NO QUERER SABER LO QUE SUCEDE

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NO QUERER SABER LO QUE SUCEDE
Una empresa constructora obtuvo la adjudicación del contrato para construir un depósito de agua de
60 000 m3 excavado en roca. En el pliego de condiciones se autorizaba al adjudicatario a vender la piedra producto de
la excavación. Al estudiar la oferta, había contado con la suma de lo que cobraría por la excavación más la venta de la
piedra convertida en sólidos más pequeños.
Mientras duraba la excavación, mantuvo una instalación de trituradoras y vendía grava y arena a unos precios
claramente más bajos que los de las canteras de las comarca. Podía hacerlo porque cobraba, además, el precio de la
excavación.
Una empresa de construcción de carreteras que estaba comprándole cantidades importantes de grava mandaba para
ello a unos camioneros a quienes pagaba el transporte.
Aquel cliente dejó un día de hacer sus pedidos. Adquiría desde entonces la grava a aquellos camioneros, que no sólo
la transportaban, sino que se habían constituido en vendedores, comprando ellos la grava a una cantera local.
El ingeniero que administraba la excavación se enteró de que aquella cantera no había modificado su precio por m3
(había sido siempre claramente más alto que el suyo), y organizó un espionaje. Pudo así enterarse de que los
camioneros estaban coludidos con el encargado de obras de la carretera. En sus facturas ponían un precio por metro
cúbico algo más bajo que el anterior más el transporte, pero en los recibos el encargado les duplicaba el número de
metros cúbicos que realmente llevaban.
Habían cambiado de suministrador para explicar que su oferta era más barata que la anterior.
El ingeniero de la excavación llamó a uno de aquellos camioneros y le dijo que si querían comprarle a él, les saldría el
m3 más barato que en cualquier otra cantera, y que con él podrían seguir actuando como compradores, transportistas y
vendedores. Los camioneros, entonces, volvieron a comprarle la grava, y seguían actuando en la misma forma con un
precio de compra más bajo todavía. El ingeniero sabía que probablemente seguirían con los recibos dobles y, por lo
tanto, colaboraba a una acción ilícita, pero razonaba así: “Yo vendo a un precio convenido con el comprador; le doy
la mercancía exacta y un recibo que refleja la realidad; mi operación termina aquí: yo no quiero saber lo que sucede
de ahí en adelante”.
Denunciar el asunto al empresario de obras de la carretera equivaldría a suprimir en el futuro a este cliente por el lío
que seguramente surgiría.
Siguió así hasta el final de las obras de la carretera, aunque siempre se quedó con la duda de si realmente podía no
querer saber nada de lo que sucedía después de sus ventas.
INDICACIONES:
ENTREGUEN POR ESCRITO SUS RESPUESTAS. NO OLVIDEN ANOTAR el nombre de cada integrante
del equipo, la fecha y el grupo.
1. Enumeren o enlisten con claridad las diversas acciones del ingeniero.
2. Den una valoración ética sobre el espionaje que organizó. Justifiquen su respuesta.
3. Apliquen alguna de las “pruebas” de los juicios morales al razonamiento del ingeniero (excepto la prueba de
espectador imparcial), para ver si se sostienen sus argumentos, y, con base en ello, valoren si se justifica o no “su
operación” como vendedor de grava. (O se trata solamente de “cauterizadores” de la conciencia).
4. Ubiquen las diversas acciones del ingeniero que en etapas y niveles del desarrollo moral. Justifiquen.
5. Establezcan y expliquen si el ingeniero pudo haber actuado de otras formas. ¿Cómo?
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