Seguimiento Monterrey 03

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A/62/550
Naciones Unidas
Asamblea General
Distr. general
21 de noviembre de 2007
Español
Original: inglés
Sexagésimo segundo período de sesiones
Tema 53 del programa
Seguimiento y aplicación de los resultados
de la Conferencia Internacional sobre
la Financiación para el Desarrollo
Resumen del Presidente de la Asamblea General sobre
el Diálogo de alto nivel sobre la financiación para el
desarrollo (Nueva York, 23 a 25 de octubre de 2007)
I. Introducción
1.
La Asamblea General celebró su tercer Diálogo de alto nivel sobre la
financiación para el desarrollo del 23 al 25 de octubre de 2007 en la Sede. El tema
general de la reunión fue “El Consenso de Monterrey: estado de aplicación y labor
futura”.
2.
El Presidente de la Asamblea General, Sr. Srgjan Kerim, declaró abierta la
reunión. Formularon declaraciones el Secretario General, Sr. Ban Ki-moon, y el
Presidente del Consejo Económico y Social, Sr. Dalias Čekuolis. En las sesiones
plenarias formularon declaraciones 20 ministros, 15 viceministros y numerosos altos
funcionarios de más de 100 gobiernos. También hicieron uso de la palabra
representantes de las principales instituciones interesadas, el Banco Mundial, el
Fondo Monetario Internacional (FMI), la Organización Mundial del Comercio, la
Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), y el
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). El segundo día estuvo
consagrado a seis mesas redondas interactivas con múltiples interesados sobre los
seis capítulos del Consenso de Monterrey, a las que siguió un diálogo interactivo
oficioso. Participaron en estas reuniones oficiosas ministros y otros altos
representantes de gobiernos, de 27 organizaciones internacionales y 39 organizaciones
de la sociedad civil, así como destacados representantes del sector privado.
3.
A continuación se indican los títulos de las mesas redondas, los copresidentes
y los oradores principales:
• Mesa redonda 1: “Movilización de recursos financieros nacionales para el
desarrollo”, copresidida por el Sr. Kwadwo Baah-Wiredu, Ministro de
Finanzas y Planificación Económica de Ghana, y el Sr. Peter Moors, Director
General de Cooperación para el Desarrollo de Bélgica, con el Sr. Carlos Braga,
07-61100 (S) 281107 281107
*0761100*
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Asesor Superior del Banco Mundial sobre reducción de la pobreza y gestión
económica, como orador principal
• Mesa redonda 2: “Movilización de recursos financieros internacionales para el
desarrollo: la inversión extranjera directa y otras corrientes de capitales
privados”, copresidida por la Sra. Hina Rabbani Khar, Ministra de Estado de
Asuntos Económicos del Pakistán, y el Sr. László Várkonyi, Secretario de
Estado, Ministro de Relaciones Exteriores de Hungría, con el Sr. Khalil
Hamdani, Director de la División de la Inversión, la Tecnología y el Fomento
de la Empresa de la UNCTAD, orador principal
• Mesa redonda 3: “El comercio internacional como promotor del desarrollo”,
copresidida por la Sra. Ol’ga Algayerová, Secretaria de Estado, Ministra de
Relaciones Exteriores de Eslovaquia, y la Sra. Patricia Orantes, Secretaria de
Planificación y Programación de Guatemala, con la Sra. Valentine Rugwabiza,
Directora General Adjunta de la Organización Mundial del Comercio, como
oradora principal
• Mesa redonda 4: “Aumento de la cooperación financiera y técnica
internacional para el desarrollo”, copresidida por el Sr. A.B. Mirza Md. Azizul
Islam, Honorable Asesor de Finanzas de Bangladesh, y la Sra. Marjatta Rasi,
Subsecretaria de Estado de Finlandia, con el Sr. Jeffrey Sachs, Asesor Especial
del Secretario General para los objetivos de desarrollo del Milenio y Director
del Proyecto del Milenio de las Naciones Unidas del PNUD, como orador
principal
• Mesa redonda 5: “La deuda externa”, copresidida por el Sr. Tjikero Tweya,
Viceministro de Finanzas de Namibia, y el Sr. Salvador de Lara, Director
General de Organizaciones Económicas Regionales y Multilaterales de la
Secretaría de Relaciones Exteriores de México, con el Sr. Mark Plant,
Subdirector del Departamento de Elaboración y Examen de Políticas del FMI,
como orador principal
• Mesa redonda 6: “Tratamiento de cuestiones sistémicas: fomento de la
coherencia y cohesión de los sistemas monetarios, financieros y comerciales
internacionales en apoyo del desarrollo”, copresidida por el Sr. Eduardo
Gálvez, Director de Política Multilateral del Ministerio de Relaciones
Exteriores de Chile, y el Sr. Andreas D. Mavroyiannis, Representante
Permanente de Chipre ante las Naciones Unidas, con el Sr. Jomo Kwame
Sundaram, Subsecretario General de Desarrollo Económico del Departamento
de Asuntos Económicos y Sociales como orador principal.
3.
En la reunión también se examinó el informe del Secretario General sobre el
seguimiento y la aplicación de los resultados de la Conferencia Internacional sobre
la Financiación para el Desarrollo (A/62/217). Se hizo asimismo amplia referencia a
las cuestiones examinadas durante las “audiencias” con el sector empresarial,
celebradas el 11 de octubre de 2007, y con la sociedad civil, que tuvieron lugar
el 22 de octubre del mismo año. A continuación figura un resumen de las
deliberaciones celebradas en las sesiones plenarias, en las mesas redondas y en las
reuniones de diálogo interactivo.
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II. Movilización de recursos financieros nacionales
para el desarrollo
4.
En opinión de diversos oradores, pese a los progresos realizados en diversos
ámbitos, aún quedaban por abordar dos cuestiones importantes. Primeramente, un
gran número de países no alcanzarían todos los objetivos de desarrollo del Milenio
para 2015. En segundo lugar, se había agravado la desigualdad de ingresos entre los
países y dentro de ellos. Para afrontar esos problemas era preciso cumplir plenamente
los compromisos asumidos por todos los asociados del Consenso de Monterrey.
5.
Varios representantes subrayaron que el requisito más importante para lograr
un firme crecimiento económico y un desarrollo sostenible era la buena gobernanza.
Ello suponía la existencia de un Estado fuerte, transparente y que rindiese cuentas,
así como de instituciones de gobierno sólidas y democráticas. También llevaba
aparejada la protección de los derechos humanos y del medio ambiente, la igualdad
de oportunidades para todos y la equidad de género. Se señaló que entre otros
elementos clave de la buena gobernanza cabía mencionar una política activa en
materia empresarial, la apertura de espacios para la iniciativa privada, la creación de
trabajo digno y de una infraestructura adecuada, la protección de los derechos de los
trabajadores y un régimen impositivo justo y eficaz para financiar servicios públicos
eficientes.
6.
Muchos participantes señalaron que los países en desarrollo estaban realizando
importantes esfuerzos para cumplir lo acordado en el Consenso de Monterrey. Un
gran número de países en desarrollo habían introducido reformas de política que
habían contribuido a mejorar los fundamentos macroeconómicos nacionales,
reduciendo la inflación y aumentando las tasas de crecimiento económico. En los
últimos cuatro o cinco años, se había registrado en África, Asia y América Latina un
inusual período de expansión. Resultaba importante mantener esa tendencia y
ampliarla a los países que estaban quedando rezagados.
7.
En la esfera económica, en opinión de algunos participantes era fundamental la
existencia de políticas macroeconómicas sólidas. Esas políticas determinaban en
gran medida el entorno para las inversiones y la estabilidad general en los países en
desarrollo y en aquéllos con economías en transición. Se señaló también que unas
políticas macroeconómicas sólidas en los grandes países industrializados eran
fundamentales para crear un entorno internacional propicio. Varios oradores
recalcaron que a medida que aumentaban las repercusiones de la globalización sobre
la situación económica interna de los países, cobraba mayor importancia una gestión
fiscal y monetaria cuidadosa. En este contexto, esos oradores sugirieron que había
dos aspectos importantes, a saber, el diseño de marcos fiscales y de la deuda a
mediano plazo, y el espacio de políticas, particularmente para la aplicación de
políticas anticíclicas. También se señaló que uno de los objetivos fundamentales de
las políticas macroeconómicas debía ser el pleno empleo.
8.
Algunos representantes indicaron que un gran número de países en desarrollo
habían liberalizado sus regímenes comerciales y mejorado su entorno empresarial,
desbloqueando una importante cantidad de nuevas fuentes privadas de financiación
para el desarrollo. Destacaron la importancia que tenía un entorno favorable a las
empresas para la existencia de un sector privado dinámico. Un mayor grado de
confianza por parte de los mercados no sólo fomentaba las inversiones internas sino
que atraía corrientes de inversión extranjera, además de contribuir a evitar la fuga de
capitales.
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9.
En opinión de varios participantes, la diversidad de experiencias positivas
ponía de manifiesto que el concepto de “solución aplicable a todos los casos” era
engañoso. Las estrategias de desarrollo nacional debían ser el resultado de una
formulación endógena en cada país, prestando especial atención a sus circunstancias
particulares. En ese contexto, algunos representantes indicaron que en sus propios
países la realización de un gran esfuerzo en materia de desarrollo de recursos
humanos, así como una exitosa estrategia de exportaciones, habían sido los
principales factores de una expansión rápida y sostenida.
10. Un número considerable de oradores subrayó que el progreso económico y
social se sustentaba en el desarrollo humano, que a su vez era el factor más
importante para la erradicación de la pobreza. Sin embargo, en numerosos países las
inversiones nacionales no bastaban por sí solas para realizar progresos rápidos en
materia de educación, salud y nutrición, y era fundamental una mayor cooperación
financiera internacional con objeto de complementar los recursos internos. Era
preciso un mayor desarrollo de los recursos humanos para reforzar las capacidades
profesionales, en particular en materia de gestión, entre otras cosas por medio de la
asistencia técnica. Varios participantes señalaron que el “éxodo de profesionales” y
los consiguientes factores de atracción y expulsión eran temas que la comunidad
internacional debía abordar. También se señaló que cada vez se reconocía más la
aportación que las diásporas podían hacer a sus países de origen.
11. Muchos oradores señalaron que las mujeres constituían más de la mitad de la
población mundial y que su adelanto era fundamental para alcanzar los objetivos de
desarrollo del Milenio y otros objetivos de desarrollo. El fomento de la equidad de
género no era sólo una cuestión moral, sino que redundaba en beneficio de las
familias, las comunidades y el país en su conjunto. Las mujeres eran agentes de
cambio fundamentales, y su empoderamiento podría aumentar en gran medida el
potencial de desarrollo de un país.
12. A juicio de varios participantes, para la movilización de recursos nacionales
resultaba fundamental contar con un régimen impositivo eficaz y justo. Para que
hubiera una prestación adecuada de servicios sociales, incluidos una protección
social y servicios sociales básicos para los pobres, era preciso un régimen
impositivo que funcionara bien, así como una administración tributaria eficaz. En
numerosos países en desarrollo la base impositiva nacional era bastante limitada y
podría ampliarse. Reforzar el régimen impositivo y hacerlo más progresivo parecía ser
necesario en muchos países. A fin de luchar contra la evasión de impuestos y aumentar
los ingresos fiscales también era fundamental mejorar la administración tributaria.
13. Un gran número de delegados subrayó la importancia decisiva de desarrollar el
sistema financiero nacional, lo que constituye un principio operativo básico del
Consenso de Monterrey. Afianzar y ampliar el sector financiero local suponía
reforzar las instituciones, en algunos casos creando nuevas instituciones, mejorando
las reglamentaciones financieras y aumentando la supervisión. Quedaba mucho por
hacer a este respecto en la mayoría de los países en desarrollo y en los países con
economía en transición, en particular para facilitar y ampliar el acceso al capital de
largo plazo, proporcionar una financiación apropiada para las pequeñas y medianas
empresas, y facilitar el acceso financiero a las microempresas, las mujeres, el sector
rural y los pobres de las zonas urbanas. La asistencia técnica era crucial para
desarrollar el sistema financiero nacional, en particular los mercados de capital a
largo plazo. Debía reforzarse la cooperación internacional dirigida a ese objetivo, en
especial por medio de las instituciones financieras multilaterales.
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14. Muchos representantes destacaron la importancia de un sector financiero
inclusivo e hicieron hincapié en el papel de la microfinanciación en los países en
desarrollo. El acceso generalizado a los servicios financieros era esencial para las
microempresas y las empresas pequeñas y medianas, que suelen ser una parte muy
dinámica del sector privado y representan una proporción importante del empleo
total. El potencial de crecimiento se veía a menudo inhibido por un acceso
inadecuado a la financiación. Varios participantes dijeron que aumentar el acceso de
la mujer a los servicios financieros era esencial para su empoderamiento. Se indicó
asimismo que la microfinanciación había tenido importantes repercusiones desde
que se adoptó el Consenso de Monterrey, al representar un instrumento esencial para
prestar servicios financieros a los pobres. Por lo tanto, resultaba importante
aumentar los esfuerzos nacionales e internacionales encaminados a reforzar la
microfinanciación y ampliarla a todos los países en desarrollo.
15. Diversos participantes dijeron que se habían aprendido importantes lecciones
acerca del funcionamiento de los bancos nacionales de desarrollo. Dichos bancos
podrían proporcionar capital a largo plazo para las inversiones, incluso en
infraestructura, y apoyar actividades productivas que no estaban suficientemente
financiadas, como la agricultura. Además, podrían desempeñar otras funciones,
como la mitigación de riesgos y la prestación de asistencia técnica a las empresas.
16. Algunos representantes añadieron que instituciones públicas y privadas
estaban creando nuevos instrumentos financieros, en especial bonos, en moneda
extranjera pero cada vez más en moneda nacional. Los países de economía pequeña
también tenían acceso a esas oportunidades, especialmente si unían esfuerzos y
creaban mercados regionales de bonos.
III. Movilización de recursos financieros internacionales
para el desarrollo: la inversión extranjera directa y
otras corrientes de capitales privados
17. Un número importante de participantes destacaron las tendencias favorables
que se advertían desde principios de la década del 2000 en materia de inversión
extranjera directa (IED) y de otras corrientes de capitales privados hacia los países
en desarrollo. Sin embargo, la mayoría de esas corrientes siguió estando concentrada
en un número pequeño de países. El reto fundamental consistía en encontrar formas
de mantener esas tendencias favorables para que pudieran beneficiarse de ellas todos
los países en desarrollo. Se indicó que se había producido un marcado incremento
de las inversiones extranjeras directas provenientes de países en desarrollo, que en
2007 alcanzaron el 15% de la IED en el mundo, aunque procedían principalmente de
unas pocas economías emergentes grandes. Sin embargo, la IED proveniente de
países en desarrollo proporcionaba una fuente de inversiones cada vez más
importante para los países de bajos ingresos.
18. Muchos representantes dijeron que aunque las corrientes de IED a los países
en desarrollo habían sido de casi 400.000 millones de dólares en 2006, hacer frente
a la escasez de dichas corrientes en África, los países menos adelantados, los países
en desarrollo sin litoral y los pequeños Estados insulares en desarrollo era
fundamental para movilizar recursos financieros internacionales para el desarrollo y
una prioridad clave para la Conferencia de Doha. Sin embargo, la escasez era en
gran medida consecuencia de políticas inadecuadas, en especial políticas internas.
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Algunos participantes señalaron que se atraía IED cuando existían grandes
posibilidades de explotar recursos naturales, o un entorno empresarial propicio.
19. Muchos oradores señalaron que los países podrían lograr importantes mejoras
en su entorno empresarial mediante la aplicación de políticas macroeconómicas
sólidas y favorables a los mercados. A esos efectos, los gobiernos deberían establecer
marcos reglamentarios y jurídicos estables, transparentes y sencillos; combatir la
corrupción; y crear una infraestructura adecuada de transportes, comunicaciones y
electricidad. Se señaló que el establecimiento de asociaciones entre entidades
públicas y privadas y una mejor información sobre los posibles países beneficiarios
también podrían contribuir a movilizar la IED.
20. En opinión de varios participantes era importante ampliar la IED, en especial
cuando las inversiones suponían la introducción de tecnologías nuevas y modernas.
La IED podría cumplir un papel decisivo en la transferencia de tecnología, aumentar
los niveles de empleo y promover el trabajo digno, forjando vínculos con empresas
nacionales y desarrollando competencias técnicas y capacidades de gestión. Varios
oradores destacaron la importancia de las inversiones socialmente responsables: las
inversiones extranjeras deberían respetar los derechos de los trabajadores y
contribuir a erradicar la pobreza, así como promover el crecimiento económico y el
desarrollo sostenible. En este contexto, algunos participantes subrayaron la
importancia de la labor que estaban desarrollando el Pacto Mundial y el Fondo de
las Naciones Unidas para la Colaboración Internacional. Habida cuenta de la
magnitud y el crecimiento de las corrientes de capital en las diversas regiones,
también se pidió a la Secretaría que recopilase mejores datos sobre las corrientes de
IED dirigidas a los países en desarrollo y procedentes de ellos, tanto oficiales como
privadas, así como acerca de las políticas nacionales en materia de IED.
21. Algunos participantes señalaron que una cooperación internacional más
estrecha podría facilitar un mayor volumen de inversiones extranjeras. Las
instituciones financieras multilaterales podrían reforzar sus programas en materia de
infraestructura, facilitar la mitigación de riesgos y ofrecer garantías y asistencia
técnica. Los programas de ayuda podrían examinar sus vínculos con posibles IED.
Además, se podría lograr reducir los riesgos mediante foros internacionales
imparciales encargados de resolver las controversias. Por otra parte, en vista del
incremento de las IED provenientes de países en desarrollo, varios representantes
pidieron la adopción de nuevas medidas para promover esta tendencia dentro del
marco de la cooperación Sur-Sur, incluida la cooperación triangular.
22. A juicio de algunos oradores, la IED dependía también del entorno internacional.
En muchos países en desarrollo, la IED se veía limitada por la precaria situación de
sus balanzas de pago y por las barreras al comercio. Para que la IED alcanzase
niveles importantes, era fundamental que algunos países de ingresos medios
resolviesen su situación de sobreendeudamiento y que se mejorase el acceso a los
mercados de los países desarrollados.
23. Puesto que una gran parte de la IED se dirigía a las industrias extractivas de
países en desarrollo, se expresó inquietud acerca de las repercusiones de las
inversiones en este sector sobre el desarrollo. Varios delegados pidieron que dichas
inversiones se canalizaran hacia objetivos de desarrollo y que se pusieran en
práctica iniciativas para alentar la transparencia en el uso de dichos ingresos. Se
señaló que el PNUD estaba elaborando programas de asistencia técnica para ayudar
a los países a ese respecto. También se indicó que el valor añadido resultante de
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la IED en industrias extractivas podría aumentarse atrayendo inversiones en industrias
secundarias complementarias, como el procesamiento de minerales.
24. En opinión de varios participantes, los acontecimientos recientes en el
mercado de hipotecas de alto riesgo habían puesto de manifiesto que la volatilidad
seguía siendo una de las características de los mercados financieros internacionales.
La incertidumbre resultante dio lugar a una repentina contracción del crédito tanto
en países desarrollados como en desarrollo. Si bien resultaba difícil evaluar las
repercusiones finales de dicha situación, quedó claro que la arquitectura financiera
internacional no estaba funcionando bien. Además de abordar los desafíos
sistémicos que planteaban los hechos recientes, una de las tareas cruciales consistía
en reexaminar la organización institucional, la metodología y la transparencia de las
modalidades vigentes de calificación de riesgos.
25. Algunos representantes resaltaron el vínculo entre la mejora del mercado
financiero nacional y las corrientes de capitales privados internacionales. La
creación de un mercado de la deuda podría tener importantes efectos a la hora de
atraer capital extranjero y nacional y de canalizarlo hacia sectores clave de la
economía, como la infraestructura. Las operaciones de capital riesgo también
podrían contribuir a impulsar el desarrollo económico al crear oportunidades de
negocios con niveles de financiación relativamente bajos.
26. Algunos participantes señalaron que las diásporas podrían hacer una importante
aportación al crecimiento económico de sus países de origen, contribuyendo a crear
y desarrollar vínculos empresariales entre los países de origen y los de acogida. Para
que así sucediera, era necesario un entorno empresarial propicio. Además, varios
representantes subrayaron la necesidad de una mayor cooperación multilateral a fin
de que las remesas surtieran mayores efectos sobre el desarrollo. Era necesario
proseguir los esfuerzos dirigidos a reducir el costo de las transferencias; elaborar
modalidades con los beneficiarios para alentar la utilización de las remesas para la
educación, la creación de microempresas y la prestación de servicios básicos para
las comunidades locales; y establecer sistemas financieros locales.
IV. El comercio internacional como promotor del desarrollo
27. Se observó que no había ningún país que en los últimos tres decenios hubiera
reducido la pobreza sin incrementar el comercio. Concluir oportunamente las
actuales negociaciones comerciales multilaterales para conseguir la plena
realización de las dimensiones de desarrollo de la Ronda de Doha era esencial para
impulsar el desarrollo, crear más empleo y aliviar la pobreza. Muchos oradores
pusieron de relieve que la constante expansión del comercio internacional daba un
impulso importante al crecimiento económico y ayudaba a muchos países a sacar de
la pobreza a un número considerable de personas. Varios representantes destacaron
que la aparición de algunos países en desarrollo como motores regionales o mundiales
del crecimiento había transformado la geografía del comercio internacional.
28. Se expresó preocupación general por el punto muerto en que se encontraba la
Ronda de Doha de negociaciones comerciales. Ello menoscababa la credibilidad del
sistema de comercio multilateral y el proceso de negociaciones comerciales
multilaterales. Con todo, varios representantes dijeron que las negociaciones habían
progresado más de lo que se solía pensar. Aún sería posible alcanzar un resultado
equilibrado, equitativo y orientado al desarrollo si algunos miembros decisivos
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demostraran un espíritu de compromiso y una actitud constructiva. Muchos delegados
declararon que era esencial hacer efectivos los principios del trato especial y
preferente y de la no reciprocidad plena en aspectos importantes de las negociaciones
de la Ronda de Doha.
29. Varios representantes señalaron que, a pesar de la vitalidad general de la
actividad comercial, ésta seguía siendo débil en numerosos países en desarrollo,
particularmente en muchos países africanos, países menos adelantados, países en
desarrollo sin litoral y pequeños Estados insulares en desarrollo. Para facilitar la
transformación económica en esos países se requería la plena aplicación del programa
de desarrollo de Doha y una asistencia internacional considerable para ampliar sus
exportaciones. En el caso de los países menos adelantados era imprescindible que
los países desarrollados y los países en desarrollo que estuvieran en condiciones de
hacerlo proporcionaran acceso libre de derechos y de contingentes a los mercados para
todos sus productos, sin restricciones. Además, algunos participantes reclamaron
que, con respecto a los países menos adelantados, los países desarrollados
liberalizaran sus mercados para todas las categorías de proveedores de servicios con
arreglo al modo 4 del Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios.
30. A juicio de un gran número de participantes, una cuestión crucial para muchos
Estados en desarrollo era establecer en los propios países las condiciones que
permitieran aprovechar las oportunidades de comercio, incluido el potencial adicional
que podría proporcionar un resultado favorable en la Ronda de Doha. Una mejor
capacidad de negociación comercial, un aumento de la facilitación del comercio, la
promoción del capital humano y la eliminación de restricciones de la oferta, en
particular las infraestructuras de transportes y comunicaciones, eran elementos
importantes. Por consiguiente, se requerían actividades de ayuda para el comercio,
incluida la creación de capacidad para la exportación de servicios. También se subrayó
que era importante integrar el comercio de bienes y servicios en las estrategias
nacionales de desarrollo, particularmente porque el comercio influía en el proceso
de industrialización, en el empleo, en el ajuste estructural y en la política fiscal.
31. Un número considerable de países destacaron que había un aumento
significativo de la ayuda para el comercio y que esa tendencia debería mantenerse.
Por ejemplo, la Unión Europea se proponía aumentar su gasto colectivo en
asistencia relacionada con el comercio a 2.000 millones de euros al año a partir
de 2010. Por parte de los países receptores, especialmente los países de bajos
ingresos cuya capacidad comercial era más débil, era importante concentrar la ayuda
para el comercio en dos o tres prioridades nacionales que pudieran tener el máximo
efecto en el crecimiento del comercio. Se observó que la ayuda para el comercio
solamente resultaría beneficiosa si los respectivos programas en los países venían
definidos por la experiencia y por las necesidades de las empresas sobre el terreno.
Por lo tanto, era necesario mantener consultas con el sector privado a la hora de
diseñar esos programas.
32. Muchos representantes subrayaron que el incremento del comercio en el sector
agrícola era decisivo para un número considerable de países. Para varios países
africanos, la expansión del comercio de sus productos agrícolas tendría notables
repercusiones positivas en el desarrollo rural, el empleo y los ingresos de las
mujeres. También podrían obtener muchos beneficios los productores agrícolas de
otras regiones en desarrollo. Por lo tanto, era crucial eliminar los subsidios a la
exportación y otros subsidios concedidos a los productos agrícolas que creaban
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distorsiones del comercio. Los aranceles impuestos a algunos productos agrícolas
exportados por países en desarrollo también eran anormalmente altos y deberían
reducirse considerablemente. Las negociaciones sobre la agricultura eran un aspecto
crucial de la Ronda de Doha.
33. Se observó que la liberalización generalizada del comercio de manufacturas
abriría muchas oportunidades a todos los participantes. El incremento del comercio
de productos de gran densidad de mano de obra beneficiaría a un número
considerable de países en desarrollo. Sin embargo, era probable que se produjera un
declive en los sectores no competitivos. Era importante introducir consideraciones
de equidad en las políticas de ajuste estructural para compensar a los más
vulnerables en los sectores en crisis. También era necesario aportar flexibilidad al
proceso de liberalización de forma que existiera un espacio normativo suficiente
para mantener en los países en desarrollo un equilibrio adecuado entre los
compromisos internacionales y las políticas nacionales de desarrollo.
34. Varios oradores dijeron que, mientras proseguían las negociaciones
comerciales multilaterales, ciertas decisiones recientes adoptadas por determinados
países o grupos de países tendían a socavar el sistema multilateral. En algunos
países desarrollados habían aparecido nuevos obstáculos para el comercio, en forma
de normas ambientales, laborales y sanitarias y otras normas conexas. Además, la
proliferación de acuerdos regionales y bilaterales de libre comercio erosionaba en la
práctica el principio de la nación más favorecida y reducía la cohesión del sistema
comercial internacional. A juicio de varios participantes, la conclusión con éxito de
la Ronda de Doha contribuiría a detener la erosión de las normas comerciales
multilaterales y a restablecer la coherencia del sistema de comercio internacional.
35. Algunos representantes reiteraron la necesidad de mantener la actual tendencia
positiva de crecimiento en muchos países en desarrollo. El desarrollo económico y el
comercio en esos países estimulaban la cooperación Sur-Sur y creaban perspectivas
económicas más favorables para otros países en desarrollo. Así pues, para alentar la
continuación de ese dinamismo del Sur era necesario mejorar la cooperación
comercial Sur-Sur, incluso gracias a la culminación con éxito de la Ronda de Doha.
V. Aumento de la cooperación financiera y técnica
internacional para el desarrollo
36. Muchos representantes reconocieron los incrementos significativos de la AOD
(asistencia oficial para el desarrollo) que se habían producido desde que se aprobó el
Consenso de Monterrey. En 2005, la AOD había alcanzado la cifra de
106.800 millones de dólares y después se había reducido a 104.100 millones de
dólares en 2006. La proporción entre la AOD y el ingreso nacional bruto (INB)
también había aumentado considerablemente en todos los países miembros del
Comité de Asistencia para el Desarrollo de la Organización de Cooperación y
Desarrollo Económicos (OCDE): del 0,23% en 2002 al 0,31% en 2006. Sin
embargo, numerosos participantes subrayaron que esos niveles seguían siendo
insuficientes en relación con las necesidades, particularmente la necesidad de
alcanzar los objetivos de desarrollo acordados internacionalmente, incluidos los
objetivos de desarrollo del Milenio en todas las regiones para 2015. También se
señaló que esas cifras seguían siendo inferiores al objetivo de la AOD fijado
internacionalmente en el 0,7% del INB.
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37. Algunos representantes afirmaron que sus países estaban decididos a
incrementar considerablemente la ayuda y que ello era fundamental teniendo en
cuenta que se había superado el punto medio del plazo fijado para el logro de los
objetivos de desarrollo del Milenio para 2015. Los miembros de la Unión Europea
habían establecido objetivos colectivos intermedios para la AOD equivalentes al
0,56% del INB para 2010 y al 0,7% para 2015. Algunos oradores alentaron a la
Unión Europea a seguir considerando África una región prioritaria para las
inversiones de la AOD. Algunos participantes pusieron de relieve las iniciativas en
curso de los países africanos para hacer honor a los compromisos que ellos mismos
habían contraído en el Consenso de Monterrey y en la Nueva Alianza para el
Desarrollo de África, que también servían de marco para actividades adicionales.
38. Un número considerable de participantes convinieron en la necesidad crucial
de aumentar significativamente la AOD, particularmente para los países menos
adelantos. Los países en desarrollo estaban haciendo esfuerzos notables para
cumplir sus compromisos contraídos en Monterrey y era importante apoyar esos
esfuerzos. El aumento de la AOD podría generar un círculo virtuoso de crecimiento
económico, desarrollo social y erradicación de la pobreza. Además, habían surgido
nuevas necesidades en relación con las iniciativas nacionales para hacer frente al
cambio climático en muchos países. Se señaló que la AOD representaba menos de
una décima parte de la suma que se dedicaba a armamentos en todo el mundo.
39. Varios oradores se refirieron a la Conferencia Internacional de Cooperación
para el Desarrollo con Países de Renta Media, celebrada en Madrid en marzo de
2007, y la segunda conferencia sobre la misma cuestión, celebrada en Salinitas
(El Salvador), en octubre de 2007, y acogieron con beneplácito sus conclusiones.
Esos oradores señalaron que se estaba produciendo una reducción de la AOD
prestada a los países de ingresos medios, a pesar de que, según se afirmaba, en ellos
vivía el 41% de los pobres del mundo. Los desembolsos de ayuda se habían
vinculado demasiado estrictamente a los niveles del producto interior bruto. Además
de los países en desarrollo más pobres, muchos países de ingresos medios también
tenían necesidades considerables en materia de educación y de salud. Se sugirió que
se requería un fortalecimiento de la cooperación financiera internacional para
progresar rápidamente en esos aspectos, así como en programas dedicados
específicamente al alivio de la pobreza. Se exhortó a revisar los criterios para la
prestación de ayuda a esos países, incluso por parte de los socios multilaterales, y a
estudiar nuevos mecanismos de apoyo a sus iniciativas de erradicación de la pobreza
y a sus esfuerzos de desarrollo en general. Algunos participantes acogieron con
satisfacción las iniciativas emprendidas por el Banco Mundial en ese sentido.
Algunos oradores destacaron la necesidad de asegurar niveles adecuados de recursos
para la Asociación Internacional de Fomento y los bancos regionales de desarrollo y
de aumentar la base de capital de esas instituciones.
40. Muchos representantes pusieron de relieve que la calidad de la ayuda era tan
crucial como su cantidad. Todavía quedaba mucho por hacer para asegurar unas
corrientes de ayuda previsibles y de largo plazo. Por otra parte, una proporción
notablemente mayor de la ayuda debería ser incondicional y adaptarse plenamente a
las prioridades de los receptores. En este contexto, se señaló que en un número
considerable de países la ayuda proporcionada en forma de apoyo presupuestario
había tenido resultados muy satisfactorios.
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41. Un número considerable de oradores subrayaron la pertinencia de la
Declaración de París sobre la Eficacia de la Ayuda al Desarrollo. En la Declaración
se establecían compromisos claros tanto para los donantes como para los receptores
por lo que respecta al sentido de identificación nacional, la coordinación y la
armonización entre los donantes, los productos orientados al logro de resultados y la
rendición mutua de cuentas. Su aplicación permitiría aumentar la eficacia de la
ayuda y reducir los costos de transacción. En septiembre de 2008 se celebraría en
Accra un Foro de Alto Nivel sobre la Eficacia de la Ayuda cuyo objetivo principal
sería evaluar los progresos de la Declaración de París, con la plena participación de
los socios receptores. Los resultados de ese foro serían una aportación decisiva para
el proceso de Doha.
42. Varios participantes se refirieron a la necesidad de una nueva definición de la
AOD y señalaron que el alivio de la deuda, la ayuda humanitaria o la asistencia de
emergencia no debían considerarse ayuda para el desarrollo. A ese respecto, se
sugirió la necesidad de un foro representativo encargado de examinar la eficacia de
la ayuda y los niveles de la AOD. Se observó que modificar la actual definición de
la AOD presentaba ciertas desventajas, ya que ello socavaría los progresos
realizados para lograr objetivos acordados que los donantes se habían comprometido
a alcanzar. Se señaló que el Comité de Asistencia para el Desarrollo de la OCDE iba
a seguir comunicando el desglose de la AOD de forma que incluyera el alivio de la
deuda y la asistencia humanitaria. Muchos oradores pidieron que el recién creado
Foro sobre Cooperación para el Desarrollo desempeñara un papel importante a la
hora de evaluar la rendición de cuentas respecto de la ayuda, la eficacia de ésta y los
progresos hacia el logro de los compromisos.
43. Diversos oradores dijeron que la selectividad ejercida por los donantes
conducía a la creación de “países huérfanos de ayuda” y de “sectores huérfanos de
ayuda”, es decir, que ciertos países en desarrollo o ciertos sectores no recibían
niveles apropiados de apoyo en relación con otros países o sectores. Se requería un
criterio más equilibrado para alcanzar con eficacia a un número mayor de países.
Las corrientes de AOD dirigidas a la agricultura eran deficientes, y habría que
estudiar la creación de un fondo mundial para el desarrollo agrícola de África.
Varios representantes destacaron que la educación, y en particular los programas de
empoderamiento y promoción de la mujer, deberían recibir mucha más atención.
Otros hicieron hincapié en la necesidad de mejorar la capacidad de gestión y el
desarrollo del sector privado. Varios participantes exhortaron a que se tuvieran
debidamente en cuenta las necesidades de desarrollo de los países que salían de una
situación de conflicto. Era importante que el apoyo a esos países pasara
rápidamente, según las circunstancias de cada caso, del socorro de emergencia al
desarrollo.
44. Muchos representantes celebraron los progresos obtenidos en el ámbito de las
fuentes innovadoras de financiación, particularmente la iniciativa del Grupo de
acción contra el hambre y la pobreza y la labor del Grupo directivo sobre impuestos
de solidaridad para financiar proyectos de desarrollo. Era importante reforzar las
iniciativas en curso y seguir explorando otras nuevas. Se sugirió que parte de los
recursos adicionales procedentes de esas corrientes innovadoras se pusieran a
disposición de los países en desarrollo para finalidades que fueran más allá de los
objetivos específicos existentes, por ejemplo, para inversiones relacionadas con el
desarrollo o para apoyar actividades de adaptación al cambio climático. Varios
participantes subrayaron la importancia cada vez mayor de: a) un impuesto a los
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pasajes aéreos, cuyos recursos servirían para financiar el nuevo Mecanismo
Internacional de compra de Medicamentos; b) el Servicio financiero internacional
para la inmunización, y c) el programa de compromisos comerciales anticipados
para la elaboración de vacunas en el futuro. En los dos últimos casos se combinaban
instrumentos de financiación basados en el mercado con intervenciones públicas
para proporcionar fondos. Se hizo un llamamiento para que nuevos países se
sumaran a esas iniciativas. Algunos oradores subrayaron que esas fuentes
adicionales de financiación para el desarrollo deberían complementar y no sustituir
a la AOD.
45. Varios participantes sugirieron algunas fuentes nuevas de financiación para el
desarrollo, a saber: luchar con eficacia contra la evasión de impuestos; restituir al
país de origen una parte de los recursos obtenidos por los respectivos consulados de
los países desarrollados al cobrar las solicitudes de visados; y un impuesto sobre las
transacciones de divisas. Con un impuesto minúsculo sobre las transacciones
cobrado a los operadores de las principales monedas en los mercados de divisas se
podrían generar ingresos anuales muy elevados.
46. Muchos participantes pusieron de relieve que la cooperación Sur-Sur iba en
aumento en varios aspectos fundamentales. La cooperación monetaria y financiera
cobraba impulso no sólo a nivel regional sino también a nivel interregional. Los
países exportadores de petróleo iban adoptando un papel particularmente activo
como donantes de ayuda. Algunos países asiáticos y árabes, así como de otras
regiones en desarrollo, cooperaban más estrechamente con los países africanos. En
Sudamérica se había establecido recientemente el Banco del Sur. La asistencia
técnica también estaba aumentando. La asistencia técnica Sur-Sur presentaba varias
ventajas: la afinidad cultural y la proximidad geográfica, unos costos inferiores; un
mayor sentido de identificación; y la cooperación entre socios que se enfrentaban a
problemas de desarrollo similares, lo cual producía respuestas que podían adaptarse
con más facilitad a las necesidades de los países beneficiarios. Era importante
fortalecer esa cooperación, incluso con apoyo bilateral y multilateral. Algunos
oradores destacaron que el sistema de las Naciones Unidas debería desempeñar una
función más activa para apoyar esa cooperación triangular.
47. Varios participantes se refirieron a la aparición de nuevos donantes. Además
del aumento de las corrientes procedentes de varios países en desarrollo, algunas
economías emergentes también se estaban convirtiendo en donantes destacados.
Además, había fundaciones privadas y entidades filantrópicas que proporcionaban
sumas mayores que en el pasado y que cooperaban con los países en desarrollo
directamente o por conducto de organizaciones de la sociedad civil.
48. Según diversos oradores, el cambio climático había añadido dimensiones
nuevas al examen de las cuestiones relacionadas con la cooperación para el
desarrollo. Había vínculos cruciales entre la financiación para el desarrollo y el
cambio climático, como los relacionados con la transferencia de tecnología, los
objetivos y las prioridades de la ayuda para el desarrollo, las estrategias agrícolas e
industriales y la disponibilidad de energía no contaminante. Muchos reconocieron
que era importante aportar ayuda adicional a los países en desarrollo para ayudarles
en sus iniciativas de adaptación al cambio climático. Esto era esencial en el caso de
los países en desarrollo más vulnerables, donde se sentirían más los efectos
negativos del cambio climático.
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VI. La deuda externa
49. Un número considerable de representantes destacaron que se habían hecho
progresos significativos para resolver algunos de los problemas más graves
relacionados con la deuda. La iniciativa en favor de los países pobres muy
endeudados había hecho progresos notables y había proporcionado a 31 países alivio
de la deuda por valor de 45.000 millones de dólares. La Iniciativa para el Alivio de
la Deuda Multilateral había proporcionado casi 42.000 millones de dólares para la
condonación de la deuda y había reducido en aproximadamente el 90% el volumen
de la deuda de 31 países. Como consecuencia, en esos países había aumentado
considerablemente el gasto social como proporción del producto interno bruto. A
pesar de esos progresos, algunos acreedores todavía no habían otorgado ninguna
forma de alivio de la deuda a países que cumplían las condiciones establecidas en la
iniciativa en favor de los países pobres muy endeudados.
50. Varios oradores dijeron que seguía habiendo graves problemas relacionados
con la deuda en un número significativo de países de bajos ingresos no incluidos en
la iniciativa en favor de los países pobres muy endeudados, entre ellos algunos
países menos adelantados. Era importante afrontar esa situación formulando nuevas
iniciativas de alivio de la deuda. Algunos sugirieron que se estudiara la cancelación
del 100% de la deuda oficial de todos los países menos adelantados a fin de liberar
recursos para el logro de los objetivos de desarrollo del Milenio. Algunos
representantes señalaron que los costos que representaba el servicio de la deuda eran
muy elevados en un número considerable de países de ingresos medios,
particularmente cuando el monto de la deuda externa era superior al total del
producto interno bruto. Esta situación reducía los recursos disponibles para el gasto
social como podía observarse en muchos países del Caribe. A ese respecto, algunos
participantes indicaron la necesidad de explorar iniciativas multilaterales para afrontar
las situaciones especiales de los países de ingresos medios, especialmente de los
países muy endeudados que se hallaban en el extremo inferior del nivel de ingresos.
51. Según muchos participantes, la sostenibilidad de la deuda seguía
representando un desafío para un gran número de países en desarrollo, en particular
países de ingresos bajos. Los países acreedores y los países deudores compartían la
responsabilidad de asegurar la sostenibilidad de la deuda. Para los países
prestatarios era esencial elaborar y aplicar estrategias globales de gestión de la
deuda. Ello atenuaría el riesgo de que hubiera problemas recurrentes con la deuda.
También era importante que los acreedores oficiales y privados estudiaran la
sostenibilidad de la deuda y las consecuencias para sus políticas de crédito. El
marco de sostenibilidad de la deuda de las instituciones de Bretton Woods era un
instrumento valioso para evaluar los riesgos relacionados con la deuda externa.
También brindaba la oportunidad de examinar la deuda externa con una perspectiva
de largo plazo y evaluar las políticas macroeconómicas y fiscales.
52. Muchos oradores subrayaron que el análisis de la sostenibilidad de la deuda
era un instrumento fundamental para adoptar decisiones relativas al alivio de la
deuda. Era de importancia crucial vincular la sostenibilidad de la deuda con la
capacidad para lograr los objetivos nacionales de desarrollo, incluidos los objetivos
de desarrollo internacionalmente acordados. Algunos oradores observaron que
habría que examinar el marco de sostenibilidad de la deuda, teniendo en cuenta
factores como las características de la sostenibilidad específicas para cada país; una
mayor flexibilidad para la determinación y la aplicación de umbrales; el ensayo de
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hipótesis relacionadas con la deuda que previeran posibles conmociones externas; y
evitar la utilización de indicadores subjetivos relacionados con la gobernanza. Para
los países con montos considerables de deuda pública interna, la dinámica local de
la deuda debería incluirse en el análisis de sostenibilidad de la deuda.
53. Varios participantes señalaron que con la liberalización de los mercados de
capitales era extraordinariamente difícil que los países de ingresos medios pudieran
controlar las corrientes de capital. Una gran proporción de esas corrientes tenía un
carácter cíclico y era propensa a la inestabilidad. En estos casos la deuda pública
interna también era a menudo considerable. Ambas circunstancias contribuían a la
inestabilidad y aumentaban la importancia de una gestión eficaz de la deuda pública,
incluido un marco mejorado de sostenibilidad de la deuda del FMI para identificar
mejor los posibles problemas de solvencia y liquidez. También recomendaron más
prudencia por parte de los acreedores y un mejor funcionamiento del sistema de las
entidades de calificación del riesgo, ya que las actuales condiciones económicas
podrían cambiar y crear la posibilidad de graves problemas en el futuro. También
era necesario que el FMI sensibilizara sobre los riesgos a los acreedores y a los
deudores de capital privado.
54. Varios participantes indicaron la importancia de evitar el riesgo de cambio que
representaba la acumulación excesiva de deuda denominada en divisas. A ese
respecto los participantes subrayaron la importancia de unos instrumentos
específicos de mitigación de riesgos sobre la base del apoyo bilateral o multilateral,
así como la necesidad de mejorar las calificaciones de emisión de deuda como
producto apto para la inversión mediante la titularización de los préstamos y otros
mecanismos.
55. Muchos oradores reiteraron la importancia de una gestión apropiada de la
deuda. Indicaron que la asistencia técnica en este ámbito era importante, y esencial
en el caso de los países de bajos ingresos. Algunos representantes observaron que
varios países en desarrollo presentaban atrasos en sus pagos a una o más
instituciones financieras internacionales y que habría que estudiar modalidades para
regularizar su situación. Por otra parte, era fundamental que los acreedores
soberanos se abstuvieran de vender sus derechos sobre la deuda de países incluidos
en la iniciativa para el alivio de la deuda de los países pobres muy endeudados, ya
que ello desviaba recursos de la lucha contra la pobreza.
56. Varios participantes señalaron la necesidad de un mecanismo de
reestructuración de la deuda soberana capaz de actuar eficaz y oportunamente y en
el que intervinieran todos los acreedores. Se sugirió que el FMI continuara
explorando un mecanismo de reestructuración de la deuda internacional que tuviera
esas características. Se señaló que el arbitraje de la deuda con arreglo a lo estipulado
en el capítulo IX del Código de bancarrota de los Estados Unidos también podría
considerarse como instrumento apropiado para afrontar los problemas relacionados
con la deuda soberana. Un representante propuso que se estableciera una comisión
internacional sobre la deuda, supervisada por las Naciones Unidas por conducto del
Consejo Económico y Social, para ocuparse de los problemas de la deuda externa de
los países en desarrollo. Otros oradores se refirieron a esa propuesta.
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VII. Tratamiento de cuestiones sistémicas: fomento de
la coherencia y cohesión de los sistemas monetarios,
financieros y comerciales internacionales en apoyo
del desarrollo
57. Muchos oradores manifestaron la opinión de que era necesario reformar la
arquitectura financiera internacional. La inestabilidad seguía siendo una
característica del sistema financiero mundial. Persistían grandes desequilibrios en el
plano mundial. A nivel agregado, se producían importantes transferencias
financieras netas del Sur al Norte y una acumulación excesiva de reservas
internacionales en un número considerable de países en desarrollo. Varios
representantes dijeron que se requería una mayor estabilidad macroeconómica en las
economías principales, más transparencia en las operaciones de las instituciones
financieras, particularmente en el caso de los nuevos instrumentos financieros, y una
reglamentación financiera más estricta, incluso para los fondos especulativos.
58. Varios representantes hicieron hincapié en que las cuestiones sistémicas, junto
con las medidas tendentes a movilizar recursos financieros internos e
internacionales, eran fundamentales a la hora de examinar la financiación para el
desarrollo y deberían ser abordadas por la conferencia de Doha. Ello incluía lo
siguiente: cuestiones relativas a la gobernanza de la economía mundial, es decir, a
quién establecía y supervisaba las reglas del juego; la existencia de entidades que
tuvieran la máxima legitimidad posible; la participación eficaz de los países en
desarrollo en la construcción de la arquitectura financiera internacional; la
contribución de las organizaciones regionales y subregionales a su propia región y la
colaboración eficaz de esas organizaciones con las instituciones mundiales; la
ampliación de la función de las Naciones Unidas y de los principales interesados
institucionales del proceso de la financiación para el desarrollo, teniendo en cuenta
la rápida evolución hacia la integración mundial de las actividades económicas.
59. Un número considerable de representantes manifestaron que los países en
desarrollo quedaban marginados en deliberaciones financieras internacionales de
suma importancia que tenían repercusiones significativas para sus economías. Era
fundamental que los países en desarrollo tuvieran una voz eficaz en todos los foros
pertinentes cuyas decisiones les afectaran, incluidas las instituciones que fijaban las
normas y criterios, ya que la representación insuficiente de los países en desarrollo
afectaba la legitimidad, la credibilidad y la eficacia de esas instituciones. A ese
respecto, las juntas de las instituciones de Bretton Woods estaban estudiando la
cuestión de la voz y el voto de los países en desarrollo y de los países con
economías en transición. Era esencial que esas consideraciones condujeran
rápidamente a un incremento significativo del número de votos y a la participación
eficaz de esos países, incluso mediante la duplicación del número de votos básicos
que les correspondían.
60. Se señaló que la prevención y la gestión de las crisis financieras seguían
siendo una dimensión muy importante de las actividades del FMI. Varios
participantes subrayaron la necesidad de dotar al Fondo de instrumentos adecuados,
en particular, mecanismos financieros apropiados con recursos suficientes para
permitir respuestas rápidas a las crisis financieras de los países en desarrollo.
Algunos oradores destacaron el papel importante que podrían desempeñar los
mecanismos monetarios y financieros regionales, particularmente como primera
barrera de contención de las crisis.
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61. Varios participantes subrayaron la importancia de mejorar la cohesión entre el
sistema de las Naciones Unidas, las instituciones financieras internacionales y la
Organización Mundial del Comercio, así como en el interior de esas entidades. La
coherencia en la formulación de políticas en esas instituciones debería ir
acompañada de la coherencia y la coordinación de los socios en el desarrollo en sus
actividades operacionales a nivel de los países. Se señaló que las Naciones Unidas
tenían una función fundamental en la evaluación del actual paradigma del
desarrollo. El cambio climático presentaba un nuevo desafío, y las Naciones Unidas
debían desempeñar un papel rector al respecto. Era importante contar con una visión
integrada, y las Naciones Unidas tenían el carácter universal necesario para evaluar
el paradigma de desarrollo, pero para mantener su legitimidad deberían mejorar su
eficacia general en materia de desarrollo. Por consiguiente, las Naciones Unidas
deberían proporcionar una orientación general mientras que los aspectos técnicos de
las políticas se formularían en los foros apropiados.
62. Muchos representantes destacaron la importancia de mejorar la cooperación
internacional en cuestiones fiscales. Se habían alcanzado ciertos progresos desde la
Conferencia de Monterrey gracias al establecimiento del nuevo Comité de Expertos
sobre Cooperación Internacional en Cuestiones de Tributación, un órgano
subsidiario del Consejo Económico y Social. Sin embargo, era necesario intensificar
y ampliar la labor en este ámbito. Algunos de los aspectos que requerían una
atención especial eran el fortalecimiento de la cooperación para reducir las
oportunidades transfronterizas de evitación y evasión de impuestos y el aumento de
la transparencia en las transacciones financieras internacionales para reducir la fuga
de capitales y luchar contra el blanqueo de dinero y la financiación del terrorismo.
Una tarea adicional debería ser elaborar mecanismos que permitieran devolver al
país de origen los fondos obtenidos por la corrupción e invertidos en el extranjero.
Algunos participantes propusieron aumentar de nivel el Comité de Expertos, de
forma que se convirtiera en un órgano intergubernamental, o bien establecer una
nueva organización internacional que se ocupara de cuestiones fiscales.
VIII. Mantenimiento del compromiso
63. Muchos representantes subrayaron la importancia de que todos los interesados
permanecieran plenamente comprometidos con los preparativos de la Conferencia
Internacional de Seguimiento sobre la Financiación para el Desarrollo en la que se
examinará la aplicación del Consenso de Monterrey, cuya celebración estaba
prevista en Doha en 2008. Se convino en que el proceso de financiación para el
desarrollo debería contemplarse en el contexto de la evolución de la situación
económica y política mundial y debería tener en cuenta los nuevos desafíos
estratégicos y las cuestiones que fueran surgiendo. Sin embargo, seguía siendo
prioritario hacer efectivos todos los compromisos existentes convenidos en
Monterrey. A ese respecto, varios Estados Miembros sugirieron fortalecer los
mecanismos institucionales para el seguimiento intergubernamental del proceso de
la financiación para el desarrollo.
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