Corte de Constitucionalidad Unidad de Gaceta y Jurisprudencia JORNADAS DE DERECHO CONSTITUCIONAL Jurisprudencia en materia Constitucional Sentencias de la Corte de Constitucionalidad de Guatemala 1. DIGNIDAD HUMANA NO. DE EXPEDIENTE 890-2001 DATOS DEL EXPEDIENTE Tipo de expediente: Inconstitucionalidad General Normativa impugnada Artículo 24 Ter Numeral 2) Código Procesal Penal Sentido del fallo: Con lugar DERECHOS DENUNCIADOS COMO VULNERADOS Igualdad EXTRACTO DE LA SENTENCIA “… esta Corte considera pertinente decantar los siguientes aspectos: 1. El carácter finalista de la Constitución. Se ha considerado que la Constitución incorpora una serie de valores que informan todo el ordenamiento jurídico, y de ahí que pueda válidamente afirmarse que en esta serie de enunciados fundamentales y valorativos, se proclame la primacía de la persona y la dignidad humana como su principal fundamento, la protección de la familia y la promoción del bien común, para lo cual se organiza el Estado (artículo 1º), la garantía que a una persona le asiste de gozar de libertad, justicia y a un adecuado desarrollo integral (artículo 2º), la protección de la vida humana desde su concepción, así como su integridad (articulo 3º) y la solidaridad humana e igualdad de derechos (articulo 4º), por citar algunos casos; por ello, la claridad del texto matriz en su dicción, no prohibe interpretación alguna que no sea acorde con los principios pro homine e indubio pro libertate; ello, no sólo con el objeto de asegurar el adecuado goce de los derechos fundamentales que asisten y son inherentes a toda persona humana, reconocidos constitucionalmente, sino además, velar para que en el cumplimiento de las obligaciones que el texto matriz impone al Estado de Guatemala, éste no pueda ejercer la autoridad (poder público) que le ha sido delegada, en detrimento de los citados derechos. 2. La protección constitucional de la familia. La regulación constitucional guatemalteca reconoce y fomenta la organización de la familia, como génesis de la cual parte y se mantiene vigente una sociedad. De ahí la ratio que se manifiesta en el artículo 47 del texto matriz respecto de que el Estado debe garantizar la protección social, económica y jurídica de la familia, mediante la promoción de su organización sobre la base legal del matrimonio, la igualdad de derechos entre los cónyuges, la paternidad responsable, y el derecho de las personas a decidir libremente el número y espaciamiento de sus hijos; quienes a su vez, entre los derechos a que se refiere el artículo 50 constitucional, les asiste el -1- derecho a ser alimentados, regulándose además constitucionalmente la punibilidad que se origina cuando concurre la “negativa a prestar alimentos en la forma que la ley prescribe.” (artículo 55). En ese sentido, esta Corte aprecia que la legislación civil vigente, conceptualiza al matrimonio como una institución social que reconoce derechos y obligaciones, entre los que se encuentran los de “educar y alimentar a los hijos”, de acuerdo con la previsión contenida en el artículo 78 del Código Civil.” 863-2011 Tipo de expediente: Apelación de sentencia de amparo Acto reclamado: Comercialización, sin consentimiento del postulante del amparo de datos e información correspondiente a su persona, por medio de un sitio web en internet Sentido del fallo: Otorga amparo La intimidad de persona Vida privada Autodeterminación informativa Defensa la “Esta Corte ha indicado que las doctrinas modernas que ponderan la vigencia y respeto debido a los derechos humanos, sostienen un criterio vanguardista respecto de que el catálogo de derechos humanos reconocidos en un texto constitucional no puede quedar agotado en éste, ante el dinamismo propio de estos derechos, que propugna por su resguardo, dada la inherencia que les insita respecto de la persona humana. Esto es así, porque es también aceptado que los derechos fundamentales no sólo garantizan derechos subjetivos de las personas, sino que, además, principios básicos de un orden social establecido, que influyen de manera decisiva sobre el ordenamiento jurídico y político de un Estado, creando así un clima de convivencia humana, propicio para el libre desarrollo de la personalidad. La Constitución actualmente vigente en la República de Guatemala, que propugna por el reconocimiento de la dignidad humana como su fundamento, no puede obviarse que los derechos fundamentales reconocidos en dicho texto no son los únicos que pueden ser objeto de tutela y resguardo por las autoridades gubernativas. Existen otros derechos que por vía de la incorporación autorizada en el artículo 44 de la Carta Magna o de la recepción que también autoriza el artículo 46 del Texto Matriz, también pueden ser objeto de protección, atendiendo, como se dijo, a su carácter de inherentes a la persona humana, aun y cuando no figuren expresamente en este último texto normativo. Del derecho al reconocimiento de la dignidad humana, implícitamente garantizado, entre otros, en los primeros cinco artículos de la Constitución Política de la República, dimanan, por el contenido esencial de este derecho, aquellos relacionados a la intimidad, al honor y a la privacidad, los cuales, en su conjunto, también garantizan la existencia y goce de otro derecho: el referido a la autodeterminación informativa.” -2- 1356-2006 Tipo de expediente: Apelación de sentencia de amparo Acto reclamado: Divulgación de información sin previa autorización en página web Sentido del fallo: Otorga amparo La intimidad de persona Vida privada Autodeterminación informativa Defensa la “Las doctrinas modernas que preconizan la vigencia y respeto debido a los derechos humanos, sostienen un criterio vanguardista respecto de que el catálogo de derechos humanos reconocidos en un texto constitucional no puede quedar agotado en éste, ante el dinamismo propio de estos derechos, que propugna por su resguardo, dada la inherencia que le es insita respecto de la persona humana. Esto es así, porque es también aceptado que los derechos fundamentales no sólo garantizan derechos subjetivos de las personas, sino que, además, principios básicos de un orden social establecido, que influyen de manera decisiva sobre el ordenamiento jurídico y político de un Estado, creando así un clima de convivencia humana, propicio para el libre desarrollo de la personalidad. En una Constitución finalista, como lo es aquélla actualmente vigente en la República de Guatemala, que propugna por el reconocimiento de la dignidad humana como su fundamento, no puede obviarse que los derechos fundamentales reconocidos en dicho texto no son los únicos que pueden ser objeto de tutela y resguardo por las autoridades gubernativas. Existen otros derechos que por vía de la incorporación autorizada en el artículo 44 de la Constitución Política de la República o de la recepción que también autoriza el artículo 46 del texto matriz, también pueden ser objeto de protección, atendiendo, como se dijo, su carácter de inherentes a la persona humana, aun y cuando no figuren expresamente en este último texto normativo. Del derecho al reconocimiento de la dignidad humana, implícitamente garantizado, entre otros, en los primeros cinco artículos de la Constitución Política de la República, dimanan, por el contenido esencial de este derecho, aquéllos relacionados a la intimidad, al honor y a la privacidad, los cuales, en su conjunto, también garantizan la existencia y goce de otro derecho: el referido a la autodeterminación informativa.” -3- 2. BLOQUE DE CONSTITUCIONALIDAD NO. DE EXPEDIENTE 1822-2011 DATOS DEL EXPEDIENTE Tipo de expediente: Inconstitucionalidad General Normativa impugnada Artículo 201 Bis (por omisión) Código Penal Sentido del fallo: Con lugar DERECHOS DENUNCIADOS COMO VULNERADOS Igualdad EXTRACTO DE LA SENTENCIA “…para dar respuesta a la problemática acerca de la recepción en el orden interno de los tratados en materia de derechos humanos, otros ordenamientos han acudido a la figura del bloque de constitucionalidad, el que ha sido parte de anteriores pronunciamientos de la Corte de Constitucionalidad (verbigracia los expedientes 90-90, 159-97, 3004-2007, 3878-2007, auto de 4 de octubre de 2009, expediente 3690-2009, 1940-2010 y 3086-2010, entre otros), aunque en ninguno de éstos se ha definido su contenido y alcances. Ello implica realizar el análisis confrontativo que requieren acciones de inconstitucionalidad como ésta, por el que se posibilite verificar si en el ejercicio de la función legislativa, existe conformidad en adecuación de tipos penales con no sólo conforme a normas de la Constitución Política de la República de Guatemala, sino también con los estándares internacionales en materia de derechos humanos que impulsaron los compromisos estatales para la tipificación de la tortura, cuestión que ha sido consentida por la doctrina y la jurisprudencia constitucional extranjera por la figura del "bloque de constitucionalidad", institución que ha permitido realizar dicha integración de la Constitución material, pues de no advertirse lo anterior, la omisión relativa determinada implicaría, por sí sola, contravención de los artículos 44, 46 y 149 de la Constitución Política de la República. El bloque de constitucionalidad se refiere a aquellas normas y principios que aunque no forman parte del texto formal de la Constitución, han sido integrados por otras vías a la Constitución y que sirven a su vez de medidas de control de constitucionalidad de las leyes como tal. La conceptualización del "bloc de constitutionalité" surgió en Francia, gracias a la intervención consultiva del Consejo Constitucional francés en la década de los setenta y la labor investigativa doctrinal acerca de la justicia constitucional desarrollada, especialmente, por el profesor Luis Favoreau, así como la carencia de reconocimiento expreso de derechos fundamentales en la Constitución que les rige desde mil novecientos cincuenta y ocho (1958), por lo que con esas opiniones, se integró al bloque de constitucionalidad la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de mil setecientos ochenta y nueve (1789) y el Preámbulo de la Constitución francesa de mil novecientos cuarenta y seis (1946). Luego esta misma doctrina se extendió a varios países con el fin de contribuir a formalizar y consolidar los Estados Constitucionales de Derecho surgidos después de la Segunda Guerra Mundial. Diversos autores concuerdan con el concepto doctrinal del bloque de constitucionalidad, al señalar que éste es un conjunto normativo que contiene principios o disposiciones materialmente constitucionales, tanto las contenidas expresamente en el Texto Fundamental como las existentes fuera de éste, pero que desarrollan o complementan el catálogo de derechos fundamentales contenidos en la Constitución formal. Su función esencial es la de valerse como herramienta de -4- recepción del derecho internacional, garantizando la coherencia de la legislación interna con los compromisos exteriores del Estado y, al mismo tiempo, servir de complemento para la garantía de los Derechos Humanos en el país.” “El alcance del bloque de constitucionalidad es de carácter eminentemente procesal, es decir, que determina que los instrumentos internacionales en materia de derechos humanos que componen aquél son también parámetro para ejercer el control constitucional del derecho interno. Así, a juicio de esta Corte, el artículo 46 constitucional denota la inclusión de los tratados en el bloque de constitucionalidad, cuyo respeto se impone al resto del ordenamiento jurídico, exigiendo la adaptación de las normas de inferior categoría a los mandatos contenidos en aquellos instrumentos. El contenido del bloque de constitucionalidad está perfilado por la Constitución, y esta Corte, como máximo intérprete de la norma suprema, cuyas decisiones son vinculantes a los poderes públicos, es la competente para determinar, en cada caso, qué instrumentos se encuentran contenidos en aquél. En orden a la materia de estudio, se determina que los instrumentos internacionales en materia de derechos humanos aplicables son la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes, y la Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura. Esa inclusión se realiza por remisión del artículo 46 y, consecuentemente, por el carácter de ius cogens que tienen las normas de estos instrumentos que, como tal, asumen categoría de compromisos internacionales adquiridos por el Estado (art. 149 constitucional). Lo que involucra, en el caso concreto, verificar el cumplimiento de los compromisos adquiridos en normas internacionales en materia de Derechos Humanos, para evidenciar si existe una omisión legislativa parcial en la creación de la figura tipo de “tortura”. -5- 3. RECEPCIÓN DEL DERECHO INTERNACIONAL EN EL DERECHO INTERNO NO. DE EXPEDIENTE 334-95 DATOS DEL EXPEDIENTE Tipo de expediente: Inconstitucionalidad General (Criterio anterior) Entre otros: 131-95 110-99 1554-2001 Normativa impugnada Artículo 1 Decreto 14-95 del Congreso de la República Sentido del fallo: Sin lugar DERECHOS DENUNCIADOS COMO VULNERADOS EXTRACTO DE LA SENTENCIA “Corresponde a esta Corte, en su función esencial de defensa del orden constitucional y para mantener el principio de supremacía de la Constitución, conocer de las impugnaciones contra leyes, reglamentos o disposiciones de carácter general objetadas parcial o totalmente de inconstitucionalidad. Tiene legitimación activa para hacer un planteamiento de esta naturaleza cualquier persona con el auxilio de tres abogados colegiados, tal como lo hace en el presente caso el Director de la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala. La inconstitucionalidad permite analizar la compatibilidad de una norma de inferior jerarquía respecto de la Constitución, y requiere un análisis comparativo entre una y otra a efecto de que la norma impugnada se mantenga dentro del ordenamiento jurídico o, en su caso, se le excluya del mismo. En consecuencia, la Convención Americana sobre Derechos Humanos no es parámetro de constitucionalidad. -II- El accionante pretende que mediante la inconstitucionalidad se deje sin vigencia la reforma del artículo 201 del Código Penal, decretada por el Congreso, cita para ello como normas violadas o de parámetro para esta acción los artículos 1o., 3o., 18, 44 y 46 de la Constitución, que establecen lo relativo a la protección que el Estado da a la persona y a la familia, a la vida, los derechos inherentes a la persona humana y lo relativo a la preeminencia del derecho internacional. Esta Corte considera que para declarar si procede o no la inconstitucionalidad planteada debe hacerse un análisis particularizado de cada una de las disposiciones constitucionales que a juicio del accionante se han violado, procediendo de la forma siguiente: a) al comparar el artículo objetado de inconstitucional con los artículos 1o. y 3o. antes citados, se establece que no hay violación a tales disposiciones, porque en las mismas no se hace prohibición expresa ni tácita sobre la extensión de la aplicación de la pena de muerte; b) el artículo 18 no contiene una norma prohibitiva de la extensión de la pena de muerte, ya que establece que la pena de muerte no podrá imponerse con fundamento en presunciones, a las mujeres, a los mayores de sesenta años, a los reos de delitos políticos y comunes conexos con los partidos políticos y a los reos cuya extradición haya sido concedida bajo esa condición; c) al hacer la comparación con el artículo 44 de la Constitución antes relacionado, se concluye que tampoco existe violación a tal norma, porque lo que hace únicamente es reconocer que no sólo los derechos humanos individuales establecidos explícitamente en la Constitución son los inherentes a la persona humana, sino que también los que no figuren expresamente en ella; c) por último, al analizar la violación del artículo 46 que invoca el accionante, se concluye que dicha disposición tampoco se ha violado con la emisión del artículo impugnado, pues en aquel únicamente se establece el principio general de que en materia de derechos humanos, los tratados y convenciones aceptados y ratificados por Guatemala tienen -6- preeminencia sobre el derecho interno. Es decir, que en presencia de un eventual conflicto entre normas ordinarias del orden interno y los tratados y convenios sobre derechos humanos prevalecerían éstos últimos, pero como ya se dijo estos no son parámetros de constitucionalidad. Lo expuesto permite establecer que no existe violación a ninguna de las normas de la Constitución que citó el accionante, debiendo por lo tanto, resolverse sin lugar el planteamiento.” 3878-2007 Tipo de expediente: Apelación de sentencia de amparo Acto reclamado: Acuerdo municipal que convoca a los vecinos de las comunidades indígenas a participar en una Consulta de vecinos Sentido del fallo: Otorga amparo A la justicia Debido proceso Legalidad Imparcialidad “Como puede advertirse, el consentimiento y/o la ratificación de lo dispuesto en los documentos multilaterales antes enumerados supone para el Estado de Guatemala, en síntesis, el compromiso internacional de asumir una posición definida acerca del derecho de consulta de los pueblos indígenas, expresada en varios componentes: (i) su reconocimiento normativo propiamente dicho y, por ende, su inserción al bloque de constitucionalidad como derecho fundamental, por virtud de lo establecido en los artículos 44 y 46 de la Carta Magna; (ii) consecuentemente, la obligación de garantizar la efectividad del derecho en todos los casos en que sea atinente; y (iii) el deber de realizar las modificaciones estructurales que se requieran en el aparato estatal –sobre todo en cuanto a la legislación aplicable– a fin de dar cumplimiento a esa obligación de acuerdo a las circunstancias propias del país.” “Por otro lado, también es imprescindible hacer la salvedad de que si bien la resistencia de las comunidades indígenas ante una determinada iniciativa de esa índole no impide al gobierno propiciar su realización, ello no desvincula a éste de la responsabilidad ínsita que le atañe como expresión del poder público que deriva de la delegación de la soberanía nacional, en el sentido de ser escrupulosamente respetuoso y garante de los derechos sustantivos de toda la población de la cual es mandatario; la observancia de esa máxima constituye sin duda uno de los factores determinantes en el afianzamiento de un genuino Estado Constitucional de Derecho y, por ende, debe ser pauta que prive en su proceder respecto a cualquier cuestión de su competencia. De esa cuenta, en el ámbito específico sobre el que versa el presente estudio, es equivocado colegir que cuando resulten infructuosos los mecanismos de concertación previstos para hacer efectivo el derecho de consulta de las poblaciones indígenas, tal circunstancia tendría como efecto liso y llano expeditar la ejecución de los planes de extracción de recursos naturales, sin medir o importar las consecuencias que ello conlleve para esas comunidades… Al respecto debe acotarse, en primer orden, que dado el especial contenido de la solicitud en cuestión, resulta errado condicionar su viabilidad a los parámetros previstos en el artículo 64 ibídem, cuando la misma tiene por propósito servir de vehículo al reclamo sobre la observancia de un derecho que está reconocido en instrumentos de carácter internacional (Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes, Convención Americana sobre Derechos Humanos, Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial y Declaración de Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas) que, al versar sobre Derechos Humanos, no pueden estar supeditados a requerimientos fijados en la -7- regulación ordinaria interna, por aplicación del precepto contenido en el artículo 46 de la Constitución. Consecuentemente, el deber de la referida institución municipal es facilitar las condiciones para el ejercicio del derecho, suministrando los medios pertinentes, y en general, brindando el apoyo institucional que sea necesario para el efecto. “ 1933-2012 Tipo de expediente: Apelación de sentencia de amparo Acto reclamado: Auto que declara sin lugar recurso de apelación Sentido del fallo: Deniega amparo Derecho de defensa Debido proceso “La autoridad impugnada declaró sin lugar el recurso de apelación interpuesto por el postulante, al establecer “… que la resolución recurrida, y por medio de la cual se decreta la improcedencia de la EXTINCIÓN DE LA PERSECUCIÓN PENAL PLANTEADA por la defensa del sindicado HÉCTOR MARIO LÓPEZ FUENTES se adecua a derecho, y a las constancias procesales, toda vez que si bien es cierto, el Decreto Ley 8-86 concedió amnistía, tal y como lo manifiesta el apelante, también lo es que en el presente caso los tipos penales por los cuales se procesó al procesado HÉCTOR MARIO LÓPEZ FUENTES, son considerados de lesa humanidad, razón por la cual de conformidad con tratados y convenciones aceptados y ratificados por Guatemala, son perseguidos universalmente y por lo tanto no prescriben, por lo que en observancia al artículo 46 de la Constitución Política de la República de Guatemala, procedente resulta respetar lo dispuesto por los tratados, dadas las obligaciones que por ende corresponden al Estado, al reconocer la validez del derecho internacional sustentado en el ius cogens, que por su carácter universal contiene reglas imperativas admitidas como fundamentales de la civilización. Circunstancias que hacen a este Tribunal de Apelación, confirmar el auto apelado…”. “En relación a lo manifestado por el accionante de que cualquier delito, prescriptible o no, puede ser amnistiado si ninguna ley, tratado o convención, se opone a ello, se considera pertinente transcribir lo que al respecto expuso la Corte Interamericana de Derechos Humanos en uno de sus fallos: “… son inadmisibles las disposiciones de amnistía, las disposiciones de prescripción y el establecimiento de excluyentes de responsabilidad que pretendan impedir la investigación y sanción de los responsables de las violaciones graves de los derechos humanos tales como la tortura, las ejecuciones sumarias, extralegales o arbitrarias y las desapariciones forzadas, todas ellas prohibidas por contravenir derechos inderogables reconocidos por el Derecho Internacional de los Derechos Humanos (…) Como consecuencia de la manifiesta incompatibilidad entre las leyes de autoamnistía y la Convención Americana sobre Derechos Humanos, las mencionadas leyes carecen de efectos jurídicos y no pueden seguir representando un obstáculo para la investigación de los hechos que constituyen este caso ni para la identificación y el castigo de los responsables, ni puedan tener igual o similar impacto respecto de otros casos de violación de los derechos consagrados en la Convención Americana…”. (Sentencia de catorce de marzo de dos mil uno, en el caso Barrios Altos versus. Perú, párrafos 41 y 44).” -8- 1822-2011 Tipo de expediente: Inconstitucionalidad General Normativa impugnada Artículo 201 Bis (por omisión) Código Penal Sentido del fallo: Con lugar Igualdad “La incorporación del delito de tortura a nuestro ordenamiento jurídico penal obedeció a la suscripción por el Estado de Guatemala de la Convención contra la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes, la cual fue aprobada por el Decreto 58-95 del Congreso de la República, el diez de agosto de mil novecientos noventa y cinco y publicado en el Diario de Centro América el once de septiembre de ese mismo año, entrando en vigencia el diecinueve de septiembre de mil novecientos noventa y seis. En el artículo 1 del tratado internacional en mención se indica: “1. A los efectos de la presente Convención, se entenderá por el término ´tortura´ todo acto por el cual se inflija intencionadamente a una persona dolores o sufrimientos graves, ya sean físicos o mentales, con el fin de obtener de ella o de un tercero información o una confesión, de castigarla por un acto que haya cometido, o se sospeche que ha cometido, o de intimidar o coaccionar a esa persona o a otras, o por cualquier razón basada en cualquier tipo de discriminación, cuando dichos dolores o sufrimientos sean infligidos por un funcionario público u otra persona en el ejercicio de funciones públicas, a instigación suya, o con su consentimiento o aquiescencia. No se considerarán torturas los dolores o sufrimientos que sean consecuencia únicamente de sanciones legítimas, o que sean inherentes o incidentales a éstas. 2. El presente artículo se entenderá sin perjuicio de cualquier instrumento internacional o legislación nacional que contenga o pueda contener disposiciones de mayor alcance.” Así, en cuanto a ese delito, en el artículo 2 de la Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura, se contempla como estándares mínimos para la tipificación del elemento objetivo (actus reus) del delito, lo siguiente: “Para los efectos de la presente Convención se entenderá por tortura todo acto realizado intencionalmente por el cual se inflijan a una persona penas o sufrimientos físicos o mentales, con fines de investigación criminal, como medio intimidatorio, como castigo personal, como medida preventiva, como pena o con cualquier otro fin. Se entenderá también como tortura la aplicación sobre una persona de métodos tendientes a anular la personalidad de la víctima o a disminuir su capacidad física o mental, aunque no causen dolor físico o angustia psíquica. No estarán comprendidos en el concepto de tortura las penas o sufrimientos físicos o mentales que sean únicamente consecuencia de medidas legales o inherentes a éstas, siempre que no incluyan la realización de los actos o la aplicación de los métodos a que se refiere el presente artículo.” “El bloque de constitucionalidad surge por remisión expresa y directa de la Constitución (arts. 44 y 46), la que configura y perfila su contenido, alcances y eficacia: “Artículo 44. Derechos inherentes a la persona humana. Los derechos y garantías que otorga la Constitución no excluyen otros que, aunque no figuren expresamente en ella, son inherentes a la persona humana. El interés social prevalece sobre el interés particular. Serán nulas ipso jure las leyes y las disposiciones gubernativas o de cualquier otro orden que disminuyan, restrinjan o tergiversen los derechos que la Constitución garantiza.” “Artículo 46. Preeminencia del Derecho interno. Se establece el principio general de que en materia de derechos humanos, los tratados y convenciones internacionales aceptados y ratificados por Guatemala, tienen preeminencia sobre el derecho interno.” Es por ello que por vía de los artículos 44 y 46 citados, se incorpora la figura del bloque de constitucionalidad como un conjunto de normas internacionales -9- referidas a derechos inherentes a la persona, incluyendo todas aquéllas libertades y facultades que aunque no figuren en su texto formal, respondan directamente al concepto de dignidad de la persona, pues el derecho por ser dinámico, tienen reglas y principios que están evolucionando y cuya integración con esta figura permite su interpretación como derechos propios del ser humano.“ - 10 - 4. CONSULTA DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS NO. DE EXPEDIENTE 3878-2007 DATOS DEL EXPEDIENTE Tipo de expediente: Apelación de sentencia de amparo Acto reclamado: Acuerdo municipal que convoca a los vecinos de las comunidades indígenas a participar en una Consulta de vecinos Sentido del fallo: Otorga amparo DERECHOS DENUNCIADOS COMO VULNERADOS A la justicia Debido proceso Legalidad Imparcialidad EXTRACTO DE LA SENTENCIA “…la pretensión de amparo esgrimida por los postulantes gira fundamentalmente en torno a la demanda de que sea respetado su derecho de ser convocados a una consulta en la que tengan la oportunidad de manifestarse respecto a los trabajos de exploración y explotación mineras que se desarrollan en la finca San José Ocaña del municipio de San Juan Sacatepéquez del departamento de Guatemala. Ha sido con ese propósito que se han avocado con la autoridad edilicia de su circunscripción territorial y, ante la negativa de ésta, expresada en la revocatoria de la decisión inicial de acceder a su petición –acto reclamado–, acuden ahora al plano de la justicia constitucional, persiguiendo que sea compelida la concreción de tal iniciativa.” “El derecho de consulta de las poblaciones indígenas es, en esencia, un derecho fundamental de carácter colectivo, por el que el Estado está obligado a instaurar procedimientos de buena fe destinados a recoger el parecer libre e informado de dichas comunidades, cuando se avizoren acciones gubernamentales, ya sean legislativas o administrativas, susceptibles de afectarles directamente, a fin de establecer los acuerdos o medidas que sean meritorios. Siguiendo la clasificación en la que la doctrina suele aglutinar a los derechos fundamentales [Arango Rivadeneira, Rodolfo. El concepto de derechos sociales fundamentales. Legis, Bogotá, 2005. Pág. 35], corresponde caracterizarlo como un derecho de prestación, que supone la actuación positiva del Estado para su plena y real vigencia. Su reconocimiento surge como resultado de la conciencia de la necesidad de abogar de manera especial por la salvaguardia de los intereses de las poblaciones humanas que por factores ligados a su identidad cultural se han visto relegadas de los procesos de decisión del poder público y del funcionamiento de las estructuras estatales en general. En ese orden de ideas, se erige como garantía de igualdad o mecanismo de equiparación, en cuanto a la aptitud real de dichas poblaciones de pronunciarse e influir sobre las disposiciones orientadas a repercutir en sus condiciones de vida, a fin de situarla en el mismo plano que la que corresponde a cualquier grupo de ciudadanos.” “…se sintetiza que el derecho de consulta de las poblaciones indígenas constituye un derecho fundamental de carácter colectivo y de prestación, cuyo reconocimiento surge como resultado de la conciencia internacional de la necesidad de establecer a favor de dichas poblaciones – debido a la marginación a la que históricamente han sido sometidas por factores ligados a su identidad cultural– una garantía de igualdad en cuanto a su aptitud real de pronunciarse e influir sobre aquellas disposiciones orientadas a repercutir en sus condiciones de vida, a fin de situarla en el mismo plano que la que corresponde a cualquier grupo de ciudadanos. Conlleva para el Estado la obligación de institucionalizar y aplicar procedimientos mediante los cuales, previo a la consumación - 11 - de acciones gubernamentales que supongan afectación directa sobre esas poblaciones, se genere de buena fe, en forma sistemática y acorde a las características propias de cada nación, una dinámica de información, participación y diálogo con miembros de sus comunidades dotados de auténtica representatividad, dirigida a la consecución de acuerdos sobre las medidas que se proyecta realizar. En el contexto específico de las iniciativas de explotación de recursos naturales dentro o en los alrededores de sus tierras, opera con un cariz instrumental, como una extensión o primera línea de defensa de otros derechos fundamentales, tales como el de propiedad, a la cultura, a la salud, libertad de culto, etc. según sea la gravedad y/o matices particulares de cada caso. Ante una situación de esa índole, es necesario advertir que para el caso de Guatemala, por iguales razones de igualdad, justicia y equidad social, debe entenderse que el derecho de consulta es extensible a cualquier comunidad o población –no necesariamente identificada como indígena–, en lo que sea aplicable; interpretación pro homine que se encuentra en consonancia con el que, de acuerdo a todo lo antes apuntado, constituye el fin último que se persigue con el reconocimiento de este derecho: garantizar la igualdad entre los habitantes de un Estado, en cuanto a su aptitud real de pronunciarse e influir sobre aquellas disposiciones orientadas a repercutir en sus condiciones de vida. 2433-2011 y 2480-2011 Tipo de expediente: Inconstitucionalidad General Normativa impugnada Acta número 01-2011 del Concejo Municipal de Nueva Santa Rosa Sentido del fallo: Parcialmente Con lugar “Esta Corte estima que el derecho de los pueblos a ser consultados sobre medidas susceptibles de causarles afectación emana del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, el cual fue ratificado por el Estado de Guatemala y, según la opinión consultiva emitida el dieciocho de mayo de mil novecientos noventa y cinco dentro del expediente ciento noventa y nueve – noventa y cinco (19995) en donde se estableció: “…no regula ninguna materia que colisione con la ley fundamental…”. Dicho convenio establece en el artículo 6 numeral 1: “Al aplicar las disposiciones del presente Convenio, los gobiernos deberán: a) consultar a los pueblos interesados, mediante procedimientos apropiados y en particular a través de sus instituciones representativas, cada vez que se prevean medidas legislativas o administrativas susceptibles de afectarles directamente…”; luego, en el numeral 2 del mismo artículo, dispone lo siguiente: “Las consultas llevadas a cabo en aplicación de este Convenio deberán efectuarse de buena fe y de una manera apropiada a las circunstancias, con la finalidad de llegar a un acuerdo o lograr el consentimiento acerca de la medidas propuestas…”. Posteriormente, el artículo 15 numeral 2 establece: “En caso que pertenezca al Estado la propiedad de los minerales o de los recursos del subsuelo, o tenga derechos sobre otros recursos existentes en las tierras, los gobiernos deberán establecer o mantener procedimientos con miras a consultar a los pueblos interesados, a fin de determinar si los intereses de esos pueblos serían perjudicados…”. Del contenido de los preceptos transcritos, se colige que es incuestionable el derecho de los pueblos interesados a ser consultados; sin embargo, esta Corte aprecia que es necesario reforzar en cuanto al procedimiento adecuado que “las instituciones representativas” deben llevar a cabo para efectivizar ese derecho, pudiéndose estimar conveniente cualquier método consultivo que permita recoger fielmente las opiniones de los integrantes - 12 - de la población cuando “prevean” que van a ser afectados con una medida legislativa o administrativa lo cual supone que la consulta debe ser previa a la aplicación de la medida-. Este Tribunal encuentra que para nuestro medio el proceso de consulta mediante la emisión del sufragio constituye un método de participación idóneo para recoger las opiniones de las comunidades consultadas, siendo necesario que en su desarrollo se observen los principios electorales reconocidos para garantizar la fidelidad de los resultados que se obtengan. La posibilidad de que los concejos municipales convoquen a sus vecinos para pronunciarse sobre temas de interés en sus respectivos territorios municipales, está regulada también en el Código Municipal, en cuyo artículo 63 se establece: “…Consulta a los vecinos. Cuando la trascendencia de un asunto aconseje la conveniencia de consultar la opinión de los vecinos, el Concejo Municipal, con el voto de las dos terceras partes (2/3) del total de sus integrantes, podrá acordar que tal consulta se celebre tomando en cuanta las modalidades indicadas en los artículos siguientes.”. Tanto el artículo antes transcrito como los subsiguientes del capítulo I, título IV del código citado, hacen referencia a las convocatorias y desarrollo de consultas populares municipales; no obstante, lo establecido en dichos preceptos debe ser reforzado en cuanto a determinar qué es vinculante para las autoridades municipales. En ese sentido, se clarifica que la voluntad expresada por los vecinos en una consulta popular es vinculante pero sólo para que sus autoridades locales transmitan su parecer a los órganos municipales competentes. Pero ya al momento de asumirse decisiones finales sobre temas vinculados con minería, hidrocarburos y acceso a recursos naturales no renovables, aquella voluntad solamente podría tener carácter indicativo, en razón de que en lo concerniente a estos, el propio legislador constituyente declaró de utilidad y necesidad públicas la explotación técnica y racional de aquellos, de manera que lo que deba decidirse al respecto es competencia del Estado y no de autoridades locales y municipales, quienes, desde luego, deben transmitir la voluntad expresada por los vecinos a donde corresponda, a efecto de que dicha voluntad no constituya una declaración inane.” “Este Tribunal ha destacado ya en varias oportunidades que las consultas populares constituyen mecanismo importante de expresión popular, por medio de las cuales se efectivizan varios derechos reconocidos constitucionalmente, como los de libertad de acción y de emisión del pensamiento, así como el derecho de manifestación, pero tales procedimientos consultivos deben contar con marcos jurídicos adecuados que establezcan con precisión los procedimientos para llevarlas a cabo y los efectos de las mismas, entendiéndose que los resultados que se obtengan reflejarán el parecer de una comunidad consultada sobre un tema determinado, pero que a éstos no se les puede dar carácter regulatorio o decisorio sobre materias que no sean de competencia de las autoridades convocantes o de dichas comunidades, sino que, en todo caso, deben ser el punto de partida para que la comunidad participe en los procesos establecidos en las leyes para expresar sus decisiones y oposiciones, utilizando los mecanismos regulados en dichas leyes ante las autoridades administrativas designadas para el efecto. [expedientes 1179-2005, 1408-2005, 2376-2007] En virtud de lo anterior, al tener claro que las consultas populares son mecanismos importantes por medio de los - 13 - cuales se garantizan derechos fundamentales y son la clara expresión de un régimen democrático y que los vecinos de los municipios tiene el derecho de expresarse con relación al uso, goce o disfrute de los recursos naturales que se encuentran dentro del territorio de su municipio, esta Corte exhorta a que si bien es cierto, es facultad del Estado, en este tema en específico, a través del Ministerio de Energía y Minas, considerar la concesión para la explotación y/o exploración del suelo y del subsuelo, es necesario que el Estado garantice la participación efectiva y los beneficios de los vecinos del municipio que corresponda, garantizando y supervisando evaluaciones previas de impacto ambiental y social e implementando medidas y mecanismos adecuados para asegurar que no se produzca una afectación mayor en las tierras del territorio nacional. Circunstancia que también ha sido considerada por la Corte Interamericana de Derechos Humanos en sentencia de veintiocho de noviembre de dos mil siete en el caso Saramaka versus Surinam.” 4419-2011 Tipo de expediente: Apelación de sentencia de amparo Acto reclamado: Acuerdo Ministerial 146-2010 el cual otorga autorización a Corrientes del Río, Sociedad Anónima, para utilizar bienes de dominio público para el proyecto denominado “Hidroeléctrica Entre Ríos” en el municipio de San Agustín Lanquín Sentido del fallo: Otorga amparo Defensa Debido proceso Consulta a los pueblos indígenas y tribales “…se ha señalado que el proceso de consulta mediante la emisión del sufragio, constituye un método de participación idóneo para recoger las opiniones de las comunidades consultadas, siendo necesario que en su desarrollo se observen los principios electorales reconocidos para garantizar la fidelidad de los resultados que se obtengan. Asimismo, que la posibilidad de que los concejos municipales convoquen a sus vecinos para pronunciarse sobre temas de interés en sus respectivos territorios municipales, está regulada también en el Código Municipal, en cuyo artículo 63, al igual que los subsiguientes del capítulo I, título IV del código citado, hacen referencia a las convocatorias y desarrollo de consultas populares municipales. Lo establecido en esos preceptos debe ser reforzado determinando que la voluntad expresada por los vecinos en una consulta popular es vinculante pero sólo para que sus autoridades locales transmitan su parecer a los órganos municipales competentes. Al asumirse decisiones finales sobre temas vinculados con minería, hidrocarburos y acceso a recursos naturales no renovables, así como a lo referente a la electrificación, aquella voluntad solamente puede tener carácter indicativo, en razón de que en lo concerniente a estos, el propio legislador constituyente declaró de utilidad y necesidad públicas su explotación técnica y racional, y en el caso de la electrificación, que es de urgencia nacional, de manera que lo que deba decidirse respecto de estos temas, al cumplirse con los requisitos respectivos, es competencia exclusiva del Estado por medio de la autoridad competente y no de autoridades locales y municipales, quienes, lo que deben hacer es transmitir la voluntad expresada por los vecinos a donde corresponda.” “El conflicto que se traslada en este amparo es la ausencia de consulta a las comunidades amparistas, en el procedimiento de autorización de operaciones de industria hidroeléctrica. Como antes se ha indicado, en nuestro ordenamiento jurídico no está legislado cómo debe llevarse a cabo un procedimiento de esta naturaleza, lo que ha implicado, incluso, que esta Corte exhorte al Congreso de la República para que emita la legislación respectiva y, lo que este Tribunal ha señalado es que, indistintamente del procedimiento que se utilice, éste debe recabar, de modo fidedigno, la opinión de los pueblos afectados. En este caso, pese a las oportunas publicaciones sobre la petición y probable - 14 - aprobación de operaciones de la hidroeléctrica en cuestión, los pueblos ahora impugnantes no presentaron objeciones ni se pronunciaron, ya sea en forma individual o por medio de sus entes representativos que ahora promueven amparo, provocando con su actitud omisa que el procedimiento se iniciara y agotara. Tampoco se advierte en el actuar de la autoridad cuestionada ninguna actitud que refleje la materialización en medida alguna de recabar la opinión de quienes pudieran resultar afectados. Así, la actitud omisa, según apreciación de esta Corte, es de ambos actores, tanto de autoridades gubernamentales como de quienes ahora promueven amparo.” “El Estado, como encargado de conceder u otorgar autorizaciones y/o licencias de explotación de recursos naturales) debe hacerlo en función del desarrollo económico de los distintos sectores de la sociedad guatemalteca. Lo anterior es de importancia traerlo a cuenta para dilucidar la situación actual en la que la persona jurídica autorizada, según consta en autos, ha realizado trabajos como: estudio geotécnico, corte de carreteras, movimiento de tierras, rutas de acceso, áreas para campamentos y bodegas, con gastos, según indica la propia inversionista, de aproximadamente siete millones de quetzales, ello como consecuencia de que la operación de la hidroeléctrica está autorizada y el contrato otorgado, por lo que suspender totalmente el acuerdo, implicaría la rescisión del contrato por causas imputables al Estado, lo que es lógico, generaría responsabilidades, sin perjuicio de la inseguridad que el Estado proyecta como contratante. Bajo este panorama, esta Corte, teniendo en cuenta los fines para los cuales fue creada, entre los que se encuentran, la protección al ser humano en lo individual y en su conjunto como sociedad, debe en sus resoluciones procurar el bienestar general de las personas. Por ende, se impone una solución que armonice los derechos o intereses en juego, pues de afectarse uno u otro se proyecta hacia un daño de la población en general. La omisión de recabar la opinión de los pueblos que presuntamente son perturbados con la decisión, impone en el caso, materializar, según las circunstancias particulares de éste, lo establecido en el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, respecto de la opinión de los pueblos indígenas frente a decisiones que les afecten o les interesen. Consta en autos que los postulantes, haciendo uso de sus derechos y por los mecanismos antes establecidos, si realizaron consulta referida a “cualquier desarrollo de proyectos hidroeléctricos, mineros, megaproyectos y uso de áreas protegidas” la cual llevaron a cabo, aproximadamente un mes después a la emisión del Acuerdo de autorización, hoy impugnado, según lo afirma el Procurador de los Derechos Humanos (folio 70 de la pieza de esta Corte y folios del 2290 al 2292 del expediente remitido por el citado Magistrado de Conciencia), procedimiento que no cuestiona este tribunal al carecer a la fecha de uno específico para la aplicación del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, particularmente en lo referente a la forma de recabar la opinión de los pueblos indígenas, por la especial circunstancia que no se ha regulado. De esta manera, es pertinente que, sin suspender el Acuerdo impugnado, para no gravar la situación de hecho existente; por ello, el Ministro de Energía y Minas proceda a recabar, de manera formal, el resultado de la consulta realizada y, con base en el mismo, verifique, por medio de los ministerios que correspondan, los estudios de impacto ambiental, mediante la comprobación de las versiones escritas - 15 - y su confirmación in situ, a efecto de establecer los señalamientos que las comunidades hagan sobre los temas que –según se ve en el amparo- más les preocupan, que son el daño a la flora y fauna. Tanto los postulantes como las autoridades deben procurar, mediante todos los modos posibles y de buena fe, lograr acuerdos y concertación con las comunidades afectadas y, evitar cualquier actitud arbitraria e impositiva. Deben observar objetividad, razonabilidad y proporcionalidad en el análisis de los motivos de oposición con miras a proteger los derechos ambientales y económicos de las comunidades. Además, debe arbitrar los mecanismos necesarios para mitigar, corregir y restaurar los efectos que las medidas produzcan y puedan generar en detrimento de las comunidades accionantes, a las que se exhorta para que sus oposiciones las circunscriban al proyecto en mención, dada la generalidad que se advierte en la consulta ya realizada. Las comunidades quedan en libertad de hacer valer el resultado de la consulta ya efectuada u organizar, en su caso, una concerniente al proyecto objeto de este conflicto, lo que parezca más beneficioso para superar la situación. Igualmente entregar (hacer llegar) en el tiempo que apremie su propio interés, al Ministro que corresponda, su opinión, garantizándose así su derecho de ser escuchados. Ello sin que se reviertan las cosas con desmedro de la industria, la que está facultada, en su caso, para realizar los trabajos de conservación de lo ya construido.” - 16 - 5. DERECHO COLECTIVO DE MINORÍAS 5.1. DISCAPACITADOS NO. DE EXPEDIENTE 2863-2006 DATOS DEL EXPEDIENTE Tipo de expediente: Apelación de sentencia de amparo Acto reclamado: a) la inexistencia de infraestructura en las paradas de autobús que permita a las personas discapacitadas abordar los autobuses y las unidades móviles que prestan el servicio urbano b) violación de las reglas universales de accesibilidad en las unidades móviles que prestan el servicio urbano c) la falta de normas reglamentarias que regulen el servicio público de transporte urbano d) la amenaza cierta y determinada de que, tanto las estaciones e instalaciones, como los vehículos que se utilizarán en el Proyecto Transmetro, violen, limiten y restrinjan el derecho a las personas con discapacidad al uso de dicho medio de transporte público. Sentido del fallo: Otorga amparo DERECHOS DENUNCIADOS EXTRACTO DE LA SENTENCIA COMO VULNERADOS “…esta Corte estima necesario puntualizar que los derechos reclamados por ellos se encuentran Libertad de locomoción Protección a los comprendidos dentro de los denominados “derechos sociales”, los cuales, por poseer los reclamantes características físicas especiales debido a algún tipo de discapacidad, no han contado con el acceso a minusválidos ellos. Específicamente reclaman que no gozan de un servicio de transporte público adecuado a sus necesidades. Es necesario mencionar que una de las características de los derechos sociales es la progresividad, la cual se atribuye a aquellos derechos que requieren la adopción de conductas que habrán de implementarse durante un lapso para lograr la satisfacción del derecho de que se trate. Implicará entonces, la adopción de medidas cuyo resultado sólo se logrará con posterioridad al inicio de la actividad del Estado destinada a cumplirlas. Así por ejemplo las que implican ampliar la cobertura de un servicio o instalar redes para la prestación de otro. En cualquier caso las obligaciones de cumplimiento progresivo deberán adoptarse dentro de un plazo razonable. En la clasificación tradicional de los derechos humanos las obligaciones de implementación progresiva implican una obligación de conducta, y dentro de ellas se ubican los derechos sociales. Pueden citarse dentro de éstos la atención a las personas con discapacidad, de manera que los mismos cuenten con una atención especial que les permita alcanzar el máximo desarrollo de su personalidad. De esa cuenta los Estados deberán adoptar las medidas que sean necesarias para ese propósito.” “(…) toda persona afectada por una disminución de sus capacidades físicas o mentales tiene derecho a recibir una atención especial con el fin de alcanzar el máximo desarrollo de su personalidad, por lo que deben adoptarse las medidas que sean necesarias para ese propósito, incluyendo de manera prioritaria en los planes de desarrollo urbano, la consideración de soluciones a los requerimientos específicos generados por las necesidades de este grupo (…)”. “Del análisis doctrinario realizado en el considerando anterior se concluye que la obligación de cumplir con la normativa constitucional señalada para las personas con discapacidad deberá obedecer a las características de progresividad y gradualidad anteriormente expuestas para los derechos sociales, lo que implica la adopción de conductas que deberán implementarse con relación al transporte público. Constituye un hecho público y notorio, y por tanto, carente de la necesidad de prueba, el hecho que la ciudad de Guatemala y el transporte público, en su mayoría, no cuenta con dispositivos especiales y características particulares para las personas con discapacidad. De esa cuenta, la autoridad impugnada deberá considerar las necesidades de las personas con discapacidad, así como de otras personas con - 17 - retos especiales y de individuos que por algún tipo de circunstancia en su condición física o sensorial requieran un trato distinto al resto de la población para lograr su acceso al transporte público, tal es el caso de personas de la tercera edad, personas con limitaciones visuales o auditivas, personas que por sus características particulares en un momento determinado, requieran un trato especial, como es el caso de mujeres embarazadas. En consecuencia, la autoridad impugnada deberá tomar en consideración en las nuevas construcciones, remodelaciones o modificaciones de infraestructura relacionada con el transporte colectivo urbano, dispositivos especiales que permitan el acceso adecuado a las personas con discapacidad o con condiciones físicas o sensoriales distintas al resto de la población. Es evidente, y por tanto público y notorio, que las medidas adoptadas por la Municipalidad de Guatemala hasta la presente fecha -en relación a este tema- no permiten la plena satisfacción de los derechos constitucionales de este sector de la población. Se concluye entonces que para el cumplimiento de lo aquí considerado es necesario que la Municipalidad capitalina adopte las medidas necesarias que permitan el acceso a la población con discapacidad, a las unidades de transporte colectivo urbano, tanto incorporando elementos que coadyuven con éste en las aceras y paradas de bus, como en el interior de los mismos. Esta obligación, como se señaló con anterioridad, deberá adoptarse según los siguientes parámetros: a) en las nuevas construcciones, remodelaciones, ampliaciones de las aceras y paradas de autobuses deberán adoptarse medidas -entiéndase rampas, plataformas, barandas, dispositivos que permitan la unión entre la rampa y la unidad de transporte colectivo u otros que se estimen adecuados que cumplan con ese fin- que permitan el acceso de personas con discapacidad, así como de personas con capacidades especiales según su edad o estado; b) en la adquisición de nuevas unidades de transporte colectivo por parte de la Municipalidad capitalina, deberán considerarse unidades de transporte colectivo que posean elementos especiales para las personas descritas en la literal anterior, tales como puerta ancha que permita el ingreso de una silla de ruedas y en su interior un espacio designado para éstas, adecuándose las mismas, además, a las modificaciones realizadas a la infraestructura indicada en la literal anterior; c) en las nuevas unidades de transporte y en las ya existentes deberán señalarse espacios reservados para personas con discapacidad, de la tercera edad, mujeres embarazadas o personas con capacidades especiales; d) en cuanto a las concesiones que se autoricen para el servicio de transporte colectivo, se dará preferencia a los propietarios de unidades que posean alguna o varias de las características descritas; e) la adopción de todas aquellas medidas que a juicio de la Municipalidad contribuyan con alcanzar los objetivos - 18 - señalados en las literales anteriores. En consecuencia de lo anteriormente considerado, el amparo solicitado deviene procedente en cuanto a los primeros dos actos reclamados.” 5.2. MUJERES NO. DE EXPEDIENTE 936-95 DATOS DEL EXPEDIENTE Tipo de expediente: Inconstitucionalidad General Normativa impugnada Artículo 232 Artículo 233 Artículo 234 Artículo 235 Código Penal Sentido del fallo: Con lugar DERECHOS DENUNCIADOS EXTRACTO DE LA SENTENCIA COMO VULNERADOS Igualdad y no “…Al confrontar dicho precepto con el artículo 4o. de la Constitución, se establece que se trata en forma discriminatoria a la mujer casada por su sexo, pues la concurrencia de los mismos hechos en discriminación iguales condiciones o circunstancias si los comete el varón casado no tipifican delito de adulterio, teniendo el género una relación directa e inequívoca con el delito; la conducta infiel de la mujer casada es la que configura el adulterio no así idéntica conducta observada por el hombre casado. Esta figura delictiva que sanciona sólo la infidelidad conyugal de la mujer, da un trato desigual a idénticos actos. No es razonable la diferencia establecida por el legislador para la misma situación fáctica y esta regulación no puede encontrar su ubicación ni justificación dentro de los delitos contra el orden jurídico familiar y contra el estado civil, pues si éstos fuesen los valores protegidos, habría sancionado la infidelidad en igualdad de condiciones para ambos cónyuges. El artículo del Código Penal que se analiza por ser discriminatorio está en contradicción con el artículo 4o. de la Constitución que consagra el derecho a no ser discriminado, por lo que es procedente eliminarlo del ordenamiento jurídico. Los artículos 233 y 234 del Código Penal dan al marido la exclusividad del ejercicio de la acción penal para la sanción del delito de adulterio y para que otorgue el perdón para la no persecución del mismo y si el artículo 232 de dicho Código viola el derecho de igualdad, los artículos 233 y 234 de ese cuerpo legal, también lo contradicen y, deben asimismo ser expulsados del ordenamiento legal, en aplicación del artículo 4o. de la Ley Fundamental. El artículo 235 del Código Penal establece: "El marido que tuviere concubina dentro de la casa conyugal será sancionado con prisión de cuatro meses a un año. La concubina será sancionada con multa de cincuenta a quinientos quetzales. Lo dispuesto en los artículos 233 y 234 es aplicable al caso de que se trata en el presente artículo." Es decir trata en forma distinta la conducta infiel del hombre y la mujer tomando como parámetro para la diferencia el sexo lo cual viola el artículo 4o. de la Constitución.” - 19 - 3009-2011 Tipo de expediente: Inconstitucionalidad General Normativa impugnada Artículo 5 Artículo 7 Artículo 8 Ley contra el femicidio y otras formas de violencia contra la mujer Sentido del fallo: Sin lugar Libertad e igualdad Derecho de defensa Protección a la familia Protección a la persona “…el legislador parte, como fuente material de la norma que emite, de una realidad que afirma en su “Considerando”, relativa a la existencia de una problemática de “violencia y discriminación” contra mujeres, niñas y adolescentes, que ha ocurrido en Guatemala y que, incluso, se ha visto agravada en los últimos tiempos, y cuya causa (entre otras que podrían deducirse) estriba en las “relaciones desiguales de poder existentes entre hombres y mujeres”, manifestándose tal desigualdad en los ámbitos social, económico, jurídico, político, cultural y familiar. En tal contexto, el legislador previó la necesidad de emitir una normativa tendiente a hacer efectiva la “prevención y penalización” de aquellas conductas que constituyan violencia contra la mujer (tanto física y sexual, como psicológica y económica), atendiendo, primero, a que en el plano nacional es una realidad y, lamentablemente, una constante que ha venido en aumento, la comisión de actos de violencia ejecutados en menosprecio de la mujer, derivados de las relaciones desiguales de poder entre hombres y mujeres. Cuestión de suma importancia lo constituye el hecho que la violencia contra la mujer se genera, conforme a las consideraciones del legislador, como producto de esa desigual relación de poder que existe entre personas de distinto sexo. En tal sentido, el cuerpo normativo que se impugna, en su artículo 3, inciso g), recoge un concepto de relaciones de poder, refiriendo que se trata de “[m]anifestaciones de control o dominio que conducen a la sumisión de la mujer y a la discriminación en su contra”. De esa cuenta, por esa relación desigual de poder entre hombre y mujer, el legislador se propuso reprimir un comportamiento violento contra esta última, frecuente en el contexto social actual, y que bien puede obedecer a un patrón cultural que de generación en generación promueve y arraiga la existencia de un trato discriminatorio y de sumisión en perjuicio del género femenino…”. “Por ende, es evidente el fundamento del legislador para asumir la necesidad de protección de la integridad, física, sexual y psicológica de la mujer, en especial, en el contexto social nacional, en el que fenómenos de esa violencia obedecen –por lo menos así lo es en la mayoría de los casos, como se pone de manifiesto en algunos de los dictámenes presentados por quienes comparecieron en el trámite de la inconstitucionalidad en calidad de amicus curiae– a las relaciones desiguales de poder entre hombres y mujeres. En cuanto a ello, en la exposición de motivos de la iniciativa de ley identificada con el número de registro tres mil setecientos setenta (3770), que fuera presentada al pleno del Congreso de la República y a raíz de la cual se emitió la Ley contra el femicidio y otras formas de violencia contra la mujer, se señala: “Las actitudes tradicionales, según las cuales se subordina a las mujeres o se les atribuyen funciones estereotipadas reproducen y mantienen prácticas que conllevan violencia. Y ésta pone en peligro la vida y la salud de las mujeres. La violencia contra la mujer constituye un acto de discriminación y es una violación de los derechos humanos.” Por otro lado, el legislador advierte que en las condiciones actuales imperantes en Guatemala, la mujer se encuentra insuficientemente protegida, haciendo meritoria la emisión de normas que, además de prevenir los actos de violencia en su contra, repriman su comisión mediante la imposición de sanciones de naturaleza penal. Así, en la referida exposición de motivos se indica: “Es ampliamente reconocido que los derechos de las mujeres, fueron concebidos históricamente como un particular del universal masculino y bajo una concepción de las - 20 - mujeres como ciudadanas de segunda categoría. Esta concepción tiene tal arraigo que, pese a la sanción de instrumentos jurídicos internacionales de derechos humanos con disposiciones relevantes para la protección de las mujeres contra actos de violencia, en la República de Guatemala, las mujeres siguen siendo víctimas de violencia, llegando a su mayor expresión en los asesinatos de mujeres.” 5.3. NIÑEZ NO. DE EXPEDIENTE 3832-2011 DATOS DEL EXPEDIENTE Tipo de expediente: Apelación de sentencia de amparo Acto reclamado: a) Sentencia que declaró la adoptabilidad de un niño, confirmó el abrigo temporal de éste en la Fundación Protectora del Niño Huérfano y ordenó su inscripción de nacimiento en el Registro Nacional de las Personas b) Sentencia que declaró sin lugar el recurso de apelación Sentido del fallo: Otorga amparo DERECHOS DENUNCIADOS COMO VULNERADOS Derecho de defensa Seguridad jurídica Debido proceso EXTRACTO DE LA SENTENCIA “…Es necesario señalar que la adoptabilidad de los menores se encuentra íntimamente vinculada al principio de subsidiariedad y prevalencia del interés superior del menor en la adopción nacional e internacional, entendiendo ésta como una medida de protección del menor tendiente a la colocación del niño en la mejor familia posible. El artículo 21 de la Convención sobre los Derechos del Niño, reconoce los derechos de los niños adoptados en los países como Guatemala, en que se permite la adopción; asimismo, regula la primacía del interés superior del niño, en todas las disposiciones relativas a la adopción (artículo 3º), y detalla las normas mínimas que deben satisfacer estas disposiciones. La referida Convención no se pronuncia sobre la conveniencia de la adopción, incluso dentro del país de origen del niño, auque el artículo 20 la menciona como una de las opciones para el cuidado del niño privado de su núcleo familiar. Para esta Corte resulta de especial relevancia, establecer qué debe entenderse por el principio del interés superior del niño en materia de adopción. En ese sentido, debe indicarse que tal principio debe ser una “consideración primordial”, es decir, debe tener preferencia sobre cualquier otro interés, sea económico, político, o relativo a la seguridad del Estado o de los adoptantes; es decir, se debe buscar una familia para el niño y no un niño para una familia. En efecto, debe abandonarse cualquier interpretación paternalista/autoritaria del interés superior; por el contrario, se debe armonizar la utilización del interés superior del niño con una concepción de los derechos humanos como facultades que permitan oponerse a los abusos del poder y superan el paternalismo que ha sido tradicional para regular los temas relativos a la infancia. En el esquema paternalista/autoritario, el juez, el legislador o la autoridad administrativa, realizaba el interés superior del niño, lo constituía como un acto potestativo, que derivaba de su investidura o potestad y no de los derechos de los afectados; la justicia o injusticia de su actuar dependía de que el juez se comportara de acuerdo a ciertos parámetros que supuestamente reflejaban su idoneidad. La Convención formula el principio del interés superior del niño como una garantía de la vigencia de los demás derechos que - 21 - consagra e identifica el interés superior con la satisfacción de ellos; es decir, el principio tiene sentido en la medida en que existen derechos y titulares (sujetos de derecho) y que las autoridades se encuentren limitadas por esos derechos. Dicho principio le recuerda al juez o a la autoridad de que se trate que ella no constituye soluciones jurídicas desde la nada, sino en estricta sujeción, no solo en la forma sino en el contenido, a los derechos de los niños sancionados legalmente. El principio del interés superior de los menores debe quedar reflejado en la ley, cualquier disposición que lo limite debe considerarse como una violación a la Convención Sobre los Derechos del Niño; por ejemplo: las reglas inflexibles que imponen límites de edad para las parejas deseosas de adoptar a un niño, o que autorizan la adopción únicamente cuando se declare al niño legalmente abandonado. Aunque en un proceso de adopción, la consideración primordial sea el interés superior del niño, de la Convención se desprende la presunción de que dicho interés persigue que el niño permanezca con sus padres siempre que ello sea posible. Puede decirse entonces que el interés superior del niño comprende la satisfacción de sus derechos, es decir, el respeto y observación irrestricta de los derechos humanos que le son inherentes a éste; es por ello que no pueden inobservarse disposiciones legales tendientes a garantizar el derecho del niño con base a ese principio.” “Este Tribunal considera que también debe tomarse en cuenta que, a tenor de los Convenios Internacionales relativos a la protección de la infancia y derechos del niño, el “interés superior del menor” persigue que el niño crezca, se desarrolle y se eduque con su familia, en el territorio en el que ha nacido y en la sociedad a la que pertenece. En ese sentido, el referido principio está indisolublemente unido al hecho de que todas las sociedades protegen a la infancia, conforme a su cultura y tradiciones, de forma tal que si sus padres no los pueden cuidar, o han sido privados de ello, son cuidados por la familia ampliada (tíos, primos, abuelos). Si este cuidado familiar alternativo no es posible, se busca que el menor sea cuidado por otra familia -adopción nacional- en el entorno social natural, es decir, en el país en que ha nacido el niño. Cuando estas medidas de cuidado familiar y protección no concurren, deviene la institucionalización de los niños y la subsidiariedad de la adopción internacional, como medida de protección y ejercicio del derecho a desarrollarse en el seno de una familia. Asimismo, debe tomarse en cuenta que la familia constituye el entorno óptimo para el desarrollo del niño, por lo que -salvo casos excepcionales- se debe ofrecer al niño una familia sustituta de preferencia a su colocación o su mantenimiento a largo plazo en una institución. Es por ello que existe la responsabilidad de velar porque los niños no se queden en las instituciones sin que su situación personal y familiar no se estudie rápidamente y sin que se busquen medidas de protección adecuadas. Lo anterior permite colegir que el niño tiene derecho, si expresa la necesidad y en función de su edad y grado de madurez, a conocer su historia y, en particular, siempre que sea posible, recabar datos sobre sus progenitores, pues resulta importante asegurar la recolección y conservación de la información, así como un acompañamiento psicosocial cualificado a la hora de indagar sus orígenes. Por ello, toda adopción requiere una investigación minuciosa, con informes pormenorizados, realizados por profesionales independientes, y cuyos destinatarios serán las - 22 - autoridades competentes, es decir que para poder declarar la adoptabilidad, en los casos en los que un niño es desamparado -tal y como ocurrió en el presente caso-, es necesario realizar los estudios mencionados, por parte de los profesionales en materia de protección del niño y de la familia, llevar a cabo la identidad del niño de sus padres y de su familia ampliada (si no se conoce a los progenitores del niño), situación que en el caso objeto de análisis no fue observada por parte de la autoridad reprochada. 5.4 PUEBLOS INDÍGENAS NO. DE EXPEDIENTE 2242-2010 DATOS DEL EXPEDIENTE Tipo de expediente: Inconstitucionalidad General Normativa impugnada Artículo 376 (por omisión) Código Penal Sentido del fallo: Sin lugar DERECHOS DENUNCIADOS COMO VULNERADOS Derecho a la vida Libertad e igualdad EXTRACTO DE LA SENTENCIA “El accionante refiere que la norma programática -Convención para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio-, establece la definición y parámetros que debe tener el delito de Genocidio para su correcta tipificación, siendo el artículo 2 de la antedicha convención que establece: “(…) En la presente Convención, se entiende por genocidio cualquiera de los actos mencionados a continuación, perpetrados con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso (…)”; por lo que la norma ordinaria debía incluir el término racial en su tipificación y el no hacerlo vulnera los preceptos constitucionales. Al efectuar la exégesis del término “racial”, desde un punto de vista literal, se estable que de conformidad con el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, el mismo significa que es “perteneciente o relativo a la raza”. A su vez, define que raza es “casta o calidad del origen o linaje” ó “cada uno de los grupos en que se subdividen algunas especies biológicas y cuyos caracteres diferenciales se perpetúan por herencia”. De lo anterior se determina que el término “racial” hace referencia a la raza, al tenor de ello y por lógica podemos decir que la única raza a la que le son aplicable las normas de convivencia (morales y jurídicas) para buscar la paz y la justicia es a la raza humana, no existiendo otra, que tenga capacidad de seguir los parámetros de éstas, lo que conlleva a observar que el hecho que no se encuentre el término racial en la norma ordinaria no produce vulneración a precepto constitucional, puesto que la norma protege a todo ser humano que pueda ser víctima de uno de los hechos contemplados en el tipo penal. Desde el contexto de utilización el término racial nos hace referencia, generalmente, a una discriminación, denominada racismo, que surge típicamente al asumir - 23 - que hay taxonómicas diferencias entre diversos grupos de personas. Al tenor de ello, la Organización de las Naciones Unidas define en la Convención Sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Racial, que “discriminación racial” significará cualquier toda distinción, exclusión, restricción o preferencia basada en motivos de raza, color, linaje u origen nacional o étnico que tenga por objeto o por resultado anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio, en condiciones de igualdad, de los derechos humanos y libertades fundamentales en las esferas política, económica, social, cultural o en cualquier otra esfera de la vida pública. Dicha definición no distingue entre la discriminación basada en el entendido de pertenencia étnica y discriminación basada en la raza, en parte porque la distinción entre la pertenencia étnica y la raza sigue siendo discutible entre antropólogos. Es por ello que dicho organismo internacional ha señalado que no afecta si es por motivo de raza o pertenencia étnica para ser protegido por la norma, ya que si se produce una acción reprochable ésta debe ser juzgada. De esa cuenta, el hecho de la utilización de los términos “raza” o “pertenencia étnica” es indistinto, puesto que ambos comprenden un grupo de personas que por características físicas, culturales e históricas, conforman un conglomerado social que los distingue de otros, que deben ser protegidos…”. 1101-2010 Tipo de expediente: Apelación de sentencia de amparo Acto reclamado: Inscripciones de dominio operadas por la autoridad denunciada. Sentido del fallo: Deniega amparo Derecho a la propiedad Derecho de defensa Identidad indígena “…resulta pertinente subrayar que el origen de las municipalidades o alcaldías indígenas se remonta a la época colonial y su estela se extiende hasta tiempos contemporáneos, funcionando con organización y conformación definidas en una significativa cantidad de comunidades rurales, en las que son percibidas como legítimas e importantes autoridades locales que, en términos generales, coadyuvan a la resolución de conflictos comunitarios y con frecuencia actúan como intermediarios ante las manifestaciones de poder público oficial (…) es vital tener presente la naturaleza de las municipalidades o alcaldías indígenas en cuanto instituciones que dimanan de la costumbre ancestral de esos pueblos. En ese sentido, no pueden acogerse las alegaciones de contenido preponderantemente formal que la apelante aduce para desacreditar la posición de la postulante como sujeto de derecho –y como solicitante de amparo–, pues hacerlo implicaría negarles a aquéllas su valor como entes representativos de una identidad cultural propia y, por ende, contravenir lo preceptuado en los artículos 8 del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo sobre los Pueblos Indígenas y Tribales [“… Al aplicar la legislación nacional de los pueblos interesados deberán tomarse debidamente en consideración sus costumbres o su derecho consuetudinario (…) deberán tener el derecho de conservar sus costumbres e instituciones propias, siempre que éstas no sean incompatibles con los derechos fundamentales definidos por el sistema jurídico nacional ni con los derechos humanos internacionalmente reconocidos (…) 3. La aplicación de los párrafos 1 y 2 de este artículo no deberá impedir a los miembros de dichos pueblos ejercer los derechos reconocidos a todos los ciudadanos del país y asumir las obligaciones correspondientes…”] y 66 de la Constitución Política de la República [“… los grupos indígenas de ascendencia maya. El Estado reconoce, respeta y promueve sus formas de vida, costumbres, tradiciones, formas de organización social…”]…”. - 24 - 3217-2010 Tipo de expediente: Apelación de sentencia de amparo Acto reclamado: Falta de cumplimiento de la autoridad impugnada de garantizar el derecho de comunicación en el idioma propio de las mujeres que se encuentran recluidas en el Centro de Orientación Femenina –COF– Sentido del fallo: Deniega amparo Derecho de igualdad Derecho de comunicación y expresión en el propio idioma Derecho a la integridad personal Derecho a la readaptación social Principio de no discriminación “…es necesario considerar, inicialmente, que el principio de igualdad ante la ley y la prohibición de discriminación han sido ampliamente reconocidos en los sistemas de protección de los derechos humanos. Tanto en el sistema interamericano como en el sistema universal se han adoptado instrumentos jurídicos cuya finalidad es la consolidación de los mismos por medio de su declaración expresa, la que también supone, por parte de los Estados, la obligación de garantizar su goce y reparación en caso de afectación a los mismos. Mientras algunas de estas declaraciones solemnes han efectuado un reconocimiento general del derecho de igualdad y la prohibición de discriminación, otras han sido elaborados específicamente con el propósito de profundizar en dichas garantías universales y, entre éstos, destacan los que se han dirigido a la protección de segmentos concretos de la población humana, tales como mujeres, niños, trabajadores migratorios y sus familiares, personas con discapacidad, minorías étnicas, religiosas y lingüísticas, así como pueblos indígenas. Pese a que la suma de tales instrumentos es hoy significativa, persiste la práctica de ciertas conductas que manifiestan una distinción injustificada hacia determinados grupos de personas por razón de origen, género, raza, edad, capacidades físicas diferentes, religión, etcétera. Por ello la referida lista no es exhaustiva y para su aplicación se hace necesaria la evaluación de aquellas manifestaciones en cada uno de los supuestos en que se haya solicitado la intervención de los órganos jurisdiccionales. En el caso que nos atañe, el tratamiento discriminatorio y la violación al principio de igualdad que resienten las postulantes se debe, principalmente y según explican, a su condición de indígenas, lo que implica que hablen distintos idiomas y practiquen diferentes costumbres (…)este tema de la discriminación es particularmente sensible en los casos en los que ésta se dirige contra los pueblos indígenas, no sólo porque, como en Guatemala, pueden representar una porción importante de la población, sino también y, especialmente, porque los caracteriza la tenencia y utilización de idiomas, religión, vestimenta, prácticas sociales y tradiciones propias; todos estos elementos que pueden ser causa de trato distinto injustificado por ser diferentes a los del sujeto activo de la conducta discriminatoria…”. “(…) La consideración del contenido de dichas normas es muy importante en el caso particular porque las ahora postulantes denuncian la discriminación que aducen haber recibido durante el tiempo que han permanecido, precisamente, en un establecimiento carcelario, mientras cumplen con la pena de prisión a la que fueron condenadas en su oportunidad. Sin embargo, según la propia exposición argumentativa que aquéllas realizan, tal segregación encontraría su punto crítico en el hecho de no tener suficiente conocimiento del idioma español frente a un equipo laboral que tampoco conoce los idiomas mayas que aquéllas hablan, pese a que la propia la Ley del Régimen Penitenciario reconoce que “es obligatorio garantizar el derecho de comunicación en el propio idioma de las personas reclusas”, y que éstas tienen libertad de expresión y “derecho a formular peticiones en su idioma, conforme la ley” (artículos 9 y 19, en los cuales no aparece el texto resaltado), pues sería éste factor el que principalmente provoca no sólo el que experimenten el relacionado apartamiento, sino que, a su vez, resientan violación a otros de sus derechos…”. - 25 - - 26 - 6. PROTECCIÓN DE DATOS PERSONALES NO. DE EXPEDIENTE 1356-2006 DATOS DEL EXPEDIENTE Tipo de expediente: Apelación de sentencia de amparo Acto reclamado: Divulgación de información sin previa autorización en página web Sentido del fallo: Otorga amparo DERECHOS DENUNCIADOS COMO VULNERADOS A la dignidad El honor La privacidad La intimidad de la persona EXTRACTO DE LA SENTENCIA “…Del derecho al reconocimiento de la dignidad humana, implícitamente garantizado, entre otros, en los primeros cinco artículos de la Constitución Política de la República, dimanan, por el contenido esencial de este derecho, aquéllos relacionados a la intimidad, al honor y a la privacidad, los cuales, en su conjunto, también garantizan la existencia y goce de otro derecho: el referido a la autodeterminación informativa. En ese orden de ideas, sostiene esta Corte que con la decisión que se asume en este fallo, se pretende positivar, en beneficio de Fredy Rafael Arriola Arévalo, los derechos que están reconocidos en los artículos 4º y 44 de la Constitución Política de la República, 12 de la Declaración Universal de Derechos Humanos; 11.2 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos y 17 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. Para ello, se estima pertinente matizar los siguientes aspectos: A. Los derechos a la intimidad y al honor requieren de una protección jurídica especial que posibilite, a su vez, una protección social del “yo” de cada persona en el ámbito jurídico de los demás. Esto debe impedir que, bajo subterfugios, pueda darse a conocer a terceros diversas situaciones calificadas por el conglomerado social como deshonrosas, atentatorias de la honra personal, la propia estimación y el buen nombre o reputación de una persona y que afecten a ella en su propia individualidad; derechos estos últimos que son propios de los principales atributos de la persona humana: la personalidad. En Guatemala no existe tal regulación, y en tanto no la haya, para no incurrir en situaciones legibus solutus, a criterio de esta Corte toda comercialización de información de datos de una persona debe estar sujeta a que esa información fuera proporcionada voluntariamente por la persona, cuyos datos serán objeto de comercialización; y que al momento de obtenerse, se le haya garantizado a dicha persona los derechos de actualización, rectificación, confidencialidad y exclusión antes citados, como una forma de resguardar los derechos fundamentales a su intimidad personal, privacidad y honor. Se acota que si bien la comercialización de datos personales pudiera estar comprendida en el ejercicio del derecho que garantiza el artículo 43 constitucional, este último encuentra una limitación en el derecho a la dignidad humana, el cual prevalece sobre aquél; de manera que ante esa prevalencia y salvo lo que en contrario pueda disponerse en leyes específicas, se sostiene que todas aquellas personas individuales o jurídicas que realicen actividades de comercialización de información obtenida de registros o bases de datos personales, deberían, al comercializar tal información, por lo menos, observar: a) los datos que para tal efecto hubiesen obtenido, lo hayan sido conforme una finalidad plenamente definida, de forma legítima y de manera voluntaria por parte de aquél cuyos datos vayan a ser objeto de comercialización; b) la utilización de esos datos personales debe hacerse sin obviar un previo asentimiento de la persona interesada, utilización que debe realizarse - 27 - con un propósito compatible con aquél para el que se hubiesen obtenido; y c) el registro y utilización de los mismos debe conllevar, necesariamente, la implementación de controles adecuados que permitan, por aquél que disponga de esos datos, la determinación de veracidad y actualización de los mismos por parte y como una responsabilidad de quien comercializa con los mismos, y el amplio goce del derecho a la rectificación de estos por aquél que pudiera verse afectado en caso de una errónea o indebida actualización. Así las cosas, toda comercialización de datos personales que no observe tales parámetros (cuya enunciación es enumerativa y no limitativa), podría derivar en una actividad ilegal, violatoria de derechos fundamentales, que conllevaría responsabilidad legal tanto para aquéllos que proporcionen tales datos como para quienes que se sirvan de ellos en la toma de decisiones respecto de situaciones relacionadas con una persona en particular.” 863-2011 Tipo de expediente: Apelación de sentencia de amparo Acto reclamado: Comercialización de datos información personal consentimiento del amparista Sentido del fallo: Otorga amparo e sin La intimidad de persona Vida privada Autodeterminación informativa Defensa la “…Del derecho al reconocimiento de la dignidad humana, implícitamente garantizado, entre otros, en los primeros cinco artículos de la Constitución Política de la República, dimanan, por el contenido esencial de este derecho, aquellos relacionados a la intimidad, al honor y a la privacidad, los cuales, en su conjunto, también garantizan la existencia y goce de otro derecho: el referido a la autodeterminación informativa. En ese orden de ideas, la recopilación de datos personales de particulares para su comercialización, que hace la entidad impugnada sin autorización expresa de los mismos, los cuales en muchos casos ni siquiera se encuentran actualizados, como en el presente caso, y que además para actualizar dichos datos deba de pagarse cierta cantidad, deviene en perjuicio de cualquier persona y constituye una ingerencia abusiva en su ámbito personal y de su dignidad como persona humana, por lo que se concluye que esto forma el elemento fáctico que provoca un agravio personal y directo, y no específicamente lo denunciado por el agraviado al perjudicarle el acceso a un trabajo, ya que la materialidad del elemento que provoca agravio es la divulgación de su información privada la cual quedó plenamente establecida y es reparable únicamente por esta vía, en consecuencia debe dejarse de difundir a través de medios electrónicos cualquier información sobre el postulante, para que cese la vulneración de derechos fundamentales conculcados. En virtud de lo expuesto, y con el ánimo de proteger de violación el derecho a la autodeterminación informativa que asiste a Ruddy Bayardo Gálvez Bolaños, que podría verse eventualmente amenazado si tal sociedad reinicia nuevamente la actividad de comercialización de información antes indicada, se llega a la conclusión final que debe revocarse la denegación del amparo acordado en la primera instancia de este proceso constitucional, a efecto de mantener a la persona antes citada en el efectivo goce de ese derecho, y con el objeto de positivar el mismo, debe ordenarse a Digitación de Datos, Sociedad Anónima, excluir de dicha comercialización cualquier información o dato personal de Ruddy Bayardo Gálvez Bolaños. De ahí que el respaldo de la estimativa se hará, entonces, por las razones en este fallo consideradas y con las modificaciones que se precisan en la parte resolutiva de esta sentencia. Por lo expuesto, la protección constitucional solicitada debe ser otorgada. Al haberse denegado la pretensión de amparo en primera - 28 - instancia, la sentencia apelada debe ser revocada, de conformidad con la declaración que se hará en el segmento resolutivo del presente fallo, que incluye la condena a la entidad impugnada al pago de las costas causadas. En igual sentido resolvió este Tribunal en el fallo de once de octubre de dos mil seis dictado en el expediente un mil trescientos cincuenta y seis – dos mil seis (1356-2006).” 4877-2011 Tipo de expediente: Inconstitucionalidad General Normativa impugnada Artículo 2 Artículo 56 Ley del Registro Nacional de las personas Artículo 5 Reglamento de la Ley del Registro Nacional de las personas Sentido del fallo: Sin lugar “De los conceptos doctrinarios precedentes, se infiere es válido aceptar que la identidad está íntimamente vinculada con la autodeterminación; que constituye un derecho personalísimo, inherente a la persona humana, y que por ende no podría circunscribirse en una mera identidad étnica, ya que también podría incluir también a la identidad nacional, la preferencia religiosa y la identidad política o ideológica que se tiene sobre determinados temas, dentro de la expresión de ideas que es un atributo de la personalidad de cada ser humano, y que, al interactuar de acuerdo con esa identidad, se integra y obtiene la aceptación de una comunidad determinada. La existencia de la identidad, como mero ejercicio de un derecho personalísimo, no puede entonces estar sujeta o vinculada a lo que de una persona se diga en un documento personal de identificación. En este lo que pueden estar comprendidos son los datos personales de una persona, y no por el hecho de que en aquél se omita un dato, ello implica que la persona carezca de identidad. En el Documento Personal de Identificación, lo que se pretende es la identificación civil de una persona, es decir, el consignar todos aquellos datos personales con relevancia jurídica que puedan distinguir a una persona de otra, con la pertinente certeza jurídica. Esos datos, pueden ser –sin que lo que a continuación se indica se entienda como limitativo sino que debe entenderse como enumerativo- la indicación de la fecha de nacimiento de la persona, sus nombres y apellidos completos, filiación, lugar de nacimiento, etc., siempre que tengan utilidad y trascendencia jurídica diferenciar a una persona de otra. Ello encuentra la debida congruencia con el texto del artículo 56 impugnado en el que se indica que “El Documento Personal de Identificación -DPI-, deberá contener como mínimo, la fotografía del rostro del titular de frente y con la cabeza descubierta, la cual será capturada en vivo y además deberá contener los siguientes datos: a) República de Guatemala, Centroamérica; b) La denominación del Registro Nacional de las Personas; c) La denominación de Documento Personal de Identificación -DPI-; d) El código único de identificación que se le ha asignado al titular; e) Los nombres y apellidos; f) El sexo; g) Lugar y fecha de nacimiento; h) Estado civil; i) Firma del titular; j) Fecha de vigencia del documento; k) Declaración del titular de ceder o no sus órganos y tejidos, para fines de trasplante después de su muerte; l) La vecindad del titular; m) La residencia del titular, que estará consignada en la zona del código de barras bidimensional”, que, como antes se indicó –y aquí se reitera nuevamente- se trata de la indicación de datos personales que en ningún momento puede restringir el derecho que le asiste a una persona de tener una identidad, derecho que no puede en ningún momento verse limitado, restringido o tornarse nugatorio, por el solo hecho de que la identidad de una persona (incluso aquella que únicamente - 29 - abarque un aspecto o interés puntual de la vida de ésta) no conste en un documento de identificación. Como corolario de todo lo anterior debe tenerse presente, sobre los datos personales, lo que esta Corte puntualizó en la sentencia de once de octubre de dos mil seis, dictada en el expediente 1356-2006, al indicarse en ese fallo que “En la definición de ‘dato personal’, debe considerarse como tales todos aquéllos que permitan identificar a una persona, y que posibiliten de ésta la determinación de una identidad que a ella pueda reputarse como propia. Esta determinación puede devenir, por citar algunos ejemplos, de un número de identificación o bien por uno o varios elementos específicos, característicos de su identidad física, fisiológica, psíquica, económica, cultural o social, etc. […] La protección de la persona respecto de sus datos personales que son objeto de automatización, debe ser consecuencia de la observancia de una obligación general de protección de derechos humanos que resultan particularmente vulnerables, precisamente si tales datos pueden ser objeto de tratamiento a través de tecnología informática. De ahí que toda regulación o disposición que de tales datos se haya de realizar, debe respetar, como condición ineludible, el contenido esencial del derecho a la dignidad humana. En íntima relación con lo anterior, también debe entenderse que la expresión ‘protección de datos personales’, conlleva que el destinatario de la protección antes indicada debe ser la persona cuyos datos personales son objeto de tratamiento automatizado, protección que abarca, en sentido amplio, desde el momento de la obtención de tales datos hasta la utilización para dominio público de aquéllos. Se acota que el alcance de esa protección debe determinarse, en principio, en razón de la trascendencia social o interés social legítimo de esos datos personales […] La plena eficacia de este derecho a la autodeterminación informativa debe permitir, a su vez, a la persona: a) el derecho a la actualización de sus datos; b) el derecho a la rectificación por información errónea, incompleta o inexacta de sus datos; c) el derecho a la reserva (confidencialidad) de cierta información que sobre ella se obtenga, y que aun cuando ésta pueda ser legalmente requerida, se mantenga en grado de confidencialidad para terceras personas ajenas a la situación que motivó el requerimiento; y d) el derecho a la exclusión, en circulación informativa abierta o restringida, de cierta información que pueda considerarse en extremo sensible para el interesado, y que sea producto de noticias o datos que sólo a este último conciernan; exclusión que, para ser admitida, también debe tomar en cuenta los parámetros de trascendencia social o interés social legítimo antes indicados”. Lo antes relatado nos permite colegir, que no debe confundirse ni mezclarse lo que es la identidad de una persona con lo que son los datos que posibilitan la identificación civil de aquélla.” - 30 - 7. TRANSPARENCIA Y ACCESO A LA INFORMACIÓN NO. DE EXPEDIENTE 3334-2011 DATOS DEL EXPEDIENTE Tipo de expediente: Inconstitucionalidad General Normativa impugnada Numeral II) Acta 21-2009, Punto 5to. Sentido del fallo: Sin lugar DERECHOS DENUNCIADOS COMO VULNERADOS EXTRACTO DE LA SENTENCIA “Para situar en su debido contexto la ratio decidendi de este fallo, esta Corte considera atinente hacer referencia a la regla contenida en el artículo 30 de la Constitución, que establece que “Todos los actos de la administración son públicos” y de ahí que los interesados tienen derecho a obtener, en cualquier tiempo, informes, copias, reproducciones y certificaciones que respecto de aquellos actos se soliciten. La excepción a esa regla, se contempla en el artículo 30 ibidem, en los casos de que la información que se solicite, aborde temas relacionados con asuntos militares o diplomáticos de seguridad nacional, o bien se trate de datos suministrados por los particulares bajo garantía de confidencia. La regla antes mencionada, se complementa con la contenida en el quinto párrafo del artículo 35 de la Constitución, que indica que es libre el acceso a las fuentes de información. En suma, la armonización de la preceptiva constitucional antes indicada determina que el legislador constituyente garantizó de manera amplia a los habitantes de la República de Guatemala el derecho a acceder a la información pública. Una intelección pro homine de ese derecho propugna porque la regla general deba ser la de aplicar el principio de máxima publicidad cuando se requiere información pública, lo que solo encuentra como límite las excepciones puntualmente determinadas en el artículo 30 de la Constitución. Respecto de estas últimas, precisa esta Corte que su interpretación debe ser de forma restrictiva, y que en caso de tener que acogerse a aquéllas, el sujeto que las invoque lo haga con pertinentes criterios de razonabilidad y proporcionalidad. En ese mismo orden de ideas, debe acotarse que en caso de existir dubitación sobre una información si ostenta o no carácter público, debe presumirse que la información es pública, salvo, como antes se dijo que la autoridad acredite que concurre alguna de las excepciones puntualizadas en los artículos 30 de la Constitución y 21 de la Ley de Acceso a la Información Pública, Decreto 57-2008 del Congreso de la República. La razonabilidad de aquella presunción atiende al carácter dual de la regla establecida en el artículo 30 constitucional en cuanto a ser un derecho de los habitantes el poder obtener aquella información y, a su vez, ser una obligación de todo ente estatal de proceder en sus actuaciones de una manera transparente que permita determinar si el ejercicio del poder público, materializado en aquellas actuaciones, se ha hecho con sujeción a los mandatos establecidos en los artículos 153 y 154 de la Constitución. Aquella dualidad ha sido reconocida en la Declaración de Principios sobre la Libertad de Expresión, aprobada por la Comisión Interamericana sobre Derechos Humanos en su ciento ocho período ordinario de sesiones, cuando en el principio cuatro - 31 - se expresa que: “El acceso a la información en poder del Estado es un derecho fundamental de los individuos. Los Estados están obligados a garantizar el ejercicio de este derecho. Este principio sólo admite limitaciones excepcionales que deben estar establecidas previamente por la ley para el caso que exista un peligro real e inminente que amenace la seguridad nacional en sociedades democráticas”. En ese mismo orden de pensamiento, se evidencia la relevancia de proteger el adecuado goce del derecho de acceso a la información pública…” “El Congreso de la República emitió el Decreto 57-2008, Ley de Acceso a la Información Pública. Destacan entre las motivaciones que tuvo el legislador ordinario para emitir aquella norma, la de armonizar el derecho de las personas de acceder a la información en poder de la administración pública y posibilitar así una participación por medio de una auditoria social y de fiscalización ciudadana hacia todos los funcionarios y empleados públicos, organismos e instituciones estatales, así como hacia todo aquel que maneje, use, administre o disponga de recursos del Estado de Guatemala. En congruencia con todo lo antes indicado, en la ley precedentemente aludida se pretende garantizar “a toda persona interesada, sin discriminación alguna, el derecho a solicitar y a tener acceso a la información pública en posesión de las autoridades y sujetos obligados” y también “garantizar la transparencia de la administración pública y de los sujetos obligados y el derecho de toda persona a tener acceso libre a la información pública” (artículo 1). Se destaca además que una debida intelección de los preceptos contenidos en aquella ley se debe apoyar en los principios de máxima publicidad y transparencia en el manejo y ejecución de los recursos públicos y actos de la administración pública (artículo 3). Para el caso de la normativa cuya conformidad constitucional se examina en esta sentencia, se indica que de acuerdo con la Ley de Acceso a la Información Pública son sujetos obligados –inter alia— las municipalidades (artículo 6, numeral 18), y que si bien se autoriza a aquellos sujetos la potestad de acordar reserva de información (según lo previsto en los artículos 23 y 25 de esa ley) la máxima autoridad de los sujetos obligados, en ejercicio de aquella potestad, no puede emitir disposiciones normativas excediéndose de los limites fijados por la ley antes indicada, ni alterar el espíritu de ésta. En adición a lo anterior, a juicio de esta Corte, se puntualiza que toda decisión negativa respecto de proporcionar información, debe entonces contar con el pertinente sustento jurídico, y, como antes se precisó, estar apoyada en criterios de razonabilidad y proporcionalidad. De no cumplirse con lo anterior, se presumirá que es infundada la negativa, y habilitará al interesado a acudir a las garantías establecidas para posibilitar la entrega de la información denegada, de acuerdo con los artículos 52 y 60 de la Ley de Acceso a la Información Pública. - 32 - 4185-2008 Tipo de expediente: Opinión Consultiva ¿Si los censos realizados por el Instituto Nacional de Estadística, cuya finalidad es obtener la información para apoyar la ejecución de programas sociales que realiza la administración pública son confidenciales? Tomando en cuenta que en dichos censos se proporciona información personal? “El artículo 30 de la Constitución Política de la República de Guatemala, hace referencia al derecho de publicidad de los actos administrativos, estableciendo: “Todos los actos de la administración son públicos. Los interesados tienen derecho a obtener, en cualquier tiempo, informes, copias, reproducciones y certificaciones que soliciten y la exhibición de los expedientes que deseen consultar, salvo que se trate de asuntos militares o diplomáticos de seguridad nacional, o de datos suministrados por particulares bajo garantía de confidencia. (el resaltado no aparece en el texto original)”. Conforme al precepto constitucional transcrito, los asuntos militares o diplomáticos de seguridad nacional no pueden ser objeto de publicidad, como el resto de los actos de la Administración Pública; también están afectos a confidencialidad, los datos que suministren los particulares cuando sean proporcionados bajo garantía de confidencia. Dentro de ese tipo de datos están los referidos en el artículo 25 de la Ley Orgánica del Instituto Nacional de Estadística, el cual dispone: “Salvo disposición legal en contrario o autorización expresa concedida por los informantes, los datos que de acuerdo con esta ley obtengan las entidades y dependencias que integran el Sistema Estadístico Nacional, son confidenciales; no hacen fe en juicio, ni pueden utilizarse para fines tributarios, investigaciones judiciales o cualquier otro propósito que no sea de carácter estadístico.” (el resaltado no aparece en el texto original). En virtud de lo expuesto en el párrafo precedente, esta Corte advierte que la información personal o familiar y los datos proporcionados por cada uno de los censados en los procedimientos censuales llevados a cabo por el Instituto Nacional de Estadística, goza de la característica de confidencialidad; por tal razón, esa información y datos no deben ser objeto de publicación, tampoco pueden expedirse informes, copias, reproducciones o certificaciones de los mismos, salvo que existiere disposición legal que permitiere su publicidad o que hubiere autorización expresa concedida por los informantes. El artículo 26 de la citada ley establece que se incurrirá en responsabilidad si se divulgare ese tipo de información. Es conveniente precisar que, pese a lo antes expuesto, no están sujetas a confidencialidad las estadísticas obtenidas del procesamiento de la información proporcionada; éstas, en cambio, deben ser publicadas. Por ello, para dar respuesta a la pregunta formulada, esta Corte manifiesta que la información personal o familiar brindada en los censos que realice el Instituto Nacional de Estadística, con el objeto de apoyar la ejecución de programas sociales del Estado, es confidencial, salvo autorización expresa de los informantes en cuanto a permitir el acceso a la información que proporcionen o la que determinen las disposiciones legales que posibiliten dicho acceso, tal el caso de las entidades estatales a las que la Constitución y la ley encomiendan funciones de fiscalización de la actividad estatal, que podrán determinar a los beneficiarios de cualquier programa impulsado con fondos del Estado. No están afectos a esa confidencialidad los resultados estadísticos que no individualizan a los informantes.” - 33 - 1828-2010 Tipo de expediente: Apelación de sentencia de amparo Acto reclamado: Resolución administrativa Sentido del fallo: Otorga amparo A la información pública De respuesta sobre la solicitud de información pública formulada “Sobre el particular, el artículo 30 constitucional impone obligación a las autoridades de extender informes, reproducciones y certificaciones, sobre documentos o actuaciones que se les soliciten; salvo, que se trate de asuntos militares o diplomáticos, de seguridad nacional, de datos suministrados por particulares bajo garantía de confidencia; o bien, de asuntos que no afecten el derecho a la intimidad y a la vida privada que, igualmente, privilegia la Constitución. De esa cuenta, el ejercicio del derecho a que se refiere el artículo 30 citado no es absoluto y queda enmarcado dentro de estas salvedades.” El derecho a la información es, sin lugar a dudas, el pilar sobre el cual puede descansar cualquier sistema democrático; nuestra Carta Magna no solo lo reconoce, sino lo garantiza, prohibiendo a cualquier autoridad limitar tal derecho.” “Los artículos 1 y 25 de la Ley de Acceso a la Información Pública, garantizan a toda persona interesada, sin discriminación alguna, el derecho de solicitar y tener acceso a la información pública en posesión de autoridades y sujetos obligados por la indicada ley; así como el derecho de conocer y proteger los datos personales que de ella consten en archivos estatales; garantizar la transparencia de la administración pública; dicha ley establece, como obligatorio el principio de máxima publicidad y transparencia, exceptuando la clasificación de información reservada la cual deberá mediante resolución de la máxima autoridad, publicarse en el Diario Oficial. Por su parte la Ley Electoral y de Partidos Políticos y su Reglamento determinan la atribución que tiene el Departamento de Organizaciones Políticas de llevar en forma detallada los registros relacionados con las personas que participan en las elecciones municipales, departamentales y generales, así como los cargos para los que son postulados; encontrándose esa información en dicho departamento, que forma parte del Tribunal Supremo Electoral, no existe dificultad alguna que posibilite la entrega de la información solicitada; en consecuencia el Tribunal, deberá ordenar a tal departamento la entrega de la información, solicitada, en los punto expuestos en la solicitud de información, observando lo dispuesto en el artículo 18 de la Ley de Acceso a la Información Pública referente a que “El Estado podrá realizar el cobro por un monto que en ningún caso será superior a los costos de mercado y que no podrán excederse de los costos necesarios para la reproducción de la información...”. Si el costo de la impresión resultara gravoso para el solicitante, este podrá consultar la información solicitada en el propio Registro.” - 34 - 8. ACTOS DE MODERNIZACIÓN NO. DE EXPEDIENTE 2066-2013 DATOS DEL EXPEDIENTE Tipo de expediente: Apelación de sentencia de amparo Acto reclamado: Resolución que declara sin lugar un Ocurso de hecho Sentido del fallo: Deniega amparo DERECHOS DENUNCIADOS COMO VULNERADOS Defensa Justicia Seguridad jurídica EXTRACTO DE LA SENTENCIA “… es de vital importancia que la partes procesales verifiquen y establezcan sin lugar a dudas, la fecha en que se hizo de su conocimiento el contenido de una resolución, ya que esto garantizará la defensa de sus derechos y la certeza de conocer las actuaciones que se llevaron a cabo por el órgano respectivo, abriendo la brecha para posibilitar la controversia judicial. En el ordenamiento jurídico guatemalteco, se emitió la Ley Reguladora de las Notificaciones por Medios Electrónicos en el Organismo Judicial Decreto 15-2011 del Congreso de la República, la que regula en el artículo 1 que en todos los procesos judiciales y asuntos administrativo que se tramiten en el organismo mencionado, además de las formas de notificación reguladas en la ley, existe la posibilidad de notificar a las partes, abogados e interesados en la dirección electrónica previamente constituida por estos, cuya adhesión se realizará de forma voluntaria y expresamente por cualquiera de los indicados; por ende, estas tendrán los mismos efectos y validez que las notificaciones realizadas conforme a las normas procesales correspondientes. Asimismo, la ley relacionada estableció que la Corte Suprema de Justicia debía emitir la norma reglamentaria para llevar a cabo su aplicación, obligación que fue cumplida mediante el Reglamento de la Ley Reguladora de las Notificaciones por medios Electrónicos en el Organismo Judicial, publicado en el Diario de Centro América el trece de abril de dos mil doce y vigente desde el veintiuno del mes y año ya indicados, el cual regula en el artículo 8 que las notificaciones se tendrán por efectuadas el día y hora en que sean puestas en el casillero de la dirección electrónica previamente constituida por el interesado y se realizarán en la jornada de trabajo establecida; asimismo, el artículo 9 del cuerpo legal citado establece que de toda notificación realizada por medios electrónicos deberá dejarse constancia por escrito en el expediente y que el reporte generado por el sistema podrá imprimirse y será suficiente para cumplir este requisito. Lo anterior se trae a colación, con el objeto de precisar que aquellos sujetos que de forma voluntaria y de manera expresa se adhirieren a esta forma de notificaciones, conocen y están de acuerdo con los alcances legales que su decisión conlleva, y por ende, el computo de los plazos legales comienzan a contarse según lo que dispongan las normas procesales pertinentes tomando en cuenta el día y la hora en que sean puestas en el casillero de la dirección electrónica.” - 35 -