t013-c42.doc

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VI Encuentro Nacional de Docentes Universitarios Católicos (ENDUC)
2, 3 y 4 de septiembre 2011. Universidad Nacional de La Rioja, Argentina.
PONENCIA
“LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y LAS NUEVAS HERRAMIENTAS DIGITALES EN
EL CONTEXTO EDUCATIVO GLOBAL. Un análisis crítico a la luz de la Doctrina Social
de la Iglesia”
ÁREA 4: LA COMUNICACIÓN HUMANA Y LA DOCENCIA
Sub-tema 4.2: La comunicación y su relación con otros fenómenos psicológicos. Los
medios audiovisuales en la construcción de la subjetividad. Su importancia en el ámbito de la
cultura.
AUTORES
Dr. Ángel Dejesús Cardozo
Abogado y Especialista en Docencia Universitaria
Facultad de Derecho y Ciencia Política – Sede Posadas -UCSF
Cátedra: Derecho Penal II – Parte Especial
Mgter. Griselda Agustina Gabalachis
Contadora Pública – Especialista en Contabilidad Superior y Auditoria
Especialista en Educación Superior – Magíster en Docencia Universitaria
Facultad de Ciencias Económicas – Universidad Nacional de Misiones
Cátedras: Contabilidad Superior – Contabilidad II – Actuación Profesional I
Correo Electrónico: [email protected]
Lic. Cecilia Agustina Cardozo
Facultad de Ciencias Exactas Químicas y Naturales – Universidad Nacional de Misiones
Docente Adscripta Cátedra Psiquiatría y Salud Mental – Licenciatura en Enfermería
Correo Electrónico: [email protected]
RESUMEN
En los albores del nuevo siglo asistimos a transformaciones vertiginosas que se
vienen sucediendo en todos los campos, que resultan difíciles de comprender y
significar. Algunos teóricos de las ciencias sociales afirman que estamos en la “era
posmoderna” y otros acuñan el término “sociedad del conocimiento” intentando
representar de algún modo el momento y el contexto en el cual nos encontramos. En
este marco toman un protagonismo extremo los medios de comunicación, y la
lógica imperante es la lógica del consumo, emergiendo una generación de jóvenes
que cuando interactúan lo hacen en gran medida por medios digitales. Emplean
Internet, integrando comunidades en línea por chat, Facebook y Twitter. Están más
que familiarizados con la WEB y acostumbrados a la acción y la satisfacción
inmediata.
En un contexto social con las características señaladas, los medios de comunicación
y las TICS pasan a ser elementos necesarios e imprescindibles, pero ¿Qué papel
juega la educación en general y la Universidad en particular? A lo que
podríamos responder que la educación es la pieza clave en la configuración de esta
nueva sociedad y cuyo papel es definitorio e irrenunciable, es decir no debe
renunciar a su función más elevada, que es la de seguir siendo hacedora de
ciudadanos responsables, comprometidos, pero sobre todo, útiles para su
comunidad, haciendo uso con la mayor plenitud posible de todos los recursos que la
misma sociedad va generando. En este trabajo nos proponemos un análisis
holístico de la problemática, pero a la luz de los principios de la Doctrina
Social de Iglesia.
VI Encuentro Nacional de Docentes Universitarios Católicos (ENDUC)
2, 3 y 4 de septiembre 2011. Universidad Nacional de La Rioja, Argentina.
INTRODUCCION
La denominación actual de “sociedad del conocimiento” intenta representar de
algún modo el momento y el contexto en el cual nos encontramos hoy inmersos,
esto es la transición de una “sociedad informatizada” a una “sociedad generadora
de conocimiento”.
Hoy nos encontramos habitando un mundo crecientemente centrado en la
tecnología, donde los que rigen son los medios de comunicación, y donde la
lógica imperante es la lógica del consumo. Importantísimos avances en la ciencia y
en la tecnología nos ubican al borde de lo que la ciencia ficción mostraba hace unos
años: el mundo telemático, la realidad virtual, la posibilidad de la reproducción
en serie de embriones humanos, reasignaciones de sexo, parejas de igual
sexo, familias monoparentales o ensambladas, entre otros hechos; situaciones
que muchas veces nos generan cuestionamientos éticos.
En simultáneo, emerge una generación de jóvenes que muestran una reducida
capacidad de comunicación verbal, y cuando interactúan entre si, lo hacen en gran
medida por medios digitales. Emplean Internet, integrando comunidades en línea por
chat, Facebook Facebook y Twitter. Están más que familiarizados con la World Wide
Web y acostumbrados a la acción y la satisfacción inmediata debido a la tecnología
de Internet. Son muy impacientes dado que desean resultados inmediatos. Para
ellos, la información está ahí y eso se puede dar por descontado. Si bien no
consideran que INTERNET sea el mayor instrumento para la humanidad, son
capaces de hacer grandes comunidades y enormes colaboraciones por medio de la
red sin conocer a nadie personalmente.
En este marco nos cabe la pregunta: ¿Qué papel juega la educación en general y
la Universidad en particular? A lo que podríamos responder que la educación es la
pieza clave en la configuración de esta nueva sociedad y cuyo papel es definitorio e
irrenunciable, es decir no debe renunciar a su función más elevada, que es la de
seguir siendo hacedora de ciudadanos responsables, comprometidos, pero sobre
todo, útiles para su comunidad en tanto y en cuanto interactúen positivamente,
haciendo uso con la mayor plenitud posible de todos los recursos que la misma
sociedad va generando. Entre ellos los medios de comunicación y las nuevas
tecnologías digitales.
La Universidad recibe a este emergente social que encuentran en particular en el
ciberespacio nuevas comunidades de sentido, nuevos territorios en términos socioespaciales que le sirven como “círculo de protección” y los nutre de imaginarios
donde ubican referentes a los que atribuyen menor o mayor credibilidad.
En un contexto social con las características señaladas, los medios de
comunicación y las nuevas tecnologías pasan a ser elementos necesarios e
imprescindibles, que ya no esperan ser entendidos, sino que evolucionan en la
medida en que se comprenden, usan y aceptan. La Universidad no puede, desde su
función formadora, dejar de lado a los nuevos entornos tecnológicos y virtuales.
Debe incorporarlos de manera intensiva para alcanzar a un universo mayor de
estudiantes e intentar obtener, además, mejores resultados. Sobre todo
considerando que los jóvenes de las nuevas generaciones poseen otras lógicas de
aprendizaje, otras formas de interacción con la sociedad e incluso de comprender el
mundo en que viven.
A partir del reconocimiento de que esa “Sociedad del Conocimiento” llegó, está
presente y que todos estamos inmersos en ella, debemos tomar conciencia además
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que como académicos nos compete un rol importante de su desarrollo. Pero de un
desarrollo desde una visión crítica y cristiana.
En este trabajo nos proponemos presentar un análisis holístico de esta
problemática, que nos alcanza e interpela, en particular en nuestro ámbito
académico universitario. Entendiendo que debe estar en la agenda del debate
actual, dado que los medios de comunicación y las nuevas tecnologías, no son
herramientas neutras, y más allá de sus bondades, también implican riesgos,
dado que son producto de una determinada cultura, filosofía y visión del
mundo.
LA IMPRONTA MEDIATICA EN EL MICRO CONTEXTO
Como se ha dicho, hoy nos encontramos inmersos en un mundo centrado en la
tecnología digital, donde los medios de comunicación se erigen como los
protagonistas del siglo y donde la lógica imperante es la lógica del mercado, del
consumo.
No quedan ajenos a esto, los restantes avances que se dan en todos los campos de
las ciencias, tales como la biotecnología, la genética, la robótica, entre otros, ni los
cambios que se generan a nivel socio – cultural en un mundo cada vez más
globalizado.
Así puede observarse que se presentan cambios en las instituciones, entre las
que se encuentra la familia como la principal. Muchas veces los cambios en las
configuraciones familiares desequilibran a la familia “tradicional”, surgiendo nuevas
formas de ser y de estar con los otros. A la par, estos acontecimientos atraviesan el
imaginario social y producen importantes mutaciones en la mentalidad de las
personas.
En este sentido, la familia en tanto grupo primario, es el lugar donde se forjan las
estructuras mentales y donde se forman y desarrolla la subjetividad de los individuos
que nacen en ella. Por lo tanto su función primordial es brindar los elementos
que luego constituirán la identidad del sujeto vía modelos identificatorios.
Estos modelos durante los primeros tiempos serán provistos por el grupo familiar,
pero más adelante se verán complementados por diversos aportes provenientes de
vinculaciones que estén más allá de aquel entorno, es decir que los sujetos
encontrarán en las diversas instituciones que los alberguen, así como en las
relaciones interpersonales que se dan dentro y fuera de ellas, nuevos modelos
identificatorios que al ser internalizados a través de la red vincular permitirán ampliar
la extensión de su campo subjetivo.
Citando a Cao, Marcelo (1993) podemos afirmar que “La familia primero, los grupos
y las instituciones luego, tendrán la función de brindar no solo modelos sino también
la de sostener la posibilidad del establecimiento de un proyecto identificatorio,
imprescindible para forjar una representación de sí mismo a futuro.”
Y en este sentido también la Iglesia sostiene que “puesto que los padres han dado la
vida a los hijos, están gravemente obligados a la educación de la prole y por lo tanto,
ellos son sus primeros y obligados educadores. Este deber de la educación familiar
es de tanta trascendencia que cuando falta, difícilmente puede suplirse…La familia
es por lo tanto, la primera escuela de las virtudes sociales que todas las sociedades
necesitan. Sobre todo en la familia cristiana, enriquecida con la gracia del
sacramento y los deberes del matrimonio, es necesario que los hijos aprendan
desde sus primeros años a conocer, a sentir y a adorar a Dios y a amar al prójimo
según la fe recibida en el Bautismo.”
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En este marco no puede soslayarse la importancia que tienen los medios
audiovisuales en la subjetividad, ya que el papel antes delegado en la familia
(socialización primaria) y en las instituciones religiosas y sobre todo educativas,
(papel que constituye al moldeado de la personalidad: socialización secundaria) hoy
las tienen las diversas figuras pertenecientes al mundo mediático, las cuales se
erigen en modelos de posibles identificaciones a seguir.
Es así, que las nuevas subjetividades posmodernas se caracterizan por detentar una
ideología ligada a una lógica del consumo, en tanto éste se constituye como
regulador social, donde el soporte protético del ser es el tener “al ser se le
antepone el tener”.
Pueden sintetizarse así algunos de los valores e ideales del hombre posmoderno, a
saber:
 Los ideales ligados al consumo: dichos ideales se relacionan con
ciertos valores hedonistas en boga, y a la tendencia a la adquisición de
objetos u otros bienes menos tangibles, se convierten en la aspiración
central y permanente.
 Ideales ligados al aquí y ahora: Los nuevos ideales preconizan la
vigencia de un presente fugaz y eterno a la vez. Articulados a la lógica
del consumo, dado que los objetos exigen una renovación cada vez más
vertiginosa, las imágenes y la información ilustran esta característica que
nos lleva a buscar constantemente “lo actual”, donde la cultura de lo
efímero se liga al descarte de lo pasado y lo indiferente hacia lo futuro.
Ejemplo de ello es el “zapping” permite cambiar de canal y de
información en unos breves segundos, cuestión que demuestra la
fugacidad del interés del telespectador.
 Ideales de levedad: intento de eludir las responsabilidades,
respondiendo al culto a la imagen y a la superficie. Los ideales se ligan
al tener éxito, donde el imperativo seria “el serlo ya y tenerlo ahora”.
 Ideales ligados al mundo de la imagen: el telespectador consume a
través de los medios, dosis diarias de imágenes, publicidad, noticias,
films, a ritmos vertiginosos, todo parece reducirse a la imagen,
relegando cada vez más el mundo interno.
 Ideales ligados a la juventud: se promueven valores ligados a la
juventud tanto en lo estético (cuerpo casi adolescente) como en la
cotidianeidad, hay una “adolescentización de la adultez”. Cierta
ligereza frente a la vida, valoración de lo espontáneo e informal,
desacralización de las modalidades acartonadas propias de otras
generaciones. Se trata de “estirar” lo más que se pueda la etapa de la
adolescencia, hoy en día la televisión nos muestra señoras de setenta
años con actitudes y apariencias de jovencitas de dieciséis.
 Ideales ligados al pragmatismo: hoy por hoy se busca la practicidad,
ser altamente eficiente y poseer cierta capacidad para la acción
inmediata, atributos que se ponen al servicio del éxito, los ideales
autorizan a la realización inmediata y el placer aquí y ahora.
Como consecuencia de estos ideales tenemos sujetos cada vez con más
imposibilidades de proyección a futuro, que sufren de un narcisismo en
demasía al mismo tiempo que descreen de los ideales cuyos antepasados
supieron forjar. Sujetos con una marcada personalidad egocéntrica cuyo culto
por la imagen y el autocuidado llevan a las preocupaciones extremas. El “Ideal
uniformizante para hombres y mujeres, los que parecen casi producidos en serie a
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través de una sofisticada tecnología al servicio de la estética; sujetos-fachadas,
constituidos en imágenes sin volumen ni interioridad.” (Maria Cristina Rojas y
Susana Sternbach. 1997)
Estos ideales se ven sin dudas favorecidos por la actividad pública de los medios
de comunicación, que impregnan la vida cotidiana, y nos muestran
permanentemente objetos cuya adquisición se encuentran ligados a determinado
status y que nos ofrecen una mejor calidad de vida. Se enfatiza el culto por la
inmediatez, lo cual tiene fuertes implicancias en lo subjetivo y en lo vincular; hay un
narcisismo exacerbado y se ofrece un cuerpo a modo de mercancía, ejemplo de ello
son los programas televisivos donde la mujer-cuerpo muestra a la vez que vende
sus atributos físicos. En cuanto al amor y a la pareja ya nadie se promete más allá
del tiempo, las relaciones son casi sin compromisos, las parejas cada vez se casan
menos, se prioriza la convivencia, a veces con hijos y todo.
Podría inferirse que hay una modalidad perversa en los medios de
comunicación, que tiene que ver con un cierto exhibicionismo, que se traduce en
un borramiento de las esferas de lo público y de lo privado. En palabras de
María Cristina Rojas y Susana Sternbach (1997) “…todo semeja transparente y
visible en el mundo massmediático actual, sometido a la cruda ley de la información
y la comunicación…Así la exhibición de lo mortífero y de actos violatorios de reglas
culturales básicas (incesto, canibalismo, etc) invade hoy, sin metaforización alguna,
las imágenes de los medios, y va familiarizando al espectador con el horror…el
mundo atraviesa una enorme transformación vinculada a la hegemonía
massmediática…los cambios que los medios de comunicación han introducido al
convertirse en epicentro de la vida cotidiana contemporánea, son enormes y afectan
sin duda profundamente a los sujetos sociales y a su conexión con la realidad. Las
formas de percepción de ésta se hallan, cada vez más, mediatizadas por el mundo
de los medios, el que prácticamente se ha convertido en uno de los principales
referentes en el plano de la información, la trasmisión de ideales, la propuesta de
modelos identificatorios y la constitución de las creencias”.
Respecto a este fenómeno el Padre Alfredo Saenz, expresa que el pensamiento de
Antonio Gramsci esta muy vigente, porque pone en el tapate el tema de la lucha
cultural como medio para la toma del poder político, que “la subversión moderna
que empieza en el Renacimiento y encuentra su ultimo eslabón, en los proyectos de
una Aldea Global, no es reductible al campo del enfrentamiento armado. Se trata de
una guerra que se adecua la diversidad de las circunstancias, pero que en definitiva
es una guerra teológica, la enunciada por San Agustín, una guerra entre dos
ciudades, la Ciudad de Dios, que exalta a Dios por sobre el hombre y la ciudad
del hombre que endiosa al hombre en detrimento de Dios”.
En el mismo sentido, el Concilio Ecuménico Vaticano II, al dictar normas
reguladoras de la recta utilización de los medios de comunicación señala: “Nuestra
madre Iglesia reconoce que estos instrumentos, rectamente utilizados, prestan una
ayuda valiosa al género humano, puesto que contribuyen eficazmente a unir y a
cultivar los espíritus y a propagar y afirmar el Reino de Dios; sabe también que los
hombres pueden utilizar tales medios contra los mandamientos del Creador y
convertirlos en instrumentos de su propio daño; más aún, siente una maternal
angustia por los daños que de su mal uso han surgido, con demasiada frecuencia,
para lo sociedad humana.”
Como hemos visto, arribamos al siglo XXI en medio de profundas transformaciones
observables en la ciencia y la cultura, como en el medio socio-político, cambios a los
que no son ajenas las instituciones educativas. Entendemos que éstas deben
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aggionarse sumando las nuevas tecnologías al proyecto educativo institucional para
no quedar afuera del sistema, pero desde una mirada crítica, a efectos de no corre el
riesgo de que el actual contexto de la sociedad de la información, genere una
“pérdida de las señas de identidad de la educación como un servicio público
destinado al desarrollo democrático de la sociedad”.
En tal sentido es importante revisar en todo proyecto que pretenda
“democratizar” la educación, que no se sobrevaloren prácticas y
conocimientos que involucren acríticamente a la tecnología, en aras del
progreso y la calidad, sin una evaluación y reflexión acerca de las implicancias que
acarrea dicho fenómeno. Dado que esa capacidad crítica es parte del perfil cristiano.
PROTAGONISMO DE LAS TICS EN LA EDUCACION
Una de las cuestiones que distingue al ser humano del resto de las especies es la
posibilidad de “crear tecnologías”, lo que implica un “saber hacer” eficaz, lo que
implica también un medio de actuación sobre la naturaleza y la organización social,
que además conlleva implícita o explícitamente una manera de ver el mundo, de
relacionarse con el entorno, portando asimismo valores que tienden a proyectarse.
Entonces, hacer referencia a las TICs significa “aludir principalmente al conjunto de
equipos que hoy permiten captar, procesar y distribuir la más variada calidad de
información y las redes que facilitan su difusión o interconexión a larga distancia.
Asimismo se incluyen en este concepto los sistemas lógicos adecuados para el
funcionamiento mas o menos adecuadazo de una maquinaria… incluye tanto al
hardware y al software, como aspectos organizativos y humanos que de ellos
dependen1”.
Lo singular quizás de las tecnologías informáticas, es que éstas también modifican
las concepciones del espacio y del tiempo, concibiéndose a las instituciones
educativas como un conjunto de tecnologías organizativas que configuran un
sistema donde también se incluyen otras “artefactuales y simbólicas” (Halaban,
2010:57)
Es sabido que toda la historia de la educación está impregnada de un fuerte
componente tecnológico, tales como: artilugios; herramientas; dispositivos;
procedimientos y metodologías que han sido utilizados para la enseñanza. En
particular se fueron generando técnicas sistematizadas en torno al proceso de
enseñanza – aprendizaje que tomó el nombre de “didáctica”, disciplina entendida
con carácter normativo y utilizada para hacer eficaz el proceso educativo.
En este contexto las computadoras se incorporan a las instituciones educativas y
deben ser comprendidas desde una perspectiva histórico-social-cultural-política
a fin de entender cómo llegan a formar parte también de los procesos de innovación
que se dan y darán en la enseñanza a partir de su uso.
También es cierto lo planteado por varios autores que coinciden en expresar que el
proceso de innovación tecnológica es un proceso que se desarrolla fuera del
ámbito educativo propiamente dicho, respondiendo en su caso a lógicas ajenas,
pero a su vez la innovación pedagógica sí se relaciona con la búsqueda de
caminos y la superación de barreras y problemáticas que se dan cotidianamente en
las escuelas y universidades, que alcanza también a docentes y estudiantes. Y
quizás el nuevo paso que debe dar el sistema educativo es co-relacionar estas
innovaciones (tecnológica y pedagógica) en aras a la inclusión social y digital.
1
Schmucler (1997:62) en HALABAN, P. (2010) “La Comunicación Virtual en EAD”.
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También sabemos que la tecnología tiene hoy el poder de acercar, comunicar y
educar en forma real y virtual, incluso a un costo relativamente bajo. Pero por si
misma la tecnología no detenta poder. Somos los actores educativos, en forma
individual o colectiva, quienes debemos comprometernos con su uso racional
y crítico, asumiendo la responsabilidad de informar e informarnos sobre ese
poder político, social, económico y cultural.
En el contexto en que nos encontramos las TICs nos ofrecen la oportunidad de
capitalizar los intereses de los estudiantes y a partir de allí diseñar estrategias para
que la enseñanza de los contenidos de las distintas currículas sea más atractiva y
efectiva, lo cual nos lleva a plantearnos también el rol del docente, dado que sólo los
conocimientos de los jóvenes no alcanzan para un aprendizaje significativo. Las
TICs no deben parecer una amenaza, sino una oportunidad para el cambio.
En otro orden de cosas, debe preverse que la aplicación de tecnología en
educación, conlleva también la obligatoriedad de garantizar espacios funcionales
que permitan el desarrollo de los distintos procesos que requiere una educación
integral, y para ello debe tenerse presente que las TICs no son herramientas
neutras, sino que las mismas no sólo encierran bondades, sino también riesgos,
dado que son producto de una determinada cultura, filosofía y visión del mundo.
Es por ello que compartimos lo expresado por Marta MENA (2004) de que esta tarea
“exige hoy no sólo compromiso ideológico, apertura teórica y seriedad
metodológica, sino además requiere una permanente relación con las
condiciones del contexto histórico, cultural, social, económico, político y
educativo en un marco de complejidad e incertidumbre”.
Asumir esta idea significa tener en cuenta no sólo los principios educativos que han
sido formulados por la corriente pedagógica ilustrada del siglo XX (Dewey, Freinet,
Freire, entre otros) adaptados, lógicamente, al nuevo contexto social, económico
y cultural de la sociedad global. Sino también los principios y valores cristianos
que deben permanentemente iluminar nuestro accionar, ensamblando así nuestra
función docente con la función evangelizadora que propone nuestra Iglesia
Católica.
NUEVAS CULTURAS JUVENILES Y EL ORDEN COGNITIVO
Una de las tantas descripciones realizadas sobre los sectores juveniles que
actualmente acceden a los estudios de nivel superior, señala que están muy
vinculados al uso de nuevas tecnologías para la comunicación. Podríamos afirmar
que estos grupos, en cuanto a su interacción en las relaciones sociales, se
encuentran mediados por las nuevas Tecnologías de la Información y Comunicación
(TICs) en alto grado, sobre todo por la tecnología digital.
“Generación Z o byte”, “Generación @”, “Net-generation” (Tapsccot, 1996),
“Generación interactiva” (Bringué y Sadaba, 2008), “Nativos digitales” (Premsky,
2001) o “Generación digital” son algunas de las denominaciones que reciben como
grupo social o subucultura juvenil, intentando sintetizar sus conductas, virtudes,
defectos, valores y percepción de la realidad.
En general, estos análisis antropológicos, comunicacionales y sociológicos,
coinciden en designar como integrantes de estos grupos a personas nacidas a partir
del año 1990, hoy jóvenes que crecieron rodeados por nuevas TICs, “…que los
utilizan en el día a día para comunicarse, formarse, entretenerse y que representan
el segmento de la población más activo en su uso, consiguiendo una pericia superior
a la de sus progenitores, lo que les ha llevado a entender las redes digitales como
una oportunidad y forma de vida” (Rubio:2010).
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Estos jóvenes, han integrado Internet a sus vidas mucho más allá de las funciones
recreativas. De alguna forma el manejo digital de gadgets (celulares, Mp3, etc) e
Internet (chats, Facebook, videos, etc.) opera como una apropiación simbólica de
primer orden que les permite identificarse/incluirse “con” y “en” el grupo
generacional, y así, en definitiva, existir en el mundo.
La aparición de generaciones con acceso a nuevas narraciones o construcciones
gramaticales para la comprensión de esquemas conceptuales, ya fue planteada en
la década de 1970 con la difusión del relato audiovisual promovida por la televisión.
En estos procesos, la percepción y la comprensión de la realidad se transforman, al
influjo del despliegue acelerado de las tecnologías de la imagen. Es así que fueron
surgiendo sucesivamente las generaciones X, Y y Z, con similitudes en lo ideológico
e intereses pero con distintas destrezas en el manejo de la tecnología.
Esto, llevado al plano del proceso enseñanza/aprendizaje en el nivel superior, sin
dudas nos lleva a pensar en una crisis o conflicto entre el nativo digital (estudiante)
y el inmigrante digital (docente). Alejandro Piscitelli advierte especialmente la
creciente conformación de una brecha cognitiva/emocional entre estos dos
actores y que se interpone en la relación entre ambos.
Otros autores apelan a descripciones tales como: “El mundo es el monitor o el visor
del celular”; “Los teclados, josticks, consolas y mouse son prótesis que interactúan
con los movimientos corporales y la psiquis”. Entonces no solo habría que reducir,
esta situación, a la interacción entre actores (docentes y estudiantes) con distintas
habilidades en el manejo de nuevas TICs, sino con culturas diferentes. Henry Jenkis
describe esta situación como “convergencias de medios y de culturas”.
Desde la situación aúlica hasta las distintas instancias de interacción entre docente y
estudiantes, Piscitelli propone abrir más espacios donde el comportamiento humano
despliegue el “… componente lúdico ligado a la invención, al descubrimiento y el
cambio de reglas”, en oposición al comportamiento narrativo ortodoxo.
Ante este panorama, para un adecuado vínculo, en el que se pueda seguir
sosteniendo al docente como guía en los conocimientos, es importante considerar la
noción de los mediadores tecnológicos intergeneracionales (Piscitelli:2009) o
más precisamente la de “docentes polialfabetizados” (Piscitelli:2009), como
actores que desarrollen un aprovechamiento pleno de las redes de aprendizaje, y de
todos los instrumentos materiales y conceptuales asociados a la alfabetización
mediática y digital en la conformación de los futuros analistas simbólicos.
CONSTRUYENDO UN MODELO EDUCATIVO INCLUSIVO
Entonces rescatando los aportes que realizan los avances tecnológicos, podríamos
decir que en la educación la tecnología tiene un enorme potencial para
incrementar la motivación del estudiante y facilitar su aprendizaje. Pero se
debe destacar también que esto no garantiza que las mismas sean “bien
aplicadas”, es por eso que deben implementarse de manera solidaria y cristiana, es
decir de manera crítica y en relación a un determinado programa.
Al respecto el documento conciliar citado ut supra, en el punto cinco de la
declaración sobre la educación cristiana sostiene que: “Entre todos los medios de
educación, el de mayor importancia es la escuela, que en virtud de su misión, a la
vez que cultiva con asiduo cuidado la facultades intelectuales, desarrolla la
capacidad del recto juicio, introduce en el patrimonio de la cultura conquistado por
las generaciones pasadas, promueve el sentido de los valores prepara para la vida
profesional, fomenta el trato amistoso entre los alumnos de diversa índole y
condición, contribuyendo a la mutua comprensión…”
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Pero este uso de la información obtenida de los ordenadores o de otros medios
audivisuales, debe ser planificado en función de los objetivos, al método de
enseñanza, a las actividades y al proyecto curricular a desarrollar, puesto que estos
no son meros libros de texto a través de una pantalla. Se los deberían utilizar como
herramientas necesarias en la comunicación de valores apuntando a un trabajo
pastoral de conjunto, fortaleciendo la creación de comunidades de aprendizaje en
la red, en las cuales no pueden estar ausentes los docentes universitarios católicos.
Es así que los esfuerzos deberían orientarse a la construcción de modelo educativo
de inclusión, que al decir de M. MENA, “la búsqueda de modelos es un desafío
permanente para todos los que trabajamos profesionalmente en el campo
educativo”.
Pero la forma de encarar esa búsqueda puede variar, dado que puede partirse
desde:
 un enfoque de “racionalidad instrumental”, esto es presuponiendo un
mundo objetivo y hegemónico, donde se proyecta el futuro en forma lineal,
enfocando sólo la información relacionada con componentes teóricos y/o
tecnológicos, o desde
 una “perspectiva crítica”, lo que implicará construir y reconstruir modelos
pero desde una mirada que se centra en la interacción entre lo objetivo y lo
subjetivo, interpretando además los hechos que ocurren en el entorno.
No pueden construirse modelos que dejen de lado: “la historia, el contexto, las
expectativas de los actores…”, que en definitiva otorgan una visión sistémica y
dan sentido a la información.
También la autora María Teresa Sirvent (2001) al reflexionar sobre las
características del contexto histórico presente hace mención al concepto de
“múltiples pobrezas”, describiéndolo de este modo: “nos referimos no solo a la
pobreza económica… sino también a una compleja realidad de pobrezas, en plural,
que tienen que ver con carencias en la situación de otras necesidades humanas” y
entre otras hace referencia a:
 La pobreza de protección: miedo a la inestabilidad, a la pérdida del
empleo, a la sanción por el disenso, etc.
 La pobreza política, caracterizada por el desprestigio de la política y de
los políticos y la desmotivación por la participación en cuestiones de la
sociedad.
 Una pobreza de comprensión o de entendimiento que hace dificultosa la
reflexión y la construcción de pensamiento crítico respecto de nuestro
entorno cotidiano.
Estas pobrezas y quizás otras tantas que podamos descubrir, no pueden quedar de
lado al momento de pensar en la construcción de un modelo que entendemos debe
ser superador y que se oriente a la “inclusión”.
Son muchos los teóricos a los que adherimos, que proponen transformar “el
enfoque tecnicista”, recuperando espacios a partir de las reflexiones
filosóficas, antropológicas, históricas y comunicacionales
acerca de la
complejidad sociocultural en la que las TICs operan.
Y desde el marco cristiano, el Concilio Ecuménico Vaticano II, en uno de los párrafos
del punto primero manifiesta: “Hay que ayudar, pues, a los niños y a los
adolescentes, teniendo en cuenta el progreso de la Psicología, de la Pedagogía y de
la didáctica, a desarrollar armónicamente sus condiciones físicas, morales e
intelectuales, a fin de adquieran gradualmente un sentido más perfecto de la
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responsabilidad en el recto y laborioso desarrollo de la vida en la consecución de la
verdadera libertad, superando los obstáculos con grandeza y constancia de alma.”
En este marco es que nos atrevemos a proponer la construcción de un modelo
educativo a partir de un diagnóstico serio, desde un enfoque sistémico, de una
visión holística, porque consideramos que son muchos y múltiples los factores que
se deben considerar a la hora de plantearse la responsabilidad de educar a las
generación presentes y futuras.
La visión filosófica cristiana debe ser la que ilumine ese camino de construcción y
consolidación de un modelo de desarrollo social apoyado en los principios de la
democracia y de la doctrina social de la Iglesia.
CONCLUSIONES
Hacer de los medios de comunicación, de INTERNET y del bagaje de las NTICs
herramientas académicas y de mediación comunicacional y cognitiva depende de las
instituciones educativas y de los docentes. Si bien es cierto que estas aplicaciones
no tienen ninguna restricción sobre su uso académico, es sabido que por muchas
razones prolifera más el contenido ocioso que el didáctico.
Por ello, considerando que existen muchas puertas de entradas al conocimiento,
también por analogía podría decirse que puede haber otros puntos de entrada desde
los cuales las instituciones, desde lo macro, y los docentes desde lo micro educativo
podemos, con el apoyo de las nuevas tecnologías, generar modelos que permitan
la inclusión, la transición y la permanencia de los jóvenes en la universidad.
La universidad como trasmisora de valores no puede soslayar a los medios de
comunicación que con el avance tecnológico, son los canales o circuitos
necesarios para evangelizar al hombre. Esta transmisión de valores se puede
lograr con la formación de equipos que liguen a distintos sectores llevando la palabra
evangélica, para ellos los docentes deben preparar a sus alumnos en la toma de
conciencia de la necesidad de utilizar esos medios de comunicación, para de alguna
manera cumplir el rol y la misión que tenemos los laicos en esta nueva
evangelización en estos tiempos en vivimos.
BIBLIOGRAFIA
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