CASINO DE MADRID Declarado Bien de Interés Cultural en 1993, el Casino es un magnífico ejemplo del eclecticismo madrileño de principios del siglo XX, en el que se mezclan tendencias francesas y barrocas. En la decoración de su interior intervinieron los mejores artistas y artesanos del momento. El edificio Desde su creación en 1836, el Casino de Madrid tuvo distintos emplazamientos, hasta que en 1903, la sociedad compra unos solares entre las calles Alcalá y Aduana para levantar un edificio propio. Para su construcción se convocó un concurso internacional, quedando el premio desierto por consejo de la Academia de Bellas Artes de San Fernando. El Casino adquirió de todos los proyectos presentados seis y encargó a los Farge la elaboración de un proyecto que sintetizase las mejores propuestas de estos. José López Sallaberry fue el arquitecto elegido para la dirección de las obras, aunque por razones burocráticas finalmente Luis Esteve fue quien las firmó. Con una solución asimétrica, situándose su entrada en un lateral y enfatizándose con un torreón, la fachada principal del edificio es de carácter contenido, pero sin renunciar a los detalles modernistas. El hierro y la escultura juegan un papel destacado en el acceso de carruajes y en la planta alta. En el interior destaca por su protagonismo la escalera principal, ubicada en el patio de honor. Diseñada por López Sallaberry, fue decorada por el escultor Ángel García Díaz, colaborador habitual del arquitecto Antonio Palacios. De entre las numerosas estancias sobresalen el salón real, el comedor, la sala de billar y la magnífica biblioteca. La pintura mural La decoración mural del Casino de Madrid se concentra principalmente en el salón real, tratándose de pinturas realizadas sobre lienzos pegados, una técnica habitual en los palacios madrileños de finales del XIX. Las pinturas cubren los paneles del techo del salón real con forma de artesa, las sobrepuertas de sus cuatro accesos y los muros. En el techo se disponen doce paneles, distribuidos en cada uno de sus cuatro lados. Todos estos paneles acogen un lienzo, excepto los de los ángulos que contienen dos lienzos de la misma temática, lo que hace que en total cuente con dieciséis lienzos. En ellos aparecen representadas escenas con jóvenes doncellas, vestidas a la manera antigua, danzando, tejiendo guirnaldas y tocando instrumentos musicales en jardines de aire clásico. De su ejecución se encargó en un primer momento Emilio Sala, pero tras su fallecimiento fueron finalizados por Cecilio Pla. Manuel Benedito, Fernando Álvarez Sotomayor, Julio Romero de Torres y Anselmo Miguel Nieto pintaron cuatro Alegorías de las Horas, representadas por desnudos femeninos de acentuado erotismo.