1.3 Exploración de las posibilidades de movimiento del cuerpo Nuestra anatomía nos permite realizar tres acciones básicas: flexionar, extender y rotar o girar. Las articulaciones de nuestro cuerpo y los conjuntos de músculos que mueven los segmentos de nuestras extremidades nos permiten flexionar y extender, así como girar en bloque con todo nuestro cuerpo, o rotar. FLEXIÓN El concepto de flexión sugiere acciones como doblar, curvear, enrollar, cerrar, estrechar, retraer hacia el centro del cuerpo, contraer, plegar, volverse pequeño, encogerse, etc. Estas ideas pueden hacernos recordar diferentes imágenes, tales como un caracol que se retrae hacia su caparazón, sentarse sobre las cuclillas, una flor que se cierra, una raíz que se enreda en un tronco, una hoja de papel que se dobla o se arruga, tocar un trombón, enrollar una manguera, etc. EXTENSIÓN La extensión también puede asumir e involucrar distintas ideas de movimiento: alcanzar, alargar, estirar, abrir, separar, ampliar, ensanchar, expandir, crecer o alejarse del centro del cuerpo. Podemos pensar en distintas imágenes, por ejemplo: estirarnos para bostezar, extender el cuerpo para alcanzar algo, el crecimiento de un tallo, un gato que se arquea cuando se le eriza el pelo, las hojas de una flor que se abre frondosa, las alas de un pájaro cuando vuela, etc. La flexión y la extensión forman pareja, pues generalmente el uso de una le sigue al de la otra. Alcanzamos un objeto, pero inmediatamente lo atraemos hacia nosotros para usarlo o para verlo de cerca. Recordemos en cuántos momentos de nuestra vida cotidiana flexionamos nuestro cuerpo y lo extendemos sin percatarnos de ello; por ejemplo, en las noches dormimos “encogidos” o en posición fetal, pero por las mañanas nos despertamos y nos “estiramos”; al respirar nos “inflamos” y nos “desinflamos”, es decir, llenamos nuestros pulmones y dejamos escapar el aire. ROTAR O GIRAR La acción de rotar o girar siempre se realiza en torno a un eje (como el movimiento de rotación de la tierra). Nuestro cuerpo nos permite girar de muy distintas maneras: podemos girar una sola parte del cuerpo o más, o girar el cuerpo como una totalidad, podemos girar acostados en el piso sin desplazarnos. Podemos hacerlo sin movernos de nuestro lugar, al girar sobre los pies como un trompo, hacer vueltas completas o medias vueltas girando sobre un pie o sobre los talones, girar hacia la derecha o hacia la izquierda. Podemos encontrar otras maneras de ejecutar giros, como dar maromas en el piso o bien realizar otras formas más complicadas como los saltos mortales o las ruedas de carro, aunque estas formas implican un desplazamiento en el espacio, lo que les imprime otra característica. Gracias a estas tres acciones (flexión, extensión y rotación) podemos: Desplazarnos. Situarnos en el espacio con direcciones diversas y precisas. Cambiar el peso o punto de soporte de una parte a otra del cuerpo. Saltar. Equilibrarnos. Perder este equilibrio. DESPLAZAMIENTO El desplazamiento es el movimiento que hacemos de un lugar a otro. Nos desplazamos cuando vamos de un lugar a otro, cuando nos movemos de un punto a otro, cuando nos transportamos, cuando vamos a algún lugar en particular, cuando solamente pasamos por algún sitio sin detenernos. Avanzamos en una dirección, en un camino determinado, caminamos con diferentes direcciones: hacia delante, hacia atrás; en línea recta o curva, en círculo o en líneas diagonales; atravesamos o pasamos por dentro de ciertos lugares. DIRECCIÓN La dirección nos permite orientarnos en el mundo. Hay varias direcciones. Adelante, atrás, arriba y abajo; lado izquierdo y lado derecho; y cuatro diagonales: derecha adelante, derecha atrás, izquierda adelante e izquierda atrás. CAMBIO DE PESO (APOYO) Para tener clara la idea de soporte es preciso hablar de los cambios de apoyo, constantemente cambiamos el peso de nuestro cuerpo; si estamos acostados nos movemos de un lado al otro, si estamos parados por mucho tiempo deseamos sentarnos; podemos cargar el peso en una o varias partes del cuerpo o tener solamente un soporte: un pie, una cadera, una rodilla, o dos pies, dos rodillas, o quizá una cadera y una mano o un pie, una cadera y una mano. Es decir, podemos tener apoyos en uno, dos, tres o más puntos de nuestro cuerpo. Cuando caminamos cambiamos de soporte o transferimos el peso de una extremidad a otra, es decir, de una parte de nuestro cuerpo a otra cercana. Cuando rodamos acostados en el piso, cambiamos el peso sobre partes todavía más cercanas. SALTO Prosigamos con el salto o ausencia de soporte. En la vida cotidiana la acción de saltar conlleva la pérdida de soporte y permite una elevación, aunque ésta no se logra por mucho tiempo, pues pronto se vuelve al piso: al soporte. Recordemos algunos de los juegos en los que utilizábamos estas formas de saltar: brincar la reata, “saltar de cojito”, jugar al avión, encontrar o alcanzar algún objeto, saltar obstáculos, etcétera. EQUILIBRIO Otra acción en la que ley de la gravedad se hace patente es el equilibrio. Experimenta con diferentes puntos de soporte estables, pero que te obliguen a buscar el equilibrio. Por ejemplo, sobre los dos pies eleva los talones y apóyate sobre los metatarsos (párate de puntitas). Luego busca levantar una de las dos piernas. Siéntate en el piso y apoya los pies sobre el piso, luego levanta los pies y equilíbrate sobre tus caderas. Para la exploración es importante encontrar soportes estables que favorezcan el equilibrio. Una vez lograda la sensación de equilibrio, se puede tratar sobre un solo pie, o bien en la transferencia de una parte del cuerpo a la otra. CAÍDA A todos nos ha ocurrido alguna vez haber perdido totalmente nuestro control del equilibrio o ver a alguna persona intentando restablecerlo. Puede haber caídas ligeras, en las cuales el equilibrio se pierde momentáneamente y al final es recuperado. En las caídas ligeras logramos reaccionar a tiempo y dar un paso o detenernos con un nuevo soporte (una mano, una rodilla) que evita que caigamos por completo. Una caída total. A veces, la sensación de caída puede ser tan descontrolada que la persona quede tirada sobre el piso sin remedio.