María Isabel Rueda

Anuncio
SIS – SEXTO SEMESTRE
Examen: Spansk Sproget Medieanalyse
El examen consta de dos partes:
En la primera parte, se presentan dos artículos, provenientes de diferentes periódicos,
sobre un mismo tema: las movilizaciones de los estudiantes colombianos y sus
protestas contra las políticas (y reformas) del gobierno.
Analiza ambos artículos de opinión, basándote en los modelos de análisis presentados
en el curso (Carvalho, van Dijk...). Para ello es conviente seleccionar los aspectos y
conceptos analíticos que consideres más relevantes. Se recomienda la introducción de
alguna referencia al marco teórico y que el análisis sea comparativo(-sincrónico).
Extensión recomendada: 5 páginas.
En la segunda parte, se presentan tres portadas de un mismo periódico, Público, sobre
la campaña electoral en España.
Realiza un análisis multimodal de las portadas, combinando el análisis de imagen y
contenido. Se recomienda centrar el análisis en la información relacionada con la
campaña electoral (y no incluir otras noticias), así como hacer una referencia al
marco teórico. Si se considera pertinente, el análisis puede realizarse de forma
optativa sobre dos de las tres portadas.
Extensión recomendada: 3 páginas
María Isabel Rueda
El Tiempo (Bogotá), 22 de Octubre del 2011
¡Que vivan los estudiantes!
Las protestas estudiantiles son el alma de una sociedad y en muchas oportunidades han sido motor
de la historia. No hay que temerles. No hay que reprimirlas. No hay que criminalizarlas. La
juventud es la edad de protestar, porque el resto de la vida se va en reflexiones acerca de lo que no
logramos cambiar. De manera que, ¡bienvenidas las protestas estudiantiles!
Pero, ¿no podrán colgar los pupitres de los postes de las calles sin trancar el tráfico? ¿Sin atentar
contra los derechos del resto de la comunidad? ¿Sin realizar actos de vandalismo contra la
propiedad común, como el Transmilenio? Pero, sobre todo, ¿protestar sin amedrentar a los
estudiantes que no se quieren retrasar este semestre por cuenta de un disenso, que perfectamente se
puede dar con la universidad funcionando?
Si se hace con respeto por los demás, que protesten los estudiantes. Así no tengan razón, como en
este caso no la tienen.
Es que aún se escuchan arengas de este corte en medio de las protestas: '¡No al ánimo de lucro!',
'¡No a la privatización!'. Desafortunadamente, la carga política que tenía la propuesta de permitir
inversión privada con ánimo de lucro en las universidades era tan grande que resultó más el costo
de promoverla que la utilidad real de la fórmula en la práctica. Además, es un poco ridículo que los
colegios de bachillerato puedan tener ánimo de lucro y la educación universitaria no. Pero a tal
punto llega el problema ideológico, y eso hay que respetarlo, que los estudiantes no se han dado por
aludidos de que esa propuesta ya no va, y continúan peleando contra ella.
Además, los que protestan pretenden que el Gobierno incluya en la reforma de la educación unas
cuantas exóticas arandelas políticas. Un estudiante peludo que funge de vocero del estudiantado
(muy peludo él, insisto, por cuenta del libre desarrollo de la personalidad), cada vez que tiene
oportunidad de carear a la Ministra (que ante lo que escucha se mesa sus propios cabellos en
agonía), le exige que la reforma educativa incluya una cláusula que diga que en Colombia no va a
haber más plata para la guerra. Que no se va a permitir la entrada de más multinacionales al país a
explotar los recursos naturales. Que se prohíba por Constitución el modelo neoliberal. Que se
revoque el TLC. No sé por qué veo la mano de Piedad Córdoba y del senador Jorge Robledo en este
tipo de arengas ideológicas...
Para no hablar de las visitas de los candidatos del Polo a la Universidad del Cauca, a la UIS y a la
Universidad del Valle, según me han informado los propios estudiantes. Ojalá el proselitismo
político tuviera respeto por las protestas estudiantiles, en lugar de tratar de explotarlas en provecho
electoral propio.
Conclusión: lo normal es que las protestas callejeras de los estudiantes se propaguen con más
velocidad que la varicela en un kínder. Nadie puede pretender que manifestaciones callejeras tan
atractivas como la estudiantil en Chile, la de los indignados en España y la de los que tienen sitiado
a Wall Street no inspiren a los estudiantes colombianos a salir a las calles a defender lo suyo. El
asunto es que "lo suyo" probablemente sea también "lo nuestro", lo de toda Colombia: la búsqueda
incesante por una mejor calidad en la educación superior, mayor cobertura educativa, buen gobierno
dentro de las universidades, mayor transparencia en la rendición de cuentas y más esfuerzos en
innovación y en desarrollo científico.
¿Pero acaso eso no es lo mismo que inspira esta reforma?
Si yo tuviera la edad para salir a protestar, aquí les soplo esta idea: estaría protestando por que entre
las primeras 150 mejores universidades del mundo no figure, ni de lejos, ninguna de Colombia.
¡SE ME OLVIDA! ¡Adelante, fiscal Viviane! Los bogotanos sí la apoyamos en la lucha para que
extermine las ramificaciones del cartel de la contratación en el Concejo de Bogotá, que los partidos
no quieren hacer.
Jairo Parada
El Heraldo (Barranquilla), 14 de Noviembre de 2011
La economía política de las protestas estudiantiles
Lo que empezó como la ‘Primavera Árabe’ en el Norte de África a comienzos del año, sacudiendo
las estructuras autoritarias de dichos países, se ha extendido a Europa y Estados Unidos con los
‘indignados’, y llegó ahora a Colombia.
Desde hace 40 años no veíamos manifestaciones estudiantiles tan masivas, sacudiendo el letargo de
cuatro décadas. Las causas y razones no son las mismas en cada escenario, pero en el fondo,
apuntan a la búsqueda de sociedades más democráticas, equitativas e incluyentes. No buscan el fin
del capitalismo, pero si el de regularlo decididamente, y desarrollar con firmeza estados más
comprometidos con el desarrollo social y la sostenibilidad.
Las loas a las maravillas del libre mercado y las ventajas de la globalización salvaje parecen llegar a
su fin, imponiéndose la visión de la globalización responsable con cinturones de protección social e
inclusión. Algo que nuestras élites ortodoxas no han empezado a asimilar. La protesta estudiantil en
Colombia les ha dado un bofetón en la cara, pues en la época de la economía del conocimiento, el
déficit de cupos en la educación superior y la calidad de la misma no se resuelve con meterle más
mercado al sistema, sino mas estado, con recursos y políticas, que apunten además a transformar el
modelo pedagógico.
La penetración del corporativismo en las universidades públicas y privadas les está haciendo mucho
daño, reduciendo el manejo de la universidad al seguimiento de un conjunto de indicadores para
tener un mejor ranking sin examinar la pertinencia y la ética de lo que se enseña, lo que se investiga
y se publica. Los indicadores lo son todo, la esencia es nada.
Pero en la economía del conocimiento no hay engaños: los estudiantes tienen el derecho de
preguntarles a los profesores, ¿cuál es la pertinencia de lo que me enseñas? ¿De qué me sirve, no
solo para el mercado sino para la vida y mi país o la humanidad? La universidad hace ciencia pero
también debe ayudar a resolver los problemas de su entorno y de la sociedad. Lo demás es reducirla
solo a puntajes y publicaciones en journals que en nada mejoran dicha realidad.
Del sacudón que vivimos no se han salvado ni las mejores universidades del mundo. En Harvard, el
pasado 2 de noviembre, Harvard Political Review da cuenta de la carta de setenta estudiantes
retirándose del curso introductorio de Economía del profesor Mankiw al encontrar que su clase era
sesgada, y orientada a brindar un solo punto de vista sobre la economía, cuando debía brindar la
posibilidad de examinar diferentes miradas sobre la misma.
En dicha carta, los estudiantes le anunciaban que se iban a “ocupar Boston”, fenómeno que se
replica en las ciudades americanas. He usado el libro de Mankiw y desde el primer capítulo, he sido
claro con mis estudiantes que se trata de una visión de la economía, la ortodoxa, la que se basa en
postulados que son cuestionables y que deben ser contrastados con otras visiones.
En los programas de economía del país, el estudiante sufre un lavado cerebral con el paradigma
neoclásico, sin estudiar a fondo lo que enseñaron Marx, Keynes o Veblen. Su ignorancia de otras
visiones es total. En las universidades de élite, después pasan a las posiciones de comando del
estado, y practican el mismo enfoque, con desastrosas consecuencias políticas y sociales.
El XXVI Congreso de estudiantes de Economía realmente me llenó de esperanzas. Casi mil
delegados en Santa Marta, del 18 al 21 de Octubre pasado, escucharon y discutieron sobre los
diferentes enfoques e interpretaciones sobre la política económica nacional, cuestionando las
políticas oficiales para reducir la pobreza y promover el desarrollo social, sometiendo a una crítica
profunda el modelo minero que nos rige, y ofreciendo alternativas. Hay esperanza. ¡Vivan los
estudiantes!
Descargar