Isla cerrera; Manuel Meléndez Ballester

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Resumen de la novela Isla Cerrera
de Manuel Meléndez Ballester
La novela Isla cerrera trata sobre el joven español Ricardo Boadilla, hijo de madre mozárabe y padre noble, moro
de Granada. Los padres de Ricardo fueron perseguidos por moros hasta que decidieron convertirse en el cristianismo
y bautizar a Ricardo a los seis años. Debido a su pobreza, decidieron enviar a Ricardo con su tío a Córdova. Allí
Ricardo fue educado en el cristianismo. Su maestro fue Don Pedro, un sacristán que le enseñó lectura, escritura,
teología y también le habló mucho sobre las conquistas en las indias, los tesoros y los misioneros. De aquí creció su
interés en ir a las Indias y ser un misionero. A los dieciocho años, su tío le dijo que lo iba a enviar a servirle a un
Duque como paje. Ricardo decide escaparse a Sevilla para viajar a las Indias en busca de ser misionero y aventuras.
De camino a Sevilla, le roban el dinero que tenía para el viaje. Cuando llega a Sevilla trabaja en una hospedería para
obtener dinero, pero conoce un indiano quien le ayuda a embarcarse en un de sus barcos negreros camino a la isla de
San Juan de Puerto Rico. En el barco aprendió las tareas y conoció con mucho desagrado el maltrato a los negros
esclavos y lo difícil de la vida en el mar. En el barco conoció a Maestre, quien viajó con Juan Ponce de León y era
un marino experto. Cuando llegaron a tierra, Maestre le hizo una carta de recomendación para que la entregara a
Juan Ponce de León. Juan Ponce de León le recibe y Ricardo le pide un hato para conquistar. Ponce de León le dice
que debe aprender sobre la Isla, agricultura y la vida allí para luego darle una estancia para que la pueble. Le asignó
a Orgáz, quien no le simpatizó ya que solo pensaba en guerra y enfrentamientos. En su primera encomienda con
Orgáz fue llevar unas semillas a la Granja Real en las tierras de Toa. Luego de un duro camino, llegaron a la granja.
Juan Ponce de León anunció que había revuelta de indios. Ricardo fue con ellos a evitar que dañaran un hacienda.
En el proceso, Orgáz y otros hombres fueron heridos. Ricardo rescató a Orgáz y ganó el respeto de todos. Ricardo
realizaba las tareas de Orgáz en la hacienda e hizo reformas para tratar mejor a los indios. Su estrategia no dio
resultado, ya que los indios trabajaban mucho y no había tiempo para educarlos en el cristianismo. Se sintió que su
esfuerzo no tenía fruto, solo lograría algo si él tuviese el poder. Luego de varios meses, Ponce de León le dice que
le encontró una encomienda con cincuenta indios y mucha tierra por el precio de doscientos pesos en oro. Ricardo
tenía sólo cien pesos y pidió a Orgáz dinero prestado. Orgáz le dio el dinero y Ricardo le pidió que fuera con él a las
tierras a trabajar. Ambos emprendieron camino a sus nuevas tierras en el oeste de la Isla. Les tomó diez días llegar.
Estando ya en la hacienda, comenzaron a trabajar las tierras. Pasado el tiempo Ricardo se convencía que los indios
no querían ser cristianos, querían ser libres y siempre se escapaban. Con ellos estaba un indio llamado Cayán, quien
les ayudaba en la hacienda. Ricardo se enamoró de una india llamada Guimazoa, quien llegó con su padre a la
hacienda de Ricardo huyendo de su antiguo amo. La noche que Ricardo le pidió a Guimazoa que viviera con él,
entraron unos indios a su casa, se la llevaron y se escaparon. Al otro día, cuando trataron de salir a buscar los indios,
un huracán azotó la isla. Los guardas que buscaban los indios murieron, los frutos de la hacienda se perdieron.
Desde ese momento, Ricardo no salía mucho de su casa. Se la pasaba escribiendo cartas y averiguando el paradero
de Guimazoa. Cayán le ayudó a conseguir información donde se encontraba y decidió viajar para conseguirla.
Ricardo fue a buscar a Guimazoa y se la llevó de vuelta a su casa, lejos del indio Guaxicán con quien estaba ella.
Guimazoa y Ricardo se casaron. Cayán desapareció de la hacienda. Pasaron siete años y el ánimo de Ricardo se
había desvanecido. Ya no visitaba los sembrados y se pasaba sentado en un sillón. Guaxicán regresó a buscar a
Guimazoa y ella le confesó que amaba a Ricardo. Aún así, le pidió tiempo para pensar y decidir si se escapaba con
él. Mientras tanto, Cayán organizaba a los indios para una rebelión contra los blancos. Los indios atacaron la
hacienda de Ricardo. Guaxicán se apareció allí. Ricardo hirió de muerte a Guaxicán y siguió luchando contra los
indios con su muslo herido. Luego de la lucha contra los indios, Ricardo dirigía la reconstrucción de su casa y los
trabajos desde su hamaca por la herida e infección en el muslo. Guimazoa esperaba un hijo y se fue de la casa en lo
que se reconstruía. La herida de Ricardo en el muslo no mejoró. Decidieron que se marchara fuera de la Isla a curar
la herida. Ricardo muy débil y enfermo con mucha tristeza, dejó la Isla, a su india amada y a su hijo donde sabía que
no iba a regresar…
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