República de Colombia Corte Suprema de Justicia CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACION CIVIL Magistrado Ponente: JORGE ANTONIO CASTILLO RUGELES Bogotá Distrito Capital, diecinueve (19) de noviembre de dos mil uno (2001).- Ref: Expediente No. 5978 Decide la Corte el recurso extraordinario de casación interpuesto por la parte demandada contra la sentencia del 17 de noviembre de 1995, proferida por la Sala Civil del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Cali, dentro del proceso ordinario adelantado por “EXPRESO CARTAGO LTDA” frente a “CONDOR S.A. COMPAÑÍA DE SEGUROS GENERALES”. A N T E C E D E N T E S: 1. Correspondió al Juzgado 11 Civil del Circuito de Cali diligenciar la demanda en virtud de la cual la anteriormente citada sociedad demandante impetró, de manera principal, que se declarase que la aseguradora demandada incumplió lo pactado en la póliza TR- A No. República de Colombia Corte Suprema de Justicia 10.367 y que, subsecuentemente, se le condenara a pagar la suma de $42.343.898, correspondiente al valor de 1.888 cajas de pilas Eveready, junto con los intereses moratorios liquidados al 5.6.% mensual, desde el 5 de diciembre de 1991 y hasta cuando se realice su pago. Solicitó, además, que se condenara a la aseguradora a pagar la indemnización por la pérdida de la mencionada mercancía, amparada por la aludida póliza y cuyo siniestro acaeció al accidentarse el camión de placas VJ 6475 del 25 de mayo de 1991. Pretendió, subsidiariamente, que la demandada fuera condenada a pagar la suma de $42.343.898,00, junto con los intereses moratorios pertinentes, reclamados por CIGNA SEGUROS DE COLOMBIA S.A, en el proceso que adelantó ante el Juzgado 12 Civil del Circuito de Cali, y que se condenara a pagar la indemnización ordenada por este Juzgado en la sentencia “que puso fin” al proceso ordinario tramitado contra la demandante por CIGNA SEGUROS DE COLOMBIA S.A., con ocasión de la pérdida de las 1.888 cajas de pilas transportadas en el camión accidentado. 2. Como fundamento de esos pedimentos, expuso el demandante los supuestos fácticos que así se compendian: empresa “EXPRESO CARTAGO LTDA” suscribió con la “CONDOR DE S.A. COMPAÑÍA SEGUROS GENERALES”, la póliza automática de seguro de transporte de mercancías TR- A, el 14 de mayo de 1991, en la que J.A.C.R. Exp.5978 2 República de Colombia Corte Suprema de Justicia aparecen como tomadores, aseguradores y beneficiarios CENCAR S.A. y/o EXPRESO CARTAGO LTDA, por la suma máxima asegurada de $50.000.000,00, vigente desde el 3 de mayo de 1991, y de la cual hacen parte el certificado de modificación No. 23737 del 10 de julio de 1991 y sus anexos correspondientes. El 25 de mayo de 1991, en la vía que de San Gil conduce a Bucaramanga, en la curva el “Indio Pescadero” (sic.) se accidentó la tractomula de placas VJ 6475, marca Chevrolet, modelo 1986, línea Brigadier -169, configuración C3, S3, peso bruto vehicular 52 toneladas, combustible ACPM, tipo carrocería Remolque, seis (6) ejes, (3 ejes del cabezote y 3 ejes de tráiler), 10 llantas, de propiedad de OVI LIMITADA y afiliado a TRANSPORTES MEGA LIMITADA, pero sobre el cual ejercía posesión el señor ARGEMIRO MORENO, vehículo propiedad de que transportaba mercancía de EVEREADY DE COLOMBIA S.A. y despachada por la transportadora EXPRESO CARTAGO LIMITADA. Por causa del accidente del aludido camión, se perdieron 1.888 cajas con pilas del remitente EVEREADY DE COLOMBIA S.A. con quien EXPRESO CARTAGO LTDA, había celebrado un contrato de comisión de transporte, para portear de Santiago de Cali a Cúcuta el cargamento de pilas, de conformidad con el artículo 1312 del Código de Comercio. J.A.C.R. Exp.5978 3 República de Colombia Corte Suprema de Justicia EXPRESO CARTAGO LIMITADA, por intermedio del señor ARGEMIRO MORENO, celebró contrato de transporte con OVI LIMITADA, como la propietaria del citado camión afiliado a TRANSPORTES MEGA LIMITADA, para ejecutar el acarreo de las 1.888 cajas de pilas, del remitente EVEREADY DE COLOMBIA S.A., vehículo que, en el momento del siniestro, iba conducido por el señor VIRGILIO HERNANDEZ SUAREZ. En consecuencia, la demandada está obligada a indemnizar la suma de $ 42.33.898.00, junto con los intereses legales tasados de acuerdo con el Artículo 83 de la Ley 45 de 1990 (Artículo 1080 del Código de Comercio). El 5 de diciembre de 1991 la aseguradora negó el pago de la indemnización reclamada, generando con este hecho base para la acción judicial que en su contra se vio obligada a instaurarle EXPRESO CARTAGO LIMITADA. Y, por causa de su incumplimiento, se hizo efectiva la Póliza Automática de Transporte de Mercancías TR -A No. 100.098 de CIGNA SEGUROS DE COLOMBIA S.A., y ésta, en consecuencia, pagó la cantidad de $42.343.898.00, correspondientes a la Indemnización por el Siniestro No. 6175. 3. Enterada la demandada de las pretensiones que se le enfrentaron se opuso a la prosperidad de las mismas, dijo no negar ni afirmar algunos de los hechos que las apuntalan, aceptó como ciertos o parcialmente ciertos otros, y afirmó desconocer los demás, amen que propuso las J.A.C.R. Exp.5978 4 República de Colombia Corte Suprema de Justicia excepciones de prescripción de la acción y de incumplimiento de las obligaciones del tomador, fundamentando ésta última en que el camión que transportaba la mercancía iba con sobrecarga, pues que, estando capacitado para transportar 30 toneladas, viajaba con 37, circunstancia prevista como causal de exoneración de la aseguradora. 4. A la primera instancia puso fin el juzgador aquo, mediante sentencia desestimatoria de las pretensiones de la demanda, decisión que fue revocada por el Tribunal Superior del Distrito Judicial de Cali, mediante la providencia ahora recurrida en casación, en virtud de la cual, además de tener por no probadas las excepciones propuestas, declaró que la demandada había incumplido lo acordado en la ya citada póliza de seguro, motivo por el cual la condenó a pagar la suma de $42.343.898,00 como valor de la mercancía perdida, y la suma de $111.946.039,92, correspondiente a la mas alta tasa de interés moratorio vigente. LAS RAZONES DEL TRIBUNAL Una vez agotada la habitual reseña de los aspectos trascendentes del litigio y luego de advertir sobre la cabal presencia de los presupuestos procesales, destacó el Tribunal, las características de bilateral, oneroso, aleatorio, de ejecución sucesiva y solemne (en ese entonces) del contrato de seguro y especificó que los requisitos de la póliza pueden ser de origen legal, en cuyo caso atañen a la esencia J.A.C.R. Exp.5978 5 República de Colombia Corte Suprema de Justicia del contrato de seguro, o convencional, por lo que es ese el documento básico para demostrar el contrato y dilucidar sus derechos y obligaciones, advirtiendo que los anexos hacen parte de aquella. Centrándose en el asunto sometido a su consideración, afirmó el juzgador que junto con la póliza automática de Seguro de Transporte de Mercancías TR-A No. 10367 de 14 de Mayo de 1991, en la que aparecen como tomadores y beneficiarios “CENCAR S.A. Y/O EXPRESO CARTAGO LIMITADA” y como aseguradora la sociedad “EL CONDOR S. A. COMPAÑÍA DE SEGUROS GENERALES”, se incorporaron cuatro anexos, un escrito que contiene los Amparos Básicos y Exclusiones y de Condiciones Generales y Particulares, y el certificado de modificación No. 23737 de 10 de Julio de 1991, en el cual consta la anulación de la póliza a partir del 20 de Julio de 1991. Agregó, en seguida, que la sociedad demandante afirmó que la tractomula Chevrolet, modelo 1986, con figuración C3 S3, de Placas VJ- 6475, y peso bruto vehicular 52 toneladas, se accidentó el 25 de mayo de 1991, en la vía San Gil-Bucaramanga, hecho que en la respuesta a la demanda ni se afirmó ni se negó, lo que constituye un indicio grave en contra de la Aseguradora (Artículo 95 del Código de Procedimiento Civil), amén que al contestar el hecho séptimo se admitió expresamente que el vehículo se movilizaba con 7.000 Kilos o 7 toneladas de sobre peso, y más adelante, cuando alegó la prescripción de la acción, J.A.C.R. Exp.5978 6 República de Colombia Corte Suprema de Justicia contabilizó los términos desde el 25 de Mayo de 1991, fecha de ocurrencia del siniestro, con lo cual queda acreditado el mismo, el que además, es corroborado con la documentación obrante en el proceso en la que consta la pérdida de la mercancía al despeñarse la tractomula por un abismo a la altura del kilometro 168 en la vía que de Pescadero conduce a Aratoca. Con la “xeroscopia” autenticada ante notario de la mencionada Planilla de Carga, queda establecido que la remitente era la empresa Eveready de Colombia y a ella iba destinado el lote de productos de esa marca, con un peso de 37.000 kilos, lo cual aparece acreditado con la fotocopia autenticada por notario de la orden de Entrega No. 4257; además, obra copia de la comunicación del 17 de junio de 1991 dirigida por el Gerente de Materiales de esa empresa en la que se menciona que la mercancía despachada en el camión accidentado, consistía en 1.888 pacas que contenían 350.000 unidades de pilas con referencia 1050 Roja Grande y 38.800 pilas con referencia 1050-2 Roja Grande, por cuya pérdida esa sociedad pidió a la actora la suma de $ 42.269.036,00, suministrando su valor unitario, documento de carácter declarativo que puede estimarse y dársele pleno mérito demostrativo, toda vez que, de conformidad con el decreto 2651 de 1991, la parte demandada no solicitó su reconocimiento una vez le fuera puesto en conocimiento por auto de 24 de Julio de 1995, además que su contenido se corrobora con los documentos que Eveready de Colombia acompañó a la comunicación que le envió al a-quo, en la que J.A.C.R. Exp.5978 7 República de Colombia Corte Suprema de Justicia se refiere a los pagos que recibió de Cigna Seguros de Colombia como indemnización correspondiente al cargamento de pilas perdido en el accidente del vehículo de placas VJ- 6475 (F. 42 C.). Seguidamente, abordó el Tribunal el estudio de las excepciones propuestas por la demandada, comenzando por la de prescripción, en relación con la cual aseveró, no sin dejar de transcribir lo previsto por el artículo 1081 del Código de Comercio y de citar una jurisprudencia de la Corte, que en el evento sub-lite se observa que si bien el accidente del vehículo tuvo lugar el 25 de mayo de 1991, la demanda se presentó para reparto el 13 de mayo de 1993, es decir, dentro del término de dos años y, según lo previsto por el artículo 90 del Código de Procedimiento Civil, con la demanda se interrumpió la prescripción pues a los 29 días hábiles siguientes a la notificación del actor de la admisión de su libelo se notificó a la demandada. En lo que al medio defensivo denominado “Incumplimiento de las Obligaciones Contractuales por parte del Tomador” se refiere, añadió el juzgador ad-quem, que el fundamento del mismo consiste en que en el inciso dos de la cláusula segunda del anexo dos de la Póliza TR-A No. 10367, se acordó que en caso de exceso de peso en el vehículo transportador o violación de las normas de tránsito vigentes, se exoneraría a la demandada y que según consta en la Planilla de Carga #0759 del 20 de Mayo de 1991 y Orden de Entrega No. 4257, aportados por la actora, el J.A.C.R. Exp.5978 8 República de Colombia Corte Suprema de Justicia automotor en que se transportaba la mercancía a la ciudad de Cúcuta iba con sobrepeso, ya que de acuerdo a la carta de propiedad del mismo, su capacidad era de 30 Toneladas, o sea 30.000 Kilogramos, lo cual también consta en certificación expedida por el Departamento Administrativo de Tránsito y Transporte del Valle del Cauca, y al momento del siniestro cargaba 37.000 Kilogramos, es decir, 37 toneladas, excediendo su carga en 7.000 Kilogramos, a lo cual replicó la parte demandante diciendo que el Departamento Administrativo de Tránsito y Transporte del Valle del Cauca no estaba facultado para determinar la capacidad o el peso de los vehículos, por lo tanto la que aparece en ese certificado es simplemente apreciativa. Anexó, en cambio, dos documentos provenientes del Instituto Nacional de Transporte y Tránsito, entidad que, en su entender, es la competente. En el primero de ellos, se expresa que el Gobierno Nacional, a través de la Resolución No. 13791 de Diciembre 21 de 1988, determinó los límites de peso y dimensión en los vehículos de carga para su operación normal en las carreteras del país, y en cuyo artículo 4 se estableció que el peso bruto vehicular autorizado para los automotores que circulan por las carreteras del país por operación normal, será el que corresponda a su configuración. En el segundo se señala que para la configuración C3 S3 el peso máximo bruto, esto es, el del camión con su dotación de A.C.P.M., agua, aceite, más el peso del semiremolque y el de la carga, es de 52 toneladas. J.A.C.R. Exp.5978 9 República de Colombia Corte Suprema de Justicia En la Planilla de Carga No. 0759 y en la orden de Entrega No. 4257, consta que se transportaron 37.000 Kilos, además que la actora, haciendo uso de la facultad prevista en el parágrafo 3° del artículo 101 del Código de Procedimiento Civil, allegó dos comprobantes de báscula que detallan el peso bruto, la tara y el neto de la tractomula, y tras definir estos conceptos de la mano del diccionario de la Real Academia de la Lengua, afirma el fallador que esos documentos pueden valorarse puesto que la parte demandada no solicitó su ratificación (Decreto 2651 de 1991 art. 22 núm. 2), y de ellos se desprende que la báscula de Rafael V . Roa. & Hermanos, verificó en Marzo 6 de 1991 como peso Bruto del camión 51.869, Tara 14,685 y Neto 37.175, mientras que en la chatarrería “La favorita” para el mismo automotor en Enero 22 de 1991, se anotó como peso Bruto 51.880, Tara 14.600 y Neto 37.280, con lo que se determina que el peso del vehículo vacío, o sea sin mercancía, es de 14.685 ó 14.600, pequeña diferencia que debe corresponder al peso del aceite, el combustible o el agua. Luego, si el día del accidente se transportaban 37.000 Kilos y la Tara era de 14.685 Kilos, el resultado viene a ser inferior a 52.000 Kilos o 52 toneladas que por las características del tracto camión y de acuerdo con el Ministerio de Obras Públicas y Transporte a través del Instituto Nacional de Transporte y Tránsito, era permitido, o sea que no se acreditó exceso de peso o violación a las J.A.C.R. Exp.5978 10 República de Colombia Corte Suprema de Justicia disposiciones de Tránsito respecto del mismo, por lo que no prospera esta excepción. Avanzando en otro sentido, expresa el Tribunal que de conformidad con el Anexo 3 de la Póliza, las partes convinieron límites máximos en la indemnización para: a) el evento en que el remitente suministre el valor de las mercancías a más tardar al momento de la entrega, b) el caso de que no lo declare en esa oportunidad, estipulaciones que acogen lo consagrado en el artículo 1031 del C. de Co. modificado por el Decreto 1 de 1990; es así como para el primer supuesto se acordó resarcir el costo de la mercancía en el lugar de su entrega más los embalajes, impuesto, fletes y seguros, y para el evento en que faltase la manifestación de la indemnización, tal sería el 80 % del valor de la mercancía en el lugar del destino sin que se efectúe algún reconocimiento por lucro cesante, acuerdo que armoniza el precitado artículo 1031. En el presente asunto, agrega, se decretó un dictamen pericial, que debe estimarse porque reúne los requisitos del art. 241 del C. de P. C., además que las partes no lo objetaron, y en el que aparece que la mercancía tenía un valor de $69.984.000.00, cuyo 80%, porcentaje que se aplica porque no se determinó su valor al momento de la entrega, es la cantidad de $55.987.200.00. Pero como quiera que la congruencia de la sentencia consagrada en el art. 305 del C. de P.C. impide hacer condena por cantidad superior a la pretendida en la demanda y dado que la actora solicitó el J.A.C.R. Exp.5978 11 República de Colombia Corte Suprema de Justicia pago de $42.343.898.00, cantidad que es menor a la que los peritos fijaron, a dicha suma deberá concretarse la indemnización por la ocurrencia del siniestro. Refiriéndose a los intereses del 5.6% mensual pretendidos por la demandante desde el 5 de Diciembre de 1991, cuya distinción con el lucro cesante originado por la pérdida de los bienes asegurados recabó de la mano de una jurisprudencia de la Corte, dijo el fallador que en el hecho 6.8 de la demanda, se afirmó que la aseguradora objetó la reclamación sin razones legales, hecho que la demandada contestó diciendo que era parcialmente cierto, porque si bien era verdad que se había negado a cancelar la indemnización solicitada, con lo que queda acreditado la “efectuación” del reclamo y la renuencia al pago, agregó que no había pagado por las razones antes expuestas, no por mero capricho. Y al contestar el hecho 6.9 en donde la actora aseveró que el 5 de diciembre de 1991 la aseguradora negó el pago de la indemnización reclamada, la entidad demandada aceptó como veraz la negación del pago, reiterando que tenía motivos para hacerlo y que se refieren al sobrepeso que afirmó portaba el vehículo al momento de accidentarse. De lo anterior infirió el Tribunal que el reclamo se efectuó de acuerdo con el artículo 1077 del Código de Comercio, ya que ninguna objeción, excepto la relacionada con el sobrepeso, se propuso, motivo por el cual, y de conformidad con el artículo 1080 del C. de Co., la sociedad demandada debía cancelar la obligación que contrajo al J.A.C.R. Exp.5978 12 República de Colombia Corte Suprema de Justicia suscribir la Póliza de Seguro TR-A 10.367, y como en lugar de ello, el 5 de Diciembre de 1991 se negó a hacerlo, deberá cubrir los intereses moratorios vigentes en el momento en que realice el pago, equivalentes al interés corriente más un 50%, lo que constituye el límite de la usura, los cuales a la fecha de este fallo, se concretan según el art. 307 del C. P. C de la siguiente manera: el certificado de la Superintendencia Bancaria solicitado oficiosamente determina un interés bancario corriente del 44.62% anual, que más el 50% arroja un monto de 66.93% anual, o sea que desde el 5 de Diciembre de 1991 hasta la fecha de este fallo, arroja la suma de $111.946.039.92.- LA DEMANDA DE CASACION Los cuatro cargos que ella contiene, el primero por la causal segunda y los demás por la primera, serán despachados en el orden que les impuso la censura. PRIMER CARGO Fundado, como ya se dijo, en la segunda causal de casación, acúsase en él la sentencia recurrida de ser incongruente por haber producido una decisión extrapetita en relación con el alcance que el apelante le asignó al recurso de alzada que interpusiera contra la sentencia de primera instancia, violando así lo dispuesto por el artículo 305 del Código de Procedimiento Civil que dispone que la sentencia J.A.C.R. Exp.5978 13 República de Colombia Corte Suprema de Justicia debe estar en consonancia con los hechos y las pretensiones aducidas en la demanda y en las demás oportunidades del proceso. Tras reproducir las pretensiones de la demanda, asevera el recurrente que el demandante, inconforme con la decisión desestimatoria de la primera instancia, interpuso el recurso de apelación con miras a que el superior decretara la prejudicialidad pedida en la demanda o que se decretaran las pruebas solicitadas para demostrarla, definiendo así el alcance del recurso a este aspecto. Se desprende de lo anterior, que el apelante circunscribió el recurso a que se considerara la prejudicialidad que había solicitado o las pruebas que había pedido para acreditar los hechos que soportan sus pretensiones subsidiarias que son muy distintas de las principales pues éstas se fundamentan en el incumplimiento de la aseguradora del contrato de seguro de transporte, mientras que aquellas se basan en la subrogación a que accedió CIGNA SEGUROS DE COLOMBIA S.A., al pagarle a EVEREADY el valor de la mercancía perdida. En ese sentido el apelante le señaló dos caminos al ad-quem: O declarar la prejudicialidad del proceso o recoger la prueba tendiente a establecer los supuestos fácticos de las peticiones subsidiarias. La sentencia del Tribunal acogió las pretensiones principales, motivo por el cual se excedió en sus funciones al J.A.C.R. Exp.5978 14 República de Colombia Corte Suprema de Justicia decidir sobre asuntos no planteados en el recurso que resolvía, pues siendo el demandante el único apelante, debió acatar el artículo 357 del Código de Procedimiento Civil que dispone que la apelación se entiende interpuesta en lo desfavorable al apelante y por lo tanto el Superior no podrá enmendar la providencia en la parte que no fue recurrida. Habiéndose propuesto el recurso para que decretara la prejudicialidad pedida en la demanda, a ello debió contraerse el Tribunal, sin que le fuera dado decretar pruebas encaminadas a probar hechos distintos a los que fueron materia del recurso, pues la atribución del artículo 179 del Código de Procedimiento Civil, puede ejercitarla para la verificación de los hechos relacionados con las alegaciones de las partes, no, como en este caso, para pedir del Juzgado 12 Civil del Circuito las copias del proceso de CIGNA frente a EXPRESO CARTAGO. Con esta forma de proceder se viola el artículo 29 de la Constitución Nacional que tutela el debido proceso. El principio de la consonancia de la sentencia previsto en el artículo 305 del Código de Procedimiento Civil, debe observarse en todas las instancias del proceso y a sus postulados debe ajustarse no solo el juez de instancia sino, también, el superior que conoce del recurso, como no aconteció así, la sentencia impugnada contiene una decisión extrapetita. S E C O N S I D E R A: J.A.C.R. Exp.5978 15 República de Colombia Corte Suprema de Justicia 1. Como es sabido, los artículos 305 y 306 del Código de Procedimiento Civil le imponen al juez el deber de pronunciarse simétricamente sobre aquellos aspectos del litigio que constituyen los linderos delimitadores de su actividad jurisdiccional, o sea, respecto de los extremos que las partes, adecuada y oportunamente le han propuesto, o los que oficiosamente deba aprehender, factores todos estos que debe atender de manera armónica e integral, sin rebasarlos ni cercenarlos, a riesgo de incurrir en el yerro de actividad objetable en casación a través de la causal segunda del artículo 368 del Código de Procedimiento Civil. Y justamente en ese sentido debe encaminar el recurrente su actividad dialéctica, esto es, a poner de presente, mediante la confrontación de rigor, que el juzgador se pronunció sobre más, o menos, o algo distinto de lo pedido, aspectos que, cabalmente, caracterizan los fallos inconsonantes. 2. Débese anotar, por consiguiente, que la vía aquí escogida por la censura para atacar la sentencia recurrida no es la acertada, puesto que el vicio que vanamente pretende aducir ahora radica, no en un desbordamiento del marco que el juez debe respetar en acatamiento del principio de la consonancia de la sentencia previsto en el artículo 305 del Código de Procedimiento Civil, sino en un supuesto exceso en el ejercicio de las atribuciones que la ley le asigna al juzgador ad quem en cuanto tal, es decir, al ámbito de su actuación como J.A.C.R. Exp.5978 16 República de Colombia Corte Suprema de Justicia sentenciador de segundo grado, cuestión que no apareja, en sí misma considerada, transgresión a la comentada regla; por supuesto que la causal segunda de casación procede cuando el juez desborda o excede el ámbito de sus atribuciones delimitado, como se sabe, por los pedimentos de la demanda, los supuestos de hecho que la sustentan, las excepciones propuestas por el demandado o las que de oficio deba decidir el juez; empero, como es patente, la acusación de la censura no se encamina a cuestionar esos aspectos del litigio. No se hacen necesarias, subsecuentemente, otras consideraciones para desechar el cargo. SEGUNDO CARGO Fundado, como ya se dijera, en la causal primera de casación, acúsase en él la sentencia recurrida de ser violatoria, por aplicación indebida de los artículos 1077 y 1080 del Código de Comercio; y por falta de aplicación de los artículos 1044, 1048, 1049 1050, 1056 y 1061 del mismo Código por causa de los siguientes errores de hecho: a) Dar por demostrado sin estarlo, que el camión en que se transportaba la mercancía tenía capacidad para trasladar 37 toneladas de carga y que, por lo tanto, no tenía exceso de peso; b) dar por demostrado sin estarlo, que el aludido vehículo tenía la configuración C3 S3 según la clasificación contenida en la resolución 13791 de 1998 del Ministerio de J.A.C.R. Exp.5978 17 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Obras Públicas y Transporte y que, en consecuencia, podía transportar 37 toneladas; c) No tener por demostrado, estándolo, que ese camión sólo tenía capacidad para portear 30 toneladas y que, por tanto, para el día del accidente viajaba con sobrepeso. Las pruebas erróneamente apreciadas, puntualiza la censura, fueron las siguientes: a) La comunicación suscrita por el jefe de la División del Instituto Nacional de Transportes y Tránsito, regional Valle, que obra al folio 52 del cuaderno principal; b) la comunicación emanada de esa misma oficina que obra al folio 53 y que reseña la capacidad de los camiones C3 S3; c) los comprobantes de báscula de los folios 72 y 73 del mismo cuaderno. Y las pruebas dejadas de apreciar fueron: a) La certificación del Departamento Administrativo de Tránsito y Transporte del Valle del Cauca en donde consta que la capacidad del camión VJ 6475 era de 30 toneladas; b) la planilla de carga No. 0759 (folio 1 del cuaderno 1) donde aparece que el peso de la carga transportada era de 37 toneladas; c) la orden de entrega 4257 (folio 20) expedida por la demandante en la que consta el peso de la carga de 37 toneladas. Para demostrar el cargo, afirma el recurrente que la sentencia atacada, tomando en consideración los oficios del Instituto Nacional de Transporte y Tránsito, regional del Valle del Cauca y las constancias de pesaje de Rafael Roa V. y Hno., y chatarrería La Favorita, concluyó que si el camión transportaba una carga de 37.000 Kilogramos y la J.A.C.R. Exp.5978 18 República de Colombia Corte Suprema de Justicia tara era de 14.685 kilogramos, el resultado es inferior a 52 toneladas, que por las características del tracto camión era el permitido. No obstante, los aludidos oficios solo dan cuenta de lo siguiente: a) El de folio 52, que mediante la resolución 13791 de 21 de diciembre de 1988 se determinaron los límites de pesos y dimensiones de los vehículos y que su peso bruto mínimo será el que corresponda a su configuración, según lo establecido en la tabla de pesos brutos. Conviene anotar que esta certificación se equivocó o se adulteró en su contenido, pues el artículo 4 de la Resolución en comento señala, no el peso mínimo, sino el máximo peso bruto autorizado para los vehículos que circulan por las carreteras del país. b) La otra certificación del mismo Despacho da cuenta de que la capacidad autorizada para un automotor de configuración C3 S3, es de 52 toneladas como peso máximo. Pero el asunto radica en que no aparece comprobado que el vehículo transportador de la mercancía correspondía a la configuración C3 S3, con mayor razón si se tiene en cuenta que el aludido camión es modelo 1986, es decir, de fecha anterior a la Resolución 13791 vigente a partir del 21 de diciembre de 1988 y derogatoria de otras anteriores que se ocupaban del mismo tema. En efecto, tales certificaciones no se refieren al camión de placas VJ 6475, máxime si se considera que éste, como ya se dijo, era un modelo de fabricación anterior a la J.A.C.R. Exp.5978 19 República de Colombia Corte Suprema de Justicia reglamentación expedida por el ministerio del ramo, lo que genera aun mayor incertidumbre acerca de si el vehículo pertenecía a la configuración de que hablan los documentos y, peor todavía, si entre las dos certificaciones de la misma entidad, la una se refiere a una capacidad mínima y la otra a una capacidad máxima. En igual sentido y con mayor lógica puede afirmarse de los comprobantes de báscula que solo dan cuenta del peso del vehículo, pero nada dicen de su configuración. Luego, señala la censura, erró de manera manifiesta el sentenciador de segundo grado al deducir una conclusión no contenida ni expresada en las pruebas que le sirvieron de fundamento para determinar que el vehículo transportaba el peso permitido lo que lo condujo a despachar desfavorablemente la excepción de incumplimiento de las obligaciones contractuales alegada por CONDOR S.A. pasando por alto los artículos 1048 y 1049 del Código de Comercio. Por el contrario, la sentencia cuestionada hizo caso omiso de un documento concreto, preciso y claro, de naturaleza pública y por lo tanto auténtico, como lo es el que obra al folio 18 del cuaderno principal, en el cual el Jefe de la División de Registro y Procesamiento del Departamento Administrativo de Tránsito y Transporte del Valle del Cauca certifica que la capacidad de carga del vehículo VJ 6475, es de 30 toneladas. Paralelamente, advierte el recurrente, la sentencia desconoció la planilla de carga No. 0759 y la orden de J.A.C.R. Exp.5978 20 República de Colombia Corte Suprema de Justicia entrega No. 4257, en los que consta que el peso de la carga remitida en el vehículo que la transportaba era de 37 toneladas, documentos estos que llevan a concluir que EXPRESO CARTAGO LTDA., sabía que el vehículo transportador viajaba con sobrepeso, incumpliendo de esa forma la prohibición establecida en el anexo 2 de la póliza automática. En tales circunstancias, es forzoso concluir que la sentencia incurrió en los yerros manifiestos que se le imputan, lo que le impidió dar por establecida la excepción aducida por la parte demandante. S E C O N S I D E R A: 1. Si bien se impone concluir, sin rodeos, que el sentenciador ad quem supuso que el camión accidentado tenía la configuración C3 S3, sin que existiese prueba alguna que así lo indicase, equivocación que, a su vez, lo condujo a inferir que, conforme a la certificación del Instituto Nacional de Tránsito y Transporte (folio 53), expedida en consideración a la resolución 13791 de diciembre 21 de 1988, la capacidad autorizada para un vehículo de dicha configuración era de 52 toneladas, la verdad es que el censor se abstuvo de señalar la trascendencia de tal yerro, y la misma tampoco aflora de manera diáfana y concluyente en el proceso. J.A.C.R. Exp.5978 21 República de Colombia Corte Suprema de Justicia 2. En efecto, sea oportuno comenzar por recordar que, aun cuando es cierto que del cabal discernimiento del artículo 1056 del Código de Comercio puede inferirse que la cobertura de riesgos estipulados, principio en virtud del cual la aseguradora tan solo asume aquellos que específicamente se indiquen en la póliza pertinente, es la regla general en materia de seguros, no es menos cierto que tratándose del seguro de transporte prevalece el principio de la universalidad de los riesgos que consiste en que la póliza ampara todos los riesgos inherentes al transporte, salvo aquellas excepciones previstas en la ley o que convencionalmente pacten las partes, pues no otra cosa puede deducirse de lo mandado por el artículo 1120 ejusdem. 3. De otro lado, sea cual fuere la naturaleza jurídica de pólizas como la aportada a este proceso, cuestión que, por lo demás, tampoco preocupó al recurrente, lo que inhibe a la Corte para examinar el punto, lo cierto es que la misma no puede sustraerse totalmente del ámbito del seguro de transporte, habida cuenta que así lo prevé el artículo 1124 del Código de Comercio, modificado por el artículo 46 del decreto 1 de 1990, que la enmarca en ese contexto. En efecto, prescribe el aludido precepto que “podrán contratar el seguro de transporte no solo el propietario de la mercancía, sino también todos aquellos que tengan responsabilidad en su conservación, tales como el comisionista o la empresa de transporte, expresando en la póliza si el interés asegurado es J.A.C.R. Exp.5978 22 República de Colombia Corte Suprema de Justicia la mercancía o la responsabilidad por el transporte de la mercancía” (se subraya). 4. En el asunto que se somete ahora a la consideración de la Corte, asevera, en síntesis, el recurrente, que por causa de los supuestos errores de apreciación probatoria que le atribuye, el Tribunal no advirtió que el camión accidentado viajaba con sobrepeso, circunstancia que lo habría llevado a declarar probada la excepción que en el punto propuso la defensa, es decir, aquella que denominó “incumplimiento de las obligaciones contractuales por parte del tomador”, y según la cual, en el inciso segundo de la segunda cláusula del anexo dos de la póliza, se señaló que en aquellos casos en los que existiera descuido o negligencia en el transporte de la carga por parte del conductor o sus ayudantes, exceso de peso en el vehículo o la violación de normas de tránsito, la aseguradora se exoneraría de responsabilidad. Empero, puesta la Sala en la tarea de examinar el aludido anexo segundo de la póliza, con miras a determinar la trascendencia de los errores denunciados por la censura, se advierte que allí estipularon las partes lo siguiente: “La presente póliza se expide en virtud a la garantía que da el TOMADOR, de que reportara (sic.) la totalidad de las movilizaciones y que para suministrar la información de los bienes transportados, facilitara a la Compañía copia de la Carta Porte, Remesa Terrestre de J.A.C.R. Exp.5978 23 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Carga, Facturación o Guías de Transporte, lo cual debe operar con numeración consecutiva, tenga contratado o no Seguro. “Igualmente se deja constancia que la Compañía se podrá Subrogar contra el TOMADOR (Empresa Transportadora), en aquellos casos donde exista descuido o negligencia en el Transporte de la Carga por parte del CONDUCTOR y/o SUS AYUDANTES, exceso de peso del vehículo transportador o violación de las Normas de Transito vigentes. “El incumplimiento de la anterior Garantía, dará lugar a las sanciones establecidas en el Artículo 1061 del Código de Comercio”. Si bien el inciso primero de la aludida estipulación parece hacer referencia al ofrecimiento de una garantía por parte del asegurado, acorde, inclusive, con la índole de la póliza ajustada entre las partes, no puede decirse lo mismo de la disposición contractual que le sigue, la cual dista mucho de tener la misma naturaleza de aquella otra. En efecto, conforme a lo prescrito por el artículo 1061 del Código de Comercio, se entiende por garantía “... la promesa en virtud de la cual el asegurado se obliga a hacer o no determinada cosa, o a cumplir determinada exigencia, o mediante la cual afirma o niega la existencia de determinada situación de hecho. … La garantía deberá constar en la J.A.C.R. Exp.5978 24 República de Colombia Corte Suprema de Justicia póliza o en los documentos accesorios a ella. Podrá expresarse en cualquier forma que indique la intención inequívoca de otorgarla. …. La garantía, sea o no sustancial respecto del riesgo, deberá cumplirse estrictamente. En caso contrario, el contrato será anulable. Cuando la garantía se refiere a un hecho posterior a la celebración del contrato, el asegurador podrá darlo por terminado desde el momento de la infracción” (subrayas fuera del texto). Como es patente en la trasuntada disposición, la garantía debe expresarse en la póliza o en documentos accesorios a ella, “en cualquier forma que indique la intención inequívoca de otorgarla”, vale decir, que debe pactarse de tal manera que, según lo define el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, “no admita duda”, ni se preste a equívocos. Y la reseñada estipulación lejos está de poder ser considerada como la manifestación inequívoca y categórica de una garantía ya que, además de no haber sido exteriorizada en forma clara e incuestionable como una promesa, su eventual incumplimiento no desemboca ni en la anulabilidad del contrato ni en su terminación a partir de la infracción, puesto que, por el contrario, lo que allí se previó fue que la aseguradora “se podrá Subrogar contra el TOMADOR (Empresa Transportadora), en aquellos casos donde exista descuido o negligencia en el Transporte de la Carga por parte del CONDUCTOR y/o SUS AYUDANTES , exceso de peso del vehículo transportador o violación de las Normas de Transito vigentes”. J.A.C.R. Exp.5978 25 República de Colombia Corte Suprema de Justicia No puede decirse, en consecuencia, que con tan ambigua expresión el tomador del seguro hubiese asumido el compromiso estricto de hacer o no hacer determinada cosa, so pena de exponerse a la terminación del contrato, ya que mediante el citado inciso segundo del anexo, se faculta a la aseguradora para que se subrogue contra “el tomador (empresa transportadora)”, cuando exista negligencia en el transporte de la carga descuido o por parte del conductor o sus ayudantes, exceso de peso del vehículo transportador o violación de las disposiciones de tránsito, subrogación que, como es obvio, debe estar precedida del pago del siniestro, es decir, del cumplimiento de lo pactado en la póliza, lo que excluye la potestad de dar por terminado el contrato ante el futuro incumplimiento de lo allí previsto. Más exactamente, si en gracia de discusión quisiera verse en la mencionada cláusula la promesa del tomador del seguro de ajustar su obrar a una determinada conducta, el incumplimiento de la misma no aparejaría, como sucede con las garantías, la terminación del contrato, sino la subrogación de la aseguradora en contra del dicho tomador, lo que, en lugar de comportar la terminación del seguro, presupone que cumpla su obligación de pagar el siniestro. En ese orden de ideas, y dado, pues, que no puede inferirse inobjetablemente que en la aludida estipulación previeron las partes una promesa de conducta futura a cargo de la demandante, a cuyo cumplimiento J.A.C.R. Exp.5978 26 República de Colombia Corte Suprema de Justicia hubiesen supeditado la terminación del contrato, no se abre paso la censura. TERCER CARGO Apoyado, igualmente, en la causal primera de casación, se acusa en él la sentencia recurrida de violar, de manera directa y por falta de aplicación, los artículos 1061, 1082, 1083, 1096, y 1097 del Código de Comercio en armonía con los artículos 1494, 1502, 1524, y 1527 del Código Civil, y la indebida aplicación, los artículos 1077 y 1080 del Código de Comercio. Asevera el impugnante que el “artículo 1502 (sic.) del Código Civil” señala que las fuentes de las obligaciones son los contratos o convenciones, el hecho voluntario de la persona que se obliga, el hecho que ha inferido daño o injuria a una persona o la disposición de la ley, al paso que el artículo 1502 de la misma obra, prevé que, además de la capacidad y el consentimiento, los contratos deben contener un objeto y una causa, entendiéndose por ésta el móvil que induce al acto o contrato, el cual debe ser real, en los términos del artículo 1524 del Código Civil. A su vez, el artículo 1527 ibídem, define las obligaciones civiles y naturales, comprendiendo dentro de las últimas las que no han sido reconocidas en juicio por falta de pruebas. J.A.C.R. Exp.5978 27 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Por su lado, acota el recurrente, el seguro de transporte de mercancías, conforme se desprende del artículo 1083 del Código de Comercio, es un seguro de daños, motivo por el cual es un contrato de mera indemnización sin que jamás puedan constituir fuente de enriquecimiento para el asegurado. Es evidente que la sentencia al condenar a CONDOR S.A. a pagar el monto de la indemnización que el remitente de la mercancía, EVEREADY DE COLOMBIA S.A., recibió de CIGNA SEGUROS DE COLOMBIA S.A. el sentenciador dejo de aplicar los artículos citados en la medida en que no tuvo en cuenta que la sociedad demandante no ha sufrido ningún perjuicio que de lugar a la indemnización reconocida a su favor . Si, como lo pregona el artículo 1096 del Código de Comercio, añade, el asegurador que paga una indemnización se subroga por ministerio de la ley hasta concurrencia de su importe, en los derechos del asegurado contra las personas responsables del siniestro, en el caso subjudice la “relación a trabarse se da entre quien pagó la indemnización y la persona responsable y no entre la primera y el asegurado que no pagó, con ocasión de la subrogación”. En consecuencia, si de conformidad con el artículo 1527 del Código Civil las obligaciones naturales son aquellas que no dan derecho para exigir su cumplimiento, encontrándose entre ellas las que no han sido reconocidas en juicio por falta de prueba, es necesario concluir que mientras ese reconocimiento no se haya producido o no se haya J.A.C.R. Exp.5978 28 República de Colombia Corte Suprema de Justicia acreditado en el proceso correspondiente el perjuicio sufrido por el accionante, la obligación carece de causa y su reconocimiento no apunta sino a constituir una fuente de enriquecimiento. De otra parte, concluye, el artículo 1061 de la ley comercial avala la garantía entendida como la promesa en virtud de la cual el asegurado se obliga a hacer o no determinada cosa o a cumplir determinada exigencia, la cual puede constar en la póliza o en los anexos de ella. Tal garantía es oponible como excepción en el caso de que se de la subrogación, según las voces del artículo 1096 de la misma obra. Debe inferirse, entonces, que de acuerdo con los presupuestos fácticos de la sentencia, los cuales no se discuten, la sentencia dejó de aplicar, de manera indirecta las disposiciones sustanciales indicadas, aplicando indebidamente las que le sirvieron de soporte al fallo, emitiendo un fallo que, de no haber procedido así, hubiese sido totalmente contrario al que produjo la sentencia acusada. S E C O N S I D E R A: 1. Son evidentes las deficiencias técnicas del cargo, puesto que apuntalado en la causal primera y anunciado como perfilado por la vía directa, concluyó el censor su ataque afirmando que la sentencia dejó de aplicar “de manera indirecta” las disposiciones sustanciales por él indicadas, contrasentido que no puede atribuirse a una mera J.A.C.R. Exp.5978 29 República de Colombia Corte Suprema de Justicia incorrección mecanográfica. En efecto, luego de reseñar las normas que consideró quebrantadas, el impugnante aseveró que la sentencia cuestionada no tuvo en cuenta que, en su entender, la sociedad demandante no sufrió ningún perjuicio que diera lugar a la indemnización reconocida a su favor. Desde luego que, lejos de situar el problema en el ámbito estrictamente jurídico, el censor se queja de que se condenó a la aseguradora a indemnizar un perjuicio que el demandante no habría sufrido, cuestión esta que, a no dudarlo, contiene una abierta contradicción con la situación fáctica del pleito, en cuanto el Tribunal encontró debidamente demostrado el perjuicio. Por consiguiente, si para el impugnante el mismo no estaba probado o, por lo menos, no en el monto concedido, debió encaminar en este rumbo sus imputaciones, circunstancia que lo apremiaba a discurrir en el terreno de los hechos que no estaba debidamente probado el perjuicio sufrido por el actor. En ese orden de ideas, reluce la indebida formulación del cargo, toda vez que, como ya quedara dicho, el recurrente lo perfiló por la vía directa de la causal primera. Puede decirse lo propio de la vaga alusión que a las garantías hizo la censura, pues si lo que se intentaba aducir era una supuesta omisión del pacto de las partes en tal sentido, tal preterición de ese aspecto de la póliza J.A.C.R. Exp.5978 30 República de Colombia Corte Suprema de Justicia constituiría un error fáctico que debía denunciarse por vía indirecta. 2. Pero, además, no obstante la enorme complejidad de la póliza en cuestión, no planteó la censura una discusión relativa a su interpretación, a su naturaleza jurídica y alcances, motivo por el cual, aún dejando de lado la anotada deficiencia, su acusación deviene incompleta. El cargo, en consecuencia, no se abre paso. CUARTO CARGO Apuntalado en la causal primera de casación, se acusa en él la sentencia recurrida de ser violatoria, de manera indirecta y por aplicación indebida, de los artículos 1077 y 1080 del Código de Comercio, modificado este último por el artículo 83 de la Ley 45 de 1990, y los artículos 194, 197 y 200 del Código de Procedimiento Civil, y la falta de aplicación del artículo 66 del Código Civil y 176 del C. de P.C., a causa del error manifiesto de hecho en que incurrió el sentenciador en la apreciación de las pruebas que le permitieron determinar el 5 de diciembre de 1991 como la fecha de la reclamación de la indemnización, y a partir de la cual liquidó los intereses. Para demostrar el cargo asevera la censura, no sin dejar de transcribir los apartes que estimó pertinentes de la decisión recurrida, que el Tribunal, para deducir la J.A.C.R. Exp.5978 31 República de Colombia Corte Suprema de Justicia condena por intereses moratorios a partir del 5 de diciembre de 1991, se apoyó en la demanda y su contestación, las que fueron erróneamente apreciadas por aquel, pues, en la réplica al hecho 6.8 de la demanda la parte accionada se limitó a manifestar la negativa a pagar la indemnización, sustentada en las razones que dejó anotadas y que fueron planteadas como excepción de mérito, pero de ninguna manera se contiene allí una aceptación expresa y concreta de que la reclamación se haya hecho el 5 de diciembre de 1991, y menos aún que en esa fecha se hubiese acreditado, así sea extrajudicialmente, el derecho ante el asegurador, tal como lo exige el artículo 1080 del Código de Comercio, en armonía con el artículo 1077 de la misma obra. Idéntica precisión cabe hacer al respecto de la respuesta dada al hecho noveno de la demanda, al cual se opuso la encausada diciendo que: “Es cierto en cuanto a la negación del pago”, luego debe colegirse que no se aceptó la fecha que indica la demanda como la de la reclamación, sino simplemente lo relativo a la negación del pago. Por lo tanto, afirma el recurrente, si como lo dice el artículo 200 del C. de P.C. la confesión es indivisible, motivo por el cual debe aceptarse con las modificaciones, aclaraciones y explicaciones concernientes al hecho confesado, así debió asumirlo el sentenciador, sin agregados que no están contenidos en la respuesta a la demanda, puesto que una cosa es la negación del pago, que es lo que expresa la manifestación al punto en cuestión, y otra muy distinta la fecha de la reclamación, asunto no contenido en la J.A.C.R. Exp.5978 32 República de Colombia Corte Suprema de Justicia respuesta a los hechos a que se refiere la sentencia. Con mayor razón si se tiene en cuenta que la fecha de la reclamación y la negativa a reconocer la indemnización son hechos distintos, los cuales se deben apreciar por separado. En consecuencia, existió un error de hecho manifiesto en la apreciación de la demanda y su contestación, lo que da lugar a que, como violación de medio por vía indirecta, se hayan aplicado indebidamente las normas citadas que sirvieron de sustento al fallo y se hayan dejado de aplicar las que han debido tenerse en cuenta en la liquidación del interés moratorio. De otro lado, precisa el censor, el ad quem no reparó en el poder otorgado al apoderado de la demandada para actuar en el proceso, en el que se consignaron en forma precisa las facultades de que estaba revestido el mandatario entre las cuales no se incluye la autorización para confesar. Si bien es cierto que, de conformidad con el artículo 197 del Código de Procedimiento Civil, la confesión por apoderado judicial valdrá cuando para hacerla haya recibido autorización del poderdante, la cual se presume para la contestación de la demanda, también es cierto que se trata de una presunción legal que admite prueba en contrario (artículo 176 del C. de P.C. y 66 del Código Civil), para cuyo efecto nada más concluyente que el poder que se le otorgó al apoderado, en el que se precisan sus facultades y no se incluye la autorización para confesar, pues si así hubiese sido la J.A.C.R. Exp.5978 33 República de Colombia Corte Suprema de Justicia intención del poderdante, lo habría puesto de manifiesto en el escrito que lo confirió. Se infiere de lo expuesto, concluye, que la sentencia dio por demostrado, sin estarlo, que la fecha de reclamación de la indemnización fue la del 5 de diciembre de 1991 y no dio por acreditado, estándolo, que el apoderado de la parte demandada no tenía facultades o autorización para confesar. De esta manera, la sentencia incurrió en error manifiesto de hecho en la apreciación de las pruebas que le sirvieron de sustento para deducir la liquidación de la condena por el interés moratorio tomando como fecha cierta de la reclamación el 5 de diciembre de 1991, al dejar de apreciar otras que lo hubieran llevado a una conclusión diferente. S E C O N S I D E R A: 1. Resulta necesario acotar previamente a cualquier consideración relativa a las imputaciones de la censura, que en el transcurso de las instancias no se puso, abiertamente en tela de juicio, el que la demandante no hubiese presentado en forma debida su reclamación ante la aseguradora, es decir, que ésta no afirmó frontalmente que aquella hubiese dejado de presentarle reclamación alguna, o que la misma no cumpliera con las previsiones del artículo 1080 del Código de Comercio, cuestión que tampoco el cargo que se examina llega a negar explícitamente. J.A.C.R. Exp.5978 34 República de Colombia Corte Suprema de Justicia Del mismo modo, que la recriminación de la censura tiene como punto de partida la tergiversación del raciocinio del juzgador ad quem, pues no es cierto que éste hubiese inferido que la sociedad demandante presentó su reclamación el día 5 de diciembre de 1991, sino que en esa fecha la aseguradora demandada se negó a pagar la indemnización a su cargo, razón por la cual comenzó a liquidar a partir de allí los intereses moratorios de rigor, elucidación que, en todo caso, no puede tildarse de manifiestamente contraevidente. 2. En efecto, como es sabido, el yerro fáctico asume en casación un cariz particular en cuanto debe ser ostensible o manifiesto, esto es, que de la confrontación que debe realizar el impugnante entre lo que la demanda, su contestación o determinada prueba objetivamente evidencian y aquello que el sentenciador vio o se abstuvo de ver en ella, debe aflorar explícitamente el error, sin necesidad de perspicaces disquisiciones y, más aún, sin que sea posible colegir, razonablemente, inferencias distintas a la propuesta por éste. En el asunto de esta especie no es posible concluir que la apreciación de la demanda y su contestación por la cual aboga el censor sea la única posible y menos aún que la interpretación del Tribunal desborde lo racionalmente posible. J.A.C.R. Exp.5978 35 República de Colombia Corte Suprema de Justicia En efecto, dice el hecho “6.9.” de la demanda que: “El 5 de diciembre de 1991 SEGUROS “ EL CONDOR S.A.” COMPAÑÍA DE SEGUROS GENERALES” negó el pago de la Indemnización reclamada, generando con este hecho base para la acción judicial en su contra y es por esto que EXPRESO CARTAGO LIMITADA se ve obligada a instaurarle la demanda”. A su vez, la demandada al replicar éste hecho afirmó que: “ Es cierto en cuanto a la negación de pago, lo cual se efectuó por las razones antes expuestas; pero sin tener que generarse con tal hecho, acción judicial en su contra”. Como es fácilmente palpable, el citado hecho noveno de la demanda está constituido por un enunciado que contiene la situación de hecho que aduce el actor y a la cual se le atribuyó de manera inconexa e independiente el atributo de ser el motivo que originó la demanda. El supuesto de hecho no es otro que la afirmación en pretérito consistente en que el día 5 de diciembre de 1991 la aseguradora negó el pago de la indemnización reclamada, suceso del cual el demandante dedujo la consecuencia, que hizo consistir en que por ese hecho se generó la acción judicial que se vio obligada a iniciarle. Al contestar este punto de la demanda, la demandada aceptó, sin reparos de ninguna especie, el supuesto de hecho de la preposición enunciativa, y J.A.C.R. Exp.5978 36 República de Colombia Corte Suprema de Justicia simplemente negó la secuela del mismo, es decir, la necesidad de la demanda. De otro lado, si el recurrente consideraba que el Tribunal aplicó indebidamente el artículo 197 del Código de Procedimiento Civil, el yerro que en tal hipótesis le era enrostrarble debió ser el de derecho, no el de facto que, a la postre alegó. Por lo demás, no huelga puntualizar que el artículo 197 del Código de Procedimiento Civil, consagra una presunción iuris tantum en cuanto dispone que “La confesión por apoderado judicial valdrá cuando para hacerla haya recibido autorización de su poderdante, la cual se presume para la demanda y las excepciones, las correspondientes contestaciones y la audiencia de que trata el artículo 101”, es decir, que el legislador considera “provisionalmente” cierto, o sea, mientras no se demuestre lo contrario, que el poderdante faculta a su representante para que confiese en los eventos que el legislador consagra, así aquel no haya concedido expresamente la autorización. Más exactamente, cuando en un poder no se otorga la aludida facultad, la ley presume que ésta existe en las hipótesis que ella prevé, trasladándole la carga de la prueba del hecho contrario a quien niegue el presumido. En consecuencia, quien pretenda alegar que el apoderado carece de facultad para confesar en la demanda, debe probar que el poderdante estableció esa prohibición de J.A.C.R. Exp.5978 37 República de Colombia Corte Suprema de Justicia manera expresa, pues, cabalmente, la ausencia de la misma es el hecho sobre el cual se erige la presunción legal, es decir que para el legislador, ante el silencio al respecto de las partes, es un hecho cierto que el poderdante confirió la autorización, de modo que no puede decirse que la falta de estipulación expresa que conceda la facultad para confesar es la prueba de la prohibición. El cargo, en consecuencia, no prospera. DECISION Por lo anteriormente expuesto, la Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil y Agraria, administrando justicia en nombre de la república, NO CASA la sentencia del 17 de noviembre de 1995, proferida por la Sala Civil del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Cali, dentro del proceso ordinario adelantado por “EXPRESO CARTAGO LTDA” frente a “CONDOR S.A. COMPAÑÍA DE SEGUROS GENERALES”. Costas del recurso a cargo de la parte recurrente. Notifíquese CARLOS IGNACIO JARAMILLO JARAMILLO J.A.C.R. Exp.5978 38 República de Colombia Corte Suprema de Justicia MANUEL ARDILA VELASQUEZ NICOLAS BECHARA SIMANCAS JORGE ANTONIO CASTILLO RUGELES JOSE FERNANDO RAMIREZ GOMEZ JORGE SANTOS BALLESTEROS SILVIO FERNANDO TREJOS BUENO J.A.C.R. Exp.5978 39 República de Colombia Corte Suprema de Justicia J.A.C.R. Exp.5978 40