N -1533- S P

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NOTA-1533- SECRETARÍA DE SEGURIDAD PÚBLICA
Antecedentes
Con fecha 27 de julio de 2005, el entonces solicitante presentó ante la Unidad de enlace de la
Secretaría de Seguridad Pública (SSP), a través del SISI y a la cual correspondió el número de folio
0002200030705, solicitud de acceso a la información por medio de la cual requirió lo siguiente: “Solicito
copia de la última fotografía -de preferencia a color-, en formato digital- que le fue tomada a Alberto
Sicilia Falcón, quien estuvo preso en el Penal de La Palma a principios...”[sic]. El peticionario, por
medio de documento adjunto al SISI (0002200030705.doc) puntualizó la solicitud de acceso a la
información, la cual quedó en los siguientes términos:
-Solicito copia de la última fotografía -de preferencia a color-, en formato digital- que le fue tomada a Alberto
Sicilia Falcón, quien estuvo preso en el Penal de La Palma a principios de la década pasada
(aparentemente quedó libre en 1993).
-Solicito copia digital de la ficha técnica que se tiene en la Secretaría de Seguridad Pública federal, sobre
Alberto Sicilia Falcón. Los datos que se requiere que incluyan son fecha y lugar de nacimiento, datos
fisonómicos generales, antecedentes, etcétera.
Solicito que informen los datos procesales relacionados con este sujeto. Es decir:
1-Fecha de captura
2-Delitos por los cuales fue consignado y especificar si tuvo un solo proceso penal en su contra o más.
3-Juzgado o juzgados que recibieron el o los casos en primera instancia y número de causas penales que
se le asignaron.
4-Juzgado o juzgados que le condenaron en primera instancia
5-Cantidad de años, meses, días y multa que se le impuso en las diversas sentencias de primera instancia
que se hayan emitido en contra de Alberto Sicilia Falcón.
6-Fecha de esa(s) sentencia (s).
7-Especificar qué recursos siguieron a esa sentencia, si el inculpado interpuso la apelación de la condena,
solicitó la revisión de un amparo directo o indirecto, etcétera.
8-Especificar en qué fechas y qué juzgados y/o tribunales federales lo absolvieron de cargos o redujeron su
(s) condena (s) en caso de que ese haya sido el motivo por el cual obtuvo su libertad.
9-Fecha en que abandonó La Palma.
10-Detallar en cuáles prisiones estuvo preso Alberto Sicilia Falcón. Al respecto, especificar de qué fecha a
qué fecha permaneció en cada centro de reclusión.
Dentro del rubro denominado “Otros datos para facilitar su localización”, el peticionario manifestó “EL
área aporpiada para atender esta petición es el Órgano Administrativo Desconcentrado Prevención y
Readaptación Social, que depende de la Secretaría de Seguridad Pública federal” [sic].
Como modalidad preferente de entrega el peticionario seleccionó: “Entrega por Internet en el SISI”.
El día 24 de agosto de 2005, la Unidad de enlace de la SSP, con fundamento en los artículos 44 y 45
de la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental (LFTAIPG),
respondió que: “la información solicitada no puede ser proporcionada debido a que es: Confidencial”
Motivo del daño por divulgar la información:
EL ORGANO ADMINISTRATIVO DESCONCENTRADO PREVENCION Y READAPTACION SOCIAL SE
ENCUENTRA IMPOSIBILITADO PARA PROPORCIONAR LA INFORMACION REQUERIDA POR
TRATARSE DE INFORMACION CONTENIDA EN LOS EXPEDIENTES UNICOS DE LOS INTERNOS
CONCERNIENTE A DATOS DE PERSONAS FISICAS IDENTIFICADAS O IDENTIFICABLES QUE
REQUIEREN DEL CONSENTIMIENTO DE LOS INTERESADOS PARA SU DIFUSION.
AHV/ MMV/FACC/DGEI-247-05 Nota-1533- SSP
2005001289 30/08/2005
El día 30 de agosto de 2005, el entonces solicitante interpuso ante este Instituto recurso de revisión en
contra de la respuesta otorgada por la SSP a su solicitud de acceso a la información. Como acto
recurrido y puntos petitorios manifestó:
Inconformidad contra la resolución de la SSP federal, por negar datos históricos contenidos en la ficha
signaléctica de Alberto Sicilia Falcón. Niega la foto que tiene de este ex interno, cuando su imagen como
fichado fue difundido por la prensa de los años 70, 80 y 90 (Puedo exhibir copia de la foto del fichado).
Niega la ficha signaléctica y ni siquiera se ofrece una versión pública de ella, a pesar de que buena parte
de ellos fueron publicados por la prensa. Puedo exhibir esos datos [sic].
Asimismo, sometió a juicio del IFAI lo siguiente: “Sobre algunos datos penitenciarios como son sus
cambios de penal, también fueron del dominio público y se pueden exhibir las notas periodísticas al
respecto” [sic]. En cuanto a la información solicitada, el ahora recurrente planteó lo siguiente:
Además, la SSP rechaza entregar información judicial sobre este sujeto, a pesar de que todos sus juicios
concluyeron en instancia definitiva y ya compurgó sus diversas condenas y quedó libre en julio de 1994. La
SSP considera que todos estos datos son personales; no obstante, invito al IFAI a ver el folio
0001700180405 para que verifique que la misma PGR tuvo un criterio absolutamente distinto al de la SSP,
ya que se le hizo la misma solicitud y la PGR entregó la información que tenía a su alcan
Sobre el particular, la Ponencia del comisionado Juan Pablo Guerrero, encomendó a la DGEI realizar
una búsqueda de la información oficial y en medios de comunicación sobre Alberto Sicilia Falcón. Para
atender la petición de la ponencia se revisaron notas periodísticas en medios de comunicación
impresos; se busco información en buscadores como google, yahoo y copernic, y se revisó la
información proporcionada por la PGR bajo el folio 0001700180405.
Nota
Información publicada en medios
Alberto Sicilia Falcón fue un conocido narcotraficante de origen cubano que operó en México en la
década de los años setenta y ochenta. A partir de la información publicada en medios de comunicación
impresos se sabe que operaba principalmente en Tijuana y se dedicaba al tráfico de mariguana,
cocaína y heroína. En las notas periodísticas encontradas se le vincula con la Agencia Central de
Inteligencia (CIA) y con políticos mexicanos de esos años.
La información sobre Sicilia Falcón es escasa, ya que se dedicó al tráfico de estupefacientes hace más
de veinte años. La mayor parte de las notas encontradas narran su captura por parte de Miguel Nazar
Aro y su fuga del penal de Lecumberri, utilizando un túnel de más de cuarenta metros de largo, en el
año de 1975; también mencionan su recaptura realizada por Florentino Ventura y su ingreso al Penal
de La Palma en la década de los años noventa. De su salida de este último centro de readaptación
sólo se sabe que lo abandonó durante el sexenio de Ernesto Zedillo.
Información sobre Alberto Sicilia Falcón en la solicitud 0001700118405
En el folio 0001700118405 se solicitó a la PGR copia de la última fotografía de Alberto Sicilia Falcón,
así como la ficha técnica del delincuente, incluyendo fecha y lugar de nacimiento, datos fisonómicos
generales y antecedentes. El Centro Nacional de Planeación, Análisis e Información para el Combate
a la Delincuencia proporcionó información sobre Sicilia Falcón relacionada con los siguientes aspectos:
1) fecha de captura; 2) delitos por los cuales fue consignado; 3) juzgado o juzgados que recibieron el o
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los casos en primera instancia y números de causas penales que se le asignaron; 4) juzgado o
juzgados que le condenaron en primera instancia; 5) cantidad de años, meses días y multa que se le
impuso en las diversas sentencias de primera instancia que se hayan emitido en contra de Alberto
Sicilia Falcón; 6) fecha de esas sentencias, y 7) recursos que siguieron a esas sentencias. En la
respuesta se manifiesta que Sicilia Falcón estuvo recluido en Lecumberri, pero se ignora la fecha;
Asimismo se desconoce si algún juzgado o tribunal federal lo absolvió; y se menciona que ingresó en
“La Palma” el 28 de noviembre de 1991, pero se desconoce la fecha en que abandonó dicho centro
penitenciario.
Conclusión
Se encontró muy poca información sobre Alberto Sicilia Falcón debido a que se trata de un
narcotraficante que operó en las décadas de los años setenta y ochenta, cuyo último ingreso al penal
de “La Palma” fue el 28 de noviembre de 1991. Entre los pocos periodistas que lo entrevistaron se
encuentra Jesús Blancornelas, director del Diario Zeta de Tijuana, quien reconoce que hay muy pocas
fotos del narcotraficante.
La información oficial más completa sobre Sicilia Falcón la proporciona la PGR en la respuesta al folio
0001700118405, pero no incluye la foto o los datos fisonómicos del narcotraficante. También se
consultó la página de “Los delincuentes más buscados” de la propia PGR la cual contiene las fotos de
los principales delincuentes, pero no se encontró ninguna referencia a Alberto Sicilia Falcón.
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Anexo
Información pública sobre Alberto Sicilia Falcón
Publicación: Crónica
Proveedor: Grupo Empresarial Periodistico, SA de CV
Fecha: 8 de Diciembre de 2000
Mala espina
--> CONVERSACIONES PRIVADAS
Mala espina
j. jesus blancornelas
o lo dudo. La nueva Procuraduría General de la República debe tener bien armada una batería
de acciones para atajar el narcotráfico. Pero me atormenta una duda. No sé si las capturas por
venir serán iguales o parecidas a las del pasado, dicho antes de Fox. Normalmente todos
quedábamos deslumbrados cuando pillaban a los mafiosos. De unos ni siquiera vimos fotos o
videos después de encarcelados. Jamás se publicó, por ejemplo, otra imagen que no fuera la
muy conocida del patriarca mexicano de los capos, el sinaloense Miguel Angel Félix
Gallardo. Hace casi treinta años vive prisionero y no sé cómo esté físicamente. De Rafael
Caro Quintero, rodeado de admiración popular por su arrojo en amoríos y sobornos,
solamente foto de archivo y cierta filmación por allí, tras las rejas, captada en la segunda
mitad de los ochenta. Una con bigote tupido. Otra sin pizca. José Contreras Subías, Don José,
capturado con él en Costa Rica era un hombre de casi metro noventa y espigado. Cuando
catorce años después salió de prisión era otro: Atlético, canoso y tan espiritualmente
cambiado hasta faltarle un grado para ser ministro de alguna Iglesia. Del entonces dream team
es Ernesto Fonseca, Don Neto, apresado casi al mismo tiempo. Era el de más edad. Recio. De
piel amorenada por el sol, signo innegable de sus inicios como campesino. De él nadamás una
foto de su ficha. Y lo patético. Su hija se dedicaba también al narcotráfico. La capturaron este
año en Quintana Roo. Está en la misma prisión, pero nunca se reveló su físico. El cubano
Alberto Sicilia Falcón operaba en México y era todo un galán. Manejó cocaína como nadie
hasta la fecha. Por lo menos han transcurrido 40 años desde su captura. Parecía artista de cine.
Tenía mucha clase. Casi no hay fotos de él. Al terminar los años setenta lo visité en un
reclusorio defeño. Lucía buenos modales. Mucho porte. A pesar del reglamento calzaba
botines de fina piel. Los necesitaba, decía, para caminar bien porque “me torturaron”
mostrando las cicatrices en las espinillas y tobillos. Quién sabe como esté hoy. Recuerdo que
culpaba de su encarcelamiento a Mario Moya Palencia, Secretario de Gobernación, porque
entre ambos se sabían muchas cosas. Nunca se dijo nada.
A Los hombres clave del cártel Arellano Félix sí los fotografiaron o videograbaron al ser
detenidos, no fue para efectos públicos. Hodoyán, Fausto Soto El Cocinero, Alfredo Paéz El
Kitty y Amado Cruz. Tampoco durante los procesos se permitió a los periodistas captarlos. A
otros si tuvimos la oportunidad de verlos: Juan García Abrego, cuando a empujones lo
zambutieron al jet de la PGR en México y al llegar a Texas. Después de allí, nada. Joaquín
Guzmán Loera, El Chapo, fue exhibido a la prensa bajo finita llovizna en algún patio de
Almoloya y nunca más. Héctor Palma, El Guero, lo mostraron de traje negro, camisa blanca
sin corbata, sentado y con todos sus colaboradores atrás. Tampoco volvimos a saber de ellos.
Ismael Higuera El Mayel, detenido este año, nadamás mostraron improvisada ficha. Jesús
Labra Don Chuy, fue videobragado por un aficionado con las manos en alto cuando un militar
lo encañonó. Luego estos dos barones de la droga aparecieron desbigotizados y mostrando
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obediencia al momento de ingresar formalmente a prisión. Ya sé. No es obligación de las
autoridades carcelarias informarnos de su estado de salud ni nos permiten entrevistarlos. Pero
sería bueno informar como están, por lo menos cada tres o cinco años.
Todos estos señores tienen un distintivo: En la gran mayoría de los casos fueron detenidos
pacificamente. A pesar de ser protegidos día y noche por una siempre poderosa fuerza de
seguridad. Curiosamente sus escoltas desaparecieron cuando los capturaron. Algunos se
rindieron en plena persecución como El Chapo Guzmán en Guatemala y Rafael Caro
Quintero con José Contreras Subías en Costa Rica. Tenían armadísima protección y no
funcionó. Igual pasó con Don Chuy Labra en Tijuana, El Mayel en Ensenada y Enrique
Harari en Playas de Tijuana. Por cierto, de este hombre se publicó una foto equivocada. En
algunos casos me dio la impresión de que algunos sabían y eperaron resignados la detención.
Por eso retiraron a sus guardaespaldas. Nunca se arriesgaron a morir en un encuentro violento.
Otro gran parecido: Casi todos declararon a su captores o a ministerios públicos federales
dedicarse a la agricultura, bienes raíces o ganadería. La mayoría fueron procesados por lavado
de dinero, asesinato o el muy generalizado delito de crimen organizado. Algunos han ido
ganando amparos con el paso del tiempo debido a sobornos en las fiscalías o tribunales. La
cosa es sencilla. Premeditamente elaboran declaraciones en actas contrarias a lo declarado y
no tienen sustento. Así, el juez no sentenció como era debido. Pocos tienen cargo específico
por narcotráfico.
Una cosa más me sorprende. Ninguno declaró ni les preguntaron en los procesos quienes eran
sus proveedores, colaboradores y clientes. A lo mejor si hubo interrogación de cajón,
respondieron negativamente y no les insistieron. Otro signo: Todos mantuvieron suficiente
dinero fuera de la prisión. Hace poco un lector me recriminó por no mencionar a Los Mochis,
Sinaloa como asiento de mafiosos. Cada fin de año —escribió en un correo electrónico—
visita esa ciudad. Lo llevan a ver las grandes casonas con harta iluminación navideña
publicamente conocidas donde viven los narcos. Supe que la PGR y la Secretaría de Hacienda
no siguió la huella a tales hechos ni a los billetes siempre llevados al interior de las prisiones,
para que estos señores puedan pasarla muy bien en la medida de las reestricciones o del
soborno.
A los capos, en prisión o libres, jamás les interesaron cambios sexenales o circunstanciales en
la PGR o el poder judicial. Siempre sobornaron. Tienen abogados inteligentes. Especializados
en promover y obtener amparos en juzgados de distrito, colegiados o de circuito. Son
afortunados porque en los tribunales se alejaron del brazo fuerte militar. Pudieron maniobrar
agusto.
Hace cuatro días hablé con dos ex procuradores generales de la República a la vez. Uno me
previno de los coletazos de la mafia en estos momentos. “Cuidate de otro ataque. Ahora son
capaces de eso y más en sus planes”. Otro, dolido porque el narcotráfico está metido en todas
partes, comentó: “Se están acabando al país”. Un periodista defeño tanteó que se van a
dispersar los cárteles. Mi pronóstico es otro: Tendrán una posición díficil. Primero, la PGR
estará en manos del General de División, Macedo de la Concha. Sus antecedentes en el
Ejército hablan en cuanto a su energía con el narcotráfico. Es posible que decida cambio o
destitución de agentes del ministerio público federal, actuarios o secretarios. Investigarán a
los de fama por su relación con abogados mafiosos y su tarea evidentemente favorable a los
capos en procesos. Jueces y magistrados de colegiados y circuito serán señalados con base en
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la información previa al nuevo procurador. No les quedarán otra: A caminar derecho o
terminarán torcidos.
Creo que para efectos de persecusión, muchos expedientes serán consultados o reabiertos.
Pueden reaparecer como testigos algunos detenidos y tendremos oportunidad de verlos. La
PGR solicitará el auxilio de la Secretaría de Hacienda. Auditarán negocios señalados con
posible nexo a las mafias, despachos de abogados caracterizados por defender a estos señores
y requerirán fiscalmente a familiares para que expliquen la procedencia de sus dineros. Lo
mismo a fraccionamientos o consecionarias de automóviles. Será muy rápida la solicitud de
información a bancos extranjeros sobre depósitos mexicanos supuestamente de la mafia. Los
capos ya no tendrán protección policíaca. Su infiltración irá debilitándose. Se fortalecerán las
posibilidades de más capturas. Pero me da mala espina —y Dios no lo quiera— sobre la
suerte de algunos o muchos importantes del narcotráfico. Pueden ser asesinados por las
propias mafias o bajo consigna de ex funcionarios. Si los detienen, sería gravísimo una
confesión señalando a policías, fiscales, jueces, magistrados o altos funcionarios protectores
de los cárteles. Y como los muertos no hablan... n
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Publicación: Diario El Financiero
Proveedor: El Financiero
Fecha: 29 de Septiembre de 2000
Lecumberri, posada de escritores y artistasRubén Martínez Cisneros
El Palacio Negro, ni bueno, ni nuevo, cumple cien años El miedo en la cárcel fue tema de
miles de historias Hoy hace un siglo fue inaugurada la Penitencieria de México, _más tarde
conocida como Lecumberri_, por el entonces presidente de México, Porfirio Díaz. En el Acta
de Inauguración se lee: "En la Penitencieria de México, a las 9 a.m. del día 29 de septiembre
de 1900, reunidos el Señor Presidente de la República Gral. Don Porfirio Díaz, los señores
Secretarios de Estado y del Despacho y los demás funcionarios y personas cuyas firmas
aparecen al pie de esta acta, previa la lectura de una reseña histórica sobre la construcción del
edifico... En seguida el Sr. Presidente de la República declaró solemnemente inaugurada la
PENITENCIERIA DE MEXICO. En fe de los cual se levantó la presente acta." El historiador
José María Marroqui, en su libro La ciudad de México, dice que la palabra Lecumberri
proviene de la lengua vascongada, y se compone de lecu, lugar; en, bueno, y berri, nuevo, y
significa "lugar bueno y nuevo".
Durante los 76 años que duró abierta la Cárcel Preventiva de la Ciudad (se desocupó el 1 al 26
de agosto de 1976) en su edificio se tejieron cientos de historias y se gestaron libros que hoy
son parte de la historia de México.
Desde el fusilamiento de Francisco I. Madero y José María Pino Suárez, perpetrado el 22 de
febrero de 1913, a un lado de la Penitenciaría, hasta las diversas fugas de reos que se
realizaron de la también conocida como "Mansión del Delito", sus muros han sido testigo de
estos y otros hechos.
Sin embargo, alguno de los "huéspedes" plasmaron en libros algunas de sus vivencias o, como
en el caso de Adolfo Gilly, los escribieron en su reclusión; Gilly, allí hizo el libro La
Revolución interrumpida, del que el periodista Francisco Martínez de la Vega dijo: "Obliga a
la mexicana gratitud el hecho de que un prisionero político, de nacionalidad extranjera,
encerrado, casi desde su llegada a la cárcel y de donde, probablemente, no saldrá sino al
areopuerto, haya volcado su interés y su emoción en un libro cuyo signo, sobre aciertos y
jucios discutibles, es un gran respeto por el pueblo mexicano y una real solidaridad con sus
angustias".
Adolgo Gilly, de nacionalidad argentina, llegó a México en 1966. Días después se le detuvo y
fue preso político hasta 1970.
De La Revolución interrumpida Gilly dice: "Los materiales para este libro fueron reunidos y
estudiados, y su texto preparado y escrito, en el curso de cinco años de prisión, desde 1966 a
1970. Las condiciones peculiares de la prisión explican la imposibilidad de ir hasta el extremo
en la consulta de las fuentes, pero fuera de esta circunstancia secundaria no implica ninguna
limitación especial en el rigor y la severidad del estudio ni en la reflexión, la elaboración y la
formulación de las ideas." Diario de Lecumberri Alvaro Mutis, colombiano, reciente premio
Príncipe de Asturias, vino a México en 1956; solicitó su extradicción el gobierno castrense de
Colombia, y fue detenido y encarcelado en Lecumberri durante 15 meses. Como resultado de
su prisión, Mutis escribió Diario de Lecumberri, en el que describe diversas historias que
conoce de los reclusos.
Del "Palacio Negro" recuerda: "La experiencia fue tan radical y penetró hasta ricones tan
secretos de mi ser, que hoy la recuerdo con algo que se parece mucho a la gratitud y también a
la ternura". Agrega: "Resulta que, al examinar estos episodios de mi vida carcelaria, me di
cuenta muy pronto de que, gracias a esa experiencia, tan profunda como real e
incontrovertible, he logrado escribir siete novelas que reuní con el título de Empresas y
tribulaciones de Maqroll el Gaviero... Jamás hubiera conseguir escribir una sola línea sobre
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las andanzas de Maqroll el Gaviero, que ya me había acompañado a trechos en mi poesía, de
no haber vivido esos quince meses en el llamdo, con singular acierto "El Palacio Nergro"."
Mutis también reseña lo siguiente: "En la mañana, la primera lista, un espeso sabor de trapo
nos seca la boca y nos impide dar los primeros buenos días a los a los compañeros de celda".
Más adelante dice: "El miedo a la cárcel, el miedo con polvoriento sabor a tezontle, a ladrillo
centenario, a pólvora vieja, a bayoneta recién aceitada, a rata enferma, a reja que gime su
óxido de años, a grasa de los cuerpos que se debaten sobre el helado cemento de las literas y
exudan la desventura y el insomio".
El muralista David Alfaro Siqueiros también fue "huésped" del Palacio Negro de Lecumberri,
en donde se le siguió un proceso por su actividad política, y se le acusaba de varios delitos,
entre ellos el de disolución social. El periodista Julio Scherer García, en su biografía de
Siqueiros, La piel y la entraña, en su capítulo "Cuando la cárcel es dicha", retrata al Palacio
Negro de esta manera: " A las puertea de la cárcel se aglomeran los familiares y amigos de los
reos. Hay niños de overol y niñas con sus vestidos planchados. Dominan las pequeñas cabezas
bien peinadas y en algunas brillan gotas de agua... Las canastas y las portaviandas se
extienden por el suelo. Hay mujeres que vigilan amorosamente sus dulces y pasteles. Una
gelatina color guinda podría confundirse con una inmensa flor de invernadero." Reclusos y
visitas Y continúa Scherer: "En el interior de la penitencieria, los reclusos también se
preparan para la visita. ¿Qué pueden hacer? Vestirse con los uniformes almidonados desde el
viernes, rasurase hasta dejar lisita la piel, lustar los zapatos. Algunos desarrollan virtudes
domésticas y tienden alegres sus camastros. Otros barren varias veces sus celda y cantan
canciones de amor en voz baja. La mayoría platica.
"Sin proponérselo, Siqueiros escuchó el tono bajo de una confidencia: "_Yo quisiera tener
canarios, periquitos australianos. ¿Crees tú que me deje el director? "_¿por qué no, si otros
tienen radios y el capitán Lepe hasta un televisor? "_Te imaginas, despertar con los trinos de
los pajaritos?" José Revueltas fue encarcelado numerosas veces: la primera, a los 14 años de
edad, y la última, en la Penitenciaría de Lecumberri, por su participación en el movimiento
estudiantil de 1968. Quedó en libertad en 1971.
En 1969 publicó su novela El Apando, que a pesar de su breve extensión es un aporte de
primer orden al auge actual de la novelística de lengua española. Muestra de ellos es el
siguiente párrafo: "Las mujeres fueron retiradas a rastras, de tal modo enronquecidas, que sus
gritos no se oían. Al mismo tiempo El Carajo logró deslizarse hsta los pies del oficial que
había venido con los celadores. `Ella _musitó mientras señalaba a su madre con un sesgo del
ojo opaco y lacrimente_, ella es la que trái la droga dentro, metida entre las verijas. Mándela a
esculcar pa que lo vea'. Fuera del oficial nadie lo había escuchado.
"Sonrió con una mueca triste. Colgantes de los tubos, más presos que preso alguno, Polonio y
Albino parecían harapos sanguinolentos, monos descuartizados y puestos a secar al sol. Lo
único claro para ellos era que la madre no había podido entregar la droga a su hijo ni a naiden,
como ella decía. Pensaba, a la vez, que sería por demás matar al tullido. Ya para qué."
Durante su estancia en la cárcel. Revueltas llevó un diario de manera irregular y que en parte
se encuentra en su libro México 68: Juventud y Revolución. El martes 7 de abril de 1969
escribe: "Poco antes de las 10:30 me avisaron que iría a `defensores' (ésta es una forma de la
que nos valemos para recibir visitas entre semana: los familiares o amigos se acrditan como
`defensores' y entonces tienen acceso al penal para entrevistarse con sus presos en un patio
especial destinado para ese fin). Mi primera sorpresa fue ver a Mariate dentro de la crujía y se
me explicó en seguida que se trataba de una nueva disposición respecto a que ni Arturo
Martínez ni yo (únicos presos políticos dentro de la crujía I) saldíamos ya en lo sucesivo al
patio de `defensores', sino que recibiríamos a éstos en nuestra propia crujía." Luis González
de Alba, líder estudiantil en 1968, también narra su estadía en Lecumberri en Los días y los
años: "Ya es hora de que toque la banda. Aparentemente hay pocos lugares más silenciosos
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que una cárcel. Eso piensa cualquier gente que no haya estado en Lecumberri, pero la verdad
es que no recuerdo otro `domicilio' más ruidoso. A las 6:30 de la mañana toca la banda: diez
cornetas increíblemente desafinadas y otros tantos tambores que unos presos tocan por el
redondel. Dan tres vueltas y se internan por patios y corredores hasta que se pierde el redoble
de los tambores y se oye la última corneta; pero apenas se acostumbró el oído al tranquilizante
silencio que sigue al estruendo, cuando, por el sitio más inesperado, vuelve la banda al
redondel y da otras interminables, infinitas, inacabables vueltas.
"Por fin se hace un bendito silencio. Pero poco después una corneta toca a `rancho' y pasan
los carros con que arrastran los peroles de café o atole y los frijoles del día; todavía hay otro
toque para romper filas en todos los `dormitorios', como llama la dirección a las crujías.
Nosotros no nos formamos desde hace más de un año. La primera vez que dejamos de hacerlo
fue para protestar por el pago de luz eléctrica que nos obligaban a hacer y porque la dirección
estaba instalando alambre de púas electrificado encima de las rejas. Ese día entró el `rondín',
que son los vigilantes de guardia, y nos formamos para que pasaran lista. Pero la segunda vez
decidimos no formarnos aunque metieran al `rondín'. Como era de esperarse, los alambres
electrificados siguieron en su lugar y la dirección mandó poner más, pero dejamos de pagar la
luz eléctrica y de levantarnos a las 6:30. Para muchos éste fue el triunfo más importante y se
dedicaron a hacerlo valer.
Serie de cornetazos "A las nueve hay otro cornetazo para anunciar que son las nueve y se
inicia `defensores'. A las 11 toca otra vez la banda, da vueltas en el redondel y cuando ya
logró poner a todos los nervios de punta, se calla. Frente al patio de `defensores' toca todos los
días un conjunto distinto de presos: hay un trío, un conjunto norteño y un mariachi. La música
se acaba a las 12.
"A la una tocan a `rancho' y pasan los carros con peroles por todo el redondel. íAh!, la banda
de las 11 anuncia que va a llegar a la reja un fulano gritando: íel parte, el parte, el parte! A ése
hay que darle un papel firmado que diga: población 61, bajas 0, altas 0, total 61. Con eso se
calla y se va: es `el parte de las 11'. A las cuatro la banda vuelve a dar vueltas por el redondel
toca y toca. Hay que dar `el parte de las 4': otro papel firmado por Raúl que diga: población
61, bajas 0, etc. Si uno pone población 0, bajas 61 seguro lo archivan igual. A las seis tocan a
`rancho' y pasan los peroles con café o atole y más frijoles, como en la mañana. Poco después
pasa otro fulano que viene corriendo de crujía en crujía con una tablita en la mano y un lápiz.
Es otro preso `comisionado'. A éste no hay que darle ningún `parte', llega gritando:
¿Población?, ¿Población?, ¿Población? y ahí se queda hasta que un alma compadecida le grita
cualquier número: íCien! íOchenta! íCuarenta y uno! Lo apunta en la tablita y se acerca
corriendo a otra crujía. Si el primero en responderle está de malas le grita una mentada de
madre y también se va, aunque no la apunta en la tablita. A las ocho vuelve a tocar la banda
por el redondel. Cuando acaba se oye otro cornetazo para romper filas, pero como no nos
formamos sólo oímos el cornetazo. A las diez tocan `silencio' uno cree que por ese día ya se
acabó, pero este último toque de corneta indica también el inicio de la guardia nocturna en las
murallas. Entonces, desde lo alto de la torre del polígono, que se encuentra en medio del
redondel como eje de todas las crujías, un guardia golpea un trozo de metal que suena como
bacinilla y los vigilantes de murallas gritan en cadena: íAlerta!, cada cuarto de hora. Esta
pequeña tortura, combinada entre el cencerro-bacinilla que golpean en la torre y los alertas en
cadena por toda la muralla se ve frecuentemente amenizada por el radio de transistores que un
vigilante enciende bajo mi ventana a todo volumen, sintonizando en `la charrita del
cuadrante', y por un guardia que hace gárgaras con un especialisímo: íA-ler-ti-taaaaa! "Claro,
durante todo el día hay otros pequeños y típicos detalles: los graznidos del paletero, el de los
tacos, el de las nieves y, recientemente, el de las fresas con crema en vasito de papel. íAh!, y
por supuesto el de las tortillas, quien además vende pastillas de ciclopal y la semana pasada
estuvo apandado varios días por un error: gritó íPastillas!, en lugar de íTortillas!" José
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Agustín, en su libro de memorias El rock de la cárcel, describe su permanencia en ese lugar:
"El jueves nos tomaron fotografías, huellas dactilares y se hicieron sordos a la exigencia de
que a Salvador y a mí nos consignaran por los diecisiete kilos, sino por la lata que a mí me
habían encontrado. Al mediodía del viernes, nos enviaron, con una remesa pequeña, a
Lecumberri.
"Era mediodía soleado. Nos tomaron nuestros datos en la entrada, nos robaron lo que
pudieron en la caseta de inspección y también en la oficina de Prácticas. De allí nos enviaron
al dormitorio H. el de turno, que estaba adornado con numerosos foquitos navideños. íEsos
jipis!, nos saludó el mayor de la crujía. íAdios melenas!, nos gritaron varios presos. En el acto
nos llevaron al tercer juzgado de Distrito. El general Becerra, amigo de mi papá y mi abogado
me visitó el sábado; me dijo que Angélica Ortiz había hablado con Manuel y con Rododlfo
Echeverría, y ellos me habían asignado a su abogado personal, Arsenio Farell, quien
aseguraba que me podría afuera en quince días a partir de enero. Ya iban a empezar las
vacaciones de Navidad y el juzgado suspendería labores.
"A lo que sí accedimos Salvador y yo fue a pagar los cuatro mil doscientos cincuenta pesos
que nos pidieron como inscripción si queríamos quedarnos depositados en la H para no pasar
a la crujía F, que nos correspondía. La H era la crujía de los ricos, y los policías, más presos
que los presos, como señaló Revueltas, trataban a los `depositados' de la H como a sultanes,
porque eran los que tenían dinero." "Se han cerrado las dos puertas que quizá jamás volverá
uno a ver." Así retrata Gregorio Cárdenas Hernández en su libro Adiós Lecumberri su ingreso
a la cárcel, el 13 de septiembre de 1942, y agraga: "De inmediato al fondo de este pasillo, se
ve un torreón como de 70 metros de alto, con una planta baja y dos pisos más arriba, debe ser
un mirador, tiene ochos patas que lo sostienen, toda la estructura es de metal, un polígono, un
octágono; el piso está cubierto por lozas de piedra. En seguida me conducen a la derecha,
escucho un grito que dice `Pasa uno...', se abre la reja de metal que está en la parte central de
una reja enorme que cubre toda la crujía, veo una letra, la I. Esta puerta está custodiada por un
celador uniformado de azul. Me acompañan varias personas y en la celda marcada con el
número 21 abren una puerta de madera, pasamos, dan sus instrucciones".
Memorias y más memorias También El Palacio Negro fue motivo de memorias de presos que
intentaron fugarse. Uno de ellos fue el de Dwight Worker, quien en su libro Fuga de
Lecumberri narra la escalofriante huida de la cárcel.
Por su parte, Alberto Sicilia Falcón, en El túnel de Lecumberri, se describe como profanado
en sus entrañas, con un túnel que los traspasó hasta el frente de la calle opuesta al edificio.
La descripción de la fuga, la planeación de la misma, mantiene en todas sus páginas el interes
del lector.
Estas y otras historias son las que fueron testigo 76 años de llamado Palacio Negro de
Lecumberri."El 22 de abril, como a las once de mañana se oyó el ruido sordo del cemento al
quebrarse, luego silencio e inmediatamente la señal inequívoca: `íTres golpes contra el piso!'
Esta era la señal que tanto habíamos esperado; nuestros amigos estaban junto a nosostros,
debajo de nosotros, sólo separados por unos centímetros de concreto. El túnel se había
concluido, ahora sólo restaba perforar el suelo de la celda y llegar a la anhelada...
íLIBERTAD! "Fui a la puerta de la celda y observé a ambos lados del pasillo para asegurarme
de que nadie había escuchado aquellos golpes que fueron tenues, para que sólo el interesado
en oírlos pudiera realmente escucharlos. En aquellos momentos los golpes sonaron como
tamborazos en mi interior. Llegué a pensar que los tenues golpes habían alertado al guardia.
"No pasaba nada, la crujía estaba tranquila; retorné al interior de la celda y con la clave
acordada previamente le hice saber que estaba en el sitio acordado.
"Vino enonces una serie de golpecitos que no estaban programados, pero que deduje serían
una demostración de júbilo de quienes estaban allá bajo el concreto. Una extraña sensación se
apoderó de mí, el miedo a lo desconocido estaba otra vez presente, muy pronto
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descenderíamos por aquel túnel, cruzaríamos la calle. ¿Qué hallaríamos al final de la
excavación?".
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Publicación: Crónica
Proveedor: Grupo Empresarial Periodistico, SA de CV
Fecha: 12 de Junio de 2000
De Sicilia Falcón a los Arellano Félix, reconstruye Armando Ayala Anguiano
Los secretos del narcotráfico
Un reportaje novelado sobre los principales cárteles de la droga
De Sicilia Falcón a los Arellano Félix, reconstruye Armando Ayala Anguiano Los secretos
del narcotráfico
Sandra Licona
Los secretos del narcotráfico, libro del historiador y periodista Armando Ayala Anguiano, se
sumerge en la tradición del reportaje novelado, que Truman Capote utilizó para reconstruir
casos de asesinos seriales en A sangre fría y Ataúdes tallados a mano, para proporcionar el
perfil de al menos doce de los principales narcotraficantes que han operado en nuestro país:
desde hasta Alberto Sicilia Falcón, hasta la generación “de audaces, despiadados, tesoneros y
con habilidad de organización comparable a la de los buenos empresarios y políticos” que lo
sustitituyó: Manuel Salcido, Miguel Angel Félix Gallardo, Caro Quintero, Joaquín Guzmán
Loera, Héctor Luis Palma, Juan García Abrego, El Señor de los Cielos y los hermanos
Arellano Félix.
En el volumen, de próxima aparición, Ayala Anguiano, director de la revista Contenido,
observa también otras aristas del fenómeno del narcotráfico, pues considera que “sin éste no
se puede entender la historia de México en los años recientes”. Por eso, dice, le interesó
“precisar los detalles de la situación mexicana, y su relación con Estados Unidos”.
Y es que el autor de libros como Las ganas de creer y El día que perdió el PRI, está
convencido de que “así como los nazis culparon de todo lo que les pasaba a los judíos, los
Estados Unidos señalan a México como único responsable de un problema que allá se ha
traducido, mediante el incumplimiento de las leyes, en altos índices de consumo”.
—Nos endilgan el problema a los malvados mexicanos y colombianos —dice.
Para ilustrar esta teoría, Ayala recuerda el dicho de un célebre narco: “Si nos compran,
tenemos que venderles”.
Así, la investigación de este periodista reconoce que es gracias a los servicios informativos de
Estados Unidos, y al auxilio que les presta la DEA, “que en México sabemos el nombre y
conocemos el retrato de nuestros principales narcotraficantes, así como los de Colombia y
otros países latinoamericanos”. Sin embargo, a pesar de que también conocemos las
estimaciones mejor fundadas sobre las fortunas que acumulan estos delincuentes, la ubicación
de sus propiedades principales y sus modos de operación, e incluso qué empleados del
gobierno son quienes los protegen, “al llegar a la frontera todas las pistas desparecen”.
“Escasean noticias de que haya sido encarcelado algún aduanero norteamericano de los que
permiten el paso de enormes tráilers de marihuana, que primero han atravesado Tijuana,
Ciudad Juárez o Nuevo Laredo. ¿Acaso los aduaneros y los policías de Estados Unidos, son
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tan ingenuos o tan cortos de inteligencia que se dejan engañar por los malvados
narcotraficantes mexicanos? ¿Por qué no se difunden nombres y fotografías de algunos de los
principales cabecillas del narcotráfico en Estados Unidos, los grandes jefes que deben dirigir
una organización de proporciones extraordinarias para poder surtir a un país tan enorme y
plagado de drogadictos?” —se pregunta el autor.
Al centro de todo, sin embargo, Los secretos del narcotráfico constituye un rastreo
periodístico que relata la construcción de los principales cárteles de la droga.
—¿Cómo llegó a estos secretos del narcotr‡fico?
—A finales de los años 80 me retó un norteamericano que ten’a una peque–a agencia de
noticias en California, para que diera mi punto de vista, como mexicano, sobre el fenómeno
del narcotr‡fico. En lo personal, me enfurece el trato que nos da Estados Unidos, pero me sé
dominar porque no soy ap—stol sino periodista. Comenc este reportaje y de inmediato me di
cuenta de que la ra’z del problema estaba precisamente en Estados Unidos: nunca detect que
El se–or de los Cielos haya ido a Nueva York, a la 5 Avenida, a obligar con una pistola a los
yuppies a que consumieran su mercanc’a. Por otra parte, le’ varios libros que me ayudaron a
entender el contexto mexicano.
—¿Cómo logra acercarse o recuperar anécdotas de los principales capos del narcotr‡fico?
—El trabajo principal se hizo en la calle, porque hubiera sido muy aburrido contar historias
desde la perspectiva de otros libros. Lo que presento en este trabajo es c—mo surgi— el
narcotr‡fico en Mxico, c—mo se desarroll—, quienes son algunos de sus personajes reales. El
trabajo me llevó diez años, cosa que nunca han hecho los periodistas norteamericanos. Somos
los jud’os de los gringos y los colegas periodistas no se han interesado en este fenómeno, o la
corrupción perfectamente organizada de su país no se los ha permitido. Por eso me vi
obligado a completar con recursos novelísticos algunos capítulos que se desarrollan en
Estados Unidos.
—¿Cu‡ndo comenz— esta relaci—n de narcotr‡fico entre Mxico y Estados Unidos?
—Cuando enviaron a Sicilia Falc—n a Mxico. Antes sólo operaban peque–os traficantes,
conocidos como ‘bachicheros’. De pronto lleg— el primer gran capo, Falc—n, que ya ten’a
todos los arreglos, un enorme aparato de corrupción que podía ampararlo. En realidad, todo
nace en Estados Unidos. Pero los capos se encuentran con pa’ses corruptos como Mxico y
Colombia, y entonces hacen lo que les da la gana.
—Hable de lo que revela su reportaje, más allá de los datos y las anécdotas.
—La clave est‡ en que se debe reevaluar la legalizaci—n de la droga, el chiste de todo est‡ en
despenalizar el comercio y el uso de drogas: hasta podr’a ser un buen negocio para Mxico.
Dec’a un importante narcotraficante: `si ellos compran nosotros les vendemos', nada m‡s que
aqu’ se pueden comprobar impuestos, legalizar todo esto como el alcohol, y as’ habr’a un
mayor control del tráfico de estupefacientes.
Publicación: Crónica
Proveedor: Grupo Empresarial Periodistico, SA de CV
Fecha: 7 de Febrero de 1998
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Hace 23 años, la CIA metió una zancadilla a Moya Palencia, precandidato
presidencial: lo involucró en el narco y dañó su carrera
Hace 23 años, la carrera política de Mario Moya Palencia, entonces secretario de Gobernación
de Luis Echeverría, se desvió sorpresivamente de la ruta que seguía hacia la Presidencia de la
República. Informes de agentes de la CIA sobre supuestos nexos de Moya Palencia con el
narcotraficante Alberto Sicilia Falcón, fueron la causa del descarrilamiento del político
priista, según James Mills, un escritor estadunidense que basa sus novelas en informes
confidenciales de las agencias policiacas y de inteligencia estadunidenses. El autor se negó a
responder un cuestionario sobre una información que publicó en Estados Unidos en 1986 y
cuyo contenido no se ha traducido al español, ni se ha publicado en México, según indicó a
CRONICA un portavoz de la empresa editorial Dell. La agente comercial de Mills en Nueva
York dijo vía telefónica a CRONICA que "definitivamente" Mills no está dispuesto a hablar a
la prensa. El libro de referencia se titula El Imperio Subterráneo y lleva como subtítulo
"donde el crimen y los gobiernos se abrazan". El relato de casi mil 200 páginas describe con
detalle -inclusive reproduce diálogos- los hallazgos de agentes de inteligencia estadunidense
en países tan diversos como Tailandia, Colombia o Suiza. Mills dedica varias páginas al caso
de México, la detención y tortura de Sicilia Falcón, conocido traficante de origen cubano
radicado en México, que en los años 70 traficó con mariguana, principalmente, cocaína y
heroína. De acuerdo con la versión, los agentes Pat Gregory y Rich Gorman, entre otros,
descubrieron un hecho "alarmante": Falcón, con toda su riqueza y poder como "rey del
delito", no era más que un hombre común de la calle. Presidente, "casi con toda certeza"
Según la información proporcionada por informantes de los servicios de inteligencia
estadunidense, Sicilia Falcón "frecuentemente paseó a funcionarios de alto nivel de América
Latina en un Learjet. "Durante la investigación que siguió el arresto de Falcón, los agentes
descubrieron que uno de esos funcionarios había sido Moya Palencia, titular de Gobernación.
"El descubrimiento de la amistad de Falcón y Moya Palencia fue particularmente explosiva
porque (el secretario) estaba a la cabeza en la carrera para suceder al presidente Luis
Echeverría, como candidato del PRI". De acuerdo con el relato de Mills, "después de que su
nombre apareció en conexión con Falcón, el PRI rápidamente y sin ceremonias reemplazó a
Moya con José López Portillo. "Y López Portillo, desde luego, se convirtió en el siguiente
presidente de México. Si Falcón no hubiera sido arrestado, Moya Palencia se habría
convertido en presidente, casi con toda certeza".
AHV/ MMV/FACC/DGEI-247-05
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INTELLIGENCE AUTHORIZATION ACT FOR FISCAL YEAR 1999 (House of
Representatives - May 07, 1998)
A Tangled Web: A History of CIA Complicity in Drug International
Trafficking
Institute for Policy Studies
JUNE 1975
Mexican police, assisted by U.S. drug agents, arrest Alberto Sicilia Falcon, whose Tijuanabased operation was reportedly generating $3.6 million a week from the sale of cocaine and
marijuana in the United States. The Cuban exile claims he was a CIA protege, trained as part
of the agency's anti-Castro efforts, and in exchange for his help in moving weapons to certain
groups in Central America, the CIA facilitated his movement of drugs. In 1974, Sicilia's top
aide, Jose Egozi, a CIA-trained intelligence officer and Bay of Pigs veteran, reportedly lined
up agency support for a right-wing plot to overthrow the Portuguese government. Among the
top Mexican politicians, law enforcement and intelligence officials from whom Sicilia
enjoyed support was Miguel Nazar Haro, head of the Direccion Federal de Seguridad (DFS),
who the CIA admits was its `most important source in Mexico and Central America.' When
Nazar was linked to a multi-million-dollar stolen car ring several years later, the CIA
intervenes to prevent his indictment in the United States.
Fuente: http://www.fas.org/irp/congress/1998_cr/980507-l.htm
AHV/ MMV/FACC/DGEI-247-05
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