FINAL EN INSTITUCIONES

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¿Final en instituciones?
María Cecilia Antón*
¿De qué final se trata en las instituciones? En los ámbitos de atención pública
se realizan consultas, tratamientos psi y análisis incompletos de acuerdo a la formación
individual. En líneas generales, la consulta posee un carácter orientativo y apunta a
cuestiones preventivas relacionadas con la salud; el tratamiento se dispone a trabajar
directamente sobre una demanda específica de un paciente frecuentemente iniciada
desde su queja; en cambio, el análisis supone, además de la demanda del paciente
formulada habitualmente como pregunta sobre su malestar, la suposición acerca de la
existencia de motivos inconscientes que se ocultan bajo la forma de los síntomas, su
transcurso puede iniciarse en algunas instituciones dependiendo de algunas cuestiones,
las principales relacionadas al deseo del sujeto y al practicante de psicoanálisis.
Freud desarrolló el tema en su artículo Análisis terminable e interminable (1937)
cuyo título señala de entrada dos posibilidades. Creemos que la práctica analítica en las
instituciones se apoya generalmente sobre el lado inconcluso, constituyendo, al decir de
Freud, un análisis imperfecto, el que puede sin embargo iniciarse. Siguiendo con el
texto, afirma Freud que el análisis ha terminado cuando analista y paciente ya no se
encuentran en la sesión de trabajo analítico; lo que ocurrirá cuando el paciente no
padezca a causa de sus síntomas y haya superado sus angustias e inhibiciones, y cuando
el analista juzgue haber hecho consciente lo reprimido, esclarecido tanto de lo
incomprensible, eliminado tanto de la resistencia interior, que ya no quepa temer a que
se repitan los procesos patológicos; y si está impedido de alcanzar esa meta por
dificultades externas indica que se trata de un análisis imperfecto. Freud no descuida
otro significado de término o final de un análisis que es más ambicioso, a saber: cuando
se ha promovido el influjo sobre el paciente de modo que la continuación del análisis
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*Licenciada María Cecilia Antón. Psicoanalista. Integrante de Grupo de investigación UNMDP.
1
no prometería ninguna ulterior alteración; y que sólo en el caso de predominio
de etiología traumática obtendrá el análisis, merced al fortalecimiento del yo, sustituir
una decisión deficiente que viene de la edad temprana por una tramitación correcta 1. Es
decir, Freud afirma un modo de final consecuente con la terminación misma, más que
un mero alivio de padecimiento.
Siguiendo con el texto, Freud
señala otros factores que inciden
desfavorablemente en la cura, a saber: la intensidad pulsional, la alteración del yo
adquirida en la lucha defensiva, la etiología constitucional, peor que la traumática. Otras
cuestiones que influyen son: la mezcla en diversas proporciones de pulsión de vida y
muerte, el análisis personal del analista, la transferencia positiva (que veremos resurgir
en sus restos cada tanto), la resistencia a la curación relacionada con el superyó (RTN),
los modos de asunción del Complejo de Edipo y Castración. Freud también señala que
en los casos del brote de una segunda contracción de la enfermedad o de otra neurosis,
se sitúa como causa
una posible tramitación imperfecta de las mismas mociones
reprimidas que fueron otrora analizadas, situación imposible de anticipar, sin descuidar
la consideración por el factor “destino” o el encuentro azaroso con circunstancias que
ponen en jaque a la estabilidad.
Por su parte, Colette Soler2, afirma:
[…] Para hablar del fin de análisis tenemos muchos vocablos. En francés
podemos hablar del
término, de la salida, de la solución, incluso del
acabamiento del análisis. Los vocablos término, salida, solución, remiten a un
estado de hecho, y se distinguen de la palabra fin. El fin del psicoanálisis es un
término que tiene la ventaja de ser equívoco, es decir de designar a la vez un
momento y una finalidad eventual. Entre término y fin hay la misma diferencia
que entre el hecho y el derecho. Para decirlo de otro modo: en un caso uno se
pregunta: ¿cómo termina el psicoanálisis?, y en el otro ¿cómo debe terminar?
Son preguntas muy diferentes. ¿Cuál es el fin exigible? […]
1
2
Op. cit. FREUD (1937) pág.222-3. Obras Completas. Tomo XXIII. Buenos Aires: Amorrortu editores.
Soler, Colette (2007) Finales de análisis, p. 7 y 8. Buenos Aires: editorial Manantial.
2
¿De qué depende que finalice un tratamiento en una institución?
En principio podemos contestar: del paciente, del psi, de cuestiones que hacen a
la institución. Cuando el motivo es el primero, es decir cuando la responsabilidad es del
paciente, quien por ejemplo deserta, temporariamente o no, al tratamiento ambulatorio,
puede ocurrir que retorne en otras condiciones espacio-temporales. Podemos afirmar
que algunos de los que terminamos la residencia hospitalaria hemos comenzado a
trabajar en otra institución de salud pública y allí podemos reencontrar, con cierta
sorpresa, al mismo paciente, otrora internado, que ahora sí nos demanda atención y con
quien no volvimos a cruzarnos jamás después de su alta, catorce años después de su
primer brote psicótico al que asistimos. Esta situación, no deja de causarnos impresión
al cotejar el siguiente hecho: quien apenas nos dirigía la palabra en ese entonces, ahora
nos recuerda de manera marcadamente nítida y familiar, además solicita que lo
escuchemos. En los momentos de crisis e internación, cuando el silencio sepulcral de
algunos pacientes internados, ya sea por efecto medicamentoso y deslibidinización del
mundo externo, nos generaba tensión, temor e incertidumbre ya que nadie está más
desorientado que cuando faltan las palabras, nuestra presencia como practicantes
nobeles tal vez constituía un hilo que unía a una realidad compartida, no menos débil
pero provista de palabras, escucha y juventud, pero sobre todo, deseosa de aprender por
nuestra parte a la vez que deseante al propiciar otra escena para regresar al asunto del
lenguaje y la cultura que nos atañe a todos por igual.
En este punto nos preguntamos: por un lado, si podemos pensar en un final en
forma generalizada ya que de sujetos particulares se trata; por el otro, si un paciente lo
es en virtud de la institución o del practicante que lo escucha. Sabemos que de los
profesionales que trabajan en las instituciones dependen tanto los tratamientos como el
estilo particular de escucha que se imprimió o imprime con cada paciente en particular.
Y si bien el efecto de la desocupación laboral casi siempre producto del deterioro
residual de la enfermedad de muchos sujetos que atendimos contribuye al hecho de
retornar a su atención en instituciones públicas, la dimensión transferencial imaginariosimbólica ejerce su función ya que algunos pacientes piden atenderse nuevamente por
el mismo profesional cuando experimentan nuevamente momentos críticos en su vida.
Existe una forma de transferencia a la institución como lugar imaginario de poder y
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saber, pero la escucha particular de cada practicante resulta central. Pensar en un final
de tratamiento definitivo es anular un aspecto de la lógica freudiana, la del no todo.
Estar expuesto al dolor que puede acarrear la vida nos hace un tanto frágiles para
suponer posible una reactivación traumática que puede suceder durante su trayecto. Por
supuesto que existen cambio de analistas y lo que no pudo ser analizado con uno, podrá
emprenderse con otro. Un recorte clínico: se trata de una paciente con dificultades para
soportar los embates de la existencia desde niña, su madre depresiva y un padre tiránico
hacen que comience tratamiento a corta edad por demanda de éstos. A partir de allí, la
paciente comienza distintos recorridos con diferentes analistas, según sus avatares
económicos en un trayecto que va de consultorios privados, a hospitales, pasando por la
atención de profesionales de su obra social, terminando en un consultorio ambulatorio
institucional; éstos cambios, además, tal vez señalen una cierta caída de la transferencia
a cada analista en cuanto a su suposición de saber, aunque se sostengan ciertas
identificaciones edipicas que la hacen padecer. El tiempo ha transcurrido mientras tanto
y si bien en la actualidad abandonó sus adicciones continúa la demanda de análisis por
cuestiones que le tocan vivir llamadas equivocadamente “del destino” pero que se
escribieron muchos años antes. El trabajo en instituciones con adultos y niños nos
otorga la posibilidad, aunque no solo allí se presenta la experiencia, de asistir a ciertas
transformaciones en que la misma persona va complejizando o modificando su
demanda, haciendo un recorrido que va de lo mas superficial para dirigirse al núcleo de
lo reprimido inconsciente, y aún de lo inconsciente no reprimido que delata aspectos del
ello entendido como la herencia filogenética, lo orgánico, lo constitucional, lo
hereditario, lo originario que aún no pasó por la escritura del Inconsciente reprimido,
pero que sin embargo genera efectos y podemos definirlo como “lo doblemente
inconsciente”3.
La terminación del tratamiento y sus variantes en la institución
3
El tema es trabajado en una tesis de maestría de psicoanálisis sobre perturbaciones del dormir y del
soñar que actualmente se encuentra en su fase final corrección.
Con respecto al concepto Inconsciente no-todo reprimido, Juan Carlos Cosentino trabaja el tema
basándose en su lectura de artículos posteriores al giro freudiano de 1920.
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El tratamiento psicológico y eventualmente la escucha e intervención
psicoanalítica en las instituciones de Salud Mental tiene terminaciones o finales dentro
de un rango de variantes que podemos enunciar del siguiente modo:
1) Se termina un tratamiento cuando cede el síntoma que motivó la consulta por
parte de o los pacientes. A veces, el síntoma puede espaciarse en el tiempo o
transformarse de tal modo que no perturbe la vida del sujeto en forma marcada por
cambios en los modos de su satisfacción. Podemos explicar el proceso del siguiente
modo: antiguas fijaciones se han aflojado merced al proceso de análisis y el sujeto,
advertido de aspectos masoquistas, puede experimentar cierto alivio al realizar nuevas
elecciones.
Este es el caso donde la eficacia terapéutica del psicoanálisis queda
demostrada y en un amplio grupo de casos de pacientes niños, los que necesitan de un
espacio extra de entrevistas con los padres para dar lugar y cauce al sufrimiento que les
ocasiona; además en situaciones de duelos recientes, a los cuales se puede acompañar
mediante entrevistas. Una vez transcurrido un tiempo algunos pacientes dejan de
concurrir tras haber experimentado un alivio con respecto a su estado inicial.
2) Se terminan las entrevistas por decisión del paciente cuando su inicio estuvo
definido por otro. Generalmente se trata de los casos derivados de especialidades
médicas, judiciales, escolares. En esos casos, el paciente abandona si no se consigue
armar, desde ambos lugares, una demanda o pregunta que lo implique verdaderamente
como analizante. Ejemplo de esto son las consultas que se reducen a la demanda de una
medicación psicotrópica o a una intervención específica por ejemplo la solicitud de una
constancia de tratamiento para presentar en alguna institución judicial, entre otras.
3) Se termina un tratamiento por cuestiones inherentes a la cura, por ejemplo
transferencias negativas no resueltas, en sus variantes de amor sexual y odio, que si no
son trabajados, condicionan salidas abruptas del paciente. Tanto las resistencias de los
pacientes como las de los profesionales que escuchan e intervienen resultan centrales a
la hora de decidir continuar o no un tratamiento.
4) Se termina un tratamiento por cuestiones temporales inherentes a la
institución. El mantenimiento en el tiempo de un tratamiento psi en una institución,
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cuando depende de la última, sufre contingencias particulares por ejemplo: acuerdos de
tratamiento, cantidad de consultas, egreso de los profesionales, entre otros.
Los cuatro puntos anteriores demuestran que la terminación del tratamiento y
sus variantes en la institución no siempre significa un final.
Final de análisis no es terminación de tratamiento
El análisis significa un proceso que cuanto más se extienda en el tiempo nos
encontrará mejor parados frente a los avatares del trauma y capaces de abandonar
ciertas identificaciones edipicas, aunque no solo se trata de ello. La categoría de final
podrá permanecer abierta por el núcleo mismo de real que nos afecta a todos y por la
lógica del no todo que abre a la falta y al deseo.
Los obstáculos que plantea Freud para dar por finalizado un análisis hace que
nos detengamos lo suficiente en su estudio. Lacan por su parte, trabajó el tema del final
del análisis en varios textos, entre otras cuestiones aporta al problema planteado por el
maestro, proponiendo problemas que hacen a la institución analítica: el pase de
analizante a analista, que no necesariamente concuerda enteramente con el fin de
análisis, pero acuerda con él. En el fin del análisis, la fórmula lacaniana “No hay
relación sexual”, no desdeña lo central del complejo de Edipo y el análisis de sus
efectos sobre el sujeto, pero avanza un paso más en el sentido de retomar la lógica
freudiana del no todo y la relación con los efectos del lenguaje
Al problema de la terminación de tratamientos en una institución se suman
inevitablemente alternativas: la posibilidad de pensar en nuestras preguntas y en las del
otro, rever nuestros puntos ciegos o resistenciales es decir aquellos que dificultan el
trayecto, de hacer en lo público algo íntimo y privado y, de finalmente comprobar a lo
largo del tiempo la eficacia del psicoanálisis. Las supervisiones y el análisis personal
colaboran en mucho al trabajo en instituciones y a plantear hipótesis clínicas.
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