Industria azucarera colonial

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Nigua se inserto en la historia, con el inicio de la industria azucarera
colonial que fue la actividad económica en torno a la cual se legitimaron
las relaciones de producción esclavistas a partir de 1515, luego del
fracaso de la factoría colombina seguido por la decadencia de las
encomiendas.
El trapiche de caballos instalado en Nigua constituyo el más moderno
establecimiento industrial de América, de su época, aunque por poco
tiempo; ya que Gonzalo de Velosa, asociado con los hermanos Cristóbal, y
Francisco Tapia construyo en la Jagua de Yaguate un ingenio hidráulico
que luego fue reubicado a orillas del río Nigua tras ser vendida la parte de
Velosa a los hermanos Tapia, Cristóbal vendió su parte a Juan Viloria,
quien a su vez vendió, quedando finalmente como único dueño Francisco
Tapia.
La instalación del primer trapiche resulto muy oportuna; con el mismo, la
situación económica, social, política y demográfica que prevalecía en el
isla encontró una vía de solución. Distintos grupos de españoles, desde la
primera década del siglo XVI, había estado saliendo de la isla, incluso
llevándose indígenas; la fuerzaza laboral comenzó a escasear, sectores
españoles encabezados por los frailes Dominicos expresaban públicamente
sus protestas por las atrocidades y abusos que estaban siendo cometidos
contra los indígenas, el oro escaseaba y las condiciones en que la corona española se vio obligada a la
designación de Diego Colon como
Gobernador y Virrey, propició que esta tomara medidas tendentes a ir
limitando sus poderes; no sólo se designó a un Tesorero Real
considerando de la mas absoluta lealtad a la monarquía y se creo la Real
Audiencia; también se despojo a Diego de la faculta de repartir a los
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indígenas siéndole esta otorgada a Rodrigo de Alburquerque. Esta era la
principal función del gobernador de la isla, ante la escasez de oro.
El éxito del trapiche de Velosa propició el inicio de un acelerado proceso
de industrialización que le imprimió una dinámica sin precedentes a la
colonia de La Española, que sólo sería superada a partir de las tres
últimas décadas del siglo XIX.
Los primeros cañaverales fueron sembrados por indígenas y en el accionar
de los primeros trapiches e ingenios la fuerza de trabajo indígena estuvo
presente de manera preponderante, sin embargo, los historiadores
dominicanos, regularmente ignoran y restan importancia de la
participación de los indígenas en la industria azucarera.
En los primeros años, la industria azucarera se desarrollo basada en el
trabajo de los nativos, pero las rudas tareas a que estos eran sometidos les
fueron diezmando.
El transito definitivo de sustitución de la fuerza de trabajo indígena en
extinción por la del negro africano en condiciones de esclavitud estuvo
determinado por la industria azucarera.
Antes de la construcción del trapiche de Velosa en Nigua, al país habían
sido introducidos por los conquistadores españoles algunos negros
africanos ladinos que en condiciones de esclavitud realizaban tareas de
servidumbre o domésticas.
Las muestras de azúcar enviadas por Velosa a España permitieron a las
autoridades visualizar la industria azucarera como la apropiada re−
orientación de su empresa colonizadora en América. Esto permitió la
importación de esclavos de origen africano para el establecimiento de
trapiches e ingenios. Estos esclavos eran denominados gelofes o
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bozales, y eran capturados en África, y traídos directamente a América
desde allí para ofrecer gratuita y forzosa mano de obra como esclavos.
El trafico masivo de esclavos constituyo un factor decisivo en el proceso de
formación de una cultura sincrética en el país ante la rápida extinción de
los indígenas a manos de los españoles.
Nigua, al ser una de las localidades que tuvo mayor incidencia de la
industria azucarera colonial, exhibe profusamente los rasgos
predominantes de la presencia africana en nuestra cultura sincrética.
La industria azucarera colonial ocupo dos periodos situados cada uno de
ellos en un siglo distinto. El primer periodo se inicio a mediados de la
segunda década del siglo XVI, empieza a declinar a partir de 1550 y su
decadencia definitiva ocurre entre 1558 y la primera década del siglo
XVII. A su vez el segundo periodo tuvo lugar a partir de mediados del siglo
XVIII concluyendo a finales del mismo.
Durante el primer periodo, Nigua jugo un papel destacado siendo el
primer territorio de la isla que sirvió de asiento al primer trapiche que
produjo azúcar con calidad y en suficiente cantidad para servir de impulso
a un modelo socioeconómico capaz de estabilizar la empresa colonizadora
durante la mayor parte de los años del siglo XVI. De esta época proceden
dos importantes ingenios: San Gregorio y Diego Caballero.
El ingenio San Gregorio
El Ingenio San Gregorio estaba en el margen oriental del río Nigua a unos
dos kilómetros de distancia de su desembocadura en el Mar Caribe,
formaba parte de un complejo que incluía una ermita, o capilla reveladora
del papel de la Iglesia Católica en el proceso de transculturación de los
negros de origen africano y un cementerio que orienta sobre las frecuentes
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muertes de estos, a causa de la terrible explotación a que eran sometidos.
En torno al ingenio San Gregorio se formo un caserío que evoluciono
progresivamente constituyendo los cimientos del caso urbano del distrito
municipal San Gregorio de Nigua y el primero de los núcleos de población
que se diseminaron en diferentes entornos de la actual provincia de San
Cristóbal y otras localidades del país como consecuencias de la industria
azucarera colonial
Los restos del ingenio están en ruinas y no han sido sometidos a ningún
tipo de restauración. El cementerio esta en pleno uso; la capilla fue
sometida a un proceso de restauración durante el ultimo periodo del
gobierno de los doce años de Balaguer, por eso es la estructura mejor
conservada, y se mantiene en condiciones similares a la de otros templos
religiosos construidos mas recientemente.
Esta ermita aun esta vigente como el asiento del centro religioso católico
más importante del distrito municipal. La condición de parroquia le fue
reconocida en virtud de aquella que durante la época colonial existió en el
Partido de los Ingenios de Nigua, con asientos en la hacienda San
Cristóbal.
El ingenio Diego Caballero
El ingenio Diego Caballero era propiedad de quien fuera regidor y luego
secretario de la audiencia de Santo Domingo, Diego Caballero de la Rosa.
Existía hacia el año 1538, pero debió ser construido antes, ya que el 13 de
Dic. de 1521 su propietario recibió un préstamo de 400 pesos en oro junto
a otras personas que pretendían construir ingenios.
Fue edificado al oeste del río Nigua en las inmediaciones de su
desembocadura a menos de dos kilómetros de este. Fue el más importante
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de los que existieron en Nigua y uno de los más importantes y modernos de
su época. Era un ingenio hidráulico entorno a la cual se estableció una
población de españoles, negros e indios que habitaban mas de 60 casas de
piedra y paja.
La parte que se ha rescatado del ingenio presenta las distintas
dependencias que disponía este tipo de establecimiento industrial y sugiere
lo costoso que resultaba instalar una empresa de esta naturaleza; así como
también la explotación rigurosa de los esclavos durante su construcción y
operación. Estos malos tratos propiciaban rebeliones o cimarronadas por
parte de los esclavos.
La industria azucarera colonial decayó a finales del siglo XVI por la
concurrencia de distintos factores. La lucha de clases era intensa en torno
a la industria azucarera, tomando a veces forma de enfrentamientos
sangrientos que hizo que la inseguridad se adueñara de los ingenios. Los
esclavos rebelados se hacían participes de los mismos para aumentar sus
fuerzas y servirse de las provisiones que les eran necesarias.
La competencia desigual entre los azucares que producía la colonia y los
procesados en Europa que se obtenían a menor precio y el contrabando
con los holandeses, portugueses, ingleses y franceses afectaron
significativamente la industria azucarera colonial. En todo estoy hay que
tomar en cuenta el monopolio comercial que mantenía España con sus
colonias porque limitaba las posibilidades de obtener mejores mercados
para su producción.
A principios del siglo XVII algunas actividades económicas subalternas a
la industria azucarera cobraron vigencia propia.
Los hatos estaban ubicados en la actual sección Boca de Nigua, siendo sus
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propietarios Marcos Garante y Don Lorenzo de apellido desconocido,
pero es probablemente Lorenzo Solano, quien aparece como propietario en
el censo de 1606, y pudiese ser que ese ingenio fuese el Diego Caballero,
que por tener escasa o ninguna actividad y una gran extensión se
consideraba un hato.
Las estancias eran tres dedicadas al cultivo de frutos menores y se
localizaban en el espacio que en la actualidad corresponde al casco
urbano del distrito municipal San Gregorio de Nigua.
El siglo XVII fue considerado un periodo de generalización de la pobreza
en la colonia. La decadencia definitiva de la industria azucarera, las
despoblaciones de Ozorio, la presencia de epidemias, fenómenos naturales
de gran espectro, el monopolio comercial agravado, los corsarios y
piratas, el inicio de la perdida de la parte occidental de la isla, que fue
quedando en manos de Francia, las migraciones de las personas con
mayor posibilidad económica en su mayoría, el incremento de los
mestizos, y la imposición del situado fueron las características de este
siglo.
Nigua fue uno de los lugares en donde más se incremento la proporción negra del mestizaje llegando a
destacarse actualmente como centro de desarrollo y promoción de expresiones culturales con un alto
contenido de rasgos de origen africano. En el siglo anterior el dueño del mas importante ingenio de Nigua, y
uno de los mas importantes de la isla, Diego Caballero, se jactaba de tener en su hacienda todos los negros
que quería, lo que se traducía a una muy alta porción de esclavos africanos por blanco.
Las ermitas o capillas que se erigieron en torno a los ingenios mas importantes eran centros importantes de
transculturación, favorecían que los negros asumieran patrones culturales españoles. Durante los primeros
tiempos de la colonización Nigua contó con dos ermitas situadas en el ingenio San Gregorio y en el ingenio
Diego Caballero respectivamente. De estas ha sobrevivido la ermita San Gregorio.
Para el año 1672, ya estaba nombrado con el titulo de cura de la ribera de Nigua, el sacerdote de esta zona,
cuya responsabilidad recayó en ese entonces, en el padre Juan del Castillo. Hacia el año 1685, mediante el
sínodo que auspicio el arzobispo de Santo Domingo, Fray Domingo Fernández y Navarrete, y se eleva a
Parroquia del Partido de los Ingenios de Nigua.
Nigua retoma su trascendencia en el contexto histórico en el segundo y ultimo periodo de la industria
colonial azucarera en la segunda mitad del siglo XVIII. Desde principios del siglo, la colonia de Santo
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Domingo empezó a ser afectada por acontecimientos que se daban en Europa. La parte oriental de la isla que
estaba en poder de España empezó a ser favorecida por el contrabando que realizaba con la colonia
francesa. Luego, a partir de 1739 se paso a autorizar los vínculos comerciales entre ambas colonias debido a
que Francia y España participaban aliadas en la guerra de Italia o de asiento enfrentando a Inglaterra.
España autorizo el corzo, sobretodo frente a Inglaterra y permitió el intercambio comercial con naciones
neutrales que no participaban en la guerra de asiento: Holanda y Dinamarca. En 1751 permitió la apertura
del puerto libre de Monte Cristo. Uno de los resultados más importantes fue el renacimiento de la industria
azucarera.
La propiedad del Ingenios de Boca de Nigua le es dada al marques de Irlanda. Este era el ingenio mas
importante de la colonia y tenia a su disposición 200 esclavos. Este ingenio ha sido el que ha llegado hasta
nuestros días en mejor estado, ya que fue restaurado en el periodo de los doce años de Balaguer. Constituye
la obra mas importante realizada en Nigua durante el siglo XVIII y una de las mas importantes de la colonia.
Es, el unico ingenio de la época colonial cuyo dueño fue un miembro de la alta nobleza española con asiento
en la metrópoli.
Luego, la Revolución Francesa produjo en la colonia de Saint Domingue uno de los procesos revolucionarios
más complejos de la historia, entro cuyas consecuencias podemos contar la abolición definitiva de la
esclavitud, y la proyección de un líder negro: Toussaint Louverture.
Los esclavos del ingenio Boca de Nigua, previo al levantamiento, habían establecido contactos con algunos
esclavos de haciendas vecinas e incluso con excombatientes del proceso revolucionario que se libraban en la
colonia francesa de Saint Domingue.
Los lideres del movimiento fueron Francisco Sopo, Antonio Carretero, Pedro Viejo (mejor conocido como
Papa Pier), Tomas Aguirre (Tomas Congo) y Ana Maria, esposa de Antonio Carretero.
El ingenio de San Gregorio no estuvo al margen de la rebelión, primero los esclavos fueron a éste, tratando
de obtener respaldo de sus congéneres, y en su ocasión lo españoles se apostaron en el para vigilar en
ingenio Boca de Nigua y preparar los ataques a los insurrectos. La rebelión inicio en 30 de octubre de 1796
involucro a la generalidad de los esclavos.
Esta rebelión constituye la mas importante reacción de oposición al colonialismo que se produjo en Santo
Domingo, aun cuando fue derrotada.
Durante el siglo XIX Nigua pierde trascendencia histórica y cae en un anonimato rural que prevalece hasta
la primera intervención militar norteamericana, de 1916 hasta 1924.
La abolición de la esclavitud decretada por Toussaint en 1801 favoreció a los esclavos que debieron quedar
en la zona de Nigua, los cuales ante la invasión de Leclerc que vino a la isla a asumir el control de ambas
partes para reimplantar la esclavitud ofrecieron resistencia a las fuerzas francesas, aunque cayeron
vencidos.
La abolición definitiva de la esclavitud provocada por el gobierno de Boyer incremento la población de San
Gregorio ya que muchos esclavos dejaron las labores del campo para entregarse a diferentes funciones
dentro del poblado.
La intervención de los moradores de Nigua, de origen Africano, en la guerra de restauración estaría
vinculada al rechazo a la probable reimplantación de la esclavitud a que aspiraba España, en el caso de que
sus fuerzas se impusieran.
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En 1891 se produjo un hecho que ha creado confusión en el estudio de la historia de San Cristóbal. Una
comunidad de San Francisco de Macorís de nombre Nigua, solicito al congreso nacional su elevación al
puesto cantonal, categoría equivalente a lo que hoy podemos llamar distrito municipal.
Nigua es en la actualidad el municipio de Castillo en la provincia de San Francisco de Macorís y cuenta,
entre sus paraje a Nigua Arriba, Nigua Abajo y Nigua al Medio.
Aunque Nigua inicio el siglo XX sometida a la mas absoluta ruralidad, progresivamente fue incorporando
elementos que la colocaron en un sitial privilegiado por los hechos políticos que se desarrollaron en su
territorio.
En vísperas de la intervención militar norteamericana que se inicio a mediados del año 1916 el presidente de
la republica, Juan Isidro Jiménez abandono su despacho alegadamente por problemas de salud, en un
momento de crisis política y se traslado a Cambelem que es uno de los barrios del actual distrito municipal
San Gregorio de Nigua. Desde allí, tomo importante medidas para tratar de afianzarse en el poder ante la
amenaza de un golpe de estado a manos de Desiderio Arias También era asediado por el gobierno de los
Estado Unidos que presionaban para que el presidente asumiera posiciones entreguistas que le permitieran
el acceso al país a la poderosa potencia. Jiménez estuvo en Cambelem unos 20 días.
El embrión urbano de Nigua se ensancha durante la intervención militar norteamericana con la construcción
de la cárcel de Nigua. Durante el gobierno de Vazquez se agregaron a la cárcel el cuartel de la guardia de
Nigua y un nuevo cementerio al futuro casco urbano de Nigua.
La cárcel de Nigua fue destinada a presos comunes, y luego, presos políticos recibían en ella severos castigos
en su integridad física y mental. Contaba de cinco pabellones dispuestos en semicírculos presididos por un
local en forma circular destinada a las oficinas y celdas oscuras o solitarias y ubicado en el centro.
En los primeros años de la dictadura de Trujillo, Nigua pasó a ser receptáculo de numerosos presos
destinados a morir, o más bien a ser muertos por el régimen. Los martirios eran atroces.
Alguno de los presos de mas relevancia que pasaron por las instalaciones de Nigua fueron: Juan Bosh, Don
Cesar Herrera, Juan Isidro Jiménez Grullón, Francisco Augusto Lora, Ramón Villa Piola y Daniel Ariza,
Amadeo Barletta.
Trujillo tuvo una vasta hacienda denominada con el nombre de su segunda esposa, Maria, que empezaba en
Nigua y ocupaba toda la parte sur de Boca de Nigua, La Canela, Hato Viejo, Los Amaceyes, el Cruce de
Najayo, en la cual tenia cientos de reses. Ese fue el escenario de uno de los actos criminales más horrendos
de la historia de la Republica Dominicana. Este fue el escenario elegido por Ramfis para culminar con
sangre de héroes los crímenes de los Trujillo, en nuestro país.
Sorpresivamente, desde la cárcel de la Victoria en donde se encontraban, Pedro Livio Cedeño, Modesto Díaz,
Roberto Pastoriza, Salvador Estrella Sadhalá, Huascar Tejeda y Luis Manuel Cáceres, (tunty), fueron
montados en una furgoneta y llevados a la Hacienda Maria, y justamente en la casa blanca, junto a los
cocoteros próximos a la piscina cayeron los héroes que dieron fin a la era de Trujillo.
Nigua, una vez mas se convierte en destino de importancia para la historia al haber albergado a destacados
representantes del movimiento militar constitucionalista Enriquillo para definir la fecha y los preparativos de
la lucha por el retorno de la malograda constitucionalidad, el 25 de septiembre de 1963, sin elecciones.
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