio entre los
jóvenes, participando en campos de trabajo, en actividades de presencia cristiana, etc.
Experiencia de superación personal, asumiendo su condición humana, y centrando su
corazón en la persona y en el proyecto de Jesús junto a los hermanos del grupo y de la
comunidad.
Experiencia de responsabilidad en el trabajo, en el estudio y en la economía personal.
A estas experiencias permanentes se unen otras experiencias mayores:
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Ejercicios Espirituales específicos de esta etapa
Celebraciones especiales con la comunidad al Inicio de la Cuaresma, en Pascua,
Pentecostés, Adviento y Navidad.
Cursillos intensivos de profundización.
Experiencia de vida en común, renovando la invitación evangélica del “Ven y verás”
Experiencia de itinerancia, pobreza y solidaridad, desde la que despertar la conciencia
y la urgencia de hacerse presentes entre los jóvenes y los pobres.
A ellos se añaden adecuadamente el estudio y la comunicación sobre los núcleos de reflexión
propios del conocimiento y valoración de la vocación Adsis en la interioridad, comunitariedad
y compromiso, indicados en el Proyecto formativo.
La Comunidad, tras el oportuno discernimiento, asume la petición del candidato a discernir su
vivencia del carisma Adsis bien en el Precatecumenado como futuro hermano de comunidad,
bien como Asociado Adsis. En este segundo caso, el candidato asume el proceso de formación
inicial de los Asociados Adsis.
2. Precatecumenado Adsis.
Es un período formativo orientado al discernimiento de la vocación Adsis como llamada del
Señor en la Iglesia. Esto supone:
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La experiencia vital de las claves vocacionales de la Interioridad, Comunitariedad y
Compromiso Adsis.
La vinculación al Movimiento desde una Comunidad Adsis concreta.
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Los objetivos educativos específicos son:
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Profundizar en la vivencia de la fe cristiana liberadora y comprometida enraizada en la
experiencia de oración como encuentro con el Padre, desde la Palabra y la historia.
La vivencia progresiva de la comunitariedad Adsis, creciendo en experiencia de
comunicación y de participación responsable con los hermanos del grupo y de la
comunidad.
El crecimiento en la experiencia del compromiso solidario y evangelizador como
“estilo de vida”, compartiendo con los jóvenes y los pobres el tesoro recibido.
La maduración en el campo afectivo-sexual según el discernimiento del amor cristiano
comunitario y comprometido, que exige crecer y fortalecer hábitos estables y adultos
de vida.
La formación básica vocacional con soporte teológico a través de los núcleos re estudio
y reflexión específicos del Precatecumenado Adsis, de tal forma que posibilite el
discernimiento y la aceptación de la voluntad de Dios en Cristo y en la propia vida.
La asimilación y la opción por la vocación Adsis desde la progresiva identificación con
los valores y vivencias del Credo fundacional Adsis en vinculación con la comunidad.
Las experiencias permanentes a intensificar son:
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La oración personal diaria centrada en la Palabra.
La incorporación habitual a la Eucaristía de la Comunidad.
La relación habitual con una casa comunitaria, compartiendo la mesa y la oración.
El testimonio cristiano en el propio ambiente de trabajo o estudio.
Ser catequista de un grupo de jóvenes.
La comunicación de bienes y necesidades al rito propio del grupo, como signo de la
vida que se comparte.
Cierta autonomía económica respecto de la propia familia.
El acompañamiento personal con su catequista.
La lectura espiritual de libros y temas adecuados al momento del proceso.
Las experiencias mayores son:
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Cursillo General de Precatecumenado.
Jornadas formativas sobre el Credo fundacional Adsis.
Experiencia de un mes de vida en común al final del proceso.
Experiencia de desierto de varios días en el momento personal adecuado del proceso.
Jornadas de formación sobre la vivencia afectiva en relación con la vocación
Jornadas sobre la interioridad y sus medios.
3. Catecumenado Adsis.
La opción primera por la vocación Adsis se realiza en el Catecumenado. La persona se
constituye en hermano de la Comunidad incorporándose a la vida en común. El compromiso se
asume en una celebración oficial, según el rito y la fórmula establecida y reconocida por la
Iglesia.
El objetivo del Catecumenado Adsis es madurar la vocación cara a la Opción definitiva.
Los objetivos específicos son:
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La maduración vocacional, conociéndose a si mismo más profundamente y
discerniendo personal y comunitariamente la vocación.
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El crecimiento afectivo desde la amor a la Comunidad, a los jóvenes y a los pobres.
Crecimiento y afianzamiento de la interioridad Adsis,
Participación y responsabilidad progresiva en la vida de la Comunidad y del
Movimiento.
Desarrollo de un compromiso más estable y responsable.
Formación vocacional y teológica desde el ideario Adsis, especialmente a través de las
claves antropológica, trinitaria, cristológica y eclesiológica.
Las experiencias permanentes son:
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La oración personal y comunitaria y los retiros personales.
La comunicación de la vida vocacional y la comunicación de bienes y necesidades en
la Comunidad.
El servicio fraterno dentro de la casa, y la acogida desde ella a los jóvenes y a los
pobres.
Acompañar a otros como catequista de grupo.
Participación en el Proyecto de compromiso de la Comunidad.
El estudio de los temas propios de la formación dentro del Catecumenado a tenor del
Proyecto específico.
Las experiencias mayores principales son:
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Los Cursillos de Catecumenado.
Los encuentros formativos generales.
La vivencia de la vida en común como ámbito de referencia que globaliza el proyecto
personal.
El Catecumenado concluye con la Opción definitiva por la Vocación Adsis en el Movimiento a
tenor de cuanto indican los Estatutos Generales.
La formación posterior a la opción definitiva se realiza mediante un Trienio formativo y
posteriormente según el Proyecto de Formación permanente.
Fuentes
Adsis, Del Ideario a la vida, Madrid 2003
Adsis, Proyectos formativos de Convocatoria, Precatecumenado y
Catecumenado, Madrid 1997
Adsis, Experiencias mayores en la formación de los nuevos hermanos,
Madrid 1997
Adsis, Cuadernos de Interioridad nn. 1-15
Adsis, Cuadernos de Formación Vocacional, nn. 1-6
Adsis, Materiales de Estudio, nn. 1- 56
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