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República de Colombia
Corte Suprema de Justicia
SALA DE CASACIÓN LABORAL
DR. LUIS JAVIER OSORIO LOPEZ
Magistrado Ponente
Radicación N° 35351
Acta N° 15
Bogotá D.C., veintiuno (21) de abril de dos mil nueve (2009).
Decide la Corte el recurso de casación interpuesto por la parte actora,
contra la sentencia dictada el 6 de septiembre de 2007, por la Sala Laboral
del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Medellín, en el proceso que
ALICIA DEL SOCORRO VARGAS DE ARISTIZÁBAL, en calidad de madre
del fallecido MARTÍN ALONSO ARISTIZÁBAL VARGAS, le adelanta al
INSTITUTO DE SEGUROS SOCIALES.
I. ANTECEDENTES
La citada accionante demandó en proceso laboral al Instituto de
Seguros Sociales, a fin de que se le condenara al reconocimiento y pago a su
favor de la pensión de sobrevivientes, las mesadas causadas y adicionales, los
intereses moratorios o en subsidio la indexación de las condenas, y las costas.
En sustento de sus pedimentos, narró que el día 3 de febrero de 1957
contrajo matrimonio por los ritos de la iglesia católica y enviudó el 13 de
octubre de 1990; que de la anterior unión fue procreado el señor MARTÍN
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ALONSO ARISTIZÁBAL VARGAS, quien era soltero y murió por causas de
origen no profesional el 30 de junio de 2003; que dependía económicamente
de su hijo fallecido, dado que no cuenta con pensión ni rentas; que solicitó el
otorgamiento de la pensión de sobrevivientes en su calidad de madre
supérstite, y el ISS la negó mediante resolución No. 15534 del 23 de
septiembre de 2004, bajo el argumento que la progenitora no dependía
totalmente de su hijo; y que le asiste el derecho a la pensión pretendida dado
que efectivamente cumplía con el requisito de la dependencia económica de
que trata el artículo 47 de la Ley 100 de 1993, conforme a los
pronunciamientos de la Corte Suprema de Justicia.
II. RESPUESTA A LA DEMANDA
El Instituto de Seguros Sociales al contestar la demanda, se opuso a la
prosperidad de las pretensiones; frente a los hechos admitió el fallecimiento
del afiliado Martín Alonso ARISTIZÁBAL Vargas y la calidad de la actora de
madre del causante, así como la solicitud que ésta elevó al ISS para el
reconocimiento de la pensión de sobrevivientes y la negativa de la entidad a
concederla, y de los demás dijo que uno no era un supuesto fáctico sino una
petición y que los restantes no eran ciertos; propuso como excepciones las
que denominó inexistencia del derecho, prescripción, buena fe del Instituto
demandado, improcedencia de la indexación de las condenas e imposibilidad
de condena en costas.
En su defensa expuso, que los motivos que llevaron a negar a la
demandante el derecho pensional solicitado, se encuentran señalados en la
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resolución No. 015534 de 2004, a la cual se remite, que conduce a la
absolución de todas las súplicas incoadas en su contra.
III. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA
La primera instancia finalizó con sentencia del 18 de septiembre de
2006, proferida por el Juzgado Trece Laboral del Circuito de Medellín, en la
que absolvió al Instituto de Seguros Sociales de todas las pretensiones de la
demanda inicial, y condenó en costas a la accionante.
Para arribar a esa determinación, el a quo estimó que en el proceso no
se demostró por ningún medio probatorio el cumplimiento del requisito de la
dependencia económica de la demandante respecto de su hijo fallecido,
donde la parte actora tenía la carga de la prueba en estos eventos.
IV. SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA
El Tribunal Superior del Distrito Judicial de Medellín, Sala Laboral, que
conoció del proceso por apelación de la demandante, mediante sentencia del 6
de septiembre de 2007, confirmó la decisión absolutoria de primer grado, y se
abstuvo de condenar en costas de la alzada.
El ad quem luego de poner de presente como hechos indiscutidos, la
condición de la accionante de madre supérstite y la fecha de fallecimiento de
su hijo Martín Alonso ARISTIZÁBAL Vargas, y de efectuar una serie de
discernimientos jurídicos sobre el requisito legal de la dependencia económica,
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conforme a lo sostenido en torno al tema tanto por la Corte Suprema de
Justicia como por la Corte Constitucional, infirió que tal como lo determinó el
Juez de conocimiento, la parte demandante era la obligada a demostrar dicha
dependencia respecto al causante, lo cual no hizo, donde las pruebas obrantes
en el plenario resultan insuficientes para poder proferir condena en contra del
ISS por la pensión de sobrevivientes reclamada, a más que ni siquiera se trajo
a declarar a algún testigo, lo que no permitió establecer la realidad del entorno
familiar de la promotora del proceso, sin que sea dable presumir la citada
dependencia económica.
En lo que interesa al recurso extraordinario, el fallador de alzada
textualmente dijo:
“(…..) En el caso venido en apelación, el problema jurídico se basa en
determinar si es posible deducir la dependencia económica con
fundamento en lo establecido en la Resolución No. 155734 de 2004,
el carné de afiliada al sistema de seguridad social en salud y el
interrogatorio de parte de la propia demandante, entendiéndose con
ello la existencia de prueba suficiente que lleve a conceder la pensión
de sobreviviente.
Se tiene como hechos comprobados en el proceso y no alegados: la
calidad de hijo del causante con relación a la accionante (fls. 8) y la
fecha de fallecimiento del señor MARTÍN ALONSO ARISTIZÁBAL (fI.
9).
Se ha entendido que <La dependencia económica es la sujeción de una
persona hacía otra, por proporcionarle esta lo necesario para sustentar su
vida y llevarla de manera moderada, sencilla, decorosa, de acuerdo a su
posición social> (sent. del Tribunal Superior de Medellín, Sala Laboral,
13 de marzo de 1998, Jairo de J. Toro M. contra el ISS).
Desde el año 2003, La Honorable Corte Suprema de Justicia hizo
claridad en el significado que se le debía dar al aspecto dependencia
económica…”.
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Transcribió lo expuesto por esta Corporación, en la sentencia
calendada 27 de marzo de 2003 radicado 19867, respecto al correcto
entendimiento del literal c) del artículo 47 de la Ley 100 de 1993, y continuó
diciendo:
“(…..) La jurisprudencia es clara al sostener que la dependencia no
debe de entenderse como total y absoluta, dándose la posibilidad de
admitir que los padres dependientes económicamente de alguno de
sus hijos, se puedan beneficiar en forma conjunta de otros hijos o por
actividades dirigidas a obtener la subsistencia, siempre que las
ayudas no se conviertan en aportes autosuficientes que hagan
desaparecer la dependencia.
Igualmente, en la sentencia de la Corte Constitucional C-111 de 2006,
estudiando la exequibilidad del artículo 47 y 72 de la Ley 100 de 1993,
modificados por el artículo 13 de la Ley 797 de 2003, señaló que no
era necesario que la dependencia económica fuera <total y absoluta>.
Pues bien, en el caso sub Iite, y con fundamento en las pruebas
allegadas al proceso, tenemos en primer lugar la Resolución
No.15534 emitida el 23 de septiembre de 2004 por el INSTITUTO DE
SEGUROS SOCIALES, resolución en la cual se fundamentaron las
circunstancias por las cuales se negó la pensión solicitada; esto es,
que a pesar de la convivencia del causante con la señora VARGAS,
su madre, existían otros hijos que le colaboraban igualmente a la
accionante y además que ésta generaba parte de su sustento en la
venta de arepas.
Respecto a la resolución en mención, esta Corporación considera,
que en el proceso judicial, conforme la carga probatoria asignada a
cada parte conforme el artículo 177 del CPC por remisión expresa de
la legislación laboral, se debía probar la dependencia económica por
la parte accionante, lo cual no hizo, pretendiendo cimentar tal
demostración sólo en lo afirmado por el ISS en la investigación
administrativa, la cual a pesar de no obrar en el expediente, se
deduce que el recurrente hace referencia es a la Resolución No.
15534 visible a folio 11 a 13 en la cual se señala expresamente:
<… el señor Martín Alonso al momento de su muerte, estaba trabajando en
FLORES DE LA VICTORIA, era soltero y vivía con la señora Alicia del
Socorro Vargas ....
(…..)
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La peticionaria Alicia del Socorro Vargas además de la colaboración que le
brindaban sus otros hijos se ayudaba con la venta de arepas para sus
sustento en su hogar.>
De igual manera, el recurrente basa la existencia de una dependencia
económica en el carné de afiliación al sistema de seguridad en salud
visible a folio 22 del expediente, prueba que por si sola no tiene
prevalecía para la demostración de esta dependencia, pues en igual
sentido tal afiliación pudo haberse realizado con el único fin de
generar una colaboración, similar a la que se podría tener con los
demás hijos y no en cuanto a la dependencia que el hijo fallecido
tenía con su madre; siendo además posible que los otros hermanos o
hijos, hubieran tenido formas de colaboración para con su madre, tal
como lo dejó entrever la accionante en el interrogatorio de parte,
visible a folios 24.
Respecto a lo anterior, se considera que la prueba existente en el
plenario no es suficiente para condenar al INSTITUTO DE SEGUROS
SOCIALES al pago de la pensión de sobreviviente; toda vez que
según lo establecido por la Ley, y en especial por el Art. 177 del
Código de Procedimiento Civil aplicable en materia laboral por
remisión del Art. 145 del C.P.L. y de la S.S., reza:
<ART. 177. Carga de la prueba. Incumbe a las partes probar el supuesto de
hecho de las normas que consagran el efecto jurídico que ellas persiguen.
Los hechos notorios y las afirmaciones o negaciones indefinidas no
requieren prueba>.
Situación que lleva a determinar, como se dijo, que el obligado a
demostrar la dependencia económica era la parte accionante, a través
de los diferentes medios probatorios consagrados en la Ley, y que
para el caso, el que hubiera tenido mayor eficacia era el testimonios
de terceros; testimonios que ni siquiera fueron propuestos por el
apoderado de la parte demandante con el fin de formarle el
convencimiento al juez sobre la realidad del entorno familiar, por ello
no puede el juez presumir la dependencia económica.
Es por ello que estima esta Sala que resultó legal y procedente no
reconocerle a la señora ALICIA DEL SOCORRO VARGAS la
pretensión de pensión de sobreviviente, con fundamento en lo
señalado en las anteriores consideraciones, en concordancia con lo
establecido por el A quo en el fallo de primera instancia”.
V. EL RECURSO DE CASACIÓN
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La actora a través de este recurso extraordinario, persigue, según se lee
en el alcance de la impugnación, que la Corte CASE totalmente la sentencia
del Tribunal, y en sede de instancia revoque el fallo de primer grado, para en
su lugar acceder a las súplicas impetradas en la demanda inicial, proveyendo
lo que corresponda por costas.
Para tal fin invocó la causal primera de casación laboral contemplada en
los artículos 60 del Decreto 528 de 1964 y 51 del Decreto 2651 de 1991, éste
último incorporado como legislación permanente por el artículo 162 de la Ley
446 de 1998, y formuló un cargo que denominó “CARGO PRIMERO”, el cual
mereció réplica y se estudiará a continuación.
VI. CARGO UNICO
La censura acusó la sentencia recurrida de violar por la vía directa, en
la modalidad de interpretación errónea, los artículos “46 y 47 de la Ley 100 de
1993, modificados por los artículos 12 y 13 de la Ley 797 de 2003, en relación con
los artículos 11, 12, 13, 25, 50, 141, 142 ibídem. Artículos 40, 42, 48 y 53 de la
Constitución Nacional”.
Para el desarrollo del cargo, la censura comenzó por copiar lo dicho
por el Tribunal sobre la no acreditación de la dependencia económica de la
accionante respecto de su difunto hijo, y a continuación argumentó lo
siguiente:
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“(….) Los operadores jurídicos (Art. 228 C. N.), deben efectuar una
interpretación de las normas jurídicas que guarde armonía con los postulados
Constitucionales que garantizan, a todos los habitantes del territorio nacional,
el derecho irrenunciable a la seguridad social, e inclusive con la especial
protección que el Estado procura a la familia como núcleo esencial de la
sociedad.
Es incuestionable, por no controvertirlo el cargo y así haberlo hallado
demostrado el Tribunal, que otros hijos de la demandante le prestaban alguna
colaboración y que ella misma se generaba algunos ingresos con la venta de
arepas, pero lo que no se puede concluir es que esos aportes la hicieran
mantener (a la demandante) una independencia económica y una
subsistencia por si sola.
El hecho de que algunos de los hermanos del asegurado fallecido le
aportaran a su señora madre, desde ningún punto de vista deslegitima la
dependencia económica, porque, la citada dependencia no tiene que ser total
y absoluta (según lo admite el Ad quem), y además porque la ley no está
diciendo ni puede significar, que un comportamiento afectuoso y altruista de
los hijos para con la madre, al ayudarle a una digna subsistencia, deba ser
estimado como significativo de independencia económica, eso sí, siempre que
no sea esos aportes, como atrás se dijo, no la hagan autosuficiente.
Incurre el Tribunal en el desvío interpretativo endilgado, pues se insiste, el
solo hecho de percibir unos ingresos adicionales a los que aportaba el hijo
fallecido o de recibir otras ayudas, no es suficiente razón para negar la
pensión, salvo que, se reitera de nuevo, ellos le permitan al derechohabiente
vivir dignamente (cometido que se taza el estado Social y Democrático de
Derecho), porque no se trata simplemente de sobrevivir, sino de llevar una
vida en condiciones dignas, como atinadamente lo dijo la H. Cote
Constitucional en la sentencia C-111 de 2006, en la que se precisó que <la
finalidad de la pensión de sobrevivientes, es suplir la ausencia repentina del apoyo
económico del pensionado o del afiliado al grupo familiar y, por ende, evitar que su
deceso se traduzca en un cambio sustancial de las condiciones mínimas de
subsistencia de las personas beneficiarias de dicha prestación. Cualquier decisión
administrativa, legislativa o judicial que desconozca esa realidad, e implique por
consiguiente la reducción de las personas a un estado de miseria, abandono,
indigencia o desprotección, debe ser retirada del ordenamiento jurídico por
desconocer la protección especial que la Constitución le otorgó al mínimo vital y a la
dignidad humana como derechos inalienables de la persona, y a los principios
constitucionales de solidaridad y protección integral de la familia, como soportes
esenciales del Estado Social de Derecho>”.
Transcribió lo expresado por la Corte Suprema de Justicia en sentencia
del 1° de abril de 2008 con radicación número 32.420, y concluyó:
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“(…..) Así las cosas, no era necesario acreditar la citada dependencia más
allá de lo que dijo el juzgador, en cuanto que la demandante recibía unos
ingresos adicionales a los que le aportaba su fallecido hijo que, se insiste, no
la hacían independiente económicamente.
El Tribunal , en consecuencia interpretó equivocadamente las normas que
gobiernan la pensión de sobrevivientes, en el puntual aspecto de la
dependencia económica de los padres respecto de los hijos, lo que conduce a
la quiebra del fallo gravado y consecuencial mente, a que, en sede de
instancia, se acceda a los pedimentos del escrito introductor del proceso”.
Finalmente realiza una serie de alegaciones, a tener en cuenta dentro
de la decisión de instancia, una vez se case la sentencia impugnada, entre
ellas que el carné de la actora como beneficiaria en medicina familiar de su
hijo fallecido, refuerza la tesis de la dependencia económica, y de otro lado
rememora otros pronunciamientos jurisprudenciales como son las sentencias
de casación del 25 de enero y 12 de febrero de 2008 radicados 31.873 y
31346, respectivamente, que en su sentir respaldan lo argumentado en el
ataque.
VII. RÉPLICA
A su turno, la réplica solicitó de la Corte rechazar el cargo propuesto, en
virtud de que el Tribunal no incurrió en ningún yerro jurídico, pues la solución
que impartió está acorde a lo dicho por la Sala de Casación Laboral en
relación al requisito legal de la dependencia económica para acceder a la
pensión de sobrevivientes, a más que son las pruebas las que entran a
determinar si la actora cumple o no con esa exigencia contenida en la norma
aplicable, lo cual debió discutirse por la vía indirecta como debió ser y no
limitar el ataque a la senda directa.
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VIII. SE CONSIDERA
Como se puede observar, la acusación cuestiona desde el ámbito
puramente jurídico la sentencia del Tribunal, en cuanto a la exégesis y alcance
que el sentenciador de segundo grado le imprimió a la expresión “si dependían
económicamente de forma total y absoluta” contenida en el literal d) del artículo
13 de la Ley 797 del 29 de enero de 2003, que modificó el literal c) del artículo
47 de la Ley 100 de 1993, como requisito para tener por beneficiarios de la
pensión de sobrevivientes a los padres del causante.
Al ser un hecho indiscutido dentro de la litis, que el asegurado MARTÍN
ALONSO ARISTIZÁBAL VARGAS falleció el 30 de junio de 2003, conforme se
desprende del registro civil de defunción obrante a folio 9 del cuaderno del
Juzgado, es el artículo 13 de la Ley 797 de 2003 el que verdaderamente
gobierna el asunto a juzgar, cuyo tenor literal en lo que interesa al recurso de
casación, es el siguiente:
“ART. 13. Los artículos 47 y 74 quedarán así:
ART. 47.- Beneficiarios de la pensión de sobrevivientes. Son
beneficiarios de la pensión de sobrevivientes:
(….)
c) A falta de cónyuge, compañero o compañera permanente e hijos con
derecho, serán beneficiarios los padres del causante si dependían
económicamente (de forma total y absoluta) de éste…” (El texto entre
paréntesis fue declarado inexequible por la Corte Constitucional
mediante sentencia C- 111 del 22 de febrero de 2006).
Pues bien, la censura endilga a la sentencia impugnada la interpretación
errónea del citado ordenamiento legal, con fundamento en que el ad quem le
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dio un entendimiento equivocado al concluir que no se había demostrado la
dependencia económica de la actora respecto de su hijo fallecido; dado que el
sólo hecho de recibir otras ayudas o colaboración de otros hijos y algunos
ingresos adicionales por su trabajo para el caso en la venta de arepas, no son
razones suficientes para negarle a ésta la pensión de sobrevivientes, pues “no
se puede concluir es que esos aportes la hicieran mantener (a la demandante) una
independencia económica y una subsistencia por si sola”, los cuales no
deslegitiman la dependencia económica que no tiene que ser total y absoluta,
no siendo en consecuencia necesario acreditar “la citada dependencia más allá
de lo que dijo el juzgador, en cuanto que la demandante recibía unos ingresos
adicionales a los que le aportaba su fallecido hijo que, se insiste, no la hacían
independiente económicamente”.
Al respecto cabe anotar, que en ningún momento el Juez Colegiado
arribó a la conclusión de que la progenitora demandante recibía ayuda
económica del hijo fallecido para satisfacer sus necesidades relativas a su
sostenimiento, y menos que los ingresos adicionales que ésta obtenía de la
colaboración de otros hijos y del producido de la venta de arepas la hicieran
autosuficientes económicamente.
En efecto, vista la motivación del fallo censurado, lo inferido en esencia
por el Tribunal, fue que la accionante no cumplió con la carga procesal de
probar la citada dependencia económica, en la medida que ninguna de las
pruebas obrantes en el plenario dan cuenta de este hecho. Es más, destaca
que ni siquiera se propuso o se trajo a declarar algún testigo que diera fe de tal
circunstancia, lo que imposibilitó establecer “la realidad del entorno familiar” de la
actora, sin que sea dable “presumir la dependencia económica”.
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Lo anterior significa, que el recurrente para estructurar el ataque por la
vía directa o del puro derecho, parte de unos supuestos fácticos no
demostrados en el proceso y de unas conclusiones ajenas a las que
verdaderamente soportan la decisión atacada, lo que da al traste con la
acusación.
Mas sin embargo, es pertinente agregar, que el Juez de apelaciones, en
las reflexiones de índole jurídico que efectuó antes de abordar el estudio de los
medios de prueba, consideró, apoyado en la sentencia de casación que data
del 27 de marzo de 2003 radicación 19867 y en la sentencia de exequibilidad
C-111 del 22 de febrero de 2006, que “la dependencia no debe de entenderse
como total y absoluta, dándose la posibilidad de admitir que los padres
dependientes económicamente de alguno de sus hijos, se puedan beneficiar
en forma conjunta de otros hijos o por actividades dirigidas a obtener la
subsistencia, siempre que las ayudas no se conviertan en aportes
autosuficientes que hagan desaparecer la dependencia”; lo cual coincide con
la interpretación que la censura propone en el cargo, acudiendo también a lo
adoctrinado por esta Sala de la Corte en sentencias del 25 de enero, 12 de
febrero y 1° de abril de 2008 radicados 31873, 31346 y 32420,
respectivamente, y por lo dicho por la Corte Constitucional en el mencionado
pronunciamiento de constitucionalidad de los artículos 47 y 74 de la Ley 100
de 1993, modificados por el artículo 13 de la Ley 797 de 2003, cuyo literal d)
fue declarado exequible salvo la expresión “de forma total y absoluta” que se
declaró inexequible.
Así las cosas, se tiene que lo concluido jurídicamente en este asunto
por el Juez de apelaciones, no va en contravía de las directrices esbozadas en
las varias decisiones jurisprudenciales que sobre el tema se han dado,
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proferidas por la Sala de Casación Laboral antes y después de la referida
sentencia de exequibilidad C-111 de 2006, en las cuales se ha dejado sentado,
como primera medida, que tal dependencia económica efectivamente no es
total y absoluta, lo que se traduce en que es posible que los ascendientes
tengan un ingreso personal o ciertos recursos y puedan acceder al derecho
pensional reclamado, y en segundo lugar, que aquella dependencia económica
es una circunstancia que sólo puede ser definida y establecida en cada caso
concreto, pues si los ingresos que perciben los padres fruto de su propio
trabajo o los recursos que éstos obtengan de otras fuentes, son suficientes
para satisfacer las necesidades básicas o relativas a su sostenimiento, no se
configura el presupuesto de la norma para acceder a la pensión de
sobrevivientes, y es por esto que la mera presencia de un auxilio o ayuda
monetaria del buen hijo, no siempre es indicativo de una verdadera
dependencia económica, y en esta eventualidad no se cumplirían las
previsiones señaladas en la ley.
Conviene traer a colación lo dicho por esta Corporación alrededor de la
exigencia legal de la dependencia económica de los padres frente al hijo que
fallece, en sentencia del 11 de mayo de 2004 radicación 22132, reiterada en
decisiones del 7 de marzo de 2005, 21 de febrero de 2006, 15 de febrero de
2007 y 14 de mayo de 2008, con radicados 24141, 26406, 29589 y 32813
respectivamente, que si bien corresponde a la intelección del literal c) del
artículo 47 de la Ley 100 de 1993 en su versión original, esto es, antes de la
reforma introducida por el artículo 13 de la Ley 797 de 2003, sus enseñanzas
son plenamente aplicables al caso a juzgar, donde se puntualizó:
“(...) Descendiendo al caso que ocupa la atención de la Sala, esto es, el
relativo a la concepción y alcance de la expresión <dependencia económica>
que consagra el literal c) del artículo 47 de la ley 100 de 1993, es importante
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tener en cuenta que según el Tribunal el demandante no dependía de manera
total y absoluta de su hijo fallecido, principalmente porque esporádicamente
recibe semanalmente la suma de $20.000,oo o $25.000,oo y, además, porque
su cónyuge devenga un salario mínimo legal mensual, producto de su trabajo
como auxiliar de servicios generales en un colegio, circunstancias que al decir
del juzgador, demuestran la presencia de medios económicos que posibilitan
el sostenimiento del actor, aspecto que en su sentir no consulta la teleología
del artículo 47 acusado que reconoce la calidad de beneficiario de la pensión
de sobrevivientes a quien dependa económicamente en un todo del fallecido,
lo cual colisiona con la simple ayuda o colaboración propia de los buenos
hijos frente a sus padres.
De acuerdo con esta exégesis del ad quem, la configuración de la
dependencia económica a la que alude la disposición legal en cita, se
desvirtúa por la circunstancia de venir recibiendo el demandante ayuda o
apoyo así sea parcial del hijo fallecido. Dicho de otro modo, para el Tribunal la
exigencia legal supone que la dependencia económica sea total y absoluta,
sin ninguna posibilidad de que los padres se procuren algunos ingresos
adicionales.
El recurrente, por el contrario, se aparta de esa hermenéutica ya que a su
juicio el supuesto exigido en el texto normativo no se traduce en que el padre
reclamante de la pensión de sobrevivientes se encuentre supeditado de
manera absoluta al ingreso que le brindaba el afiliado, lo cual no descarta de
plano la situación de simple ayuda o colaboración.
Planteada la controversia jurídica en los anteriores términos, para la Sala es
claro que le asiste razón al recurrente por cuanto el literal c) del artículo 47 de
la Ley 100 de 1993 que se denuncia como quebrantado, en modo alguno
consagra que la dependencia económica de los padres frente a los hijos, que
da lugar a la pensión de sobrevivientes, tenga que ser absoluta y total.
Razonamiento que por demás, tampoco ha avalado la Corte, pues lo que se
ha dicho es que en ausencia de enunciado legal que defina el concepto de
dependencia económica luego de la suspensión y posterior nulidad del
artículo 16 del Decreto 1889 de 1994 que sí la definía, este enunciado debe
asumirse en su sentido natural y obvio, es decir, con la connotación de estar
subordinado a una persona o cosa, o necesitar una persona del auxilio o
protección de otra.
Esa acepción de dependencia económica según ha sido concebida por la
Corte bajo el presupuesto de la subordinación de los padres en relación con la
ayuda pecuniaria del hijo para subsistir, no descarta que aquellos puedan
recibir un ingreso adicional fruto de su propio trabajo o actividad siempre y
cuando éste no los convierta en autosuficientes económicamente,
desapareciendo así la subordinación que predica la norma legal. En todo
caso, conviene precisar que la dependencia económica en los términos
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que se acaban de delinear es una situación que sólo puede ser definida
y establecida en cada caso concreto.(resalta la Sala).
El hecho cierto y admitido por el juzgador de segundo grado de que el
accionante recibía una ayuda económica de su hijo fallecido, encaja dentro de
las previsiones del literal c) del artículo 47 de la Ley 100 de 1993, pues
contrario a lo dicho por el Tribunal, esta disposición no exige que la
dependencia aludida deba ser total y absoluta, en tanto ordena conceder el
derecho a la pensión de sobrevivientes a los padres del causante si aquellos
<dependían económicamente de éste>.
Así se ha dicho, entre otras, en la sentencia del 27 de marzo de 2003,
Radicación No. 19867, en la cual esta Corporación dijo:
<De la lectura de las disposiciones de la Ley 100 de 1993 que se citan como
infringidas, se desprende que dichos preceptos no hacen referencia a que la
dependencia económica de los padres para ser beneficiarios de la pensión de
sobrevivientes del hijo fallecido sea absoluta y por lo tanto mal puede ser esa la
correcta hermenéutica de las normas en comento.
“Tampoco la Corte en su jurisprudencia ha dado a esas previsiones legales la
lectura que entiende el censor, pues en las decisiones que trae a colación lo que se
ha dicho es que en ausencia de previsión legal que defina el concepto de
‘dependencia económica’ este debe tomarse en su sentido natural y obvio donde
depender significa ‘estar subordinado a una persona o cosa, o necesitar una
persona del auxilio o protección de otra’.
“Ese criterio de dependencia económica tal como lo ha concebido la Corte bajo el
presupuesto de la subordinación de los padres en relación con la ayuda pecuniaria
del hijo para subsistir, no excluye que aquellos puedan percibir un ingreso adicional
siempre y cuando éste no los convierta en autosuficientes económicamente,
vale decir, haga desaparecer la relación de subordinación a que se refiere la
norma. Sin embargo, resulta claro que la dependencia económica bajo los
parámetros jurisprudenciales indicados, es una circunstancia que sólo puede
ser definida en cada caso concreto> (resalta la Sala)”.
Lo expuesto en el antecedente trascrito, adquiere más relevancia con la
declaratoria de inexequibilidad de la expresión “de forma total y absoluta” que
traía el literal d) del artículo 13 de la Ley 797 de 2003, norma que como atrás
se expresó modificó el aludido literal c) del artículo 47 de la Ley 100 de 1993.
Por consiguiente, resulta claro que el Tribunal no desconoció que el
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requisito de la dependencia económica no debe ser total y absoluta, y al
concluir que la promotora del proceso no demostró como le correspondía esta
exigencia respecto de su hijo fallecido, esto es, el suministro de una
colaboración o ayuda económica del causante que fuera esencial o
significativa para el sustento de su progenitora, lo que no permitió en verdad
esclarecer la realidad del entorno familiar de la demandante para la data de la
muerte del afiliado, en definitiva se tiene que desde el punto de vista jurídico
dicho sentenciador le imprimió al precepto legal en cuestión una interpretación
que se ajusta a su cabal y genuino sentido, asistiéndole adicionalmente la
razón en el sentido de que la mencionada dependencia no era posible
presumirla.
De otro lado, en lo concerniente a la alegación del censor de que “no era
necesario acreditar la citada dependencia económica más allá de lo que dijo el
juzgador”, es de advertir, que como bien lo infirió el fallador de alzada, es a la
demandante que pretende obtener la pensión de sobreviviente en su calidad
de madre del causante, a quien en principio le corresponde probar por
cualquier
medio
de
los
legalmente
autorizados
ser
dependiente
económicamente del occiso, y cumplido lo anterior será el demandado quien
debe demostrar dentro de la contienda judicial la existencia de ingresos o
rentas propias de la ascendiente que la puedan hacer autosufiente en relación
con su hijo fallecido.
Y fue precisamente esa carga probatoria de la parte actora, que el
Tribunal no encontró cumplida en la actuación surtida; y sí el recurrente
contrario a lo sostenido en la sentencia recurrida, considera que sí estaba
acreditada en la litis la aludida dependencia económica que echó de menos la
Colegiatura, debió debatir la apreciación de las pruebas analizadas en la
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República de Colombia
Corte Suprema de Justicia
EXP. 35351
segunda instancia o denunciar la falta de valoración de algún medio de
convicción que respaldara su postura, pero acudiendo a la vía adecuada que
no es otra que la indirecta o de los hechos, lo cual como no se hizo, mantiene
incólume la decisión atacada en este puntual aspecto.
Bajo esta órbita, por todo lo dicho, el Juez Colegiado no incurrió en el
yerro jurídico atribuido por la censura y por ende, el cargo no prospera.
Como la acusación no salió avante y hubo réplica, las costas del recurso
extraordinario son a cargo de la recurrente.
En mérito de lo expuesto la Corte Suprema de Justicia, Sala de
Casación Laboral, administrando Justicia en nombre de la República de
Colombia y por autoridad de la Ley, NO CASA la sentencia proferida el 6 de
septiembre de 2007, por la Sala del Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Medellín, en el proceso adelantado por ALICIA DEL SOCORRO VARGAS
DE ARISTIZÁBAL, en calidad de madre del fallecido MARTÍN ALONSO
ARISTIZÁBAL VARGAS, contra el INSTITUTO DE SEGUROS SOCIALES.
Costas del recurso de casación a cargo de la demandante.
CÓPIESE, NOTIFÍQUESE, PUBLÍQUESE Y DEVUÉLVASE EL
EXPEDIENTE AL TRIBUNAL DE ORIGEN.
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Corte Suprema de Justicia
EXP. 35351
LUIS JAVIER OSORIO LOPEZ
ELSY DEL PILAR CUELLO CALDERON
EDUARDO LOPEZ VILLEGAS
CAMILO TARQUINO GALLEGO
GUSTAVO JOSE GNECCO MENDOZA
FRANCISCO JAVIER RICAURTE GOMEZ
ISAURA VARGAS DIAZ
MARIA ISMENIA GARCIA MENDOZA
Secretaria
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EXP. 35351
ACLARACION DE VOTO
Del Magistrado Eduardo López Villegas
Radicación:
35351
Magistrado Ponente: LUIS JAVIER OSORIO LÓPEZ
Parte demandada:
Disiento,
ISS
respetuosamente,
de
las
razones
de
la
mayoría sobre las que se fundamenta la sentencia proferida
en el proceso de la referencia, razón por la cual aclaro mi
voto, por las siguientes razones:
Estando por fuera de discusión que las normas que
rigen el sub lite son los artículos 47 y 74 de la Ley 100 de
1993, luego de la modificación introducida por el artículo 13
de la Ley 797 de 2003, la controversia se circunscribe a
determinar la clase de dependencia que los padres deben
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Corte Suprema de Justicia
EXP. 35351
acreditar respecto al hijo fallecido, para ser admitidos como
beneficiarios de la pensión de sobrevivientes reclamada,
que no ha de ser total y absoluta, pero conclusión a la que
se ha de llegar bajo los siguientes razonamientos:
Dos dificultades entrañan estas normas, respecto a la
expresión “total y absoluta”, a) la incidencia de
su
inexequibilidad declarada con posterioridad a la muerte del
causante; y b) y bajo el supuesto de ser constitucional,
determinar su significado.
a) La constitucionalidad de la norma expresión total y
absoluta.
Esa restricción legislativa resulta inconstitucional, como
efectivamente
lo
declaró
posteriormente
el
Tribunal
Constitucional, lo que conduce a aplicar la excepción de
inconstitucionalidad de dicha expresión, por encontrar que
no se compadece con los fines de la seguridad social ni de
la
institución
de
la
prestación
de
sobrevivientes
de
protección a la familia que queda en el desamparo por la
muerte del afiliado.
Ciertamente, como lo señala la Corte Constitucional
como primera razón para declarar la inexequibilidad de la
norma no guarda proporcionalidad la intención del legislador
de exigir una dependencia total y absoluta para evitar que
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República de Colombia
Corte Suprema de Justicia
EXP. 35351
cualquier ayuda que el afiliado brinde a un beneficiario
subsidiario se constituya en aquella dependencia que la ley
exige para que la seguridad social ofrezca la protección a
los miembros del grupo familiar desamparado, pues, lo
mismo
se
logra
sin
esa
restricción,
bastando
la
jurisprudencia que las Cortes han elaborado en torno a la
pensión de sobrevivientes.
De igual manera, la finalidad superior de la seguridad
social de acudir al amparo de quien queda expósito por la
pérdida del sustento que le brindaba el afiliado fallecido, no
puede quedar al albur de elementos circunstanciales, como
lo de contar con ingresos ínfimos como los del sub lite o
ayudas mínimas; las prestaciones en las que se cifran las
posibilidades de realización de los derechos fundamentales
no pueden ser decididos sino a la luz de una racionalidad
amplia, como la que ofrece la jurisprudencia de esta Sala,
de definir la dependencia económica por contraste con la
autosuficiencia.
De
esta
manera
la
Sala
debía
corregir
su
tesis
formulada sentencia 27464 de 9 de agosto de 2006, según
la cual
la declaración de inexequibilidad de una ley hacia
futuro, impone que luego de expedido el fallo de la Corte
Constitucional, y durante el tiempo que aquella estuvo
vigente, no es procedente la aplicación de la excepción de
inconstitucionalidad.
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República de Colombia
Corte Suprema de Justicia
EXP. 35351
Y, debe ser corregida por cuanto es la Constitución
Política la que dispone en su artículo 4 que en todo caso
de incompatibilidad entre la Constitución y la Ley u otra
norma
jurídica,
constitucionales,
se
regla
aplicarán
de
rango
las
disposiciones
superior
que,
por
comprometer la supremacía de la constitución, vale con
carácter absoluto, -así se desprende de su texto-, sin que le
sea dado a la jurisprudencia establecer restricciones a los
servidores públicos que deban aplicar la ley de manera tal
que ante la disyuntiva prevista en el mandato deban obrar
en contrario.
No cabe dentro de nuestro ordenamiento la defensa
precaria de la Constitución, ni siquiera para hacer concordar
los diferentes mecanismos de control de constitucionalidad.
Una de las características de nuestro ordenamiento
jurídico,
es
el
control
mixto
de
las
normas
infra-
constitucionales, en el que coexisten uno centralizado, en
cabeza de la Corte Constitucional y del Consejo de Estado, según la clase de norma que se trate-
y otro difuso,
radicado en todo servidor público, y por el que se puede
inaplicar
una
norma
al
caso
particular
bajo
su
consideración, si a su juicio controviertan los mandatos
superiores constitucionales.
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República de Colombia
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EXP. 35351
Para la pacífica coexistencia de los controles basta el
respeto de los límites trazados a partir de los diferentes
ámbitos y efectos de la declaratoria de inconstitucionalidad;
con carácter erga omnes y ex tunc o ex nunc según se
determine, si es en sede de exequibilidad; y la excepción de
inconstitucionalidad
con
efectos
inter-partes;
no
se
interfieren uno y otro control, si el juicio particular del juez
no
entra
en
contradicción
con
las
declaraciones
de
exequibilidad o inexequibilidad dictados por las Cortes sobre
las normas llamadas a gobernar el caso, y declaraciones
que tengan vigor para el momento en que se hace valer la
excepción.
En el caso bajo estudio para el día 17 de junio de 2003,
fecha del fallecimiento del afiliado al sistema de seguridad
social, no estaba en vigencia la sentencia de la Corte
Constitucional C-106 del 22 de febrero de 2006, que declaró
inconstitucional la referida norma.
Los efectos de la sentencia C-106 de 2006, por defecto
de una consideración expresa al respecto, son hacia futuro,
y por tanto no se puede predicar que hizo alguna
consideración para el lapso en el que la norma estuvo
vigente, y con el fin de que sean discernidos los derechos
que pudo generar en casos particulares, en respeto del
principio de la seguridad jurídica, y del principio de la
legalidad, sin que suponga que este quede sustraído al
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República de Colombia
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EXP. 35351
juicio del juez sobre si lo halla no o no ajustado a la
Constitución.
De esta manera, resultaría contrario y paradójico
sostener la tesis que se corrige, de despojar a los jueces de
la
posibilidad
de
declarar
la
excepción
de
inconstitucionalidad, frente a la inequívoca intención de la
Corte Constitucional en la sentencia en comento de declarar
inexequible la expresión de forma total y absoluta prevista
en la disposición acusada, para que en su lugar, sean los
jueces de la Republica quienes en cada caso concreto
determinen
si
los
económicamente,
padres
para
lo
son
cual
o
no
autosuficientes
deberán
demostrar
subordinación material que da fundamento a la pensión de
sobrevivientes.
b) El significado de total y absoluto
La mayoría opta por una solución diferente; como participa de
la postura de la Sala de que al juez ordinario se le prohíbe adoptar
los criterios de la Corte Constitucional para lapsos diferentes a los
que resulten de los efectos temporales de una sentencia de
inconstitucionalidad, parte del supuesto de que debe ser aplicada la
expresión “total y absoluta” a la dependencia económica pero
dándole un significado tal que lo total y absoluto no es total y
absoluto, sino que ello se debe entender como lo entendía la
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República de Colombia
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jurisprudencia para cuando la dependencia no estaba sujeta por ley
a tal restricción.
Este es mi entendimiento de lo que la Sala dice en su
providencia cuando señala:
.. que pese a lo consagrado originalmente en el
citado literal d) del artículo 13, que incorporó al
ordenamiento la expresión “total y absoluta”, debía
entenderse que la dependencia allí exigida no podía
tener tal connotación, en la medida que en su sentir
aquella se configura cuando los beneficiarios de la
prestación, no son autosuficientes económicamente así
tengan un ingreso o patrimonio, y cuando para poder
subsistir dignamente “se hallan supeditados al ingreso
proveniente del de cujus”;
La
reiterativa
expresión
“total
y
absoluta”
es
suficientemente clara, y ha de tener por significado que todo
o cualquier ingreso de los padres, impide la configuración de
la dependencia del hijo; interpretación que se ajusta
fielmente al los antecedentes que motivaron su formulación
y al itinerario legislativo, pues era clara la intención de poner
fin a controversias tendientes a determinar un nivel de
rentas o emolumentos compatibles con la dependencia
exigida a los beneficiarios de pensión de sobrevivientes;
efectivamente
había
suscitado
controversias
en
sede
normativa, la disposición que trató de establecer la medida
de compatibilidad el medio salario mínimo, y en sede
jurisprudencial, la tesis de la autosuficiencia, por la que se
25
República de Colombia
Corte Suprema de Justicia
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admitía como compatibles con la dependencia los ingresos
que no le otorgaran a los beneficiarios la condición de
autosuficientes económicamente.
Así se muestra la total impertinencia de trasladar el
concepto
de
la
autosuficiencia,
elaborado
para
medir
ingresos permitidos al alero del artículo 47 de la Ley 100 de
1993, al de un contexto legal que no consiente algún tipo de
beneficios económicos; faltando estos sobra su medida; así
la Sala, pasa por encima de la voluntad del legislador fruto
de
un
proceso
político
tendiente
a
promover
la
“sostenibilidad finaciera”.
Fecha Ut supra,
EDUARDO LÓPEZ VILLEGAS
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República de Colombia
Corte Suprema de Justicia
EXP. 35351
ACLARACIÓN DE VOTO DEL MAGISTRADO
GUSTAVO JOSÉ GNECCO MENDOZA
Radicado No. 35351
Comparto la decisión adoptada, pero debo aclarar
que en mi opinión en este asunto ha debido aplicarse el literal d) del
artículo 13 de la Ley 797 de 2003, pues su declaratoria de
inexequibilidad fue posterior a la fecha de fallecimiento del causante,
norma que, con claridad, al modificar las reglas de la Ley 100 de
1993 disponía en su literal d) que “a falta de cónyuge, compañero o
compañera permanente e hijos con derecho, serán beneficiarios los
padres del causante si dependían económicamente en forma total y
absoluta de éste”.
Importa anotar que con la Ley 797 de 2003 se
quiso por el legislador delimitar el concepto de dependencia
económica como requisito consagrado en el artículo 47 de la Ley
100 de 1993 para obtener el derecho a la pensión de sobrevivientes,
pues el entendimiento de esa expresión había sido materia de
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República de Colombia
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EXP. 35351
criterios encontrados en la jurisprudencia de esta Sala, que,
inicialmente, había precisado que “ en su sentido natural y obvio,
‘depender’ significa estar subordinado a una persona o cosa, o
necesitar una persona del auxilio o protección de otra. En
consecuencia, para que exista ‘dependencia económica’ es preciso
que el padre reclamante de la pensión de sobrevivientes se
encuentre supeditado de manera cabal al ingreso que le brinde el
afiliado, lo cual descarta la situación de simple ayuda o
colaboración” (Sentencia del 18 de septiembre de 2001, Radicación
No. 16589, entre otras).
El
anterior
entendimiento
fue
posteriormente
variado, y se pasó a considerar, en síntesis, que la percepción de
ingresos diferentes a los suministrados por el hijo no hace
desaparecer la dependencia económica del padre, siempre y
cuando
esos
ingresos
no
lo
conviertan
en
autosuficiente
económicamente.
Por lo tanto, es mi criterio que la intención del
legislador al modificar los artículos 47 y 74 de la Ley 100 de 1993
fue la de que la dependencia económica del padre respecto del
afiliado fallecido se presentara en los términos que inicialmente
había señalado la jurisprudencia, vale decir, una dependencia en la
que
debía
existir
subordinación
cabal
del
hijo
fallecido,
descartándose la simple ayuda o colaboración que podría surgir de
ingresos adicionales.
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República de Colombia
Corte Suprema de Justicia
EXP. 35351
No puede perderse de vista que las razones que
encontró la Corte Constitucional para declarar la inexequibilidad de
la expresión de forma total y absoluta contenida en el literal d) de los
artículos 47 y 74 de la Ley 100 de 1993, en la forma en que fueron
modificados por el 13 de la Ley 797 de 2003, indican que la
interpretación dada por la Sala en este caso no se corresponde con
esas expresiones, pues entendió ese tribunal constitucional que la
norma cuya constitucionalidad analizó establecía como condición
para que se configurara la dependencia económica la carencia de
ingresos propios:
“En el asunto bajo examen, si bien la pensión de
sobrevivientes representa para quien ha perdido a aquella persona
que le proporcionaba los elementos necesarios para lograr una vida
digna, la posibilidad de salvaguardar su derecho al mínimo vital,
resulta contrario a la Constitución que el criterio de la dependencia
económica, como condición sine qua non para que los padres
puedan reclamar el reconocimiento y pago del citado derecho
prestacional a partir de la muerte de su hijo, se circunscriba a la
carencia absoluta y total de ingresos (indigencia), cuando la
existencia de asignaciones mensuales, ingresos adicionales o
cualquier otra prestación de la que son titulares, les resulta
insuficiente para lograr su autosostenimiento”.
Y más adelante precisó:
“En el asunto sub-judice, es claro que la norma
demandada vulnera el citado principio y deber de solidaridad, al
exigir como requisito indispensable para proceder al reconocimiento
y pago de la pensión de la sobrevivientes, la dependencia económica
total y absoluta de los padres frente a los hijos, pues a través de
dicho requerimiento se aparta de los criterios de necesidad y de
salvaguarda al mínimo existencial como condiciones reales que
sirven de fundamento para legitimar el cobro de la mencionada
prestación. En efecto, la disposición acusada se limita a prohibir de
manera indiscriminada su reclamación, cuando se obtienen por los
padres cualquier tipo de ingresos distintos a los que surgen de dicha
relación prestacional, sin tener en cuenta la suficiencia o no de los
mismos para asegurar una vida en condiciones dignas, como lo
ordena el citado mandato constitucional de la solidaridad”. (Subrayas
fuera de texto)
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Comparto la intelección que a las normas bajo
comentario les dio la Corte Constitucional, que fue, precisamente la
que la llevó a declararlas contrarias a la Constitución Política, vale
decir, por no tener en cuenta si los ingresos propios de los
beneficiarios los convierten en autosuficientes económicamente.
Fecha ut supra
GUSTAVO JOSÉ GNECCO MENDOZA
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