XXXIX Simposio anual y congreso interno. APdeBA. Noviembre 2007

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La Técnica Psicoanalítica y su entrecruzamiento con las tecnologías de la
comunicación.
Lic. Marisa Ludmer
Introducción
Para comenzar las presentaciones, en general me gusta elegir alguna cita y si
ésta está sintonizada directamente, con la idea del trabajo, mejor aún.
Encontré unos párrafos de algunos textos de Freud, que me parecen
absolutamente relacionados con las ideas que quiero transmitir.
En 1924, en Las resistencias contra el psicoanálisis, Freud dice:
“La aprensión ante lo nuevo no debería sentar plaza en la labor científica. La
ciencia, eternamente incompleta e insuficiente, está destinada a perseguir su
fortuna en nuevos descubrimientos y en nuevas concepciones. Para evitar el
engaño fácil le conviene armarse de escepticismo, y rechazar toda innovación que
no haya soportado su riguroso examen. Mas este esceptismo muestra en
ocasiones dos características insospechadas, pues mientras se opone con
violencia a la novedad recién nacida, protege respetuosamente lo que ya conoce y
acepta, conformándose, pues, con reprobar aun antes de haber investigado. Pero
así se desenmascara como un simple heredero de aquella primitiva reacción
contra lo nuevo, como un nuevo disfraz para asegurar su subsistencia. Todos
sabemos cuán frecuentemente en la historia de la investigación científica las
innovaciones fueron recibidas con intensa y pertinaz resistencia, revelando la
evolución ulterior que ésta era injusta, y aquéllas, valiosas e importantes.” Freud,
S. (1924) p. 2801.
En 1918, en Los caminos de la terapia psicoanalítica, dice:
“Viéndonos reunidos de nuevo, después de largos años de separación, durante los
cuales hemos luchado animosamente por nuestra disciplina, he de inclinarme a
revisar el estado de nuestra terapia y a examinar en qué nuevas direcciones
podría continuar su desarrollo.” Freud, S. (1918) p. 2457.
En 1922, en Psicoanálisis y teoría de la libido. Freud dice:
“El psicoanálisis ... se adhiere mas bien a los hechos de su campo de acción,
intenta resolver los problemas mas inmediatos de la observación, tantea sin dejar
el apoyo de la experiencia, se considera siempre inacabado y esta siempre
dispuesto a rectificar o sustituir sus teorías ...”Freud, S. (1922) p. 2674.
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¿Es posible realizar Terapia Psicoanalítica a distancia? ¿Es posible realizar
Terapia Psicoanalítica a través de Internet u otros medios tecnológicos que existen
en el año 2007? (Teléfono, mail, video phone, otros)
Planteo del problema
La decisión de realizar este estudio surge del incremento en estos últimos años de
la oferta de terapias on line y telefónicas, del avance de Internet en el uso de la
vida cotidiana de los sujetos y de la necesidad de probar, si el psicoanálisis,
podría ser una nueva alternativa terapéutica posible de incorporar, en la actual
oferta de terapias a distancia (on line y telefónicas).
Sostengo que las condiciones técnicas que ofrece el siglo XXI podrían favorecer
nuevos modos de aplicación del psicoanálisis.
La mayoría de los expertos acuerdan que pronto Internet va a ser el lugar más
usado para acceder a todo tipo de productos y servicios. La popularidad del mismo
en los últimos años hace viable el desarrollo del mercado profesional. Cada día
más gente busca información por este medio. La tecnología cada vez ocupa más
espacio en la vida de las personas y es utilizada para diversas cuestiones nunca
antes imaginadas.
Powell, (1998) sostiene que hay un nuevo campo, que es el del Servicio de Salud
Mental Electrónico. El número y el uso del servicio de couseling y terapias a través
de Internet está creciendo constantemente en investigación y en oferta. La
alternativa de la terapia telefónica, cada día, incrementa su cantidad de usuarios.
Tanto la computadora como el teléfono se transformaron en elementos
indispensables en la vida de las personas y gran parte del desenvolvimiento
cotidiano de las mismas circula a través de ellos.
En este contexto, sostengo que el psicoanálisis no queda afuera.
Todo psicoanalista, todo analizado y todo proceso psicoanalítico surgen
inevitablemente de un espacio y tiempo históricos. Brainsky, (2003) sostiene que
la tecnología se mueve mucho más rápidamente que nuestras posibilidades de
lograr una adaptación cultural a ella.
Freud y el descubrimiento del psicoanálisis, fueron producto de una época, la
Victoriana. La era post-moderna obliga al psicoanálisis a pensar una posibilidad
de adaptación técnica. Posiblemente el “Ciber-psicoanálisis”o el “telepsicoanálisis” sean producto de la época actual, la era tecnológica.
Freud proponía repensar los caminos de la terapia psicoanalítica que podían ir
modificándose. ¿Por qué entonces los psicoanalistas del siglo XXI no podemos
hacerlo?
Siempre el psicoanálisis se caracterizó por tomar los cambios sociales y trabajar
sobre ellos. Tener en cuenta este modo de funcionamiento es inherente a la tarea
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del psicoanalista. Considero necesario continuar con el desafío Freudiano del
Congreso de Budapest de 1918, que el psicoanálisis no fuera para un pequeño
círculo y ampliar su influencia.
Así como el psicoanálisis se abrió de los consultorios a los hospitales, ahora
debería abrirse a la tecnología.
El objetivo de esta investigación es evaluar si es posible realizar terapia
psicoanalítica on line o vía telefónica.
Considero que para realizar terapia psicoanalítica a distancia es necesario
establecer conceptos teóricos, técnicos y clínicos, y redefinir los conceptos
tradicionales de la teoría psicoanalítica para aplicarlos a este tipo de práctica.
Habría que evaluar si estos cambios técnicos y metodológicos implicarían estar
hablando de otra teoría, por ejemplo, una derivada del psicoanálisis, y no la
psicoanalítica tradicional o si se trata de un nuevo modo de terapia desprendido de
la tradicional pero independiente de la misma. El rol fundamental del discurso en la
terapia psicoanalítica, es el que permite plantear la posibilidad de este tipo de
práctica a distancia. Aún así, las condiciones del medio tecnológico que se utilice y
las del consultorio suponen grandes diferencias más allá de que en ambas se
trabaje con el discurso y la palabra.
Coincido con lo citado por Brainsky, (2003) que el análisis no debería adherirse sin
un cuestionamiento cuidadoso a toda innovación técnica. Hay que mantener una
cierta flexibilidad entre la perentoriedad que demandan los cambios sociales y la
estabilidad propia de las premisas básicas de lo psicoanalítico.
En general, los analistas que hablan acerca de este tema, plantean la terapia
telefónica, como una técnica auxiliar a la técnica tradicional o como un buen
segundo método cuando el mejor método no es posible. ( Lindon, 1988).
Yo propongo pensar la terapia a distancia como otra alternativa posible dentro de
la oferta de terapias de esta época, más allá de las posibilidades/ imposibilidades
de concurrir al consultorio.
Pero en el caso de que los pacientes pudieran elegir venir al consultorio:
¿elegirían la terapia telefónica?
Propongo pensar que significa para cada paciente tomar sesiones telefónicas y
porque esa persona decide analizarse de esa manera y no solo remitir la elección
a cuestiones coyunturales.
La posibilidad
El tema de la terapia a distancia es un tema que me viene interesando hace varios
años. Estuve buscando gente que se interesara en investigarlo conmigo, fue así
que se inició el contacto con Ricardo Carlino.
A los pocos encuentros, nos dimos cuenta que este interés en común podía
servirnos para investigar seriamente este tema tan controvertido para unos, no así
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para otros. Nosotros nos sentimos investigando algo nuevo pero sabemos que, en
realidad, hace varios años se practica la terapia a distancia en diversos lugares del
mundo.
Cuando hablo de terapia a distancia me refiero a aquella terapia diferente de la
que en este trabajo llamaré tradicional, aquella en la cual el contacto entre
paciente y analista no se da a través de la presencia corporal de ambos en el
consultorio, sino que este contacto está mediado por algún avance tecnológico de
la época. (Llámese teléfono, computadora u otros que pudieran surgir).
Todos sabemos de la influencia de los cambios sociales en el desarrollo del
psiquismo y en los vínculos sociales y personales. “Sabemos que en el caso de
las tecnologías de la comunicación, en primer lugar las desdeñamos, más tarde
dependemos de ellas y en el intermedio apenas notamos una transición.” (Gleick,
2001).
Rifkin (1998) sostiene que “las tecnologías son ampliaciones y extensiones de
nuestros cuerpos biológicos. Apéndices que creamos del material de la tierra para
que nos ayuden a superar las limitaciones espaciales y consumir mejor el mundo
de nuestro alrededor”.
El espacio terapéutico no queda por fuera de estas cuestiones.
El uso del contestador automático (Zalusky, 2003) es un claro ejemplo de las
influencias de los cambios tecnológicos en el espacio terapéutico.
Incluso uno de los ejes de la convocatoria de esta jornada refiere a la temática de
los cambios contextuales que afectan principalmente a la teoría de la técnica.
La clínica
Es la intención de este trabajo marcar similitudes y deferencias entre la terapia
tradicional y la terapia a distancia. Y ver que elementos son necesarios para
implementar esta última.
Como todos sabemos acerca de las sesiones tradicionales, preferí trabajar sobre
un caso de terapia a distancia.
Las similitudes
Tanto en la terapia telefónica, como en la tradicional, el setting ocupa un lugar
fundamental y el contrato es determinante de la misma. Para analizar a alguien es
necesario establecer un encuadre. En el caso de la terapia a distancia, el tema del
horario, del honorario y de las ausencias, son parte del mismo. La terapia
telefónica también tiene su ritual. Por ejemplo, me parece importante que llamen
siempre al mismo teléfono y conserven un horario para la sesión.
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En mi experiencia de estos últimos años, las cuestiones transferenciales surgidas
de las terapias realizadas a distancia, son similares a las que se juegan en la
terapia tradicional. El manejo de la transferencia y la contratransferencia siguen
siendo situaciones del encuadre y referidas a la persona del médico. La mediación
de la computadora / teléfono, la favorecerá o impedirá, depende de la patología de
que se trate. No coincido con los autores que plantean que el teléfono favorece el
despliegue de la transferencia (Zalusky, 2003). Me parece que la dinámica de la
transferencia excede al método tecnológico que se utilice para la realización de la
terapia y se refiere a fenómenos más complejos que el que un tipo de tecnología
permite desplegar.
Es importante considerar, como en las sesiones tradicionales, el clima de las
sesiones y la dinámica de las mismas. Por ejemplo en este caso, el desborde que
tiene la paciente se juega en la sesión. Se observa en el clima transferencial y en
la forma en que se expresa la paciente a través del teléfono, cataratas de palabras
y sensaciones, relatos apurados e indiscriminados de las cosas que le suceden.
Uno podría pensar en el apuro que genera el teléfono, pero esta paciente cuando
concurría al consultorio se manejaba de manera similar. Esta forma de tramitar la
angustia no le permite a ella pensar y a mi me impide escuchar. Mi trabajo, entre
otros, es ayudar a que ella entienda que le pasa, que se le juega en esta
modalidad y que pueda registrar este desborde, y hacer algo con él.
En este sentido, no noto diferencias entre este caso y el de una paciente que
concurre al consultorio, con quien, el trabajo a realizar es el mismo. De hecho,
cuando esta joven venía al consultorio, también el trabajo era el mismo.
En el espacio de supervisión del material de la paciente que atiendo
telefónicamente se pudo ver claramente el clima transferencial y las intervenciones
se centraron en el discurso de la paciente y en la dinámica contratransferencial y
no difirieron de las realizadas con pacientes que concurren al consultorio.
El diálogo analítico resulta similar en ambas modalidades de terapia. Sucede lo
mismo en el momento de la supervisión, donde el lugar de residencia del paciente
o la modalidad del setting no reviste mayor importancia más que la de un dato,
mientras que sí cobra relevancia el contenido y la dinámica de la sesión y la
patología en juego en ese momento.
Lindon (1988) sostiene que el material analítico de la sesión realizada
telefónicamente es indistinguible del de la sesión realizada en el consultorio.
Zalusky (2003) considera en la misma línea que el material escrito de una sesión
telefónica y una tradicional son indistinguibles.
Sugiero pensar en la misma línea, en lo que se refiere a los temas de la fantasía,
la resistencia al tratamiento, la realidad psíquica, la diferenciación del otro. Y otros
tantos temas que pueden ser motivo de análisis.
En las sesiones de terapia a distancia la asociación libre y la atención flotante
siguen siendo elementos que utilizan paciente y analista para trabajar. Habría que
pensar si surge alguna diferencia en estos aspectos al no estar presente la mirada
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del otro. En el diván tampoco lo está, pero acá tampoco está la presencia física de
ambos en el mismo ámbito, que sí se produce en la terapia tradicional.
También, como en la terapia tradicional, se juegan cuestiones en lo económico, en
los bordes de las sesiones, en las ausencias. La posición del analista y la regla de
abstinencia, se sostienen en ambos tipos de terapia.
Las diferencias
Tengo bastante pensado sobre el tema y me resulta difícil ser sintética sobre las
diferencias; intentaré ser lo más breve posible.
Cada uno de los puntos que voy a nombrar a continuación merecería un trabajo en
particular, pero como no hay tiempo para todo, simplemente los dejaré enunciados
y los retomaremos en la discusión.
Para realizar terapia psicoanalítica a distancia será necesario establecer criterios y
técnicas específicos que permitan el desarrollo de la misma. Muchas de las
terapias que se practican a distancia no son psicoanálisis, sino que son otro tipo
de terapias. Sabemos que no todas las terapias son iguales, es por esto que
siendo psicoanalistas, tanto a Ricardo como a mí, nos interesa la posibilidad de
trabajar acerca de la terapia psicoanalítica.
La primera gran diferencia que surge se relaciona con lo corporal.
El lugar del cuerpo en psicoanálisis y en la sesión psicoanalítica, son grandes
capítulos. No es la intención de esta presentación profundizar en ello, pero si
dejar situados ejes para discutir la viabilidad de esta práctica.
En la terapia tradicional, se encuentran dos personas personalmente y todos los
sentidos están al servicio de la dinámica de la sesión.
En la terapia a distancia, no están todos los sentidos al servicio de la dinámica de
la sesión. El analista no puede ver la cara del paciente, la ropa, otros. (en el caso
del uso de la cámara web, habría que repensar este punto).
Sostengo que tanto analista como paciente deberían estar conscientes de esta
diferencia. El paciente debería tener claro que si él no muestra “verbalmente “ lo
que le sucede, el analista no lo va a saber. Y esto debería estar explicitado en el
contrato de trabajo. En este sentido se requiere de una colaboración del paciente
diferente a lo que se espera en la terapia tradicional.
La exclusión del contacto físico no implica la exclusión del cuerpo en la terapia.
Desde donde uno escribe / habla, en que posición, que le pasa con el cuerpo y los
sentimientos que surgen en el momento de la sesión, pueden ser indicadores a
tomarse en cuenta tanto para analista como para paciente.
Lindon (1988) cuenta que sus pacientes tienen plena de conciencia de esta
situación y suelen describirle lo que les sucede en ese momento, que no es
percibible por medio de la voz, por ejemplo: “me caen lagrimas por las mejillas”.
Todos valoramos los aspectos no verbales de la técnica y tendremos que
aprender a hacer ajustes en ese área.
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Este es el escollo más importante a mi criterio cuando se realiza terapia telefónica.
Los aspectos no verbales nos proporcionan infinidad de elementos que nos
permiten hacer evaluaciones diagnósticas, lecturas acerca de la dinámica de la
transferencia, entre otras cuestiones. Considero importante pensar que se hace
con lo que circula en la sesión, por medio de la acción, en este tipo de terapias.
Algo de esto se puede percibir desde la contratransferencia, pero sería importante
profundizar en esta dirección.
Considero que según de que tecnología se disponga, los sentidos en juego son
diferentes y por ende, dentro de terapias a distancia, también habría que
diferenciar cuestiones técnicas según el elemento tecnológico que se utilice.
Los que se especializan en la terapia por mail o chat, han desarrollado estudios
del lenguaje escrito, que les permiten salvar estas diferencias.
En la terapia telefónica, la voz , que es una manifestación del cuerpo, está
presente y no es casual, que varios de los que practican el psicoanálisis a
distancia, lo realicen por teléfono. Lo emocional se transmite a través de la voz.
En un momento en que una de mis pacientes telefónicas se hallaba en un
momento de crisis importante, con ideas persecutorias serias, me resultaba difícil
intervenir y discriminar su estado mental. Coincidió que en esa época ella estaba
por venir de visita al país, y el modo tradicional de tratamiento me iba a aclarar un
poco el alcance de esas ideas persecutorias. Si esa situación volviera a ocurrir
luego de esta investigación que estamos realizando, posiblemente contaría con
otros recursos diferentes que los tradicionales para abordar esta situación.
En ese momento, si no tenía oportunidad de verla, le habría indicado una
interconsulta con un psiquiatra. Posiblemente, si fuera una paciente de terapia
tradicional, la indicación hubiera sido la misma, pero en ese momento sentí la falta
de elementos técnicos diagnósticos dadas en el consultorio por lo no verbal, que
en el teléfono no están.
Otro escollo técnico que yo encuentro se refiere al tema de los silencios, que son
difíciles de sostener, fundamentalmente por la duda de si hay alguien del otro lado
o si se corta la comunicación.
En estos casos observo cierta urgencia de mi parte en interpretar o en que dejen
de sufrir rápido. Por ahí se relaciona con el apuro que trae acompañado la idea de
teléfono. Considero que algo de este apuro debe ser olvidado para poder permitir
el desarrollo de la sesión.
Para algunos, la idea de urgencia todavía está ligada al llamado telefónico. Tal vez
se trata de una cuestión generacional. Para los jóvenes, hoy, teléfono y presencia
física es vivido como equivalente; incluso usar teléfono, mensaje de texto o chat,
es más fácil, familiar y cómodo.
Otro de los puntos en el cual me parece importante detenerme es en el tema de la
privacidad.
Todos sabemos que El ciberespacio es un ámbito público, si bien uno puede
encontrar formas de hacerlo privado, es fácilmente accesible por otras personas.
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Que telefónicamente hablen por micrófono desde la computadora y otros
escuchen, que hablen con micrófono. Uno no ve si el otro está metido en la sesión
o haciendo algo con las manos o navegando por Internet mientras tiene la sesión
o grabando la sesión telefónica.
La privacidad habilita la sesión analítica. Muchas cosas que dicen en sesión, tanto
analista como paciente, no las dirían en otros ámbitos.
La cuestión de la privacidad y del registro de las sesiones remite entre otros temas
a la pregunta de si el analista se tiene que medir en sus intervenciones, ya que lo
que dice puede quedar grabado o escrito. De ser así, implicaría una contradicción
con la regla de la asociación libre y la atención flotante.
Hay cosas que los pacientes no esconden, pero no dicen, y en la sesión
tradicional se pueden ver. Aunque también en la sesión tradicional suceden varias
cosas que no se perciben. Nosotros tenemos que saber que no le tenemos que
pedir a la terapia telefónica lo que no puede dar. Y ver como reemplazar estos
elementos, tan necesarios, para el proceso de la terapia psicoanalítica.
El tema del consentimiento informado es otro de los temas que propongo pensar.
En general no es un tema muy considerado tradicionalmente por los analistas. En
este tipo de práctica que propongo me parece fundamental para el desarrollo de la
misma. Obviamente, habría que construir un modelo de Consentimiento Informado
ad hoc para este tipo de práctica.
Las características de la terapia a distancia hacen necesaria la inclusión de
elementos que reduzcan los riesgos clínicos y legales de esta práctica.
Hay otra variable importante a destacar que se refiere al conocimiento del
paciente.
Hay diferencias entre realizar terapia a distancia con un paciente que uno conoció
previamente ya sea por entrevistas o por haberlo atendido en otro momento de su
vida, que con un paciente que uno nunca vio. Será que el estilo tradicional todavía
nos pesa mucho. Hay algo de la necesidad de conocer personalmente al paciente
que se relaciona con ese estilo. Posiblemente los analistas, dentro de unos años,
no estén tan impregnados del estilo tradicional de hoy y ésta no sea una
diferencia.
Uno de los riesgos de esta investigación es que cuando terminemos de investigar,
ya las conclusiones sean otras, por el avance veloz de la tecnología en la vida de
las personas.
Estos son algunos de los temas que me
practicar este tipo de clínica.
plantean dificultades, a la hora de
Me gustaría que podamos detenernos a discutir que modificaciones serían
necesarias realizar en la técnica para poder seguir practicando la terapia por
teléfono y utilizar el método psicoanalítico.
En mi experiencia, la terapia telefónica resultó un ámbito enriquecedor. Tanto para
los pacientes como para la analista.
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Yo les comenté al principio que este tema me viene interesando hace bastante.
En su momento hice un bosquejo de tesis doctoral que por ahora está en
suspenso, pero que incluye una encuesta bastante amplia sobre cuestiones
técnicas a pensar para la realización de este tipo de terapias. Con Ricardo hicimos
una adaptación de la encuesta para esta presentación.
Le propongo al que esté interesado, que la conteste. Puede ser en forma anónima,
y la idea sería procesar los datos, para ver como seguir avanzando en esta
investigación.
Considero fundamental la opinión que los psicoanalistas para evaluar la viabilidad
de esta nueva práctica.
El objetivo de esta presentación fue generar inquietudes y movilizar certezas.
Espero que se haya logrado y he pensado algunas preguntas, para abrir el debate:


¿Determina y condiciona el contacto físico el desarrollo de un tratamiento
terapéutico psicoanalítico?
¿Cómo se podrían reemplazar el efecto que la presencia física del analista y el
paciente producen en el tratamiento tradicional en la terapia a distancia?.

¿Qué elementos son necesarios para el setting de la terapia a distancia? ¿Cuál
sería la diferencia con la terapia tradicional?

¿Nos interesa determinar de que recursos debe disponer el paciente y/o el
analista para realizar este tipo de práctica.?

El uso de la computadora y el teléfono en la terapia psicoanalítica, ¿implica
sólo un replanteo técnico o también metapsicológico?

¿Influye la diferencia generacional (edad de los analistas) a la hora de pensar
la viabilidad de este tipo de terapias?

También habría que pensar el tema de la legislación y el riesgo de mala praxis
para este tipo de terapia.
Descriptores. Palabras clave:
Terapia Psicoanalítica. Internet. Teléfono. Modificaciones técnico-clínicas.
Abstract
Página 9/12
En este trabajo se plantean algunos interrogantes acerca de las
diferencias entre la terapia a distancia y la terapia, que elijo llamar,
tradicional.
Se plantean preguntas especialmente relacionadas con la técnica y
cuales serían las modificaciones necesarias para poder practicar el
psicoanálisis vía las nuevas tecnologías de la comunicación.
Se
presenta
un
caso
clínico
de
terapia
telefónica.
También se plantean una serie de preguntas que guían la
investigación y abren al debate y una encuesta, dirigida a los
analistas
interesados
en
realizarla.
Resumen
LA TÉCNICA PSICOANALITICA Y SU ENTRECRUZAMIENTO CON
TECNOLOGÍAS DE LA COMUNICACIÓN.
LAS
Lic. Marisa Ludmer.
En este trabajo se plantean algunos interrogantes acerca de la posibilidad de
practicar la terapia psicoanalítica a distancia. Surge la pregunta, acerca de la
posibilidad de realizar terapia psicoanalítica a través de Internet u otros medios
tecnológicos, que existen en el año 2007,(teléfono, mail, videophone, otros). La
decisión de realizar este estudio, surge del incremento en estos últimos años de la
oferta de terapias on line y telefónicas, del avance de Internet en el uso de la vida
cotidiana de los sujetos y de la necesidad de probar, si el psicoanálisis, podría ser
una nueva alternativa terapéutica posible de incorporar, en la actual oferta de
terapias a distancia (on line y telefónicas). Sostengo que las condiciones técnicas
que ofrece el siglo XXI podrían favorecer nuevos modos de aplicación del
psicoanálisis. Se plantea la necesidad de repensar la técnica y la teoría
psicoanalíticas, para realizar esta nueva práctica. Se plantean preguntas, acerca
de cuales serían las modificaciones técnicas y teóricas necesarias de realizar. Se
plantean las diferencias y similitudes, entre la terapia psicoanalítica a distancia y la
terapia psicoanalítica, que elijo llamar tradicional.
Las similitudes, se relacionan con las cuestiones transferenciales, el encuadre, el
contrato, entre otras. Las diferencias se refieren a los silencios, la dificultad de
captar los aspectos no verbales que se juegan en la sesión, la privacidad, entre
otros.
Se comenta un caso clínico de terapia telefónica.
Finaliza el trabajo con una serie de preguntas que guían la investigación y abren al
debate entre colegas acerca de la viabilidad de este tipo de práctica y las
modificaciones necesarias de realizar para poder practicarla.
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