EJERCICIO PARA NIÑOS Y ADOLESCENTES: previniendo los excesos Prof. Gerardo A. Araya Vargas, M.Sc. 1 Escuela de Educación Física y Deportes, Facultad de Educación, Universidad de Costa Rica 2 Escuela de Ciencias del Deporte, Facultad de Ciencias de la Salud, Universidad Nacional [email protected] 8 1y2 La práctica de ejercicio y actividades deportivas trae muchos beneficios a la salud, especialmente para los niños y niñas, quienes además, ven fortalecido su desarrollo social, cognoscitivo, emocional y físico, gracias a la práctica regular de actividad física vigorosa. Sin embargo, cuando un niño o una niña hacen deporte, no solo está de por medio sus intereses, sino también los de sus padres y entrenadores. Estos, muchas veces, se convierten en una fuerte carga para los y las jóvenes deportistas. Así, nos encontramos con padres y madres que esperan que sus hijos triunfen en el deporte, en lo académico, en fin, en cualquier cosa que hagan. Pero ese deseo de triunfo, es realmente la proyección del deseo de logro de metas que papá o mamá, no han podido conseguir o se basa en la necesidad de mantener una tradición familiar de éxitos. Sea como sea, muchos niños y niñas deportistas, se ven sometidos a gran presión por alcanzar victorias; algunos desde temprana edad. Esa exigencia, limita el disfrute de la actividad por parte del niño (a); los especializa en una disciplina, limitando su exploración de otros movimientos y por ende limitando su desarrollo integral; los involucra en un deporte, casi siempre el preferido de los padres; los somete a estrés desde muy temprano; aumenta el riesgo de que sufran lesiones; disminuye poco a poco, su motivación para seguir en el deporte, entre otras cosas. Existe un trastorno denominado burnout, que tiene que ver con la pérdida de energía física y psíquica, que conlleva una disminución dramática de la capacidad para rendir y una pérdida de motivación para continuar practicando una actividad. Este trastorno, inicia con sobrecargas de las cuales, una persona no se logra recuperar bien; acumulación progresiva de fatiga; desgaste físico y mental; todo esto en un marco de presión o exigencia del entorno, lo que provoca que quien sufra de esto, termine, casi siempre, perdiendo interés en su actividad e incluso, abandonándola. El burnout se ha estudiado en ejecutivos, trabajadores de diversos ámbitos y también, se ha analizado en el deporte, especialmente con entrenadores y árbitros o jueces. Pero también, se ha estudiado este problema en deportistas y se han detectado síntomas en jóvenes. Por ejemplo, un estudio realizado por Elena Alvarado, graduada de la Licenciatura en Ciencias del Deporte de la Universidad Nacional, identificó síntomas de burnout en jóvenes deportistas costarricenses de disciplinas colectivas (fútbol, volibol y baloncesto) e individuales (halterofilia, atletismo y natación), según sexo, edad y tipo de disciplina. En ese estudio, participaron 100 jóvenes con edades entre los 14 y 19 años, (77 con edades de 14 a 16 años y 23 de 17 a 19 años) residentes del área metropolitana, todos pertenecientes a asociaciones deportivas. Los sujetos se encontraban en el período de pretemporada, así mismo, todos eran participantes de selecciones de juegos deportivos nacionales y con un nivel socioeconómico similar. Todos los sujetos tenían al menos dos años de experiencia deportiva, en el momento de realizarse el estudio. Se les aplicó una vez, en condiciones estables, una escala de burnout. Los resultados mostraron, que los deportistas de disciplinas individuales entrevistados estaban ubicados en el nivel de alerta mientras que los sujetos de las disciplinas colectivas estaban en la categoría en que se encuentran bien. Tanto varones y mujeres de disciplinas colectivas e individuales se encontraban dentro de la 23 categoría de alerta la cual según la categorización de la escala que se aplicó, indica que estos sujetos deberían estar atentos ante posibles cambios en su nivel de entrenamiento o en sus hábitos cotidianos que podrían llevarlos a ser candidatos fuertes al burnout. El mismo patrón se observó con respecto a la edad ya que tanto los sujetos de 14 a 16 años como los de 17 a 19 años se ubicaban en la zona de alerta. Si estos jóvenes siguen sometidos a presión, es probable que lleguen a abandonar el deporte, se frustren o se vuelvan sedentarios. En futuras investigaciones, principalmente con atletas infantiles y juveniles, se debería prestar especial atención a los factores estresores (entrenadores, padres, madres, ambiente de entrenamiento, otros) y a la forma de controlarlos. El deporte en niños, niñas y adolescentes, debería ser una práctica educativa, liberadora, creativa, que propicie su desarrollo integral y no, por el contrario, la aparición de trastornos como el burnout. Es importante que padres, entrenadores y dirigentes deportivos faciliten que el deporte infantil se desarrolle pedagógicamente y que no se oriente más al logro de resultados, como si se tratase de competencias de adultos en miniatura. 24