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CORTE DE APELACIONES SANTIAGO
Santiago, quince de junio de dos mil diez .
Sala: Séptima
Rol Corte: Reforma procesal penal-650-2010
Ruc: 0801180575-3
Rit : O-215-2009
Juzgado: 4º TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL DE
SANTIAGO
Integrantes: Ministro señor Raúl Héctor Rocha Pérez, Ministro señor Mario
Carroza Espinosa, Abogado señor Angel Cruchaga Gandarillas.
Relator: CAROLINA TAEKO MONTECINOS FABIO
Digitador (a):
Fiscal:
Defensor:
N° registro de Audiencia:
Imputado:
Motivo:
Materia:
Santiago, quince de junio de dos mil diez.
VISTOS:
En causa RIT N°215-2009, del Cuarto Tribunal de Juicio Oral en lo
Penal de Santiago se dictó, el dos de enero de dos mil diez, sentencia
definitiva que absolvió a los acusados Luis Vicente Ajenjo Isasi, Eduardo
Antonio Castillo Aguirre y Patricio Nicolás de Gregorio Rebeco, como
autores de delitos reiterados de fraude al fisco o de malversación de caudales
públicos, condenando en costas a los acusadores.
En contra de la sentencia precedentemente singularizada, el Ministerio
Público dedujo recurso de nulidad fundado en que el fallo en comento
incurriría en la causal contemplada en el artículo 374 letra e), en relación con
la letra c) del artículo 342, por estimar que no cumpliría con los requisitos del
artículo 297, todos del Código Procesal Penal, en atención a los argumentos
que latamente expone.
Por su parte, el Consejo de Defensa del Estado, interpuso recurso de
nulidad en contra de la singularizada sentencia invocando como causales las
previstas en el artículo 373 letra b) por estimar, que en su pronunciamiento, se
ha hecho una errónea aplicación del derecho que ha influido sustancialmente
en lo dispositivo del fallo, y la establecida en la letra e) del artículo 374 toda
vez que éste carece de la adecuada fundamentación requerida en el artículo
342, artículos todos del Código Procesal Penal.
En tanto, la querellante particular dedujo recurso de nulidad que se
sustenta en las causales conjuntas contempladas en el artículo 373 letra b) y
374 letra e), ambos del cuerpo legal antes citado.
Con fecha veinticinco de marzo del año en curso la Excma. Corte
Suprema resolvió, por no existir, en la especie, la hipótesis que le otorga
competencia para conocer del recurso de nulidad intentado por el Consejo de
Defensa del Estado, que los antecedentes pasaran a la Corte de Apelaciones de
Santiago, a fin de que, si los estima admisibles, conozca y falle los recursos de
nulidad interpuestos por el Ministerio Público, por el Consejo de Defensa del
Estado y por la querellante particular.
Recepcionados los antecedentes por esta Corte y declarada la
admisibilidad de las causales deducidas, se procedió a la vista de los recurso
en las audiencias públicas de los días 25 y 26 de mayo de 2010, con la
asistencia del representante del Ministerio Público, del Consejo de Defensa
del Estado y de la querellante particular, procediéndose
a escuchar los
alegatos de los abogados comparecientes.
Los intervinientes hicieron uso de su derecho a réplica.
Se escucharon los audios ofrecidos, en parte de prueba, por el Consejo
de Defensa del Estado en los términos señalados en el segundo apartado de su
escrito por medio del cual interpuso su recurso de nulidad.
Concluidos el debate, se citó a los intervinientes para la lectura del fallo
acordado a la audiencia del día 15 de junio en curso, antes de las causas
agregadas.
CON LO RELACIONADO Y OIDOS LOS INTERVINIENTES:
1°) Que, a través de los recursos de nulidad deducido en estos
antecedentes, se pretende por el Ministerio Público, el Consejo de Defensa del
Estado y la querellante particular la invalidación de la sentencia de dos de
enero del año en curso dictada por el Cuarto Tribunal de Juicio Oral en lo
Penal de Santiago, por la que absolvió a los imputados Luis Vicente Ajenjo
Isasi, Eduardo Antonio Castillo Aguirre
y Patricio Nicolás de Gregorio
Rebeco de la acusación deducida en su contra como autores de los delitos
reiterados de fraude al fisco o de malversación de caudales públicos,
condenando en costas a los acusadores, así como también del juicio oral en
que se dictó el singularizad fallo, con el objeto de que el tribunal no
inhabilitado que corresponda disponga la realización de un nuevo juicio.
2°) Que, cabe tener presente, que el recurso de nulidad reglado en el
estatuto procesal penal ha sido instituido por el legislador para invalidar el
juicio y la sentencia definitiva, o solamente ésta, cuando concurren las
causales expresamente señaladas en la ley, respecto de errores que son capaces
de generar una nulidad y que influyan en la parte dispositiva de la sentencia
recurrida.
3°) Que los errores susceptibles de nulidad están indicados
taxativamente en los artículos 373 y 374, ambos del Código Procesal Penal, y
dicen relación con la infracción de normas jurídicas.
4°) Que, el Ministerio Público ha fundado su recurso invocando la
causal prevista en la letra e) del artículo 374, en relación con el artículo 342
letra c), por estimar que la sentencia impugnada no cumpliría con los
requisitos establecidos en el artículo 297, todos del Código Procesal Penal.
Hace presente, en lo pertinente –después de una lata exposición de los
hechos materia del juicio oral-, que el fallo en estudio habría omitido exponer
en forma clara, lógica y completa la valorización de los medios de prueba que
fundamentan sus conclusiones de hecho, violentando lo dispuesto en el
artículo 297 del Código Procesal Penal al contradecir los principios de la
lógica y de las máximas de la experiencia, no indicar las razones para la
“desestimación de determinados medios, preterid otros, y en definitiva no
permitir la reproducción del razonamiento que lleva” al tribunal a absolver a
los acusados.
Agrega que, atendida la multiplicidad de infracciones incurridas en el
fallo en comento, con el objeto de ordenarlas, las precisa señalando: a) las
incurridas con la sentencia en estudio “al no hacerse cargo en su
fundamentación de prueba producida durante la audiencia y omitir
fundamentar o exponer las razones de desestimación de otra”; b) “al razonar
vulnerando los principios de la lógica y máximas de la experiencia” y c)”la ser
no ser suficiente en la fundamentación de la valorización de la prueba, no
permitiendo así la reproducción del razonamiento utilizado para alcanzar sus
conclusiones”.
Añade, en lo pertinente, en atención a las diversas alegaciones que
extensamente señala –de acuerdo a los hechos que singulariza del “primero” al
“décimo”-, que en el fallo referido en la fundamentación de la prueba
producida no se habría hecho cargo de la lectura de la declaración prestada
ante la Fiscalía por el testigo Claudio Carreño Rosales, como asimismo no se
habría valorado el testimonio de Jaime
Contreras
Luengo, no existiría
fundamentación del porque se desechó el relato de Rolf Heller Ihle prestado
ante la Fiscalía y que fue incorporado al juicio como prueba, mediante lectura
de conformidad con lo regulado por el artículo 332 del Código Procesal Penal,
ausencia de valorización de los testimonios de Guillermo Morgan y José
Lagos, omisión de fundamentación de las razones que se desestimó parte de la
prueba rendida, faltas al principio de las máximas de la experiencia respecto a
los correos electrónicos invocados e incorporados por la Fiscalía
correspondientes a las comunicaciones entre Guillermo Morgan Argandoña
con los acusados Ajenjo Isasi y De Gregorio Rebeco, faltas graves a los
principios de la lógica y falta de valorización de la prueba rendida para
establecer la existencia de trabajos del imputado De Gregorio Rebeco como
asimismo, para establecer la regularidad del pago invocado e insuficiente
valorización de la prueba rendida impidiendo, consecuencialmente, la
reproducción del razonamiento utilizado por el tribunal para alcanzar sus
conclusiones.
Precisa que la falta de valorización de las pruebas de cargo y la
contradicción de los principios de la lógica y de las máximas de la experiencia
en la apreciación de la prueba, referidos a los hechos que latamente puntualiza
–que según su concepto son constitutivos de delitos reiterados de fraude al
Fisco, ilícito previsto y sancionado por el artículo 239 del Código Penal- han
impedido que éstos lograrán ser acreditados y, consecuencialmente, que los
responsables sean sancionados, señalando que respecto al hecho consignado
como décimo impide la reproducción del razonamiento utilizado para alcanzar
las conclusiones de la sentencia.
5°) Que, como cuestión previa al pronunciamiento de la causal de
nulidad absoluta antes referida, cabe tener presente que para que un recurso
fundado en ésta pueda prosperar es necesario, a juicio de esta Corte, que el
defecto o infracción que se reprocha a la sentencia impugnada sea
trascendente, de gran importancia o gravedad y determinante en la decisión
contenida en ésta, ya que al referirse el artículo 375 a aquellos defectos no
esenciales señala, expresamente, que no causan nulidad los errores de la
sentencia recurrida que no influyeren en su parte dispositiva, consagrando de
este modo el principio de trascendencia, que de acuerdo a la doctrina gobierna
todo recurso de nulidad.
6°) Que la recurrente, al deducir el recurso de nulidad fundado en la
causal en estudio, ha señalado diversas circunstancias, que en síntesis, se han
consignado en el motivo 4° precedentemente, que se refieren a pruebas
omitidas, o falta de valorización de las pruebas de cargo como, asimismo, a la
contradicción de los principios de la lógica y de las máximas de la experiencia
en su apreciación, pero no es posible inferir de dichos antecedentes que sean
trascendentes para inculpar a los acusados o alterar, de alguna manera, lo
decisorio del fallo, por lo que no es posible atribuir a las infracciones
denunciadas la relevancia necesaria para configurar la causal esgrimida y
justificar la anulación del juicio.
7°) Que examinada la sentencia recurrida, esta Corte estima que ésta
cumple suficientemente, contrariamente a lo estimado por el Ministerio
Público, con la exigencia del contenido que establece el artículo 342 letra c)
del Código Procesal Penal, por cuanto la misma explicita con suficiente
inteligencia los hechos del juicio y relaciona latamente la prueba rendida que
sirvió de base a su decisión absolutoria, no siendo efectivo que el fallo
impugnado carezca de una ponderación lógica de dicha prueba o que
contradiga las máximas de la experiencia y los conocimientos científicamente
afianzados.
8°) Que, sin perjuicio de lo anterior, cabe tener presente, como lo ha
señalado la Excma. Corte Suprema –voto disidente del señor Ministro don
Milton Juica Arancibia en los autos sobre nulidad Rol N° 1743-2003- “el
grado de exigencia en cuanto a los requisitos de la sentencia definitiva …,
necesariamente deberá ser distinto según sea la decisión de condena o
absolución que se adopte” añadiendo, en lo pertinente “que lo anterior no
significa desmerecer la exigencia de fundamentación de las sentencias que
exigen los artículos 36, 297 y 342 del Código Procesal Penal, que sigue
siendo básica para que la sociedad comprenda las razones contenidas en las
decisiones jurisdiccionales”.
9°) Que, la facultad del tribunal de la instancia en la formación de su
propia convicción no puede quedar circunscrita a un ámbito menor que la
fijada en la controversia, de modo que el ente acusador como la defensa han
podido poner en su conocimiento una verdad comprobable que impone a los
jueces la labor ineludible de calificar si la misma se transforma en una verdad
procesalmente probada y, es en uso de esa facultad exclusiva de apreciación
de la prueba, que el tribunal a quo procedió a su ponderación, utilizando los
parámetros establecidos en el artículo 297 en relación con el 340, ambos del
Código Procesal Penal.
10°) Que, no debe olvidarse que el legislador otorga a los jueces plena
libertad respecto de la valoración de la prueba, y no resulta posible que a
través del recurso de nulidad se discuta la apreciación que ellos, de manera
libre, han efectuado, y sólo le compete a la Corte revisar si el fallo ha
cumplido o no con los requisitos formales. La sentencia atacada cumple, sin
merecer reproche, con tales circunstancias. Sus argumentos pueden no ser
convincentes para los recurrentes, pero eso no los invalida.
Basta la lectura del recurso de nulidad deducido por el Ministerio
Público para percatarse que lo que se impugna es la valoración de la prueba
existente en los antecedentes realizada por el fallo; como tal valoración no es
la deseada por quien recurre, se señala que ésta no se ajusta a los límites de las
normas procesales que se invocan.
11°) Que debe tenerse presente, ratificando lo antes expuesto, que el
actual Código Procesal Penal ha entregado al tribunal de la causa, con
exclusividad y libertad, la valoración de la prueba rendida y la convicción que
de ella deriva, -en abierta y franca discrepancia con el sistema probatorio
tasado del sistema inquisitivo-, según se infiere de los artículos 297 y 340 del
señalado cuerpo legal –que sólo reconoce como límites los principios de la
lógica, las máximas de la experiencia y los conocimientos científicamente
afianzados- criterios de los cuales, a juicio de esta Corte, no se ha apartado la
sentencia en estudio, evaluación que no resulta revisable, como tampoco la
convicción adquirida, por la vía del presente recurso de nulidad, puesto que
constituye la esencia de la función jurisdiccional entregada al tribunal a quo, y
no una cuestión de forma de su dictamen.
12°) Que, sin perjuicio de lo razonado precedentemente cabe hacerse
cargo, en particular, de dos afirmaciones formuladas en el recurso de nulidad
interpuesto por el Ministerio Público y que dice relación con el la ausencia de
valoración del testimonio de Jaime Contreras Luengo y la no valoración de la
prueba generada en el juicio oral a partir de la norma contemplada en el
artículo 332 del Código Procesal Penal;
13°) Que, respecto de la primera afirmación, ha de señalarse que,
efectivamente, la declaración del testigo Contreras Luengo se encuentra
plenamente recogida en el fundamento noveno del fallo que se revisa,
cumpliéndose con ello un requisito formal en la especie, señalar cuál ha sido
la prueba rendida en el juicio, testimonio que no sólo ha sido valorado
individualmente, sino que contextualizado con otras pruebas rendidas en el
juicio, contextualización que se ve reflejada en los fundamentos catorce al
veintiocho, en los cuales sus declaraciones han sido contrastadas las de otros
testigos, v.gr. Parada, Colque, Ortíz y Henríquez, con lo cual la afirmación del
Ministerio Público queda desvirtuada.
Lo anterior adquiere importancia a la luz de la exigencia Constitucional
y legal de fundamentación de las resoluciones judiciales, exigencia que no se
cumple, como o sostiene el Ministerio Público con la sola mención de la
prueba en un fundamento preciso, sino que a la luz de lo que es la ponderación
de la misma, a través de las otras rendidas en el juicio, pues justamente el
proceso de fundamentación supone el describir un proceso de convicción
apegado a las normas que el sistema ha contemplado como el razonable y que
en definitiva constituirán el sistema de valoración;
14°) Que en lo que respecta a la supuesta infracción generada en virtud
de la no valoración de la prueba rendida en el juicio oral, en virtud del artículo
332 del Código Procesal Penal no cabe sino que rechazar de plano dicho
aserto.
Resulta un principio indiscutido que lo que ha de ser valorado por los
jueces es la prueba rendida en el juicio, existiendo sólo ciertas y precisas
excepciones como lo son las del artículo 332 del Código Procesal Penal.
En este contexto como primera cosa ha de identificarse adecuadamente
cual es el contenido del artículo 332 del cuerpo legal ya citado.
Dicha norma establece que “sólo una vez que el acusado o el testigo
hubieren prestado declaración, se podrá leer en el interrogatorio parte o partes
de sus declaraciones anteriores prestadas ante el fiscal, el abogado asistente
del fiscal, en su caso, o el juez de garantía, cuando fuere necesario para ayudar
la memoria del respectivo acusado o testigo, para demostrar o superar
contradicciones o para solicitar las aclaraciones pertinentes. Con los mismos
objetivos, se podrá leer durante la declaración de un perito partes del informe
que él hubiere elaborado”.
De la lectura de la norma es posible identificar un doble aspecto, por un
lado constituye una norma de litigación puesta al servicio de la parte para que
ésta desarrolle un adecuado interrogatorio a la luz de lo que ella estima más
adecuado para su teoría del caso y demostración de la misma a través de la
prueba que rinde.
Pero, al mismo tiempo, dicha norma tiene una segunda fase, asociada al
objetiva de la misma, cual es que constituye una instrucción para el
sentenciador en cuanto a que frente a situaciones complejas y contradictorias
debe instar por la su superación de la misma, es decir, la instrucción del
legislador es que enfrentado a ese tipo de situaciones el resultado sea producto
de un proceso de valoración ponderado y no una simple suma cero.
Es
decir,
frente
a
una
manifiesta
contradicción,
generada
probatoriamente en virtud del uso de la facultad del artículo 332 del Código
Procesal Penal, el sentenciador no puede simplemente anular el valor
probatorio de dicha prueba como única vía de solución o sin dar mayores
explicaciones que la simple contradicción, y no puede hacerlo por un
problema de lógica, pues la resolución de la contradicción siempre importa
adoptar una decisión, decisión que por cierto no puede ser tomada en virtud
del mismo elemento que se está valorando, pues ahí el resultado siempre será
cero.
En definitiva, la opción debe ser tomada a la luz de los demás elementos
probatorios que se hayan rendido en el juicio y lejos de los deseos de las
partes, cuestión que no necesariamente importa no anular el valor probatorio,
pero si ese es el resultado, que lo sea a la luz de otras pruebas.
En el caso en concreto el valor probatorio asignado por el tribunal de la
instancia a la declaración formulada por el testigo Heller Ilhe en la audiencia
de juicio no fue tomada en sí misma, como producto de su contradicción, sino
que a la luz de la ponderación de la demás prueba rendida en el juicio, razón
por la cual estos sentenciadores no ven infracción alguna que conlleve a la
anulación del fallo.
15°) Que, a mayor abundamiento, cabe tener presente lo señalado por
don Andrés Rieutord Alvarado en su libro “El Recurso de Nulidad en el
Nuevo Proceso Penal” –Editorial Jurídica de Chile, edición julio 2007, página
68”-
que si “bien el inciso segundo del artículo 297 señala que el tribunal
deberá hacerse cargo en su fundamentación de toda la prueba producida,
incluso de aquella que hubiere desestimado no coloca a esta labor intelectiva
como parte del proceso de valorización fundante de la decisión contenida en la
sentencia, sino más bien como un requisito formal de explicitación de la
prueba rendida” ya que “la exigencia legal radica en la necesidad de
identificar, para los efectos de valorización, sólo los medios de prueba
mediante los cuales se dieron por acreditados cada uno de los hechos y
circunstancias que se dieron por probados”, por lo que, “aquellos hechos y
circunstancias que no resultaron acreditados así como la prueba que se
presentó respecto de ellos, no necesitan necesariamente ser expresados en el
fallo, situación que… no debiera causar la nulidad del juicio y la sentencia.
16°) Que, atendido lo razonado en los basamentos precedentes,
corresponde desestimar la pretensión del Ministerio Público consignada en la
conclusión de lo principal de su escrito de nulidad.
17°) Que, en mérito de lo razonado y concluido en los considerandos
pertinentes que anteceden, es dable inferir que no puede prosperar el recurso
de nulidad deducido por el Ministerio Público.
18°) Que el Consejo de Defensa del Estado, por su parte, ha interpuesto
también recurso de nulidad en contra del fallo en estudio invocando como
causales las previstas en el artículo 373 letra b), fundando en que en su
pronunciamiento se ha hecho una errónea aplicación del derecho que ha
influido sustancialmente en lo dispositivo de la sentencia, y la establecida en
la letra e) del artículo 374 por estimar que carecería
de la adecuada
fundamentación en los términos establecidos en el artículo 342, disposiciones
todas del ramo procesal penal correspondiente.
19°) Que fundamentando la primera causal invocada –el Consejo de
Defensa del Estado- expone que en la dictación de la sentencia impugnada se
ha incurrido en una errónea aplicación del derecho, que ha influido
sustancialmente en lo dispositivo, en la especie, respecto del tipo penal
contenido en el artículo 233 del “Código Procesal Penal”, estos es, del delito
de malversación de caudales públicos infringiendo, además, los artículos 1,14
N° 1, 15 N° 1, 28, 29, 50 y 68, todo del Código Penal, así como el artículo 19
del Código Civil.
Añade, que al absolver a los acusados se habría dejado de aplicar el
artículo 233 del Código Penal, ya que se habría efectuado una interpretación
restrictiva del elemento típico “tener los caudales a cargo”, exigiendo una
relación entre el sujeto activo y caudales público – objeto material- que sólo
admitiría la concurrencia del tipo en el caso de los cajeros o en las hipótesis en
que existe una relación directa, material e inmediata con los fondos a su cargo.
Se agrega, en atención a las alegaciones que se consignan, que la forma
errada que el artículo 233 del Código Penal es entendido por
los
sentenciadores conduce a que se desestime la imputación que los acusados
Castillo Aguirre y Ajenjo Isasi “tenían la custodia, cuidado y administración
de los fondos con que se remuneró a Patricio de Gregorio y
consecuencialmente se los haya absuelto...”
Se hace presente que los “errores de derecho denunciados han traído
como consecuencia la infracción de otras normas penales, por falta de
aplicación, en la especie, los artículos 1°, 14 N° 1 y 15 N° 1, 28 29, 50 y 68
del Código Penal, pues no se le consideró autores de ilícito alguno ni se le
aplicó la pena prevista en el tipo en conformidad a las reglas correspondientes
de nuestro texto punitivo.
Se concluye, señalando que la errónea aplicación del derecho invocada
incide sustancialmente en lo dispositivo de la sentencia impugnada, puesto
que de no haberse incurrido en los errores denunciados se habría arribado
necesariamente a una decisión condenatoria.
20°) Que, al respecto, cabe precisar que es procedente la declaración de
nulidad por la causal antes señalada cuando, en el pronunciamiento de la
sentencia, se hubiere hecho una errónea aplicación del derecho que haya
influido sustancialmente en lo dispositivo del fallo impugnado, por lo que
corresponde, en la especie, determinar si en los hechos establecidos por el
tribunal de la instancia concurren los elementos de tipicidad descritos en el
Código Penal respecto del delito previsto en el artículo 233 de dicho cuerpo
legal.
21°) Que, sin perjuicio de lo que se dirá y concluirá en los
considerandos siguientes respecto de la causal antes señalada, corresponde
tener presente que siendo el recurso de nulidad reglado en el estatuto procesal
penal de derecho estricto, en el escrito que se interponga, debe consignarse los
argumentos acorde con dicho carácter, fundando la causal en comento en
argumentos jurídicos, siendo el único motivo de nulidad que debe invocarse y
que, en definitiva, discutirse, con desapego total de los fundamentos fácticos
que pudieran concurrir.
22°) Que, atendido lo consignado, en lo pertinente, en los motivos
vigésimo séptimo, vigésimo octavo, vigésimo noveno y trigésimo es dable
concluir, a juicio de esta Corte, que el Tribunal de Juicio Oral en lo Penal ha
hecho una acertada aplicación del derecho, al tenor de lo establecido en el
artículo 340 del Código Procesal Penal, ya que de los antecedentes de la
investigación es posible formarse la convicción, más allá de toda duda
razonable, que los hechos acreditados, contrariamente a lo sostenido por el
recurrente –Consejo de Defensa del Estado-, no constituyen el ilícito previsto
en el artículo 233 del Código Penal, materia de la acusación y,
consecuencialmente, se dictó sentencia absolutoria a favor de los imputados.
23°) Que, atendido lo razonado en los basamentos precedentes
corresponde desestimar la concurrencia de la primera causal de nulidad
invocada por el Consejo de Defensa del Estado y, consiguientemente, deberá
rechazarse.
24°) Que, además, se ha deducido recurso de nulidad por el Consejo de
Defensa del Estado invocando la causal establecida en la letra e) del artículo
374, en relación con el 342 letra c) y 297 del Código Procesal Penal.
Hace presente que la sentencia impugnada no aparecería fundada en los
términos exigidos por el legislador, pues al valorar los medios de prueba su
decisión absolutoria entra en contradicción con los principios de la lógica y las
máximas de la experiencia, lo que redundaría en que a su respecto carecería de
una debida fundamentación.
A continuación, latamente, siguiendo, según señala, el esquema del fallo
impugnado enuncia las proposiciones fácticas fundamentales que la sentencia
rechaza y los hechos que ésta
tiene por establecido, enunciando, según
estima, como los sentenciadores valoran la prueba rendida en forma
contradictoria con las reglas de la
lógica y máximas de la experiencia,
resaltando que el “tribunal requiere adquirir certeza, basado en la prueba que
se rinde en el juicio para que le sea posible superar la barrera de la presunción
de inocencia, y en consecuencia si la prueba directa es contradictoria y la
indiciaria, no conduce a una conclusión única, no es posible aceptar como
válida la tesis de la instrucción o de la recomendación tácita”.
25°) Que la querellante particular, en tanto, interpuso recurso de
nulidad que se sustenta en las causales conjuntas contempladas en el artículo
373 letra b) y 374 letra e) en relación con el artículo 297, todos del Código
Procesal Penal, señalando, para fundamentar la primera, una lata enunciación
de diferentes circunstancias fácticas consignadas en la sentencia impugnada,
estimando que al no realizarse en ésta “un análisis exhaustivo del tipo penal de
fraude al fisco, y específicamente al elemento del dolo ha cometido un error
de derecho que ha influido sustancialmente en lo dispositivo del fallo” y, en
cuando a la segunda causal, estima que el fallo en estudio ha incurrido en una
doble omisión: “a) por faltarse a las reglas de la debida dictación y
fundamentación de la sentencia” y “b) por faltarse a la plena observancia de
reglas de la valorización de los medios de prueba”.
Agrega que la decisión del tribunal
a quo al dictar la sentencia
impugnada “carece de consideraciones sobre las regla de la lógica de las
cosas, o de las máximas de la experiencia, fundando la decisión de absolución
de los acusados en razones contradictorias infringiendo… las reglas regulares
de la prueba en el establecimiento, erróneo de los acontecimientos nucleares
del juicio y del hecho típico reiterado imputado a los acusados en calidad de
autores”.
Añade que los “sentenciadores incurren en error de motivación, lo que
se debe a la falta de valorización de medios de prueba, dado que en” el fallo
“se omiten señalar aquellos que se permitirían dar por acreditados los sucesos
de relevancia para la adecuación típica de la conducta atribuida a los
acusados”.
Hace presente que en la ponderación de la prueba, entre lo expuesto en
el fallo y lo obrado en el juicio, existiría contravención con los principios de
la lógica, de las máximas de la experiencia o de los conocimientos
científicamente afianzados.
26°) Que, en relación a la causal de nulidad interpuesta por la
querellante particular sustentada en el artículos 373 letra b) del Código
Procesal Penal –que se da cuenta en el basamento que antecede-, atendido el
mérito de las razones expuestas por el recurrente y, por economía procesal, se
tienen por reproducido, en lo pertinente, los fundamentos consignados en los
basamentos
20°, 21° y
22° que anteceden y, consecuencialmente,
corresponde desestimar la concurrencia de la causal de nulidad antes citadas
invocada por el referido querellante, en atención a lo cual se rechazará.
27°) Que en cuanto a la causal de nulidad invocada por el Consejo de
Defensa del Estado y por el querellante particular fundada en la letra e) del
artículo 374 en relación con el 342 letra c) y 297, todos del Código Procesal
Penal, que se consignan en los motivos 24° y 25° de este fallo, atendido los
fundamentos expuestos por los recurrentes y también por economía procesal,
cabe tener por reproducido, en lo pertinente, lo consignado analizando similar
causal interpuesta por el Ministerio Público- según consta en el considerando
4°- en los basamentos 5° al 15° y, desestimar la pretensión de los señalados
recurrentes de estimar que en la especie concurre la referida causal, en mérito
de la cual, se rechazará el recurso de nulidad fundado en ésta.
28°) Que en nada altera lo resuelto en los considerandos 23° y 27°,
respecto del recurrente Consejo Defensa del Estado, atendido su mérito, los
audios, acompañados en parte de prueba escuchados en la audiencia pública
del día 26 de mayo del año en curso.
29°) Que, en mérito de lo razonado y concluido en los motivos que
anteceden se concluye que no pueden prosperar los recursos de nulidad
impetrados por el Ministerio Público, Consejo de Defensa del Estado y por la
querellante particular y, por consiguiente, deberán rechazarse.
Por estos fundamentos y lo dispuesto, además, en los artículos 352,
358, 360, 372, 376, 378, 384 y 399 del Código Procesal Penal, se rechazan
los recursos de nulidad interpuestos por el Ministerio Público, por el Consejo
de Defensa del Estado y por la querellante particular en contra de la sentencia
dictada por el Cuarto Juzgado de Juicio Oral en lo Penal de Santiago, de dos
de enero de dos mil diez, RIT N° 215-2009, la cual, por consiguiente, no es
nula.
Acordado con el voto en contra del Abogado Integrante señor
Cruchaga, quien estuvo por acoger el recurso de nulidad del Ministerio
Público y, consecuentemente, anular la sentencia dictada por el Cuarto
Tribunal Oral en lo Penal de Santiago con fecha 2 de enero del presente año,
como así también el juicio en que esta recayera, en atención a los siguientes
fundamentos:
PRIMERO: Que, como se señaló con anterioridad, el Ministerio
Público funda su recurso en la causal que contempla el artículo 374 letra e) del
Código Procesal Penal, en relación a los artículos 342 letra c) y 297 del mismo
texto legal.
Tal como se lee en la primera disposición citada, el juicio y la sentencia
serán siempre anulados:…letra e) cuando, en la sentencia, se hubiere omitido
alguno de los requisitos previstos por el artículo 342, letras c), d) o e).
Por su parte, el artículo 342, norma que invoca el recurrente, expresa en
su encabezado: La sentencia definitiva contendrá…. para luego, en su letra c)
señalar: “La exposición clara, lógica y completa de cada uno de los hechos y
circunstancias que se dieren por probados, fueren ellos favorables o
desfavorables al acusado, y de la valoración de los medios de prueba que
fundamenten dichas conclusiones de acuerdo a lo dispuesto en el artículo
297”.
Finalmente, esta última norma, (artículo 297 del Código Procesal
Penal), ordena: “Los tribunales apreciaran la prueba con libertad, pero
no podrán contradecir los principios de la lógica, las máximas de
experiencia y los conocimientos científicamente afianzados.
El tribunal deberá hacerse cargo en su fundamentación de toda la
prueba producida, incluso aquella que hubiere desestimado, indicando en
tal caso las razones que hubiere tenido en cuenta para hacerlo.
La valoración de la prueba en la sentencia requerirá el
señalamiento del o de los medios de prueba mediante los cuales se dieren
por acreditados cada uno de los hechos y circunstancias que se dieren por
probados. Esta fundamentación deberá permitir la reproducción del
razonamiento utilizado para alcanzar las conclusiones a que llegare la
sentencia”.
SEGUNDO: Que, a las normas transcritas debe sumarse de inmediato
el artículo 36 del Código Procesal Penal que establece la obligación para el
Tribunal de fundamentar sus resoluciones. Dicha norma agrega en su inciso
final, “La simple relación de los documentos del procedimiento o la
mención de los medios de prueba o solicitudes de los intervinientes no
sustituirá en caso alguno a la fundamentación”.
TERCERO: Que, de las normas transcritas se observa, de inmediato,
que el mandato enérgico del inciso primero del artículo 297 del Código
Procesal Penal, “Los tribunales apreciarán la prueba con libertad”, a
renglón seguido, la misma norma lo limita: “pero no podrán contradecir...”,
simple pero eficaz freno a la errónea aplicación del principio valorativo de la
libre convicción que al decir de la
profesora española Marina Gascón
Abellan, (La Prueba Judicial: Valoración Racional y Motivación), constituye
“una especie de momento íntimo o místico capaz de suplantar a las pruebas o
cuando menos, de permitir su ponderación discrecional y no discutible”.
CUARTO: Que, tal como sostiene la autora señalada, “la valoración de
las pruebas es el juicio de aceptabilidad de las informaciones aportadas al
proceso a través de los medios de prueba. Más exactamente, valorar consiste
en evaluar si esas afirmaciones (en rigor, hipótesis) pueden aceptarse como
verdaderas”.
Que en ese orden de materias, al decir del profesor italiano Michele
Tarufo, (Algunos comentarios sobre la valoración de la prueba), queda
excluido -en el plano teórico general- que la discrecionalidad de la valoración
que el juez realiza acerca de la credibilidad y la eficacia de la prueba
coincidan necesariamente con un arbitrio subjetivo, irracional e incontrolable.
En el caso chileno, para evitar dicha discrecionalidad irracional e
incontrolable el legislador ha dado claras pautas de cómo debe realizarse la
referida valoración: En primer lugar, el tribunal debe hacerse cargo de toda la
prueba producida; y, en segundo lugar, deben
razonamiento por el camino
los jueces dirigir su
de la lógica apoyados en las máximas de
experiencia y los conocimientos científicamente afianzados, tarea que debe
quedar registrada en la motivación del fallo, oportunidad en que los jueces
deben “justificar su decisión, exponiendo las razones en forma de
argumentaciones racionalmente válidas e intersubjetivamente correctas
y
aceptables, (Comanducci, citado por Tarufo en el trabajo citado).
QUINTO: Que, planteado lo anterior, corresponde analizar la sentencia
dictada por el Cuarto Juzgado Oral en lo Penal en la presente causa y
confrontarla con el recurso interpuesto por el Ministerio Público.
En tal estudio cabe recordar que la señora Fiscal Regional sostiene que
la sentencia impugnada incurre en los siguientes vicios: a) no se hace cargo,
en su fundamentación, de prueba producida durante la audiencia y omitir
fundamentar o exponer las razones de desestimación de otra; b) razonar
vulnerando los principios de la lógica y máximas de experiencia; c) no
permitir –por los motivos antes señalados- reproducir el razonamiento utilizad
para alcanzar sus conclusiones.
SEXTO:
Que, en concreto, la recurrente materializa las infracciones
antes referidas en lo siguiente:
1.- Ausencia de valoración del testimonio de Jaime Contreras Luengo.
2.- No hacerse cargo en su fundamentación de la prueba producida en
la audiencia consistente en la lectura de la declaración prestada ante la Fiscalía
por el testigo Rolf Heller Ihle.
3.- No hacerse cargo en su fundamentación de la prueba producida en la
audiencia consistente en la lectura de la declaración prestada ante la Fiscalía
por el testigo Claudio Carreño Rosales.
4.- Ausencia de valoración de los testimonios de Guillermo Morgan y
José Lagos.
5.- Desestimar parte de la prueba rendida sin justificación suficiente.
6.- Faltar a las máximas de experiencia al dar por establecido que unos
correos electrónicos se referían a la liquidación que CONSOLIDA estaba
pidiendo a EFE.
7.- Faltas graves a las máximas de experiencia al dar por establecido
que Patricio De Gregorio efectivamente realizo trabajos para EFE.
8.- Faltas graves a los principios de la lógica y de las máximas de
experiencia al establecer que el pago materia del hecho C de la acusación, fue
regular.
SEPTIMO: Que, analizados los ocho casos planteados en el
considerando anterior cabe señalar lo siguiente: El punto signado con el
numeral 5, queda incluido en los números 1,2 y 3, motivo por el cual, a juicio
de este disidente, no requiere ser analizado en forma independiente. Los
puntos 4, 6, 7 y 8 se limitan a impugnar el razonamiento del tribunal por no
compartir la recurrente el análisis efectuado por los sentenciadores.
En este orden de ideas cabe señalar que el recurrente no señala en qué
forma se habría producido el vicio denunciado, toda vez, que se limita a
confrontar el razonamiento del tribunal con el suyo propio, materia que de
acuerdo a la doctrina es insuficiente ya que se ha establecido el criterio de que,
en principio, se ha de respetar la valoración de la prueba realizada por los
jueces del fondo siempre que esta no sea manifiestamente ilógica, irracional,
arbitraria o absurda o que conculque principios generales del derecho sin que
esté permitido sustituir la lógica o la sana crítica del juzgador por la de la
parte. Tal como este Abogado Integrante ha sostenido en fallos anteriores,
(fallo de fecha 19 de marzo 2009, ingreso Corte 2699-08), en el derecho
comparado se ha resuelto “... en la valoración de la prueba practicada en el
curso del proceso debe primar el criterio objetivo e imparcial del Juzgador de
Instancia sobre el Juicio hermenéutico, subjetivo y parcial de la parte apelante,
de modo que es preciso acreditar una equivocación clara y evidente en el
juicio valorativo del órgano jurisdiccional para acoger este motivo de
apelación...» sentencia Rec. 14/2007, 26 de enero de 2007 TS, España”.
OCTAVO: Que, por lo anteriormente expuesto este disidente estuvo
por rechazar el recurso de nulidad interpuesto por el Ministerio Público
basado en los antecedentes singularizados en los números 4, 6,7, y 8 del
considerando DECIMO CUARTO.
NOVENO: Que, atendido lo razonado en los considerandos anteriores,
y al parecer del redactor de este voto de minoría, el recurso de nulidad queda
limitado a las materias señaladas en los números 1, 2 y 3 del basamento
SEXTO de esta disidencia.
En relación al Nº1, esto es, ausencia de valoración del testimonio de
Jaime Contreras Luengo:
Es importante tener presente que el Ministerio Público presentó al
testigo recién individualizado para demostrar la imputación hecha a Patricio
de Gregorio de: a) no haber realizado trabajos para la empresa EFE; b) haber
cobrado honorarios no obstante no haber trabajado; c) haber hecho pasar por
suyos trabajos que figuraban en Internet y que pertenecían a otros autores. El
fallo en su considerando NOVENO, páginas 43 a 47, reproduce latamente la
declaración de este testigo y detalla las respuestas que dio a cada una de las
consultas que se le hicieron. Así por ejemplo, Contreras Luengo declaró que
el no contrató a Patricio de Gregorio; que él nunca autorizó ningún tipo de
pago a De Gregorio; que él no solicitó asesorías a De Gregorio; que no se
contrató ningún asesor en la venta de Estación Central; que no solicitó
ninguna asesoría en cuanto a la venta de rieles; que no le pidió ninguna ayuda
informal a De Gregorio, que éste no hizo ningún trabajo.
DECIMO: Que, en el considerando DECIMO NOVENO de la
sentencia, oportunidad en que los sentenciadores se abocan a la ponderación
de la prueba rendida en el proceso atingente a la situación de De Gregorio, (no
realización de trabajos), los jueces del Tribunal Oral no mencionan en ningún
acápite las declaraciones de Contreras Luengo, esto es, no sólo no ponderan el
mérito de sus dichos sino que lo omiten en forma absoluta, situación
obviamente irregular que pugna con el mandato del artículo 297 del Código
Procesal Penal, no solo en aquella parte en que la norma establece la
obligación de que el tribunal debe hacerse cargo de toda la prueba producida
en el proceso, incluso aquella que hubieren desestimado, sino que pugna con
la obligación legal de los jueces de razonar conforme a las reglas de la sana
crítica. De esta manera, el razonamiento de los sentenciadores no es claro, no
es completo, no es lógico y no es racional desde el punto de vista jurídico.
UNDECIMO: Que, en relación al vicio denunciado en el recurso de no
hacerse cargo la sentencia en su fundamentación de la prueba producida en la
audiencia consistente en la lectura de la declaración prestada ante la Fiscalía
por los testigos Rolf Heller Ihle y Claudio Carreño Rosales, cabe señalar que
el artículo 332 del Código Procesal Penal, norma evidentemente de carácter
excepcional, consagra la posibilidad de leer al acusado o testigo parte o partes
de sus declaraciones anteriores prestadas ante el Fiscal o el juez de garantía,
con el propósito de: a) ayudar a la memoria del respectivo acusado o testigo;
b) demostrar o superar contradicciones o, c) para solicitar las aclaraciones
pertinentes.
En el presente proceso, es obvio que la gestión prevista por el artículo
332 del Código Procesal Penal, no tuvo por objeto ayudar a la memoria de los
testigos; tampoco tuvo por objeto demostrar contradicciones de éstos, por
cuanto, dicha situación a juicio de los intervinientes era indiscutida, de manera
que, el propósito de leer las declaraciones que ambos testigos prestaron ante la
Fiscalía tenía el único objetivo de superar contradicciones.
DUODÉCIMO: Que, en tal entendido no se ve como el Tribunal Oral
podía alcanzar ese propósito razonando en el caso del testigo Carreño: “No es
posible pedir al tribunal que crea en una versión o en otra, no ha habido
persistencia en el relato, no lo ha mantenido en el tiempo, da explicaciones
distintas….” Y en el caso del testigo Heller razonar genéricamente: “El
tribunal requiere adquirir certeza, basado en la prueba que se rinde en el
juicio, para que le sea posible superar la barrera de la presunción de
inocencia, y en consecuencia si la prueba directa es contradictoria ……”.
DECIMO TERCERO: Que, por lo expuesto resulta claro que el
Tribunal Oral no realizó el ejercicio tendiente a superar la contradicción como
lo estatuye el artículo 332 antes citado, sino que por el contrario, eludió el
referido ejercicio excluyendo sin más a los testigos, situación particularmente
grave en el caso del testigo Carreño por cuanto, tal como se lee en el
considerando DECIMO SEPTIMO de la sentencia los Jueces del Tribunal
Oral reconocen que la declaración de ese testigo era la única prueba directa
rendida para acreditar la efectividad que de que Luís Ajenjo instruyó a
Carreño la contratación de De Gregorio. De esta manera, a juicio de este
Abogado, el tribunal en forma equivocada, privó al ente acusador de su
testigo de cargo.
DECIMO CUARTO: Que, de esta manera a juicio de este Abogado
Integrante, los sentenciadores incurrieron en los vicios denunciados por el
Ministerio Público, motivo por el cual estuvo por acoger el recurso interpuesto
por la señora Fiscal Regional, y anular tanto la sentencia como el juicio en que
esta recayera y remitir los autos ante un Tribunal no inhabilitado para que se
realizara nuevamente el juicio y se dictara la sentencia que en derecho
correspondiere.
DECIMO QUINTO: Que, finalmente, al haber sido partidario el
disidente de acoger el recurso de nulidad interpuesto por el Ministerio Público,
fue de opinión de no emitir pronunciamiento acerca de los recursos de nulidad
presentados por el Consejo de Defensa del Estado y por la parte querellante,
en atención que aquellos se basaban en la misma causal invocada por el ente
persecutor, y, en cuanto a la segunda causal invocada por el Fisco de Chile,
fue partidario de no desarrollarla por cuanto –al anular el juicio y ser necesario
realizar otro- lo que dijera la Corte podía influir en lo que en definitiva
resolviera el Tribunal Oral.
Finalizada la lectura, se pone término a la audiencia, ordenándose
entregar copia de la presente sentencia a los intervinientes.
Redacción del Ministro don Raúl Héctor Rocha Pérez y la
disidencia, su autor.
Regístrese y comuníquese por la vía más rápida.
RUC: 801180575-3
Rol Corte N° 650-2010.
Pronunciada por la Séptima Sala de esta Corte de Apelaciones, presidida por
el Ministro señor Raúl Héctor Rocha Pérez e integrada por el Ministro señor
Mario Carroza Espinosa y el abogado integrante señor Ángel Cruchaga
Gandarillas.
Resolución incluida en el Estado Diario de hoy.
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