Análisis semiótico del discurso visual de un trabajo plástico

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Análisis semiótico del discurso visual de un trabajo plástico
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Escritos, Revista del Centro de Ciencias del Lenguaje
Número 23, enero-junio de 2001, pp. 91-108.
Análisis semiótico del discurso visual
de un trabajo plástico
Gloria Torres
Analizo el trabajo plástico Carne humana, de creación
personal, basándome en el estudio semiótico de la imagen y tomando como referencia a Charles Sanders Peirce.
Enfoco este estudio considerando a la obra como signo
de comunicación, encontrando en ella un representamen,
un fundamento y un interpretante. Como artista plástica, utilizo el método de Peirce por encontrar en el mismo
algunas herramientas que me permiten profundizar en el
estudio de cualquier signo de comunicación, siendo en
este caso un dibujo con lápiz graso de 72x101cm sobre
papel fabriano, el medio de expresión.
Al querer realizar un análisis del trabajo plástico Carne humana,
me he dado cuenta de que no basta con la historia del arte ni con la
filosofía personal para explicarlo. Por ello elijo el método semiótico
del norteamericano Charles Sanders Peirce (1839-1914) para el
estudio de la imagen.
Mencionaré brevemente por qué es importante para mí realizar
un estudio de este trabajo siguiendo un método semiótico. Vivimos
en un mundo cotidiano y estamos inmersos en él efectuando acciones diariamente. Acostumbrados a ellas no nos preguntamos por
qué las llevamos a cabo. Pintar es un ejemplo, a fin de cuentas un
artista plástico puede estar en su estudio o taller creando imágenes
para luego exponerlas sin que ello implique la necesidad de analizarlas.
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Gloria Torres
Cuando trabajamos no pensamos en las reglas del color,
del grosor de la textura o de la composición, simplemente las
utilizamos y es obvio que aprovechamos la información aprendida, y seguramente aprehendida, localizada en una especie
de archivo que guardamos dentro. No recordamos ese archivo al pintar, dibujar o esculpir, simplemente lo usamos. Tenemos además una idea que surge de nuestro más íntimo bagaje
cultural, basado en experiencias personales y sensaciones propias para finalmente seguir lo que dicta nuestro “yo interior”.
Si esto es así...¡cómo entonces analizar la obra cuando
siempre hemos trabajado de manera inconsciente y a nadie
ni a nosotros mismos se nos ha ocurrido describir nuestras
creaciones!
Seguramente ésta es la pregunta que todos los alumnos de
arte se plantean molestos al comienzo de una tesis. En verdad
no es cosa fácil realizar un estudio metodológico de la propia
obra, pues además nadie nos ha enseñado cómo hacerlo.
Pues bien, lo anterior me sucedió y no puedo ignorarlo sin
decir que desgraciadamente hay poca información sobre cómo
realizar un análisis objetivo profundo de nuestro trabajo. Cuando
se está terminando una carrera de arte no siempre se tienen
los elementos prácticos necesarios para llevar a cabo un trabajo de investigación y mucho menos de reflexión sobre la
obra misma. Sin embargo, me he puesto a investigar la manera en cómo, después de una “semiosis” inconsciente, podemos continuar con algo que no es común a todos, con una
metodología de análisis para comprender objetivamente el por
qué de cada una de nuestras acciones.
Es importante hacer notar que no todos los artistas plásticos estamos acostumbrados a realizar un estudio de este tipo y generalmente
han sido los lingüistas quienes se han dedicado a desarrollarlo.
La semiótica es, entonces, una teoría importante sobre los signos que se ocupa, en primer lugar, de un proceso de la comunicación, y como todo ser humano se comunica, ésta ha resultado útil
para matemáticos, antropólogos, arquitectos, literatos, diseñadores
y, por qué no, artistas plásticos.
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Todo ser humano que desee mediante su ocupación profesional
comunicar, puede recurrir a ella como método de análisis de lo que
se proponga investigar.
La semiótica misma, al igual que las otras ciencias, se remonta a la
Antigüedad. De este modo, este concepto se empleaba en la medicina de la Grecia clásica en el diagnóstico y el pronóstico de las
enfermedades por medio de signos. En la Antigüedad, a los análisis
de orina se les llamaba “signum”, es decir, signo. (Bürdek, p. 134)
Ya desde la época clásica griega, Platón había hablado del
semeion o signo, del semainómenon o significado y del pragma u
objeto. Aristóteles llamó semiotiké al “arte o teoría de los signos”,
mientras que en la Edad Media scientia sermocinalis fue la ciencia de los signos, y así autores de la Edad Moderna como Leibniz,
Kant y otros, se basaron en ella para sus necesidades de investigación. Inclusive en el siglo XlX la semiótica se perfeccionó en las
facultades de medicina.
No voy a profundizar en la historia del origen de la semiótica,
pero sí quiero dejar claro que ha sido muy útil a través de la historia del investigador humano. Quien quiera que desee usarla para
ahondar en cualquier tipo de comunicación, podrá hacerlo y es por
ello que en este caso la utilizo haciendo hincapié en que no
me considero una experta en ella, pero que actualmente, y por
primera vez, la aplico en el análisis de mi obra plástica.
Finalmente, y antes de comenzar con una breve introducción
sobre el autor que me interesa, Charles Sanders Peirce, quiero dejar claro que en el siglo XX el estudio del método de la comunicación por medio de los signos sigue dos rumbos, el de la semiología
y el de la semiótica. El primero surge de la ciencia lingüística de
Ferdinand de Saussure y el segundo del pragmatismo norteamericano de Peirce. No escribiré sobre semiología sino única y exclusivamente sobre semiótica, pues es ella la que interesa al autor
cuyo método elegí, y cuando me refiera al signo lingüístico lo haré
desde el punto de vista perciano.
Peirce, filósofo norteamericano nacido en 1839 y muerto en
1914, escribió sobre la ciencia estudiosa de los signos: la semiótica.
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Ha sido considerado como el fundador del pragmatismo y padre de
esta ciencia.
Según él, la universalidad estaba encaminada hacia la unidad del
saber, que él veía reflejada en la “lógica de la semiótica”: “Toda
conclusión o razonamiento es la interpretación de una suerte de
signos.” (Peirce, 1896, apud.) (Bürdek, p. 136)
Pero, ¿qué era un signo para Peirce?
Un signo o representamen, es algo que para alguien, representa o se
refiere a algo en algún aspecto o carácter. Se dirige a alguien, esto
es, crea en la mente de esa persona un signo equivalente, o a la vez,
un signo aún más desarrollado. (López, p.172)
Signo o representamen
(Representa o se refiere a algo)
Fundamento
u objeto semiótico
(En algún aspecto o carácter)
Interpretante
(Es algo para alguien,
se dirige a alguien)
De manera sencilla podemos decir que un signo es algo que
está en lugar de algo, por algo (una intención), para algo.
Intentando ser más clara explicaré que el signo o representamen
es porque tiene un fundamento u objeto semiótico y una intención
de un creador para que lo reciba el interpretante.
Si tomamos como ejemplo una obra artística podremos decir
que un cuadro está en lugar de una realidad (referentes artísticos
y estéticos) que inspiró al creador por una razón particular de éste
para que finalmente la obra fuese interpretada por un observador.
Para que el cuadro sea un signo y esté completo, debe contener los
tres elementos de la triada de Peirce. Si un elemento falta, significa que él mismo carece de algún elemento y no está completo en
su función artística, estética y comunicativa.
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El arte es comunicación, y para que ella exista se necesita:
Un emisor que envíe un mensaje a un receptor
EÆMÆR
Para Roman Jakobson, en sus Ensayos de lingüística general:
el Emisor, sea una persona, un grupo o una institución, envía un
mensaje a un receptor que, igualmente, puede ser individual o grupal.
Este Mensaje se expresa por medio de Códigos comunes a ambos,
que se traducen a su vez en significados comunes (Comunicación),
para lo cual debe establecerse, a través de diferentes medios, contacto entre ambos polos. (López, p. 215)
Tomemos en cuenta que todo pensamiento se da en signos
lingüísticos o de comunicación y no podemos pensar lo incognoscible. Por ello existen un emisor que envía un mensaje, basado en
la sintaxis o gramática para que el signo sea coherente y lógico.
Por último, existe un receptor interpretante que dará un significado
a tal signo o representamen o lo interpretará de acuerdo con los
datos que obtenga del mismo signo.
Es importante señalar que esta relación triádica no puede darse
con menos elementos. Sin un signo o representamen con posibilidad de existencia que inspire a un creador para realizar un objeto o
fundamento no hay signo, y sin un interpretante que dé una interpretación o significado a éste, el ciclo no se cierra y muere, no está
vivo, pues sólo existirá en la obra del creador y nadie más sabrá de
él, por lo que no encontraremos términos de comunicación.
EÆMÆR
Hay que recordar que dentro de esta relación triádica el
interpretante o receptor de tal signo va a crear uno nuevo en su
mente según sus experiencias, enriqueciendo al signo original. Este
efecto de interpretación va a variar dependiendo el número de
interpretantes que tenga un signo. Mencionaremos la “obra abierta” de Umberto Eco. Si ésta (signo) está viva, habrá infinidad de
interpretaciones según la cantidad de interpretantes que tenga cada
una. Así, la creación de un autor puede volverse infinita.
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Si signo o representamen es S, objeto o fundamento es O y el
interprete es I, la idea anterior podría representarse de la siguiente
manera en un cuadro sinóptico.
S
O
I=Nuevo Signo creado por el interpretante
O
I=NS
O
INS
O
INS
Y así, este cuadro puede volverse infinito: “Este signo creado
es lo que yo llamo interpretante del primer signo.” (López, p. 172)
O, de otra manera:
Quizá el interpretante sea un término más rico que significado,
porque nos permite abrir las posibilidades semánticas del signo.
Interpretación implica mayor libertad que significación. (López,
p.173)
Conforme a esta idea, Peirce desarrolla su teoría de las relaciones
triádicas de los signos. El signo es, por una parte, una “especie
de emanación de un objeto”; por otra parte, el signo y su explicación constituyen otro signo. Y puesto que la explicación es también un signo, forzosamente requiere otra explicación que, junto
con el signo que la precede, constituya, a su vez, un signo más
amplio. Es decir, cada interpretante es signo de su objeto y, a su
vez, requiere otro signo para su interpretación. De modo que un
signo sólo significa dentro de un sistema de signos y sólo en
virtud de que los demás signos del sistema también significan.
(Beristáin, p. 452)
Haciendo referencia a estas citas podremos tomar en cuenta la
palabra código o contexto, necesaria entonces para que el
interpretante comprenda de manera más cercana la intención del
creador original, pero como sabemos que toda cabeza es un mun-
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do y cada quien tiene una historia diferente que marca su código o
contexto, habrá que mencionar cómo se vuelve interesante, variada, rica y a veces totalmente incomprensible, esta relación que se
originó de un objeto.
Podemos decir entonces que en Peirce encontramos una teoría
del signo triangulada —semiótica triádica— en la que la ausencia
o deficiencia de alguno de sus elementos basta para desvirtuar al
signo, porque para él:
Un Signo o Representamen, es un Primero que está en tal relación
triádica genuina con un Segundo, llamado Objeto, como para ser
capaz de determinar un Tercero, llamado su Interpretante, a asumir
con su Objeto la misma relación triádica en la que él está con el
mismo Objeto. La relación triádica es genuina, vale decir, sus tres
miembros están ligados entre sí de modo tal que no se trata de un
complejo de relaciones diádicas. (López, p. 164)
Primero
Signo o Representamen
El signo en sí mismo
Segundo
Fundamento u objeto semiótico
El signo en relación con su objeto
Tercero
Interpretante
El signo en relación
con el intérprete
Sin olvidar, según lo escrito anteriormente, que el Tercero podría volverse Primero y así sucesivamente hasta llegar al infinito,
puesto que para Peirce un signo sólo es un signo siempre y cuando
pueda convertirse, dentro del sistema de signos, en otro signo en
el que se desarrollen más.
Por lo anterior, en un signo existen: el signo en sí mismo, el
signo en relación con su objeto y el signo en relación con el
intérprete.
Cada uno de estos elementos se divide en tres tricotomías como
en el siguiente esquema:
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3. legisigno
2. sinsigno
1. cualisigno
1. ícono
2. índice
3. símbolo
1. rema
2. dicent
3. argumento
Las relaciones triádicas (cualisigno, sinsigno y legisigno) de
comparación se refieren al signo o representamen en sí mismo y
puede decirse que obedecen a un nivel lógico. Son aquellas cuya
naturaleza es la de las posibilidades lógicas. Están en nuestra
mente. Veamos qué significa cada uno de estos elementos:
Con cualisigno nos referimos a las cualidades posibles formales del representamen como pueden ser por ejemplo las materiales
como el color, la forma, el tamaño, las técnicas, etc. Esta cualidad
es un signo a su vez, por ejemplo: rojo.
Sinsigno es la posibilidad de una cosa o un hecho real, materialmente único y que cuando tiene cualidades como las del
cualisigno se convierte también en posibilidad de signo. La característica de éste es que es singular, es decir, no es cualquiera porque depende de un lugar y tiempo. Es, por ejemplo, la posibilidad
de determinada palabra, de cierta línea, de alguna página de un
libro. O la posibilidad de cierto color o cierta textura de alguna
pintura de un autor en una época.
Legisigno es la posibilidad de una ley o norma que también
resulta ser un signo. Por ejemplo, toda convención establecida por
un grupo de personas dentro de una sociedad para el provecho de
su propia convivencia. Podría poner nuevamente como ejemplo al
color rojo y sus significados para determinada sociedad.
Estos tres elementos determinan tipo y cualidades del signo y
son los que Peirce propuso para el análisis del signo en cuanto a sí
mismo y son sus posibilidades de eslabonamiento y de composición lógica para que el representamen tenga coherencia a la hora
de ser creado y así mismo sea comprensible para el interpretante.
Lo anterior no es sencillo y, como ya expresé, depende del código
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que maneje el interpretante que jamás será exactamente igual al
del autor del signo.
Las relaciones triádicas (ícono, índice y símbolo) de funcionamiento se refieren al objeto o fundamento que inspira la creación de un signo o representamen.
Ícono es la concretización del cualisigno, que se funda en la
similitud entre el representante (signo o representamen) y lo representado. Es el elemento que representa algo ya existente en la
realidad. Por ejemplo, si dibujamos un coche rojo basándonos en
un coche existente. Para algunos el ícono debe “parecerse” al objeto original para comunicar una idea directamente, sin embargo
eso se ha ido volviendo más complejo con el paso del tiempo y de
la historia del arte. (Por ejemplo, el cubismo).
Índice es la concretización del signo, es la materia y la técnica
perceptible, desempeña la función de indicar o señalar. Es algo que
atrae nuestra atención, que sobresale. Para Peirce los índices lo
son,
en tanto promueven que el receptor utilice sus poderes de observación para poder establecer una conexión real entre su mente y el
objeto. (López, p. 264)
Símbolo, concretización del legisigno, es la norma, es la ley,
es la convención, la composición, el sistema. “Conlleva” el significado en su propio ser. No puede ser sustituido gratuitamente
pues ha sido aceptado y pertenece a una convención social. Puede
partir de un concepto totalmente abstracto y llegar a ser materializado. Por ejemplo: la autoridad representada por un policía o la patria
por una bandera, etcétera.
Finalmente me referiré a las relaciones tríadicas (rema, dicent
y argumento) de pensamiento que se refieren al interpretante
en sí mismo.
Incluye aquellos elementos encargados de cerrar el proceso comunicativo, interpretativo y significativo del signo, que van desde la
pura información, hasta procesos mucho más complicados de convencimiento y argumentativos. (López, p. 167)
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Rema es el menos complejo de la relación triádica de pensamiento y sirve como conector de caracteres descriptivos de algo.
Puede ser cualquier cualisigno pero pensado por el interpretante.
Por ejemplo, Juan, que podría ser cualquier Juan, no uno en específico. El rema no es ni falso ni verdadero, es la relación del exterior al interior, algo inespecífico y posible que es captado a través
de los sentidos del interpretante: “Es el signo percibido en su forma
abstracta. Es una relación que el sujeto establece con el
representamen de manera general porque así lo expresa el signo.”
(Zecchetto, p. 59)
Dicente es un signo que empieza a dar información a un receptor. Es un interpretante con contenido y además es concretizado.
Ejemplo: Juan Pérez quien ya no es cualquier Juan. El dicente tampoco es falso o verdadero, simplemente es.
Argumento es un signo de ley para su interpretante y se refiere a las posibilidades de razonar o demostrar contenidas en el mensaje: su función es profundizar. Es necesariamente verdadero: “Es
el signo cuyo interpretante tiene forma de silogismo, posee algún tipo
de razonamiento argumentativo e interpretativo.” (Zecchetto, p. 59)
No hay que olvidar que los nueve elementos anteriores están
relacionados entre sí, así como lo está su relación triádica; para
que el signo lingüístico de comunicación funcione, no debe faltar
ninguna de sus partes. Entre más completo sea este signo, mejor
comunicación habrá con sus interpretantes siempre y cuando ambos, emisor y receptor, compartan un código o contexto similar o
el menos complejo de ellos tenga ideas abiertas o deseos de investigar lo que no entiende.
contexto
Tema
Tema
Tema
Autor
Obra
Receptor
Lenguaje Lenguaje Lenguaje
contexto
Si estas tríadas continúan alimentándose, la comunicación será
más rica, profunda y compleja hasta llegar al infinito placer de la
retórica. Recordando aquellas pláticas entre los libros de la novela
El nombre de la rosa, cuyas ideas escritas susurran sin parar dentro de la aparentemente silenciosa torre de una biblioteca medieval.
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Ficha técnica:
Autora: Gloria Torres
Título: Carne humana
Técnica: lápiz graso/papel
medida: 72x101 cm
1998
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Gloria Torres
Antes de continuar con el análisis semiótico de Carne humana,
quiero aclarar que éste no es sino uno de los cuatro métodos (histórico, filosófico, semiótico y hermenéutico) que utilicé al estudiar
este dibujo. Descubrí en el método semiótico la manera de ir al
fondo de una obra desglosando cada una de sus partes; algo que no
encontré en los otros métodos. Sin embargo, he de mencionar que
al no encontar en él los medios para profundizar en los sentimientos, creencias o convicciones del autor, quien es implícito pero no
puede ser analizado con el método de Peirce, tuve que recurrir a un
cuarto tipo de análisis: la “hermenéutica” de Schokel.
Finalmente, agrego que depende de cada investigador cómo
adecua el método peirceano a su trabajo, ya que el sistema creado
por Peirce puede ser adaptado al objeto analizado por una infinidad
de especialistas, profesionales de diversas cátedras, creadores, etc.,
por lo que seguramente este análisis no coincidirá exactamente con
otros análisis semióticos.
ANÁLISIS DEL DIBUJO CARNE HUMANA SEGÚN REPRESENTAMEN Y
FUNDAMENTO SEMIÓTICO
Representamen:
Cualisigno:
(Materiales, técnicas)
Materiales: Lápiz litográfico, cartulina fabriano 50% algodón
Color:
Negro
Formato: Horizontal
Tamaño: 101 x 72 cm
Técnica: Dibujo
Sinsigno:
(Vocabulario, lenguaje)
Gama cromática:
Matiz:
0
Valor:
9 Gris extremadamente claro
8 Gris claro
7 Gris muy claro
6 Gris intermedio claro
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5 Gris intermedio
4 Gris intermedio oscuro
3 Gris oscuro
2 Gris muy oscuro
1 Gris extremadamente oscuro
En el dibujo Carne humana encontramos los siguientes grados
de valor:
9
7
3
1
Tono: Significativamente contrastado entre el fondo del papel y
las figuras.
Intensidad: No se maneja en colores neutros.
Imagen:
Relación figura/fondo:
Figura: Gente sosteniéndose de un tubo.
Fondo: El papel.
Configuración de la figura: Figurativa sin nitidez.
Encuadre:
Alejamiento.
Planos: Segundo plano: el papel.
Primer plano: gente y tubo.
Textura:
Táctil: Se da por la superficie de la cartulina fabriano que no es
lisa completamente más la suma de líneas superpuestas realizadas
con lápiz graso (litográfico).
Visual: Entramado de líneas repetitivo a la hora de dibujar que
no refleja luz. Sólo el fondo refleja luz.
Por densidad o acumulamiento: Conjunto de líneas superpuestas y entrelazadas en ciertas zonas del dibujo.
Naturales: utilización de lápiz graso.
Artificiales: 0
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Legisigno:
(Composición, reglas.)
Composición: Cuadro horizontal.
Figura: Grupo de gente que cuelga de un tubo.
Fondo: Papel fabriano.
A lo largo de la parte superior del cuadro hay una línea horizontal a partir de la cual encontramos líneas entrecruzadas que representan los brazos de personas que cuelgan de ella. Hay fuerte
dirección en el bloque compacto formado por las personas que
cuelgan de la línea o tubo dentro de una gravedad. Los torsos de
los cuerpos forman la mancha más oscura de este bloque, que en
su parte inferior va dirigiéndose hacia abajo mostrando dirección
por medio de las líneas inferiores que denotan piernas. El bloque
posee una fuerte dirección hacia abajo. La zona más oscura de
éste se encuentra en la intersección de la mitad horizontal y el
tercio de la línea vertical derecha. Toda esta imagen de tubo y
personas se encuentra ubicada en un vacío, el fondo del papel.
Hay un contraste fuerte entre la línea y la mancha que hace que el
cuadro cobre interés en sentido composicional.
Reglas:
Monocromía.
No hay abundancia de valor.
Presencia gráfica pura.
Dibujo aleatorio que va en dirección figurativa.
Figuras no nítidas.
Presencia de rasgos expresionistas.
Fuerza del trazo.
Gran contraste entre figura y fondo.
Fundamento semiótico:
Ícono:
(Estético formal, estilo)
Expresionista, gestual, urbano, humano. Figura que muestra a
varios hombres colgando de un tubo.
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Índice:
(Práctico, indicativo, de producción y de receptor.)
Índice de producción:
Firma del autor: Gloria Torres
Fecha de producción: 1998
Índice de receptor:
Firma de autor: Gloria Torres
Fecha de producción: 1998
Y si adjunto ficha técnica al dibujo:
Autor: Gloria Torres
Título: Carne humana
Técnica: Lápiz graso sobre papel (dibujo)
Fecha: 1998
Avalúo: $3, 000.00
Símbolo:
(Metalingüístico, valorativo)
Denotativo:
Dibujo figurativo y gestual que presenta a un grupo de gente
colgando de un tubo.
Connotativo:
Dibujo gestual que presenta la situación del hombre cuando
cuelga como un animal. ¡Colgado como vaca de un gancho de
carnicería! Hombres que penden de un tubo que puede salvarlos
de la realidad en la que viven. Hombres que tratan de salvarse o
quizás esperen ser aniquilados. Hombres como carne humana, todos juntos dentro de un transporte colectivo que los lleva a su destino diariamente. Seres sudorosos, comprimidos, apachurrados,
destazados. ¡Como carne humana!
ANÁLISIS DEL DIBUJO CARNE HUMANA SEGÚN EL INTERPRETANTE
Te diré qué despertó en mí lo que vi. Carne humana me recuerda a
Goya por lo crudo y lo pesimista. Creo intensamente en lo espiritual
del ser humano, pero también creo que no somos muy distintos de
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Gloria Torres
un pato o de una vaca. “Carne humana” me huele a carnicería, a olor
de muerte en el mercado; parece en este dibujo que todos colgamos
no de una barra sino de un gancho... ¡como vacas!
(Herranz, Carta escrita a Gloria Torres,
marzo de 2000, Wesleyan, USA)
Rhema:
(percepción, expresión) (idea más simple de la reflexión)
Persona 1:Profesor de la ENPEG, Ricardo Morales (transcripción de la
entrevista).
Rhema: Soporte flexible con manchas de lápiz graso negro y medios tonos.
Persona 2: Estudiante de la ENPEG, Fernanda Gutiérrez.
Rhema: El metro. Un aglomeramiento.
Persona 3: Estudiante de la ENPEG, Erika de la Torre.
Rhema: Veo gente, gente o animales, no está muy bien definido.
Persona 4: Persona no relacionada con la profesión de artes plásticas.
Rubén Flores.
Rhema: Gente colgando.
Dicente:
(información, “significado”, intento de comprender)
Persona 1: Profesor de la ENPEG, Ricardo Morales. (transcripción de la
entrevista)
Dicente: Me remite a los tubos del metro. Veo figuras, no sé cuántas,
parecen cuatro que están sujetas con ambas manos en una forma diagonal
que parece un tubo o una viga. Detrás de ellas hay unas manchas que
simulan sus sombras. El tipo de dibujo tiende a lo pictórico utilizando en
pocas zonas la línea como contorno. En la mayoría la textura funciona a la
vez como valor tonal y el otro modo de utilizar la línea es como textura y
también la de valor tonal. Las figuras están a merced de un movimiento
que no sé de dónde proviene. O sea, están flotando, no están estáticas,
están a expensas de ese movimiento externo.
Persona 2: Estudiante de la ENPEG, Fernanda Gutiérrez.
Dicente: Caos. Pero es otro tipo de caos pues en éste es una visión
individual. Lectura más difícil con significados muy míos. En éste es más
abierta la lectura que en “Mirando atrás”. Es otro universo del caos.
Persona 3: Estudiante de la ENPEG, Erika de la Torre.
Análisis semiótico del discurso visual de un trabajo plástico
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Dicente: Me remite a chimpancés o changos por la forma en que están
sugeridos, por el movimiento que tienen en las piernas y manos. La línea
que los sostiene es una parte muy importante de la obra pues ahí se
sostienen, es la fuerza de la obra, esa línea y también me remite a la gente
en un vagón del metro.
Persona 4: Persona no relacionada con la profesión de Artes Plásticas:
Rubén Flores.
Dicente: Muchedumbre, multitud, un cuadro más citadino, más urbano,
problemas de los que viven la ciudad pero también me da idea de masacre
u holocausto según un trabajo que hice en el museo judío. Hay peores
fotografías pero me da esa idea.
Argumento:
(Comunicación, intención, comprensión e interpretación, el sentido del
significado para lograr una comunicación)
Persona 1: Profesor de la ENPEG, Ricardo Morales. (Transcripción de la
entrevista)
Argumento: Por la manera en que está utilizado el espacio en el formato
en relación a las figuras con la viga diagonal, hay una intención de mostrarlos constriñidos entre sí, oprimidos. No tienen los pies en la tierra y
como mencioné parece que están a merced del vaivén de la línea diagonal que asemeja un tubo.
Persona 2: Estudiante de la ENPEG, Fernanda Gutiérrez.
Argumento: Como una especie de individualismo de cada personaje, sin
embargo están amontonados. Es una mezcla heterogénea,están juntos en
un lugar donde no tienen que estar juntos. Se percibe molestia.
Persona 3: Estudiante de la ENPEG, Erika Flores.
Argumento: Me remite al contacto físico entre personas, vas en el metro, se
te pegan y lo evitas y el autor sugiere más el contacto físico que el “no te me
acerques”. Más bien el contacto físico.
Persona 4: Persona no relacionada con la profesión de Artes Plásticas.
Rubén Flores.
Argumento: Sigue siendo la intención de mostrar lo que puede ser un
caos cotidiano, citadino y a la vez como remitir a una conciencia de que se
cuide el planeta, el hombre por el hombre. De hacer conciencia más que
nada.
108
Gloria Torres
Agradezco especialmente la asesoría de Alejandro Óscar Rodríguez
González para la revisión de este artículo.
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