CASO: “SHUMAN AUTOMOBILES INCORPORATED ¹” ¹Prohibida su reproducción. Este caso ha sido preparado para ser utilizado como base de distribución y no como ilustración de la gestión, adecuada o inadecuada, de una situación determinada. SHUMAN AUTOMOBILES INCORPARATED (1) Clark Shuman, copropietario y gerente de un negocio de compra – venta de automóviles, pensó que los problemas asociados al rápido crecimiento de su empresa eran ya demasiados grandes para cargar el sólo con ellos. (Véase el estado de cuentas en el Anexo 1). La buena reputación de que gozaba la empresa en aquella localidad justificaba su creencia de que continuaría el ritmo de crecimiento. La norma establecida de dar empuje a la venta de coches nuevos como principal negocio de su comercio, había dado buenos resultados, según el criterio de Mr. Shuman. Esto, unido a la enorme atención que prestaba a sus relaciones con los clientes, le producía una gran cantidad de operaciones de repetición, llevando así las venas de la empresa a niveles más altos. Por consiguiente, quería modificaciones en su organización para enfrentarse al nuevo estado de cosas. Los tres socios pasivos de Mr. Shuman estaban de acuerdo con esta decisión. Por lo tanto, Mr. Shuman dividió el negocio en tres departamentos: uno para la venta de coches nuevos; otro para la venta de coches usados y el tercero para servicios de reparaciones. Entonces nombró a tres de sus empleados de mayor confianza, jefes de los nuevos departamentos: Jean Moyer fue nombrado Jefe del departamento de coches nuevos; Paul Fiedler, Jefe del de coches usados y Nate Bianci, Jefe del departamento de servicios. Todos ellos ya hacía años que estaban en la empresa. A cada uno de ellos se les dio facultades para llevar el negocio de su departamento en forma totalmente independiente. Y para dar un incentivo a los nuevos dirigentes, su retribución se calculó a base de un porcentaje directo del beneficio bruto de su departamento. Poco después de hacerse cargo de su departamento, el Jefe de ventas de coches nuevos, Jean Moyer, se encontró en el caso de tener que fijar la cantidad que ofrecería a cierto cliente que quería dar su coche viejo a cuenta de la compra de un coche nuevo cuyo precio de lista era de 6.400 dólares. Antes de cerrar el trato, Mr. Moyer tenía que decidir el descuento sobre el pecio de lista que concedería al cliente y el valor del coche viejo. Sabía que podía descontarle el 15 por ciento del precio de lista sin que ello supusiese distanciarse mucho de sus competidores. No obstante, también quería estar seguro de no perder nada en el cambio. ________________ (1) Shuman Automobiles Incorporated Copyright © by the President and Fellows of Harvard College Traducido con permiso por Eduard Ballarín, clasificado y archivado en el IESE de Barcelona. Harvard no asume la responsabilidad de la exactitud de la traducción. Prohibida la reproducción, total o parcial, sin autorización escrita del IESE En sus conversaciones con el cliente, se hizo evidente que éste tenía una idea muy desorbitada del valor de su antiguo coche. Esto significaba que Mr. Moyer probablemente habría de estar dispuesto a hacer un pequeño sacrificio para realizar la venta. El coche nuevo ya hacía tiempo que lo tenían en existencia y era de un modelo que no se vendía mucho, por esto tenía ganas de venderlo si pudiera hacerlo ventajosamente. Para fijar el valor del coche usado, el Jefe del departamento de coches usados, Mr. Fiedler, acompañó a Mr. Moyer y al cliente al aparcamiento exterior para examinar el coche. En el curso de su examen, Mr. Fiedler calculo que el coche necesitaría reparaciones que costarían 350 dólares, después de lo cual se podría vender a un cliente directamente al detall, por 1.850 dólares. Como mayorista, él podría comprar o vender este coche, después de reparado, por unos 1.600 dólares. El precio de un coche al mayor era susceptible de fluctuar mucho más que el precio al detall, según fuese el color, los adornos, el modelo, etc. Afortunadamente, el coche en cuestión era de un tono de color muy popular. El manual de los comerciantes detallistas de coches usados, el “Blue Book” (libro azul) daba una escala de precios al contado de 1.375 a 1.465 dólares para el modelo del coche a cambiar, en buen estado. Esta escala representaba la distribución de los precios al contado que habían pagado los comerciales por dicho modelo de coche en aquel distrito la semana anterior. Mr. Fiedler calculaba que él podría sacar unos 1.100 dólares por aquel coche tal como estaba (o sea, sin contar la reparación) en la subasta de la semana siguiente. El Jefe del departamento de coches nuevos tenía el derecho de tomar cualquier coche usado en pago a cuenta de uno nuevo, por el valor que considerase conveniente, pero entonces tenía la responsabilidad de venderlo. Tenía dos alternativas, o bien convencer al Jefe del departamento de coches usados para que se hiciera cargo del coche y aceptar la valoración que hiciera su colega, o bien vender el coche él mismo, a través de los canales mayoristas. Cualquiera que fuese la decisión de Mr. Moyer, tenía la obligación primordial de realizar un beneficio para la empresa en los coches nuevos que vendía, sin perjudicar su realización con excesivas concesiones en los intercambios. Su meta principal, dijo que Mr. Moyer, tenía que ser las de encontrar un “equilibrio entre la necesidad de satisfacer a los clientes y renovar los stocks de coches nuevos y resultaba difícil establecer la línea divisoria entre abonar lo justo y abonar demasiado”. Después de sopesar todos estos factores, haciendo especial énfasis en la personalidad del cliente, Mr. Moyer se decidió a abonarle 2.135 dólares por el coche viejo, con tal que el cliente renunciara al descuento habitual y pagara el precio de lista del coche nuevo. Después de mucho regateo, en el curso del cual el cliente rebajó la cantidad que había pedido y Moyer aumentó la baja cifra primeramente ofrecida, convinieron en el abono de los 2.135 dólares. Firmaron los documentos consiguientes y el cliente se fue con el coche nuevo. Mr. Moyer volvió a su despacho y expuso el caso a Joanne Brunner, quien hacía poco que había entrado en la empresa como contable. Después de escuchar con atención la explicación de Moyer sobre la venta, Brunner se aplicó a hacer los asientos en los libros del negocio. Cuando vio que el coche nuevo lo había comprado la empresa al fabricante por 4.445 dólares, se quedó perpleja ante el valor con que habría de contabilizar el vehículo tomado a cambio. Como el precio de lista del coche nuevo era de 6.400 dólares y había costado 4.445 dólares, Brunner razonó que el margen bruto en la venta del coche nuevo era de 1.995 dólares. Pero Moyer había concedido 2.135 dólares por el coche viejo que, además, precisaba de reparaciones por valor de 350 dólares y se podía vender al detall por 1.850 dólares o a un revendedor por 1.600 dólares. ¿Quería esto decir que la venta del coche nuevo representaba una pérdida? Brunner no estaba del todo segura de la respuesta que se podría dar a esta pregunta. Además, tampoco estaba segura del valor que debía dar al coche usado a efectos de valoración del inventario. Brunner resolvió ponerle el valor contable de 2.135 dólares y esperar instrucciones de sus superiores. Cuando Fiedler, Jefe del departamento de coches usados vio lo que Mrs. Brunner había hecho, fue a las oficinas y manifestó enérgicamente que él no tomaría el precio de 2.135 dólares como tasación del coche usado. Su comentario fue el siguiente: “Mi departamento de coches usados tiene que deshacerse de ese coche viejo, a menos que Jean (el jefe del departamento de coches nuevos) se haga cargo él. Yo nunca habría abonado al cliente 2.135 dólares por ese viejo trasto. Nunca habría dado por él más de 1.250 dólares, que es el precio de venta al por mayor, sin el costo de las reparaciones. Mi departamento también tiene que realizar beneficios ¿sabe usted? Mi retribución depende de los beneficios brutos que realice en la venta de coches usados y no consiento que se perjudiquen mis intereses porque Jean sea demasiado generoso con sus clientes”. Mrs. Brunner le contestó que no había sido intención suya ocasionar ningún problema, sino que sencillamente había anotado la entrada del coche por lo que parecía el costo de adquisición, porque le habían enseñado que ésta era la manera más práctica de hacerlo. Cualquiera que hubiera sido la respuesta que Mr. Fiedler iba a dar a este comentario, se vio truncada por la llegada de Clark Shuman, el director general, y Nate Bianci, Jefe del departamento de servicios. Mr. Shuman tomó le teléfono y llamó a Jean Moyer, Jefe del departamento de ventas de coches nuevos y le dijo que viniera enseguida. “Bueno, Nate” –dijo Mr. Shuman- “Ahora que todos estamos aquí, diles lo que acabas de decirme a mi”. Bianci, que al parecer estaba muy ocupado, dijo: “Gracias, Clark. La pega está en este cambio. Jean y Paul acertaron al pensar que las reparaciones que creían necesarias costarían unos 350 dólares. Pero por desgracia, no vieron que el eje posterior estaba rajado y tendrá que cambiarse antes de poder vender el coche. En esto entrarán materiales y mano de obra por valor de unos 265 dólares”. “A parte de esto” –prosiguió Bianci- hay otra cosa que me preocupa mucho más. Con el sistema contable que hemos estado usando, no puedo cargar a un trabajo interno la misma cantidad que percibiría si un cliente de fuera me hiciese el mismo encargo. Como puede verse en el resumen de gasto de mi departamento (Anexo 2), el año pasado perdí casi 8.000 dólares en los trabajos internos. En una reparación como esta, de 615 dólares, ni siquiera recupero gastos. A un cliente de fuera que me encargase un trabajo con 615 dólares de coste, podría facturarle 830 dólares. El “Blue Book” (1) da una escala de 810 a 850 dólares para las reparaciones que necesita este coche y yo siempre me ajusto al término medio del “Blue Book”. Esto reportaría a mi departamento un beneficio bruto de 215 dólares y mi remuneración se basa en ese beneficio bruto. Como parece que una gran proporción del trabajo de mi departamento va a ser la reparación de coches usados para venderlos, me parece que yo debería cobrar lo mismo por reparar un coche procedente de cambio que por un trabajo de reparación para un cliente de fuera. Los señores Fiedler y Moyer empezaron a hablar ambos a la vez sobre este punto. Mr. Fiedler, el más enérgico de los dos, logró desplazar a Mr. Moyer: “Este asunto del eje, es una desgracia, sí, pero es dificilísimo descubrir una rajadura en un eje. Puede que Nate tenga más suerte otra vez. Tiene que estar a las duras y a las maduras. Él tiene que dejar los coches en condiciones para que yo los venda”. Moyer, después de confesar que fue una desgracia no haber notado lo del eje, añadió: “Sin embargo, esto no es culpa mía. De todos modos es ridículo que el departamento de servicios haga negocio con las reparaciones que realiza para el resto de la empresa. La empresa no puede ganar dinero cuando la mano izquierda vende algo a la mano derecha”. Clark Shuman, director general, estaba algo confuso sobre este caso. Le parecía ver algo de verdad en todo lo que se decía, pero no estaba tan seguro de hasta qué punto lo era. Era evidente para él que había que hacer algo, tanto para deslindar este problema como para evitar su repetición. Al efecto ordenó a Mrs. Brunner, la contable, que sacara “la cuenta de lo que vamos a ganar en toda esta operación”, luego se fue a su despacho a meditar sobre la mejor manera de que sus encargados realizaran beneficios para la empresa. Una semana después de los acontecimientos descritos, Clark Shuman, copropietario y director general del negocio, todavía no estaba seguro de lo que tenía que hacer para motivar a sus encargados en la realización de beneficios para la empresa. Durante aquella semana Bianci, Jefe de servicios, le comunicó que las reparaciones realizadas en el coche usado habían ascendido a 688 dólares, de cuya cantidad, 320 dólares correspondían al coste de las reparaciones que habían sido descubiertas en el momento dela compra y los otros 368 dólares eran el coste de sustitución de eje rajado. _________________________ (1) Además de un Blue Book para los coches usados, había otro Blue Book que proporcionaba un rango de lo que solían costar distintos tipos de reparaciones. Como el libro de coches usados, aparecía semanalmente y se basaba en las facturas reales emitidas por los talleres de reparación del área local. Para reforzar su argumento a favor de una mayor retribución por los trabajos de reparación, Bianci había consultado las copias de las facturas de los últimos meses y había encontrado otros ejemplos de trabajos similares (peor no idénticos) al del coche usado en cuestión. El importe de cada una de esas facturas promediaba los 850 dólares, cantidad que los clientes habían pagado sin chistar y los materiales y las horas de trabajo invertidos en reparaciones habían costado 596 dólares. En esto estaba incluido el porcentaje de los gastos generales del departamento, pero no los gastos generales de la empresa. Además. Bianci había recibido de Brunner, la contable, el análisis de costos que se muestra en el Anexo 2. Bianci manifestó a Shuman que ésta era una distribución bastante típica de los gastos del departamento de servicios. ANEXO 1 SHUMAN AUTOMÓBILES INCORPORATED Cuenta de pérdidas y ganancias del año terminado el 31 de diciembre Venta de coches nuevos Coste de los coches nuevos vendidos* Remuneración del personal de ventas 3.821.873$ 3.156.401$ 162.372 Descuentos comerciales* * Venta de coches usados Coste de los coches usados vendidos* Remuneración del personal de ventas 3.318.773 503.100$ 116.112 386.988$ 2.395.696$ 1.907.277$ 91.564 1.998.841 396.855$ 61.118 Descuentos comerciales* 335.737 722.725$ Servicios prestados a los clientes Coste de los trabajos realizados* Trabajos de reparación para otros departamentos Cargos en cuenta a otros departamentos Costes* Gastos generales y administrativos BENEFICIO ANTES DE IMPUESTOS 347.511$ 256.984 90.527$ 236.580$ 244.312 (7.732) 82.795 805.520$ 491.710 313.810$ __________________________ (*) Esta cantidad incluye los gastos generales directos del departamento, pero excluye los gastos generales imputados del negocio. (* *) Descuento comercial significa el exceso abonado por encima del valor del coche usado. ANEXO 2 SHUMAN AUTOMÓBILES INCORPORATED Análisis de los gastos del departamento de servicios, en el año terminado el 31 de diciembre Número de trabajos Mano de obra directa Suministros Gastos generales fijos del departamento Recambios Facturaciones a los clientes o cargos a otros departamentos Beneficio (o pérdida) Parte de los gastos generales de la empresa, que le corresponde Beneficio del departamento en dicho año Trabajos para Trabajos de reparación clientes para otros departamentos 2780 1051 106.930$ 98.820$ 37.062 32.755 TOTAL 3831 205.750$ 69.817 31.558 175.550$ 81.434 256.984$ 26.067 157.642$ 86.670 244.312$ 57.625 333.192$ 168.104 501.296$ 347.511 90.527$ 236.580 (7.732) 584.091 82.795$ 57.080 25.715$