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La República
Miércoles, 18 de Abril 2007
Marco Arana Zegarra
POBREZA, RIQUEZA Y ECOLOGIA
Desde que diversos estudios señalaran que la pobreza constituye un grave
problema ambiental porque los pobres depredan bosques, sobreexplotan la
escasa tierra disponible y viven en condiciones de hacinamiento urbano a causa
de las altas tasas de natalidad, la responsabilidad que se atribuyen a los pobres
en el deterioro ambiental es un argumento recurrente y frecuentemente utilizado
para ocultar los verdaderos desastres ecológicos que causan las economías de
los países ricos. No es que los pobres no contaminen, sino simplemente que la
gravedad de la degradación ecológica es otro de los grandes problemas
causados por la falta de justicia social en el mundo.
Es preciso ser claros en el análisis de la crisis ecológica global: los mayores
daños ecológicos no son causados tanto por los países pobres cuanto por el
irracional consumo de los países ricos: Un habitante de EE.UU, o de Europa del
norte consume energía y genera desechos en decenas de veces más que los
pobres del sur. El agujero de la capa de ozono fue causado por el fluorocarbono
presente en aerosoles y los sistemas de aire acondicionado sin el cual no es
comprensible el bienestar del norte (ambientes calientes cuando hace frío y
ambientes fríos cuando hacer calor excesivo). El calentamiento global se debe a
la emisión de grandes cantidades de dióxido de carbono a la atmósfera y la
destrucción de la selva amazónica para dar paso a cultivos de soya transgénica
como ocurre en Brasil; la industria petrolera en Ecuador y Venezuela; la industria
gasífera en Bolivia y Perú. Se depredan especies madereras como la caoba
para terminar proveyendo los mercados de los países ricos. Las ballenas y
algunas especies de tiburones casi han sido extintas por la voracidad de los
consumidores japoneses. En Canadá se mata a miles de focas bebés para
fabricar costosos abrigos de pieles. En Europa y EE.UU. no se carece de luz
gracias a los reactores nucleares, cuyos desechos tóxicos se buscó enterrar en
países pobres a cambio de “ayuda para el desarrollo”; hasta que los
movimientos ecologistas obligaron a esos países y sus empresas a buscar
soluciones en sus propios territorios. Hoy buscan enterrar millones de toneladas
métricas de desechos nucleares, algunos de los cuales tardarán millones de
años en volverse inofensivos.
En Africa, las empresas que lucran con la extracción de diamantes se abastecen
de las piedras preciosas sin importarles las situaciones laborales inhumanas y
las guerras interétnicas auspiciadas por los propios fabricantes de armas de los
países ricos.
En América Latina y Africa, las empresas transnacionales, con ayuda del Banco
Mundial, lograron “flexibilizar” la legislación ambiental de los países pobres que
les obligarían a hacer una minería menos contaminante. El año pasado, cuando
iba a aprobarse la Nueva Ley General del Ambiente, fue la Sociedad Nacional
de Minería - SNA la que logró que se eliminaran dos importantes artículos que
estaban presentes en la propuesta legislativa: la que permitía que cuando no
habían límites máximos permisibles nacionales se utilizaran los de la OMS; y
aquella que proporcionaba a las comunidades la posibilidad de denunciar a las
empresas que estuvieran contaminado el medio ambiente, debiendo las partes
denunciadas demostrar que no contaminan.
En Perú, la Sociedad Nacional de Minería no permitió la aprobación de esas
normas porque “ponían en peligro las inversiones”.
¿Quiénes contaminan más? ¿Quiénes lucran con la contaminación?
Los niños de plomo de La Oroya y del Callao no son los hijos de los dueños de
las empresas mineras sino de poblaciones empobrecidas. Las comunidades
campesinas de Junín, Ancash o Cajamarca cuyas fuentes naturales de agua han
sido destruidas por las operaciones mineras ahora reciben agua por bombeo
¿Quién pagará esos costos cuando las mineras se hayan ido? ¿Quién está
garantizando la calidad de esas aguas? ¿Están pagando las empresas mineras
por los daños que provocan, cuando se han negado a pagar impuestos a las
sobre utilidades?
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