RAICES Y FAROS DE LUZ DEL LIDER

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Raíces y Faros de Luz del Líder.
RAICES Y FAROS DE LUZ DEL LIDER
Dr. José Fardella R.
Abstract:
“El liderazgo es arte y ciencia a la vez. Los métodos analíticos pueden ser útiles en las ciencias,
pero el instrumento principal del líder como artista es el mismo y la creatividad de su propia
personalidad…El líder, tiene muy en cuenta la máxima “conócete a ti mismo” para poder gestionar
algunos de los efectos perniciosos que puede provocar inconscientemente. “Si el líder no
comprende sus propios actos…puede convertirse en portador de problemas y no en quien debe
resolverlos” (Bennis y Slater, 1999). Si no existe auto liderazgo, no existirá liderazgo, que llegue al
corazón de su gente, la motive e inspire con fines trascendentes. El líder es manso y humilde de
corazón, respetuoso, responsable y honesto, primero consigo mismo y luego con los demás”
(Fardella, 2011).
Los líderes que demuestran empatía y adaptabilidad a los estados de ánimo de los demás,
afectan tanto su propia química cerebral como la de sus seguidores. (Goleman y Boyatzis,
2008). Ellos definen Inteligencia social como: “un conjunto de competencias interpersonales
construidas sobre circuitos neuronales específicos que inspiran a los otros a ser eficaces”.
No conocen métodos claros para fortalecer las neuronas sociales: espejo, fusiformes y
osciladores; son miles que se activan por segundo durante cualquier encuentro, y sus
patrones exactos de activación permanecen elusivos. La única forma de desarrollar
eficazmente su sistema de circuitos sociales es emprender la dura tarea de “cambiar su
conducta”. (Goleman, Boyatzis y Mckee, 2001).
Cambiar la conducta y desarrollar eficazmente su sistema de circuitos sociales como
señalan, es un proceso. Un líder, cambia de adentro hacia afuera en las esferas del
pensamiento (Razón) y sentimiento (Amor). Luego se refleja e irradia en sus actitudes y
comportamientos “prudentes” (Respeto, Responsabilidad y Honestidad), ósea, “integridad
personal“(Libertad, Armonía interior y Sabiduría). Esta competencia, conlleva a la
“capacidad de influir”, motivar e inspirar (Fardella, 2011). Obrar de adentro hacia fuera,
consiste en educar y obedecer a nuestra conciencia, ese don humano exclusivo que
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distingue la congruencia y la disparidad con los principios (valores) perennes y nos eleva
hacia ellos.
El líder, acepta la responsabilidad para consigo mismo, y desarrollando sus propias
competencias puede dar significado a su vida. La productividad es la relación activa y
creadora del líder para: consigo mismo, su prójimo y la naturaleza. Esta, alude a tres
dimensiones y valores que se relacionan: el pensamiento (la razón), el sentimiento (el
amor) y la acción (trabajo productivo) (Fromm, 1982).
La productividad en la esfera del pensamiento la manifiesta en la comprensión del mundo
a través de la razón y la verdad:
El líder por el pensamiento disfruta de libertad sin límites, puesto que no reconoce
trabas. Puede contener su manifestación, pero no anonadarlo, ya que tiene la libertad
de pensar y de obrar. Sin libre albedrio, el hombre seria una maquina. La conciencia
es un sentimiento íntimo que le pertenece, como todos los otros, según sean sus
pensamientos estará su conciencia (libertad de conciencia). Pensamiento y
conciencia no son sinónimos. El pensamiento es solo un pequeño aspecto de la
conciencia. Este, no puede existir sin la conciencia, pero la conciencia no necesita al
pensamiento. “Existe una dimensión de la inteligencia personal poco explorada en las
elaboraciones de Gardner (1987): el papel de las emociones” (Goleman, 1996). La
mente es pensamiento y emociones, estas producen cambios en la bioquímica del
cuerpo, y estos cambios representan el aspecto físico o material de la emoción: la
reacción del cuerpo a su mente.
Es Honesto capaz de amar y de construir, de ser libre a través de la verdad y la
integridad. La honestidad implica amor a los demás, pero sobre todo amor así mismo,
en términos de tranquilidad, libertad y paz interna (Silíceo, 2001). Un líder debe
distinguirse por su integridad. Siempre habla y actúa con la verdad, estando presente
en él en todo momento. Esa honestidad mental que caracteriza a los triunfadores, es
el magneto natural que él emplea sin proponérselo para atraer a sus seguidores. “La
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honestidad y transparencia acerca del tipo de autoridad que usan los lideres y la
justicia del procedimiento en la toma de decisiones, es esencial para lograr el
compromiso del equipo” (Abarca, 2002).
Responsabilidad. Hoy en día suele usarse ese término para denotar un deber, algo
impuesto desde el exterior. Pero en su verdadero sentido, es un acto enteramente
voluntario, constituye mi respuesta a las necesidades expresadas o no, de otro ser
humano. La responsabilidad no es un deber impuesto a uno desde afuera, sino mi
respuesta a algo que “siento” que me concierne (Fromm, 1966).
La autonomía, está dentro de las características de la libertad, implica también la
capacidad de elegir con libertad y de gobernarse a sí mismo.
Muchas personas
permiten que otros individuos, decidan por ellos, pero los autorrealizados (líder) llegan
a sus propias decisiones y asumen la responsabilidad por su persona (Maslow, 1970).
Respeto no significa temor y sumisa reverencia; denota, la capacidad de ver a una
persona tal cual es, tener conciencia de su individualidad única. El respeto solo es
posible si yo he alcanzado independencia, y solo existe sobre la base de la libertad
(Fromm, 1966).
La prudencia consiste en dirigir bien la vida del hombre, es deliberar con corrección
acerca de lo que es el bien o el mal para el hombre. Representa un paso intermedio
entre inteligencia y personalidad (Sternberg y Ruzgis, 1994), y en la intercesión de
estos dos constructos se encuentra la cognición aplicada a la vida diaria. “Prudencia:
es aquel hábito que a la vez sostiene y perfecciona el acto humano” (Gandolfo y
Barón, 1994). En relación a la “prudencia” Goleman (1999), expresa que: La zona prefrontal es sede de la memoria operativa: la capacidad de prestar atención y registrar
cualquier información destacada. Es vital para el entendimiento, la planificación y la
toma de decisiones, el razonamiento y el aprendizaje. “Funciona en plenitud cuando la
mente está en calma” (Armonía interior).La autorregulación (el manejar los impulsos
y sentimientos inquietantes) depende del funcionamiento de los centros emocionales,
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en tándem con los centros ejecutivos del cerebro en las zonas pre frontales. Estas
dos habilidades primarias (manejar impulsos e inquietudes) están en el corazón de
cinco aptitudes emocionales:
 Autodominio (estabilidad emocional), gestionar efectivamente emociones e impulsos
perjudiciales. Las personas que poseen esta actitud:
a) Manejan bien los sentimientos impulsivos y las emociones perturbadoras.
b) Se mantienen compuestas, positivas e imperturbables aún en momentos difíciles.
c) Piensan con claridad y no pierden la concentración cuando son sometidas a presión.
 Confiabilidad y escrupulosidad, mantener la integridad y responsable del desempeño
personal. Las personas con esta actitud:
-
En cuanto a confiabilidad.
a) Actúan éticamente y están por encima de todo reproche.
b) Inspiran confianza por ser confiables y auténticas.
c) Admiten sus propios errores y enfrentan a otros con sus actos faltos de ética.
d) Defienden las posturas que responden a sus principios, aunque no sean aceptadas.
-
En cuanto a escrupulosidad.
a) Cumplen con los compromisos y las promesas.
b) Se hacen responsables de satisfacer los objetivos.
c) Son organizados y cuidadosos en el trabajo.
 Innovación y adaptabilidad, abiertos a ideas y enfoques novedosos, y son flexibles para
reaccionar ante los cambios. Las personas con esta actitud:
-
En cuanto a la innovación.
a) Buscan ideas nuevas de muchas fuentes distintas.
b) Hallan soluciones originales para los problemas.
c) Generan ideas nuevas.
d) Adoptan perspectivas novedosas y aceptan riesgos.
-
En cuanto a la adaptabilidad.
a) Manejan con desenvoltura exigencias múltiples, prioridades cambiantes y mudanzas
rápidas.
b) Adaptan sus reacciones y tácticas a las circunstancias mutantes.
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c) Son flexibles en su visión de los hechos.
Lo descrito señala que el valor personal, la prudencia una de las virtudes cardinales
(templanza, moderación y discernimiento), conlleva al valor final de la sabiduría,
conducta prudente en la vida.
El líder, se desprende de sus emociones negativas e intenta vivir libres de ellas, no
solo por su salud, sino, sobre todo, por su paz interior. Perdonando y tomando una
actitud tolerante, comprensiva y compasiva. Perdonar es una opción para hallar la
paz y vivir plenamente la vida (Luskin, 2008).
La Alegría. El “humor”: ayuda a potenciar el sistema inmunológico, disminuye el
cortisol e incrementa las endorfinas, aliviando las tensiones; las personas que reciben
clases con humor muestran un aumento significativo en la retención de lo
enseñado (Aprendizaje); quienes tienen sentido del humor producen una mejor
labor que otros (Jonás, 2004). Otras investigaciones demuestran que las personas
que poseen sentido del humor son más productivas, creativas y experimentan una
mayor satisfacción en el trabajo (Hemsath y Yerkes, 1997).
En las esferas del sentimiento, la orientación productiva la expresa a través del amor, del
sentimiento de unión con: los hombres, el trabajo y la naturaleza:
El “presentimiento” del líder, es el consejo íntimo y oculto de su “sentimiento”. No es
una emoción que depende de un estimulo externo, sino, de un sentimiento íntimo que
envuelve todo su ser y nace de lo más profundo de su corazón: consciente de su
inconsciente (su espíritu). “Tradicionalmente los modelos de la inteligencia no han
reconocido el hecho de que la racionalidad está guiada y, a veces, inundada por el
sentimiento. La psicología ha empezado a reconocer el papel esencial de los
sentimientos en el pensamiento” (Abarca, 2006).
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El “instinto” y su efecto sobre la toma racional de decisiones. “El enfoque racional
proporciona un marco de acción, lo cual garantiza que nada se omita, que se eviten
dificultades y que se apliquen las mejores prácticas. El enfoque intuitivo aporta la
inspiración, el discernimiento y el instinto necesario para identificar y explorar las
mejores opciones” (Kourdi, 2009). Nuestros sentimientos intuitivos guían nuestra
toma de decisiones hasta el punto en que nuestra mente consciente es capaz de
hacer buenas elecciones (Hayashi, 2001). El “corazón” no es solo una bomba; es un
órgano que siente y piensa. Pero a diferencia de la mente racional, piensa y siente
intuitiva y creativamente con amor y compasión (Chopra, 2008). “Sobre toda cosa
guardada, guarda tu corazón; Porque de el mana la vida” Pr. 4:23. “Porque la vida de
la carne en la sangre está,…” Lv. 17:11.
El líder crea desde un lugar de no mente (conciencia sin pensamiento), de quietud
interior. Grandes científicos señalan que sus logros creativos llegaron en un momento
de quietud mental. El pensamiento “juega solo un papel subordinado en la breve y
decisiva fase del acto creativo en sí mismo” (Koestler, 1989). La libertad y la armonía
interior son las raíces de la Creatividad, que nace de la sabiduría.
La sabiduría, es el conocimiento de aquellas realidades que están por encima del
hombre: la ciencia teórica y, de un modo especial, la metafísica. En el ejercicio de
esta virtud, que constituye la perfección de la actividad contemplativa, el hombre
(líder) alcanza la máxima felicidad y llega a rozar lo divino (Reale y Antiseri, 1988).
La libertad, en el sentido de no tener impedimentos de verse libre del anhelo de tener
cosas, del propio ego, y de su propio cuerpo, siendo la condición para amar y ser
productivo. Y necesaria para la felicidad y para la virtud (Fromm, 1966).
La confianza, solo es ganada con verdad que nace de la honestidad y con ella la
armonía interior, que implica paz interior, de la cual se deriva la seguridad: Fe. Que
surge del interior del ser. Es un rasgo espiritual no terrenal.
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Ama a tu prójimo como a ti mismo, implica que el respeto por la propia integridad y
unicidad, el amor y la comprensión del propio sí mismo, no pueden separarse del
respeto, amor y comprensión de otro ser. El amor a sí mismo está inseparablemente
ligado al amor a cualquier otra persona. Amor es: la fuerza principal para cualquier
acción y la base más sólida de cualquier relación humana; y la práctica de un poder
humano, que solo puede realizarse en la libertad y “jamás” como resultado de una
compulsión (Fromm, 1994). “Ama y haz lo que quieras”, quien conoce la verdad
conoce aquella luz, y quien conoce aquella luz conoce la eternidad. “El amor es lo que
conoce” (San Agustín De Hipona, 1988).
La productividad en la esfera de la acción la manifiesta en el trabajo productivo, en la labor
realizada para: su propio bienestar, el de los demás y la naturaleza:
La experiencia de la unión, con el hombre, o, desde un punto de vista religioso, con
Dios, no es irracional. Es el conocimiento que nunca captaremos el secreto del
hombre y del universo, pero podemos conocerlos, sin embargo, en el acto de amar.
Cuidado-responsabilidad- respeto- conocimiento son mutuamente interdependientes.
Estas constituyen un síndrome de actitudes que se encuentran en la persona madura
(líder); aquel que desarrolla productivamente sus propios talentos, que solo desea
poseer lo que ha ganado con su trabajo, que ha renunciado a sueños narcisistas de
omnisapiencia y omnipotencia, que ha adquirido humildad basada en esa fuerza
interior que solo la genuina actividad productividad puede proporcionar (Fromm,
1994).
La “actividad productiva” se caracteriza por el intercambio rítmico de la actividad y el
reposo. El trabajo (la acción), el amor (sentimiento) y el pensamiento productivo son
posibles únicamente si la persona (líder) cuando es necesario, puede estar sosegado
(armonía interior) y solo consigo mismo (libre de pensamientos). Ser capaz de prestar
atención a sí mismo es un requisito previo para tener la capacidad de prestar atención
a los demás; el sentirse a gusto con uno mismo es la condición para relacionarse con
otros (Fromm, 1966). El acto de acción productiva del líder en todos los ámbitos de su
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vida es, cuando el “yo interno”, la acción realizada por el “yo”, y el destino de esa
acción, son un todo único e indivisible.
Sus valores personales finales: libertad (no apego). Esta, le permite aislarse del caos que
rodea a otros, son creativos y espontáneos. La “autonomía”, implica la capacidad de elegir
con libertad y gobernarse a sí mismo, “autodominio”, dominio de uno mismo durante los
estados de placer, dolor y cansancio, cuando se está sometido a la presión de las pasiones
y de los impulsos; armonía interior, paz que nace del corazón, que sobrepasa todo
entendimiento y que guarda los pensamientos y sentimientos del líder. Con esta seguridad:
Fe, llega a sus propias decisiones y asume la responsabilidad por su persona, proyecta un
alto grado de confianza. Confía en sí mismo, en su misión en la vida, en los demás y en la
naturaleza; sabiduría, la irradia y está presente en todos los procesos de su pensamiento
(razón), y en la esfera de la acción manifestada en su trabajo productivo. La cual, se ve
reflejada en actitudes y comportamientos prudentes con sus semejantes y la naturaleza.
De sus valores personales finales, que son las raíces de su corazón, siente, que su vida
tiene sentido y esta lo conlleva a su realización personal y máxima felicidad. Esto lo logra
usando y desarrollando sus propias competencias:
 En la esfera del pensamiento la orientación productiva se manifiesta en los faros de luz de su
conciencia, sus valores personales instrumentales intrapersonales: respeto, responsabilidad y
honestidad, que los conlleva a la capacidad de perdonar e irradiar alegría.
 En la esfera del sentimiento la orientación productiva se expresa a través de las raíces de su
corazón, sus valores personales finales intrapersonales: armonía interior, libertad, y sabiduría,
que lo conllevan a la realización personal y felicidad.
 En la esfera de la acción la orientación se manifiesta en el trabajo productivo, labor realizada
para: su propio bienestar, los demás y la naturaleza. A través de sus valores personales
instrumentales interpersonales: responsabilidad (autonomía-autodominio), respeto (prudencia) y
honestidad (verdad), con llevan a: la capacidad de perdonar e irradiar alegría en todas sus
actitudes y comportamientos.
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Estos tres sistemas caóticos: pensamientos, sentimientos, actitudes y comportamientos, se
auto organizan a sus respectivos a tractores: los valores instrumentales intrapersonales,
son los faros de luz de su conciencia (pensamientos). Los valores finales intrapersonales,
son las raíces de su corazón (sentimientos). Y los valores instrumentales interpersonales
que guían todas sus actitudes y comportamientos. Conforman un sistema caótico integral y
total: el líder. Como persona, tiene las competencias de: Conocimiento y entendimiento de
sí mismo (autoconciencia) y Motivación trascendente, apertura a necesidades del prójimo
(libertad), ambas posibilitan; el auto liderazgo (autogestión) y la sintonía con su prójimo,
compasión (conciencia social); y de la adecuada fusión de las dos (autogestión-conciencia
social), nace el talento de las relaciones: la prudencia.
Es manso y humilde de corazón, no es inferior a los demás, sino que se siente: libre de su
propia importancia. Sus características: estabilidad emocional (autonomía-autodominio),
extroversión (asertivo-sociable), adaptabilidad (flexibilidad-cambio), prolijidad (responsables
de sus actitudes- comportamientos), apertura (abiertos a ideas- innovación). De la humildad
aflora la competencia “integridad personal”, implica credibilidad y confiabilidad: “Justo”.
Esta competencia, no ocurre aislada de la “capacidad de influir”, que implica comprometer y
persuadir hacia un fin valioso, trascendente. Se da solo en el “face to face” presencia física,
el motivar e inspirar hacia la productividad, creatividad e innovación (gestión del talento). Y
finalmente “reproducir el liderazgo” en toda la organización, confiar en la capacidad y
responsabilidad de su gente, y de forma progresiva delegar autoridad y poder.
En esta investigación no hubo ningún líder que tuviese los cinco valores personales:
instrumentales y finales. Pero si existió un líder trascendente hace más de dos mil años…
que tuvo en las raíces de su corazón: la libertad, no apego, incluso a su propia vida; la
armonía interior, paz; y sabiduría, discernimiento de corazón. Nos dijo: “…y aprended de
mi, que soy manso y humilde de corazón; y hallareis descanso para vuestras almas;” Jesús
de Nazaret. Nos enseño con su vida: humildad. Negarse a sí mismo… El fruto de su
corazón (espíritu) es amor: gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y
templanza; contra tales cosas no hay ley. Para el justo no hay ley,…él para sí es ley. Y
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estando en la cruz expresó…”Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”. Sus
pensamientos, actitudes y comportamientos, eran guiados por los faros de luz de su
conciencia: el respeto, la responsabilidad y la honestidad. Y las raíces de su corazón a la
capacidad de perdonar y de irradiar alegría.
Potencial de los valores personales del líder para: la gestión.
Los cinco valores personales instrumentales y los cinco valores personales terminales son:
a. Un potencial “operativo” y “estratégico” en las organizaciones y en sus equipos de trabajo.
Causan efectos en la estrategia, estructura, sistemas, procesos, políticas de personal y
productividad de la organización.
b. Son requisitos básicos para las “habilidades estratégicas”. Capacidad para: visualizar el futuro
(visión clara), un fuerte sentido de rumbo, con flexibilidad al cambio (aprendizaje), y al
desarrollo del talento humano (energía).
c. Las bases para “motivar” e “inspirar”, manifiestan su identificación con la gente, se interesan
por su trabajo y su persona. Siente: compasión (empatía).
Los valores responsabilidad, honestidad y respeto le permiten un comportamiento “asertivo”
e inspirar “confianza”. Sin ellos no existirá: confianza mutua, comunicación espontánea y
apoyo mutuo, esta, es la traducción de la confianza y de la comunicación espontanea; a su
vez, la base de ambas. Estas tres condiciones están enlazadas entre sí en un circuito
cerrado, si falta una de ellas, el circuito se deshace.
Los valores respeto, responsabilidad y honestidad, mas
la libertad, armonía interior y
sabiduría tienen: una incidencia positiva en “productividad”, “creatividad” y satisfacción en
el trabajo. Además la competencia de “integridad personal” y “capacidad de influir” en el
prójimo.
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