t010-c20.doc

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LAS UNIVERSIDADES CATÓLICAS:
REFLEXIONES DE DOLOR Y ESPERANZA
POR NUESTRA HISTORIA Y POR NUESTROS
COMPROMISOS PARA EL PRESENTE Y EL FUTURO
RESUMEN:
-
La posibilidad histórica que nos ofrece la realidad presente a las
Universidades Católicas no puede ser desaprovechada porque
ello significaría una verdadera falta por omisión en el compromiso
cristiano y ciudadano.
-
En el medio siglo que ha transcurrido desde las jornadas de 1958
cuando adolescentes militábamos en la llamada Enseñanza Libre
contra los representantes de la designada Enseñanza Laica, algo
hemos conseguido. Pero mucho hemos dejado de hacer.
-
El Siglo XXI que ya ha consumido una década puede significar el
escenario social, cultural, histórico y político que nos permita
asumir roles y protagonismos que no hemos sabido, no hemos
podido o no hemos querido asumir.
-
Desde la catolicidad de nuestra Iglesia. Pasando por la riqueza de
nuestra identidad cristiana. A la vitalidad de la doctrina que se
muestra con enorme potencia como la única respuesta a tantos
interrogantes y dudas de la humanidad, podemos estar seguros
que no podemos fallar en el intento.
Objetivos y áreas temáticas
Área 2: PERSONA Y SOCIEDAD
Bajo el lema: Universidad y Nación: "Construir en la Verdad,
la Justicia y la Amistad Social."
Homero Rondina
Profesor de las Universidades:
Católica de Santa Fe –
UCA: Universidad Católica Argentina Sede Paranáy de la Universidad Nacional del Litoral
1
PARTE I- IMPORTANCIA DE LA IDENTIDAD Y CATOLICIDAD
DE NUESTRAS UNIVERSIDADES
-
Si expresáramos de manera abrupta y conclusiva una observación
crítica de muchas realidades de nuestras universidades católicas,
podríamos decir que ante tanta pobreza y necesidades en el mundo, si
no somos capaces de hacer que las universidades luzcan como
católica es mejor cerrarlas y dedicar tanto recurso y personas a
trabajar para que haya más paz y justicia en el mundo.
-
Expresa el Documento Ex Corde Eclesia del Beato Pontifice Juan Pablo
II:
. Es en el contexto de la búsqueda desinteresada de la verdad que la
relación entre fe y cultura encuentra su sentido y significado. «Intellege ut
credas; crede ut intellegas»: esta invitación de San Agustín(9) vale
también para la Universidad Católica, llamada a explorar audazmente las
riquezas de la Revelación y de la naturaleza, para que el esfuerzo
conjunto de la inteligencia y de la fe permita a los hombres alcanzar la
medida plena de su humanidad, creada a imagen y semejanza de Dios,
renovada más admirablemente todavía, después del pecado, en Cristo, y
llamada a brillar en la luz del Espíritu.
-
-
Pareciera que los católicos en general, estamos sufriendo el síndrome
de tener que sobrellevar una fe oculta. O por lo menos, disimulada.
Nos confesamos como bautizados pero es muy difícil que además,
seamos capaces de definirnos como integrantes de la Eclesia, de la
Asamblea del Pueblo de Dios.
-
Ese temor o prejuicio que en la vida ordinaria se manifiesta como
disimulo o excesiva prudencia, en la Universidad en general y en las
universidades católicas en particular, no parece que fuera una
distinción, un adorno. Más bien se sobrelleva como una credencial
oculta.
PARTE II: CONDUCCIÓN Y DOCENCIA A CARGO DE CRISTIANOS
COMPROMETIDOS O NO CRISTIANOS RESPETUOSOS
- Muchos cristianos trabajamos en las universidades católicas. Pero como
no podemos aplicar una medida de la catolicidad de los docentes y
conducción de las universidades, como dice la Escritura: Por su frutos los
conoceremos. Y no es fácil que muchos dirigentes sociales, políticos,
economistas y autores, se distingan por haber bebido junto al saber, la
buena doctrina y el mensaje evangélico en nuestras universidades.
- Si en medio siglo de existencia, no tenemos hoy los gobernantes, jueces
y funcionarios que han salido de nuestros claustros y que demuestran en
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la función, ese origen y esa riqueza, por lo menos debemos cuestionarnos
sobre si estamos haciendo bien las cosas.
-Recordamos el punto 22 de Ex Corde: Los docentes universitarios
esfuércense por mejorar cada vez más su propia competencia y por encuadrar
el contenido, los objetivos, los métodos y los resultados de la investigación de
cada una de las disciplinas en el contexto de una coherente visión del mundo.
Los docentes cristianos están llamados a ser testigos y educadores de una
auténtica vida cristiana, que manifieste la lograda integración entre fe y cultura,
entre competencia profesional y sabiduría cristiana. Todos los docentes
deberán estar animados por los ideales académicos y por los principios de una
vida auténticamente humana.
PARTE III: EL DESAFÍO DE LA SÍNTESIS Y ARMONÍA DE LA FE Y LA
CIENCIA, FE Y CULTURA, FE Y CONOCIMIENTO,
FE E
INVESTIGACIÓN
Recordamos las palabras de Introducción del formidable documento Ex Corde
Eclesia del Beato Pontífice Juan Pablo II:
1. NACIDA DEL CORAZON de la Iglesia, la Universidad Católica se inserta en
el curso de la tradición que remonta al origen mismo de la Universidad como
institución, y se ha revelado siempre como un centro incomparable de
creatividad y de irradiación del saber para el bien de la humanidad. Por su
vocación la Universitas magistrorum et scholarium se consagra a la
investigación, a la enseñanza y a la formación de los estudiantes, libremente
reunidos con sus maestros animados todos por el mismo amor del saber(1).
Ella comparte con todas las demás Universidades aquel gaudium de veritate,
tan caro a San Agustín, esto es, el gozo de buscar la verdad, de descubrirla y
de comunicarla(2) en todos los campos del conocimiento. Su tarea privilegiada
es la de «unificar existencialmente en el trabajo intelectual dos órdenes de
realidades que muy a menudo se tiende a oponer como si fuesen antitéticas: la
búsqueda de la verdad y la certeza de conocer ya la fuente de la verdad»(3).
- Vivimos una continua contradicción: en estos tiempos en los que tanta
gente padece por la falta de una razón y un sentido para su vida, es
cuando los que hemos sido beneficiados por la gracia de la fe y la
asistencia del Espíritu, es cuando menos nos sentimos dispuestos a dar
testimonio.
Eso es malo. Malo para nosotros que no nos sentimos plenos y felices de
portar tanta gracia y tanta identidad. Pero es malo para nuestros
semejantes, que seguramente, encontrarían muchas veces en nosotros
un signo de esperanza y salvación.
3
PARTE IV: LA FORMACIÓN DE NUESTROS ALUMNOS COMO
PERSONAS COMPROMETIDAS CON EL PUEBLO, LA IGLESIA Y LA
SOCIEDAD CIVIL Y POLÍTICA
-
Podemos decir con pesar que no se advierte todavía en la concreta
realidad de nuestro pueblo la presencia de los graduados en las
Universidades Católicas Argentina.
-
Es difícil determinar todas las causas. Pero los que somos actores y
testigos de la vida académica, podemos afirmar que desde lo
programas de estudio hasta las exigencias que se tienen con los
alumnos para que promuevan materias o ciclos y terminen su carrera,
no e fácil advertir que esas exigencias incluyan información y
formación que haga a la vida cristiana, a la presencia de la Iglesia y
mucho menos que se manifiesten testimonios de conocer y asumir el
Evangelio.
Dice Ex Corde en el Nº 7:
-
En este contexto, las Universidades Católicas están llamadas a una
continua renovación, tanto por el hecho de ser universidad, como por el
hecho de ser católica. En efecto, «está en juego el significado de la
investigación científica y de la tecnología, de la convivencia social, de la
cultura, pero, más profundamente todavía, está en juego el significado
mismo del hombre»(10). Tal renovación exige la clara conciencia de que,
por su carácter católico, la Universidad goza de una mayor capacidad
para la búsqueda desinteresada de la verdad; búsqueda, pues, que no
está subordinada ni condicionada por intereses particulares de ningún
género.
-
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