La impopularidad del liderazgo euro-estadounidense

Anuncio
La impopularidad del liderazgo euro-estadounidense
Leyde E. Rodríguez Hernández :: 28/11/2013
Een los últimos meses, François Hollande debió conformarse con un índice de aceptación de la
opinión pública que oscila entre el 15 y 20 %
El diario conservador francés 'Le Fígaro' ―el más leído en el país galo, según las acostumbradas
encuestas sobre la prensa― publicó en su edición del 13 de noviembre de 2013 que la crisis de
confianza entre los ciudadanos y sus líderes en las potencias occidentales sigue creciendo. Se
asegura que nada parece detener la caída de la popularidad del presidente François Hollande, quien
representa la gestión de poder del Partido Socialista, la antigua socialdemocracia francesa. Para
tener una idea de la crisis del liderazgo político, se expone que, en los últimos meses, François
Hollande debió conformarse con un índice de aceptación de la opinión pública que oscila entre el 15
y 20 %, una cifra bien por debajo de las obtenidas por su antecesor de derecha, Nicolás Sarkozy,
quien sobresalió en su condición de presidente más impopular de la política francesa en la V
República, aunque, paradójicamente, su partido se denomina Unión por un Movimiento Popular
(UMP). A sólo dieciocho meses después de su elección, François Hollande es desafiado por los
ciudadanos franceses. Y lo que más llama la atención, en este fenómeno, no es tanto su muy bajo
nivel de popularidad, sino la velocidad con la que ha descendido su aceptación social. Todo esto se
debe a los efectos de la crisis: elevadas cifras de desempleo, alza de los impuestos, la proliferación
de las protestas en diversos sectores productivos, como los agricultores… Con independencia de las
críticas a la política del gobierno socialista, sus opositores, en las filas de la derecha, consideran que
la propia personalidad del jefe de Estado está siendo cuestionada y afrontada. En este sentido, es
debatida su capacidad para tomar decisiones estratégicas y su propensión a demostrar capacidad de
poder e imposición, dos características muy propias de la función presidencial. Como resultado de
todo lo anterior, unos analistas apuestan a la derechización completa de la política francesa, cuando
auguran un único mandato para François Hollande, y alzan sus voces por el regreso napoleónico de
Nicolás Sarkozy; mientras que otros hacen votos por el ascenso al poder de la extrema derecha,
representada por Marine Le Pen, quien continúa ganando espacios mediáticos y políticos en una
sociedad en crisis de paradigmas. En Gran Bretaña, el primer ministro, David Cameron, va
lentamente por la pendiente con un 39% de aceptación popular, después de caer a un 31 % en marzo
de 2013. El gobierno de Cameron está marcado por el escándalo de las escuchas telefónicas y su
completo fracaso parlamentario, en el intento de aprobar la intervención militar británica en Siria, a
finales de agosto de 2013. Sin embargo, la mayoría de las encuestas diagnostican que David
Cameron parece cosechar los frutos de su austeridad draconiana, con la reanudación de un débil
crecimiento, que se espera llegue a 1,5 % en el próximo año, lo que constituye la celebración de un
jolgorio adelantado de la burguesía europea en medio de la profunda crisis económica capitalista. En
esta coyuntura europea, desde la perspectiva sistémica, muy pocos mencionan que resulta un
espejismo que la economía globalmente “crece”, pero la población progresa más que la economía y
el consumo per cápita se contrae, pero ese dato lo censuran y es como si no existiera, pues rompe el
lahaine.org :: 1
encantodelasbondadesneoliberalesquesiguenpromoviendo.
Un caso aparte en este escenario es la
principal potencia europea conducida
por la canciller alemana, Ángela
Merkel, quien está menos afectada por
el desencanto que invade a Europa, ya
que reelegida en septiembre, en el
apogeo de su popularidad, todavía se
registra, en octubre, un 67% de
opiniones positivas. Mientras Alemania,
como principal centro del capitalismo
europeo, ha fortalecido su economía,
otras potencias de la región perdieron
competitividad y los países europeos
menos desarrollados, que constituyen
su periferia, son cada vez más pobres. En este contexto, Gran Bretaña y Francia desean recuperarse
rápidamente para competir con Alemania: la locomotora europea, con un crecimiento económico del
0,5 % previsto para 2013. En un tejido social invadido por el euroescepticismo, Ángela Merkel
constituye la excepción que confirma la regla. La canciller alemana muestra a sus homólogos una
popularidad que no ha caído por debajo del 60 % durante los últimos años. Esta dirigente
conservadora de 59 años, incluso ha completado su segundo mandato al frente de la República
Federal, con un respaldo popular mayor que cuando asumió el cargo en 2005. Quienes conocen a la
Merkel opinan que ella ahora recoge los beneficios de una imagen sobria y un estilo de ejercicio del
poder que favorece la comunicación pública. Sus discursos, en medio de escándalos y riñas dentro
de su gobierno, son precisos y cada palabra tiene una clara intención. La principal fortaleza de la
Merkel es una Alemania en el rango de primera potencia europea y cuarta en la economía mundial,
pero también un crecimiento económico que ha impactado el comercio exterior, las finanzas públicas
y el empleo, superando en todos los planos a Francia, su histórico rival y ahora “buen vecino”. Del
lado allá del Atlántico, la situación es más o menos la misma. El presidente estadounidense Barack
Obama exhibe su nivel más bajo de popularidad desde su llegada al poder en 2008. Le Fígaro reseña
que sólo el 39% de los estadounidenses encuestados, a principios de noviembre, por el Instituto
Quinnipiac, aprueba su política, frente al 45% en octubre. Y esto se debe a que pudiera estar
pagando la presentación disfuncional de su reforma de salud, incluyendo el componente central que
entró en vigor el 1 de octubre. El estudio del Instituto Quinnipiac considera que las mayorías siguen
siendo pesimistas acerca de los efectos de la reforma de Obama en la salud de la población
estadounidense. Sólo el 19 % de los encuestados piensa que mejorará, frente al 43 % que opina que
empeorará, mientras el 33 % cree que nada va a cambiar. Por otra parte, el gobierno de Obama
también se enfrenta, hace varios meses, a una serie de debates y cuestionamientos sobre los
grandes programas de espionaje de la inteligencia estadounidense en su “lucha contra el
terrorismo”, algo que pudo también haber incidido en el desplome de su popularidad. La
impopularidad del liderazgo político en las potencias occidentales no es un fenómeno nuevo, se ha
visto acrecentado con la crisis económica capitalista, pero, desde antes, apreciábamos la pérdida de
identidad de los partidos políticos tradicionales, en particular del bipartidismo en cada uno de los
sistemas políticos de los Estados aquí mencionados, debido al reforzamiento del perfil electoralista,
la brecha creciente del discurso con el accionar político y gubernamental, así como el divorcio con
las bases sociales que los sustentan. Es un hecho el desmontaje del Estado de Bienestar General, un
proceso que se inicia con signos más visibles en la década de los 80’ del siglo XX, inclusive bajo
gobiernos de credenciales socialistas, ha mantenido un curso irreversible, pese la resistencia de
organizaciones y movimientos sociales que buscan nuevas alternativas políticas y económicas. El
referido proceso responde a la determinación de los grupos de poder de adaptar a la sociedad
europea, en su conjunto, al contexto impuesto por la peculiar, compleja y contradictoria
lahaine.org :: 2
internacionalización de las relaciones de producción capitalistas y, en particular, por la construcción
de la Unión Europea sobre bases neoliberales. Esas evoluciones condujeron a la afectación de los
indicadores sociales europeos. El desempleo suele presentarse como el signo más visible de la crisis
en este ámbito, no obstante también deben mencionarse otros desequilibrios y fallas de los sistemas
europeos referidos a los servicios de salud, educación y seguridad social, entre otros. Creo, hasta
aquí, haber enunciado algunas de las causas principales de la notoria impopularidad del liderazgo
político de las principales potencias occidentales, lo que requiere, obviamente, de una investigación
profunda. * Profesor en el Instituto Superior de Relaciones Internacionales “Raúl Roa García”.
Cubadebate
_______________
http://www.lahaine.org/mundo.php/la-impopularidad-del-liderazgo-euro-esta
lahaine.org :: 3
Descargar