Neuroeje. 1998, 12, No. 1 14-19 ARTICULO QUISTE COLOIDE DEL III VENTRICULO (Reporte de cuatro casos) Dr. Fernando González Salazar Depto. de Neurocirugía Hospital México Apdo. 731-1150 La Uruca Correo electrónico: [email protected] RESUMEN Los quistes coloides del tercer ventrículo comprenden del 0.5'10 al 1.5% de los tumores intracraneanos y cerca del 14% de los tumores intraventriculares. Su localización puede ser en los segmentos anterior, medio o posterior del tercer ventrículo e incluso en el cuarto ventrículo. Varias teorías se han propuesto para explicar su origen. Los métodos diagnósticos han evolucionado desde los tiempos de Dandy al igual que las técnicas neuroquirúrgicas, permitiendo una terapéutica temprana. El presente es un reporte clínico de cuatro pacientes tratados en el Servicio de Neurocirugía del Hospital México; adicionando una revisión del tema. Palabras claves: Quiste Coloide, Paráfisis, Tercer Ventrículo, Diagnóstico, Técnicas Neuroquirúrgicas. ABSTRACT Third ventricular coHoid cysts form about 0.5%-1.5% of all intracranial tumors and nearly 14% of aH intraventricular tumors. They can be observed in the anterior, middle or posterior segments of the third ventricle and even in the fourth ventricle. Several theories has been proposed to explain its pathogenesis. The diagnostic tools has evolved since Dandy's methods, neurosurgical techniques has been improved allowing early therapy. This is a clinical report of four patients treated in the departament of neurosurgery at the "Hospital México" and foward topie review. Key words: CoHoid Cyst, Paraphysis, Third Ventricle, Diagnosis, Neurosurgical Techniques. REPORTE DE CASOS Caso Na 1 (1987) Paciente femenina de 16 años, estudiante de secundaria, sin antecedentes de enfermedad crónica conocida. Previo buen estado general, inicia cuadro clínico de 8 meses de evolución caracterizado por cefalea opresiva frontal que se convierte a universal, aliviando con reposo y analgésicos comunes; progresivamente la cefalea se torna más frecuente e insidiosa asociándose mareos, náuseas, vómitos, fosfenos, tinnitus y no aliviando con el reposo o analgésicos. Ocasionalmente refiere caídas por sensación de flacidez en miembros inferiores. A la exploración física se encontró sin déficit motor o sensitivo, pero con papiledema bilateral. T.A.c. muestra lesión quística a nivel del tercer ventrículo asociado a dilatación de ventrículos laterales. La lesión se resecó completamente (lesión de 3cm) por medio de un abordaje transcortical - transventricular derecho y microscopía. Su postoperatorio transcurre sin ningún tipo de déficit neurológico. Sin embargo, requirió derivación ventrículo peritoneal al cuarto día, debido a dilatación ventricular demostrado por T.A.c. Su estancia hospitalaria fue de 7 días. Actualmente, la paciente goza de excelente salud, los T.A.c.s de control no muestran recidiva y no ha requerido cambio de derivación. Caso N° 2 (1993) Paciente masculino de 41 años, agricultor, sin antecedentes de enfermedad crónica conocida. Previo Vol. 12, 11 o 1, 1998 buen estado general, inicia cuadro clínico de 6 meses de evolución caracterizado por cefalea frontal, tipo "punzante", que se torna universal mejorando con reposo y analgésicos comunes. Progresivamente empeora su cefalea asociando náuseas, vómitos y disminución de la agudeza visual, ocasionaL en ojo derecho, más tarde notó disminución progresiva sostenida de la agudeza visual de ambos ojos y parestesias en ambos miembros inferiores. Al examen neurológico se observa, papilcdema bilateral y un T.A.C. demostrando dilatación de ventrículos laterales y lesión quística a nivel de la porción anterior del tercer ventrículo. Se realizó resección completa de un quiste de 2cm x 1.5cm por medio de abordaje transcortical transven tricular derecho con microscopía. En el postoperatorio manifestó trastornos de orientación y memoria que progresivamente desaparecieron para el sexto día postquirúrgico. Su visión mejoró progresivamente en término de meses. Su estancia hospitalaria fue de 10 días y actualmente goza de excelente salud. No ha requerido derivación de LC.R. Los TA.C.s de control no evidenciaron recidiva tumoral ni dilatación ventricular. Sigue dedicado a la agricultura. Quiste coloide 15 aproximadamente 1 mes de evolución caracterizado por cefalea intensa, pérdida de la agudeza visual, desorientación, pensamiento desorganizado, ideas de confabulación, ecolalia, alteración en la abstracción, trastornos de memoria reciente y antigua, papiledema bilateral. Inicialmente, fue tratada por psiquiatra, posteriormente fue valorada por el Servicio de Neurocirugía demostrándose hidrocefalia y una lesión que ocupaba el tercer ventrículo. La LR.M. mostró lesión quíst'ica en el tercer ventrículo que desplazaba el quiasma óptico y obliteraba los agujeros de Momo. Se realiza completa resección de quiste coloide de aproximadamente 3cm vía transcorticaltransventricular con microscopio. Su postoperatorio transcurre adecuado por 3 días. Después requirió derivación de L.CR. por dilatación ventricular, la cual fue necesario revisarla y cambiar su cabo proximal por disfunción. Posteriormente, su estado mejora por unos días, se deteriora progresivamente cursando con diabetes insípida, insuficiencia suprarrenal, sepsis de L.CR., leucopenia, trombocitopenia, edema pulmonar agudo, coagulación intravascular diseminada; falleciendo a los 36 días de la cirugía. Caso N° 3 (marzo/96) Paciente femenina de 29 años, médico, sin antecedentes de enfermedad crónica conocida. Previo buen estado general, inicia cuadro clínico de 8 días de evolución caracterizado por cefalea, no pulsátil, tipo universal, por la mañana al levantarse de la cama, que se alivió con analgésicos. Cuatro días después remite la cefalea de mismas características notando que aliviaba o empeoraba con los cambios de posición asociando mareos, náuseas V vómitos, sin trastornos visuales. El examen neuro16gico es normal y no hay papiledema bilateral. T.A.c. demostró dilatación de ventrículos laterales y la l. R.M. demostró lesión quística a nivel de la porción anterior del tercer ventrículo, hipointensa en T1 e hiperintensa en T2. Se le realizó resección completa de un quiste coloide de 1cm x 1cm por medio de vía transcallosa. Su postoperatorio transcurre con desorientación intermitente, trastornos de memoria reciente y un l/síndrome cerebral perdedor de sal" que resolvieron al quinto día. Su estancia hospitalaria fue de 7 días. Actualmente, no presenta ningún déficit de función supenor, motor o sensitivo. Los TA.Cs de control no evidencian dilatación ventricular ni residuos del quiste. Continúa laborando en su hospital escuela. Caso N° 4 (abril/96) Paciente femenina de 51 años, ama de casa, sin antecedentes de enfermedad crónica conocida. Previo buen estado general, inicia cuadro clínico de Corte Coronal T.A.C. con medio de contraste mostrando lesión esférica, hipercaptante, de 2cm x 2cm, ubicada en la porción anterior del tercer ventrículo y que oblitera los agujeros de Monro. Se evidencia dilatación de ventrículos laterales. 16 F. González NéunWJe COMENTARIO El quiste coloide se trata de una lesión tumoral guística gue contiene en su interior un material viscosogelatinoso. Casi siempre se originan en el tercer ventrículo y muy pocos nacen en el cuarto ventrículo. Constituyen el 0.5 al 1'¡-;, de todos los tumores intracraneales y aproximadamente el 14% de las lesiones intraventriculares.(4) Muy bajo porcentaje son descubiertos en la nir"lez, siendo más frecuente observados en las edades entre los 20 - 50 aiios sin preferencia de sexos. (4,8) No se puede excluir la posibilidad de una transmisión autosómica recesiva. Existen reportes de quistes coloides en gemelos idénticos y de tres hermana e: a edades diferentes.(6,13) La primera descripción de este tunwr fUl' beche1 por Wallman en 1858 al reportar la autop·,ia de un hombre de 50 ai\os de edad con historia de trastornos de la marcha y esfínteres. El diagnóstico premórbido no era posible hasta la introducción de Ji¡ ventriculografía y pneumoencefalografía por Dandy'; posteriornwnte, él reportó cinco pacientes con quistes coloidF~. de [els cuales cuatro fueron exitosamente operad(". ('l e! I Corte Sagital TR. corto de I.R.M. mostrando lesión qufstica hipointensa a nivel de la porción anterior del tercer ventriculo. Se evidencia dilalación de ventdculo lateral. Corte Coronal I.R.M. TR. corto mostrando lesión qufstica hipointensa que oblitera los agujeros de Monro. Se evidencia dilatación de ventr/culos laterales. PATOLOGÍA Dentro del tercer ventrículo, esta lesión, se ubica, usualmente, a nivel de los agujeros de Monro, por lo que se han postulado cuatro teorías sobre su patogénesis. La primera derivándose del neuroepitelio primitivo que forma la lámina de la cubierta de la tela comidea. Otras teorías expresan su origen a partir de las células ependimarias o de la paráfisis. De acuerdo con lo anterior, también se han denominado estos quistes como quistes neuroepiteliales y parafisiarios. Otros autores como Hirano y Ghatak sugieren que los quistes coloides tienen un origen endodérmico. La paráfisis es una estructura sacular de finas paredes que se forma durante la embriogénesis como una evaginación del techo del tercer ventrículo perdiendo significado funcional en el humano, degenerando en el embrión de lOOmm; pero manteniendo una función secretora en el anfibio. Esta estructura se ha asociado al origen del quiste coloide debido a que la gran mayoría se ubica donde la paráfisis se localiza. Sin embargo, esto no explica la aparición de estos quistes en el septo pelluciduID, porción posterior del tercer ventrículo y el cuarto ventrículo. (4,12) Se han encontrado lesiones quísticas en los plexos coroides, por lo que se ha propuesto la posibilidad que de aquí se origine el quiste coloide. Sin embargo, los quistes coroideos rara vez contienen cilias y no producen el mismo contenido mucoso de los quistes coloides.(14,l ) La teoría ependimaria se basa en los estudios con Quiste coloide 17 Vol. )2, n° 1, 1998 microscopía electrónica mostrando una cercana r{'lación morfológica entre el quiste y el epéndimo. Los U\vestigadores Hirano y Ghatak descartan las teorías neuroepitelial y ependimaria, apoyados en sus estudios con microscopio electrónico, hechos en tres casos de autopsia. Encontraron que las células secretoras del quiste coloide tienen una densa superficie electrónica, la cual no se observa en ninguna etapa del neuroepitelio, además, el epitelio de los quistes descansan sobre una prominente membrana basal, no observable en el ependima. Por lo anterior, sugieren que la enfermedad tiene un origen endodérmico.(14) La pared del quiste consiste en una umca capa de epitelio columnar ciliado y no ciliado, esto es variable. También se ha observado epitelio columnar estratificado, cuboide o escamoso. Esta capa epitelial tiene un estroma de tejido colágeno. El material contenido dentro del quiste es gelatinoso y homogéneo. Al microscopio electrónico se describen dos tipos de células epiteliales. Un grupo ciliada con microvellosidades y otro más denso electrónicamente con un retículo endoplásmico bien desarrollado. Esto sugiere una función secretora. Macroscópicamente, al momento del diagnóstico, tiene un tamaño de 1 a 2cm, ubicándose en la parte anterior del tercer ventrículo. Pueden alcanzar mayor tamaño llegando a 4 cm y en este caso ocupar todo el ventrículo. Son redondos y ovoides y lisos. Suelen obstruir los orificios de Momo causando hidrocefalia de los ventrículos laterales que puede ser simétrica o asimétrica, de acuerdo con las particularidades de la compresión, pero por general es simétrica. SíNTOMAS Y SIGNOS El tumor puede provocar la muerte súbita. Sin embargo, en una revisión de 55 casos de deterioro súbito y muerte, los autores concluyen que muchos de estos tuvieron un período prolongado entre la presentación de los síntomas y el diagnóstico. Además de no existir relación con el tamaño del tumor ni al grado de hidrocefalia. Como probables mecanismos responsables, se propone un bloqueo agudo de la circulación del líquido cefalorraquídeo resultando en herniación y un trastorno del control reflejo cardiovascular mediado por el hipotálamo.(lO) La cefalea es el síntoma más frecuente y representa más del 75%. Esta puede ser tan severa, inicialmente, que el paciente amerite hospitalización o ser intermitente con intervalos irregulares por períodos de años, atribuídos a obstrucción periódica del agujero de Momo por el quiste al pendular de su tallo.(14) Se han descrito "ataques" súbitos de debilidad en miembros inferiores que provocan la caída del paciente. Esto se debe, presumiblemente, a una hidrocefalia aguda que rápidamente, comprime las fibras corticoespinales. Este particular síntoma rara vez se ha relacionado a otros tumores intracraneales y puede ocurrir de una forma diaria o con intervalo de años. La demencia puede ser otra manifestación, la cual se observa de modo progresivo. Se reportan crisis convulsivas en el 20% de los casos. También se han observado anormalidades en la regulación de la temperatura y de la función endocrina. A continuación se presenta la estadística de síntomas y signos en un estudio de 38 casos.(4) SINTOMAS N° o;., Cefalea Trastorno de la marcha Trastorno mental Vómitos (± náuseas) Visión borrosa Jncontinencia Mareo Tinnitus Convulsiones Deterioro agudo Diplopia "Ataques de caída" Diabetes insípida Asintomático 26 18 14 14 9 68% .l7% 37% 37% 24% 13% 13% 13% 10% 10% 8'%, SIGNOS N° % Papiledema Trastorno de marcha Examen normal Hiperreflexia Babinski Incoordinación Nistagmus Tremor Hiporreflexia Parálisis de sexto par 18 12 10 47% 32% 26% 24% 21% 13% 13% 10% 8% 5 5 5 4 4 3 1 1 1 9 8 5 5 4 3 2 DIAGNÓSTICO Las radiografías simples de cráneo no suelen exhibir imágenes características porque estos quistes no contienen calcio. La presencia de calcio en un tumor que se presenta en el agujero de Momo tiende a descartar quiste coloide. Por lo común podrían aparecer manifestaciones de hipertensión endocraneana, pero falta en la silla turca el tipo de erosión debida a un tercer ventrículo dilatado porque la porción anterior de este ventrículo no está dilatada.(12) 18 F. González El TAC sin medio de contraste muestra una lesión esférica u ovoide de bordes bien delimitados, homogénea, hiperdensa (45 - 75 UH) ubicada en la porción anterior del tercer ventrículo, por delante o detrás del foramen de Monro.(8) Rara vez es isodensa. La hiperdensidad que se nota en el TAC sin medio de contraste probablemente se deba a productos de descamación de la pared del quiste, hemosiderina y tal vez a focos microscópicos de calcificación.(7) En el TAC con medio de contraste se observa leve hipercaptación, pero no es infrecuente la ausencia de captación del medio. La presencia de vasos sanguíneos en la pared del quiste como i:a::::bién la difusión del contraste dentro de la cavidad pu.:.i<:'n ser la razón de la hipercaptación.(7) La hemorragia es rara. El grado de hidrocefalia puede variar de leve a severa pero no es proporcional al tamaño del quiste.(5) En la R.M. la apariencia del quiste es muy variable y puede encontrarse hipointensidad, isointensidad o hiperintensidad en todas las secuencias. La señal puede ser homogénea o heterogénea. Las características morfológicas y de ubicación son similares a las del TAC. La principal posibilidad de diagnóstico diferencial ante una masa en esta región es el astrocitoma del septum pellucidum. De modo típico se observa isodenso en el TAC. sin contraste y apenas tiene hipercaptación del medio de contraste. La R.M. muestra hipointensidad o isointensidad en TR corto. Otras entidades son ependimoma y el meningioma intraventricular que no siempre nacen en el punto de origen de un quiste coloide. Además, se debe recordar que el 80% de los craniofaringeomas en adultos y el 20% en los niños no muestran calcificaciones. Especial atención se debe dar al xantogranuloma del tercer ventrículo que comparte con el quiste coloide sus mismas características clínicas, tomográficas y de R.M., siendo sólo diferentes en su histología y al quiste de neurocisticerco solitario de ubicación similar, que cuando degenera su contenido, simula la misma apariencia en una R.M. y TAC.(2,7,8,1l) TRATAMIENTO Dandy en 1922 describió inicialmente el abordaje quirúrgico del quiste coloide tratándose de una vía trans - lóbulo frontal derecho hasta llegar al cuerno dilatado del ventrículo lateral derecho. Su mortalidad fue del 10 - 20% Y se asociaba a complicaciones como hematoma subdural, convulsiones, estupor o coma, confusión y el síndrome de Korsakoff. Torkildsen propuso la derivación ventricular como método conservador para evitar las anteriores complicaciones y la mortalidad. Sus resultados fueron generalmente buenos. Sin embargo, se desarrolla dependencia de la Nellroeje derivación, además de que persiste el riesgo de los efectos progresivos de la presión local del tumor. Por estas razones se establecen actualmente diferentes tipos de tratamiento quirúrgico.(14) a) Observación o Derivación de L.c.R.: Camacho y colaboradores sugieren observación si el tamaño de los ventrículos es pequeño y el quiste mide menos de 1.5 cm. Sin embargo, existen reportes de pacientes fallecidos por obstrucción ventricular aguda, que tenían quistes pequeños. La derivación del L.CR. para que sea eficaz, en esta patología, debe ser biventricular, pero esto no es curativo y está expuesto a disfunción e infección.(9) b) Aspiración por Estereotaxia: Esta técnica fue descrita en 1978 por Bosch y colaboradores. Inicialmente, los resultados mostraron que la aspiración era segura y eficaz como alternativa a la técnica microquirúrgica. Sin embargo, los resultados, de estudios seriados recientes reportan una alta recurrencia del quiste y fallo para la aspiración adecuada cuando éste es de paredes gruesas, menor a 1cm y de contenido muy viscoso o sólido, además potencialmente puede lesionar el fornix y causar hemorragia por daño a las venas ependimarias.(9,14) e) Vía Transcortical - Transventricular: Fritsch reporta la resección de 18 quistes coloides sin ningún daño neurológico persistente pero el 33% requirieron derivación de L.CR. permanente. Morita y Kelly adicionan a esta técnica el uso de la estereotaxia volumétrica computada y la angiografía digital estereoscópica sustraída, TAC. y R.M. De modo que logran minimizar el daño a importantes estructuras corticales y profundas. Aún así, sufrieron complicaciones en el 33% de sus casos. Trastornos de memoria en 4 pacientes, trastorno de consciencia en 2 pacientes, hidrocefalia postquirúrgica en 2 pacientes, secreción inapropiada de hormona antidiurética (S.I.AD.H.) en 1 paciente e higroma subdural en 1 paciente.(9) d) Vía Transcallosa: Es la vía quirúrgica usual desde 1970. Asociada a microcirugía para la resección de los quistes coloides. Su ventaja estriba en que ofrece un plano natural para la disección, puntos de orientación anatómica y evita la incisión cortical. Sus complicaciones incluyen infarto venoso al sacrificar venas puente, trombosis del seno sagital por retracción, infartos arteriales por lesión a las arterias pericallosas durante su separación, síndrome de desconección, daño al fornix y a los núcleos subcorticales.(9,14) Quiste coloide 19 Vol. 12, n° 1, 1998 e) Vía Endoseópiea Los avances en el desarrollo de la fibra óptica junto con instrumentos endoscópicos han revolucionado su uso en la Neurocirugía. Sus ventajas incluyen una colocación simple y neutra del paciente, la incisión y el trépano siguen la misma orientación para una ventriculostomía frontal, esto ofrece un rápido acceso al quiste, existe mínima disrupción de la corteza por usar un introductor y es un procedimiento que se puede realizar con anestesia local. Los resultados preliminares de Lewis y colaboradores indican sólo 1 caso de 16 pacientes operados con convulsiones postoperatorias que resolvieron con tratamiento anticonvulsivo, reducción del tiempo operatorio a 96 minutos permanencia de 1 día en la unidad de cuidados intensivos (U.C.L), 1 día en el salón y regreso a sus actividades laborales 22 días después de la salida del hospital.(9) CITAS BIBLIOGRAFICAS 1. Aleta, Francisco: Diagnóstico de los Tumores E/ldocraneales, Primera Edición, Editorial Los Autores, 1990, pags. 2 y 23. 2. Couldwell WT; Chandrasoma P; Apuzzo ML; Zec CS: Third Ventricullar Cysticercal Cyst Mimiking a Colloid Cyst: Case Report. Neurosurgery. 1995, Oec;37 (6): 1200 - 3. 3. Findlay JM: Colloid Cyst Removal (letler). J. Neurosurgery. 1995, April; 82 (4): 703 - 4. 4. Greenberg Mark. S: Handbook of Neurosllrgery, Third Edition, Greenberg Graphics Inc. 1994, pags 203 and 646648. 5. Guner M; Shaw M.O.M.; Turner J.W,., et al: ComplLted Tomography in the Diagnosis of Colloid Cyst. Surg. Neurol 6: 345 - 8, 1976. 6. Ibrahim AWMB; Farag H.; Naguib M.; Ibrahim E.: Nellroepithelial Cyst 01 the Third Ventric1e in the Identieal Twins. J - Neurosurg. 1986; 65: 401 - 03. 7. Latchaw, Richard E.: Diagnóstico por Imagen 1'11 Resonancia Magnética y Tomografia Computarizada de Cabeza, Cuello y Columbia. Vol. 1 - 2. Segunda Edición, Mosby Year Book de España, 1992, pags 496 - 501 Y 707 . 708. 8. Lee; Rao; Zirnmerman: Cranial MRI and CT; Third Edition; McGraw Hill; 1992. pags. 233 - 234; 357 - 363. 9. Lewis - AL; Crone - KR; Taha - J; van - Loveren - HR; Yeh HS; Tew - JM Jr.: 5urgical Resection olThird Ventrical Col/oid Cyst. Preliminary Results Comparing Transcallosal Microsllrgery with Endoscopy. ] - Neurosurg. 1994. August; 81 (2) 174 - 8. CONCLUSION Estos cuatro casos demuestran que el principal síntoma presentado es la cefalea y en particular su modificación con la posición adoptada por el paciente, además de su característica progresiva e insidiosa; la mayoría presentó algún déficit visual y sólo un caso se asoció a un síndrome demencial; una especial atención se debe prestar a estos casos descartando inmediatamente organicidad ya que el rápido deterioro conduce a la muerte. Nuestros pacientes presentaron como manifestaciones postquirúrgicas cuadros de desorientación y trastornos de memoria que desaparecieron en término de días y los tres continúan con una excelente calidad de salud y libres de la enfermedad. Los abordajes quirúrgicos empleados no representaron dificultad técnica ni superioridad de uno a otro. Sin embargo, los resultados preliminares usando la técnica endoscópica son alentadores desde el punto de vista económico, manteniendo un aceptable grado de seguridad para el paciente. No obstante, requerimos de una mayor casuística con este método y de personal debidamente experimentado para incluirlo en nuestro medio. 10. Rvder ]W; Kleinschmidt BK; Keller TS: Sudden Deterioration a~d Death in Patients with Bening Tumors of lhe Third Ventric1e Area.] - Neurosurg. 64: 216 - 23, 1986. 11. Tatter - SB; Ogilvy - CS; Golden - JA; Ojeman - RG; LouisON: Third Ventricular Xanthogranlllomas Clinically and Radiological/y Mimiking Col/oid Cyst: Report olTwo Cases. J Neurosurg. 1994, October, 81 (4): 605 - 9. 12. Taveras - Wood: Diagnóstico Nellroradiológico, Editorial Panamericana, 1987, pags. 448 - 452 Y 739. 13. Vandertop - WP; Gosselaar - PH; Nesselrroij - B: T1Iree 5isters with Col/oid Cyst 01 Third Ventric1e (letler). Lancet. 1995, September 2; 346 (8975): 643-4. 14. Youmans Julian R: YOllman's Neurological Surgery, Third Edition, W.B. Saill1der Company. 1990, pags 3238 - 3241.