06. Obrajes.doc

Anuncio
SOBRE EL TRABAJO DEL INDIO: LOS OBRAJES
En el cuarto y último orden de haciendas, que son los obrajes, parece se
refunden todas las plagas de la miseria; allí se juntan todos los colmos de la infelicidad
y se encuentran las mayores lástimas que puede producir la impiedad. Bien conocido ha
sido esto de los ministros que ha tenido España y, en su consecuencia, se han tomado
las más serias providencias que ha podido dictar la razón y aconsejar la justicia, pero la
lástima ha sido que la liberta de aquellos países no ha dado lugar a que hayan tenido la
debida observancia, según iremos viendo.
Son los obrajes…las fábricas en donde se tejen los paños, bayetas, sargas y cosas
de lana, que en todos los reinos del Perú se denominan con la voz de ropa de la tierra.
Para formar un perfecto juicio de lo que son los obrajes, es preciso considerarlos
como una galera que nunca cesa de navegar y continuamente rema en calma,
alejándosele tanto el puerto que no consigue nunca llegar a él, aunque su gente trabaja
sin cesar con el fin de tener algún descanso. El modo de gobernarse los obrajes, el
trabajo que tienen en él los indios a quienes comprende esta desgraciada suerte, y el
riguroso castigo que experimentan aquellos miserables, aún puede ser que exceda a la
comparación que se ha hecho, después de bien considerado.
Empieza, pues, el trabajo de los obrajes antes de que aclare el día, a cuya hora
acude cada indio a la pieza que le corresponde, según su ejercicio, y en ella se les
reparten las tareas que les pertenecen; pero luego que se concluye esta diligencia, cierra
las puertas el maestro de obrajes y los deja encarcelados en ella. Al mediodía abre para
que las mujeres de cada uno les entren la pobre y corta comida con que se han de
sustentar, lo cual dura muy poco tiempo, y vuelven a quedar encerrados; a la noche,
cuando ya la oscuridad no da lugar a que puedan trabajar, entra el maestro de obraje a
recoger las tareas. Aquellos que no las han podido concluir son castigados con tanta
crueldad que no es comprensible…descargan a cientos los azotes sobre los miserables
indios…los dejan encerrados en la misma pieza o los ponen en el cepo…
Aun todavía se tratan estos indios con algún amor y caridad respecto de lo que se
ejecuta con aquellos que los corregidores condenan a los obrajes por haber dejado de
pagar el tributo con puntualidad…Estos indios ganan al día un real; medio se les
retienen para pagar al corregidor, y el otro medio se asigna para su manutención, lo cual
no es suficiente para un hombre que trabaja sin cesar todo el discurso del día…Además
de esto, como el indio no es dueño de salir de aquella prisión, se ve precisado a tomar lo
que el amo le quiere dar por aquel medio real.
Jorge Juan y Antonio de Ulloa: Noticias secretas de América, Madrid, Historia 16,
1990, pp. 303-305
Descargar