126 R. Iacub • J, Jaskiíevich • A. Kabanchik • D. Matusevich ra. Alicia Kabanchik: Mi idea es compartir con ustedes una experiencia que vengo realizando desde hace cinco años en ei Hospital Santojanni, donde tenemos un Centro de Estudios de Demencia. Cuando comenzamos a trabajar allí me quedó muy Demencias. Una mirada psicoanalítica 127 128 R. lacub • J. Jaskiíeoich * A. Kabanchik • D, Matusrvu ¡i en claro la importancia de hacer un diagnóstico de las demencias desdo el punto de vista clínico, porque al lado de las demencias degenerativa-,, de las vasculares y de las mixtas, existen demencias que son reversibles y en las cuales una adecuada atención médica sobre ellas puede determinar su mejoría. Pero, por otro lado, me llamó la atención que en los pacientes con demencias degenerativas se podían detectar situaciones traumáticas que habían padecido en un lapso no mayor de un año antes y que se traducían en duelos que no se habían podido elaborar. Es importante recalcar que pasados tos 50 años es una época muy propensa para los duelos frente a situaciones que, estando altamente investidas narcisísticarnente, al verse interrumpidas bruscamente configuraban una situación depresiva que Marty describe como la depresión esencial, esto es, un tipo de depresión sin culpa ni autorreproche, una depresión sin objeto. Pasado un tiempo aparecía, si sus series complementarias se lo permitían, una manifestación de demencia. Siguiendo los estudios de Marty y de la Escuela Psicosomática de París, el planteo es que frente a una situación traumática el paciente entra primero en una desorganización de orden psíquico para pasar luego a una de orden somático. Esta hipótesis nos sirvió para aplicaría ai estudio de más de 100 pacientes, que es lo que tenemos visto hasta eí momento en nuestro servido. Voy a comentar algunos de estos casos. Tenemos el caso de una señora de 65 años que dedicó toda su vida al trabajo de bancaria; esta tarea 3e daba todo el sentido a su vida. De pronto la jubilan y dentro del año aparece ei síndrome demencial. Un segundo caso es también de un bancario de 53 años que había llegado a desempeñar altos puestos, pero lo empiezan a desplazar por distintos destinos en el interior del país, lo que conlleva a que no pierda su puesto, pero sí su situación jerárquica. Frente a esta pérdida aparece bastante rápidamente el síndrome demencial. Un tercer caso es el de una paciente muy dependiente en relación a su esposo, que a raíz de una enfermedad invalidante de éste tiene que comenzar a moverse más independiente; no lo tolera, aparece la depresión esencial y luego la demencia. Tenemos muchos casos, pero lo que quisiera profundizar en este momento es eí tema de lo que podríamos llamar la atención primaria, porque si nosotros, cuando recibimos a un paciente con un duelo no Demencias. Una mirada psicoanalítica 129 elaborado, intentamos poder transformar esta situación en un dueio más mentaíizado, creo que existe la posibilidad de que este síndrome no aparezca o que lo haga más tardíamente. Esto podría ser realmente importante. La Escuela Psicosomática de París retoma la clasificación de Freud de neurosis actuales y psiconeurosis y entiende la enfermedad psicosomática como una neurosis actual, y por lo tanto el trabajo psicoterapéutíco en este tipo de situaciones sería el de neurotizar al paciente. Ahora bien, ¿qué hacemos cuando ya tenemos al paciente con una demencia instalada? Le Guess, que a mi gusto es el autor con quien más me identifico en cuanto a la teorización del abordaje psicoanalítico de Sas demencias, dice que el abordaje psicoterapéutíco de las demencias es un romance de ternura. Y creo que es así. Creo que con estos pacientes tengo un inmenso romance de ternura. 130 i?, lacub • J. Jasküeoich • A Kabanchik • D. Matusevlch Les voy a leer un pedacito muy chiquito de la última sesión que tuvo; la semana pasada con uno de elios: "No es que sea mucha la mejoría, pero estoy mentalmente mejor. No se va a salvar. Estuve mucho tiempo trabajando, este.., este... haciendo... ¡qué bárbaro que estoy!... ese maestro de... de...". Yo le digo: "... de pintura". "Sí, pero quería ver si podía conseguir una caja. Yo creía que una de las chicas —se refiere a una de sus nietas— iba a pintar, pero me falló. Yo tengo muchos elementos de pintura ¿no le conté cómo conseguí los pinceles? Debo tener una millonada. Cuando la gente viajaba les decía ¿me traes de Francia los pinceles? Tengo unos pinceles hermosos... pero ella no quiso". Yo le pregunto: "¿y el abuelo quiso?" "Sí, encontré cosas que hice. Y ahora estoy haciendo otra cosa que no sé cómo se llama. Un capullo rojo y tallo verde... ¡qué bien que estoy funcionando!... siempre tengo una palabreja que se me atranca". Yo le digo, "pero ahora no se le atranca". "Pero se me escapan, me quedo sin palabras. Pintando, dibujando con los pinceles". A partir de este trozo de sesión, al hablarles de este romance de ternura es lícito preguntarse, ¿qué estoy haciendo yo con este paciente? Le Guess dics que un paciente demente es alguien que tiene una parte de su aparato mental que funciona y otra que no. Quiere decir que nosotros tersemos un paciente-que-por momentos tiene ideas delirantes, tiene alucinaciones, tiene momentos de euforia, momentos de recuerdo y un aumento del saber afectivo, de la memoria afectiva. Si podemos acercarnos ai paciente en lo que se üama la reanimación, término utilizado por la Escuela Psicosomética de París, es decir, acercarnos tratando de reanimar su deseo, tratando de rearmar trozos de su historia, troEos de su lenguaje, esta actitud hace que el paciente se abra de la actitud de repliegue que suele tener; insisto, no sólo de regresión sino de repliegue. Cuando encuentra un interlocutor váiido que está dispuesto a escucharlo, a acoger ese material, se abre y si detecta que no —porque son muy sensibles™ vuelve al repliegue. Poco a poco, en la medida en que Sos pacientes se abren nos van trayendo trozos de su historia con los cuales podremos ir rearmándola. Muchas veces nos cuentan cosas que ya sabemos, pero poder escucharlas como si fuera la primera vez les permitirá sentirse más confiados con nosotros e Integrar este material a su historia. Le Guess también plantea que dentro de la transferencia con este tipo de pacientes se viven tres momentos: uno preliminar, uno indiferenciado Demencias. Una mirada psicoanalítica 131 y un tercero en espejo, donde ei paciente toma un poco de nuestra energía, de nuestra iibido. Es decir que nosotros hacemos un poco el camino inverso que con las neurosis. Este no es un paciente que viene a vernos porque quiere analizarse; este es un paciente que lo traen, pero que no tiene deseos de analizarse, sólo tiene deseos de que lo escuchen, de que se ocupen de él como de una persona con una enfermedad y que no lo dejen tirado en un rincón o que sea tratado como una enfermedad. Desde este aspecto de reanimación, desde esta transferencia especial, este paciente puede tomar este aspecto nuestro, iníroyectarlo y movilizar cierto tipo de representaciones, que al hacerlo comienzan a generar pensamientos, en algún momento muy rudimentarios y en otros más elaborados. Antes se pensaba, desde el punto de vista neurológico, en la correlación que había entre las placas seniles constituidas por depósito de beta amiloide, la degeneración neurofibrilar y la severidad de la demencia. Esto no se pudo poner en evidencia. Hoy se sabe que la problemática está en ei grado de sinapsis que están alteradas. También sabemos que nosotros utilizamos la mitad de nuestro hemisferio cerebral y, por lo tanto, todo este trabajo de estimulación tiende a poder trabajar sobre estos circuitos que, digamos, no están ordenados. Cuando ei paciente está en esta actitud de regresión nosotros, muchas veces, no entendemos qué está pasando con sus objetos internos, ¿existen? ¿no existen? ¿están desmembrados; hay representación? ¿Qué está pasando? Solamente en el curso de la psicoterapia podemos ir viendo cuánto hay de desmembramiento y cuánto de conservación. La presencia del terapeuta frente a frente funciona como un organizador visual de estos jirones de representación y muchas veces, cuando no ven los objetos, éstos devienen robados, porque cuando las representaciones están muy alteradas y no tienen la capacidad de mover objetos internos se producen las alucinaciones. Pero este tipo de alucinaciones mejoran cuando se instala dentro de su campo perceptivo la presencia de alguien que funciona como ordenador. No mejoran cuando se los medica con neuroíépticos, sino cuando aparece alguien integrador de estos restos desmembrados. Cuando desaparece de la visión dei demente el objeto que integra, tiende a aparecer ía alucinación y toda ía sintomatología del orden psiquiátrico. 132 R. hcub • J. Jasklíeoich • A. Kabanchlk • 1). Matusculch Por eso creo que el terapeuta cumple varias funciones: la reactivación del saber afectivo, el poder ayudarlo a que vaya armando este pensamiento deficitario, a la evocación de situaciones placenteras de su vida y a la reconexión, como en este paciente del cual íes habié, que es un paciente que pintó toda su vida y para quien volver otra vez a la pintura es muy importante para la evolución de su enfermedad. Hay que pensar entonces que la importancia dei abordaje psicoterapéutico es mejorar la calidad de vida de estos pacientes que, por otra parte, viven entre 3 y 15 años. Se comprende fácilmente que mejorar la calidad de vida individual y familiar es algo sumamente necesario en estos casos, Dr. Daniel Matusevich. "Los clásicos son esos libros que nos llegan trayendo impresa la huella de las lecturas que han precedido a la nuestra, y tras de sí la huella que han dejado en la cultura o en las culturas que han atravesado". En 1921 Ferenczi, 1 en su artículo "Aporte a la comprensión de la psiconeurosis en la edad involutiva", presenta el estudio de la distribución de la libido en los casos de edad muy avanzada, corno paso posible a la comprensión de ios cuadros "ciertamente confusos" de demencia senil. No se está refiriendo a la demencia precoz de Kraepelin ni a las parafrenias de Freud, o a la esquizofrenia de BleuSer, sino al cuadro descripto en 1816 por-Esquirol, 2 quien ya había dífereríciado la demencia de la idiocia o deficiencia mental congénita, y en 1838 había utilizado por primera vez el término "demencia senil". Nos dice Ferenczi: "Hasta el presente sólo se han tomado en cuenta las consecuencias de la atrofia cerebral senil pero aparte de este aspecto también sería posible explicar algunos de los síntomas como signos de la alteración senil de la libido, otros como intentos de superación de esto último y otros como fenómenos residuales". 1 2 Ferenczi, S., 1966. Ver Krassoievitch, M., 1988. Demencias. Una mirada psícoanalítica 133 El artículo nos proporciona un interesante punto de partida al tomar en cuenta lo orgánico ("atrofia cerebral"), aunque no en detrimento de lo psicológico ("distribución de la libido"). Lo que aquí surge es un concepto que está —o por lo menos estuvo— en todas las definiciones de esta enfermedad y que es el de ii reversibilidad del cuadro, como consecuencia de que se produce por lesiones orgánicas en el cerebro (de tipo vascular, tóxico, traumático, degenerativo o infeccioso). En relación a la organicidad, quisiera agregar que los estudios más avanzados en anátomo-patología nos aclaran que no hay correlato entre los síntomas demenciales y las lesiones detectadas. Esta polaridad orgánico-psicológica contribuyó en gran parte a que estas personas permanecieran en una especie de "tierra de nadie" ya que, por un lado, muchos psicólogos se desalentaban rápidamente frente a la aparición del fantasma de lo orgánico —que en este caso va asociado al concepto de irreversibilidad—; y por otro lado, la mayoría de los médicos sólo atinaban a pedir estudios cada vez más complejos y a medicalizar a los pacientes, creando en muchos casos nuevas enfermedades y generando una situad ón a !a que Saivarezza3 dio en llamar "ritual técnico", haciendo alusión a la reducción de la capacidad de autonomía de estos individuos, transformándose la atención de estos pacientes en una práctica "cientificista sin sujeto". Hace ya bastante tiempo que la irreversibilidad de las lesiones nerviosas ha dejado de ser un dogma. Se ha demostrado4 que el cerebro es capaz de una cierta regeneración de las células nerviosas y de reorganizar sistemas neuronaíes. Entre estas contradicciones y paradojas es inevitable que el paciente se pierda. Un intento por recuperarlo podría ser la conformación de una semiología psicodinámica de estos cuadros a la manera que existe en otras patologías como paso previo a la comprensión de los mismos: es en este sentido que propongo rescatar y profundizar las ideas planteadas por Ferenczi y otros autores clásicos. En una primera aproximación podemos pensar que dicha semiología debería abarcar la memoria, la percepción, la organización de los 3 4 VerSalvarezza, L., 1991. Ver Andrés, H., 1987 y Noel, P., 1991. R. ¡aciib • J. Jaskllevich * A. Kabanchlk • D. Matuseulch 134 movimientos, ei lenguaje, la atención, el juicio y la capacidad de abstracción. Los síntomas que alteran estas funciones determinarán la forma en que estos pacientes perciben el mundo. Entiendo a las demencias como reacciones que pueden sobrevenir en distintos tipos de personalidad y que están relacionadas con la imposibilidad de mantener un manejo omnipotente del tiempo con el objeto de negar los límites y la propia finitud, deteniéndose la irrupción de recuerdos en la conciencia a través de los olvidos de la memoria, desconociendo la realidad mediante las fallas de la percepción, desconectándose del mundo por medio de los trastornos del lenguaje y del juicio, aislándose a través de las pérdidas en la capacidad de abstracción. Alteración senil de la libido; parafraseando la pregunta que Freud se plantea con respecto a los esquizofrénicos, podríamos preguntarnos: ¿cuál sería el destino de la libido sustraída a los objetos en los casos de demencia? ¿En qué consistiría dicha alteración senil? Es posible conjeturar que el aparato psíquico se desmonta en forma progresiva. A diferencia del "delirio de grandeza" que procura el dominio psíquico de los volúmenes de Ubido y permite el intento de restitución, ío que aquí observamos es una disminución en la producción de libido y una laxitud de las catexias libidinaíes que se hacen más flojas y más externas. Considero necesario continuar profundizando la investigación en relación a qué ocurre con la libido en los casos de demencia. Siguiendo con estas ideas sugiero pensar las alteraciones de la memoria como efecto fundamental de la desarticulación del aparato psíquico. Volviendo a Ferenczh "(,..] tengo la impresión de que es muy probable que la pérdida de receptividad de nuevas impresiones, a la vez que su retentiva para los recuerdos lejanos, puede ser consecuencia fio de lesiones histopatoíógicas cerebrales, sino de un empobrecimiento de la libido objetal disponible". Para enriquecer nuestro análisis, considero pertinente hacer un breve recorrido por distintas concepciones sobre la memoria. Freud, en "El Proyecto de una psicología para neurólogos",5 diferencia 5 Freud, S.t 1987. Demencias. Una mirada psicoanalítíca 135 dos tipos de células nerviosas, las "de percepción" y las "de recuerdo", que son las que se modifican y quedan en un "estado otro" y así dan por resultado la posibilidad de constituir la memoria. Janet,6 influido por Darwin y Spencer, plantea que la memoria, al igual que el tiempo, es el producto histórico del desarrollo de la humanidad; es decir que destaca el aspecto evolutivo y social de la memoria al afirmar que ciertos "comportamientos sociales" {por ejemplo, ceremonias y calendarios) tienen una gran importancia al momento de fechar los recuerdos. Bernard7 localiza la memoria, no en las partículas constitutivas del organismo, sino en un sistema especial que controla la multiplicación de las células y su diferenciación. Bergson8 describe dos memorias: una superficial, anónima, asimilable al hábito y dirigida a la utilidad, con vistas a la acción y a la atención a la vida, y la otra una memoria personal, profunda y libre, llamada independiente por su enlace con la posibilidad de libertad del hombre, o sea, la relación entre el yo concreto y el acto que realiza. Para Haíbwachs9 la memoria no es la conservación sino la reconstrucción del pasado a partir de los condicionamientos sociales como puntos de referencia cronológicos. En ausencia de dichos condicionamientos sociales, los recuerdos individuales no quedan ordenados sino entremezclados, tal como ocurre en el sueño, durante el cual el individuo se halla desconectado de su medio social. El asociacionismo10 hace ver la memoria como un conjunto de copias cuyo código es la asociación, mientras que las teorías que se inspiran en la cibernética tienden a concebirla como el lugar de registro de una serie de informaciones que necesita de determinados códigos para ser recuperadas. En el primer caso, se considera que ía memoria tiene leyes propias y una forma autónoma de funcionamiento, y en el segundo, la memoria estaría ligada a una lógica determinada, aunque existiría en forma independiente de esta última. 6 7 8 9 Ver Ueury, A., 1985. Ver Le Goff, J., 1991. Ver Xirau, R., 1990. Ver Lieury, A., op. cit. 1& Ver Lieury, A., op. cit. R. íacub *J. Jasktievich * A. Kabanchik • D. Matuseuldt 136 En contraposición a estas corrientes, Piaget y sus colaboradores se han dedicado a profundizar en los mecanismos cognoscitivos y a relacionarlos con elementos afectivos y sociales. Este autor sostiene que la memoria no es autónoma ni independiente y no sólo carece de leyes propias, sino que además adopta formas diversas según el grado de desarrollo del organismo: el ejemplo clásico que plantea es el del niño de 18 meses "I...1 en el que sería en vano buscar un tipo de memoria idéntico al del adulto, aunque compuesto por un número inferior de asociaciones o informaciones almacenadas, pues para un organismo de esta edad no existe la posibilidad de tener recuerdos por ser el reconocimiento su única forma de memoria"-11 Green12 avanza y plantea que frente al funcionamiento repetitivo de la pulsión como "memoria ciega" ligada al equivalente humano del instinto animal, la psiquis no se limita a reproducir, descargando, sino que retiene y se interpone entre el cuerpo y lo real. Ai comprometerse la memoria se altera ia capacidad de simbolizar, de imaginar: ya nada se interpone, es necesario que las cosas sean vistas, oídas o tocadas para que puedan existir y a veces hasta se precisa un "otro" para que éstas adquieran sentido, para que puedan insertarse dentro de un discurso. Así, el "otro" es quien nombra y resigniñca, definiendo extremos máximos de soledad y dependencia. Las alteraciones de la memoria plantean dificultades en la forma de vivir el tiempo y en la forma de ser en el espacio que, de alguna manera, marcan, el ritmo vital de estos enfermos. No reconocer lo conocido para desconocer ¡o vivido. Situación que da lugar a una imposibilidad de incorporar nuevas percepciones para transformarlas en recuerdos junto con la incapacidad de disponer de los recuerdos que se posee, y a su vez a una modificación de las relaciones de las personas con los otros y consigo mismo. Los recuerdos no son recordados sino que son vividos, las generaciones familiares se mezclan en las producciones delusionales y alucinatorias tratando de establecer una conexión de algún tipo. n ,J., 1972. ia Green,A.,1992. Demencias. Una mirada psicoanalítica 137 Quisiera ilustrar lo dicho anteriormente con la siguiente descripción de un paciente: Carlos, de 75 años, comenzó a olvidarse el gas encendido y la puerta de calle de su casa abierta; tenía grandes dificultades para expresarse en castellano, utilizando, en cambio, predominantemente su lengua materna (el italiano). Se perdía en el barrio y cada vez le resultaba más diñcii el manejo del dinero, confundía a sus hijos con sus padres, vivía atemorizado pensando en que vendrían sus compatriotas para regresarlo a Italia, de donde decía haber llegado hace un par de meses. Se negaba a aceptar a desconocidos, no podía continuar viviendo solo, pero tampoco quería abandonar su casa. La enfermedad se inició con ei fallecimiento de su esposa y se desarrolló en 6 meses. Las investigaciones clínicas se han centrado en profundizar acerca de aquellos elementos deficitarios que caracterizan a estos pacientes, sin tratar de pensar con respecto al desarrollo de las posibilidades remanentes. Decía Minkowski en 1960: *[.. -1 los dementes no inventan únicamente para responder no importa qué a las preguntas hechas, inventan siempre de cierta forma, inventan únicamente en el tiempo y traducen así ia existencia de un factor particular, capaz de evocar y mantener la noción de pasado y de tiempo en general...".13 Es atractiva la hipótesis acerca de patrones de comunicación que se repetirían en el discurso de estos pacientes y que podrían ser utilizados como elementos de socialización y de organización. Algunos autores14 proponen que todos los seres humanos captan el flujo deS tiempo, es decir que tienen un sentido del paso del mismo. Mientras más libre de psicopatología esté un individuo, tanto más inconsciente será respecto del flujo temporal. Esta captación varía según se la estudie en sujetos neuróticos, fronterizos (el tiempo es un presente continuo) o psicóticos (el tiempo es vacío e inmóvil). En las demencias habría una pérdida del sentido del paso del tiempo debida a la alteración del funcionamiento del yo como consecuencia del desequilibrio que se 13 14 Minkowski, E., 1968. Ver Hagelin, A., 1991 y Klímovsky, G, 1992. 138 R. Iacub • J. Jasküeuich • A. Kabanchik * D. Matusevlch produce en el aparato psíquico. Esta pérdida del sentido cambia según el momento evolutivo de la enfermedad, siendo parcial en las primeras etapas y pudiendo llegar a ser total en los estados más avanzados. Estos pacientes quedarían inmersos en un "tiempo eterno" que no tendría principio ni fin; perderían la capacidad de "pensar el tiempo" y de "vivir la duración del tiempo".15 Es habitual detectar una tendencia marcada a situarse en e! tiempo y en el espacio a través de preguntas que se reiteran ("¿dónde estamos? ¿dónde me dijo que estábamos? ¿qué lugar es éste?) en una misma unidad de conversación. Una paciente que nunca me ha visto y a quien entrevisto por primera vez sostiene que me conoce hace varios años, que siempre escribo de ía misma manera, que todas las tardes nos reunimos en este lugar, etc. Estas frases pueden ser categorizadas solamente como "fallas en la memoria" o pueden ser pensadas como un intento desesperado de poder sintetizar el pasado, tratando de relacionarlo con el presente como posibilidad de prever mínimamente el futuro, intentando aportar estabilidad y homogeneidad al devenir circundante. El paciente va cambiando su historia, la va reescribiendo, a medida que modifica algunos recuerdos olvida otros, de a poco se van borrando los límites entre pasado y presente; también pierde sentido la noción de futuro. Ateniéndonos a la formulación de Pedro Boschan, " 16 "no será eí tiempo que poseemos, sino el tiempo que nos posee". La mayoría de los autores, cuando hablan de tiempof también hablan de espacio, una unidad espacio-tiempo donde, sin embargo, las direcciones temporales y espaciales pueden separarse. Cambia la forma de vivenciar 15 Estos conceptos son explicados por Bergson a través de un ciaro ejemplo: "oigo el tañer de una campana. Dos posibilidades se presentan; puedo estar aierta esperando que suene una hora, y contar uno a uno los campanazos para saber exactamente qué hora ha tocado; pero, puedo también seguir la melodía de las campanas cuyo sonido se pierde en la lejanía para renovarse al nuevo golpe del nuevo campanazo. ¿Qué sucede en estas experiencias distintas? En la primera cuento una sucesión para percibir el tiempo (pensar el tiempo); en la segunda vivo una serie de sensaciones sin contarlas (vivir la duración del tiempo)". Xirau, R., 1990, pág. 357. 16 Boschan, P., 1991. Demencias. Una mirada psícoanaiítica 139 el tiempo y la forma de ser en el espacio —decíamos antes—; la sucesión de días, meses, semanas y años pierde el sentido de orientador vital, dando lugar a un continuo en el que los objetos y los lugares parecerían mantenerse inalterados mientras están cambiando. Se modifica la captación de las relaciones espaciales, de movimiento, de simultaneidad y de sucesión.17 Estos pacientes viven en un mundo habitado por objetos y seres extraños donde nada es lo que parece ser. Debemos tratar de evitar que el sujeto, atacadas su imaginación y su memoria, quede condenado a un eterno presente en el que se mueva como un autómata para el que ía costumbre ha montado los diversos mecanismos de reacción, y a su vez quede imposibilitado de poder retener y alinear, uno tras otro en el orden cronológico, todos los estados interiores de su conciencia. En trabajos anteriores hemos delineado las estrategias terapéuticas para estos pacientes. De todas formas, quisiera decir que las pienso como una suerte de síntesis de las ideas anteriormente expuestas: nombrar, significar, resignificar, traducir, acompañar, reconocer, conocer, como posibilidad de limitar, de cercar la desarticulación exístencial y de permitirle a estas personas continuar estando con nosotros. Bibliografía Andrés, H.: "Deterioro y demencia", en Revista Neuropsiquiatría internacional. Año X, N2 III, Buenos Aires, 1987. 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