Independencia de Latinoamérica

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Política borbona no fue causa de la Independencia
Asignatura: Historia
La política ilustrada de los borbones no fue la causa del proceso de Independencia de las naciones americanas,
gestado durante el siglo XVIII, en el período llamado de maduración colonial.
Esta tesis puede ser respaldada por variados argumentos, los cuales podemos agrupar en: la correcta política
borbona, las causas internas sociales de la Independencia y las causas externas de este mismo proceso.
En cuanto a las medidas aplicadas por la dinastía borbona española en sus colonias, debemos explicar que
buscaban darle una cierta autonomía condicionada a América, diferenciación en las leyes a favor de los
criollos por sobre los peninsulares, con la intención de apaciguar a aquel grupo social poderoso, impidiendo
así una rebelión, como la que caracteriza al proceso de Independencia. Por lo tanto, la decisión de
emanciparse no se debe a la política de los borbones, sino a un inconformismo criollo frente a ideas destinadas
a satisfacer fundamentalmente a esta clase dominante.
Los proyectos españoles para evitar afanes liberales abarcan diferentes áreas. Referente a la economía,
pretendían calmar las inquietudes del área de exportación e importación: finalizaron el monopolio comercial
de Cádiz en 1778, dictando el Reglamento de Libre Comercio en toda Hispanoamérica, y permitiendo de esta
manera el intercambio de productos entre puertos de nuestro continente. Mirándolo con otra visión, sin
embargo, podemos afirmar que también se deseaba imposibilitar la autosuficiencia de las colonias,
impidiendo su contacto con naciones europeas y Estados Unidos.
Sin embargo, todos los impulsos económicos que aplicó España (que incluyen las áreas agrícola, ganadera y
manufacturera, el apoyo a las empresas y la baja de las tarifas) se vieron notablemente menguados debido a la
transgresión de los colonos hacia las normas, el contrabando y la falta de productividad.
Dentro del respaldo a la política de los borbones, corresponde destacar cómo quisieron centralizar la
administración, robusteciendo así el poder de los reyes, y, reafirmando, por consecuencia, el colonialismo.
Estas medidas abarcan la creación de nuevos virreinatos (por ejemplo, el de Nueva Granada en 1739, y el de
Río de la Plata en 1776) e intendencias (como las de Santiago y Concepción en nuestro país), así como
también la fundación de ciudades, villas e incluso Universidades, como la Real Universidad de San Felipe en
Chile, obras públicas (por ejemplo, la Casa de Moneda, el Puente de Cal y Canto, el camino entre Santiago y
Valparaíso), e instituciones para mejorar las condiciones de vida, como lo fue el Tribunal del Consulado.
Incluso fue tal la flexibilidad y eficiencia que se creó la Capitanía General de Venezuela, por supuesto con el
fin de mantener controlados pero conformes a los criollos liberales, porque la política monárquica hispánica se
basaba en la negociación. A partir de la misma idea se dio mayor influencia en la postulación a cargos
públicos a personas ilustradas y capaces que a aristocráticos, marcando un positivo cambio radical.
Cabe mencionar el ansia de integrar los pueblos americanos al Estado español, creando una bandera y un
himno común para estos dos mundos. Los reyes borbones Carlos III y Felipe V se encargaron de priorizar la
unificación del Estado íbero, de la mano de nuestras tierras. Podemos agregar que, tal fue la preocupación por
los latinoamericanos, que se acentuó además el cuidado de la salud dentro de los territorios dominados.
Como último punto relativo a las medidas borbonas, encontramos sus proyectos relacionados con la educación
y culturización: abrieron institutos de enseñanza, academias y sociedades científicas, destacando la física, la
naturaleza, la razón y las capacitaciones técnicas. El mismo rey Carlos III privilegió la divulgación de las
artes, mientras que se propagó un ideal de sabiduría por las colonias de España, siempre con el deseo de
progresar. Inclusive las escuelas creadas eran en su mayoría públicas, y una gran propuesta fue la de hacer
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pública la importancia de la educación femenina: en México y Lima fueron instruidas mujeres indígenas y
pobres.
Hemos nombrado la importancia de las causas sociales de la Independencia, debido a las afirmaciones de
estudiosos del tema, que se refieren a la emancipación de las colonias como un proceso derivado de una lucha
interna de grupos sociales.
La sociedad colonial presentaba grandes desigualdades, las cuales no se debían a la dinastía borbona, ya que
provenían del inicio de la Conquista, mientras que los borbones llegaron al poder sólo en el 1700.
Estas diferencias socioeconómicas implicaban un enorme descontento de los grupos más bajos, los cuales
consignaban a negros, indígenas (quienes recibían un amparo legal), y los mestizos, equivalentes a la clase
media baja actual, que eran mayoritariamente de bajos recursos y despreciados por los criollos, que
representaban la aristocracia, eran dueños de la tierra y dominaban la producción. A través de la historia estos
últimos han sido calificados como la élite blanca colonial, por lo que claramente un conflicto habría de
desencadenarse. Varias veces se ha afirmado un menosprecio español hacia los criollos, sin embargo, ante la
ley eran considerados iguales. En cambio, lo que sí se manifestaba claramente era un roce o injusticia entre
criollos y sus inferiores: mientras que los criollos obtenían grandes ganancias sin trabajar, o bien ocupaban
ciertos medianos y pequeños cargos públicos, los mestizos eran artesanos, comerciantes, labradores,
mayordomos de hacienda o militares de bajo rango, a pesar de todos sus esfuerzos por surgir. Los indígenas
también se veían menoscabados: eran solamente peones en hacienda, mineros o trabajadores agrícolas,
mientras que los negros, quienes eran esclavos, se dedicaban al servicio doméstico en grandes casas criollas.
Absurdamente, la gran mayoría de la población era mestiza, por lo que el dominio económico y social de los
criollos estaba destinado a desencadenar una guerra.
Finalmente se produjo tal tensión durante el período de maduración colonial que el pueblo buscó un desahogo
violento, y, en vez de enfocar la rebelión hacia los criollos, la centró erróneamente en los hispanos,
produciéndose así el proceso de Independencia.
Es posible citar en este caso al libertador Simón Bolívar, en un discurso al congreso colombiano: la
independencia es el único bien que hemos adquirido, a costa de los demás. Cuando este importante personaje
dice a costa de los demás, se evidencia como, a partir de una lucha de grupos sociales, un estrato resulta
favorecido por la emancipación y otro resulta perdedor. En la guerra independista se pueden apreciar enormes
bajas mestizas, junto con el anonimato de estas gentes de menor prestigio, mientras que la aristocracia recibió
grandes honores sin una participación tan activa.
Pero en este período se presentaron grandes influencias externas: la Revolución Francesa, acompañada de la
invasión napoleónica a España, la Declaración de la Independencia de los Estados Unidos, las manifestaciones
culturales jesuitas y la revuelta interna en España contra la Corona a principios del siglo XIX.
En cuanto a la Revolución Francesa, podemos afirmar que trajo consigo ansias patrióticas, representando un
modelo a seguir. Todas las ideas de la Ilustración, especialmente los pensamientos de Rosseau, Montesquieu,
Voltaire, Bayle y Rainal, llegaron a las colonias, ya sea por medio del contrabando con franceses e ingleses,
burlando la estricta censura española hacia cualquier inestabilidad o principio que atentara contra el Estado
colonial, los escritos y discursos (específicamente la Enciclopedia de Diderot, que permitió el estudio de estas
filosofías por la burguesía criolla y parte de la Iglesia de las colonias), y frecuente acción de los personajes
revolucionarios latinos en las rebeliones europeas, recibiendo recursos económicos y respaldo para proyectos
independistas.
Por su parte, la invasión de Napoleón al Reino Español provocó un gran quiebre entre América y España,
dañando las relaciones entre nuestro continente y la Patria Madre: lo que se produjo ha sido definido por
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varios historiadores como crisis institucional y un vacío en el poder, que favoreció los encuentros y acuerdos
de autonomía.
En la historia española, podemos apreciar otra rebelión dentro de esta nación, que acabó por cortar los lazos
entre las colonias y el Estado dominante: el movimiento liberal de 1820, junto con el levantamiento de Riego,
que impide a los borbones actuar frente a los conflictos que ocurrían en América, especialmente en México y
Perú, cuyos grupos dominantes deciden evitar este liberalismo que desestabilizaba en ese momento a España
independizándose. Remontándonos más en el pasado, recordamos además la Guerra de las Comunidades de
Castilla en el siglo XVI, que produjo una pérdida de poder para los monarcas, hecho que pudo haber marcado
para siempre.
En un ámbito cultural−religioso, notamos la gran influencia en los pueblos que poseían los jesuitas, legando
mediante su literatura ideales nacionalistas, criticando a través de escritos, enseñanzas universitarias, la
masonería, las sociedades comerciales y academias literarias el actuar ibérico, llegando a determinar, junto
con el ingreso de nuevas corrientes artísticas como el neoclasicismo, el carisma de varios líderes de la
Independencia y una tendencia entre los criollos a alejarse de los españoles.
Al mismo tiempo, miembros de la Compañía de Jesús batallaron en la Emancipación y difundieron teorías
rebeldes que manifestaban que el pueblo no requería al rey. Claros ejemplos de esta situación fueron los
sacerdotes Miguel Hidalgo y José María Morelos, quienes colaboraron estrechamente con los independistas en
México.
Para finalizar, mencionamos la influencia norteamericana: Latinoamérica tuvo una imagen de Estados Unidos
como un ejemplo de república y libertad a seguir, lo cual se demuestra en como la Declaración de
Independencia y la Constitución estadounidense inspiraron la Constitución venezolana. No sólo fue esta la
repercusión desde Norteamérica: además, junto a Inglaterra, apoyaron directamente la revolución, en busca de
poder sobre el comercio de Centro y Sudamérica, reuniéndose los principales políticos extranjeros con
fundamentales figuras en las revueltas. Inclusive Cuba y Puerto Rico obtuvieron su independencia gracias a
Estados Unidos, en 1898. Cabe decir que varios textos derivaron a una inquietud rebelde: The Bill of Rights
de 1688, la Declaración de Virginia de 1776 y la Declaración de los Derechos del Hombre (Inglaterra) y del
Ciudadano (Francia) en 1789.
Como conclusión podemos afirmar que la Independencia de las naciones americanas se debió a una
combinación de factores externos de nivel internacional y la desigualdad social colonial, pero no a la política
borbona, que buscó reforzar la monarquía.
Bibliografía:
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