AJUSTE POR ADAPTACIÓN ESTRUCTURAL. LA EXPERIENCIA

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AJUSTE POR ADAPTACIÓN ESTRUCTURAL.
LA EXPERIENCIA BRASILEÑA *
Antonio Barros de Castro**
I.
UNA VISIóN ORTODOXA: DEL FINANOAMIENTO AL AJUSTE
Las fuentes financieras internacionales empezaron a restringir la concesión de empréstitos al Brasil en la segunda mitad de 1980, lo que tornó
prácticamente imposible la situación de su balanza de pagos. En la percepción de los acreedores y del FMI la situación podía describirse así:
desde 1974 el país venía recurriendo intensamente al financiamiento externo para ajustar sus cuentas; había llegado la hora de corregir esta
situación mediante el "ajuste" de la economía. La forma consagrada del
ajuste es la contención de la demanda global a fin de reducir la necesidad
del ahorro externo. En la práctica la corrección se hace por medio de la
disminución de las importaciones y el aumento de las exportaciones, como
consecuencia de la reducción de la demanda global y de la reordenación
de algunos precios, entre ellos destacadamente el tipo de cambio. El
tratamiento se completa con reformas liberalizantes que tratan de hacer
más expedito el comercio de bienes y servicios, así como el flujo de
capitales. Sometido a esta terapia el país se considerará "ajustado" al
recuperar una situación viable (sostenible) de la balanza de pagos. A
partir de este punto se supone que aumentarán las exportaciones, no
sólo como resultado de la compresión de la demanda interna sino también como reflejo de la restauración de su poder competitivo y de la exploración de oportimidades que antes se desaprovechaban. En cuanto a
las necesidades de recursos nuevos se habrán tomado compatibles con
el movimiento espontáneo de los capitales de empréstito y de riesgo hacia el país.^
El gobierno brasileño adoptó las primeras medidas convencionales
de contención a fines de 1980. A pesar de los resultados obtenidos en
1981 —sobre todo la mejora de la balanza comercial y el mayor flujo
de capitales— el gobierno vacilaba en adoptar las medidas dictadas por
la ortodoxia. Sólo después de las elecciones del 15 de noviembre de 1982
—y ya bajo la orientación explícita del FMI— se aceptó efectivamente
• Traducción del portugués al español de Eduardo L. Suárez.
*• Profesor de la Universidad Federal de Río de Janeiro.
^ J. de Larosiére, "Resolving The World's Debt Probiem: Adjnstment, Financing and
Trade", International Business Conference, Los Angeles, 21 de julio de 1983.
705
706
El TRIMESTRE ECONÓMICO
rl recetario ortodoxo. Se frenaron el gasto corriente y, sobre todo, la
inversión pública; también se logró derogar la legislación laboral, inflacionaria y (supuestamente) redistributiva, hasta entonces vigente. A
estas medidas, directamente orientadas por el objetivo de la contención
de la demanda global, se sumaron la devaluación cambiaria, el reajuste de ciertos precios (petróleo, trigo, etcétera) y la progresiva eliminación
del crédito preferente para la agricultura. En tales condiciones, y no
obstante el "estallido" de ciertas metas, podemos afirmar que la economía se encontraba en 1983, por fin, sometida a la terapia ortodoxa.
CUADRO
1. Brasil. Indicadores macroeconómicos
(Porcentajes)
Inflación
Año
1970
1971
1972
1973
1974
1975
1976
1977
1978
1979
1980
1981
1982
1983
ICP
19.2
19.8
15.5
15.7
34.5
29.4
46.3
38.7
40.8
77.2
110.2
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6.0
6.2
8.0
—3.5
1.4
—3.3
FUENTE: FCV, IBCE.
Las consecuencias del tratamiento ortodoxo sobre la balanza comercial
parecen haber sido fulminantes. De una situación de relativo equilibrio
en 1982 se pasa a un superávit enorme en 1983, y culmina el movimiento, según todas las indicaciones, con la obtención de un saldo no inferior
a 9 mil millones de dólares en 1984 (véase el cuadro 2). Además de
responder (globalmente) al tratamiento tradicional la evolución de las
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708
El TRIMESTRE ECONÓMICO
transacciones comerciales parece haber permitido a la economía alcanzar
una situación extema viable. Esto es así porque, garantizados prácticamente los recursos necesarios para el año en curso, si las exportaciones
y las importaciones crecen en el futuro a cerca de 13 % anual (en valores nominales), la expansión absoluta del superávit comercial debería
—en ausencia de nuevos choques exógenos— mantener la necesidad de
recursos adicionales en equilibrio con la capacidad de recaudar dinero
en el mercado internacional. Pero precisamente, y a título de ilustración,
la evolución prevista de las exportaciones y las importaciones permitiría la generación en 1990 —si se acatan ciertas hipótesis referentes a
los intereses y a la disponibilidad de recursos en el mercado financiero
internacional— de un superávit comercial del orden de los 20 mil millones de dólares, compatible con el cumplimiento de los compromisos externos de la economía previstos para dicho año.
En suma, el tratamiento al que se ha sometido a la economía brasileña
parece haber tenido éxito en lo que se refiere a las transacciones con el
exterior. Las reducciones del crédito y del gasto público, así como lo?
demás expedientes a los que se recurrió para comprimir la demanda global —incluido el decreto ley 2065—, aunque dolorosos, han sido condiciones del ajuste realizado. Se comprobaría así de manera indirecta que
los años que precedieron al ajuste sólo retrasaron un tratamiento que resultaría finalmente indispensable (y agudizaron sus rigores).
En lo que sigue trataremos de demostrar que es falsa la descripción
del ajuste brasileño que acabamos de trazar a grandes rasgos. Además
de falsear lo ocurrido la ortodoxia extrae conclusiones de política económica para la fase posterior al ajuste que deben ser combatidas frontalmente para que los errores recientes no sean acrecentados en errores
nuevos, tanto o más graves en sus consecuencias para la economía brasileña. Veamos esto principiando por la reconstrucción del origen y la naturaleza de las dificultades de la balanza de pagos.
II.
EL COLAPSO DE LA CAPACIDAD PARA IMPORTAR
Los precios del petróleo pasaron de una media de 12.4 dólares en 1978
a 17.1 dólares en 1979. Se inició así un proceso de contracción de la
capacidad para importar destinado a agravarse de manera marcada en
los años siguientes. Pero precisamente todos los términos de la ecuación
que define aquella variable* empezaron a presentar movimientos marca* La capacidad de importar se obtiene sumando e! valor de las exportaciones, la remesa
ADAPTACIÓN ESTRUCTURAL BRASILEÑA
709
damente adversos; cabe destacar que, salvada la retracción del ingreso
de capitales verificada en 1979 (destinada a reducir el nivel de reservas
del país), los sucesivos golpes sufridos por la capacidad de importación
surgirían como reflejo de la actuación de factores ajenos al país.' En
consecuencia la capacidad de importar alcanzada —y sostenida— de 1972
a 1978 no se alcanzaría más (véase el cuadro 3). A esta capacidad de
importar en retracción correspondía la necesidad de proveer a una economía cuyo tamaño había aumentado 70 % entre 1972 y 1979. Vista
la cuestión desde este ángulo se percibe cuan necesario era un cambio
de la situación.
Por su parte el gobierno ignoró al principio y trató después de ocultar la insostenible posición en que se encontraba la economía brasileña.
Forjó la euforia de 1980, dilapidó las reservas del país y forzó el ingreso de capitales por medio de la aceptación de condiciones verdaderamente leoninas para la obtención de créditos en dinero. Pero nada de
esto permitía escapar al hecho de que la capacidad de importación se
había vuelto insuficiente para proveer al país de productos importados,
tanto en el nivel de actividad alcanzado mediante el fracasado impulso
expansivo de 1980 como en el nivel en que vendría a caer la economía, en
forma no menos desastrosa en 1981 (una baja aproximada de 10 % en
la industria de transformación). Por fin una drástica contracción del
ingreso de capitales en el segundo semestre de 1982 tornó la situación
absolutamente insostenible.
La reducción de la capacidad de importar podría haberse enfrentado
a través de dos tipos de solución. Por un lado estaban las prescripciones
ortodoxas, que terminaron por imponerse. Otro tratamiento consistiría en
la adaptación directa de las estructuras de la demanda y la oferta a la
reducción de la capacidad de importación, lo que exigiría a su vez: i) el
control estricto de las importaciones, que se repartirían de acuerdo con
criterios establecidos de común resolución con representantes de diversos
ramos de actividad; ii) un programa de urgencia, tratando de localizar
y/o adaptar sucedáneos rápidamente obtenibles y destinados a sustituir
los productos adquiridos hasta entonces en el exterior; iii) el racionamiento del consumo final de ciertos productos.
En mi opinión la economía brasüeña estaba relativamente preparada
neta de fondos al exterior y el ingreso neto de capitales, todos ellos en términos deflacionados
por el índice de precios de las importaciones.
' Se encuentra una primera evaluación del efecto conjunto de estos factores adversos para
el conjunto de los países subdesarroUados en "The Debt Problem of Developing Countries at
End - 1982", de Dragoslav Avramovic, Aussenwirtschaft, marzo de 1983.
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ADAPTACIÓN ESTRUCTURAL BRASILEÑA
711
—por contraste con otras economías, industrializadas o no— para tomar
este camino. Ante todo porque se encuentra institucionalmente equipada
para la tarea: el control de las importaciones y los programas sectoriales
de sustitución de importaciones constituyen el punto fuerte de su tradición de política económica. Además porque ya se encontraba en plena
marcha todo un conjunto de programas sectoriales que trataban de expandir y restructurar la oferta de energéticos y de insumos básicos. En
suma se trataba de acelerar y profundizar el esfuerzo en el sentido de
aumentar el ámbito de intersección entre la economía y la base de recursos naturales del país.
No pretendo sugerir que la solución heterodoxa hubiera permitido
la conservación (sin discontinuidad) del crecimiento de la economía. En
rigor poco o nada se puede afirmar a este respecto: sólo la experiencia
permitiría responder a esta cuestión. Sin embargo no me cabe duda acerca de la superioridad de esta opción. Ante todo porque intrínsecamente
es la más indicada para responder a una situación de insuficiencia de
la capacidad de importar, originada no por la elevación del consumo y
de la inversión internos sino por el comportamiento adverso de los factores exógenos que definen la capacidad de importación, que no tendrían por qué moverse en favor de la economía como respuesta a su
ajuste eventual contra lo previsto en el esquema del FMI. Además, al aumentar el grado de integración de la economía el segundo camino se
tomaría más adecuado para definir —y garantizar— su trayectoria de
crecimiento, en medio de un mundo cuya inestabilidad no será superada
en el futuro próximo, según todos los indicios. Por último, aunque no
menos importante, la solución heterodoxa reforzaría manifiestamente el
poder de negociación del país frente a sus acreedores.
A pesar de todo esto las autoridades brasileñas trataron de ocultar
los problemas y al fin —después del 15 de noviembre— lanzaron de
manera atropellada un programa de ajuste evidentemente inadecuado
para las condiciones del país y del momento.* Las razones de este procedimiento son, a mi juicio, de naturaleza política. El régimen en el
poder ha venido buscando desde hace largo tiempo la legitimidad que
cada vez le falta más, a través de éxitos económicos cada vez más caros
para la economía y para el pueblo. Admitir que la política de endeudamiento y aun la propia estrategia de apertura extema habían fracasado
* FMI para el Brasil. "A armadilha da recessSo", Forum Gazeta Mercantil, 1983. Véase en
particular la introducción de JoSo Manoel Cardoso de Mello y Luiz Conzaga Belluzzo. y los
trabajos de Edmar Bacha y Paulo Nogueira Batista Jr.
El TRIMESTRE ECONÓMICO
712
CUADRO
4. Brasil. Endeudamiento extemo
(Miles de dólares)
Año
1968
1969
1970
1971
1972
1973
1974
1975
1976
1977
1978
1979
1980
1981
1982
1983
1984*
Deuda neta
3 523
3 747
4108
4 876
5 338
6157
11897
17130
19 441
24 781
31616
40 215
46934
53 904
65 659
Deuda a mediano y
largo plazo
3 780
4403
5 259
6622
9 521
12 572
17166
21171
25 985
32 037
43 511
49 904
53 847
61411
70198
80 843
93 465
Corto plazo
3 200
4000
6 700
8 200
13 007
10 319
6979
FUENTE: HACEN, Informe Anual, varios números; BACEN. Programa Económico del Brasil —
Ajuste Interno y Externo, vol. 2, maizo de 1984.
* Estimación.
sería poner en duda su propia —y última— razón de ser. Además en su
progresivo desgaste político el régimen ya no contaba (en 1980) con el
apoyo indispensable para la implantación de un tipo de política económica que exigiría la participación activa de los empresarios y, en cierta
medida, de la población. La propia relación Estado-economía tendría que
ser modificada y profundizada así fuera provisionalmente. Y esto en particular no sería asimilado dada la identificación inevitable del Estado
con el régimen.
III.
ANáLISIS DEL SALDO COMERCIAL
Trataremos ahora de explicar cómo se logró pasar en tan poco tiempo
de una situación insostenible, perceptible en 1979 y embozada en 1980,
al cuadro que se anuncia en 1984, caracterizado por un saldo comercial
supuestamente capaz de hacer viables las cuentas externas del país. Para
ADAPTACIÓN ESTRUCTURAL BRASILEÑA
713
ello se torna necesario especificar los factores principales que contribuyeron al surgimiento del saldo comercial previsto para el año en curso.
Una parte considerable del saldo en cuestión proviene del ahorro de
divisas correspondientes a la reducción de los gastos del petróleo. Esta
reducción, de cerca de 9 400 millones de dólares (gasto neto) en 1980
a 4 800 millones de dólares previstos para 1984, se explica en gran
medida por la expansión de la producción nacional de petróleo, de
187 mil barriles diarios en 1980 a 470 mil en 1984, y por la sustitución
de por lo menos 150 mil barriles diarios por alcohol (entre 80 mil y
90 mil barriles diarios equivalentes de petróleo), carbón mineral (más
de 40 mil barriles diarios), carbón vegetal y leña.*
La expansión petrolera tiene sus raíces en el descubrimiento de Bahía
de Campos en 1974, y en la oleada de inversiones que le siguió en la
plataforma continental. La rápida expansión alcoholífera actual, a su vez,
se explica por la ampliación de las instalaciones a raíz del segimdo choque petrolero. De igual modo, sólo recientemente alcanzó cantidades significativas el programa de sustitución del combustóleo en las industrias
de cemento, papel y celulosa, vidrio y en la agroindustria.
El periodo reciente se caracterizó también por la completa transformación ocurrida en los sectores de metales no ferrosos, papel y celulosa, petroquímicos, fertilizantes y maquinaria y equipo. En algunas de
estas ramas el país pasó súbitamente de la condición de importador a la
de exportador dotado de elevado poder competitivo. El efecto conjimto de
esta expansión y diversificación de la capacidad productiva sobre la balanza comercial, en una evaluación preliminar (en la que deben calcularse la reducción neta de las importaciones y las exportaciones a partir
de nuevos proyectos), no parece inferior a 4 500 millones de dólares, y
quizá llegue a 5 mil millones.'
Además de los programas y proyectos patrocinados por los poderes
públicos en forma directa o indirecta (por medio del financiamiento preferente y otros favores), ocurrió recientemente un incremento de la sustitución de importaciones inducido entre otros factores por el rígido control de las importaciones implantado desde mediados de 1982. Algunas
' Adviértase que una parte de la reducción observada en el valor de las importaciones de
petróleo se debe a la contracción del consumo en respuesta a la baja del ingreso y a los mayores precios relativos en el interior de la economía. Por otra parte es inútil suponer que el
volumen del petróleo importado pudiera continuar creciendo después de 1979. En cuanto al
precio del barril de petróleo importado éste se encuentra abora a un nivel nominalmente equivalente al de 1980 (cuadro 5).
' Un cómputo por ramas y por grandes proyectos de la referida economía de divisas se
encuentra en una fase inicial de elaboración.
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ADAPTACIÓN ESTRUCTURAL BRASILEÑA
715
informaciones permiten suponer que el valor (neto) de las importaciones
así sustituidas pasa de mil millones de dólares, y quizá llegue a 1 500
millones.
Un tercer factor del saldo comercial actual se origina en la eliminación de los "paquetes" de préstamos que traían consigo grandes volúmenes de importaciones. Este fenómeno, particularmente importante en 1980
y 1981, promovió una "hinchazón" de las importaciones, no sólo en los
años de la obtención de préstamos de dinero sino también durante varios años siguientes. La desaparición casi total de esta forma espuria de
obtención de "dinero nuevo", después del septiembre negro financiero,
ha contribuido sin duda a la reducción de las importaciones; no obstante,
los compromisos ya contraídos continúan bajo la forma de una adquisición forzada de bienes de capital, en manifiesto conflicto con los intereses
de la industria nacional. La diferencia así creada, por contraste con los
años de 1980 y 1981, llega tal vez a mil millones de dólares.
En resumen, el efecto de los grandes proyectos de prolongado periodo
de maduración, la sustitución de importaciones inducida por el reciente
estrangulamiento de la economía y la reducción de las importaciones
asociadas a los préstamos de dinero, podrían explicar en conjunto una
mejoría del orden de los 6 500 a 7 500 millones de dólares en la balanza
comercial. La diferencia con el saldo que se espera obtener en 1984, aumentada por el déficit comercial registrado en 1980 (último año de utilización plena de la capacidad instalada), se explicaría a su vez por las
políticas de ajuste. Sin embargo, dado que el saldo comercial negativo de
1980 se encuentra algo inflado por las importaciones especulativas (realizadas a medida que parecían insostenibles la sobrevaluación del cruceiro
y la congelación de los intereses), convendría corregirlo en cerca de
2 400 millones de dólares.^ Llegamos así a una estimación del efecto del
ajuste de 3 900 a 4 900 millones de dólares. Por otra parte, los 6 500 a
7 500 millones de dólares obtenidos mediante la redefinición de la base
productiva del país constituyen el equivalente a un saldo estructural. Esto
es así porque las transformaciones que lo explican —en especial los valores correspondientes a los renglones i y ii anteriores— se incorporaron
a la estructura productiva, de modo que no tienen por qué revertirse. Pero
precisamente el saldo que corresponde a estas mejoras puede conservarse por completo con el retorno de la economía al nivel de actividad
alcanzado en 1980. Recuperado este nivel la evolución subsecuente ha^ Obtenido mediante la aplicación, al año de 1980, del coeficiente medio de importaciones
de 1978-1979.
716
El TRIMESTRE ECONÓMICO
bría de proyectarse a partir de una nueva base quedando en manos de
la política económica conservar y si es posible ampliar este margen, lo
que garantizaría cierto ritmo de crecimiento económico.
IV.
EL PAPEL DE LAS POLíTICAS DE AJUSTE
En vista de lo anterior convendría ahora hacer algunos comentarios acerca de la relación entre la adaptación realmente ocurrida y la política de
"ajuste" promovida según la orientación del FMI. Los proyectos y programas que maduraran en vísperas o durante la intervención del FMI revelan la persistencia de prácticas profundamente arraigadas en la tradición de la política económica de ese país. Estas prácticas, sobre todo la
programación sectorial bajo la dirección de empresas estatales, constituyen bétes noires de la ortodoxia. En concreto, si el país hubiera sido
entregado más pronto (digamos, luego del primer choque del petróleo)
al control del FMI, estos proyectos y programas habrían sido cortados o
minimizados.
En cuanto al segundo componente del saldo, la sustitución de importaciones inducida por el estrangulamiento externo, debemos decir que fue
gravemente perjudicada por la llegada del FMI. En efecto, al tornarse
evidente la falta de viabilidad de la posición externa del país, a fines de
1980 y de nuevo a mediados de 1982, empezaron a movilizarse las entidades patronales y los líderes empresariales, tratando de aprovechar las
posibilidades de sustitución de importaciones a corto plazo, ramo por
ramo. Se daban así los primeros pasos en dirección del establecimiento
de un nuevo y amplio programa de sustitución de importaciones. No
obstante, bajo el creciente imperio de la ortodoxia este movimiento fue
perjudicado, pero la adaptación al estrangulamiento externo por la vía
de la sustitución de importaciones no se cita siquiera en los documentos
intercambiados entre el Brasil y el FMI. Aun durante la gran devaluación
de febrero de 1983 la hipótesis de la sustitución de importaciones permaneció oficialmente ignorada. Los "efectos benéficos de la gran devaluación sobre el nivel del empleo y la producción" provendrían sólo del
aumento de las exportaciones y de la (supuesta) baja de las tasas de interés.^ A pesar de la omisión y/o el boicot de las autoridades numerosas
empresas pudieron responder a la apertura externa improvisando sustitutos nacionales. En ausencia del apoyo gubernamental los resultados
8 Carta de las Autoridades Monetarias al señor J. de Larosiére, fechada el 24 de febrero
de 1983.
ADAPTACIÓN ESTRUCTURAL BRASILEÑA
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obtenidos se quedaron segxu-amente detrás de las posibilidades. Se desperdició el alcance (la amplitud) y la eficiencia, entre otras razones, por
no haber sido debidamente utilizada la capacidad de apoyo existente en
el sistema financiero encabezado por el BNDES, así como la red de instituciones orientadas de la investigación tecnológica."
Por lo que se refiere al tercer componente la contribución de la política del FMi podría considerarse positiva sólo en el sentido de que permite al país liberarse de la práctica absurda de importar lo que (en
rigor) no necesitamos para obtener empréstitos destinados a compensar
el derrumbe de la capacidad de importar.
Por último en lo que toca a la auténtica contribución de las políticas
de ajuste a la recuperación de una situación viable de balanza de pagos
debemos observar la brutal desproporción entre el resultado obtenido y
el sacrificio impuesto a la nación. Subrayemos también que al depender
exclusivamente de la terapia tradicional el país estaría todavía lejos de
obtener el saldo comercial compatible con el monto de financiamiento
que le es dado obtener realistamente en el mercado internacional.
V.
LA ENCRUCIJADA
El derrumbe de la capacidad de importar iniciado en 1979 y que culminó
en 1982 con la cesación del ingreso espontáneo de capitales, tornó difícil
operar el aparato productivo montado en este país durante los decenios
anteriores. Frente a un problema de esa naturaleza la solución podría
buscarse de manera general en la adaptación más rápida posible de los
procesos y los productos, sumada a la contención y/o el racionamiento
de ciertas formas de consumo. La escuela creada por el gobierno bajo la
presión de los acreedores y con el respaldo del conservadurismo local,
favorecía un "ajuste" de corte tradicional.
La intensificación de las medidas contraccionistas que fundamentaran
al programa de ajuste se sumó y se coludió con la adaptación estructural
de la economía que entre aciertos y tropiezos vienen persiguiendo los
poderes públicos desde mediados de los años setenta. También se toma
más penoso el reciclaje de las empresas, que en lo que toca a los cambios
de insumos, procesos y productos, tuvieron que realizar una cirugía en
frío, por decirlo así, cambiar en medio de restricciones crediticias cre■^ En el campo de los energéticos se registran algunas excepciones. El programa de sustitución del combustóleo —bajo la responsabilidad del MIC-BNDES—, por ejemplo, está obteniendo
resultados considerables.
718
El TRIMESTRE ECONÓMICO
cientes y frente a una contracción sin precedentes de sus mercados. Como
tratamos de poner en claro, el fracaso del ajuste convencional sólo se
hizo evidente, dado el proceso intenso de sustitución de importaciones,
realizado al margen y aun a despecho de las políticas de ajuste.
En los primeros meses de 1984 se sumaron nuevos fenómenos a este
cuadro. Mientras que el gobierno anunciaba medidas capaces de dar una
vuelta más al círculo de la recesión, las relaciones comerciales con el
exterior presentaban resultados sorprendentemente favorables. En una palabra, el saldo comercial del primer cuatrimestre se ubicó cerca de mil
millones de dólares por encima de lo requerido para alcanzar al final
del año el pretendido superávit de 9 mil millones de dólares. En un sistema de cambio controlado la conversión en cruceiros de este saldo adicional debería mejorar las condiciones de liquidez de la economía, dando
margen a su expansión ordenada en la única dirección que no se encontraba (supuestamente) impedida. El gobierno, sin embargo, ima vez más
apoyado por voces conservadoras, echaría mano de diversas medidas
tratando de esterilizar los recursos adicionales. Al aislar la economía,
impidiendo que se valiera del impulso que le llegaba por la vía de la
balanza comercial, las autoridades gubernamentales, además de violar
los supuestos de la doctrina del ajuste," ponían en claro que, a su entender, una vez dominado el proceso de estrangulamiento externo el techo
pasa a ser la inflación.
Debemos tratar de desentrañar el significado de esta sustitución de
los techos. Hay una diferencia cualitativa entre el límite impuesto por el
colapso de la capacidad de importar y la alegada barrera colocada por
la inflación. El primer límite, al dificultar, o aun impedir por algún
tiempo, la utilización plena de la capacidad instalada del país, constituye
el equivalente de un bloque naval. En cambio, en el caso de la inflación,
la necesidad de vencerla (¿reduciéndola a cuál nivel?, ¿en cuál plazo?)
deriva de la adhesión de las autoridades a posiciones ampliamente cuestionadas en lo que se refiere a la evaluación de los efectos de la inflación
sobre el funcionamiento de la economía, e infundadamente optimistas en
lo que concierne a la eficacia del combate a la inflación por la vía de la
contención monetaria. En suma, mientras que el estrangulamiento externo se impone como un reto real (habiendo en lo general diferentes maneras de enfrentarlo), la inflación surge como un reto doctrinario.
En efecto, jamás se logró alguna comprobación de que la inflación
10 Véase por ejemplo WiUiam Day, "Domestic Credit and Money Ceiling Under Altemative
Exchange Rale Regimes", nap Staff Papers, vol. 26, septiembre de 1979.
ADAPTAaóN ESTRUCTURAL BRASILEÑA
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fuera en este país incompatible con el crecimiento económico. Por lo conIrario, la economía brasileña se expandió durante decenios con tasas de
inflación superiores a las que consideraban admisibles los monetaristas
en turno. Lo que se ha establecido, aquí como en otras partes, es que el
combate a la inflación por los instrumentos tradicionales impide el crecimiento, y esto por un periodo que, como lo comprueban ciertas experiencias, puede ser superior al social y políticamente tolerable. Tomando
en cuenta este hecho hay que admitir que la implantación de un programa antinflacionario ortodoxo —al ingresar la economía a su cuarto
año consecutivo de recesión— constituye una aventura de resultados imprevisibles. Esta aventura parece ser en particular absurda en una sociedad como la brasileña, objetiva y subjetivamente adaptada a la inflación, y reconocidamente impreparada para soportar el desempleo en masa.
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