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LOS AVANCES DE LA HUMANIDAD A TRAVÉS DE LOS HITOS TECNOLÓGICOS
Jesús Aristizábal Fernández
Ecopetrol - ICP
Tomado de: Revista Innovación y Ciencia. Colciencias. Vol. V, N° 2, 1996, p. 54-63.
Desde sus propios orígenes, el hombre se ha enfrentado a las limitaciones en el
conocimiento y a la inmensa dificultad para aprovechar las posibilidades ofrecidas por la
naturaleza para un mejor vivir individual y colectivo. La respuesta inteligente del hombre a los
desafíos de la vida y del ambiente también puede llamarse tecnología. Ésta empezó a
generarse a un ritmo casi imperceptible durante milenios. Creció de manera ostensible,
durante la última centuria, como consecuencia de la Segunda Revolución Industrial, y
consiguió un ritmo casi frenético a partir de 1971 por el advenimiento del microprocesador,
base de la revolución de la microelectrónica y la información.
¿Qué es tecnología? Ciencia, Ingeniería, investigación y desarrollo, investigación básica y
aplicada, desarrollo y tecnología son todos términos utilizados para cubrir algunos segmentos
del amplio universo de la actividad técnica, para la que no hay un sello único aceptado. Otra
acepción asocia la tecnología con la capacidad y habilidad para hacer cosas. De hecho una
corta definición de tecnología es “conocimiento de cómo hacer cosas “, o “sistema por el cual
una sociedad satisface sus necesidades y deseos” (1).
Abbetti (2) define la tecnología como un cuerpo de conocimientos, herramientas y técnicas
derivadas de la ciencia y la experiencia práctica, que se usan para el desarrollo, diseño,
producción y aplicación de productos, procesos, sistemas y servicios.
Esta definición involucra dos aspectos esenciales. El primero, que la tecnología es ciencia y
experiencia, es decir, que la teoría y la práctica son indispensables para el éxito de ella. El
segundo, se refiere a que la tecnología, contrariamente a la ciencia, no tiene valor a menos
que se aplique para generar riqueza y mejorar la calidad de vida.
J.K. Galbraith concibió la tecnología como la aplicación sistemática del conocimiento
científico o de otro tipo de conocimiento organizado, a tareas prácticas. Monk et. al.
visualizaron la tecnología en dos facetas: una como un cuerpo de conocimientos aplicado
para la solución de problemas prácticos, que puede denominarse know how y otra como las
herramientas y artefactos que se utilizan para conseguir esas soluciones. La tecnología es
las dos cosas: software y hardware (3).
Hoy por hoy, la tecnología es una de las características más relevantes del mundo moderno.
La perspectiva sobre la sociedad del mañana no muestra otra cosa que la influencia e
importancia cada vez mayores de la ciencia y la tecnología en casi todos los campos de
actividad humana.
De la prehistoria a la revolución industrial
El primer avance homínido fue de carácter biológico y consistió, precisamente, en alcanzar
tal condición. La más evidente muestra de eso fue haber descendido de los árboles para
caminar erguido. Esta condición bípeda lo convirtió en homínido, con lo cual, en este aspecto
esencial, se encontraba más cerca del hombre que del mono. Así los brazos y las manos se
encontraban libres para hacer algo diferente a solo sujetarse. Podía entonces manipular con
1
mayor facilidad objetos del entorno, tocar y moverse. Con esto, el cerebro recibía
continuamente un gran caudal de sensaciones e información, lo que permitió el desarrollo y
crecimiento de la corteza cerebral (4).
El Homo habilis, predecesor de los primeros homínidos, inicio su existencia en el sudeste
africano, hace mas de dos millones de años. La manufactura y utilización de instrumentos y
utensilios de piedra fue su característica más relevante.
Hace aproximadamente 1'600.000 años, el Homo habilis se había extinguido, evolucionando
hacia un homo más perfeccionado, el Homo erectus, cuyo fenotipo en talla y corpulencia era
muy similar al del hombre actual. Esta especie fabricaba útiles de piedra, mucho mejores que
los conocidos hasta entonces, y como cazadora cobraba piezas mayores. Aunque el hombre
ya era bípedo desde hace dos millones de años, se conservo el nombre de Homo erectus,
asignado por la antropóloga Marie Eugene Dubois al Pithecanthropus erectus u hombre de
Java, hallado por ella en 1894. Por entonces, aún no se conocía sobre la condición bípeda
de los antecesores del hombre de Java (5).
El Homo erectus debió enfrentar las inclemencias climáticas de las épocas glaciares: esto le
hizo adoptar nuevas costumbres como el uso de pieles, la construcción de refugios y la
utilización de cuevas para guarecerse del gélido ambiente. Es en una de estas cavernas
cerca de Pekín, donde se hallaron vestigios del Homo erectus, Sinanthropus pequinensis
(1927), al lado de rastros de hogueras. Esto nos indica que el hombre ya utilizaba el fuego
hace unos 500.000 años. Las técnicas para encenderlo y su empleo constituyen uno de los
grandes hitos de progreso para la vida humana. Con él se vencieron la oscuridad y el frío, las
actividades diurnas pudieron extenderse más allá del anochecer y además, en invierno se
pudieron habitar regiones más frías.
El fuego también hizo posible cocer los alimentos, con lo que la dieta se hizo más sana y
variada. Más adelante, avanzadas el fuego permitió la transformación de los metales
mediante su fundición para entonces, muestra de la más alta tecnología desarrollada.
Hace 200.000 años, los últimos especimenes del Homo erectus se estaban extinguiendo,
dando paso a la aparición de homínidos con masa cerebral similar a la nuestra, aunque la
forma de su cavidad craneana era un tanto diferente por ser abultada hacia atrás. Su
fisonomía ofrecía una región supraorbital muy pronunciada, dientes anchos, frente y barbilla
aplanadas (6). A pesar de estas características físicas, no cabe duda de que era una forma
de Homo sapiens. La otra corresponde a la nuestra. El Homo sapiens perfeccionó los útiles
de piedra, dominó por completo el fuego, y seguramente inició el enterramiento y culto a los
muertos y la práctica de primitivas formas de religión.
Entre 50.000 y 30.000 años AC., las dos variedades de Homo sapiens coexistieron y
probablemente se cruzaron. Al final, sólo sobrevivió el tipo humano actual, el Homo sapiens
sapiens. Éste se expandió más allá de los límites alcanzados por el Homo erectus y abarcó
Australia, Norteamérica, Asia oriental y el archipiélago nipón. Para el año 10.000 A.C. había
poblado completamente Suramérica y todas las áreas continentales (7).
Por esa época aparecieron el arte rupestre, la tea de aceite y la domesticación de animales.
El hombre se estaba aprestando para la primera gran revolución tecnológica, la revolución
neolítica o de la agricultura.
Hacia el año 8.000 A.C., las formas de trabajo y subsistencia del hombre primitivo cambiaron
con el advenimiento de la agricultura. Hasta entonces, había sido cazador, nómada y,
últimamente, ganadero.
Al dejar el nomadismo, se agrupó en comunidades tribales con un mayor grado de
organización. La agricultura, la socialización y los adelantos tecnológicos permitieron a
muchas comunidades generar excedentes de producción, con los cuales la población creció
más rápidamente, y algunos individuos pudieron dedicarse a otros trabajos relacionados con
2
las artes y el comercio.
El nuevo modo de vida sedentario originado por el hombre agricultor de las comunidades
asentadas en el Valle del Tigris y el Eufrates, en Egipto y a orillas del río Indo, ocasionó una
revolución tecnológica sin precedentes. Ante todo, debió profundizar sus conocimientos
sobre asuntos meteorológicos de carácter cíclico u ocasional e idear soluciones para la
preparación de la tierra, la siembra y el regadío. El intercambio comercial entre comunidades
y regiones se incrementó y con ello también creció la comunicación.
La revolución neolítica permitió, con el tiempo, la formación de ciudades y el surgimiento de
nuevos sistemas sociales y de vida, llamados civilizados. La aparición de culturas con
intereses propios de tierra, agua y otros recursos, también dio lugar a una de las
ocupaciones preferidas por el hombre, la guerra.
La mayoría de las civilizaciones primitivas vivieron bajo alguna especie de teocracia. Pero
eran tan formidables los problemas de la existencia sedentaria que la gente exigió
respuestas fácticas, por muy espiritual que pudiera ser la orientación de las culturas
dominantes. "La ciencia parece desarrollarse con mayor exuberancia en culturas que tienen
un actitud positiva hacia el mundo de los sentidos: parece agotarse en las culturas que
acentúan lo espiritual y ultraterrenal La evolución de la ciencia, por tanto, está fuertemente
emparentada con las fases de la historia de la literatura y el arte más orientado hacia los
sentidos y avanza bajo una nube de antagonismo inherente, si no hacia la religión, por lo
menos hacia culturas con fuertes tendencias trascienden tales, racionalizadas y sancionadas
por creencias religiosas" (8).
El avance técnico y científico en las primeras culturas se logró a través de la observación y
experimentación empírica. El pensamiento científico debió esperar hasta el surgimiento de la
antigua Grecia. La mentalidad de los griegos carecía de arraigos trascendentalistas y se
dirigía más hacia un mundo pragmático y abierto a la acción humana. Los griegos
desplazaron la visión mística y mitificada del cosmos con aproximaciones a éste más
realistas y racionales. En Grecia se concibió una visión cósmica, científica y metafísica,
expresada por Pitágoras y Platón. Así, puede afirmar que la verdadera ciencia tuvo su
comienzo con los griegos.
La cultura, griega comenzó a deteriorarse por los conflictos entre las ciudades-estado y por la
conquista de Filipo de Macedonia y su hijo Alejandro Magno. El legado griego, apagado por
la caída de Roma, pudo salvarse gracias a Aristóteles, maestro de Alejandro, quien lo
transmitió a la civilización, greca-oriental de su imperio.
El colapso de la civilización antigua causó estragos en la imaginación cósmica del hombre
occidental. Europa necesitó 800 años para recuperarse de la caída del imperio Romano:
desde principios del siglo V cuando San Agustín y los demás padres latinos modelaron el
espíritu místico y trascendental del medioevo, en el que no había lugar para la observación
científica del mundo, hasta el siglo XII, cuando el surgimiento de un primitivo pero vigoroso
capitalismo, lentamente fraguado durante la Edad Media dio origen a una renovación cultural,
principalmente en las escuelas catedralicias de Francia como la de Chartres.
En los inicios del siglo XVII, Johanes Kepler presentó las nuevas teorías acerca del
movimiento de los planetas, y a fines de ese mismo siglo Sir Isaac Newton formuló una
concepción revolucionaria del universo físico, basado en el pensamiento matemático más
avanzado, en su Philosophiae Naturalis Principia Mathematica.
El filósofo inglés Francis Bacon publicó, en 1620, los conceptos y reglas que constituyen el
marco teórico del método científico. Bacon expresaba que el método deductivo es útil para
las matemáticas, mientras que las leyes de las ciencias se obtienen por inducción, es decir,
que, por ser generalizaciones, se derivan de una serie de observaciones específicas. Galileo
había aceptado la idea copernicana de un sistema planetario heliocéntrico, por lo que decidió
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publicar en italiano, en 1632, el Dialogo dei massimi sistemi (Diálogo de los sistemas
mayores). Al no estar editado en latino lengua reservada solamente para los más ilustrados,
el escrito se puso al alcance del vulgo.
Por esta publicación, Galileo fue procesado ante la Santa Inquisición en una confrontación
histórica entre ciencia y religión, que sólo volvió a alcanzar un alto nivel de efervescencia a
principios del siglo XX, con motivo de la teoría evolucionista planteada por Darwin, y más
recientemente, uno más moderado, pero aún no concluido, ocasionado por las tecnologías
relacionadas con el control de la natalidad.
Sería pretencioso tratar de cubrir, sin caer en inevitables y múltiples vacíos y omisiones, la
apasionante aventura del intelecto humano en occidente, desde el agricultor neolítico hasta
el hombre del renacimiento. Baste decir que, durante este último periodo, el espíritu
trascendental y la mente racional humana lograron una confluencia y una elocuente
expresión el hombre universal, personificado en portentos como Miguel Ángel y Leonardo.
Los creadores de obras maestras, como ellos, para concretar su inspiración artística,
debieron superar desafíos tecnológicos, arquitectónicos y de ingeniería, sin precedentes.
La revolución industrial
Desde 1712 y durante más de medio siglo, los mineros ingleses habían usado la máquina de
vapor de Newcomen como dispositivo para bombear agua de las minas de carbón, a pesar
de su ineficacia. En 1764, una de estas máquinas fue entregada, para ser reparada, al
ingeniero escocés James Watt. EI arreglo resultó asunto sencillo, pero Watt se propuso
perfeccionar el aparato y lo logró. De ahí surgió la primera máquina de vapor aceptablemente
eficiente.
Desde su invento, Watt no cesó de introducir mejoras al artefacto. En 1781, ideó el
mecanismo de biela-manivela para convertir el movimiento alternativo de los pistones en
movimiento circular en un volante. Así, podía transmitir energía a una gran variedad de
mecanismos. Esta máquina de vapor fue la primera de las máquinas motrices industriales y
su aplicación, en multitud de tareas, fue la clave para la revolución industrial que vendría a
ocasionar, en un corto período, más cambios en la vida del hombre que los ocurridos desde
la revolución neolítica, acaecida diez mil años atrás.
Con la máquina de vapor, los británicos desarrollaron la industria textil y la fabricación de
diversos productos. Esta ventaja les concedía un poderío económico sin precedentes en el
mercado mundial del momento. Bajo estos nuevos avances tecnológicos, el resto del mundo
parecía obsoleto. Ellos querían mantener lo que hoy, llamaríamos una “ventaja competitiva”,
especialmente en el sector textil. Para esto, guardaban celosamente los detalles técnicos
propios de la nueva maquinaria, se cuidaban con el máximo secreto los planos y diseños, y
no se permitía la salida del país de técnicos e ingenieros versados en estas tecnologías.
El primer caso de espionaje industrial o más eufemísticamente, de transferencia de
tecnología, fue posible gracias al arribismo de Samuel Slater, quien se propuso conseguir
una posición social y económica más representativa en el nuevo mundo, asunto más fácil allí
que en la clasista sociedad británica. Así, con la nueva tecnología en la cabeza, emigró a los
Estados Unidos en 1789 y se alió con pudientes empresarios de Rhode Island. Arribista o no,
Slater era un gran ingeniero, profundo conocedor de la tecnología en cuestión y poseía,
además, un espíritu innovador y emprendedor. ¡Qué buena adquisición habían logrado los
americanos! Sería la primera pero no la última.
Slater construyó la primera fábrica basada en la máquina de vapor Pawtucket Rhode Island,
en 1790 (9). Ése fue el despegue del gran poderío industrial, político y económico de los
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Estados Unidos de Norteamérica, que pronto se convirtió en el paradigma tecnológico del
mundo occidental.
Los trabajos de James B. Francis, otro inmigrante inglés, en Norteamérica, son una muestra
de cómo la tecnología se volvió científica. Su principal aporte, la turbina hidráulica, se
convirtió en una de las más importantes máquinas de generación de energía para la industria
americana. Francis desarrolló métodos teóricos que hicieron del diseño de la turbina
hidráulica más ciencia y menos arte.
La teoría disponible era demasiado idealizada, o simplificada, puesto que omitía factores
importantes como la fricción y la resistencia Interna del fluido. Básicamente, lo que se había
hecho entonces se fundamentaba en las reglas provistas por una sola ley natural sobre la
velocidad de los fluidos, conocida como el teorema de Torricelli. En consecuencia, se omitían
muchas otras circunstancias, las cuales se sabe, afectan el flujo de agua a través de orificios
(10).
Francis trabajó en conjunto con Uriath A. Boyden. Éste era experto en matemáticas, mientras
Francis poseía cualidades de experimentalista. Tal combinación de ciencia y práctica fue
muy fructífera para el desarrollo de la nueva turbina y sirvió de punto de partida para la
tecnología científica.
Antes de la revolución industrial, la ciencia afectaba la manera como la gente pensaba, pero
a partir de ésta la tecnología comenzó a afectar, cada vez más, la manera como la gente
vivía (11).
La segunda revolución industrial
La segunda revolución industrial, viabilizada gracias a una revolución tecnológica paralela,
abarcó, más o menos, el período comprendido entre 1870 y 1914. Para entonces, las
tecnologías tradicionales habían alcanzado condiciones de operación más rigurosas en
presión y temperatura, que obligaban a una sustentación teórica más elaborada. Además,
aparecieron otras como la electricidad y la química, con características de comportamiento
invisibles o minúsculas, que requerían la postulación y comprobación de nuevas teorías
científicas para su entendimiento.
El cambio de fase en el estado del arte de la tecnología establecida desde la revolución
Industrial inglesa, sustentada en el trípode: hierro-vapor-textiles, dio paso al sistema
tecnológico electro-mecánico-químico, fundamentado en estos tres principales ámbitos de la
técnica (12).
Antes, el material dominante era el hierro fundido, la transmisión de energía se hacía
pasando el movimiento alternativo a circular, mediante mecanismos de pistones, bielas y
manivelas. Dentro de los materiales industriales y de construcción de la época se contaban
algunas aleaciones ferrosas, la madera y la piedra.
En la segunda revolución industrial encontramos el acero, nuevos artefactos mecánicos,
diversas maneras de transformación de energía y la aparición y el uso de la electricidad y de
la química.
Durante más de tres mil años, el hierro al carbono fue el material más apto para la
fabricación de herramientas y armas: era duro pero tenía la desventaja de ser frágil. Para
mejorar sus condiciones podía bajarse el contenido de carbono mediante la forja pero tal
proceso encarecía el material.
Hacia 1856 el británico Henry Bessemer halló un procedimiento económico para eliminar
carbono del hierro colado, dando origen a la siderúrgica de alto horno, que fue perfeccionada
sucesivamente con mejoras incorporadas por los procesos Martin y Thomas.
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El acero, a diferencia del hierro presenta mejores características físico mecánicas; por esto,
su producción masiva y económica, gracias a los nuevos procesos de fabricación permitió,
popularizar su uso. Conjuntamente con el acero aparecieron las aleaciones ferrosas, el
aluminio y la metalurgia avanzada de aleaciones no ferrosas basadas en cobre, níquel,
cromo y otros metales. Esto permitió el diseño y la fabricación de maquinaria y equipo más
compacto, liviano, preciso, veloz y resistente, mejorando la intervención humana en los
procesos de manufactura. Igualmente emergieron nuevos materiales no metálicos como el
cemento.
También recibieron gran difusión y se popularizaron las máquinas para usuario final, tales
como máquinas de escribir, armas personales, bicicletas y muchas otras. En este ámbito, las
tres de más impacto, sin duda, fueron el automóvil la máquina de coser y la máquina de
escribir.
El automóvil: el primer motor de combustión interna instalado en un pequeño carruaje fue
construido en 1860 por el francés Jean Joseph Etiene Lenoir, pero resultó muy poco práctico.
Dieciséis años después, aparecía el motor de ciclo de cuatro tiempos desarrollado por el
ingeniero alemán Nikolaus August Otto, que de inmediato consiguió un verdadero éxito. Con
la aparición del motor Otto, hacia finales del siglo pasado, se dio curso al arribo del "carruaje
sin caballos" movido por gasolina, ¡el automóvil!.
El pionero en la fabricación de automóviles fue otro alemán, Karl Friedrich Benz, quien
desarrolló un prototipo comercial en 1887: éste se movilizaba sobre tres ruedas y alcanzaba
una velocidad de 15 kilómetros por hora. Posteriormente en 1891, el ingeniero francés Emile
Constant Lavassor innovó el diseño mecánico de estos nuevos vehículos (13).
Henry Ford construyó su primer automóvil experimental en 1886 y fundó su fábrica en 1899.
Para entonces, en Estados Unidos existían unos 30 fabricantes que producían alrededor de
2.500 vehículos por año (14).
La máquina de coser: fue patentada en 1846 por Elías Howe, quien para demostrar la
capacidad de su invento, compitió con cinco mujeres cosiendo a mano, a las que venció con
facilidad. Este artefacto vino a liberar a la mujer de una pesada carga domestica y se
constituyó en el primer eslabón para la creación de aparatos electrodomésticos, precursores
del cambio sustancial del papel y estatus femenino dentro de la sociedad actual.
Tal invento también posibilitó la industria de fabricación masiva de vestuario estandarizado
listo para ser usado, y sirvió como ejemplo para la producción en serie de una gran variedad
de productos industriales de consumo.
La máquina de escribir: fue desarrollada en 1873; mecanizó la tarea de la correspondencia
y creó la función del secretariado que también se convirtió en una importante nueva fuente
de trabajo para la mujer.
Asimismo, durante esta época aparecieron otros inventos revolucionarios, como la primera
resina artificial, la baquelita y la primera fibra sintética, la viscosa. La diversificación en la
canasta de materiales disponibles implicó un incremento en las posibilidades y adelantos de
la tecnología industrial.
En la segunda revolución industrial además de la máquina de vapor pudo contarse con la
turbina, que posee la ventaja del movimiento circular a partir de su propio eje. También
aparecieron variados equipos para generar, transformar y transportar energía, motores de
combustión interna y muchos otros mecanismos.
La electricidad llegó con su facilidad de transmisión y conversión a otras formas de energía,
como calor, iluminación, movimiento o fuerza electromagnética. La generación eléctrica
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habilitó el uso de fuentes naturales de energía como caídas de agua e hidrocarburos y dio
mayores posibilidades de utilización al ya tradicional carbón.
Durante esta época, la química apareció como un sector industrial importante y, por tanto,
como una tecnología y ciencia en evolución. El surgimiento de la química se debe
esencialmente a dos circunstancias (15).
Primero, a que la demanda de soda para la industria textil creció tanto que no pudo ser
cubierta totalmente por la que se producía mediante el proceso Leblanc. Esto facilitó la
aparición, en 1870, de un nuevo proceso el Solvay mucho más eficiente y económico y, por
lo demás, menos contaminante. El segundo suceso importante fue la aparición de la química
de síntesis orgánica, resultante también de los requerimientos de tintes para textiles, puesto
que los utilizados hasta entonces no ofrecían suficiente fijación y calidad.
En 1856, el joven inglés estudiante de química William Henry Perkins, perfeccionó la primera
anilina colorante, logro que fue seguido por una serie de desarrollos sobre colorantes
sintéticos. Asimismo, la química de la celulosa dio paso a diversas nuevas sustancias y
materiales como lacas, placas fotográficas, y a fibras como seda artificial, viscosa y
celofanes. En 1909 nació la química de resinas sintéticas con la baquelita.
El siglo XX trajo formas más originales de investigación científica. Thomas Alva Edison había
utilizado un grupo de personas bien organizado y equipado para desarrollar la maravillosa
lámpara incandescente y muchos inventos más. El primer laboratorio de investigación y
desarrollo corporativo fue creado en 1901 por la General Electric Co., sucesora de la propia
firma de Edison. Para 1918 ya contaba con 300 empleados y consiguió muchas innovaciones
tecnológicas en el campo de la electricidad. Este esfuerzo tuvo especial retribución cuando
Irving Langmuil obtuvo en 1932 el premio Nobel, por su trabajo sobre química de superficie
adelantado en estos laboratorios. En 1917, solamente en Norteamérica, el número de
laboratorios de investigación industrial había crecido a 375 y en 1931 superaba los 1.600
(16).
La revolución tecnológica
Lo característico de las grandes transiciones de la técnica es que se presenta un proceso de
eliminación y reemplazo de los segmentos obsoletos de las tecnologías que han llegado a
sus niveles de saturación y de regeneración de la parte reciclable de ellas, cuando esto es
posible. Este concepto fue una gran contribución de Schumpeter, quien en 1931 caracterizó
el cambio tecnológico como una fuente de “destrucción creativa” que supera monopolios y
crea nuevas industrias.
Hacia la mitad de este siglo se vislumbraba el agotamiento del sistema tecnológico electromecánico-químico operante, con la aparición de tecnologías de reemplazo. Esto se hacía
evidente con los materiales sintéticos, la tecnología nuclear y espacial, la electrónica más
avanzada y el procesamiento de datos.
Este ciclo, que puso en crisis a todo el sistema social cultural y económico no ha terminado
del todo y ha sido denominado por algunos “la tercera revolución tecnológica”. El nuevo
paradigma científico-tecnológico está caracterizado por la preeminencia de las tecnologías
de Información - polimateriales - biotecnología – multienergías (17).
Tecnologías de información: en la década de los sesenta, las tecnologías
electromecánicas aplicadas a procesar y transportar Información llegaron a sus máximos
niveles de capacidad, debido al volumen y a la variedad de la información que debía ser
manejada. A partir de entonces, la electrónica entró paulatinamente a sustituirla. Los equipos
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de cómputo y las centrales telefónicas, que utilizaban la antigua tecnología, iniciaron su
mutación hacia equipos digitales.
El grado de evolución y la creciente complejidad de los problemas por resolver en las áreas
aviónica y aeroespacial, presentes hacia finales de los sesenta, saturaron muchos métodos
de diseño. Como respuesta aparecieron sistemas de diseño asistido por computador y
simuladores de diferente tipo.
Como se ve, el procesamiento electrónico de datos nació en el sistema tecnológico
precedente. Sin embargo, la nueva tecnología, representada por el microprocesador rompió
radicalmente con el pasado en cuanto a la capacidad de procesamiento y miniaturización.
El microprocesador, inventado en 1971, cambió todo de manera rotunda; desde entonces
nada es igual en ninguno de los campos de la actividad humana. En esta minúscula pastilla
de silicio se concentra el poder de procesamiento de miles de transistores, que constituían
los primeros computadores comerciales. Esto permitió la miniaturización de los componentes
electrónicos. La tecnología de procesamiento electrónico de la información se hizo
dominante.
La digitalización de las telecomunicaciones reforzó el vínculo entre las tecnologías de
procesamiento y almacenamiento de información lo que ocasionó el surgimiento de una
importante tecnología complementaria, la teleinformática, mejor conocida como telemática,
producto de la simbiosis entre telecomunicaciones e Informática.
Polimateriales: el paso de un sistema tecnológico a otro significa un aumento en las
opciones, en la variedad y en la complejidad de los materiales disponibles. La primera
evolución espectacular en los materiales fue la de los plásticos y las fibras sintéticas. Los
plásticos llegaron como respuesta contra la corrosión y los ataques de las sustancias
químicas.
Nos aproximamos a la era del uso masivo de los materiales compuestos. Los compuestos
constan de una combinación de estructura y agregado: la primera debe resistir los esfuerzos
en diferentes direcciones, mientras la matriz, de material dúctil, cohesiona los constituyentes
y permite la transmisión y distribución de los esfuerzos. Adicionalmente, el diseño, contribuye
para al correcto dimensionamiento del conjunto refuerzo-agregado.
Los materiales de refuerzo pueden ser fibras sintéticas como los polímeros. Dentro de éstos
se cuentan el kevlar y las fibras de vidrio, carbón y boro. Como agregados se usan resinas
fenólicas y epóxicas, imidas, cerámicos, y metales.
La gran ventaja de los computadores es su versatilidad. Se pueden combinar características
de resistencia y comportamiento, como alta resistencia mecánica sin el riesgo de corrosión o
alta resistencia mecánica y bajo peso. En fin, el mundo de los compuestos permite diseños
para resolver problemas y necesidades particulares.
Según su uso, los compuestos se ven en aplicaciones de alta sofisticación, como los
desarrollados para la industria de aviación aeroespacial y biomedicina. El otro ámbito es el
de los compuestos para uso general, de aplicación en las Industrias automovilísticas y de
implementos deportivos.
Biotecnología: la biotecnología nos sorprende a cada rato con novedades sensacionales,
como nuevos vegetales y microorganismos, experimentos de clonación o de fertilización in
Vitro. No obstante, la biotecnología no es tan nueva; se conoce desde tiempos remotos. Los
sumerios, por ejemplo, disponían de varios tipos de cerveza. Desde entonces, el proceso de
fermentación ha dominado la biotecnología, con aplicación principal en la preparación y
conservación de alimentos y bebidas. Es el caso de la ya mencionada cerveza, el vino y
otros licores, del pan y de los lácteos.
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Aún hoy, la fermentación continúa siendo una de las aplicaciones más importantes de la
biotecnología. Hasta el siglo XlX, la humanidad no tenía una evidencia científica de los
agentes de tales fenómenos, los microorganismos, hasta que Pasteur publicó su teoría de los
gérmenes en 1862. La identificación de la existencia de los microorganismos fue, además, el
primer gran salto hacia la medicina moderna.
La biotecnología engloba dos aspectos singulares: el primero, la vida, que la distingue de las
tecnologías basadas en el manejo de elementos inertes y, el segundo, la microscopocidad,
que la diferencia de la agricultura y la ganadería, que han sido las tecnologías tradicionales
de la vida.
Multienergías: la especie humana siempre ha necesitado, para su supervivencia y progreso,
de la energía en sus diferentes formas, Inicialmente, de las más simples, el calor y la
iluminación. Posteriormente, en la revolución neolítica, comenzó la utilización de la fuerza
animal para tareas agrícolas. A medida que transcurrió la historia, el calor y la fuerza motriz
se obtuvieron de varias fuentes como leña, carbón, fuerza animal, caídas de agua, viento
geotermia, biomasas, petróleo, gas, electricidad, energía química, solar, nuclear…
Para obtener electricidad, que es la forma de energía más versátil y flexible, a escala
industrial, generalmente se utilizan combustibles fósiles como petróleo, gas y carbón, o
caídas de agua, o se produce mediante plantas nucleares.
Los combustibles fósiles son todavía una fuente importante de contaminación, y la energía
nuclear, en la forma en que se halla disponible actualmente -fisión-, no es lo bastante
atractiva debido a los riesgos de accidente que pueden ocasionar catastróficos resultados de
contaminación. La esperanza se fundamenta en las investigaciones sobre fusión nuclear,
con la cual se obtendría una fuente limpia, segura y prácticamente inagotable de energía.
En la reacción de fusión termonuclear se unen entre sí, a altísimas temperaturas, dos
núcleos de átomos ligeros para producir un núcleo más pesado, con liberación de gran
cantidad de energía. La materia prima más usada para alimentar un reactor de fusión
consiste en dos isótopos del hidrogeno: deuterio y trilio. El primero es abundante en el agua
de mar, (un galón de agua contiene aproximadamente un gramo de deuterio, el cual, al
usarlo en fusión, libera una energía equivalente a 300 galones de gasolina). El trilio es menos
abundante y puede ser obtenido a partir del litio. La puesta a punto de un reactor nuclear de
fusión de tipo comercial, depende de lograr que la energía necesaria para producir la
reacción sea sensiblemente menor a la liberada por esta. Para conseguirlo, transcurrirán,
según los más optimistas, unos treinta años más.
En asuntos energéticos, las principales tendencias apuntan a controlar la contaminación por
el uso de energía: disminuir su consumo mediante la optimización de la eficiencia energética
global disminuir la dependencia de los combustibles fósiles y diversificar la canasta
energética (multienergías), con mayor uso de las fuentes disponibles, a través de adelantos
tecnológicos e investigación y desarrollo en fusión nuclear, hidrógeno, conversión de energía
solar…
Según Ait-El-Hadj (18), cada sistema tecnológico posee una lógica singular. Los paradigmas
dominantes, en el sistema que se está superando, han sido la termodinámica y la química
por tratarse de un sistema basado en potencia, tamaño y calor. También ha sido un sistema
muy drástico con el medio ambiente natural.
La lógica del anterior sistema tecnológico era la sustitución de la fuerza humana por energía
artificial. El nuevo orden se basa en una tendencia hacia la abstracción y la
desmaterialización, en la que la función prevalece sobre el objeto, es decir, el "software"
prevalece sobre el "hardware". La información reemplaza materia y energía; esta nueva
lógica se originó ante la necesidad de superar los límites del sistema anterior en cuanto a
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energía, materia y espacio.
Según Thomas Kuhn, la evolución de la ciencia no es un movimiento progresivo y continuo.
Ésta se ha desenvuelto dentro de procesos de ruptura de paradigmas, establecidos durante
prolongados períodos. En este siglo se ha observado la caída y emergencia de paradigmas
científicos, como en el caso de la teoría cuántica y de la relatividad, así como en el de la
teoría de las partículas subatómicas y el descubrimiento del ADN.
Ahora las ciencias de la materia, como la física y la química, los modos de razonamiento
deductivo y la formulación matemática tradicional que los acompañaban, están perdiendo su
función como referencia casi única para la totalidad del mundo científico.
El interés se desplaza hacia nuevas disciplinas, como biología, física de alta energía,
neurofisiología y ciencias cognitivas, para sólo citar algunas. Al mismo tiempo, observamos
una más profunda interrelación entre variadas ramas del saber, que antes no podíamos
percibir: biología-química, electrónica-óptica, neurología-teoría de la información. Esas
modificaciones requieren nuevas aplicaciones, como la teoría general de sistemas de
catástrofes y de caos determinísticos. Tales teorizaciones permitirán nuevas aproximaciones
a la realidad y nuevas concepciones del conocimiento y del mundo.
La nueva concepción de la realidad es sistémica u holística. Esto constituye una ruptura
radical con el modo de pensar que imperó en la ciencia durante casi dos centurias, con la
visión cartesiano-newtoniana de la realidad como definible, divisible en elementos simples,
con sus propias y particulares características, con una relación lineal entre ellos mismos.
Ahora, el conjunto es más importante que las partes. Los elementos constitutivos son a la
vez subconjuntos que se conforman y comportan sólo como una función de la coherencia
total del sistema.
Las grandes transiciones tecnológicas pusieron al alcance del hombre una Incontable
cantidad de Innovaciones. La más reciente está proporcionando una inmensa red de
información y comunicación (autopistas de información). Esto incrementará drásticamente
nuestra autonomía en relación con el tiempo y el espacio y traerá consigo crecientes niveles
de globalización económica. Las empresas no estarán limitadas por su localización
geográfica o por la de sus mercados, ni tampoco por la necesidad de movilizar personal y
mercancía. El aislamiento de culturas y patrones de consumo será vulnerado con esta red,
mediante la cual datos, información, conocimiento y decisiones circularán velozmente de
manera inmaterial y con un mínimo consumo de energía.
La geopolítica en ciernes no muestra un espacio homogéneo ni armónico. Como ha sido
tradicional, las potencias económicas, que lo son también tecnológicas, lo polarizan y lo
sujetan a sus crisis y reajustes.
Históricamente, un poder nacional o zona dominante ha polarizado cada sistema tecnológico:
el primero, perduró por miles de años en Europa. Con la primera revolución industrial se
mantuvo allí. Después de la Segunda Guerra Mundial, el centro del poder se desplazó hacia
Estados Unidos, a la costa este norteamericana, y perduró en esta zona por más de treinta
años, para luego dirigirse a la costa oeste, al Pacífico.
La cuenca del Pacífico se perfila como el escenario del forcejeo por la preponderancia entre
Norteamérica y Japón, acompañado de los países del sudeste asiático. En todo caso,
también estará en el juego el gran poder polarizador de la Unión Europea y el gran peso
específico de Norteamérica, que podrían retardar, y aun evitar, el desplazamiento del eje
geopolítico del mundo más hacia el Pacífico. ¡La lucha sed comercial y, por supuesto,
tecnológica!.
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