pdf ¿Qué orden se debe seguir en la selección de las obras?

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¿ Qué orden debe regir en
la selección de las obras?
Como hemos dicho anteriormente, es d i f í c i l delimitar las edades. Y si
partimos de la base de que vamos a intentar unificar un teatro que no sea
exclusivamente i n f a n t i l , sino para todos los públicos, para darle este sentido más amplio, entonces la tarea es mucho mas delicada.
Pero ya que nuestro estudio, o nuestro intento de estudio, es clarificar,
intentar hacer una propuesta para un trabajo mucho más amplio y extenso, vamos a intentar vencer este escollo, que no es fácil ni mucho menos.
Podríamos entender por teatro apto para los más pequeños todas las
escenificaciones de cuentos clásicos y también modernos, de los que tenemos una buena muestra en nuestras publicaciones. También son válidas la
adaptación de canciones y leyendas populares.
Ahora bien; tenemos que dejar constancia de que una adaptación de,
pongamos un ejemplo práctico, Pinocho, puede ser una historia teatral
que se les puede escapar a los más pequeños y tener un interés indiscutible
para los mayorcitos. Esta historia de Pinocho, que estrenó la Compañía
U.D.C.U.C. de Barcelona, en los Ciclos de Teatro de Cavall Fort, creemos
que a pesar de ser la adaptación de un cuento i n f a n t i l , iba dirigida mayormente a los adolescentes. Y así mismo ocurre con todos los montajes que
ha realizado este grupo. Y lo mismo se podría decir de El gato con botas,
adaptación de Xesc Barcelona, por el grupo " L a T r e p a " o El Rey Ciervo,
que vimos en A l m e r í a , por una compañía de Madrid, con Fernando Rojas
como responsable de la dirección.
Ahora bien, ¡los más chicos se lo pasaban también de maravilla! Por la
sencilla razón de que el espectáculo estaba dotado de la suficiente nota de
color y movimiento para captar su atención, a pesar de que la trama argumentai pudiera escapar de su joven comprensión.
Por t a n t o , queremos hacer una vez más hincapié en nuestra o p i n i ó n de
que la relación de edades tendría que unificarse o desaparecer, para que el
padre o el maestro no tuvieran el remordimiento de conciencia de si el espectáculo escogido era el más idóneo para sus alumnos o hijos.
Esto sí, informar, como ya se hace generalmente, con una breve sinopsis
de la obra, para que los espectadores sepan de qué trata el espectáculo que
van a ver.
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Dar un buen abanico de espectáculos, dentro de la máxima rigurosa selección en cuanto a calidad, y pensar que cada niño reaccionará de una
manera distinta, sería tal vez un camino. Una encuesta o un coloquio, una
vez terminada la representación, es otra cosa m u y positiva, que puede dar
un gran enriquecimiento. Y si el niño se ha aburrido, si no ha podido seguir el hilo argumentai porque su nivel no se lo p e r m i t í a , entonces quizás
sería el momento de hacer un planteamiento serio y riguroso, y ver que
esta teoría que estamos defendiendo no es válida. Pero nuestra experiencia
personal, c o m o autores, actores y espectadores nos permite hacer esta proposición y dejarnos de ñoñerías y de limitaciones drásticas que no conducen a nada.
El niño no está en disposición de alcanzar el nivel de comprensión de
una persona adulta, en según qué sentido. Pero, por favor, es u n ser normal, dentro de sus límites, y no lo podemos tratar como un ser de bajo
coeficiente, c o m o por desgracia se viene haciendo en muchos casos, sobre
t o d o en programas televisivos.
En los jurados de concursos literarios de obras, ya sea teatro o novela,
para jóvenes o niños, suele haber pedagogos para mejor información a la
hora de seleccionar o determinar el premio a un t e x t o . Estamos de acuerdo, pero no debemos olvidar que el pedagogo tiene una misión m u y concreta y es m u y distinto el papel que pueda tener una obra en el sentido
pedagógico, o para trabajar a la escuela, que el interés de una representación de teatro en el que el niño o el adolescente es únicamente un espectador.
Con todos mis respetos y la cierta base práctica que me da el haber vivido durante estos años la escuela por d e n t r o , me atrevo a sugerir que se debe dejar una puerta abierta a la imaginación, a la fantasía, a la manera de
tratar los temas desde el p u n t o de vista teatral, dejando aparte, en cierto
m o d o , la rigurosidad que nos pueda influir desde el p u n t o de vista de los
pedagogos.
A cada cual lo suyo, sin ningún prejuicio: " D a d al César lo que es del
César y a Dios lo que es de D i o s " .
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