MINUTA procedimiento CBR Documentos otorgados en el

Anuncio
MINUTA
PROBLEMA: Se ha planteado la duda sobre cómo debe proceder el
Conservador de Bienes Raíces respecto a las inscripciones que deben
practicarse cuando se presentan por los interesados documentos
otorgados en el extranjero.
ANTECEDENTES:
1.-
En
el
ordenamiento
jurídico
chileno
rige
el
principio
de
territorialidad de la ley, según el cual la ley es obligatoria para todos
los habitantes de la República, incluso los extranjeros; respecto a
todos los bienes que se encuentren en el país, como también a todos
los actos y contratos que se celebren o ejecuten en Chile (Art. 14
C.C.)
2.- En el ámbito del derecho internacional privado, nuestro legislador
siguiendo el criterio de general aceptación en cuanto al derecho de
los bienes, se atiene al principio de que los bienes se rigen por la ley
del lugar en que ellos se encuentran: “lex rei sitae” (Art. 16, inc. 1º
C.C.). Todo ello, sin perjuicio de las estipulaciones contenidas en los
contratos otorgados válidamente en país extraño (Art. 16, inc. 2
C.C.). Pero los efectos de los contratos otorgados en país extraño
para cumplirse en Chile, se arreglarán a las leyes chilenas (Art. 16,
inc. 3 C.C.)
3.- De acuerdo con el principio de la autonomía de la voluntad,
consagrado en el Art. 1545 del Código Civil y 113 del Código de
Comercio, las partes son libres de someter el contrato que celebren a
una
ley
determinada
cuando
en
él
incide
algún
elementos
internacional, sea por la nacionalidad de las partes y/o el lugar de
celebración del acto o contrato de que se trate.
Ahora bien, si las partes nada dicen en cuanto a la ley aplicable
al acto o contrato que celebren en el extranjero, deberá recurrirse
para la determinación de la legislación aplicable a las normas
contempladas en el Código de Derecho Internacional Privado,
conocido como Código Bustamante, según las cuales se aplicará en
primer lugar la ley personal común a los contratantes y, en su
defecto, la del lugar de la celebración del acto o contrato: “lex locus
celebrationis” (Art. 186 Código Bustamante). De esta forma, la ley
personal común a los contratantes o la ley del lugar del país
extranjero en que se haya otorgado válidamente el acto o contrato
regirá los requisitos internos y externos del mismo,
con sólo dos
limitaciones: la capacidad del chileno si el contrato ha de tener efecto
en Chile (Art. 15, inc. 1, C.C.) y la necesidad del instrumento público
cuando la ley chilena lo exigiere para pruebas que hayan de rendirse
y producir efecto en Chile (Art. 18 C.C.)
En cuanto a la forma de los instrumentos públicos, rige la ley
del país en que hayan sido otorgadas: “lex locus regit actum” (Art.
17 C.C.). Aunque la norma se refiere sólo a los instrumentos
públicos, se ha estimado que el principio: “lex locus regit actum” es
de aplicación general en cuanto a que las formalidades externas o
solemnidades de todo acto o contrato son las que establece la ley del
lugar en que el acto o contrato se celebra. El artículo 1.027 del C.C.
recoge este principio al señalar que valdrá en Chile el testamento
escrito, otorgado en país extranjero, si por lo tocante a las
solemnidades se hiciere constar su conformidad a las leyes del país
en que se otorgó, y si además se probare la autenticidad del
instrumento respectivo en la forma ordinaria.
4.- Hasta aquí hemos visto que nuestro ordenamiento legal reconoce
y da pleno valor a las estipulaciones contenidas en contratos
otorgados válidamente en país extraño, pero los efectos de los
mismos en cuanto a las obligaciones que deriven de ellos que hayan
de cumplirse en Chile, se arreglarán a las leyes chilenas.
En consecuencia, toda vez que el cumplimiento de obligaciones
emanadas de contratos otorgados válidamente en el extranjero
requieran de inscripciones que deban practicarse en Chile, éstas se
sujetarán a las normas contempladas para estos efectos en la
legislación chilena. Tratándose del contrato de compraventa, por
ejemplo, la obligación principal del vendedor es cumplir con la
entrega o tradición y, en el caso de los bienes inmuebles, esta se
efectuará mediante la inscripción del título en el Registro de
Propiedad del Conservador de Bienes Raíces, de acuerdo a las reglas
dadas en el título VI del Libro II del Código Civil y, muy
especialmente, de conformidad a las normas contempladas en el
Reglamento del Registro Conservatorio de Bienes Raíces.
5.- El Reglamento del Registro Conservatorio de Bienes Raíces en su
artículo 63 señala expresamente “Los instrumentos otorgados en país
extranjero no se inscribirán sin previo decreto judicial que califique la
legalidad de su forma y su autenticidad conforme a lo dispuesto en
los artículos 16, 17 y 18 del Código Civil.”
La norma es clara y remite a las disposiciones contempladas en
los artículos 16, 17 y 18 del Código Civil que ya hemos revisado.
En
consecuencia,
en
concepto
de
este
Conservador
la
calificación exigida por la norma legal antes indicada corresponde
efectuarla a los Tribunales de Justicia, los que deben dictar el decreto
judicial correspondiente luego que los interesados acrediten o
prueben tanto la existencia de las disposiciones legales extranjeras
aplicables como el cumplimiento de las mismas en el caso particular
de que se trate. La legislación aplicable será la que las partes
voluntariamente han decidido que regirá el acto o contrato que
celebren o en su defecto la ley que corresponda según los principios
de derecho internacional privado que resumidamente se han señalado
en los números anteriores. Cabe tener presente en relación con esta
materia las normas contenidas en la Convención Interamericana
sobre prueba e información acerca del derecho extranjero, publicada
en el Diario Oficial de 6 de Junio de 1997 y lo establecido en el
capítulo II del Código Bustamante que contiene reglas especiales
sobre la prueba de leyes extranjeras.
6.- Ahora bien, excepcionalmente, según lo establecido en el artículo
64 del Reglamento del Registro Conservatorio de Bienes Raíces, no
obstante tratarse de instrumentos otorgados en país extranjero, para
los efectos de la inscripción, el Conservador reputará legales aquellos
instrumentos que hayan “pasado” por el Cónsul de Chile, debiendo
entenderse a nuestro juicio este término en la acepción Nº 44 del
Diccionario de la Lengua, que es más técnica respecto a la acepción
Nº 1 de dicho Diccionario y, por tanto, debe preferirse de acuerdo a
lo establecido en el artículo 21 del Código Civil; considerándose en
consecuencia como pasados por el Cónsul de Chile sólo aquellos
documentos otorgados ante él en su calidad de Ministro de Fe.
En opinión de este Conservador no es suficiente para proceder
a inscribir que los instrumentos otorgados en el extranjero hayan
pasado por un Cónsul de Chile, comprendiendo en este término los
trámites
denominados
comúnmente
como
de
legalización
de
documentos en que el Cónsul sólo certifica la autenticidad de las
firmas de los funcionarios o autoridades extranjeras puestas en los
documentos que han sido otorgados ante dichos funcionarios o
autoridades.
Por otra parte, es necesario precisar que las normas sobre
protocolización de instrumentos públicos otorgados en el extranjero
contenidas en el artículo 420 Nº 5 del Código Orgánico de Tribunales
en relación con el artículo 345 del Código de Procedimiento Civil son
normas
de
orden
procesal
y
regulan
el
valor
probatorio
de
instrumentos públicos otorgados en el extranjero, las que a juicio del
Conservador en nada alteran el alcance de lo establecido en los
artículos 63 y 64 del Reglamento del Registro Conservatorio de
Bienes Raíces, según ya hemos visto.
7.- La aplicación por parte del Conservador de lo señalado en los
artículos 63 y 64 del Reglamento del Registro Conservatorio de
Bienes Raíces, en los términos antes expresados, se ajusta a lo que
debe entenderse una correcta interpretación de las normas aplicables
a los casos en que se presenten a inscripción conservatoria
documentos otorgados en el extranjero.
En
efecto,
todos
aquellos
documentos
otorgados
en
el
extranjero que se sujeten a la ley del lugar en que se celebren o a la
ley extranjera que corresponda según los principios del derecho
internacional
privado,
requieren
para
su
inscripción
decreto
calificatorio previo, incluidos los documentos extranjeros que sólo
pasen por el Cónsul de Chile para el trámite de legalización.
Por otro lado, todos aquellos documentos extendidos en el
extranjero que se otorguen ante el Cónsul chileno en su calidad de
Ministro de Fe, no requieren de decreto judicial calificatorio, toda vez
que las partes otorgantes decidieron voluntariamente sujetarse a la
ley chilena.
De esta manera, tiene sentido y resulta lógico que la intención
del legislador fue exigir decreto judicial para calificar la legalidad de
los documentos otorgados en el extranjero, en todos los actos en que
la ley aplicable es la extranjera.
Y liberar de esta exigencia a los
documentos extendidos en el extranjero, pero otorgados ante el
Cónsul de Chile, porque en estos casos la ley aplicable por voluntad
de los propios interesados es la chilena siendo innecesario en
consecuencia el decreto judicial calificatorio.
8.- Cabe señalar que el Reglamento Consular contenido en la ley de
28
de Noviembre de 1860, vigente en la época en que se dictó el
Reglamento del Registro Conservatorio de Bienes Raíces de1857 y el
Reglamento Consular de Chile, Decreto Nº 172 del Ministerio de
Relaciones Exteriores, vigente en la actualidad, ha otorgado y otorga
a los funcionarios consulares, entre otras cosas, la
calidad de
Ministros de Fe Pública para el otorgamiento de actos o contrato en el
extranjero, quedando en estos casos sin aplicación el principio de
derecho internacional privado que establece que en cuanto a su
forma los actos y contratos deben necesariamente sujetarse a la ley
del lugar en que se celebren.
La Dirección General de Asuntos Consulares e Inmigración del
Ministerio de Relaciones Exteriores, mediante minuta del mes de Abril
de 2005, dirigida a los consulados de Chile, ha informado sobre el
criterio del Conservador respecto a los documentos otorgados en el
extranjero, en los términos expuestos en la presente minuta.
CONCLUSIÓN
Por todo lo expuesto y atendido lo dispuesto en los artículos 63 y 64
del Reglamento del Registro Conservatorio de Bienes Raíces, el
Conservador deberá proceder en la siguiente forma:
a) Practicará las inscripciones que se le soliciten cuando se
acompañe
como
título
una
escritura
pública
suscrita
y
extendida ante el Cónsul de Chile, debidamente legalizada, la
que para efectos prácticos de control se requerirá que sea
protocolizada en una Notaría en Chile.
b) Practicará las inscripciones que se le soliciten cuando el tribunal
que corresponda dicte el decreto judicial que califique la
legalidad de
los títulos y documentos otorgados en el
extranjero, en todos los casos en que la ley aplicable sea la
extranjera. Los documentos que se presenten al Tribunal deben
encontrarse legalizados y protocolizados.
c) Los poderes con que actúen las partes en los actos y
contratos que requieran inscribirse, deberán sujetarse en
las mismas normas antes señaladas, exigiéndose decreto
calificatorio del Tribunal que corresponda cuando se
aplique la ley extranjera; no siendo ello necesario
cuando se otorguen ante el Cónsul de Chile como
Ministro de Fe Pública.
Descargar