"EL FANTASMA DE LA VEJEZ", Leopoldo Salvarezza (Compilador)

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R. Iacub • J, Jaskiíevich • A. Kabanchik • D. Matusevich
ra. Alicia Kabanchik: Mi idea es compartir con ustedes una experiencia que vengo realizando desde hace
cinco años en ei Hospital Santojanni, donde tenemos un Centro de
Estudios de Demencia. Cuando comenzamos a trabajar allí me quedó muy
Demencias. Una mirada psicoanalítica
127
128
R. lacub • J. Jaskiíeoich * A. Kabanchik • D, Matusrvu ¡i
en claro la importancia de hacer un diagnóstico de las demencias desdo
el punto de vista clínico, porque al lado de las demencias degenerativa-,,
de las vasculares y de las mixtas, existen demencias que son reversibles y
en las cuales una adecuada atención médica sobre ellas puede determinar
su mejoría. Pero, por otro lado, me llamó la atención que en los pacientes
con demencias degenerativas se podían detectar situaciones traumáticas
que habían padecido en un lapso no mayor de un año antes y que se
traducían en duelos que no se habían podido elaborar.
Es importante recalcar que pasados tos 50 años es una época muy
propensa para los duelos frente a situaciones que, estando altamente
investidas narcisísticarnente, al verse interrumpidas bruscamente
configuraban una situación depresiva que Marty describe como la
depresión esencial, esto es, un tipo de depresión sin culpa ni
autorreproche, una depresión sin objeto. Pasado un tiempo aparecía, si
sus series complementarias se lo permitían, una manifestación de demencia.
Siguiendo los estudios de Marty y de la Escuela Psicosomática de París,
el planteo es que frente a una situación traumática el paciente entra
primero en una desorganización de orden psíquico para pasar luego a una
de orden somático. Esta hipótesis nos sirvió para aplicaría ai estudio de
más de 100 pacientes, que es lo que tenemos visto hasta eí momento en
nuestro servido. Voy a comentar algunos de estos casos.
Tenemos el caso de una señora de 65 años que dedicó toda su vida al
trabajo de bancaria; esta tarea 3e daba todo el sentido a su vida. De pronto
la jubilan y dentro del año aparece ei síndrome demencial.
Un segundo caso es también de un bancario de 53 años que había
llegado a desempeñar altos puestos, pero lo empiezan a desplazar por
distintos destinos en el interior del país, lo que conlleva a que no pierda su
puesto, pero sí su situación jerárquica. Frente a esta pérdida aparece
bastante rápidamente el síndrome demencial.
Un tercer caso es el de una paciente muy dependiente en relación a
su esposo, que a raíz de una enfermedad invalidante de éste tiene que
comenzar a moverse más independiente; no lo tolera, aparece la depresión
esencial y luego la demencia.
Tenemos muchos casos, pero lo que quisiera profundizar en este
momento es eí tema de lo que podríamos llamar la atención primaria,
porque si nosotros, cuando recibimos a un paciente con un duelo no
Demencias. Una mirada psicoanalítica
129
elaborado, intentamos poder transformar esta situación en un dueio más
mentaíizado, creo que existe la posibilidad de que este síndrome no
aparezca o que lo haga más tardíamente. Esto podría ser realmente
importante.
La Escuela Psicosomática de París retoma la clasificación de Freud de
neurosis actuales y psiconeurosis y entiende la enfermedad
psicosomática como una neurosis actual, y por lo tanto el trabajo
psicoterapéutíco en este tipo de situaciones sería el de neurotizar al
paciente. Ahora bien, ¿qué hacemos cuando ya tenemos al paciente
con una demencia instalada?
Le Guess, que a mi gusto es el autor con quien más me identifico en
cuanto a la teorización del abordaje psicoanalítico de Sas demencias, dice
que el abordaje psicoterapéutíco de las demencias es un romance de
ternura. Y creo que es así. Creo que con estos pacientes tengo un inmenso
romance de ternura.
130
i?, lacub • J. Jasküeoich • A Kabanchik • D. Matusevlch
Les voy a leer un pedacito muy chiquito de la última sesión que tuvo;
la semana pasada con uno de elios: "No es que sea mucha la mejoría, pero
estoy mentalmente mejor. No se va a salvar. Estuve mucho tiempo
trabajando, este.., este... haciendo... ¡qué bárbaro que estoy!... ese
maestro de... de...". Yo le digo: "... de pintura". "Sí, pero quería ver si
podía conseguir una caja. Yo creía que una de las chicas —se refiere a una
de sus nietas— iba a pintar, pero me falló. Yo tengo muchos elementos
de pintura ¿no le conté cómo conseguí los pinceles? Debo tener una
millonada. Cuando la gente viajaba les decía ¿me traes de Francia los
pinceles? Tengo unos pinceles hermosos... pero ella no quiso". Yo le
pregunto: "¿y el abuelo quiso?" "Sí, encontré cosas que hice. Y ahora
estoy haciendo otra cosa que no sé cómo se llama. Un capullo rojo y tallo
verde... ¡qué bien que estoy funcionando!... siempre tengo una palabreja
que se me atranca". Yo le digo, "pero ahora no se le atranca". "Pero se
me escapan, me quedo sin palabras. Pintando, dibujando con los pinceles".
A partir de este trozo de sesión, al hablarles de este romance de ternura
es lícito preguntarse, ¿qué estoy haciendo yo con este paciente? Le Guess
dics que un paciente demente es alguien que tiene una parte de su aparato
mental que funciona y otra que no. Quiere decir que nosotros tersemos un
paciente-que-por momentos tiene ideas delirantes, tiene alucinaciones,
tiene momentos de euforia, momentos de recuerdo y un aumento del
saber afectivo, de la memoria afectiva. Si podemos acercarnos ai paciente
en lo que se üama la reanimación, término utilizado por la Escuela
Psicosomética de París, es decir, acercarnos tratando de reanimar su
deseo, tratando de rearmar trozos de su historia, troEos de su lenguaje, esta
actitud hace que el paciente se abra de la actitud de repliegue que suele
tener; insisto, no sólo de regresión sino de repliegue. Cuando encuentra
un interlocutor váiido que está dispuesto a escucharlo, a acoger ese
material, se abre y si detecta que no —porque son muy sensibles™ vuelve
al repliegue. Poco a poco, en la medida en que Sos pacientes se abren nos
van trayendo trozos de su historia con los cuales podremos ir rearmándola.
Muchas veces nos cuentan cosas que ya sabemos, pero poder escucharlas
como si fuera la primera vez les permitirá sentirse más confiados con
nosotros e Integrar este material a su historia.
Le Guess también plantea que dentro de la transferencia con este tipo
de pacientes se viven tres momentos: uno preliminar, uno indiferenciado
Demencias. Una mirada psicoanalítica
131
y un tercero en espejo, donde ei paciente toma un poco de nuestra
energía, de nuestra iibido. Es decir que nosotros hacemos un poco el
camino inverso que con las neurosis. Este no es un paciente que viene a
vernos porque quiere analizarse; este es un paciente que lo traen, pero que
no tiene deseos de analizarse, sólo tiene deseos de que lo escuchen, de que
se ocupen de él como de una persona con una enfermedad y que no lo
dejen tirado en un rincón o que sea tratado como una enfermedad. Desde
este aspecto de reanimación, desde esta transferencia especial, este
paciente puede tomar este aspecto nuestro, iníroyectarlo y movilizar
cierto tipo de representaciones, que al hacerlo comienzan a generar
pensamientos, en algún momento muy rudimentarios y en otros más
elaborados.
Antes se pensaba, desde el punto de vista neurológico, en la correlación
que había entre las placas seniles constituidas por depósito de beta
amiloide, la degeneración neurofibrilar y la severidad de la demencia. Esto
no se pudo poner en evidencia. Hoy se sabe que la problemática está en
ei grado de sinapsis que están alteradas. También sabemos que nosotros
utilizamos la mitad de nuestro hemisferio cerebral y, por lo tanto, todo este
trabajo de estimulación tiende a poder trabajar sobre estos circuitos que,
digamos, no están ordenados.
Cuando ei paciente está en esta actitud de regresión nosotros, muchas
veces, no entendemos qué está pasando con sus objetos internos,
¿existen? ¿no existen? ¿están desmembrados; hay representación? ¿Qué
está pasando? Solamente en el curso de la psicoterapia podemos ir viendo
cuánto hay de desmembramiento y cuánto de conservación. La presencia
del terapeuta frente a frente funciona como un organizador visual de estos
jirones de representación y muchas veces, cuando no ven los objetos,
éstos devienen robados, porque cuando las representaciones están muy
alteradas y no tienen la capacidad de mover objetos internos se producen
las alucinaciones. Pero este tipo de alucinaciones mejoran cuando se
instala dentro de su campo perceptivo la presencia de alguien que
funciona como ordenador. No mejoran cuando se los medica con
neuroíépticos, sino cuando aparece alguien integrador de estos restos
desmembrados. Cuando desaparece de la visión dei demente el objeto que
integra, tiende a aparecer ía alucinación y toda ía sintomatología del orden
psiquiátrico.
132
R. hcub • J. Jasklíeoich • A. Kabanchlk • 1). Matusculch
Por eso creo que el terapeuta cumple varias funciones: la reactivación
del saber afectivo, el poder ayudarlo a que vaya armando este pensamiento
deficitario, a la evocación de situaciones placenteras de su vida y a la
reconexión, como en este paciente del cual íes habié, que es un paciente
que pintó toda su vida y para quien volver otra vez a la pintura es muy
importante para la evolución de su enfermedad.
Hay que pensar entonces que la importancia dei abordaje
psicoterapéutico es mejorar la calidad de vida de estos pacientes que, por
otra parte, viven entre 3 y 15 años. Se comprende fácilmente que mejorar
la calidad de vida individual y familiar es algo sumamente necesario en
estos casos,
Dr. Daniel Matusevich.
"Los clásicos son esos libros que nos llegan trayendo impresa la huella de
las lecturas que han precedido a la nuestra, y tras de sí la huella que han
dejado en la cultura o en las culturas que han atravesado".
En 1921 Ferenczi, 1 en su artículo "Aporte a la comprensión de la
psiconeurosis en la edad involutiva", presenta el estudio de la distribución
de la libido en los casos de edad muy avanzada, corno paso posible a la
comprensión de ios cuadros "ciertamente confusos" de demencia senil.
No se está refiriendo a la demencia precoz de Kraepelin ni a las parafrenias
de Freud, o a la esquizofrenia de BleuSer, sino al cuadro descripto en 1816
por-Esquirol, 2 quien ya había dífereríciado la demencia de la idiocia o
deficiencia mental congénita, y en 1838 había utilizado por primera vez
el término "demencia senil".
Nos dice Ferenczi:
"Hasta el presente sólo se han tomado en cuenta las consecuencias de la
atrofia cerebral senil pero aparte de este aspecto también sería posible
explicar algunos de los síntomas como signos de la alteración senil de la
libido, otros como intentos de superación de esto último y otros como
fenómenos residuales".
1
2
Ferenczi, S., 1966.
Ver Krassoievitch, M., 1988.
Demencias. Una mirada psícoanalítica
133
El artículo nos proporciona un interesante punto de partida al tomar
en cuenta lo orgánico ("atrofia cerebral"), aunque no en detrimento de lo
psicológico ("distribución de la libido").
Lo que aquí surge es un concepto que está —o por lo menos estuvo—
en todas las definiciones de esta enfermedad y que es el de ii reversibilidad
del cuadro, como consecuencia de que se produce por lesiones orgánicas
en el cerebro (de tipo vascular, tóxico, traumático, degenerativo o
infeccioso). En relación a la organicidad, quisiera agregar que los estudios
más avanzados en anátomo-patología nos aclaran que no hay correlato
entre los síntomas demenciales y las lesiones detectadas. Esta polaridad
orgánico-psicológica contribuyó en gran parte a que estas personas
permanecieran en una especie de "tierra de nadie" ya que, por un lado,
muchos psicólogos se desalentaban rápidamente frente a la aparición del
fantasma de lo orgánico —que en este caso va asociado al concepto de
irreversibilidad—; y por otro lado, la mayoría de los médicos sólo atinaban
a pedir estudios cada vez más complejos y a medicalizar a los pacientes,
creando en muchos casos nuevas enfermedades y generando una situad ón
a !a que Saivarezza3 dio en llamar "ritual técnico", haciendo alusión a la
reducción de la capacidad de autonomía de estos individuos,
transformándose la atención de estos pacientes en una práctica "cientificista
sin sujeto".
Hace ya bastante tiempo que la irreversibilidad de las lesiones
nerviosas ha dejado de ser un dogma. Se ha demostrado4 que el cerebro
es capaz de una cierta regeneración de las células nerviosas y de
reorganizar sistemas neuronaíes. Entre estas contradicciones y paradojas
es inevitable que el paciente se pierda. Un intento por recuperarlo podría
ser la conformación de una semiología psicodinámica de estos cuadros a
la manera que existe en otras patologías como paso previo a la comprensión
de los mismos: es en este sentido que propongo rescatar y profundizar las
ideas planteadas por Ferenczi y otros autores clásicos.
En una primera aproximación podemos pensar que dicha semiología
debería abarcar la memoria, la percepción, la organización de los
3
4
VerSalvarezza, L., 1991.
Ver Andrés, H., 1987 y Noel, P., 1991.
R. ¡aciib • J. Jaskllevich * A. Kabanchlk • D. Matuseulch
134
movimientos, ei lenguaje, la atención, el juicio y la capacidad de
abstracción. Los síntomas que alteran estas funciones determinarán la
forma en que estos pacientes perciben el mundo.
Entiendo a las demencias como reacciones que pueden sobrevenir en
distintos tipos de personalidad y que están relacionadas con la imposibilidad
de mantener un manejo omnipotente del tiempo con el objeto de negar
los límites y la propia finitud, deteniéndose la irrupción de recuerdos en
la conciencia a través de los olvidos de la memoria, desconociendo la
realidad mediante las fallas de la percepción, desconectándose del mundo
por medio de los trastornos del lenguaje y del juicio, aislándose a través
de las pérdidas en la capacidad de abstracción.
Alteración senil de la libido; parafraseando la pregunta que Freud
se plantea con respecto a los esquizofrénicos, podríamos preguntarnos:
¿cuál sería el destino de la libido sustraída a los objetos en los casos de
demencia? ¿En qué consistiría dicha alteración senil? Es posible conjeturar
que el aparato psíquico se desmonta en forma progresiva. A diferencia del
"delirio de grandeza" que procura el dominio psíquico de los volúmenes
de Ubido y permite el intento de restitución, ío que aquí observamos es una
disminución en la producción de libido y una laxitud de las catexias
libidinaíes que se hacen más flojas y más externas. Considero necesario
continuar profundizando la investigación en relación a qué ocurre con la
libido en los casos de demencia.
Siguiendo con estas ideas sugiero pensar las alteraciones de la
memoria como efecto fundamental de la desarticulación del aparato
psíquico. Volviendo a Ferenczh
"(,..] tengo la impresión de que es muy probable que la pérdida de
receptividad de nuevas impresiones, a la vez que su retentiva para los
recuerdos lejanos, puede ser consecuencia fio de lesiones histopatoíógicas
cerebrales, sino de un empobrecimiento de la libido objetal disponible".
Para enriquecer nuestro análisis, considero pertinente hacer un breve
recorrido por distintas concepciones sobre la memoria.
Freud, en "El Proyecto de una psicología para neurólogos",5 diferencia
5
Freud, S.t 1987.
Demencias. Una mirada psicoanalítíca
135
dos tipos de células nerviosas, las "de percepción" y las "de recuerdo", que
son las que se modifican y quedan en un "estado otro" y así dan por
resultado la posibilidad de constituir la memoria.
Janet,6 influido por Darwin y Spencer, plantea que la memoria, al igual
que el tiempo, es el producto histórico del desarrollo de la humanidad; es
decir que destaca el aspecto evolutivo y social de la memoria al afirmar que
ciertos "comportamientos sociales" {por ejemplo, ceremonias y calendarios)
tienen una gran importancia al momento de fechar los recuerdos.
Bernard7 localiza la memoria, no en las partículas constitutivas del
organismo, sino en un sistema especial que controla la multiplicación de
las células y su diferenciación.
Bergson8 describe dos memorias: una superficial, anónima, asimilable
al hábito y dirigida a la utilidad, con vistas a la acción y a la atención a la
vida, y la otra una memoria personal, profunda y libre, llamada
independiente por su enlace con la posibilidad de libertad del hombre, o
sea, la relación entre el yo concreto y el acto que realiza.
Para Haíbwachs9 la memoria no es la conservación sino la reconstrucción
del pasado a partir de los condicionamientos sociales como puntos de
referencia cronológicos. En ausencia de dichos condicionamientos sociales,
los recuerdos individuales no quedan ordenados sino entremezclados, tal
como ocurre en el sueño, durante el cual el individuo se halla desconectado
de su medio social.
El asociacionismo10 hace ver la memoria como un conjunto de copias
cuyo código es la asociación, mientras que las teorías que se inspiran en
la cibernética tienden a concebirla como el lugar de registro de una serie
de informaciones que necesita de determinados códigos para ser
recuperadas. En el primer caso, se considera que ía memoria tiene leyes
propias y una forma autónoma de funcionamiento, y en el segundo, la
memoria estaría ligada a una lógica determinada, aunque existiría en
forma independiente de esta última.
6
7
8
9
Ver Ueury, A., 1985.
Ver Le Goff, J., 1991.
Ver Xirau, R., 1990.
Ver Lieury, A., op. cit.
1&
Ver Lieury, A., op. cit.
R. íacub *J. Jasktievich * A. Kabanchik • D. Matuseuldt
136
En contraposición a estas corrientes, Piaget y sus colaboradores se han
dedicado a profundizar en los mecanismos cognoscitivos y a relacionarlos
con elementos afectivos y sociales. Este autor sostiene que la memoria no
es autónoma ni independiente y no sólo carece de leyes propias, sino que
además adopta formas diversas según el grado de desarrollo del
organismo: el ejemplo clásico que plantea es el del niño de 18 meses
"I...1 en el que sería en vano buscar un tipo de memoria idéntico al del
adulto, aunque compuesto por un número inferior de asociaciones o
informaciones almacenadas, pues para un organismo de esta edad no
existe la posibilidad de tener recuerdos por ser el reconocimiento su única
forma de memoria"-11
Green12 avanza y plantea que frente al funcionamiento repetitivo de
la pulsión como "memoria ciega" ligada al equivalente humano del instinto
animal, la psiquis no se limita a reproducir, descargando, sino que retiene
y se interpone entre el cuerpo y lo real.
Ai comprometerse la memoria se altera ia capacidad de simbolizar, de
imaginar: ya nada se interpone, es necesario que las cosas sean vistas,
oídas o tocadas para que puedan existir y a veces hasta se precisa un "otro"
para que éstas adquieran sentido, para que puedan insertarse dentro de
un discurso. Así, el "otro" es quien nombra y resigniñca, definiendo
extremos máximos de soledad y dependencia. Las alteraciones de la
memoria plantean dificultades en la forma de vivir el tiempo y en la forma
de ser en el espacio que, de alguna manera, marcan, el ritmo vital de estos
enfermos.
No reconocer lo conocido para desconocer ¡o vivido. Situación
que da lugar a una imposibilidad de incorporar nuevas percepciones para
transformarlas en recuerdos junto con la incapacidad de disponer de los
recuerdos que se posee, y a su vez a una modificación de las relaciones de
las personas con los otros y consigo mismo. Los recuerdos no son
recordados sino que son vividos, las generaciones familiares se mezclan
en las producciones delusionales y alucinatorias tratando de establecer una
conexión de algún tipo.
n
,J., 1972.
ia
Green,A.,1992.
Demencias. Una mirada psicoanalítica
137
Quisiera ilustrar lo dicho anteriormente con la siguiente descripción de
un paciente: Carlos, de 75 años, comenzó a olvidarse el gas encendido y
la puerta de calle de su casa abierta; tenía grandes dificultades para
expresarse en castellano, utilizando, en cambio, predominantemente su
lengua materna (el italiano). Se perdía en el barrio y cada vez le resultaba
más diñcii el manejo del dinero, confundía a sus hijos con sus padres, vivía
atemorizado pensando en que vendrían sus compatriotas para regresarlo
a Italia, de donde decía haber llegado hace un par de meses. Se negaba
a aceptar a desconocidos, no podía continuar viviendo solo, pero tampoco
quería abandonar su casa. La enfermedad se inició con ei fallecimiento de
su esposa y se desarrolló en 6 meses.
Las investigaciones clínicas se han centrado en profundizar acerca de
aquellos elementos deficitarios que caracterizan a estos pacientes, sin
tratar de pensar con respecto al desarrollo de las posibilidades remanentes.
Decía Minkowski en 1960:
*[.. -1 los dementes no inventan únicamente para responder no importa qué
a las preguntas hechas, inventan siempre de cierta forma, inventan
únicamente en el tiempo y traducen así ia existencia de un factor particular,
capaz de evocar y mantener la noción de pasado y de tiempo en
general...".13
Es atractiva la hipótesis acerca de patrones de comunicación que se
repetirían en el discurso de estos pacientes y que podrían ser utilizados
como elementos de socialización y de organización.
Algunos autores14 proponen que todos los seres humanos captan el
flujo deS tiempo, es decir que tienen un sentido del paso del mismo.
Mientras más libre de psicopatología esté un individuo, tanto más
inconsciente será respecto del flujo temporal. Esta captación varía según
se la estudie en sujetos neuróticos, fronterizos (el tiempo es un presente
continuo) o psicóticos (el tiempo es vacío e inmóvil). En las demencias
habría una pérdida del sentido del paso del tiempo debida a la alteración
del funcionamiento del yo como consecuencia del desequilibrio que se
13
14
Minkowski, E., 1968.
Ver Hagelin, A., 1991 y Klímovsky, G, 1992.
138
R. Iacub • J. Jasküeuich • A. Kabanchik * D. Matusevlch
produce en el aparato psíquico. Esta pérdida del sentido cambia según el
momento evolutivo de la enfermedad, siendo parcial en las primeras
etapas y pudiendo llegar a ser total en los estados más avanzados. Estos
pacientes quedarían inmersos en un "tiempo eterno" que no tendría
principio ni fin; perderían la capacidad de "pensar el tiempo" y de "vivir
la duración del tiempo".15
Es habitual detectar una tendencia marcada a situarse en e! tiempo y
en el espacio a través de preguntas que se reiteran ("¿dónde estamos?
¿dónde me dijo que estábamos? ¿qué lugar es éste?) en una misma unidad
de conversación. Una paciente que nunca me ha visto y a quien entrevisto
por primera vez sostiene que me conoce hace varios años, que siempre
escribo de ía misma manera, que todas las tardes nos reunimos en este
lugar, etc. Estas frases pueden ser categorizadas solamente como "fallas
en la memoria" o pueden ser pensadas como un intento desesperado de
poder sintetizar el pasado, tratando de relacionarlo con el presente como
posibilidad de prever mínimamente el futuro, intentando aportar estabilidad
y homogeneidad al devenir circundante.
El paciente va cambiando su historia, la va reescribiendo, a medida que
modifica algunos recuerdos olvida otros, de a poco se van borrando los
límites entre pasado y presente; también pierde sentido la noción de
futuro. Ateniéndonos a la formulación de Pedro Boschan,
" 16
"no será eí tiempo que poseemos, sino el tiempo que nos posee".
La mayoría de los autores, cuando hablan de tiempof también hablan
de espacio, una unidad espacio-tiempo donde, sin embargo, las direcciones
temporales y espaciales pueden separarse. Cambia la forma de vivenciar
15
Estos conceptos son explicados por Bergson a través de un ciaro ejemplo: "oigo el tañer
de una campana. Dos posibilidades se presentan; puedo estar aierta esperando que suene
una hora, y contar uno a uno los campanazos para saber exactamente qué hora ha tocado;
pero, puedo también seguir la melodía de las campanas cuyo sonido se pierde en la lejanía
para renovarse al nuevo golpe del nuevo campanazo. ¿Qué sucede en estas experiencias
distintas? En la primera cuento una sucesión para percibir el tiempo (pensar el tiempo); en
la segunda vivo una serie de sensaciones sin contarlas (vivir la duración del tiempo)". Xirau,
R., 1990, pág. 357.
16
Boschan, P., 1991.
Demencias. Una mirada psícoanaiítica
139
el tiempo y la forma de ser en el espacio —decíamos antes—; la sucesión
de días, meses, semanas y años pierde el sentido de orientador vital, dando
lugar a un continuo en el que los objetos y los lugares parecerían
mantenerse inalterados mientras están cambiando. Se modifica la captación
de las relaciones espaciales, de movimiento, de simultaneidad y de
sucesión.17
Estos pacientes viven en un mundo habitado por objetos y seres
extraños donde nada es lo que parece ser.
Debemos tratar de evitar que el sujeto, atacadas su imaginación y su
memoria, quede condenado a un eterno presente en el que se mueva
como un autómata para el que ía costumbre ha montado los diversos
mecanismos de reacción, y a su vez quede imposibilitado de poder retener
y alinear, uno tras otro en el orden cronológico, todos los estados
interiores de su conciencia.
En trabajos anteriores hemos delineado las estrategias terapéuticas
para estos pacientes. De todas formas, quisiera decir que las pienso como
una suerte de síntesis de las ideas anteriormente expuestas: nombrar,
significar, resignificar, traducir, acompañar, reconocer, conocer, como
posibilidad de limitar, de cercar la desarticulación exístencial y de permitirle
a estas personas continuar estando con nosotros.
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17
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140
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