Jakob Ludwing Félix Mendelssohn Bartholdy

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Jakob Ludwing Félix Mendelssohn Bartholdy, nació el tres de febrero de 1809 en Hamburgo (Alemania) y
murió en Berlín el cuatro de noviembre de 1847, a los treinta y ocho años de edad.
Su Vida
Félix Mendelssohn, nació de familia Judía por parte paterna y materna. Era hijo de Abraham Mendelssohn
(1776−1835) y de Lea Salomon (1777−1842), a quien llamaban familiarmente Lilla.
En la casa de Salomon, la música era importante; allí se conocía perfectamente la obra de Bach, y Lea hablaba
además inglés y francés, y poesía leer en versión original, en griego, los poemas de Homero. Este ambiente
cultural, resultaría enormemente beneficioso para el futuro del pequeño Felix.
Los orígenes de la familia Mendelssohn pueden seguirse desde el siglo XIII. Entre sus antecesores paternos
encontramos al filósofo y teólogo R. Moses Isserles, que vivió en el siglo XVI, y destacados rabinos y juristas
establecidos en Alemania, Polonia e Italia. Por parte materna, su tía abuela Sarah Itzig (1761−1854), fue
alumna predilecta de Wilhem friedemann Bach, hijo mayor de Johann Sebastian Bach.
Su abuelo paterno Moses Mendelssohn tuvo seis hijos, tres niñas y tres varones, entre ellos Abraham, padre de
Félix Mendelssohn, quien vivió algunos años en París como empleado de la casa Fould hasta 1804, que
regresó a Alemania para asociarse con su hermano Joseph en un negocio bancario, que llegaría a ser una de
las entidades de crédito más importantes de Europa. Después de su enlace matrimonial con Lea, se instaló en
Hamburgo hasta 1811, fecha en que la familia se trasladaría definitivamente a Berlín.
Su madre Lea Salomon, apodada Lilla era hija de un banquero de Berlín. El matrimonio Mendelssohn tuvo
cuatro hijos y a diferencia del abuelo Moses, que aún intentaba seguir la tradición judía, ellos pertenecían a la
aristocracia Judio−alemana, sintiéndose muy identificados con su posición y su país. El matrimonio era de un
alto nivel cultural y artístico, concediendo gran importancia a la educación artística de sus hijos, e
inculcándoles una severa disciplina de trabajo y amor por la familia.
Cuatro fueron los hijos del matrimonio Mendelssohn: Fanny Caecilie, Félix, Rebekka y Paul.
Su hermana mayor, Fanny, era una joven de gran facilidad para la música, su madre decía que había nacido
con los dedos preparados para interpretar las fugas de Bach, lo hacía con solo once años de edad. Pero tenía en
contra la actitud paterna, ya que su padre opinaba que por el hecho de ser mujer, le sería suficiente una
educación musical sin demasiadas pretensiones, cosa que por suerte no ocurrió con Félix, del que Fanny se
convertiría en su mejor amiga.
Paul, el hermano pequeño de Félix, mostraba también grandes dotes musicales.
Sus primeros años
Se educó en la tradición liberal del Humanismo Alemán, su fe en Cristo estaba basada en la teología de
Scheleirmacher. A pesar de sentirse alemán, estaba orgulloso de su origen judío, dualidad que fue una
constante presente durante toda su vida, y que le creó situaciones ambiguas respecto a la composición de sus
obras religiosas.
Félix fue un músico precoz, de niño se divertía en sus ratos libres interpretando a Bach y Haendel al piano y
descubriendo los errores de escritura o de ejecución de las obras corales o sinfónicas, en las que podía seguir
las melodías y la armonía casi a primera vista.
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Sus lecciones de piano las recibió, al igual que su hermana Fanny, de su madre Lea. En 1816 se trasladó la
familia con los dos hijos mayores a parís, donde Félix recibió clases con Marie Bigot de Morgues. Su padre se
planteó la educación de sus hijos de una forma sistemática, no permitiendo que acudieran a las escuelas
públicas.
Una vez de regreso en Berlín, Felix recibió clases de violín y viola de un músico de la orquesta de la ópera de
Berlín. Amplió sus estudios de piano con Ludwing Berger, uno de los mejores profesores de piano de la
época, y estudió también teoría y composición con Carl Friedrich Zelter, antiguo amigo de su padre. Sin la
influencia de Zelder, Félix no hubiera conocido y admirado desde tan joven la música de Bach.
En 1820, su padre se convenció de las extraordinarias disposiciones y facultades que su hijo Félix manifestaba
para la música, y escribió y dijo la siguiente frase, que dicha por un banquero de la época era un tanto
excepcional: La música será para él quizás un oficio....
Un pintor de excepción
Para que la formación artística del pequeño Félix fuera más compoleta, su padre hizo que tomara clases de
dibujo con un profesor de la academia de bellas artes de Berlín, Mendelssohn, durante toda su vida pintó y
dibujó extraordinariamente bien, y sus acuarelas y dibujos muestran una gran sensibilidad para el color y una
técnica depurada y avanzada. Probablemente, si hubiera llegado tan lejos como en esto otro campo del arte
llegó en el que hizo pasar a la historia de los grandes genios.
Su juventud
La familia Mendelssohn estaba orgullosa de todos los elogios logrados por el joven Félix, quien incluso,
cuando solo tenía doce años había conseguido por medio de Zelter, ser presentado a Goethe, para quien
interpretó algunas piezas. Aún así, los padres de Félix no acababan de ver con buenos ojos que su hijo se
dedicara a la música profesionalmente, pero este no hizo caso de los consejos de sus padres y se lanzó de lleno
hacia su formación como músico. La decisión de Félix fue respaldada por sus profesores, así como por una
serie de personajes que tendrían gran importancia en esta resolución de futuro, como el profesor de música
Adolf Bernhard Marx, el pianista de Ignaz Moscheles, el diplomático Carl Kligemann y el Actor Eduard
Devrient.
En 1825 tuvieron que trasladarse a París para presentarse ante Luigi Cherubini, director del conservatorio de
París, que en esos días contaba con la mejor reputación sobre temas pedagógicos en el campo de la música,
para conducirle con su testimonio hacia lo que ellos pensaban. Cherubini lo examinó y dijo Este muchacho es
rico, lo hará bien, lo hace ya bien, pero gasta demasiado dinero, se pone demasiada ropa para vestirse.
Mendelssohn, tras escuchar las palabras de Luigi Cherubini decidió regresar a Alemania.
En 1826 compuso La obertura de el sueño de una noche de verano, en la que trató de recrear el mundo del
teatro Skakesperiano. Prosiguió su formación en Berlín, asistiendo a los cursos de ética, geografía y
seminarios de la historia de los movimientos liberales europeos, alternando esta actividad con su asistencia a
la escuela de canto, donde practicó orquestación y dirección coral.
En 1829 se embarcó para Londres, y aunque le costó trabajo, al final pudo ofrecer un concierto en el que se
pudieron escuchar su Sinfonía en Do menor y su obertura El sueño de una noche de verano. Ambas obras
provocaron la admiración de los ingleses.
A continuación viajo a Escocia, después a Gales y volvió a Berlín, donde por esas fechas sus padres
celebraban las bodas de plata y como regalo, compuso El regreso del extranjero.
A principios de 1830, la Universidad de Berlín le ofreció una cátedra de música, pero la rechazó. En ese
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momento su intención era viajar a Italia, máxima aspiración de los artistas románticos de la época. Llegó a
Venecia, visitó Bolonia, Florencia, Génova y Milán, en dirección a Suiza, de allí a Munich, donde celebró un
concierto benéfico en el que estrenó el recién terminado Concierto para piano y orquesta en Sol menor.
A principios de 1832, Mendelssohn, se instaló en París, donde permaneció seis meses, hizo gran amistad con
Chopin y profundizó su relación con Liszt. En junio de 1832, regresa a Berlín. Fue rechazado para cubrir la
plaza vacante que Zelter había dejado a su muerte en el cargo de director de la Singakademie, y esto casi
supuso un trauma para Mendelssohn. Pero ello, sin embargo sería casi un golpe de suerte, ya que esto iba a
permitirle realizar una labor mucho más importante en la vida musical alemana. Se dedicó a la dirección
orquestal de Gewandhaus de Leipzig. En verano de 1833 asumió la Philarmonia Orchestra de Londres.
Su madurez
En 1836 conoció en Frankfurt a Cécile Jeanrenaud, de la que se enamoró a primera vista. Era una bella, culta
e inteligente joven. Se casaron el 28 de marzo de 1837 y tuvieron cinco hijos. Cécile creó para su marido un
lugar apacible y propicio para su trabajo como compositor.
De los cinco hijos del matrimonio, sólo se conocen los datos de cuatro de ellos: Carl (1838−1897), Marie
(1839−1897), Paul (1841−1880) y Lilli (1845−1910). En la actualidad, todavía vive algún descendiente de
esta rama familiar.
Entre los años 1838 y 1840 su reputación como director y compositor se extendió por toda Europa. Fue
requerido por la monarquía inglesa, en especial por la joven reina Videra, encargándose de la organización de
festivales de gran tradición en Inglaterra.
Una de sus preocupaciones más apremiantes era la creación de una escuela de música en la que educar a los
jóvenes estudiantes, y el 3 de abril de 1843, inauguró el flamante conservatorio de Leipzig.
Su enfermedad era de carácter mental, reflejándose en unos dolores de cabeza terribles, provocándole
desmayos cada vez en periodos más cortos, hasta que el día cuatro de noviembre de 1847, a los 38 años de
edad, le sobrevino un terrible ataque que no pudo superar y murió. De esta misma afección, ataque cerebral,
murió su abuelo Moses, su padre Abraham y su hermana Fanny. Esa enfermedad era, evidentemente, la
terrible carga de su Familia.
Sus últimos años
Al finalizar la pascua de 1844, Mendelssohn fue invitado a Londres por la Orquesta Philarmonia, que pasaba
por un mal momento financiero; conocedores de la fama del compositor y la admiración que los músicos y
público sentían por él, los miembros de la orquesta le consideraban una posible salvación, y no se
equivocaban. El concierto fue un éxito financiero y musical.
Al finalizar esta gira, y de nuevo en Alemania, los médicos le aconsejaron que abandonase su actividad como
concertista, debido a sus fuertes dolores de cabeza. A esto se unió la terrible tristeza que le ocasionó la muerte
de su hermana Fanny en la primavera de 1847. Ello le hizo alejarse de la vida musical de su ciudad,
dedicándose sólo a algunas labores de la docencia en el conservatorio de Leipzig.
Su estilo
En la música de Félix Mendelssohn, encontramos un paralelismo notable entre lo que fue su forma de vida y
manera en que reflejó estos acontecimientos. Desde sus primeras composiciones, Félix se autoimprime un
severo comino de disciplina en su trabajo, no dejando pasar por alto ningún detalle a la hora de componer, ni
siquiera en sus posteriores revisiones.
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Esta marcada forma de proceder, la aprendió Félix desde su niñez, pues no podemos olvidar la rica, pero
variada y exigente formación que sus padres le inculcaron.
Uno de los retos más importantes como compositor lo encontramos en su producción de música religiosa. Por
una parte, resaltaremos en este punto que la música religiosa protestante había perdido la importancia que el la
época de Bach y Haendel ostentaba. Estos compositores supieron imprimirle un alto nivel técnico y espiritual,
pero con el paso de los años fueron perdiendo interés. Sobre todo por parte de los compositores que
cambiaron sus gustos hacia la música teatral, y la composición de obras para las salas de conciertos.
Tenemos que recordar que la iglesia protestante, en los tiempos de Mendelssohn, no prestaba la suficiente
atención a la música que él componía, Mendelssohn, por cuestiones espirituales y familiares, sentía una fuerte
atracción por este tipo de manifestación musical, por lo que decidió crear un tipo de música sinfónica de
carácter espiritual−contemplativo, para ser oída en las salas de conciertos y distanciarla de la que se
denominaba música para el culta, diferenciando de esta forma la música con texto religiosa de la música
espiritual de concierto.
Hay que señalar el reconocimiento que Mendelssohn profesaba por la obra de Bach, impregnado de este
antiguo estilo religioso, pero filtrado por esa sensibilidad metódica que, dentro del estilo Romántico alemán,
Mendelssohn reunió de forma tan marcadamente personal, siendo un compositor más de música religiosa a
añadir a la lista de los Mozart, Haydn y Beethoven, y sirviéndonos como guía para poder seguir el camino que
en la historia de la música le corresponde por méritos propios.
Su técnica − La música de cámara
Comenzaremos este análisis de la música de Mendelssohn, refiriéndonos a su producción camerística,
incluyendo formas musicales de corte clásico: sonatas, música para piano y otros instrumentos, cuarteto de
cuerda, canto y piano, etc.
En primer lugar mencionaremos el gran número de obras compuestas, que no supone en manera alguna una
disminución de la calidad de estas obras. En la mayoría de ellas encontramos una fuerte similitud con las
bases que, desde Mozart, se sentaron a la hora de componer este tipo de obras, perdiendo así un importante
talante de originalidad por parte del compositor, aunque si reconoceremos que Mendelssohn inició el camino
que muchos de los compositores del período romántico encontraron en sus estructuras formales, y que
sirvieron como proceso evolutivo de la música de esta etapa.
Mendelssohn concede más importancia al piano, sirviéndose de la cuerda como de un mero acompañamiento,
en contra de lo que en el período Barroco se hacía: utilizar el instrumento de teclado como bajo continuo o
acompañamiento a favor de los violines o flautas, y a los cantantes como solistas. Mendelssohn desarrolla,
pues, una gran maestría en dotar a este tipo de música con un marcado carácter sinfónico.
La música para piano
Entre su obra general para piano destaca la colección de ocho obras tituladas Romanzas sin palabras, estas
pequeñas obras eran poemas sin letra desarrollados en un mundo abstracto en el que las insinuaciones
melódicas hacen intuir al oyente un sinfín de estados anímicos y sensaciones. Esta práctica la podemos
encontrar en diferentes autores románticos cono Shubert, con sus momentos musicales o como Suman, en sus
Movelettes o Fantasías.
Otra práctica consistía en poner título a las diferentes piezas, tratando de sugestionar al público, pero en
muchas ocasiones no lograban conectar, y los oyentes sólo llegaban a percibir melodías que nada tenían que
ver con su denominación. Este no fue el caso de Mendelssohn, pues los editores solicitaron más obras de este
corte, que tan buenas ganancias les proporcionaban. Estas pequeñas piezas estaban dominadas por un perfecto
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ritmo melódico que dirigía la atención del oyente de una forma casi intuitiva, utilizando el timbre del piano
como si de palabras se tratase.
La música orquestal
Al igual que su música camerística, Mendelssohn parte de unos cánones clásicos sirviéndose de la forma y la
orquestación al estilo Mozartiano, y en algunos casos Beethovenianos. Sus primeros pasos podemos encontrar
El sueño de una noche de verano, con la que logra crear un clima casi fantástico, basado en la visión que dé
Shakesperare nos muestra el compositor, acercándonos al molde de lo que se denominará poema sinfónico e
introduciéndonos en el mundo del expresionismo melódico.
La música sinfónica
En el terreno sinfónico, Mendelssohn da un giro en cuanto al planteamiento formal, dirigiéndose hacia nuevos
compromisos estéticos, el cambio más acusado lo encontramos en los desarrollos del material temático,
imprimiento un sentido fugado de mayores proporciones, y recortando así el protagonismo melódico que hasta
ahora le caracterizaba, lo que en ocasiones le produjo algunos contratiempos con las orquestas, que se
negaban a estrenar sus sinfonías, como es el caso de la Sinfonía de la Reforma en 1832, que fue rechazada por
la orquesta de París. En ella expresa un verdadero sentido de sus sentimientos felices, junto con los elementos
melódicos que evocan una transparencia juvenil.
La cadenza
Hay que mencionar también un recurso formal que se atribuye a Mendelssohn, y es que la cadenza, hasta él,
nunca había sido escrita por completo por ningún compositor. La cadenza es el punto en el que todos los
intérpretes desarrollaban su imaginación y virtuosismo de un modo mas o menos acertado, y es el Concierto
para violín y orquesta en Mi menor Op.64, escrito en el verano de 1844, donde nuestro compositor realiza por
completo la escritura sin ninguna interrupción de la mencionada cadenza.
Obras
Sus obras claves fueron:
Sinfonías:
1803/42 − nº3 (escocesa) en La menor, OP.56
1833 − nº 4 (italiana) en La mayor, Op.90
Oberturas:
1826 − El sueño de una noche de verano (Shackesperares Sommernachtraum) Op.21 En 1843 añadió la
célebre Marcha Nupcial.
1830/32 − Las Hébridas, en Si menor Op.26
Conciertos para piano:
1830/31 − Sol menor Op.25
1837 − Re menor Op.40
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Piano solo:
1825 − El capriccio en Fa sostenido menor, Op.5
1825 − Sonata en Mi mayor, Op.6
1825/26 − Siete piezas características (Sieben characterstüke) Op.7
1841 − Variatios sérieuses en Re menor, Op.54
1825/45 Romanzas sin palabras (Lieder ohne worte)
Organo:
1844/45 − Seis sonatas para órgano, Op.65
Música religiosa:
1839 − Salmos nº 42, nº115, nº114, nº 98 OP.91 Singet dem Hern.
1836 − Oratorio Paulus, Op.36
Opinión personal
Félix Mendelssohn, fue un genio, pues no es normal que un niño con doce años, pudiera componer e
interpretar solo tan difíciles partituras, también era un buen pintor, y aunque era de una familia culta, él se ve
que se preocupaba mucho de aprender lo máximo de todo lo que era arte.
Por otro lado, se encontró con que su padre no quería que su vocación por la música llegase al extremo de
dedicarse de lleno a ella, pero era tanto lo que le gustaba, que no hizo caso. También pudo tener los mejores
profesores de su época por ser de una familia muy rica, pues otra persona en su lugar, no hubiera podido pagar
esas clases, ni tampoco hacer esos viajes que en aquella época debían de ser muy caros.
Creo que no tuvo una niñez muy ocupada en la música, no creo que tuviese tiempo para jugar como los demás
niños, además murió demasiado joven, pues murió cuando solamente tenia 38 años, por lo que solamente le
dio tiempo de estudiar y componer, eso sí, lo suficiente como para pasar a la historia como uno de los mas
grandes compositores de música clásica de su época.
Bibliografía
• Enciclopedia multimedia Encarta 99
• C.D. interactivo Alfadelta de música clásica de Felix Mendelssohn.
• Diccionario enciclopedico Espasa.
Marzo 1.999
1ª Edición ®
Johan Sebastian Bach
6
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