EL DESEMPLEO EN EUROPA Perspectivas, causas y remedios

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EL DESEMPLEO EN EUROPA
Perspectivas, causas y remedios
Guillermo de la Dehesa
Vicepresidente del Centre for Economic Policy Research (CEPR)
El desempleo es el verdadero "talón de Aquiles" de la
economía europea y lo va a seguir siendo por muchos años, a menos
que se haga una reforma profunda de los mercados laborales y de
productos y servicios europeos en los próximos años.
En el período 1961-1970 la media de desempleo europeo
era del 2,2%, menos de la mitad que en Estados Unidos donde alcanzaba
el 4,7%. Con la primera crisis energética se duplicó pasando al
4,9% y se volvió a duplicar con la segunda alcanzando el 10% en
1985, mientras que en Estados Unidos sólo aumentó hasta el 7%.
Posteriormente, Europa fue capaz de reducirlo hasta el 8% en 1990
pero la recesión derivada de la unificación alemana lo volvió a
elevar, en 1994, al 11,3 y sigue hoy en niveles cercanos al 11%,
mientras que en Estados Unidos se ha reducido a menos del 5%. La
evolución del paro en España es aún mucho más dramática ya que
partiendo de una media del 2,5% en el período 1961-70 saltó, con
la transición política y las dos crisis energéticas al 21,6% en
1984. En el período de expansión 1986-1990 se logró reducir al 16,2%
en 1990, pero la recesión posterior lo volvió a elevar al 24,1%
en 1994. Desde entonces, se ha logrado reducir un punto al año y
se espera que a finales de 1997 se sitúe por debajo del 21%.
El Plan de Empleo de la Unión Europea tiene como objetivo
reducir un punto al año la tasa de desempleo, con lo que volver
a las tasas de Estados Unidos, es decir al 5%, tomará 6 años de
media. El objetivo va a ser muy ambicioso para algunos países como
España o Italia que tienen una población activa más baja, con lo
que al aumentar el empleo, aumentará la población activa y caerá
muy poco el paro. En el caso español pasar al 5% reduciendo un punto
al año tomará 16 años. Si se cumple el reciente Plan de Empleo del
gobierno que tiene como meta crear 1 millón de empleos en cuatro
años, y si se lograse alcanzar de nuevo este objetivo cada cuatro
años posteriormente, se tardarían 14 años en llegar al 5% de
desempleo, en lugar de 16.
Esto significa que con dichos planes de empleo Europa
irá reduciendo paulatinamente sus tasas de desempleo, siempre y
cuando se pueda crecer a un buen ritmo, ya que en los planes de
empleo, tanto en el Europeo como en el Español se habla de
liberalización y desregulación de los mercados de productos y
servicios y de políticas activas de empleo (lo que es, sin duda,
positivo), pero no se alude o se hace tímidamente, a la
liberalización o la reforma de los mercados laborales.
Aunque no estoy de acuerdo con Paul Samuelson que en un
reciente artículo ha señalado que el 90% del desempleo en Europa
es estructural, creo que el 11% actual contiene entre un 60% y un
70% de componente estructural y, por tanto, reducirlo requiere
también una reforma en profundidad de los mercados laborales
europeos. Comprendo que los gobiernos europeos, ante los problemas
de alto desempleo intenten acudir antes a medidas keynesianas de
manejo de la demanda agregada y de gasto en políticas activas que
a medidas neoclásicas de reforma y flexibilización de los mercados,
ya que estas son políticamente "más incorrectas", pero en los
próximos años el Plan de Estabilidad no va a dar mucho margen para
ese tipo de políticas.
Comprendo, asimismo, que los partidos que gobiernan
quieran seguir siendo reelegidos y que no se atrevan a llevar a
cabo dichas reformas ya que podría, al menos a corto plazo, costarles
muchos votos, ya que son siempre mucho más los que tienen empleo
y pueden temer perderlo con la reforma que los que no lo tienen
y pueden esperar ganarlo. Pero también me extraña que tampoco se
hable, al menos, de nuevas reformas pactadas en cada país o incluso
de una reforma consensuada para toda la Unión Europea.
en Europa?
¿Cuáles podrían ser las líneas de una reforma laboral
La primera línea tendría que intentar mejorar la
flexibilidad salarial, para lo que habría que estudiar una fuerte
descentralización de la negociación colectiva intentando que se
determinen con independencia los salarios en cada una de las
empresas grandes y en conjuntos de pequeñas y medianas empresas
del mismo sector y en una determinada zona.
La segunda tendría que aumentar la movilidad laboral
tanto intersectorial como interterritorial, lo que conllevaría un
fuerte aumento del mercado de las viviendas de alquiler e introducir
la posibilidad de hacer portátiles los fondos de pensiones.
En tercer lugar, habría que introducir una reforma de
los sistemas de contratación y despido y de sus indemnizaciones
para hacer ambos más flexibles, incentivando la contratación fija
por un lado y la contratación a tiempo parcial por otro.
Una cuarta línea incluiría la reducción de los impuestos
y cotizaciones que gravan el trabajo para hacer menor la diferencia
entre el salario neto que el trabajador recibe y el coste del
trabajador para la empresa. Este tipo de medida sería especialmente
eficaz con los trabajadores menos cualificados que son los más
afectados por el desempleo.
La quinta línea de actuación debería de ser una reforma
de las prestaciones por desempleo y las prestaciones asistenciales
convirtiéndolas en un incentivo temporal para buscar empleo, en
lugar de una forma pasiva de subsidiar el paro. Esto exigiría que
los parados, especialmente los de larga duración, pudieran utilizar
las prestaciones por desempleo como subvención a la empresa que
les contrate al menos durante el tiempo que dura dicha prestación.
Otra fórmula posible sería que al llegar a un año de parado
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se le emplease temporalmente con cargo a la prestación por desempleo
con objeto de que no pierdan ni la cualificación ni el hábito de
trabajar. El gráfico nº 1 muestra como existe una cierta correlación
positiva entre la duración de las prestaciones por desempleo y el
nivel de parados de larga duración.
Otra línea de reforma debería incluir todo lo relativo
a la formación y cualificación, no sólo orientado los sistemas de
educación para preparar a los estudiantes para el trabajo, si no
también mejorando los sistemas de formación en prácticas en las
empresas y dando incentivos a los parados para que adquieran nuevas
cualificaciones.
Por último, no hay que dejar de lado la posibilidad de
hacer una política macroeconómica más adecuada, en el sentido de
que incentive, en mayor medida, el ahorro y la inversión privadas.
Tampoco hay que abandonar la idea, en su momento, de hacer una
política de expansión de la demanda coordinada a nivel europeo,
que también puede ayudar en los períodos de recesión cíclica.
Dentro de estas líneas de reforma no incluyo la reducción
del tiempo de trabajo por dos razones. En primer lugar, considerarla
como un remedio contra el desempleo es totalmente falaz, ya que
no existe correlación clara entre reducción de jornada y reducción
del paro y, de existir, la correlación es más bien inversa, como
muestra el gráfico 2. En segundo lugar, porque, en todo caso, habría
que dejar su decisión a las empresas individualmente ya que a algunas
les puede ser de interés dentro de su estrategia productiva. Por
ejemplo, una empresa, que se encuentre con exceso de plantilla y
con costes de despido muy elevados y que necesite reducir su coste
laboral, podría llegar a un acuerdo para reducir la jornada y pagar
menores salarios, (pero tampoco aumentaría el empleo).
No estoy abogando, ni mucho menos, por una desregulación
total de los mercados laborales en Europa porque creo que ni es
políticamente viable, ni es socialmente equitativo, ni es tampoco
económicamente eficiente. Dentro de cada línea de reforma apuntada
anteriormente unos países necesitarán una reforma de mayor calado
que otros. Es decir, hay que identificar las ineficiencias que
existen en cada mercado y llevar a cabo las reformas "ad hoc".
De no llevarse a cabo estas reformas, será muy difícil
reducir, significativamente, la cifra actual de 18 millones de
parados de los que un 40% son parados de larga duración, un 30%
son jóvenes menores de 24 años y una buena parte son trabajadores
de baja cualificación. Mientras no se consiga su reducción no será
fácil una convergencia real de rentas en Europa y se seguirá viviendo
con un clima poco propicio para la paz social.
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