PAREJAS DE HECHO (breve estudio) CONCEPTO.- En una primera aproximación podríamos definir la pareja de hecho como aquella situación de convivencia estable al modo marital, que se desarrolla entre dos personas que no están unidas entre sí por vínculo matrimonial. De la citada definición se desprende un elemento definitorio negativo esencial y otras notas características de las parejas de hecho. ELEMENTO DEFINITORIO NEGATIVO ESENCIAL: LA INEXISTENCIA DE MATRIMONIO ENTRE LOS CONVIVIENTES El fenómeno social que conocemos como pareja de hecho se suele delimitar siempre por referencia a ese otro fenómeno social que es el “matrimonio”. Al respecto cabe señalar dos diferencias esenciales entre ambas figuras: 1ª.-En nuestro ordenamiento jurídico existe una concepción institucional del matrimonio, como vínculo jurídico que nace de un acto voluntario negocial específico rodeado de unas determinadas formalidades, en particular la intervención de una autoridad estatal o religiosa. En contraste con el mismo, las uniones de hecho constituyen ante todo un fenómeno social; por lo tanto no reúnen, al menos de momento y en el ordenamiento estatal, los rasgos necesarios para ser calificadas de institución. 2ª.-La segunda diferencia esencial entre matrimonio y pareja de hecho se encuentra en el régimen de su disolución, ya que en la segunda rige el principio de libre ruptura, mientras que en el primero la disolución se somete a un procedimiento reglado con intervención judicial. 1 OTRAS NOTAS CARACTERÍSTICAS A.- Se trata de una unión entre dos personas. Quedan fuera de su ámbito otras situaciones convivenciales (grupos familiares, tribales, poligamia.). B.- La convivencia. Este es el rasgo quizá más definitorio del fenómeno. Para que se hable de unión de hecho no basta con que dos personas mantengan contactos sexuales de forma continuada y más o menos periódica y con vocación de exclusividad, sino que es necesario que “convivan”, que vivan juntos, es decir, que compartan una vivienda –techo, mesa y cama- de forma similar a lo que sucede en un matrimonio. Esto supone la presencia de una completa “comunidad de vida”. (Fácilmente se advierten las diferencias con el matrimonio, porque así como éste puede existir, con independencia de que haya cesado o no haya llegado a existir la convivencia entre los cónyuges -por ejemplo el caso del matrimonio por poder-, en la pareja de hecho el elemento convivencial es definitorio de su existencia. Ahora bien, no se exige que la convivencia tenga que ser absolutamente ininterrumpida –trabajo, viajes, enfermedad, internamiento en un centro penitenciario-.) C.- Debe existir elemento afectivo y un ingrediente sexual. Esta situación de convivencia que constituye la base de la unión de hecho debe basarse en una relación sentimental de afecto o amor análoga a la que tendencialmente motiva el matrimonio. Caracter este puesto en duda y viva discusión en el momento actual. Es clásica la afirmación de que, a diferencia del matrimonio, no pueden existir concubinatos “blancos”. Ello es así porque el matrimonio puede existir con independencia de que exista o no relación sexual entre los casados, elemento que siempre se ha considerado debe existir en la pareja de hecho. "Como he dicho al principio del párrafo este es un tema de viva discusión doctrinal, sobre el que se puede debatir en el seminario". 2 D.- El elemento temporal: la estabilidad. La convivencia basada en lazos efectivos y con un ingrediente sexual, sólo es relevante para el derecho cuando tenga una cierta duración temporal o al menos una vocación de permanencia. E.- La notoriedad. En alguna sentencia, como la STS de 18 de Mayo de 1992, se ha hecho referencia al dato de la notoriedad social de la unión, como requisito que forma parte del supuesto de hecho, de manera que la coexistencia debe ser “practicada de forma externa y pública con acreditadas actuaciones conjuntas de los interesados”. La razón de esta sentencia es el hecho de que la situación de convivencia puede plantear graves problemas de certeza y de prueba. F.- La ausencia de impedimentos. Alguna doctrina, introduciendo ya elementos valorativos jurídicos en la delimitación del supuesto, se plantean la exigencia de que los convivientes no estén afectados por algún impedimento matrimonial, como, por ejemplo, la minoría de edad, el parentesco por consanguinidad en línea recta o en el segundo grado de la línea colateral, la existencia de un ligamen matrimonial previo no disuelto o incluso el conyugicidio. VISTO LO ANTERIOR PODEMOS dar un concepto que abarque los elementos definitorios de estas uniones podríamos decir que es “la unión duradera y estable de dos personas de distinto o igual sexo con capacidad suficiente, que sin estar unidas por vínculo matrimonial, ni formar parte de otra unión de hecho, desarrollan en el marco de un hogar común una comunidad de vida, tanto espiritual como física, incluyendo la unión sexual, y lo manifiestan de forma externa y pública cumpliendo espontánea y voluntariamente deberes de responsabilidad y solidaridad recíprocas y siendo ello susceptible de producir efectos jurídicos. RECONOCIMIENTO JURIDICO.- 3 Se puede decir que en la actitud del ordenamiento jurídico, de los legisladores y de los jueces hacia las situaciones de convivencia extramatrimonial se han ido sucediendo históricamente las siguientes posturas: A) La actitud de rechazo. Desde el punto de vista moral se funda en la idea (postura oficial de la Iglesia Católica) de que el único ámbito para un desarrollo moralmente lícito de la sexualidad humana es el matrimonio. Desde el punto de vista civil este rechazo se funda en la necesaria defensa de la institución matrimonial y familiar como fundamento último del orden social. B) La actitud de indiferencia. Se suele atribuir a BONAPARTE la frase “si les concubins se passent de la loi, la loi se desinteresse d’eux”. Lo que hoy traduciríamos como que si los convivientes pasan de la ley, la ley también pasa de ellos. Según esta postura, si los convivientes se colocan voluntariamente al margen del derecho negándose a contraer matrimonio, parece lógico que no puedan pretender luego el apoyo del ordenamiento jurídico cuando les conviene. No rechaza la posible validez de los negocios de contenido patrimonial que entre sí puedan celebrar los convivientes, que se rigen por las normas del derecho común inter particulares. C) La actitud intervencionista para proteger determinados intereses. Partiendo de la prevalencia de la institución matrimonial tradicional como base adecuada para el nacimiento y desarrollo de una familia, sin embargo, reconoce ciertos efectos al fenómeno de la unión de hecho, cuya existencia real no se puede negar, debiendo procurar la protección de unos especiales intereses (la mujer, los hijos y terceros que se relacionan en el tráfico con estas personas que aparecen externamente como casados sin estarlo). Se puede decir que esta es la postura que, a partir de la Constitución Española, se ha ido adoptando en nuestra 4 legislación y jurisprudencia, hasta que se dicte una ley integral reguladora del fenómeno. D) La valoración positiva de la unión de hecho como alternativa al matrimonio. Profundizando en la actitud proteccionista, se da un paso más, advirtiendo que la aplicación de las normas del derecho de familia no deberían depender de la celebración del matrimonio, sino de la existencia de relaciones humanas de tipo familiar. Si la familia, como grupo humano básico que asegura el desarrollo de la personalidad humana, en un marco de afecto, solidaridad y ayuda mutua, es una realidad social protegida por el derecho, debe ser indiferente el origen de ésta. Ésta doctrina tiene apoyo en el art. 39 de la Constitución que dice: “Los poderes públicos aseguran la protección social, económica y jurídica de la familia”, relacionando este precepto con el art. 32 CE. Se sostiene que hay una pluralidad de modelos familiares que pueden estar amparados por esta norma. La protección que el art. 39.1 de la CE dispensa a la familia no queda limitada a la "familia legítima matrimonial", sino que puede comprender otras formas de convivencia. Por otra parte, algunos autores (TALAVERA FERNÁNDEZ), fundan el reconocimiento jurídico de las parejas de hecho en la existencia de un derecho fundamental a no casarse, que consideran consagrado en la CE, como reverso al derecho constitucional a contraer matrimonio. En cualquier caso, el reconocimiento jurídico global del fenómeno de las parejas de hecho y, por tanto, su institucionalización, es hoy la tendencia dominante, que ya ha encontrado reflejo legislativo a nivel autonómico y parece ser la aspiración del legislador estatal. REGIMEN JURÍDICO DE LAS UNIONES DE HECHO Hemos de distinguir tres grandes bloques: 1.- LA AUTONOMÍA DE LA VOLUNTAD DE LOS CONVIVIENTES EN LA REGULACIÓN DE SU RELACIÓN. 5 Conviene comenzar señalando que los posibles contratos que entre sí celebren los convivientes en atención a su relación de afecto o convivencia no están afectadas por ningún defecto de ilicitud o torpeza de su causa (se ha superado la actitud de rechazo), no encontrando otros límites que los genéricos derivados del art. 1255 del Código. Podemos distinguir: A) Los pactos relativos a las relaciones personales. Se trataría de pactos que pretenden establecer convencionalmente un compromiso indefinido o temporal de convivencia, o imponer entre los convivientes aquellos deberes y derechos recíprocos en el plano personal que son característicos del vínculo matrimonial. Siendo esencial a la unión extramatrimonial el principio de libre ruptura, se suele considerar que un compromiso indefinido, entendido como perpetuo de convivencia no sería válido. B) Los pactos de contenido económico 1º.- Se considera perfectamente admisible que los convivientes celebren cualquier tipo de contrato propio del derecho patrimonial general mediante el cual se puedan conseguir, al menos, parte de los efectos que son propios de un régimen económico matrimonial. Así, fundamentalmente para conseguir una comunicación de bienes o de ganancias se ha acudido a la fórmula de la SOCIEDAD O DE LA COMUNIDAD DE BIENES. Como sabemos, el Código civil contempla una categoría de sociedad civil que puede parecer muy adecuada a este propósito: la sociedad universal de ganancias a que se refiere el art. 1675 Cc, aparte de esta sociedad universal, parece posible que los convivientes concierten un contrato de sociedad particular ya sea civil o mercantil en el caso de que lo que les preocupe sea el régimen de una concreta actividad económica o de empresa que van a llevar los dos en colaboración. En cuanto a la posibilidad de acudir a un contrato de comunidad de bienes cabe señalar en contra que la comunidad de bienes no es el 6 “título” de una posible comunicación de bienes, sino el resultado de cotitularidad al que se llega en virtud de un determinado título adquisitivo o traslativo. Por tanto, no es posible un “pacto de comunidad futura sobre bienes inconcretos aun no adquiridos”. 2º.- Yendo más allá de lo anterior, se ha planteado la posible validez de un pacto en cuya virtud los convivientes se someten a un determinado RÉGIMEN ECONÓMICO SIMILAR AL DE CUALQUIER RÉGIMEN MATRIMONIAL, regulando tanto el régimen de administración y disposición de los bienes de que puedan ser titulares los convivientes como el régimen de su distribución, en su caso, al concluir la convivencia. La jurisprudencia viene admitiendo reiteradamente la posibilidad de estos pactos. Así, la SAP de Córdoba de 21 de Abril de 1986 y también las STS de 18 de Mayo de 1992 y 18 de Febrero 2.003, han admitido la posibilidad de estos pactos. Este sistema está ya plenamente recogido en la normativa autonómica, en la que se habla de "regimenes de comunidad" o incluso directamente de sociedad de gananciales. 3º.- Por último cabe plantearse la posibilidad de pactos para regular LAS CONSECUENCIAS DEL CESE DE LA CONVIVENCIA. No plantea problemas la admisibilidad y validez de estos pactos, que pueden ser incluso previos a la ruptura, en previsión de la misma. No obstante, conviene detenerse en dos cuestiones: a) El problema de la justificación causal de las atribuciones o desplazamientos patrimoniales que con ocasión de esta crisis se puedan realizar en su caso los convivientes. De nuevo se plantea la posible configuración de estos desplazamientos patrimoniales como gratuitos, con las evidentes repercusiones civiles: la figura de la “obligación natural” (ex art. 1.901 Cc); la doctrina del enriquecimiento injusto; incluso se defiende, la existencia de una causa matrimonii. 7 b) El problema de los límites a la autonomía privada en esta materia de la crisis familiar en relación con la posible necesidad de intervención judicial. Así, en sede matrimonial, el convenio regulador del art. 90 del Código para surtir efecto tiene que ser aprobado por el Juez. Cabe plantearse si las parejas no casadas gozan en este punto de mayor libertad que las parejas casadas. Existiendo hijos, la Fiscalía General del Estado en Circular 2/1987 estableció la necesidad de intervención del Ministerio Fiscal en todos aquellos casos de ruptura de convivencia de hecho en la que existan hijos menores o incapaces. 2.- EFECTOS JURÍDICOS RECONOCIDOS A LAS UNIONES DE HECHO EN EL DERECHO COMÚN Como señalaba el ilustre notario GONZÁLEZ PALOMINO, "en Derecho todo lo que no son efectos es literatura". Como anticipé, en el ámbito estatal nos encontramos inmersos en un movimiento legislativo, que parece va a culminar con una ley reguladora de las uniones de hecho. Mientras tanto cristaliza esta tendencia, la situación actual es que existen normas dispersas que reconocen efectos jurídicos a las parejas de hecho; y a nivel jurisprudencial se plantean demandas que pretenden la extensión de efectos propios del matrimonio a las uniones de hecho. A) Efectos personales - La convivencia marital estable con otra persona ocasionará para el que haya estado casado con anterioridad la pérdida de la pensión compensatoria del art. 101 Cc, (en caso de que la tuviese). - En los casos en que sea el deudor de dicha pensión el que conviviere maritalmente, se podría reconducir al art. 100 Cc la posibilidad de modificación de dicha pensión. - No se produciría en cambio la extinción del usufructo vidual. 8 - Por otro lado, la convivencia marital con otra persona dará lugar, en algunos supuestos, a la situación de separación de hecho. - Efectos respecto a los hijos: Equiparación absoluta entre la filiación no matrimonial y la matrimonial (art.108 Cc), y en materia de filiación asistida (Ley de 26 mayo de 2006). Tras la reforma de 15 de Marzo de 2007 también las mujeres entre sí podrán ser usuarias de dichas técnicas. En materia de patria potestad donde se contempla su atribución conjunta a los progenitores al margen del matrimonio. En materia de tutela y guarda de hecho, el conviviente no progenitor es apto o idóneo para el cargo y así puede ser designado por el otro padre o madre como tutor en testamento o documento público notarial. En materia de visitas donde al conviviente no progenitor se le puede considerar incluido en el término “allegados” del art. 160, a efectos de facilitarle la relación familiar con el hijo del otro conviviente. La Disp Adic 3ª de la ley 21/1987 de 11 Nov que permite adoptar al hombre y a la mujer unidos permanentemente por relación de afectividad análoga a la conyugal. El art. 320 Cc que permite al hijo mayor de 16 años pedir al juez la emancipación cuando quien ejerciere la patria potestad conviviere maritalmente con persona distinta del otro progenitor. Arts. 75 y 76 Cc que permiten la convalidación del matrimonio nulo por incapacidad o por vicios de la voluntad cuando exista convivencia durante un año. 9 - Otros efectos personales a señalar serían los siguientes: El Código Penal las equipara al matrimonio a efectos de atenuar o agravar la responsabilidad (art 23). La LOPJ 1995 las considera asimilables al matrimonio como causa de abstención y recusación de Jueces y Magistrados (219 y ss). La LEC 2000 las recoge como causa de tacha de testigos; como causa de abstención y recusación y legitima también para incoar el proceso de incapacitación La Ley reguladora del Derecho de Asilo de 1984 permite conceder la condición de asilado a la persona ligada por análoga relación de afectividad y convivencia. La Ley Orgánica General Penitenciaria de 1979, concede una serie de derechos como visitas, ser informado en caso de fallecimiento o enfermedad grave del compañero, etc. La Ley de 30 Mayo de 1995 a efectos de facilitar el acceso físico a las viviendas y de eliminar las barreras arquitectónicas para los discapacitados, equipara al cónyuge a la persona que conviva permanentemente en análoga relación de afectividad. Arts. 138 y 139 del Reglamento Notarial, establece la incompatibilidad de los Notarios para ejercer en una misma población o para autorizar escrituras públicas a su favor. Ley Orgánica reguladora del procedimiento de habeas corpus de 1984 legitima a la persona unida por relación análoga de afectividad a incoar dicho procedimiento. Ley 40/2007 de 4 Dic de medidas en materia de seguridad Social, en la DA TERCERA donde se reconoce la pensión de 10 viudedad al que hubiera convivido ininterrumpidamente con el causante, durante al menos los 6 años anteriores al fallecimiento de éste. (ES POSIBLE QUE ESTE LISTADO ESTE DESACTUALIZADO O INCOMPLETO, OS ANIMO A QUE INCORPOREIS ALGUNO MÁS, QUE SEGURO QUE SE ME HAN ESCAPADO) B) EFECTOS PATRIMONIALES Caber partir en este punto de cuatro afirmaciones principales: Primera: que la situación de convivencia de hecho, es ante todo una situación personal que no tiene por qué tener necesariamente repercusiones patrimoniales. Es decir, que en principio hay que partir de la separación patrimonial. Segunda: que no existe ningún régimen económico típico de estas uniones, ni están sometidas a suerte alguna de régimen primario. Tercera: cualquier solución a la problemática patrimonial planteada por las uniones de hecho debe ser resuelta atendiendo, en primer lugar, a los pactos de los convivientes. Cuarta: que no todos los aspectos patrimoniales de las uniones de hecho dependen de los pactos entre los convivientes. Algunas consecuencias derivan del estatuto recogido en las leyes especiales o autonómicas. A pesar de ello, no son cuestiones incontrovertidas, por lo que distinguiremos en nuestro análisis: 1.- La posible aplicación de normas de régimen económico matrimonial primario a) Respecto del art. 1318 del Cc que prevé una “sujeción” de los bienes de los cónyuges al levantamiento de las cargas del matrimonio, y 11 completado con el art. 1438 Cc, supone una obligación de contribución de los cónyuges a esas cargas, a falta de convenio, en forma proporcional a sus respectivos recursos económicos. b) El art. 1319 Cc se ocupa de lo que se conoce como “potestad doméstica ordinaria”. Tratándose de una norma de protección del tráfico en atención a la confianza que suscita en los terceros la persona que celebra contratos para atender a las necesidades ordinarias de una familia, suele admitirse su aplicación analógica a las situaciones de convivencia siempre que ésta tenga un carácter ostensible o notorio. c) En cuanto a la exigencia de consentimiento del no titular para la disposición de los derechos sobre la vivienda habitual de la pareja y el ajuar de la misma (art. 1.320 Cc), dado lo excepcional de esta norma, no parece que pueda sostenerse una aplicación analógica de la misma, salvo en aquellas leyes autonómicas que así lo establezcan (VER CATALUÑA, POR EJEMPLO). En el supuesto de que la vivienda no sea de propiedad de uno de los convivientes, sino que la tenga arrendada, hay que tener en cuenta que los derechos de continuación en la posición de arrendatario, o de prestar su consentimiento a la no renovación o desistimiento, según el art. 12,4 de la LAU de 24 de Noviembre de 1.994, corresponden a la persona que hubiera venido conviviendo con el arrendatario durante, al menos, los dos años. 2.- Derecho a participar en los bienes o ganancias obtenidas por el conviviente. Una de las cuestiones clásicas que se plantean en torno a las uniones de hecho es la posibilidad de que al cesar la convivencia uno de los convivientes reclame una participación en los bienes adquiridos o en las ganancias obtenidas por su compañero mientras duró aquélla, en el caso más común en que no hubo ningún pacto expreso entre los convivientes al comenzar su relación o durante la misma. Para conseguir este efecto se ha acudido a los siguientes argumentos: 12 a) La aplicación analógica del régimen de la sociedad de gananciales.- Esta invocación tiene sentido precisamente en aquellos territorios en que el régimen legal supletorio es el de gananciales. Frente a esta pretensión la respuesta general ha sido negativa (así, STS 27 de Mayo de 1.998 y 22 de Enero de 2.001, de entre otras muchas). b) La idea de sociedad tácita o de comunidad tácita.- En cuya virtud los bienes obtenidos por cualquiera de ellos se irían comunicando (STS de 4 de Abril de 1.997). c) La doctrina de enriquecimiento injusto o el principio de equidad.-Hay que señalar que con este argumento ya no se pretende alcanzar una participación en las ganancias obtenidas por el conviviente por razón de la existencia de una relación familiar de hecho, sino por una razón general de justicia conmutativa, por lo que deberán concurrir los principios generales de derecho patrimonial. 3.- Los efectos patrimoniales de la extinción de la convivencia Al respecto, la doctrina parte de la idea de que la simple ruptura de una unión de hecho no es un acto ilícito o antijurídico, lo que en principio excluye la posibilidad de reclamar una indemnización del daño invocando el art. 1.902 Cc. Y ello por cuanto desde que comenzó la convivencia se asumió la libertad de ambas partes para poner fin a la misma en cualquier momento. Así las STS de 9 de Abril de 1979 y de 11 de Diciembre de 1992. La cuestión se ha centrado en la posible aplicación de los artículos 96 Cc (atribución del uso de la vivienda habitual al no titular) y 97 Cc (establecimiento de una pensión compensatoria), en los supuestos de crisis de la convivencia. Existiendo hijos, desde el principio se admitió la aplicación directa del artículo 96 Cc, cuando estos quedaban en compañía del conviviente no titular, por aplicación del principio de igualdad de los hijos con independencia de su filiación (en este sentido la STS 4 de Junio 1998). En defecto de hijos 13 observamos una evolución jurisprudencial: así la STS de 30 de Diciembre de 1.994 rechazó la aplicación analógica; en cambio, la STS de 16 de Diciembre de 1.996 admitió la aplicación analógica del artículo 96.3 Cc; y la STS de 10 de Marzo de 1.998, reconoce un derecho de uso de la vivienda familiar, invocando el principio general de protección al conviviente más débil o perjudicado por la ruptura, que se deduce de ésta y de otras normas (art. 10 CE -principio de dignidad de la persona-, art. 14 CE -principio de igualdad, art. 39 CE -principio de protección a la familia-, y el art. 16.1.b) LAU 29/1994 de 24 Noviembre). Parecida evolución se ha producido en relación a la pensión compensatoria del artículo 97 Cc, admitiéndose por STS 5 de Julio de 2.001, fundando su decisión directamente en la aplicación analógica del art. 97 Cc. 4.- Derechos patrimoniales en caso de muerte del conviviente. a) En el ámbito de la sucesión testamentaria se plantea fundamentalmente si existe a favor del supérstite algún derecho de legítima (se ha negado debido al carácter excepcional de la misma, que exige una interpretación estricta) y, por otro lado, si la disposición al conviviente por vía de institución hereditaria o de legado se ha de reputar como disposición a favor de un extraño. Es decir, ¿al conviviente more uxorio sólo se le puede beneficiar con el tercio de libre disposición o además con ese usufructo sobre el tercio de mejora? La respuesta más segura es la negativa, esto es sólo se podrá disponer del tercio de libre disposición, si bien hay que señalar que en la práctica las consecuencias quedan mitigadas por el posible establecimiento de cláusulas de opción compensatorias, admisibles a la luz del artículo 820.3 Cc. b) En cuanto a la sucesión intestada, en el momento presente no existe, en el Derecho Común, ninguna norma legal de la que resulte un llamamiento como sucesor abintestato a favor del conviviente de hecho. 14 c) Por último cabe plantearse la existencia de derechos que podrían encuadrarse en la categoría de las “mortis causa capiones”, es decir, derechos que nacen con ocasión de la defunción de uno de los miembros de la pareja pero que no tienen propiamente naturaleza sucesoria, sino más bien económico matrimonial, o, en este caso, “económico paramatrimonial”: - Así, se podría plantear la aplicación analógica del art. 1321 Cc. - El art. 16 de la LAU establece el derecho de subrogación mortis causa en la relación arrendaticia, a favor de la persona que hubiera venido conviviendo con el arrendatario, durante, al menos, los dos años anteriores al tiempo del fallecimiento, salvo que hubieran tenido descendencia común. d) Otra cuestión especialmente interesante y que ha merecido la atención de la jurisprudencia es la de si, en caso de accidente mortal de uno de los convivientes, tiene el supérstite derecho a percibir la posible indemnización que pueda ser debida por el responsable del accidente o la correspondiente compañía aseguradora. La STS de 1 de Julio de 1.999 consideró discriminatorio no equiparar el conviviente al cónyuge, a los efectos de percibir una ayuda pública por los daños que se derivaron de la muerte del otro en un atentado terrorista. e) En materia de pensiones de viudedad de la Seguridad Social, hay que tener en cuenta el criterio exclusivamente de derecho transitorio que sentó en su día la DAd 10ª.2 de la Ley de 7 de Julio de 1981, reconociendo el derecho a la pensión al conviviente supérstite que no hubiese podido contraer matrimonio por impedírselo la legislación vigente hasta esa fecha. f) Por último, recientemente se ha extendido la posibilidad de delegar la facultad de mejorar a favor del conviviente con el que se tenga descendencia común (Artículo 831), lo que parece sentar un criterio favorable a la extensión de estas normas a las parejas de hecho. 3.- EFECTOS JURÍDICOS RECONOCIDOS A LAS UNIONES DE HECHO EN LA NORMATIVA ANDALUZA. 15 La Ley 5/2002 de 16 de diciembre empieza como nosotros, intentando definir las parejas de hecho y lo hace en el art. 3, como "la unión de dos personas, con independencia de su opción sexual, a fin de convivir de forma estable, en una relación análoga a la conyugal". La norma andaluza deja en principio plena libertad de pactos a los miembros de la pareja de hecho para regular sus relaciones personales, imponiendo meros limites, obvios por otra parte, y en forma negativa no inscribiendo pactos que atenten contra los derechos fundamentales y libertades públicas de sus miembros; velando por el respecto a los derechos de los menores y permitiendo el acceso a las parejas de hecho el acceso a los procedimientos de acogimientos familiares simples o permanentes. (Como podéis ver pobre y obvia regulación, por otra parte acorde con nuestro escaso nivel de producción de normas civiles o en general de derecho privado, para lo que, en cualquier caso, dudo mucho que tuviéramos capacidad competencial constitucional). A nivel patrimonial ocurre lo mismo, en el art. 10 se recoge el principio de libertad de pactos que las parejas podrán establecer para regular el régimen económico, mientras la pareja subsista, incluso cuando finalice, pudiendo establecer compensaciones económicas si el cese de la convivencia produce un desequilibrio económico en uno de los convivientes, en términos similares al art. 97 Cc. No obstante lo anterior la LEY tiene, a mi juicio, un elemento positivo, en unos momentos en que hablamos de administrativizar el derecho privado, regulando relaciones hasta hoy dejadas a la autonomía de la voluntad, la norma andaluza desregulariza la pareja de hecho y deja al buen criterio de los convivientes el normativizar o no su relación. Este hecho hace que la labor del jurista alcance una gran importancia en el asesoramiento jurídico de estas situaciones, ya que el derecho patrimonial familiar es plenamente aplicable a estas parejas de hecho, las cuales podrán conformar su régimen económico con muchas más libertad que incluso las parejas 16 "casadas", las cuales, aunque gozan de la misma libertad, como veremos más tarde, tienen ya un corsé predefinido (régimen de gananciales) en el caso de no hacer ninguna determinación paccionada del mismo. En cuanto a la disolución de las parejas de hecho se contempla en el art. 12, en el que además de establecer los supuestos de disolución, establece la posibilidad (de nuevo) de establecer compensaciones económicas, "la inoponibilidad de los pactos de este articulo a terceros", establecimiento de la responsabilidad solidaria de los convivientes en relación con los gastos necesarios para el mantenimiento de la casa. Y por último en cuanto al derecho sucesorio, se limita a recoger el derecho a residir en la vivienda habitual durante un año desde el fallecimiento del otro conviviente (y propietario de la vivienda), sin perjuicio de la posibilidad de, vía testamentaria, incrementar el haber hereditario del sobreviviente. 17 SE PROPONE AL ALUMNO LA REFLEXION SOBRE EL SIGUIENTE SUPUESTO: Antonio F. P., mayor de edad, soltero, residente en Algeciras, con D.N.I. número 12.122.122-N, se encuentra hastiado de su vida en casa de sus padres y decide emprender una nueva en compañía de otra persona (ya que es de temperamento un poco miedoso). Se ha enterado de la existencia de unas viviendas de Protección Oficial, exclusivamente para parejas de hecho, a un precio muy asequible. En principio piensa en su hermana pequeña, pero una vez planteado el tema, sus padres le desaconsejan de forma rotunda esa unión. Por ello piensa en su antigua novia y sin embargo amiga Penélope B.B., también mayor de edad, pero que actualmente vive en Basaur, con sus padres, que tambien son pareja, pero en este caso de la Guardia Civil. Debidamente interrogada Penélope, también cansada de vivir en casa de sus padres, considera la posibilidad de unirse a Antonio, pero manifiesta que "no tiene un duro", por lo que no podrá colaborar en la compra de la casa. Antonio, no obstante este contratiempo, decide unirse a su antigua novia, y se persona en su despacho para intentar documentar esta relación y aclarar ciertas dudas. 1.- ¿ Porque sus padres se oponen tan tajantemente a la unión con su hermana?. 2.- ¿ Que ocurre si la casa la compra solo uno de lo convivientes?. 3.- ¿Que derechos tendría el no comprador?. 4.- ¿Es necesario "querer" a la conviviente?. 5.- Tendrían algún problema para adquirir esa vivienda protegida, caso de que algún no adjudicatario le denunciara por algún motivo. ¿Que 18 motivos se os ocurren? (pensad que defendeis en este punto a otro posible adjudicatario que quedo sin casa) 6.- ¿Que escenario se plantearía si esta pareja tiene hijos y posteriormente cesaran en la convivencia?. 7.- ¿Podría alguna persona ver su inscripción en el registro de parejas de hecho?. 8.- OTRAS CUESTIONES QUE SE OS OCURRAN Utiliza el modelo adjunto y redacta el documento de constitución de pareja de hecho. 19 20