La moratoria a transgénicos debe mantenerse

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RESPUESTA A NUESTRO EDITORIAL “ZANAHORIAS PARA EL GOBIERNO”
La moratoria a transgénicos debe mantenerse
- BERNARDO ROCA REY-
E
l editorial “Zanahorias para el Gobierno” (19/3/2015) abunda en seudoargumentos y errores científicos y
estadísticos, repetidos por las transnacionales de transgénicos y sus lobbistas,
para llegar a una conclusión totalmente contraria
al interés nacional, a nuestra rica biodiversidad y a
toda la cadena productiva alrededor de ella.
Para empezar, el editorial en cuestión contradice absolutamente otros publicados antes por
El Comercio, como “Gobierno debe promulgar
moratoria de transgénicos” (9/6/2011), “Moratoria de transgénicos: El Gobierno tiene que
recobrar la iniciativa” (2/10/2011) y otros similares que apoyaban una esforzada campaña
nacional.
Dice, asimismo, el editorial mencionado que
para justificar la moratoria, “algunos argumentaron que los OGM son –o pueden ser– dañinos
para la salud. Esta posición es imposible de sostener con evidencia científica” y nombran una serie de estudios. Sin embargo, omiten mencionar
que la misma Unión Europea y la mayoría de sus
países miembros prohíben la presencia de transgénicos por diversos motivos.
De allí que, así como hay caudal de estudios a
favor de los transgénicos, hay otros muy serios que
concluyen que comprometen “el futuro de la agricultura, de la alimentación, la biodiversidad y los
medios de vida de todos los habitantes del planeta”. La razón y la rigurosidad no pueden atribuirse
exclusivamente a solo una de las partes, menos en
este caso tan sensible para los peruanos.
Afirma también el editorial que “a la fecha no
se ha reportado ningún daño significativo a la
biodiversidad” por el uso de transgénicos, como
Presidente de Apega
lo sostiene la Asociación Peruana para
el Desarrollo de la Biotecnología. Pero
otros protagonistas del debate ya mundial afirman todo lo contrario. Es el caso de la ambientalista de India Vandana
Shiva, quien lidera una cruzada advirtiendo los peligros graves de lo que llama
el “totalitarismo alimentario”, que pretenden
imponer las transnacionales de transgénicos como Monsanto con apoyo de algunas instituciones internacionales. “El futuro de la humanidad
está en riesgo”, dice, en concordancia con grupos
como Slowfood.
En cuanto a los ‘mágicos’ resultados, tampoco serían tales. En Estados Unidos se ha reportado que en cultivos transgénicos las plagas desarrollan resistencias con pérdida de cosechas y el
hecho de tener que recurrir a pesticidas aun más
fuertes. Y en varios otros lugares, como en Chile,
los apicultores denuncian una grave contaminación transgénica que causa la devolución, y la
ruina, de sus exportaciones de miel a Europa.
Decir entonces, de modo maniqueo, que las
semillas transgénicas pueden cambiar el nivel de
vida de los peruanos es una falacia. Hay que decirles a los agricultores peruanos que la soya y el
maíz transgénico han devastado gran parte de la
selva brasileña. Y hay que ir a los Andes y la Amazonía para comprender la relación del agricultor peruano con el campo y su cosmovisión, que
valora un cultivo no solo por su rentabilidad sino
por su significado para su cultura y su vida.
El agricultor peruano ha sido el guardián de
nuestra biodiversidad, y eso ya le está rindiendo
buenos frutos económicos. Cuando la tendencia
mundial es el “health and wellness”, los consu-
midores buscan productos… ¡libres de
transgénicos! De allí la obligación y control del etiquetado en todos los alimentos
(e incluso en comida para aves) y el enorme nicho para nuestros productos orgánicos. Lo lógico y lo urgente para el
Perú es, por ello, desarrollar su riqueza biogenética natural y poner en valor sus
cultivos únicos sin afectar nuestro medio ambiente, salud y gran potencial de despensa orgánica mundial. Allí están la quinua y el cacao y otros
productos peruanísimos que el mundo aprecia.
Mal haría el Gobierno Peruano, entonces, en
permitir el acceso de semillas transgénicas. Claro que el Estado necesita una dosis extra de
beta-caroteno, de zanahorias orgánicas,
pero ello para evitar que los intereses particulares que lucran con los transgénicos
agudicen la ceguera mostrada en otros
terrenos y le hagan ver la necesidad de no
levantar la moratoria de 10 años, mientras no sepamos definitivamente sus consecuencias, para lo cual debe promoverse
la rigurosa investigación científica sobre sus
efectos en todo sentido.
La marca Perú, en tanto, tiene que seguir siendo eso: buena cocina y buenos productos orgánicos diferenciados cargados
de valores gustativos, saludables, ambientales y culturales. Productos con sabor, historia,
bienestar y conciencia, como los del Perú, para
beneficio del pequeño agricultor, del artesano, del emprendedor y de esos millones
que durante siglos esperaron esta
oportunidad de preservar y a la vez
competir y ganar.
ILUSTRACIÓN: VÍCTOR AGUILAR
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