Andalucía, 22 de diciembre de 2009 RUEDA DE PRENSA LA APDHA SE OPONE A LA CRIMINALIZACIÓN DE LOS “TOP MANTA” La Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía se suma a una campaña a favor de la despenalización del Top Manta, en apoyo a la plataforma estatal “Ni un solo mantero en prisión”. (www.manteros.aldeasocial.org) En España, según datos de la Secretaría General de Instituciones Penitenciaras, se encuentran actualmente en prisión 127 personas condenados por delitos contra la propiedad intelectual, 33 de ellos en Andalucía1. 540 han pasado por las prisiones en los últimos 3 años. La mayoría son subsaharianos que viven en el “Top manta”, una forma de subsistencia que escasamente les permite sobrevivir. Desde la APDHA hemos apoyado la plataforma “Ni un solo mantero en prisión” que pretende, en primer lugar, la reforma del código penal que evite el ingreso en prisión de las personas que trabajan como manteros, y mientras tanto, se están tramitando indultos a todos aquellos que se encuentran en nuestras prisiones andaluzas. O.E. de Senegal y A.K. de Liberia son los primeros en conseguir la libertad porque mientras llegan o no sus indultos hemos solicitado la suspensión de sus condenas y en los casos en que se las han denegado hemos pagado las multas y responsabilidad civil impuestas. El dinero proviene de lo recaudado por la plataforma estatal apoyada por diversos colectivos en toda España2. La propiedad intelectual e industrial son intereses dignos de protección, pero creemos que no debe hacerse a costa de la criminalización e ingreso en prisión de los últimos eslabones de la cadena, inmigrantes frágiles e indefensos. Es una reacción desproporcionada, que lesiona buena parte de los principios del derecho penal en un estado social y democrático de derecho como son los principios de proporcionalidad e intervención mínima. Las organizaciones que se lucran de este negocio, sin embargo, no se encuentran en las prisiones y raramente son detenidos. Las sanciones por lo delitos contra la propiedad intelectual se agravaron con la reforma del Código penal realizada en 2.003. Hasta entonces se trataba de un delito privado, es decir, solamente perseguido si era denunciado por los titulares de los derechos de propiedad. La policía 1 No todas estas personas son manteros, algunos son españoles, y algunos también están condenados por otros delitos. Puede decirse que manteros propiamente hay en prisión unos 120. A diciembre de 2.009 en Andalucía hay 10 en Sevilla I, en Morón 6 y en CIS de Sevilla 1; en Granada 4, 2 en Albolote y 2 en el CIS; en Huelva hay 1; en Jaén 1, en Cádiz Puerto III 2, en Cádiz Puerto II hay 3, en Algeciras 1, Almería 1, Huelva 1, y en Jaén 2. Las plataforma “Ni un solo mantero en prisión” trabaja con el apoyo de entidades sociales en Bilbao, Barcelona, Zaragoza, Madrid y Andalucía donde nos encontramos la APDHA; igualmente con el apoyo de juristas y personas del mundo artístico y cultural. La plataforma ha presentado en total 50 indultos al ministerio de justicia que se están tramitando; de ellos se han concedido por ahora 2. Mientras se tramitan los indultos, la plataforma ha conseguido sacar a 4 personas pagando la responsabilidad civil y la multa. Uno en villanuela, otro en Aranjuez y 2 en Sevilla. El dinero recaudado por la plataforma proviene de jueces, fiscales, secretarios judiciales, abogados, personas del mundo artístico y cultural y particulares sensibles. Más información en www.manteros.aldeasocial.org 2 solamente les requisaba la mercancía. Por la presión de sociedades de gestión de derechos musicales y audiovisuales como la SGAE, EGEDA, o ACAM, la vulneración de la propiedad intelectual se convirtió en un delito público recogido en el Art. 270 del C.P., con penas de prisión de 6 meses a 2 años y además multa de 12 a 24 meses. Como normalmente los “manteros” no tienen medios económicos, las penas de multa se tornan en más días de prisión, como mínimo 6 meses más. Estamos en total desacuerdo en el actual uso de la justicia penal para defender intereses económicos privados. Dichos intereses deben ser protegidos, pero nunca con penas privativas de libertad, y menos aún cuando terminan siendo dirigidas casi exclusivamente contra personas extremadamente vulnerables. El dolor y sufrimiento que estas penas suponen no solucionan, por otra parte, el problema de la vulneración de la propiedad intelectual, ya que la piratería física, según la SGAE, supone solamente el 10% de dicha vulneración. Son las descargas por Internet el mayor problema al que habrá que dar solución, que además hoy en día no se sanciona con la prisión. La desproporción del código penal castigando esta conducta resulta evidente si comparamos otros delitos más reprochables socialmente y que están castigados con menos pena: conducir borracho (Art. 379: prisión de 3 a 6 meses o multa de 6 a 12 meses) ; acabar con la vida de alguien por imprudencia leve (Art. 621.2: multa de 1 a 2 meses); hurtar algo cuando la cuantía es inferior a 400 € (Art. 623.3: localización permanente de 4 a 12 días o multa de 1 a dos meses), defraudar a Hacienda de la Comunidad europea entre 4.000 € y 50.000 € (Art. 627: multa de 1 a 2 meses); o abandonar jeringuillas u otros instrumentos peligrosos que causen daño en sitios frecuentados por menores (Art. 630 : localización permanente de 6 a 10 días o multa de 1 a dos meses) Los inmigrantes en situación administrativa irregular además sufren un mayor rigor de la justicia ya que no suelen poderse acoger a las opciones existentes para españoles o residentes legales, como la sustitución de la pena por multa o la suspensión de la pena privativa de libertad para condena menores a dos años, además están expuestos a que su condenas sean sustituidas por la expulsión del país. Cuando terminan de cumplir sus penas no podrán regularizar su situación hasta que no caduquen sus antecedentes penales. ¿Queremos con todo ello que sean perfectos ciudadanos y que se integren, sin que les concedamos la más mínima oportunidad? ¿Queremos convertir de forma casi automática a las personas pobres y excluidas en delincuentes? El Nuevo anteproyecto de reforma del Código penal, prevé la reducción de las condenas del Art. 270.1 del código penal, pero continúa existiendo la posibilidad de penas privativas de libertad. Cualquier reforma que no pase por eliminar la prisión es intolerable para una sociedad avanzada, democrática y que defienda los derechos humanos. Un fallo del actual sistema de prisiones La APDHA está en total desacuerdo con la existencia de las prisiones y su uso como forma de solucionar los conflictos sociales. Hoy día la prisión cumple la función de arrinconar y acallar el fracaso del sistema. La preocupación de los gobernantes, medios y sociedad deberían ser las causas de los delitos, y el absurdo del actual sistema penitenciario, que no sirve para su función de reinserción, de hecho la reincidencia es altísima y se encuentra en torno al 70%. Las personas presas proceden del mundo de la exclusión, sobre el 75% lo están por la comisión de delitos no graves, fundamentalmente delitos contra la propiedad o contra la salud pública. Sólo un 5% están condenados por delitos contra la vida y la libertad sexual. El estado español usa desmedidamente la pena de prisión, a pesar de ser de los países más seguros. Lo dice el último Informe del Ministerio del Interior, en base a datos de la Policía Nacional y Guardia Civil, que indican que la delincuencia bajó un 1,9% en el último año. La tasa de criminalidad en España es de un 47 por cada 1.000 habitantes, frente al 70 por 1.000 de media europea. La diferencia con la media europea sería aún mayor si se excluyeran los delitos contra la seguridad vial, que entraron en vigor el pasado año. Sin embargo somos el país europeo con la mayor tasa de encarcelamiento, 164 por cien mil mientras que la media europea es de 95 por cien mil. La realidad de la inmigración en España Además, la criminalización del Top Manta es una reacción tremendamente injusta en cuanto que criminaliza la pobreza. El perfil mayoritario del “mantero” es el de personas inmigrantes, muchos de ellos sin papeles, sin posibilidad de permiso de trabajo y en situación de pobreza, que buscan en la venta ambulante una mínima fuente de ingresos para hacer frente a sus necesidades más perentorias (alimentos y vivienda). Vienen a sacar unos 200€ al mes con esta actividad. Castigar con la prisión a estas personas es condenarlas aún más a profundizar en la exclusión social o el riesgo de ella. ¿Cómo queremos que sobrevivan si les denegamos todos los derechos? La criminalización de los manteros es sólo un ejemplo más de la represión hacia los inmigrantes que tiene lugar en nuestro país, algo que se ejemplifica a la perfección en la Reforma de la Ley de Extranjería recién aprobada. El modelo de inmigración en España, totalmente acorde con el imperante en la Unión Europea, es utilitarista, se basa en una visión mercantilista de los migrantes, que son considerados como mera mano de obra, desechable cuando no es necesaria. En la coyuntura económica actual se acentúan los modelos de represión y control por medio de políticas migratorias que no tienen en cuenta las diferentes realidades, aspiraciones y situaciones de las personas a las que afectan. Se trata de un modelo denominado “de inmigración legal y ordenada, que lucha contra la inmigración ilegal” pero que demuestra día a día su fracaso y promueve las violaciones de los Derechos Humanos. En este marco de represión, no podemos dejar de mencionar las herramientas utilizadas. A nivel europeo denunciamos la Directiva Retorno que, en entre otras muchas cosas, permite la detención de los migrantes sin papeles en espera de expulsión por un período de tiempo que puede llegar hasta los 18 meses (se priva de libertad a personas que no han cometido ningún delito) y que no garantiza la protección de los menores extranjeros no acompañados. También señalamos el Pacto Europeo sobre Inmigración y Asilo que defiende el concepto de inmigración escogida y refuerza las políticas y mecanismos de control y blindaje de fronteras. En el mismo sentido, y ya a nivel nacional, la recién aprobada reforma de la Ley de Extranjería en España aumenta los plazos de retención en Centros de Internamiento (conforme a la Directiva retorno antes mencionada), eleva las sanciones impuestas a los inmigrantes, dificulta la reagrupación familiar y supone un retroceso en los derechos de menores extranjeros y en las mujeres inmigrantes víctimas de la violencia de género. Se trata de una normativa aprobada con la oposición frontal de la mayoría de la sociedad civil de este país, que se ha pronunciado abiertamente contra la misma en numerosas ocasiones. El estado español, siguiendo las directrices marcadas por la Unión Europea, se encarga de evitar que los inmigrantes lleguen a nuestras costas por medio de políticas migratorias basadas en la externalización y la co-responsabilización a terceros países. Este blindaje de fronteras tiene como consecuencia la muerte de miles de personas en nuestros mares y durante sus rutas migratorias. Los que consiguen superar estas barreras se encuentran con una legislación cada vez más restrictiva, que dificulta su regularización administrativa, su integración y que facilita su expulsión a terceros países que, en ocasiones, ni siquiera son de los que proceden. De esta manera están emergiendo los inmigrantes como uno de los colectivos con mayor riesgo de exclusión en nuestro país, y el factor más determinante que lleva a la exclusión es la ilegalidad administrativa. Los inmigrantes indocumentados ya forman parte, en muchos casos, de la marginación social, el chabolismo de las grades ciudades, la infravivienda, la carencia de derechos, la imposibilidad de acceso a los servicios del estado del bienestar3, el vivir con un miedo constante a la policía, a ser expulsados, a vivir escondidos. La realidad es que muchos trabajan de forma clandestina, en condiciones laborales a veces cercanas a la esclavitud, con salarios muy bajos, horarios y jornadas muy largas… A 1 de enero de 2009 existían empadronados 668.093 extranjeros en Andalucía, 44.814 más que el año anterior, de los que 313.922 son personas no comunitarias (en 2.008 11.665 no tenían autorización de residencia). A ellos habría que sumarles todos aquellos extranjeros no empadronados. La crisis, y las políticas migratorias extremadamente restrictivas, no provocan que vengan menos, decenas de miles siguen buscando cada año una mejor vida en nuestro país. Los inmigrantes representan el 8.1% del padrón en nuestra Comunidad y según a estimación de Cáritas, aproximadamente el 26% se encuentran por debajo del umbral de la pobreza: 173. 004. Desde la defensa de los derechos humanos, no tienen sentido estas políticas sancionadoras que dan la espalda a las situaciones de exclusión, que no están interesadas por la situación que viven muchas personas y que, en lugar de legislar para la igualdad de oportunidades y aprobar una necesaria ley de inclusión tantas veces prometida, legisla para estigmatizar a las personas que sólo intentan buscarse la vida. Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDHA) 3 Cabe destacar la bajísima proporción de inmigrantes que utilizan los servicios sociales. En el año 2001 residían en España, aproximadamente 2.000.000 de extranjeros, de los que solamente 92.237 utilizaron los servicios sociales, esto es el 5% aproximadamente, de un colectivo con especiales problemas de integración, ya que según los Cáritas, aproximadamente el 26% del total se encuentran por debajo del umbral de la pobreza.