Documento 44742

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Organista y compositor alemán del periodo barroco. Fue uno de los más grandes y productivos genios de la
música europea. Bach nació el 21 de marzo de 1685 en Eisenach, Turingia, en el seno de una familia que
durante siete generaciones dio origen, al menos, a 53 músicos de importancia, desde Veit Bach hasta
Wilhelm Friedrich Ernst Bach. Johann Sebastian recibió sus primeras lecciones musicales de su padre,
Johann Ambrosius, que era músico de la ciudad. A la muerte de su padre, se fue a vivir y estudiar con su
hermano mayor, Johann Christoph, por entonces organista de Ohrdruff.
En 1700 Bach comenzó a ganarse la vida como miembro del coro de la iglesia de San Miguel, en
Lüneburg. En 1703 pasó a ser violinista de la orquesta de cámara del prÃ−ncipe Johann Ernst de
Weimar, pero más tarde, ese mismo año, se fue a Arnstadt, donde se convirtió en organista de iglesia. En
octubre de 1705 Bach consiguió un mes de permiso para estudiar con Dietrich Buxtehude, renombrado
organista y compositor danés, aunque afincado en Alemania, quien por entonces se encontraba en
Lübeck y cuya música influyó enormemente en Bach. Esta visita le gustó tanto que prolongó su
estancia un mes más de lo acordado, lo que levantó crÃ−ticas por parte de las autoridades eclesiásticas,
que además se quejaban de las extravagantes florituras y armonÃ−as con las que acompañaba a la
congregación en sus cantos religiosos.
A pesar de todo, su arte ya era demasiado respetado como para que estas crÃ−ticas pudieran desembocar en
su despido. En 1707 se casó con MarÃ−a Bárbara Bach, prima segunda suya, y marchó a Mülhausen
como organista en la iglesia de San Blasius. Al año siguiente volvió a Weimar como organista y violinista
de la corte del duque Wilhelm Ernst. AllÃ− permaneció durante los siete años siguientes, y se convirtió
en concertino de la orquesta de la corte en 1714. En Weimar compuso unas 30 cantatas, incluida la conocida
cantata de funeral Gottes Zeit ist die allerbeste Zeit (El tiempo de Dios es el mejor), y también compuso
obras para órgano y clavicémbalo. Comenzó a viajar por Alemania como virtuoso del órgano y como
asesor de organeros. En 1717 Bach comenzó en un nuevo trabajo, que duró seis años, como maestro de
capilla y director de música de cámara en la corte del prÃ−ncipe Leopoldo de Anhalt-Köthen. Durante
este periodo escribió fundamentalmente música profana para conjuntos instrumentales e instrumentos
solistas. También compuso libros de música para su mujer e hijos, con el objeto de enseñarles la
técnica del teclado y el arte de la música en general. Estos libros incluyen el Clave bien temperado, las
Invenciones y el Pequeño libro de órgano. Un año después de que su primera mujer muriera en 1720,
Bach se casó con Ana Magdalena Wilcken, cantante e hija de un músico de la corte que le dio trece hijos,
además de los siete que habÃ−a tenido con su anterior mujer, y lo ayudó en la labor de copiar las partituras
de sus obras para los músicos que debÃ−an interpretarlas.
Bach se trasladó a Leipzig en 1723 y allÃ− permaneció el resto de sus dÃ−as. Su cargo de director musical
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y jefe de coro en la iglesia de Santo Tomás y en la escuela eclesiástica de Leipzig no le satisfacÃ−a por
diversas razones: tenÃ−a disputas continuas con los miembros del consejo municipal, y ni ellos ni el pueblo
apreciaban su talento musical. Lo veÃ−an como a un anciano estirado que se aferraba a formas obsoletas de
música. A pesar de ello, las 202 cantatas que nos han quedado de las 295 que compuso en Leipzig todavÃ−a
se siguen escuchando, mientras que música que entonces parecÃ−a novedosa ha quedado en el olvido. La
mayorÃ−a de las cantatas se inician con una sección de coro y orquesta, a ella sigue una alternancia de
recitativos y arias para voces solistas y acompañamiento, y concluyen con un coral basado en un simple
himno luterano La música está siempre muy ligada al texto, y lo ennoblece con su expresividad e
intensidad espiritual. Entre estas obras destacan la Cantata de la Ascensión y el Oratorio de Navidad,
formado este último por seis cantatas. Las Pasiones según san Juan y según san Mateo también están
escritas durante el periodo de su estancia en Leipzig, al igual que su magnÃ−fica Misa en si menor. Entre las
obras para teclado compuestas durante este periodo destacan las famosas Variaciones Goldberg, el segundo
libro del Clave bien temperado y el Arte de la fuga, magnÃ−fica demostración de su conocimiento
contrapuntÃ−stico, formada por 16 fugas y cuatro cánones, todos sustentados en el mismo tema. Bach
comenzó a quedarse ciego el último año de su vida, y murió el 28 de julio de 1750, después de
someterse a una fallida operación ocular.
Es una pasión oratórica de Johann Sebastian Bach. Presenta el sufrimiento y la muerte de Cristo según el
evangelio de San Mateo. Con una duración de más de dos horas y media (en algunas interpretaciones
incluso más de tres horas) es la obra más extensa del compositor. Es una obra central de la música
clásica europea.
La Pasión según Mateo consta de 2 grandes partes conformadas por 68 números. El texto del evangelio de
San Mateo, capÃ−tulos 26 y 27 es cantado literalmente por un evangelista y las personas de la trama (Cristo,
Judas, Pedro etc.) por los demás solistas. Alrededor del téxto bÃ−blico se agrupan coros, corales,
recitativos, y arias con la intención de interpretar el texto.
Tabla de contenidos
La segunda esposa de Bach, Ana Magdalena, confiesa en su Diario que su admirado
Sebastián -asÃ− le llamaba- fue la persona más sensible a los valores religiosos que conoció en su
vida, en la que pudo tratar a personas de alta espiritualidad. De esa profunda y sincera piedad
surgieron sus dos inigualables Pasiones: la Pasión según San Juan (1724) y la Pasión según San
Mateo (1729).
Este tipo de música debe ser oÃ−da y vivida en el contexto para el que fue compuesta: los
actos litúrgicos del Viernes Santo. Tuve el privilegio de experimentarlo por mÃ− mismo en una
tarde de Viernes Santo, en una iglesia evangélica de Munich. La Pasión según San Mateo fue
considerada como una oración de contemplación y de súplica. No hubo aplausos, sino profundo
silencio en todo momento, incluso durante el descanso. El añorado Karl Richter, con su los
espléndidos Coro y Orquesta Bach, dotó a cada uno de los 78 pasajes de la obra de su espÃ−ritu
propio, su tempo justo, su capacidad emotiva peculiar. Desde el sugestivo coro inicial, que crea
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un clima sombrÃ−o -presagio del drama inminente-, hasta el oleaje inmenso del emotivo coro
final, se desplegó ante nosotros este gran poema dramático, en el cual el pueblo fiel y cada uno
de los creyentes asumen activamente el magno acontecimiento de la Pasión.
Antes de iniciar el relato evangélico, Bach -secundado por el poeta Picander- nos
presenta una escena Ã−ntima, en la que un grupo de creyentes invita a otro a compartir el lamento:
“Venid, hijas, ayudadme a lamentarme...” Y dialogan, con afecto y zozobra a la vez: “Mirad. ¿A quién? - Al esposo. -Vedlo. -¿Cómo? -Como un cordero”. Un coro de niños se une aquÃ− a la
comitiva para subrayar la inocencia del Salvador con un melodÃ−a tradicional, bien conocida de
todos los fieles: “¡Oh cordero inocente...!” Los tres coros repiten, con insistencia barroca, sus
lamentos y sus diálogos para crear un ámbito de dolor contenido.
Una vez inmerso en la acción salvadora, el pueblo reacciona vivamente en los pasajes
más destacados. Cuando Jesús anuncia su muerte, el coro le pregunta con el acento entrañable
de los corales litúrgicos: “AmadÃ−simo Jesús, ¿qué has hecho para merecer semejante juicio?”.
Al anunciar el tenor que Jesús ha expirado, el coro -en nombre de cada uno de los fielesexclama
con un ritmo sereno y una armonÃ−a plácida: “Cuando yo tenga que partir, no te separes
de mÃ−...”. Ante los signos sobrecogedores que siguen a la muerte de Jesús, los presentes
proclaman, emocionados, su fe en Jesús: “¡Verdaderamente, à ste era el Hijo de Dios!”. En la
interpretación modélica de Karl Richter, esta frase la canta el coro muy lentamente, abriéndose e
intensificando el volumen, como si los cielos encapotados se rasgaran para llenarnos de luz y
hacernos patente la verdad de Jesús, su verdadera condición de MesÃ−as. Sentimos el efecto de
una revelación, de una realidad que estaba oculta entre nosotros y de súbito se nos muestra de
forma deslumbradora.
Las hostiles intervenciones de los adversarios de Jesús herÃ−an sin duda la exquisita
sensibilidad religiosa de Bach, pero éste las envuelve con el halo transfigurador de la belleza,
que lo eleva todo. Incluso la palabra “Barrabás”, pronunciada por el pueblo exaltado como una
sentencia de muerte contra el Salvador, adquiere en los espacios interiores de Juan Sebastián un
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aire solemne que se traduce en un acorde sobrecogedor.
La benevolencia de este ferviente cristiano que fue Bach consiguió mostrar el
arrepentimiento de Pedro con una expresividad altÃ−sima en el Aria “Erbarme dich”
(Compadécete, Señor), que nos habla por igual de la hondura del amor del apóstol a Jesús y de
la inmensa belleza que late en toda opción por un nuevo comienzo.
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La PASIÃ N SEGÃ N SAN MATEO,
de Juan Sebastián Bach (1685-1750),
una experiencia estética y religiosa decisiva
Alfonso López Quintás
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