TEMA 5 - IES Alonso Cano

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TEMA 5.
LAS AGUAS: SU PAPEL TERRITORIAL Y AMBIENTAL EN ESPAÑA.
5.1 Importancia del agua como recurso: aprovechamiento y problemas.
5.2 Las aguas de los océanos y mares españoles.
5.3 Los ríos españoles:
– Red hidrográfica: trazado, caudal, régimen fluvial y sus factores.
– Vertientes y principales cuencas fluviales peninsulares.
– Regulación de los cursos fluviales: agua embalsada.
5.4 Los espacios lagunares y humedales.
5.5 Las aguas subterráneas.
5.1. Importancia del agua como recurso: aprovechamiento y problemas.
El agua es un recurso imprescindible en muchos aspectos. La vida empezó en ella, y sin
ella no puede haber vida. Es un recurso cada vez más escaso, por lo que las reservas hídricas
deben ser bien gestionadas y aprovechadas. Además de ser imprescindible para la vida el
agua, por sus propiedades físicas y químicas, tiene otros muchos usos para las actividades
humanas: agricultura, industria, producción de energía, consumo domestico, transporte y
ocio… además de haber marcado el desarrollo de numerosas culturas a lo largo de la Historia.
- Uso y aprovechamiento aguas.
Los recursos hídricos disponibles en España son de 45.029 hm³, siendo esta cifra muy
superior a los que se consumen. En el caso español cerca del 40% de los recursos
hídricos para consumo humano procede de los acuíferos, aunque cuando se observa este
porcentaje por regiones se ven grandes contrastes, ya que la escasez de agua en la vertiente
mediterránea contrasta con el excedente de las vertientes cantábrica y atlántica. En la
región mediterránea, a pesar de la poca disponibilidad hídrica, la demanda crece sin cesar por
la concentración de una parte importante de la población, de las actividades económicas
industriales y terciarias, además de la expansión reciente del regadío. En el norte se
encuentran regiones que no llegan a consumir ni el 15.7% de sus recursos hídricos,
mientras que por el contrario, en el sur peninsular, cuencas hidrográficas como las del
Guadalquivir, la del Sur, la del Segura y la de C.I. Cataluña superan el consumo de sus
recursos hídricos. En Baleares y en Canarias la explotación se da a través de acuíferos.
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Las causas del déficit son:
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La climatología: hay zonas del país donde las lluvias son muy irregulares, y cuando
llueve lo hace de forma torrencial, en esas condiciones el agua no se puede
aprovechar totalmente. Además hay zonas donde después la sequía provoca enormes
disminuciones de los recursos almacenados en los embalses.
Aumento de la población: en las regiones mas necesitadas de España, el área
mediterránea, el aumento de población ha sido mayor y en el levante peninsular se
desborda en las épocas de verano. Este incremento supone una gran demanda de
agua en zonas secas.
La calidad de esta aguas es cada vez menor al aumentar la contaminación. En un
gran numero de ríos y embalses las aguas contienen un alto grado de nitrógeno y
fósforo debido a los vertidos urbanos e industriales, lo cual origina el desarrollo de
algas que consumen el oxigeno del agua lo que además produce una gran mortandad
de peces. También está la contaminación por nitratos debido al abono usados en la
agricultura.
En España el consumo de agua ha aumentado notablemente en los últimos decenios. La
demanda en agricultura, la industria y el abastecimiento de los núcleos de población no ha
hecho mas que aumentar, con lo que cada vez más aumenta el déficit hídrico en algunas
zonas. En concreto la agricultura consume el 68% del agua disponible, el consumo
doméstico alcanza el 13% y la industria el 18% restante.
CONSUMO DE AGUA
AGRICULTURA
C. DOMESTICO
INDUSTRIA
Este elevado consumo, junto a las evidencias del cambio climático, con la disminución
de las precipitaciones y la amenaza de desertificación de buena parte de la Península
Ibérica, preocupa a políticos y a los ecologistas que consideran que los recursos hídricos no
están bien aprovechados desperdiciándose grandes cantidades de agua debido a varias
causas:
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La mala gestión de los recursos. Cada vez se tiende mas a la descentralización de la
gestión de agua. Al no existir una política de gestión clara y centralizada, los conflictos
entre las distintas CC.AA, las Confederaciones hidrográficas y el Gobierno Central
Ministerio de Medio Ambiente, no hacen mas que crecer.
Uso de técnicas de riego anticuadas, aunque cada vez mas hay una mayor
conciencia y se están introduciendo nuevas técnicas como el riego por goteo.
Existencia de una red de canalizaciones deficiente. El alto coste de su
mantenimiento y reparación y las dificultades técnicas, favorecen el desperdicio de
agua debido a las perdidas que se producen por roturas y filtraciones
La contaminación de los acuíferos, debido al abuso de abonos y fertilizantes
químicos que se filtran contaminando los acuíferos subterráneos.
El despilfarro doméstico. Las regiones más necesitadas de recursos hídricos son
también las que tienen una mayor densidad demográfica y donde los cultivos el
regadío está mas extendido. Es el caso de Andalucía, Murcia y la Comunidad
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Valenciana, el caso de Castilla La Mancha es un claro ejemplo de utilización y
sobreexplotación de los recursos hídricos subterráneos.
- El uso y la regulación del agua.
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Agricultura. La distribución desigual de las precipitaciones hace necesario el regadío
para muchos cultivos. En España el agua dedicada al regadío (que desde la Guerra
Civil ha visto como se duplicaba el numero de hectáreas) supone el 60% del consumo
total nacional. Parte del agua para el riego procede de ríos que llevan cantidades de
aguas residuales ya usadas para usos urbanos e industriales. Estas aguas necesitan
un tratamiento para que no contamine cuando sea usada para obtener productos
agrícolas. Además el regadío es la principal potencia del sector agrario, tanto en
producción como en población activa.
Consumo humano. La mayor parte del agua consumida en España procede de los
embalses, sin embargo, en los países de la UE, la mayor parte del abastecimiento
urbano procede de aguas subterráneas. Antes del siglo XX, la población urbana se
abastecía mediante fuentes públicas, pozos privados y aljibes, a partir del siglo XX
cuando se introdujo el agua corriente en la mayor parte de hogares el consumo
aumento notablemente. Desde los años 60 el consumo de agua en el medio urbano
se ha ido incrementando, principalmente por el crecimiento demográfico y por el
desarrollo industrial. En las últimas décadas del siglo XX y en la actualidad el
fenómeno de las segundas residencias ha sido causa del aumento del consumo
de agua. En general el consumo ha aumentado de modo desequilibrado, y además ha
supuesto una gran inversión en infraestructuras para abastecer a los núcleos de
población, con lo cual el uso del agua sale mas caro. Actualmente, el abastecimiento
de las ciudades supone un consumo cuya media esta en 500 l/habitante y día.
Usos energéticos: debido al crecimiento de la población y a la industrialización,
España posee uno de los mayores parques hidroeléctricos del mundo, solamente
superado por países de grandes dimensiones o que tienen grandes excedentes de
agua, sin embargo hay ciertas zonas muy pobladas que sufren apagones debido al
excesivo consumo. En la actualidad el uso del agua para producir energía se va
haciendo cada vez mas complejo y las centrales hidráulicas se han integrado en un
sistema eléctrico general que se complementa con la energía térmica y nuclear.
Usos ambientales y de ocio: actualmente las aguas tienen un nuevo uso, que es
favorecer el paisaje o satisfacer el ocio del hombre. Se utiliza de una forma masiva y
desordenada, con lo cual se produce un gran derroche de agua. Es el caso de los
campos de deporte, las piscinas, y el mantener las zonas verdes de las ciudades.
Soluciones al problema del agua.
Para solucionar los problemas de disponibilidad y gestión de los recursos hídricos se han
realizado diversos planes hidrológicos. El mas reciente es el Plan Hidrológico Nacional (PHN)
Para su creación se han tenido en cuenta no solo los trasvases, si no también, la creación de
nuevos embalses, el uso de aguas subterráneas y la utilización de agua marina desalada.
Además su planificación, aprobación y puesta en marcha se ha visto dificultada por disputas
políticas entre las comunidades autónomas afectadas y también ha sido criticada por grupos
ecologistas
La legislación actual en materia de aguas se remonta al Plan Nacional de Obras Hidráulicas
de 1933, en el que ya se analizaba la escasez de caudales en la vertiente mediterránea para
una demanda creciente, proporción que ha ido aumentando con el transcurso del tiempo, a
pesar de la construcción de embalses y de los trasvases entre cuencas hidrográficas.
Durante el régimen franquista se desarrolló una política hidráulica de construcción de
embalses en las cabeceras de los ríos con el fin de regular el curso fluvial como aportar aguas
para la agricultura de regadío. No han solucionado el déficit hídrico mediterráneo debido a
que las precipitaciones son escasas, los consumos de agua en usos agrarios, urbanos e
industriales han crecido por encima de la capacidad de suministro, y los pantanos han
reducido su capacidad de embalse por la sedimentación de limos en su lecho.
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Actualmente hay un gran desequilibrio de recursos hídricos, las cuencas hidrográfica tienen
que dosificar el agua disponible y distribuirla de tal manera que satisfaga la demanda agraria,
industrial y urbana. Las cuencas del norte tienen abundancia de agua lo que hace posible la
producción eléctrica. Las cuencas del Guadiana y del Júcar están más equilibradas, sin
embargo las confederaciones del Guadalquivir, del Segura y de la costa mediterránea y
levantina en general padecen un déficit de agua cada vez mayor.
Desde que la Ley de Aguas de 1985 transfirió las competencias en la gestión del agua a las
Confederaciones Hidrográficas, se promovió la elaboración de diversos planes hidrológicos
de cuenca, (como el de 1993) y finalmente se impulsó la elaboración, en 2001, de un Plan
Hidrológico Nacional.
Este tenía la finalidad de corregir las desigualdades que existen entre las distintas zonas
del país. El punto más polémico de este plan era el trasvase del Ebro (zona de excedente) al
sudeste peninsular (donde el déficit hídrico es crítico).
Sin embargo su elaboración y puesta en marcha se ha visto dificultada por disputas
políticas y territoriales entre los principales partidos políticos y las CC.AA afectadas. Estas
disputas están motivadas por los trasvases de aguas previstos entre cuencas hidrográficas, su
enorme coste (cerca de 25.000 millones de Euros) y el posible impacto medioambiental. En
2005, con el cambio de gobierno se suspendió la aplicación de dicho plan aprobandose otro
con importantes modificaciones al Plan Inicial, eliminando el Trasvase del Ebro.
Existen dos tipos de infraestructuras en relación con el P.H.N.
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Los instrumentos para regular los recursos son obras hidráulicas y comprenden la
construcción de presas y trasvases. Destaca el trasvase del Ebro, muy polémico que
junto al trasvase Tajo-Segura acabaría con los problemas de escasez del Levante y
Sudeste peninsular
Creación de infraestructuras para mejorar la calidad de las aguas como son
depuradoras, desalinizadoras y potabilizadoras, aunque de forma complementaria
al trasvase del Ebro.
Para lograr un mejor aprovechamiento de los recursos se contemplaron los siguientes
aspectos:
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Aumentar los recursos disponibles mediante la construcción de nuevos embalses
y aumentar la explotación de los acuíferos.
Disminuir la demanda como resultado de una política de ahorro basada en subir las
tarifas, limpiar las obras de regadío y campañas de publicidad.
La prevención de inundaciones catastróficas mediante los trabajos en el cauce y
riberas de los ríos y la regulación de sus cabeceras
Depuración de aguas residuales urbanas e industriales.
Construcción de desaladoras en zonas costeras, aunque tienen el inconveniente de
que aumentan las emisiones de CO2 ya que ls desaladoras necesitan para funcionar
carbón o gasoil
En cuanto a los trasvases, actualmente funcionan 38 y hay varios en fase de estudio. Los
trasvases más importantes que funcionan actualmente son:
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el trasvase Turia−Jucar;
el trasvase del Ebro en Tarragona;
el trasvase Tajo−Segura, con una longitud de 266Km y dos grandes embalses;
el trasvase del Tajo;
y el del Talave en el río Segura.
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5.2. Las aguas de los océanos y mares españoles.
La Península ibérica esta bañada por el Océano Atlántico y el Mar Mediterráneo. Ambas
masas de agua poseen características diferentes. A la hora de estudiar las caracteristicas de
los mares que rodean la peninsula hay que tener en cuenta los siguientes factores:
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Temperatura. En la latitud que ocupa la península la temperatura media de la
superficie del Atlántico oscila entre 5-6 ºC reduciéndose de forma progresiva conforme
se alcanza mayor profundidad. Al alcanzar los 350 m la diferencia es inexistente. En el
caso del Mediterráneo la temperatura es mayor y la oscilación entre el verano e
invierno es de 11-12ºC
Salinidad. Expresada en tantos por mil, gramos de sal por dm 3. El índice medio del
Atlántico es de 35%o en el Mediterráneo se alcanzan valores en torno a 37%o
aumentando de su a norte y de oeste a este.
Corrientes marinas. Hay dos principales: la deriva noratlantica, ramal de la corriente
cálida del golfo procedente de la costa de México que suaviza las temperaturas en
Europa occidental y la corriente fría de las Canarias, en torno a la cual existen grandes
bancos de pesca. Enl mediterraneo es un mar cerrado, salvo por el estrecho de
Gibraltar y el Canal de Suéz, por lo que está fuera de la influencia de las grandes
corrientes marinas.
Mareas. Las mareas se deben a la acción de la luna y el sol, en el atlamtico el nivel
asciende y desciende dos veces al cada 24 horas y 50 minutos y su amplitud varia
entre 4 y 10 m. La variación es menor en el Mediterraneo (en torno a los 40 cm) lo que
favorece la acumulación de aportes fluviales en las desembocaduras formando deltas
como el del Ebro. Sin embargo tambien permite la acumulación de aportes
contaminados, afectando a actividades económicas relacionadas con la pesca y el
turismo (contaminación de playas)
5.3. Los ríos españoles:
Un río es una corriente de agua continua que fluye desde su nacimiento o cabecera
hasta su desembocadura, bien en otro río o en una masa de agua, normalmente el mar,
aunque también puede ser un lago. Este recorrido lo hace a través de una cuenca
hidrográfica o vertiente de alimentación.
Una Cuenca hidrográfica es todo el territorio drenado por un río principal sus afluentes y
subafluentes. El perímetro de una cuenca hidrográfica está marcado por el relieve que la
rodea.
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5.3.1. La red hidrográfica: trazado, caudal, régimen fluvial y sus factores.
a) Factores que condicionan los ríos.
Los principales factores condicionantes de los ríos peninsulares son:
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El clima en general, pero especialmente las precipitaciones, determinan el caudal
absoluto y el régimen de los ríos, hay que recordar que las precipitaciones en la
península son muy irregulares y que se reducen de norte a sur y de oeste a este.
El relieve: la disposición del relieve y la inclinación del terreno influyen al
determinar el curso de los ríos. Las diferencias entre los ríos de la vertiente
atlántica y los de la vertiente mediterránea se deben a que la principal divisoria de
aguas de la península (el Sistema Ibérico) está más cerca del Mediterráneo que del
Atlántico, y a la inclinación que sufrió la Meseta hacia el Atlántico. En cuanto a la
pendiente y la erosión de los ríos, estas dependen de la inclinación del terreno.
La vegetación. Dificulta la erosión, contribuye a reducir el proceso de evaporación y
obstaculiza las grandes crecidas y avenidas de agua.
La litología de la zona por donde discurre el río es muy importante para el drenaje de
base del río.
La actividad humana, mediante las obras hidráulicas es otro factor que altera los ríos.
b) Elementos de un río.
Los principales elementos de un río son:
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Caudal: es la cantidad, o volumen, de agua que pasa por una sección determinada en
un tiempo dado; los ríos peninsulares incrementan su caudal conforme se acercan
a la desembocadura, aunque esto no sucede en todos los ríos por la fuerte
antropizacion que han sufrido en el último siglo. Esto sucede principalmente en los
ríos de la vertiente mediterránea, donde hay muchos embalses para almacenar el
agua. Otro factor que influye en el caudal de los ríos son los afluentes y los
acuíferos, ya que estos ceden agua a los principales ríos de la península. Se puede
medir de dos formas distintas. Se expresa en litros o metros cúbicos por segundo (l/s o
m3/s).
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Absoluto: expresado en m3 /seg en un punto concreto de su curso.
Relativo o índice de escorrentía, que muestra la variabilidad del caudal en
todos sus tramos. Se calcula dividiendo el caudal absoluto por la superficie de
la cuenca.
Variaciones estacionales. El caudal relativo permite comparar los ríos y conocer
las variaciones estacionales que se producen en ese caudal. Están provocadas por
la variación de las precipitaciones a lo largo del año y se manifiestan en las crecidas y
los estiajes. Esas variaciones se representan gráficamente en los hidrogramas o
curvas de coeficiente de caudal. Gracias a los hidrogramas los ríos se pueden
clasificar según su régimen.
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Crecidas. También llamadas avenidas. Son los momentos de máximo caudal.
Normalmente solo se consideran crecidas cuando el caudal aumenta
rápidamente y producen efectos catastróficos. En la fachada mediterránea, su
frecuencia es máxima en otoño, y están relacionadas con el fenómeno de la
gota fría mientras que en la vertiente atlántica las mayores crecidas se dan
en la estación invernal.
Estiajes. Se llama estiaje al momento de menor caudal de un río, situación que
suele repetirse todos los años en la misma época del año, normalmente el
verano.
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Escorrentía. Es la relación que existe entre la cantidad de agua caída de las
precipitaciones y la cantidad total de agua que lleva el curso fluvial. El agua se filtra y
evapora, por lo que el río no porta toda el agua que recibe de las precipitaciones. El
índice de escorrentía es mayor en la España húmeda que en el resto.
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Arrastres. Es la materia sólida que lleva un curso de agua. Proceden de la erosión
debida a las lluvias y que van a parar al río. Conocer la cantidad de elementos sólidos
que arrastra un río es importante para prevenir su acumulación en los embalses,
evitando así que disminuya su capacidad. También hacen crecer los deltas, reducir las
marismas e incluso desplaza los cauces.
c) Regímenes fluviales.
La cantidad de agua que lleva un río fluctúa a lo largo del año. A esta fluctuación se le
llama régimen fluvial, que depende mayoritariamente de las condiciones climáticas, aunque
tabien influyen otros factores (relieve, el clima, la vegetación y la permeabilidad del sustrato
rocoso).Las precipitaciones y su forma, agua de lluvia o nieve, definen los siguientes
regímenes fluviales o hidrográficos:
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Nival, propio de zonas de alta montaña, provoca un aumento de caudal a finales de la
primavera o en el verano cuando sucede el deshielo, el descenso o estiaje en invierno
ocurre en invierno porque las aguas de las nevadas quedan retenidas en forma de
nieve. Ej: Genil.
Alimentación nival
Pluvial: El régimen de alimentación pluvial está dominado por las precipitaciones en forma
de lluvia. La estación abundante se corresponde con la más lluviosa. Se distinguen los tipos:
oceánico, mediterráneo y tropical. El régimen de alimentación pluvial oceánico tiene la
estación abundante en invierno y el estiaje en verano, traduciendo en los niveles del caudal las
variaciones anuales de las precipitaciones. El régimen de alimentación pluvial mediterráneo,
simple, presenta un máximo en invierno y un profundo estiaje en verano, que puede llegar a
secar el río. El régimen de alimentación pluvial tropical presenta, como el clima, dos
estaciones: una seca y con estiaje y otra algo mas lluviosa. Los estiajes pueden ser muy
profundos en el sur y sudeste peninsulares.
Pluvial oceánico Pluvial mediterráneo Pluvial tropical
La mayoría de los ríos peninsulares pertenecen a este régimen, el caudal depende de las
lluvias, de manera que el estiaje veraniego es frecuente, así como el incremento en
primavera y otoño, las estaciones húmedas. Esté régimen, es muy característico del área
mediterránea de la península.
Sin embargo la mayoría de los ríos poseen un carácter mixto por lo que debemos hablar de
otros dos regímenes fluviales:
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Régimen nivo-pluvial: en estos ríos predominan las nieves en el aporte hídrico, con
máximos caudales en mayo, en pleno deshielo, pero también las lluvias otoñales
aumentan el caudal en octubre.
Alimentación nivopluvial
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Régimen pluvio-nival. En estos ríos la mayor aportación de caudal proviene de las
lluvias primaverales, también cuentan con las aportaciones procedentes de la fusión
de las nieves. Ej: el Tormes, el Pisuerga.
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Alimentación pluvionival
5.3.2. Las vertientes hidrográficas.
Una vertiente hidrográfica es el conjunto de cuencas cuyas aguas vierten al mismo mar. La
disposición del relieve peninsular define la existencia de tres vertientes hidrográficas:
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la vertiente cantábrica,
la vertiente atlántica que tiene a su vez cinco cuencas: Miño, Duero, Tajo, Guadiana y
Guadalquivir;
la vertiente mediterránea, que abarca las cuencas Sur, Júcar, Segura, Ebro y
Catalana.
Las unidades de relieve que las definen son: la Cordillera Cantábrica, El Sistema Ibérico y la
Cordillera Penibética.
Las principales diferencias entre los ríos de la vertiente mediterránea y los de la vertiente
atlántica es que estos últimos son más largos que los primeros, los que vierten sus aguas al
mar Cantábrico son los mas cortos.
a) . Vertiente cantábrica.
Abarca toda la cornisa cantábrica desde la Punta de Estaca de Bares hasta la frontera con
Francia.
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Son ríos cortos debido a la cercanía que existe entre las montañas donde nacen esos
ríos y el mar.
Debido a esta poca distancia son ríos torrenciales, es decir, muy erosivos, debido a
dos causas: a la fuerte pendiente y a las constantes lluvias. Lo que favorecen la
formación de hoces profundas y estrechas que cortan los relieves.
Son caudalosos y regulares aunque tienen máximos en primavera y otoñoinvierno.
Su régimen fluvial es pluvio−nival: nival en la cabecera y pluvial en el resto de su
caudal.
Los rios en esta vertiente son muy numerosos y en su cabecera tienen pequeños
pantanos con destino a la energía eléctrica de la comarca.
Destacan los ríos Narcea, Nalón, Bidasoa, Nervión, Besaya, Saja, Sella, Navia y Eo.
b). Vertiente atlántica.
Abarca desde la Punta de Estaca de Bares, al norte, a la Punta de Tarifa, al sur, los ríos vierten
sus aguas en el océano Atlántico. Sus características son:
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Son ríos largos, debido a la inclinación de la Península hacia el Oeste, pero tienen
poca fuerza erosiva.
Son rios muy irregulares porque atraviesa zonas de escasa pluviosidad, sin embargo
el caudal aumenta con las aportaciones de los afluentes.
Sus máximos se dan en invierno y en verano su caudal disminuye sobretodo en la
meseta y llegaría al estiaje sino fuera por los pantanos, que controlan y distribuyen el
agua. Su es regimen pluvio−nival.
En el sector gallego, los cursos fluviales del Tambre y del Ulla son cortos y muy
caudalosos porque nacen en relieves de baja altura, cercanos a la costa, en un
clima oceánico muy lluvioso ambos ríos tienen un régimen más parecido al
cantábrico que al atlántico; el Miño, y su afluente el Sil, son de mayor longitud y
caudal al nacer en montañas de elevada altitud y su régimen hidrográfico es
pluvionival; todos desembocan formando rías.
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Los grandes colectores peninsulares son los ríos Tajo, Duero, Guadiana y Guadalquivir,
largos de recorrido y caudalosos porque recogen aguas de los grandes relieves meseteños.
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El río Duero drena la submeseta norte, entre el Sistema Ibérico donde nace y el
estuario de Oporto en que desemboca; recoge aguas de la Cordillera Cantábrica y del
Sistema Central a lo largo de un curso tranquilo, excepto en los arribes donde se
encaja en las rocas y forma un gran desfiladero, gracias a eso se vuelve muy erosivo y
aprovechable para las centrales eléctricas o los embalses para regadío. Tiene en la
cabecera régimen pluvio−nival y en el resto pluvial. Afluentes destacados son el
Pisuerga, el Esla y el Tormes.
El Tajo, que nace en la Sierra de Albarracín (Sistema Ibérico) y desemboca en el
estuario de Lisboa, es el más largo de los ríos peninsulares con 1.202 km de longitud,
recoge un importante caudal por el régimen pluvionival de la cabecera, transformado
en pluvial en su recorrido, y por la impermeabilidad de los suelos silíceos que atraviesa.
El régimen hídrico es pluvio−nival en la cabecera, después pasa a pluvial. Algunos de
sus afluentes son el Jarama, el Alberche, el Tiétar.
El Guadiana nace del afloramiento de aguas subterráneas en los Ojos del Guadiana,
atraviesa la llanura manchega, con zonas en las que drena más aguas del subsuelo en
las Tablas de Daimiel, En Extremadura se convierte en una vega amplia con cultivos de
regadío, y desemboca formando un estuario en Ayamonte (Huelva). Es de régimen
pluvial con un marcado tipo mediterráneo subtropical; el propio río y sus afluentes
(Záncara, Cigüela y Jabalón) tienen un caudal pobre, debido a las reducidas
precipitaciones de la zona que atraviesa, a la baja altitud de su nacimiento y la poca
pendiente de su curso.
El Guadalquivir nace en la Sierra de Cazorla y desemboca en Sanlúcar de Barrameda
(Cádiz), cruzando la Depresión del Guadalquivir. Este río posee un régimen pluvial
marcado por el clima mediterráneo. Su principal afluente es el Genil que tiene un
régimen nival en cabecera (debido a su nacimiento en Sierra Nevada, a 3.000 metros
de altura). Las marismas situadas en la desembocadura recuerdan que la cuenca del
Guadalquivir estuvo abierta al mar y se colmató con los sedimentos depositados a los
pies de Sierra Morena y los Sistemas Béticos.
Además del Guadalquivir, otros ríos recorren la depresión: el Tinto, el Odiel y el
Guadalete que sin embargo pertenecen a la cuenca del Guadiana en la vertiente
atlántica.
c). Vertiente mediterránea.
Las características de estos ríos son:
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Son ríos son cortos y poco caudalosos porque nacen en zonas de poca altura y en
montañas cercanas al litoral, en un clima de pocas lluvias.
Presentan un régimen muy irregular, con periodos de estiaje veraniego seguidos
de grandes crecidas del caudal producidas por las lluvias torrenciales y los episodios
de gota fría.
La gran aridez estival suele provocar fuertes estiajes que, incluso, pueden dejar el
cauce seco.
Son típicas las ramblas, especialmente en Almería, que son cauces fluviales secos la
mayor parte del año que, sin embargo, en época de lluvias recuperan su función y
recogen las aguas pluviales. Pej: Ramblas de Cervera y Benipila.
La excepción es el río Ebro, el único río de esta vertiente que cuenta con excedentes,
debido a su nacimiento en la cordillera cantábrica, a la aportación de sus numerosos
afluentes procedentes del Sistema Ibérico y los Pirineos.
En las cuencas hidrográficas mediterráneas se distinguen el Pirineo oriental, Ebro, Júcar o
Levante, Segura, y el Sur andaluz.
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En el Pirineo oriental los ríos como el Ter, el Besós y el Llobregat tienen un régimen
nivopluvial en cabecera y pluvial mediterráneo en el resto.
La cuenca del Ebro es la segunda más extensa de la Península, cuyos afluentes
llegan de los Pirineos, como sucede con el Gallego, el Cinca y el Segre, y del Sistema
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Ibérico con el Jalón. El Ebro nace en Fontibre (Cantabria), en plena Cordillera
Cantábrica y desemboca en Tortosa donde crea un gran delta. Es de régimen pluvial:
en la cabecera pluvio−nival y en el tramo medio pluvial mediterráneo. Su caudal es
máximo en primavera y otoño por las tormentas. Afluentes: − los Pirineos aportan
afluentes muy caudaloso, como el Aragón y el Gallego. − desde el Sistema Ibérico, el
río Jalón.
Los ríos levantinos destacan por la elevada pendiente de sus cauces y los fuertes
desniveles que deben salvar para llegar al mar, rasgos que favorecen las grandes
avenidas de agua en los momentos de lluvias torrenciales. El Mijares, el Turia, el Júcar
y su afluente Cabriel, nacen en el Sistema Ibérico con un régimen pluvionival de
máximo caudal y frecuentes crecidas en otoño y primavera.
La cuenca del río Segura, con sus afluentes, Guadalentín y Mundo, nace en las
Cordilleras Béticas, transcurre por una zona en la que la aridez y los regadíos en las
vegas murciana y oriolana reducen el caudal hasta unos escasos 5 m3/s. Recibe
aportes de agua en verano a través del trasvase Tajo-Segura.
En la cuenca meridional andaluza los ríos son en realidad casi ramblas, con fuertes
estiajes de tres o cuatro meses, y con un escaso caudal debido al régimen pluvial casi
subtropical. Destaca el río Guadalhorce.
d). La red hidrográfica: las Confederaciones hidrográficas.
A la hora de delimitar las Confederaciones Hidrográficas se tomo como referencia las
cuencas que atraviesan los ríos junto a sus afluentes, por lo que frecuentemente una misma
Confederación Hidrográfica abarca territorios de varias comunidades Autónomas.
Sus funciones son las planificar la gestión de los recursos en función de las
necesidades e intereses de los territorios que abarcan. Para ello realizan unos estudios
de sus cuencas en los que se tiene en cuenta una serie de valores. Anualmente publican un
balance mostrando la relación entre los recursos hídricos disponibles y su demanda. A
continuación planifican las posibles soluciones para satisfacer dichas necesidades
(trazado de trasvases, instalación de depuradoras y potabilizadoras de aguas, construcción de
embalses y presas… posteriormente estos planes se remiten al Ministerio de Medio
Ambiente, quien los somete a la decisión del Gobierno quien a través del Consejo Nacional
del Agua toma la decisión final acerca de que soluciones se aplican y cuales no. Actualmente
hay 16 confederaciones hidrográficas:
Las que dan al Cantábrico son:
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Norte I, II y III Navarrra, País Vasco, Cantabria, Castilla y Léon, Asturias y Galicia.
Cuencas Internas del País Vasco: País Vasco
Galicia Costa: Galicia
Al Atlántico:
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Duero: Castilla y Léon, Galicia
Tajo: Aragón, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Madrid, Extremadura.
Guadiana: Castilla-La Mancha, Andalucía, Extremadura.
Guadalquivir: Andalucía, Castilla-La Mancha, Murcia, Extremadura
Al mediterráneo (son las mas decifitarias):
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Cuenca Mediterránea Andaluza (Sur): Andalucía
Segura: Murcia, C. Valenciana, Castilla-La Mancha, Andalucía
Júcar: Cataluña, C. Valenciana, Aragón, Castilla-La Mancha, Murcia
Ebro: Castilla y León, Cantabria, País Vasco, Rioja, Navarra, Aragón, Castilla-La
Mancha, C. Valenciana, Cataluña.
Cuencas Internas de Cataluña: Cataluña
Insulares:
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Islas Baleares: Baleares
Islas Canarias : Canarias
5.3.3. Regulación de los cursos fluviales: agua embalsada.
La falta de recursos hídricos ha motivado que la intervención humana en los ríos sea cada vez
mayor. Los embalses son extensiones de agua almacenada artificialmente mediante la
construcción de obras hidráulicas como las presas. En España desde comienzos del siglo
XX se han ido aumentando el número de embalses, en función del crecimiento de la demanda
energía hidroeléctrica, por la expansión del regadío y el aumento de la población. Actualmente
hay mas de mil embalses.
Con ellos se pretende la regulación del caudal de los ríos, el riego, la producción de
energía eléctrica, el abastecimiento urbano y usos industriales. Los embalses son en
realidad superficies lacustres de gran extensión y pueden ser de iniciativa pública o privada,
diferenciándose en que los de iniciativa privada pertenecen a empresas hidroeléctricas que
los usan para generar energía y que los de iniciativa pública se usan como almacenes de
agua para consumo, hay que añadir que los embalses de iniciativa privada representan, el
50% del total de embalses en España.
5.4. Los espacios lagunales y humedales.
Un lago o medio lacustre es una masa de agua permanente o estable que alcanza o rebasa
cierta profundidad, mientras que los humedales o medio palustres constituyen láminas de
aguas de menor profundidad y fluctuantes.
Los lagos y las zonas húmedas tienen un gran interés para la ciencia y la sociedad. La
desecación de estos humedales por motivos higiénicos y sanitarios ha sido muy
persistente durante los dos últimos siglos, ya que se consideraban como zonas insalubres.
La mayor parte de los lagos españoles se localizan en la alta montaña o están conectados
a sistemas glaciares. La estabilidad espacio−temporal de las aguas lacustres está
asegurada por el régimen de los ríos que las alimentan, por las precipitaciones caídas en
la propia cuenca y por las aportaciones de acuíferos. De este modo encontramos estos
lagos principalmente en el Sistema Ibérico, en el Sistema Central, en la Cordillera
Cantábrica y en los Pirineos, donde llegan a encontrarse más de 400.
Las áreas palustres (humedales) ibéricas las encontramos principalmente en las áreas
terciarias del interior peninsular, y la franja litoral. El nivel de las áreas palustres de las
depresiones depende de las precipitaciones y de los aportes de los acuíferos. Los
humedales de las depresiones terciarias alcanzan su máxima dimensión y diversidad en La
Mancha. Las áreas palustres litorales están formadas por albuferas, estuarios y deltas
fluviales.
En el litoral se encuentran humedales de mediana o gran extensión. Las albuferas siguen unos
pasos para su formación, la progresiva dulcificación de las aguas por el aporte de ojos de
acuíferos, ramblas, ríos... y una progresiva colmatación por el aporte de sedimentos.
5.5. Las aguas subterráneas.
Son embolsamientos de agua subterránea que se forman cuando las aguas de las
precipitaciones se infiltran, encuentran un estrato impermeable y se acumulan sobre él.
Se calcula estas corrientes del subsuelo discurren a lo largo del 40 % de la superficie
peninsular, afloran en ríos y manantiales, o directamente vierten en el mar sin salir a la
superficie. Tienen aportes y pérdidas. Los aportes los reciben por la infiltración del agua
procedente de las precipitaciones y las pérdidas las tienen por las aportaciones a cabeceras de
ríos, por las fuentes naturales o por la acción antrópica.
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Desde la antigüedad se han abierto pozos para extraer agua y utilizarla en viviendas y en el
riego. En España la Ley de las Aguas de 1879 establecía que todas las aguas superficiales
son propiedad pública, mientras que las aguas subterráneas pertenecen al propietario de
las tierras, lo que favorece su sobreexplotación.
En la actualidad muchos acuíferos de La Mancha y la costa mediterránea están
sobreexplotados y agotados porque los regadíos han secado las aguas subterráneas;
también muchos acuíferos están contaminados por la infiltración de los abonos químicos
agrícolas.
En España se han contabilizado más de cien acuíferos de muy distintos tamaños, siendo
los que se encuentran en una litología silícea muy pequeños y los que se encuentran en una
litología calcárea de mayor tamaño, estos últimos son los que tienen una mayor importancia
en el caudal de los ríos.
5.6. Los glaciales.
La nieve que cae sobre algunas cumbres muy altas y orientadas al N−NE no llega a
fundirse por las bajas temperaturas y la baja insolación. En realidad el hielo glaciar es una
reserva hídrica insignificante en España.
La extensión glaciar actual es mínima comparada con el Cuaternario. Hoy día sólo quedan 13
glaciares: todos en el Pirineo Aragonés y por encima de los 2700 m de altitud. Destacamos los
del: Aneto, Maladeta y Monte Perdido.
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